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viernes, 10 de julio de 2015

¿Para qué sirven las elecciones en Grecia?

Para este viaje no hacían falta alforjas. Tras tantos juegos de palabras con "dracma" y "drama", tras tanta sangre derramada en los significados de la tragedia, tras tanta alharaca con la llegada de los jinetes del Apocalipsis, tras tantas tertulias de indocumentados —si creéis que la de La noche en 24 horas es mala, esperad a escuchar la de 24 horas en RNE—, tras tanta extraordinaria demostración o expresión con que por ligero motivo se manifiesta la vehemencia de algún afecto, como de ira, queja, admiración o alegría en el asunto de la crisis griega; al final volvemos a la casilla de salida.

Griegos trabajando.
No exactamente a la casilla de salida, ya que por el camino hubo un impago al FMI y ahora los acreedores tienen que ser más exigentes con Grecia. Por no mencionar que el espectáculo de insultos que han recibido los países de la UE por parte de los tarados del gobierno griego tampoco ayuda a que las nuevas reformas sean apoyadas en el resto de países.

"Gobierno griego". Puede que este sea un sintagma demasiado aventurado. Grecia no conoce gobierno desde la época de los Paleólogos. Hablamos de un país del que uno de sus ex-ministros de Hacienda decía que si cerraban los ferrocarriles y le pagaban un taxi a todos los pasajeros el estado ahorraría dinero. Un país que en 1980 con 10 millones de habitantes tenía medio millón de funcionarios y que veinte años después con 11 millones de habitantes llegó al millón de funcionarios.

Un país que básicamente buscó la paz social tras la dictadura por el método andaluz del enchufe y de la instrumentalización político-mafiosa de sus débiles instituciones. Un país en el que orgullosamente circula una explicación histórica al hecho de que esté mal visto pagar impuestos: aluden a la resistencia silenciosa en la época de ocupación otomana. Un motivo de orgullo patrótico griego es no pagar impuestos.

Atenas, 1967.
Es que en ese país que tiene bula progre para matar ballenas y extraer petróleo que es Noruega lo que constituye un orgullo patriótico es pagar impuestos.

En Grecia dicen que trabajan 4 millones de personas, de los que un millón lo hace en el sector público, dos millones en el sector privado y otro millón son autónomos. Aunque escuchemos a políticos indocumentados decir que los autónomos son hérores randianos que crean riqueza, si vamos al contexto fiscal parece que tener una gran proporción de autónomos no es lo mejor a la hora de recaudar iimpuestos (parece que hay alguna evidencia al respecto). En "La deuda odiosa de Grecia" Jason Manolopoulos (jaja) esgrime que tampoco se puede afirmar que dos millones de personas sostengan a Grecia ya que de esos dos millones sólo unos 300.000 ganan lo suficiente y son lo bastante honrados como para efectivamente pagar sus impuestos.

Para los de letras: estoy diciendo que esto es como si la población de Vigo sostuviera al estado portugués.

Si en tu país usáis una palabra concreta y no genérica para hablar de sobornos, sabes que tu país está perdido. Es el caso de la mordida mexicana y del fakelaki griego (literalmente "sobrecito"). Sobornos que se emplean en comprar licencias públicas, hacer que los funcionarios hagan la vista gorda y lograr por ejemplo que en un hospital público atiendan a tu abuelo de 90 años veterano de guerra aquejado de cáncer terminal.

Sobornos y corrupción son cosas distintas al fraude fiscal y a la economía sumergida, pero aún así se puede calcular el coste que supone y en el caso griego estamos hablando del 1,75% del PIB. No sé, imaginaos que Andalucía fuera un país. Buf.

La Grecia de Venizelos (y del Tratado de Sèvres).
Con este panorama lo cierto es que tanto a mí como a las instituciones europeas nos debe dar bastante igual el punto porcentual donde el "gobierno griego" sitúe sus impuestos. Da igual poner impuestos altos o bajos, nadie los va a pagar. Es decir, si hablamos de reformas no podemos quedarnos en la tabla de Excel, hay que ir a cosas más complicadas —que no imposibles— de cambiar como lo que tiene que ver con la moral o costumbre de la res publica.

Sería un gran fracaso colectivo que Grecia dentro de veinte años continuara siendo una especie de paraestado cuya vida pública se pareciera bastante a las zonas italianas controladas por la mafia durante la Segunda Guerra Mundial (una suerte de extraños aliados sobre los que hacer la vista gorda mientras te permitan desembarcar tropas en un conflicto con una tercera potencia).

Si vamos a lo efímero y cortoplacista del asunto que tenemos entre manos podemos observar que la propuesta griega de reformas para pedir dinero es prácticamente igual que las reformas que propuso la Comisión Europea antes del circo que montaron con el referendum:
  • IVA general al 23% (incluyendo la restauración que ahora lo tiene al 13%). El IVA superreducido baja del 6,5% al 6%.
  • Suspensión de los beneficios fiscales para las islas.
  • Impuesto de Sociedades pasa del 26% al 28%.
  • Aumento de impuestos a embarcaciones de recreo.
  • Recorte en Defensa de 300 millones.
  • Creación de impuesto sobre la publicidad en televisión.
  • Vender licencias de 4G y 5G.
  • Impuesto del 30% a los terminales de lotería electrónica.
  • Jubilación a los 67 años.
  • Terminar el subsidio a las pensiones más bajas.
  • Desincentivar la jubilación anticipada.
  • Publicar estadísticas sobre corrupción.
  • Publicar estadísticas sobre productividad de los funcionarios.
  • Crear una agencia de impuestos independiente.
  • Reforma laboral.
  • Liberalización de profesiones.
  • Liberalización del sector hostelero.
  • Privatización de la empresa pública de distribución de electricidad.
  • Privatización del "INI girego".
  • Privatización durante 40 años de 14 aeropuertos regionales.
  • Privatización de los puertos de El Pireo, Tesalónica y Hellinikon.
  • No hablar de la quita de deuda.
Es un bonito programa electoral para el Pablemos griego, el problema es que apenas se mueve de la propuesta previa de la Comisión y, como dije antes, ahora esto no vale. Y tampoco debe valer para los griegos que al fin y al cabo votaron en un manipulado referendum mayoritariamente en contra de estas medidas.

¿Haces votar a la gente en contra de una movida que presentas dos días después? Con "estos tipos toman a la gente por idiotas" me quedo corto. Y esto seguro que no lo pienso sólo yo: ahora varios parlamentos europeos —España no, claro, porque aquí jugamos con la carta de "El parlamento es de débiles y cobardes" que tan bien nos funciona— deberán aprobar este paquete de medidas y recordemos que allá en la lejana y alienigena Europa muchos gobiernos son de coalición (o tienen diputados que pueden votar en contra de su grupo, (oh menudo movidón)).

Malta mola.
Como vemos, el "gobierno griego" necesita una mayoría en la cámara para aprobar su propuesta, todo parece indicar que habrá desavanencias entre los syrizos, pero curiosamente los de To Potami apoyarán en esto al gobierno, así que presumiblemente será aprobado ante una audiencia griega que se rascará la cabeza preguntándose para qué diantres fueron llamados a votar en el referendum... y en las elecciones. Es más ¿para qué sirven las elecciones en Grecia?



viernes, 24 de abril de 2015

Déficit comercial y problema de Europa

El cuento de las transferencias norte-sur en Europa es más o menos tal que así: la imposibilidad de devaluar la moneda en los países del sur hace que se busquen otras vías para llevar a cabo una devaluación interna. Las vías más conocidas son la contención salarial en el sector privado y sobre todo el manejo de la política fiscal para aumentar los impuestos y hacer que los pepitos tengan menos dinero.

Una vez conseguido aumentar la competitividad por medio del empobrecimiento, la balanza comercial brilla tenuemente con superávit. La salida de la crisis conlleva un aumento paulatino de la capacidad de compra, lo que hace que estos países del sur vuelvan a aumentar sus importaciones, se regresa así a la balanza comercial crónicamente deficitaria que se compensa con transferencias de capital e importación de dinero vía turismo, Real Madrid, Museos Vaticanos o lo que proceda en cada caso.


Por sí solo tener una balanza comercial deficitaria no es malo. Estados Unidos lleva décadas con una balanza comercial en números rojos y no parece que sufran demasiado. El problema no lo suele tener la balanza, sino el que analiza la balanza como analiza las cuentas de una casa. La economía de un país postindustrial volcado en el sector servicios es un poquito más complicada que la economía doméstica de una ama de casa, por mucho que haya gente que se forre vendiendo libros diciendo esta parida.

Todo el que tiene una empresa sabe que cerrar algún ejercicio en negativo por sí solo no tiene nada de malo: puede que hayas invertido en una nueva máquina o en una nueva nave para aumentar tu producción en el futuro, o puede que hayas contratado nuevo personal y lo estés formando con vistas a crecer el siguiente ejercicio. Es una pena que se compare más la economía de un país con la de una casa y no con la de una empresa, que, aunque la comparación esté pillada por los pelos, exige un poquito más del escuchante.

