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El cambista y su mujer (Quentin Massys, 1514). |
Y aquí es cuando entra en juego una idea interesante: el asunto del pago de la deuda no es una cuestión económica, sino una cuestión moral. Es decir, el pago de la deuda no se mide en términos de cálculo económico ("¿cuáles son los costes de pagar o de no pagar?"), sino en términos morales ("es malo no pagar porque el grupo no acepta que un miembro no pague sus deudas"). Hay cierto placer morboso al comprobar que hasta los más supuestamente anticapitalistas se mueven en estas mismas coordenadas morales que hacen felices a los banqueros más gorditos de la City londinense.
Ya escribí alguna vez sobre el extraño mundo en que vivimos. Un mundo que ha normalizado que las noticias que tienen que ver con la economía financiera aparezcan en las portadas de la prensa generalista, como si fueran noticias de interés general. Este ha sido un lento cambio de paradigmas y referentes que nos ha traído al mundo de hoy. Un cambio lo bastante lento y lo bastante reciente como para que no seamos conscientes de él.
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Una gráfica en la poirtada del Heraldo de Aragón. Bienvenidos al nuevo normal. |
Una vez puestas sobre la mesa las contradicciones del enemigo podemos reflexionar sobre la deuda. Si tomamos la devolución del dinero prestado (más intereses) como lo que es, una mera transacción económica y no un imperativo moral, el cuento cambia. El imperativo moral en una transacción económica no sería ya la transacción económica en sí, sino el resultado de ésta (ver La Teoría de la Estupidez).
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Vía |
Yo entiendo que esto suene raro porque en el mundo al que nos acostumbraron a vivir en las últimas décadas las coordenadas morales han cambiado. Por eso, defender que en los poquísimos casos en que se puede producir el desahucio de una familia, no se produzca, parece hoy cosa de antisistemas y rojeras (nota: ¿por qué les hemos regalado eso?). Nada más lejos de la realidad. Se trata de ganancias y pérdidas y de valoraciones subjetivas. Lo que vale para un banco un hogar familiar y lo que vale para la familia no es lo que pone en los papeles del préstamo hipotecario. Creo que alguien llama a esto utilidad marginal.
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Por favor, que alguien pregunte a esta gente para quién trabaja. |
Llevar el imperativo moral de la deuda a sus últimas consecuencias nos llevaría a considerar moralmente deseable el pago de la deuda antes que cualquier otra cosa. Nadie hoy defiende que haya que pagar una deuda antes que tener algo para comer —salvo tal vez la mafia—, pero esa barrera se va estrechando. Defender el embargo del hogar familiar es considerar que el pago de la deuda va antes que el hogar. Sí, sé que estoy extremando el ejemplo, y que es una forma de argumentar no muy deseable, pero quiero que se entienda.
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Un budista ve esta imagen y piensa que el señor vaca, el señor gallina y el señor eunuco están bailando la Macarena. |
Es más, es que si después de lo dicho lo que preocupa al lector es si creo que se deben pagar o no las deudas, me temo que no ha entendido el punto que trato de transmitir. Un préstamo es como cualquier otro servicio, ni más ni menos. De lo que se trata es de dejar de considerarlo la brújula moral de nuestro tiempo. ¿Hay que pagar las deudas? Claro que hay que pagarlas, pero unas antes que otras. Es más, si nos ponemos puntillosos y sacamos el libro de agravios para resolver quién le debe qué a quién, la respuesta tal vez no nos guste.
Coda
El libro de Graeber se centra en la consideración moral de la deuda una vez cuantificada en dinero. Cuenta que eso deshumaniza el contrato de préstamo y luego hace un repaso a la historia de la deuda poniendo ejemplos históricos pintorescos. Si queréis libros sobre la imaginativa y fantasiosa lucha eterna entre explotadores y explotados los hay infinitamente mejores.
5 comentarios:
Entiendo tu postura acerca de la no inembargabilidad del domicilio familiar.
Pero creo que esta postura se queda en el deber ser, y no en la realidad.
Como pareces ser una persona sensata y honrada, ves el problema desde la perspectiva de una familia honrada que ha tenido mala suerte y puede verse en la calle.
Pero la realidad es que hay muchísimo cabeza-nabo que se compró un adosado junto al campo de golf exprimiendo hasta el último euro de una nómina inflada por las horas extras producto de la cresta de la ola.
Si aplicamos dicha inembargabilidad estamos creando un enorme riesgo moral, y transferimos el coste desde los cabeza-nabos manirrotos precisamente a estas familias honradas que queremos proteger. Porque ante esta posibilidad de la inembargabilidad, aumentará en número de los que asuman hipotecas por encima de sus posibilidades. Y los bancos trasladarán el coste debido al incremento del riesgo al precio de las hipotecas. Por lo que la hipoteca de la familia honrada crecerá, pagando el riesgo de los cabeza-nabos.
Son las 'unintended consequences' que aparecen siempre ante toda medida de 'ingeniería social', por muy buena que sea la intención a primera vista.
Lo que se vé y lo que no se vé, que decía Bastiat.
Saludos.
El tema de los embargos yo lo veo mas como algo de seguridad juridica y de precedentes.
Sobre lo de pagar la deuda si o no pues es que yo no lo veo como algo en lo que tenga que entrar la moral. Y menos en temas de deuda publica. Yo creo que hay que pagarla porque si no lo haces luego no te prestan mas o lo hacen mas caro, haciendo que el futuro del pais se debilite. Luego si te lo gastas en vino pues es tu problema.
es mas, si metemos la moral en esto, un Estado moralmente aceptable pagara sus deudas, ya que eso asegurara su futuro y el bienestar de sus ciudadanos (gastando con cabeza se entiende). Luego esta Grecia y Varoufakis.
La inembargabilidad del hogar me parece muy bien. Eso sí, hay que tener en cuenta que sin la garantía de la hipoteca, el banco nunca te prestará el dinero para tener un hogar.
En el tema de los desahucios (deuda privada), debe ser el estado el que se encargue. Legislando mejor (de esta crisis se puede aprender mucho) y protegiendo más al deudor, especialmente si tiene hijos a su cargo. Entiendo tu argumento de que la utilidad del hogar para el deudor es mucho mayor que para el banco, y entiendo que comer y tener casa es lo primero. También estoy de acuerdo en que ni la información ni el poder de negociación son iguales, pero no acabo de ver como podría funcionar en la vida real lo que tu llamas "hay que pagar las deudas pero unas antes que otras".
Como digo, prefiero que sea el estado el que actúe como "compañía de seguros del ciudadano" (a posteriori) o legislando (o sea a priori) temas como las clausulas suelo, el porcentaje del préstamo sobre el total, etc, etc. Por dos razones, una simple patriotismo (nobody is left behind) y otra, porque pienso que una sociedad con menos gente cayendo en la pobreza o situaciones similares redunda en el interés de todos).
La base de todo el problema es considerar el crédito un derecho humano, cuando no es más que una herramienta una vez se tiene algún tipo de recurso disponible para disponer de más dineritos.
Y al final pasa lo que pasa, y las soluciones que se proponen es ahondar aún más en lo mismo.
Pero que más da, paga el contribuyente, claro, que a pesar de los manirrotos de quienes no viven en el mundo real, tiene que seguir trabajando para comer y ahi estarán los responsables de todo esto para seguir poniendo el cazo.
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