La división del trabajo fue el milagro de la Edad de Piedra
Una de las cosas que más me llaman la atención de la (pre)historia de la humanidad es ese punto en que la antropología, la geología, la economía y la arqueología se unen para dar explicación a hechos no muy conocidos pero asombrosos.
Restos fósiles de hace treinta mil años -más o menos, no seamos estrictos- nos dan una información que nos debe dejar a todos fascinados. En algún punto del paleolítico medio, se produce el mayor invento de la historia del hombre: la división del trabajo. Hay restos de enterramientos con objetos que no podían estar en ese lugar. De la actual Ucrania hasta Alemania, de la estepa Siberiana hasta Asia Central. ¿Cómo fue posible el traslado de piezas elaboradas, ornamentos y herramientas a cientos de kilómetros de un enterramiento? Otra preguntita: ¿cómo es posible que en la tumba de un niño se encuentre una camisola cubierta de "lentejuelas" de marfil de mamut en un lugar donde no había mamuts?
El testimonio del pasado nos hace volar la imaginación para poder explicar un comportamiento y una organización social en los que hombres tapados con pellejos de animal y alpargatas en los pies, caminaban por un mundo sin caminos. Esos tipos barbudos y con mal aliento crearon los primeros caminos caminando. Llegaban al encuentro de otros tipos e intercambiaban objetos (o los robaban al asalto, pero probablemente habría más intercambios que asaltos). Al principio serían objetos propios de un lugar, después fueron objetos elaborados. Es decir, de forma natural y a lo largo de siglos, se fue extendiendo la idea (¿o es una idea innata?) de que merecía la pena trabajar para otros para obtener un beneficio.
El hombre de la edad de piedra sabía más de economía que los actuales profesores de economía de esas universidades cuyos despachos huelen a marihuana. Mucho más que Miguel Sebastián.
Viajemos un poco en el tiempo gracias al milagro de la palabra escrita y la imaginación que te supongo, amable lector.
Groj y su pandilla cazan venados. Usan lanzas de madera con la punta endurecida por el fuego. Es un trabajo afanoso, pero el producto en calorías de su trabajo, hace que le merezca la pena. Si en lugar de cazar un venado y quedarse sentados hasta que se agote la carne, continúan cazando, consumirán más carne, pero obtendrán antes más venados. El chamán de la tribu, Rubolkoba, viene de un viaje con un regalo: una lanza con punta de piedra afilada. Groj lo prueba en una batida de caza. Su punta es la única que no se rompe. Si toda su pandilla usara ese tipo de puntas, no tendrían que dedicar tiempo a construir nuevas lanzas de madera. Rubolkoba sabe que en donde obtuvo la lanza no hay venados.
Un día a Rubolkoba se le ocurre decirle a su tribu que intercambien medio venado con aquellos que hacen puntas de piedra. Es una decisión complicada y arriesgada ya que medio venado son tres días de buena comida para la tribu. La buena noticia para nosotros es que Groj es un arrebatado y para demostrar su hombría decide llevar el medio venado e intercambiarlo por cuatro puntas de lanza.
Lo mejor de todo es que la tribu de Groj sabe cómo hacer esas puntas de lanza. Incluso las hace mejores y más rápido que la otra tribu. Pero son infinitamente mejores cazando así que les compensa comprar las malas puntas de piedra a la otra tribu.
¿Consecuencia de esto?
La otra tribu varía su dieta y obtiene más calorías per cápita. La tribu de Groj comienza a tener ingentes reservas de comida. Ambas tribus han salido ganando. Unos se especializan en la caza y otros en la construcción de puntas de lanza. Llega un momento en que sus productos son intercambiados con otras tribus más lejanas. Obtienen ropa, bayas, canastos, collares de conchas...
Miles de años después, Groj es especialista en poner demandas al ayuntamiento. No sabe cazar, no sabe qué es un electrón, pero cuando llega a casa ve la nevera llena. En ocasiones, la nevera está vacía, pero a cien metros de su casa hay un súper muy cutre que tiene más alimentos, más variados y más baratos que los que podía obtener cualquier ser humano en los miles de años de historia precedente.
¿Son el comercio y la división de trabajo un producto de la civilización o condiciones sine qua non para que exista civilización? Ahí lo dejo, amigos. Continuar leyendo...