Pues bien, se suele oír hablar mucho de las transferencias norte-sur, pero no tanto de las transferencias oeste-este. ¿Os acordáis que hay como cien millones de personas muy mañosas en el tema de la fontanería y con cierta tendencia a vestirse como en las películas de Eddie Murphy ahí al lado? Ya ha transcurrido una generación desde que aquellos países dejaron atrás un largo periodo de persecución y tortura. Su evolución en estos ultimos veinticinco años ha sido desigual y cierta literatura revisionista trata de culpar de sus males a su incorporación al mundo libre. Que digo yo que si el desempeño ha sido desigual, lo que tienen en común esos países no habrá podido ser la causa de que algunos no lo hayan hecho del todo bien.


Si excluímos del bloque oriental a los países que no son países, sino ciudades grandes y dispersas, y quitamos también a los países que son errores del Derecho Internacional, bromas de la historia y demás trapalladas de la geopolítica, al final nos quedan básicamente dos países sobre los que hacer un análisis: Polonia y Rumanía. Rumanía es un caso especial. Su actual sistema político-económico es una curiosa mezcla entre el coqueteo con el anarquismo post-Ceacescu y la experimentación de la dipsomanía como fundamento de su moderno nation-building. Si en un país tienes que pagar sobornos para recibir cualquier tipo de servicio público o privado, es que no estás en un país, estás en otra cosa: una pesadilla kafkiana, Venezuela... llámale como quieras. Dicho esto es verdad que en los últimos años han aparecido bolsas de prosperidad y por muy mal que vaya Rumanía, nadie cree que pueda ir a peor.

El gran tema en el este es Polonia. Hay que aprovechar para hablar de Polonia pues vivimos en una de esas raras épocas de la historia en que Polonia existe: ya sabéis que el país-Guadiana suele ser repartido entre Alemania y Rusia más o menos cada cien años. Viendo los recientes movimientos de esa organización mafiosa que conocemos como "Federación Rusa", no es una locura pensar que Polonia pueda volver a desaparecer en este siglo.

Finalistas Miss Polonia 2014.
Si nos fijamos en la balanza comercial polaca, en sus intercambios bilaterales con sus principales socios comerciales, vemos que se produce un fenómeno curioso: Polonia presenta un saldo positivo con casi todos (especialmente con Reino Unido, de 7.000M€). Con Italia (que es un pobre y triste país del sur aplastado por los alemanes según la nueva teoría euroescéptica progre), presenta un saldo negativo (apenas -1.000M€). Los malvados alemanes que se supone que juegan al medievo con los culos del resto de países de la UE sacan de Polonia un saldo positivo de 2.000M€.

Balanza comercial polaca.
Polonia no tiene un déficit crónico con el resto de la UE (al menos en los últimos años), su déficit de temporada se debe más bien a Rusia, con quienes muestra un saldo bilateral negativo de -12.000M€ (petróleo y gas, recordad que Rusia es un país pobre, condenado a exportar materias primas, como Namibia).

Vaya, según los teóricos de la condena europea de las balanzas comerciales, parece que Polonia debería de tener un saldo muy negativo con Alemania y sus provincias (Holanda, Dinamarca) pero no lo tiene. Polonia está condenado igual que el resto de países de la UE a importar petróleo. Misma condena que sufrimos en dos de los más bonitos países del mundo: España e Italia. En comparación con "el sur", "el este" lo tiene ciertamente más complicado: no pueden compensar sus déficits con transferencias de capital ni tienen a los jubilados "del norte" comprando apartamentos en la costa, ni decenas de millones de turistas sacándole fotos a la comida y a las iglesias como si estuvieran en un exótico safari. Es decir, tienen problemas graves, sin duda, pero estos no se deben al comercio intraeuropeo. Cuando una teoría no se prueba en todas partes, hay que empezar a pensar en otra teoría. Pero eh, vender el enfrentamiento norte-sur es muy pintón porque alude al instinto tribal y al pequeño xenófobo que tienen entre las tripas todos los ignorantes.

Purrela ignorante y servil.
España tiene un saldo comercial positivo con Francia (6.000M€), Italia (400M€), Reino Unido (4.000M€), Portugal (8.000M€) y Estados Unidos (100M€). Ciertamente tiene un saldo comercial negativo con Alemania (-8.000M€), pero no parece ser este el gran peso de nuestra balanza comercial. El gran peso se trata, una vez más, del petróleo. España está importando cada año 40.000M de euros en petróleo (durante el boom importábamos cerca de 55.000M). Y lo importamos de países a los que no compramos nada: Nigeria (6.000 millones), Arabia (otros 6.000 millones), México otros 6.000, Libia (3.000M€), Irak otros 3.000, Argelia (1.500M€), etc. Por la santa Pomona, algunos de estos ni siquiera se pueden llamar países.

El problema de las balanzas comerciales en la UE no es que cuando los países más bonitos salen del hoyo comienzan a comprar coches a los países cejijuntos, el problema es de materias primas. Ese siempre ha sido el problema. Y es un problema compartido por toda la UE. Podemos poner todos los aerogeneradores que queramos, podemos cubrir nuestros desiertos con placas solares y espejos para centrales termosolares. No se trata de electricidad (que también: obtener energía quemando combustibles fósiles es una forma razonable de obtener energía, nadie lo duda), se trata de los productos refinados: cosas que van desde los cordones de los zapatos hasta las llantas de los automóviles pasando por medicamentos, detergentes, asfaltos, ropa, aislante de cables, perfumes, insecticidas, etc.

¡Nuestro amigo el petróleo!
Siendo el gran elefante en la sala de las balanzas comerciales el petróleo, no me explico cómo se puede dirigir exclusivamente la mirada del análisis del problema de la convergencia europea a las balanzas entre países dentro de la UE y no tanto a la balanza con los países de fuera de la UE. Las galácticas importaciones europeas de petróleo nos ponen sobre la pista de las relaciones de sus miembros con los mercados exteriores. Y ahí está China con sus cientos de millones de esclavos formando la sucia trastienda del mundo desarrollado.  Alemania tiene un déficit bilateral con la China roja de 9.000M€ y Francia de 30.000M€. En conjunto, la UE tiene un déficit comercial anual con China de unos 140.000M€, que ni de lejos compensa el superávit en servicios (unos 8.000M€ hace un par de años). Este sí es el tema, porque China se ve favorecida en este intercambio por sus políticas proteccionistas, la venta por debajo de los costos de producción y las restricciones a la operatividad de empresas extranjeras en suelo chino (buena suerte importando materias primas desde China).

¿Quieres resolver el crónico problema europeo? Pues deja de culpar a Alemania, empieza a defender el fracking (¿y el hidrato de metano tal vez?) y reclama a los chinos que jueguen con las mismas reglas de juego que todos los demás. Ah, pero eso no lo vamos a hacer ¿verdad? Se vive mejor instalados en la queja y con un enemigo cercano al que culpar.

Kazajistán parece razonable:



miércoles, 8 de abril de 2015

La moral de la deuda

Empecé a leer uno de esos libros que no debería leer titulado Debt: The First 5000 Years, de un tal David Graeber. La primera idea con que comienza el librito es que las deudas, en general, no hay por qué pagarlas. El argumento es el siguiente: si siempre se pagaran todas las deudas, no existiría el riesgo en las inversiones, desaparecería información en la transacción y toda la economía se iría a freir espárragos. Es enternecedor que a un autor marxista le duela que la gente que vende CDS se pueda quedar en el paro. Ah, los tiempos en que vivimos.

El cambista y su mujer (Quentin Massys, 1514).
Una de las consecuencias inesperadas de la crisis de deuda es que ha puesto de acuerdo a los radicales anticapitalistas con sus supuestos enemigos irreconciliables. Por un lado tenemos a la canciller alemana diciendo que las deudas se tienen que pagar sí o sí y por el otro a gente ofuscada por su pelo grasiento y el humo de la marihuana diciendo que solamente hay algo peor que no pagar la deuda: que pagarla sea peor que no pagarla. Unos y otros están de acuerdo en que las deudas hay que pagarlas porque hay que pagarlas.

Y aquí es cuando entra en juego una idea interesante: el asunto del pago de la deuda no es una cuestión económica, sino una cuestión moral. Es decir, el pago de la deuda no se mide en términos de cálculo económico ("¿cuáles son los costes de pagar o de no pagar?"), sino en términos morales ("es malo no pagar porque el grupo no acepta que un miembro no pague sus deudas"). Hay cierto placer morboso al comprobar que hasta los más supuestamente anticapitalistas se mueven en estas mismas coordenadas morales que hacen felices a los banqueros más gorditos de la City londinense.

Ya escribí alguna vez sobre el extraño mundo en que vivimos. Un mundo que ha normalizado que las noticias que tienen que ver con la economía financiera aparezcan en las portadas de la prensa generalista, como si fueran noticias de interés general. Este ha sido un lento cambio de paradigmas y referentes que nos ha traído al mundo de hoy. Un cambio lo bastante lento y lo bastante reciente como para que no seamos conscientes de él.

Una gráfica en la poirtada del Heraldo de Aragón. Bienvenidos al nuevo normal.
Debo enfatizar que quienes supuestamente quieren acabar con este sistema —si es que existe un sistema— asumen por completo estas coordenadas, estas reglas de juego. "Las deudas hay que pagarlas con la única limitación de que el no pagarlas sea peor". Para ser muy gráfico —y aun a riesgo de no hacerme entender— esto es como si todo el mundo está de acuerdo en que moralmente es deseable tomar veneno, y los que están supuestamente en contra del veneno sólo dicen que dejes de tomarlo en una cantidad que te mate. ¿No es maravilloso? Sólo veinte años de riesgo fiduciario y Libor en las portadas de los periódicos junto a las estrellas del fútbol y hasta los más revolucuionarios anticapitalistas asumen el lenguaje y la moral de los hijos de Gordon Gecko.

Una vez puestas sobre la mesa las contradicciones del enemigo podemos reflexionar sobre la deuda. Si tomamos la devolución del dinero prestado (más intereses) como lo que es, una mera transacción económica y no un imperativo moral, el cuento cambia. El imperativo moral en una transacción económica no sería ya la transacción económica en sí, sino el resultado de ésta (ver La Teoría de la Estupidez).

Vía
Tomemos por ejemplo los desahucios. Yo defiendo la inembargabilidad del hogar familiar porque me gusta el capitalismo y creo que el derecho a la propiedad privada relacionada con una necesidad básica es un bien jurídico superior que el derecho del acreedor a cobrar su deuda. Soy consciente de que alguien pierde, pero no es lo mismo lo que pierde uno que lo que pierde otro. ¿Que esto tiene consecuencias económicas? Sí. ¿Que hablo con ligereza de las consecuencias económicas que tiene para una de las partes? Sí. Pero es que yo no parto de la consideración de que la deuda sea una cuestión moral. Es una cuestión económica. Y si hablamos de deuda pública, de una cuestión política (pues afecta a la toma de decisiones de la comunidad política). La deuda pública requiere de otro tipo de consideraciones y no me voy a meter en eso, baste apuntar que la moralidad atribuída a la deuda privada se está extendiendo al ámbito de la deuda pública.

Yo entiendo que esto suene raro porque en el mundo al que nos acostumbraron a vivir en las últimas décadas las coordenadas morales han cambiado. Por eso, defender que en los poquísimos casos en que se puede producir el desahucio de una familia, no se produzca, parece hoy cosa de antisistemas y rojeras (nota: ¿por qué les hemos regalado eso?). Nada más lejos de la realidad. Se trata de ganancias y pérdidas y de valoraciones subjetivas. Lo que vale para un banco un hogar familiar y lo que vale para la familia no es lo que pone en los papeles del préstamo hipotecario. Creo que alguien llama a esto utilidad marginal.

Por favor, que alguien pregunte a esta gente para quién trabaja.
Tiene defensa el mecanismo contractual por el que dos partes se ponen de acuerdo voluntariamente, desde luego. El problema aparece cuando las dos partes no tienen el mismo poder de decisión ni manejan la misma cantidad de información. Este es un problema conocido: un banco vende préstamos hipotecarios con diferentes condiciones pero con lo que parece el mismo precio para la misma clientela. Aquellos créditos con mejores condiciones tienden a ser expulsados de la oferta con lo que baja la calidad —medida en garantías para el deudor— de las hipotecas que oferta el banco.

Llevar el imperativo moral de la deuda a sus últimas consecuencias nos llevaría a considerar moralmente deseable el pago de la deuda antes que cualquier otra cosa. Nadie hoy defiende que haya que pagar una deuda antes que tener algo para comer —salvo tal vez la mafia—, pero esa barrera se va estrechando. Defender el embargo del hogar familiar es considerar que el pago de la deuda va antes que el hogar. Sí, sé que estoy extremando el ejemplo, y que es una forma de argumentar no muy deseable, pero quiero que se entienda.

Un budista ve esta imagen y piensa que el señor vaca, el señor gallina y el señor eunuco están bailando la Macarena.
La pregunta a estas alturas es si defiendo que no se paguen las deudas. Es evidente que los mecanismos por los que se adelanta dinero para realizar una inversión son útiles. Tampoco requiere de muchas luces saber que el precio del dinero cambia a lo largo del tiempo. Y no se ignora por estos lares que un préstamo no deja de ser un servicio por el que se debe cobrar. Es decir, mi posición no es la del Levítico.

Es más, es que si después de lo dicho lo que preocupa al lector es si creo que se deben pagar o no las deudas, me temo que no ha entendido el punto que trato de transmitir. Un préstamo es como cualquier otro servicio, ni más ni menos. De lo que se trata es de dejar de considerarlo la brújula moral de nuestro tiempo. ¿Hay que pagar las deudas? Claro que hay que pagarlas, pero unas antes que otras. Es más, si nos ponemos puntillosos y sacamos el libro de agravios para resolver quién le debe qué a quién, la respuesta tal vez no nos guste.

Coda

El libro de Graeber se centra en la consideración moral de la deuda una vez cuantificada en dinero. Cuenta que eso deshumaniza el contrato de préstamo y luego hace un repaso a la historia de la deuda poniendo ejemplos históricos pintorescos. Si queréis libros sobre la imaginativa y fantasiosa lucha eterna entre explotadores y explotados los hay infinitamente mejores.


jueves, 13 de noviembre de 2014

Nada que negociar

Hay que negociar, dicen tocando campanillas cuando cae la noche las gentes con el rostro cubierto a la puerta de los lazaretos. Debatamos, se escucha en los sótanos el día de la matanza del gorrino. Es la hora de la política, afirman quienes finalmente se revelan como herederos de Lindberg y Chamberlain.


Parece que el debate se plantea como un fin en sí mismo y no como un medio para alcanzar un fin. No veo que se haga hincapié en la posición de la que parten las partes que supuestamente deben negociar. Así que pareciera que esta es una cuestión más próxima a darle una piruleta a un niño que a una negociación. Cuando dos posiciones en un debate no comparten ningún terreno en común apelar al debate no significa nada, es lo mismo que no decir nada. Si unas personas no quieren que exista un país y otras afirman la existencia de ese país, no hay ningún terreno de juego en común en el que ambas partes puedan ceder. Entonces ¿de qué estamos hablando? De la desaparición de la idea de soberanía nacional, no, desde luego. Debe de tratarse de otra cosa. Pero si se trata de otra cosa (¿un cupo? ¿un privilegio o excepción en la Hacienda?), que lo digan.

Mucho se ha hablado del referendum ilegal que pese a ser ilegal se ha llevado a cabo igual. En el ultrajoso y lamentable día de autos, que se incorporará a la funesta historia del odio contra la civilización occidental, se dieron algunos hechos que merece la pena comentar. Por ejemplo, tenemos el ejemplo de ciertas personas que se negaron a dar las llaves de un colegio para que allí los independentistas montaran su fiesta privada. ¿A que nadie puede denunciar que alguien haya negado la organización de esa fiesta privada en instalaciones públicas? Y si negar la formación en ese lugar de ese colegio electoral de mentira no es delito, ¿hacerlo en otras partes es legal? No, claro que no. ¿Dónde están los permisos para el uso privado de instalaciones públicas? ¿En qué presupuestos aparecen los gastos públicos efectuados en esa jornada? En ninguna parte. Más allá de la interpretación política, estamos ante un caso de piratería. Ante un vulgar robo. Se pinte como se pinte.

Problema: hay mucha gente que acepta este robo. Y como la gente entiende la palabra democracia como le sale del orto, cuando muchos aceptan un robo, ese robo deja de ser robo. Pero otros sabemos que sigue siendo un robo. Es decir, la visión del objeto cambia según el punto de vista del observador. Y esto es terrible porque nos aboca al relativismo, a carecer de la seguridad de una respuesta. Esto nos aleja del universo físico con sus leyes, sus mediciones y sus pruebas empíricas. Todo depende del punto de vista del personal. El horror.

Un demócrata.
Otra cosa a comentar es que desde el gobierno, sabiendo que el Constitucional prohibió no una sino dos veces el referendum ilegal, se "valore la jornada". Minipunto para los que bailan como indios alrededor de las hogueras. Quienes no somos gobierno sí podemos valorar la jornada, sí podemos mirar los datos de ese referendum ilegal en el que cualquier fulano votaba varias veces, en el que el censo estaba hecho con un generador de nombres aleatorios y en el que podían votar personas que en ninguna otra consulta podrían votar. La cantidad de 1,8 millones de supuestos votos independentistas aparece una y otra vez. Exactamente el número de votantes que tienen los partidos independentistas. Conociendo que a los chavales les va la marcha y que votaron neoespañoles deseosos de seguir las modas, incluso podemos convenir que votaron por la independencia algo menos de los votantes habituales de los partidos independentistas. ¿Fracaso del independentismo? No: ellos lograron hacer su referendum ilegal pese a ser ilegal. ¿Entonces acaso se trata de un triunfo? Por la parte de organizarlo sí se trata de un triunfo, pero por los resultados lo dudo. Los 1,8 millones solamente nos dicen que las posiciones están exactamente donde estaban hace dos años.

Ah, pero el truco de magia con orquesta y luces de colores hace que algunos quieran negociar algo. ¿Qué había que negociar hace dos años? Nada. Pero si a la situación de hace dos años le sumamos confetis, ahora sí hay que negociar. Estupendo, ya veo por dónde vais: sois rústicos en dinerolandia, extasiados, borrachos, deambulando en un estado alterado de conciencia. Deslumbrados ante los trileros.

Lol.
Más cosas. La idea de que el Estado de Derecho ha desaparecido porque unos señores han cometido delitos a la luz del día. Como carezco de ningún tipo de responsabilidad en el asunto, yo sí era partidario de recurrir al legítimo uso de la fuerza contra los organizadores del butifarrendum. En cada local público que careciera de permisos oficiales para ser utilizado, enviar una pareja de policías, identificar a los señores que había ahí y proceder como se procedería si alguien usa sin permiso una infraestructura que es de todos. Ahora bien, también sé que a la hora de usar medios policiales hay que valorar la proporcionalidad de la respuesta ante el delito. Puede que no fuera conveniente armar un escándalo. Pero como mínimo el apercibimiento de los organizadores y que vean multitas reales, de las que llegan por correo. Como mínimo que vean que no estamos en el reino de Fantasía, que aquí hay leyes. Insisto: nadie pudo denunciar a aquellos locales que se negaron a abrir porque ellos sí estaban con la ley. Claro que como quienes están encargados de guardar la ley no les enviaron ningún mensaje, ya no tendrán motivos para volver a negarse.

Todavía está por ver hasta dónde llegan las denuncias presentadas contra los organizadores del referendum ilegal. Recordemos que en este país la justicia funciona (afirmación que hoy en día lo coloca a uno entre los marcianos).

Se queda calvo mientras habla de ríos de leche y miel.
No quiero que quede en el tintero lo del presidente Mas diciendo que ahora quieren hacer un referendum "de verdad". ¿Ah, que lo del 9N fue mentira? Eso es exactamente lo que dice Rajoy, que como lo del 9N fue mentira, no le preocupa. Como lo de los impuestos, que también era mentira. O como lo de los etarras, que fue otra mentira. Lo que no es verdad, no le preocupa. Lo que no es verdad, no existe. Bienvenidos al planeta sin oxígeno del presidente Rajoy. Un planeta que deshoja el calendario confiando su supervivencia a los posibles buenos datos de paro del segundo trimestre de 2015. En el futurible marcoeconómico asienta Rajoy sus esperanzas. Por eso estamos así de mal. Por eso cada vez hay más odio.

La frustración de los independentistas y la de los austrohúngaros copa la escena política. Allá a lo lejos aparecen las huestes de Atila el Coletas dispuestas a deshacer el nudo con sus piruletas gratis y su extemporánea propuesta keynesiana. Fuera de los austrohúngaros, fuera de quienes desconocen la soberanía nacional y lejos de las hordas del este, ¿qué nos queda?


Nos queda Cupydo, ese heterogéneo entramado de personas incapaces de comprender cómo funcionan las leyes electorales. Gente que cree que con buena voluntad y argumentos pueden pintar algo. Gente que todavía no conoce el poder de la estética. Gente que sigue apelando a una gran clase media que ya no existe. Gente, en definitiva, que recuerda a Lilliput y Blefuscu en su eterna disputa sobre por dónde romper el huevo mientras otros hacen tortillas.


lunes, 26 de mayo de 2014

Con la picha democrática hecha un lío

Quienes llevamos dos años haciendo campaña contra el turnismo estamos de enhorabuena. No vale ahora lamentar que esta fractura del bipartidismo haya robustecido a la izquierda antioccidental, cuando estaba cantado que el voto a la alternancia iba a robustecer este espectro político porque son los únicos que comunican un mensaje contra el establishment. Los resultados de estas elecciones europeas se merecen análisis en distintas perspectivas.

Abstención en las elecciones europeas.
En clave europea vuelven a ganar los de siempre, pero con un gran ascenso del llamado euroescepticismo. Los elementos anómalos ya no vienen del este de Europa (países donde sencillamente la gente se quedó en casa, con Eslovaquia y su 13% de participación a la cabeza). Ahora los elementos anómalos vienen de los países sistémicos como Francia y Reino Unido (con Dinamarca y Grecia en menor medida). En particular es el resultado del Frente Nacional en Francia lo que más se parece a un avisito. En clave nacional francesa hoy al gobierno lo sostiene un 14% de apoyo popular y esto hará que mucha gente se ponga nerviosa.

Los partidos


Es evidente que la lectura en clave nacional española es la que más nos interesa. Lo primero a tener en cuenta, como dije antes, es que se ha roto la dinámica bipartidista y que incluso con este bofetón en los morros no se han enterado: tras conocerse los resultados, Cospedal apareció para decir que habían ganado (perdieron nueve eurodiputados) igual que Pirro apareció en su día para decir que había ganado la batalla de Asculum («otra victoria como esta y estamos perdidos»). Pero la guinda la puso la señora esa que presentó el PSOE (¿alguien recuerda cómo se llamaba?), quien dijo que había una "desafección entre la ciudadanía y las instituciones". Ya. Fijo que es eso. En primer lugar la desafección no es con las instituciones (a no ser que el subconsciente le traicionara y considere a los partidos turnistas instituciones del estado) sino con vosotros. Es más, no hubo una gran abstención para poner de excusa. Se votó más que en 2009 cuando sacasteis el 80% de los votos y acabáis de sacar un 49% de los votos.


Eso que hicieron Cañete y esta señora en la televisión y que llamaron debate fue como un gran programa para pedir que nadie les votara. No se puede insultar así a tanta gente, no se puede dar tal torta a la inteligencia del personal. Después con el jijí y jajá del "Cañete es machista" lo acabaron de arreglar. ¿En serio pensáis que la gente va a decidir su voto en función del número de vaginas del candidato? Salid de vuestra burbuja de una vez. ¿A quién le importan vuestras cuitas internas cuando tenemos a los colegios dando desayunos a los críos por necesidad? ¿En serio el PP pensaba que haciendo una campaña entre malacatones iba a animar al voto? Nadie trabaja en el campo (no, en Galicia tampoco: escuché muchas barbaridades sobre el peso del "voto rural" en la campaña y ponían de ejemplo a Galicia, en cuya estructura económica priman los servicios, la industria química, metalúrgica y la fabricación de automóviles).

¿Qué podía salir mal?
Ciertamente aun con todo es relevante que el PP haya ganado estando en el gobierno. Y parece que no hay vida inteligente a la derecha del PP. En otras circunstancias, los 250.000 votos de Vox podían ser relevantes y si consiguen no disolverse y hasta las próximas elecciones no mueren muchas viudas del barrio de Salamanca, puede que se coman algo. En el ámbito de la derecha merece la pena destacar el ascenso de Ciudadanos con medio millón de votos en todo el país: si aumentan su apoyo en Cataluña (y todo apunta a que en unas autonómicas lo aumentarían) parece que ese partido se consolida. Como consolidado y establecido se queda UPyD con su millón de votantes. Tengo la duda de si UPyD ha tocado techo. No la tengo sobre el porqué de su nuevo fracaso en las comunidades bilingües: es fácil ser partido contra el nacionalismo en Madrid, Andalucía y la Meseta.


En lo que conocemos como izquierda echada al monte o la izquierda divagante de los unicornios, hay que hablar de un éxito rotundo. No sé si hay vida inteligente a la izquierda del PSOE, lo que sé es que es gratis prometer y explicar cuando no se tienen responsabilidades de gobierno. Y esto lo aprovecharon los chavistas y Willy Meyer, que es un señor que lleva cuatro mil quinientos años en política y ahora se ha dejado barbita de malo de Star Trek.

Casi tres millones de votos para la gente que defiende una idea muy guay: no pagar la deuda y a continuación aumentar el gasto público. Paradoja conceptual que resuelven diciendo que se recaudaría más combatiendo el fraude y haciendo que los ricos paguen más impuestos. No son idiotas y saben que están propugnando algo que defiende todo el mundo —el fraude es delito y todos queremos combatirlo— y al mismo tiempo hacen que sea complicado explicar por qué defienden un unicornio mágico: en España la economía sumergida se calcula en un 23% pero es que en Suecia está en torno al 20%. Y en España el capital ya tributa más que en Suecia (no así las rentas del trabajo). Así que mienten cuando dicen que combatiendo el fraude y subiendo impuestos "a los ricos" van a conseguir pagar su pretendido aumento del gasto público. En realidad, España solamente tiene margen para subir impuestos a las rentas del trabajo, es decir, a la clase media asalariada. Pero esto no lo dicen: es muy jugoso señalar a "los ricos" y recordemos que a la extrema izquierda la vota la clase media y media-alta.

En particular, esos tres millones de votos que ha ganado el comunismo infinito se dividen en dos marcas comerciales. El votante es el mismo, pero las marcas no. Por un lado Izquierda Unida que para sobrevivir se ha juntado con un mini-Frente Popular (en Galicia por ejemplo no se comerían nada sin usar la imagen de Beiras. En Cataluña les pasa algo parecido). Es más, la necesidad de este mini-Frente Popular es indicativa de cierta alarma en IU: tienen pies de barro y no sé qué recorrido más allá del 10% pueden tener sobre todo teniendo en cuenta que les ha salido competencia.

Y la competencia a Izquierda Unida es Podemos, nuestro particular Front National. Un partido creado hace dos días con el apoyo de Mediaset y Atresmedia. Un partido en el que iba a ir de número dos Jorge Verstrynge hasta que alguien encontró en SU canal de youtube una tertulia en la que decía que los moros venían a robar puestos de trabajo a los españoles. Ups, el polvo de la dehesa.

España, hazte así, que tienes un poco de chavismo en el hombro

Toma dos tazas.
Reconozco malvadamente un poco de auto-satisfacción intelectual cuando los analistos decían en la tele que estos chavales no se iban a comer nada y tanto en este blog como en otros, venimos avisando de lo que se mueve a nivel de calle: Podemos gana la batalla estética frente a la ranciedad y esto no lo han tenido en cuenta. El 15M y las mareas iban a desembocar en una suerte de organización política que era imposible que la absorbiera IU. Y quiero destacar algo que siempre clamo en el desierto: Podemos viene a hacerle la competencia a PSOE e IU. Podemos no le hace competencia al PP ni es solamente un mero voto extremista, pero tanto se han empeñado estos partidos en atacar al PP que al descuidar su flanco izquierdo les han crecido los enanos. Pero bueno, podemos seguir hasta el infinito haciendo como que la pugna es entre izquierda y derecha: recordemos que el suelo de votos para cualquier partido está en 0 votos.

Nuestra Sicilia

Eljueves.
Lo de Andalucía se merece una reflexión aparte. De los tres millones y medio de votos del PSOE (mínimo histórico) un millón son votos andaluces. La comunidad más deprimida por cuarenta años de régimen fosilizado, la comunidad con más paro, pobreza y desnutrición, la comunidad con más dinero robado por la corrupción, premia a los principales responsables de que sean una excepción en el mundo occidental y se parezcan más a una aristocracia haitiana. ¿Este resultado lo explica sólo el carretaxe y el voto cautivo o lo explica también la falta de oposición? Sin duda el resultado en Andalucía es malo para los partidarios de la libertad y para quienes creemos que el crimen no debe compensar. Pero también hay que ver esto como una oportunidad: hay un voto urbano, civilizado y occidental en Andalucía que pide a gritos que alguien lo movilice.

Nuestra otra Sicilia

En la Cleptocracia se ha producido el esperado sorpasso. ERC obtiene un resultado con el que jamás habría soñado y lo hace con un índice de participación cercano a la media española (tradicionalmente el voto en Cataluña para las elecciones europeas suele ser más bajo que la media). Se trata de otra victoria para el Front National, pero de carácter más limitado. Los separatistas de la pureza racial se quedan en el 45%, un apoyo muy inferior al preconizado por la turba premoderna.

Pureza de sangre y normalitat democràtica.
El Partido Popular de Cataluña sigue su carrera hacia el olvido (9,8%). UPyD simplemente tiene a C's delante. Vox que llevaba un candidato catalán con una gran tasa de conocimiento no existe en Cataluña. Y todo esto me hace pensar que tal vez el discurso constitucional deba variar un poquillo.

Galifornia

En la comunidad con las mejores playas de España, conocida por sus campeonatos de surf, por exportar automóviles y por aportar una catedral católica a las monedas europeas; han ganado los de siempre desde tiempos de Fernando VII. Pero la descomposición de las izquierdas en banderías de partido hacen que los escenarios autonómicos sean simplemente impracticables.

Con el 35% de los votos, el partido-régimen (PPdeG) se queda a las puertas de la mayoría absoluta y tiene delante un tetrapartito chanante. Me temo que los peperos galaicos van a estar todo el día con la monserga de "nosotros o el caos". Nuevamente no comprenderán que su enemigo no es el Frente Popular sino el prosaico hecho biológico. El PPdeG se empeña en correr una carrera suicida contra la demografía. La oposición solamente tiene que sentarse a esperar a que vayan muriendo los ancianos y se vayan vaciando las aldeas.

Praza.com
Por otra parte, los independentistas (recordemos que tanto IU como Podemos defienden el llamado "derecho a decidir") ya suman más que el PSOE (que ha perdido la mitad de apoyos). Con un lastimero 20% el PSOE tendrá en sus manos decidir si apoya al PP o se pone al frente de cierto Kobayashi Maru. Es que ni con la reducción de escaños en el Parlamento salen las cuentas. Y ojo, porque el PSOE no ha encontrado su suelo (que está en 0 votos).

País Vasco

A la lista de Bildu fueron en fila india a votar sus 180.000 votantes. Cloc, cloc. Al paso de la oca. Al PNV le votaron también exactamente sus 208.000 votantes, también al paso de la oca. Cloc, cloc. En el País Vasco sin duda se trata de una victoria para la pureza racial y el Antiguo Régimen. Lo que ha habido en esta región es un descalabro absoluto de PSOE y PP. Los socialistas pierden la mitad de sus votos (con una participación similar a las últimas elecciones), y el PP se queda en el 10%. Genial. Un aplauso. Con el ascenso de Podemos e Izquierda Unida, al País Vasco sólo lo mantienen unido al resto de España Fagor Eroski y los mimitos fiscales. So long and thanks for all the fish.

Conclusión

El desguace del bipartidismo provoca dolor. Pero el ascenso de los enemigos de occidente, de las vacunas y de comer carne no deja de estar sostenido por chicles y alambres. Si pensabais que UPyD es personalista, ahí tenemos a Podemos, que se basa únicamente en la popularidad televisiva de su cabeza de lista. En cuanto tengan que organizarse para enfrentar las municipales otro gallo cantará. De momento lo interesante será ver si el PP es capaz de aprender la lección (recordatorio: no hacer nada, justificar la corrupción y mentir constantemente pasa factura). También será interesante ver volar cuchillos en la sede del PSOE. Ya se está moviendo Carmen de España:
Si el relevo en el PSOE lo hacen estos zapateros chiflados, al PSOE puede pasarle lo que al PASOK. Habrá que ver si el populismo de los altermundistas arrastra en su discurso a la izquierda, en cuyo caso la gente no aceptará la mala copia y elegirá a los chiflados originales.

Ahí tenéis el discurso de Pablemos.
En fin, acaba de comenzar la campaña para las municipales y generales y hay mucho tertuliano todavía por descubrir. Felicitémonos por el fin del bipartidismo y por tener una izquierda divagante que todavía no sabe cómo funciona la ley electoral.

Nuestro Front National:



jueves, 22 de mayo de 2014

Vota a otros

Fíjense en esta contradicción cotidiana, tabernaria y peatonal: los políticos son malísimos, son todos iguales: ladrones y mentirosos. Sin embargo, si al compañero de barra de bar le pregunta si él es un ladrón y un mentiroso, sacará pecho palomo y dirá que no, que es un modelo de civismo. ¿Cómo es posible que exista esta disonancia? Es más: si la política es uno de los problemas del país por culpa de los políticos que tenemos, ¿por qué en lugar de ponerle remedio la gente pasa de ir a votar, pasa de afiliarse, pasa de todo?

El futuro.
Intuyo varias razones que explican esta disonancia: participar en política requiere un tiempo del que la gente común carece. Los cuadros políticos están llenos de rentistas y funcionarios. Gente que desde lo que en España se conoce como sociedad civil organizada —clubs de tenis, sindicatos, colegios profesionales y asociaciones gremiales— lleva metida desde la adolescencia en algo parecido a un cursus honorum. Por otro lado, hay quien dispone de tiempo para dedicarlo a la política pero obtiene más incentivos en su carrera profesional. A partir de cierto nivel de responsabilidad, los cargos públicos están muy mal pagados en comparación con el sector privado. Si pagas con cacahuetes, tendrás monos trabajando.

Pero aún así hay otros factores a tener en cuenta: la gente rechaza la política porque se le hurta el debate público. El ciudadano carece de los instrumentos de juicio para decantarse políticamente. Si los medios de comunicación ejercen de altavoces partidistas tan solo servirán para emitir argumentarios partidistas y no para crear un debate. En un país en el que los chavales dicen "me han suspendido" y al mismo tiempo dicen "he aprobado", es normal ver con suspicacia la responsabilidad de los medios en esta antipolítica. Pero como sucede con la educación, los medios son también responsables, en parte, de esto. La gente actúa por imitación. Si un crío ve que sus padres leen, el niño acaba leyendo. Si un fulano ve tertulias políticas que reproducen conversaciones de bar, el tipo pensará que la política es eso y no la elegía de Pericles en la Historia de la guerra del Peloponeso (ahí me he pasado).

A mí me hace gracia cuando la gente no vota como forma de protesta. Si quieres protestar, te organizas y propones tu alternativa. Ah, pero no. Volvemos al "que inventen ellos". Siento parecer maleducado pero a mi esta gente me parece estúpida y malvada. Estúpida porque si algo les perjudica no le ponen remedio. Y malvada porque están perjudicando a los demás.

:)
En una reciente encuesta del CIS, se pregunta por las razones para no ir a votar. Tan solo un 7% dice que no votará "como forma de protesta". A un 39% ninguna opción le satisface y a un 38% simplemente no le gusta el sistema democrático. Con los datos en la mano resulta desolador que los partidos hagan campaña para no votar a otros partidos en lugar de hacer campaña para que la gente vaya a votar. Y no hablo de una simple campaña publicitaria de psicología de la conducta para que la gente actúe de una manera concreta, sino de una campaña donde se expliquen los motivos del proceso político.

Es como si diéramos por sentado lo que tenemos. Pero dar por sentado lo que tenemos no funciona ni con el congelador de casa, ni con las relaciones de pareja, ni con un sistema político basado en la participación popular. Las cosas acaban podridas cuando las damos por sentado. Es complicado convencer al que sale de casa pensando que la política no vale para nada, pero con quienes piensan que la política es necesaria y lamentan no encontrar ninguna opción que les satisfaga, hay esperanza. No creo que este último grupo sea aficionado a la antipolítica, simplemente mucha gente les está fallando.

Antipolítica y ventajistas

Pardillo razonable.
No ignoro que parte del triunfo de la antipolítica tiene su origen en las complicadas situaciones personales derivadas de la crisis. Pero pasar por alto la influencia de la política a la hora de enfrentar la crisis dudo que sea buena idea. ¿O acaso queremos parecernos a esos países donde el deje autoritario está ocupando la esfera política? Frente Nacional en Francia, Syriza en Grecia. El triunfo de la antipolítica es el triunfo de las opciones ventajistas. Opciones ventajistas que quienes conocemos un poquito la historia europea no deseamos que tengan éxito. Y para que los ventajistas no obtengan éxito hay que hacer de tripas corazón y elegir. Si no votas no solo no te expresas, sino que fastidias a los demás.

El ventajismo populista y caribeño que viene y que se oculta tras estrellitas rojas y banderas de colorines constituirá el gran triunfo de la antipolítica en Europa. La Italia fascista no surge mediante patadas a las puertas, sino repartiendo pan blanco en los barrios obreros. El soviet no aparece con tipos armados secuestrando a plena luz del día a la gente, sino ofreciendo "una alternativa" a las miserables condiciones de vida de los trabajadores. En un lugar arruinado pero civilizado como la Alemania de los años 20, el partido nazi no obtiene apoyos entre los más miserables, sino entre la clase media urbana que fue la gran perdedora de la crisis económica. En todos estos lugares triunfó el ventajismo, es decir, la antipolítica. Ir dejando que las rémoras vayan ocupando espacios públicos hasta que forman parte del paisaje. Dejar pudrir el sistema.

Partidos turnistas

CALDO GORDO (Cánovas y Sagasta).
Quien me lee habitualmente ya sabe cuál es mi posición respecto a los partidos turnistas de la Segunda Restauración. El problema de estos no es que gobiernen mal, ni que sus campañas sean un insulto a la inteligencia, ni sus poses de competición cuando luego tienen una relación simbiótica. El problema —aquí me la juego— no son tampoco sus casos de corrupción. En España en general no hay mucha corrupción: aunque ciertos casos sean abrumadores, las instituciones funcionan, los tribunales funcionan, la policía funciona. Mejor o peor, de acuerdo, pero no somos Albania como los titulares de la prensa nos dan a entender. Hay corrupción (y la hay gorda) y el sistema propicia esta corrupción. Pero aún así, con las dificultades que todos tenemos presentes, existe una rendición de cuentas.

El mayor problema de los turnistas, a mi juicio, es la actitud ante la corrupción. Esa sensación amarga de impunidad. Eso es para mi imperdonable y me ayuda a formar un criterio de rechazo previo a los dos partidos turnistas. Luego hay otros partidos de la Restauración como IU, CiU o PNV que simplemente suelo pasar por alto porque a los comunistas sencillamente no les pienso votar y a los otros no tengo oportunidad. Pero vamos, tal para cual.

A quién votar

«No huyáis, somos vuestros amigos».
Podría hablar de cómo funciona el Parlamento Europeo, de qué candidato a presidir la Comisión defiende cada partido y de qué cuestiones parece que se debatirá en la UE durante los próximos cinco años. Pero no me dirijo a quienes consideran esto importante, sino a quienes carecen de un criterio chiripitifláutico para elegir una lista u otra. Yo os propongo un ejercicio que sé que no haréis.

Coged la lista de partidos que se presentan a las elecciones europeas, descartad a los turnistas y a quienes os dan repelús por su coleta o por la razón que sea. A continuación valorad con -1,0 y +1 los siguientes criterios: proximidad ideológica intuitiva, competencia (aptitud), liderazgo (actitud) y aquellas cuestiones que os puedan interesar (cambio climático, Israel, Turquía, Eurobonos, gas ruso, inmigración, rescate financiero, ser ETA, etc.). Al final obtendréis un sumatorio que puede que no os guste. Bien, pues votad al segundo con más puntos.

Tendréis muchas pegas que poner a esa lista, pero al menos me podréis echar a mi la culpa. Ahora en serio, dejad de preguntarme a quién votar. Ya os he dado una pista de a quién no votar, el resto es cosa vuestra.

Otra paradoja oculta

No puedo evitar que se pueda pensar que al castigar al turnismo se hace el juego a la antipolítica. Yo creo que descartadas las opciones más adolescentes, irreales y bocachanclas ("hay que salir del euro", "la culpa es de los demás", "los derechos son infinitos", "votar es democracia", "salvemos a las ballenas recurriendo a la pobreza", "nos gobiernan los mercados", "mi número de vaginas es superior al tuyo"), elegir opciones no turnistas es precisamente evitar la antipolítica. Creo necesario aprovechar estas elecciones europeas para enviar un mensaje a los grandes partidos y eso solamente se puede hacer votando otras opciones. Máxime cuando vamos a ir a votar cuatro gatos y cada voto cuenta más.

Y por último, si esto no os sirve de argumento, pensad en los abertzales que van a ir a votar en fila india y al paso de la oca.


sábado, 22 de marzo de 2014

No diferencio entre extrema izquierda y extrema derecha

De la coherencia ideológica a lo largo de toda la vida de Nicola Bombacci —uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano— da fe que sus últimas palabras fueran un viva al socialismo. Postreras palabras pronunciadas justo antes de que lo fusilaran —junto a Mussolini— los partisanos.

Detalle de la exposición en el Museo de la Ocupación Soviética de Tbilisi (Georgia). No hay revolución sin pistolas.
Blanco y en botella, aunque lo llames alcachofa seguirá siendo leche. La tan cacareada "socialización de la economía" se confunde hoy entre la masa borreguera con aquello de la "socialización de los medios de producción". Que la primera expresión sea obra de Bombacci y la segunda de Carlos Marx no impide a nuestros adánicos octubristas mussolinianos emplearlas de forma indistinta. Y es que a nadie se le escapa que para encontrar diferencias entre el discurso fascista y el neocomunista (neocom) hace falta un microscopio electrónico. A quienes observamos estos movimientos a años luz de distancia nos tendréis que disculpar si no percibimos diferencias notables entre uno y otro.

Las llamadas "Marchas por la dignidad" organizadas por grupos de radicales antisistema llevan como lema "Pan, Trabajo y Techo". Cuesta no recordar aquel lema franquista tomado del testamento político del fundador de la Falange que decía "Patria, Pan y Justicia".

«Esta juventud tiene el derecho de exigencias y alza hoy ante el mundo entero su petición, exigiendo trabajo, pan, honra y facilidades de vida» (Goebbels en la Fiesta del 1 de mayo de 1933).

Es harto complicado tratar de identificar el criterio ideológico de este movimiento nacional neocom. Una de las pocas cosas que se nos muestran claras como agua de mayo (¿se dice así?) es la idealización del trabajo manual. La mitificación del trabajo manual (no intelectual) tiene que ver con esa interpretación romántica del sector secundario: las fábricas funcionando, los obreros como hormiguitas. Esas mismas fábricas donde hoy retienen su poder las asociaciones corporativistas que conocemos en España con el equívoco nombre de "sindicatos". Por contra, el trabajo intelectual es despreciado. Siguiendo la inspiración materialista de "lo que no se ve no existe", gestores comerciales, administrativos, oficinistas, profesionales liberales, etc. son la nueva masa sin conciencia de clase. Sectores laborales con una baja o nula participación en los sindicatos nacionales (y a veces nacionalistas) corporativistas.

Toda doctrina política con pies de barro, se define por sus enemigos. Se define en sentido negativo. Se define por lo que no es. Y todo lo que no es, es el enemigo. El enemigo del neocom es el trabajador de cuello blanco y los líderes en la sombra de estos trabajadores: instituciones financieras y organizaciones multinacionales. Así, es común que la ira y los ataques de los neocom se proyecten hacia la llamada Troika. Después de proyectar su ira y fijar el blanco de su odio irreflexivo, buscan la justificación. ¿Qué ha hecho la Troika? Recomendar un programa de reformas a la patria. Intolerable delito que unos extranjeros decidan sobre la economía nacional. Ataque a la soberanía. Entonces, sí estos organismos internacionales abren una línea de crédito a España, esa deuda no se va a pagar. Si estos organismos piden garantías de ajuste del déficit, el ajuste del déficit pasa a ser un ataque contra la casa de nuestros padres. Además, de sobra es conocido que detrás de todo esto está la gran banca, el club Bilderberg y el "nuevo orden mundial" ("poderes oscuros" en palabras de Julio Anguita). De ahí a la conspiración del judaísmo internacional dista el salto de un grillo.

Las similitudes entre el fascismo (concretamente el de la República de Saló) y estos nuevos comunistas no acaban ahí. Decía Mussolini:

Nuestras ideas revolucionarias pertenecen a lo que en régimen democrático se llama "izquierda"; nuestras instituciones son un resultado directo de nuestros programas y nuestro ideal es el Estado de Trabajo. En este caso no puede haber duda: nosotros somos la clase trabajadora en lucha por la vida y la muerte, contra el capitalismo. Somos los revolucionarios en busca de un nuevo orden. (...) El espantapájaros auténtico, el verdadero peligro, la amenaza contra la que se lucha sin parar, viene de la derecha. 

Y dice el manifiesto de la Marcha sobre Madrid de la Dignidad:

Están aprovechando la crisis para recortar derechos. Estas políticas de recortes están causando sufrimiento, pobreza, hambre e incluso muertes y todo para que la banca y los poderes económicos sigan teniendo grandes beneficios a costa de nuestras vidas.

Apuesto caña y pincho de tortilla a que se puede intercalar cualquier párrafo de cualquier discurso de Mussolini entre cualquier párrafo de cualquier manifiesto neocom sin que el texto pierda coherencia.

Nótese el uso del plural de la tercera persona. Ese empleo insistente en el "ellos".
Alguien me puede decir que todo esto no son sino simples coincidencias. El caso es que estas coincidencias no las hallamos con manifiestos o discursos liberales, conservadores o socialdemócratas. Ninguna de estas tres ideas políticas tiene el deje revolucionario tan caro a la mente adolescente. Y es que la revolución, para los revolucionarios, siempre es la misma revolución. Así, los revolucionarios franceses imitaban a la Roma clásica, los revolucionarios bolcheviques imitaron a los revolucionarios franceses. Por fin, nuestros revolucionarios del Starbucks y el iPhone, alzan el merchandising soviético.


Esta manía por la revolución pendiente lleva en su ADN la desconfianza en lo que conocemos por sistema democrático. Así, en lugar de mayoría hablan de mayoría social. Y el régimen del 78 para ellos "carece de legitimidad". Como no reconocen este régimen, no reconocen su fuente de legitimidad que es la soberanía nacional y así, llaman "a los pueblos a que ejerzan su soberanía, alzando su voz de abajo arriba, democráticamente, para construir un proceso constituyente que garantice realmente las libertades democráticas, el derecho a decidir...". Es decir, una vez que para ti no existe régimen democrático, ni país, vale todo.

Son la banda de la porra y están orgullosos de ello.
Claro que esta aproximación les hace caer en una contradicción fuerte. Si no hay democracia, ¿cómo es posible que se pinten en el brazo teléfonos de abogados? Si existe persecución ¿cómo es posible que lleguen a Madrid miles de revolusionarios? Si existe censura ¿cómo es posible que no tengan problemas para emitir su propaganda golpista en sus panfletos golpistas? Misterio.

"La verdad", ojo.
Pero a partir de esta fantasía montan su mundo de imágenes y misticismo. Así, como la única democracia que vale es la que ellos digan, todo está justificado para destruir el actual sistema. Por eso llaman a "dar un escobazo" a los representantes elegidos. Porque la democracia "no es real", es una democracia "zombie" o nos la están "robando". Opciones todas ellas contradictorias entre sí y que no resisten ningún tipo de análisis lógico. Pero al diablo la lógica. El fascismo no es lógico. Sabemos que la doctrina fascista de nuestra extrema izquierda/derecha  tan solo mira al futuro. Un futuro construido sobre la fantasía de un pasado inventado, interpretado, reinventado y reinterpretado. Esa visión escatológica del destino final de la humanidad tan presente en todos los autores fascistas y que deja entrever su pus en las apelaciones a desastres ecológicos (el "ecocidio" que menciona Beiras). O en el gran descubrimiento de los radicales antisistema tras la caída del Muro de Berlín: el calentamiento global.

Esta preocupación impostada por el medioambiente sirve como caballo de Troya para las actividades de agitación y propaganda previas a la acción revolucionaria. Al fin y al cabo ¿a quién no le gusta un medioambiente limpio? Que sea precisamente el modo de producción y distribución del libre mercado el que pueda propiciar la reducción de la contaminación, el aumento de la masa forestal y que el calentamiento global provocado por el hombre (capitalista) sea una cuestión más que dudosa, no obsta para denunciar estos supuestos males y ligarlos al sistema económico (capitalista) y de gobierno (democrático) vigente en el mundo libre. Y de cómo trataba el socialismo al medioambiente ni mu. Fantasilandia.

"Con más impuestos a "los ricos" y persiguiendo más "el fraude", se puede disparar el gasto público y no pagar la deuda". Bienvenidos a Fantasilandia, un lugar con el campo de reeducación detrás de la catarata de las sonrisas.
Toda la cuestión dialéctica sobre si estos revolucionarios del descanso para el bocata son extrema izquierda o extrema derecha se reducen, al final del día, a la conclusión de que son extremos anticapitalistas y antidemócratas. Y lo de antidemócratas va por ser hiperdemócratas u oclócratas: el gobierno de la asamblea con mano alzada, la trampa de la democracia 2.0, el grito de la muchedumbre. Una democracia sin ley bajo la que encuentran cobijo los defensores de la existencia de un supuesto "derecho a decidir" que en su parroquia los seguidores de David Bisbal de ojos negros puedan constituir una nación política.


Claro que tampoco ignoro que toda mi crítica se produce desde el laboratorio. Si salgo a la calle y pregunto al panadero por la revolución inminente, me dará con una barra de pan en la cabeza (y luego me la cobrará. Perro viejo). En resumen, al margen de los dimes y diretes que planteamos desde la teoría, está la prosaica, moderada y cabal realidad. Cuando a Irving Howe (un socialista americano del que nuestros peludos robolucionarios jamás oyeron hablar) le montaron una gresca en un acto de la universidad de Stanford allá por los 1960, un joven idealista le acusó de traicionar el ideal comunista y de formar parte del statu quo. En definitiva, le acusó de no ser revolucionario. Howe le respondió: «¿y sabe lo que será usted? Usted será un dentista». Lo destrozó.

Más:
     

domingo, 2 de febrero de 2014

Quiero un debate entre Pablo Iglesias y Marine Le Pen

¿Por qué hablar de Podemos y no de IU o de otros partidos ultras que prosperan al calor de la crisis? Porque a cierto nivel de marketing político lo hacen mejor que los otros. Conectan mucho mejor con la gente de mi generación que otros partidos por factores que en principio son aprovechables por cualquier grupo: sus portavoces son treintaañeros, han tenido Internet en su casa desde la adolescencia, emplean un lenguaje contemporáneo y no rancio, etc. Factores aleatorios que empleados de forma coordinada suponen una focalización del esfuerzo hacia un objetivo entre el electorado muy concreto. En ocasiones, cuando los partidos más grandes se dirigen a todos los grupos de edad, ingresos, etc. sus mensajes hacen aguas: lo que es bueno para unos (pensionistas) perjudica a otros (universitarios) y por tanto se pierden en un marasmo posterior de medidas correctoras que desinflan el discurso. No es el caso de Podemos. Todavía.

Es especialmente gracioso leer a la nueva verdadera izquierda criticando a la nueva nueva verdadera izquierda.
Se nos advirtió que una crisis económica del copón siempre trae de la mano el surgimiento de movimientos populistas, ultras y potencialmente peligrosos. Gente que quiere destruir el statu quo por la vía rápida, personas para quienes la explicación de las cosas que pasan es sorprendentemente sencilla, gente que cree que la voluntad lo puede todo. Afortunadamente para la gente decente, leída y prudente estos movimientos ultras se diluyen en nuestro caso en varias opciones políticas. La propia naturaleza de estos movimientos populistas hace que se enfrenten unos con otros, he ahí la primera línea de defensa de la gente normal. No hay que mover un dedo para dejar que se autodestruyan. Bueno, convendrán ustedes conmigo en que en ocasiones un empujoncito en dirección al barranco tampoco les viene mal.

Es terrible que todo el discurso que está haciendo hoy en día la izquierda fundamentalista se construya sobre los cimientos de ciertos axiomas que para ellos no requieren explicación. Estos axiomas sólo buscan la adhesión sin preguntas. Cosas como por ejemplo la existencia de un oscuro poder financiero que domina a los gobiernos y a la banca internacional. Cosas como el pensamiento mágico de que se puede regresar a un mundo proteccionista que han idealizado algunas mentes calenturientas. Cosas como que para que uno se haga rico hace falta uno que se haga pobre. Cosas como que el aumento de la desigualdad se debe a una conspiración para crear un ejército de esclavos. Todo este pensamiento mágico requiere una cierta profundización y no quedarse en la simple adhesión a la proclama.

Foto con perro y mirada acero azul. ¡FOTO CON PERRO Y MIRADA ACERO AZUL!
Se puede responder por ejemplo que los "oscuros poderes financieros" no son sino fondos de pensiones supervisados por los gobiernos (el mayor fondo de inversiones del mundo es el Fondo del Petróleo de Noruega, que paga el estado del bienestar de ese pequeño país nórdico) y la banca central que a su vez también está supervisada por agentes del gobierno. Otro "oscuro poder financiero" puede ser el FMI que se dedica a conceder préstamos a países quebrados y cuya naturaleza también es pública.

Frente a la nostalgia proteccionista se puede decir que las medidas de este tipo sólo protegen a la industria nacional en apariencia. Dificultar las importaciones impide al país acceder a bienes que en otros lugares del mundo pueden ser más baratos o de mejor calidad y además supone un aumento gratuito de la competitividad de los países que sí practican el libre comercio entre sí. Dificultar la importación de microscopios puede crear el incentivo de que aparezca aquí una fábrica de microscopios, pero al vivir en el mundo de la mentira, estos serán más caros. La diferencia del nuevo coste será una socialización de pérdidas. ¿No habíamos quedado en que socializar las pérdidas era algo malo? Vaya, parece que para la izquierda fundamentalista esta regla admite excepciones.


Solamente hay un modo en el que en un intercambio económico uno se haga rico y el otro pobre: robando. El comercio internacional no se basa en el robo, sino en la competencia. Precisamente abandonar la época del proteccionismo nos hace ver que los países prosperan siendo más apetecibles que otros: ya sea por precio, por calidad o por ofrecer un producto en exclusiva. Todo intercambio económico libremente realizado por dos agentes, resulta positivo para ambos ya que si la ganancia no fuera superior a la pérdida, este no se produciría. No ignoro que en el comercio internacional existe el abuso de poder, el espionaje industrial, la subvención pública y un montón de malas prácticas. No vivimos en un mundo ideal donde todo va como la seda, pero lo cierto es que los beneficios superan con mucho a las pérdidas: basta comprobar cómo todos los indicadores de desarrollo humano mejoran según los mercados internacionales se van abriendo. Y sí, nosotros también mejoramos: ahora que casi no podemos competir por precio, estamos obligados a competir por calidad, lo que hace que haya que aumentar la inversión en bienes de equipo e infraestructuras, razón por la cual aumenta la desigualdad y no baja el paro —como ocurre en todos los países en esta fase: mirad a Reino Unido en el 78 y la curva de Kuznets—. La buena noticia es que tenemos la exclusiva de ciertos productos y servicios. Una política proteccionista los haría inútiles.

Preguntarán ustedes qué tiene que ver todo esto con las elecciones a las que se presenta Podemos. Tiene poco que ver. Pero es que en sus mítines exponen estas ideas mágicas que nos hablan de un mundo que no existe. Aunque no solo hablan de esto, también hablan… de la última guerra civil española. Quien mamaba teta durante la Transición se cree que esa Transición fue un fraude porque no se produjo la ruptura, sino una mera reforma. Para estos octubristas del Starbucks lo ideal sería rehabilitar a la Segunda República y corregir la historia. Una persona más o menos en sus cabales pensaría que no es bueno ignorar a la mitad de la población, pero es que para los chavales que llevan Podemos no se trata de ignorar a la mitad de la población, ellos creen que su discurso lo comparte "el 99%" de la gente. Claro, una vez identificado un poder oscuro en algún escondido despacho teórico como el causante de todos los males, es sencillo tener fe en que tu discurso es ampliamente compartido. Pensamiento mágico.

Y tocando ya temas de política nacional —nadie sabe qué diablos es la UE así que para qué hablar de política europea, pensarán—, puedo recordar cómo Podemos apoya el referendum secesionista que quiere organizar la élite cleptocrática catalana. Es decir, Podemos, que dice ser de izquierdas, defiende que se le quiten derechos políticos a la mayoría de la población para beneficiar a una minoría. Según ellos, se trata de "no tener miedo a la democracia" y dejar que se vote cualquier cosa de cualquier modo. El caso es que no hay nada más antidemocrático que establecer normas ad hoc y desposeer al ciudadano de su soberanía nacional sin su consentimiento. Y de eso se trata.

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Claro, en sus cabecitas esto tiene sentido. Recordemos cómo Podemos también defiende el relato etarra: cómo unos gudaris luchadores por la libertad de su pueblo milenario se enfrentaron a un estado opresor que les perseguía y torturaba. Políticamente esto no es nuevo: en las pasadas elecciones europeas, los etarras se presentaron bajo las siglas de Iniciativa Internacionalista (creo). El discurso nazicomunista etarra encuentra acomodo en flipados radicales de Izquierda Castellana y otros grupúsculos radicales que solamente se diferencian por los colores de las banderas que decoran sus habitaciones. Hoy que gracias al gobierno de España los etarras pueden presentarse libremente a las elecciones para vergüenza y oprobio de quienes defendemos el Estado de Derecho y la dignidad humana, parece que los proetarras se presentarán solos, así que este apoyo de Podemos no les supondrá un rédito político, lo hacen por convencimiento, por fanatismo.

Resulta chocante que estos que se pretenden de izquierdas apelen a la fractura de la soberanía nacional. Decían los clásicos marxistas que el nacionalismo era un instrumento de élites burguesas para opresión de la clase trabajadora. Asimismo es chocante que gente que dice ser de izquierdas aluda a pertenecer a una "familia de izquierdas" como repite incansable Pablo Iglesias en sus mítines. La llamada de la sangre cualquiera diría que pertenece a las familias aristocráticas que buscan la permanencia de sus privilegios por motivos de nacimiento. A esta gente le da lo mismo ocho que ochenta. Y si ésa es la nueva izquierda, yo, que defiendo la soberanía nacional como instrumento de organización social, formada por la unión libre de voluntades individuales en arreglo a una Constitución que sea una norma básica de convivencia que sólo puede ser modificada por la propia soberanía nacional de la que emanan sus poderes y que rechazo categóricamente los privilegios por razón de sangre u origen, debo ser de la nueva extrema izquierda. Algo no cuadra ¿verdad? Hace falta una pieza para que cuadre.

A Marine Le Pen se le está quedando cara de señor mayor. Es el síndorme Pertegaz pero en mujer.
Si comparamos el discurso de Podemos con el del Frente Nacional francés, ya todo cuadra. No es que yo esté en un error de ubicación ideológica, es que esta nueva izquierda es un cacao de foralismo aristocrático que pretende utilizar al desclasado lumpen para beneficio de la burguesía. Hoy el lumpemproletariado abunda en la piel de toro. No sólo por aumentar las filas de los derrotados por la crisis sino por el esfuerzo de nuestros comunistas por que desaparezca la conciencia de clase. En el momento en que apoyar esta o aquella moda es de izquierdas o no, el discurso marxista desaparece y es sustituido por ideas de bombero que van apareciendo en función de la posición que adopte el PP. Cuando quitas del discurso de Podemos el "ser de izquierdas" como factor de mera propaganda, te queda el Frente Nacional.

Y aquí vuelvo a la política europea. En Europa existen dos grandes visiones sobre qué debe ser la UE. Unos dicen que hay que tender a la federación y a la toma colectiva de decisiones, a la cesión de soberanía. Otros, por el contrario, creen que lo mejor es que el estado nacional tenga el protagonismo en la toma de decisiones y que la UE sea un mero espacio de contacto diplomático ligado por intereses comunes. Cuando oigo a Pablo Iglesias en sus mítines hablar de recuperar la soberanía que nos han robado "poderes exteriores" aludiendo a la imposición del artículo 135, me  confirma la tesis de que está por la supervivencia del estado nacional. Como Le Pen una vez más. Claro que esto entra en contradicción con su apoyo al referendum secesionista. ¿Para unas cosas hay que ser soberano y para otras no? Estas contradicciones a nivel teórico tan solo reflejan el cacao mental en el que están ubicados.