martes, 7 de agosto de 2012

Prometheus (2012)

A la media hora estaba pensando cómo enfocar una crítica de la película en el blog. Como me reía solo, un niño de once años me llamó la atención y casi me pega. Eso fue lo más emocionante que me ocurrió viendo la última de Ridley Scott.

Debe haber algún tipo de virus en Hollywood -de forma temporal podemos llamarle Yorslukas-, por el que historias que forman parte de la mitología contemporánea son usadas y violadas sin contemplación por el afán de hacer un dinero fácil. Este virus hace que las grandes historias de los 80 sean prostituidas una y otra vez. Lo vimos con el pobre Indy, con La Guerra de las Galaxias, más o menos con Terminator; ahora le toca el turno a un despiadado Ridley Scott que si bien no crea un reboot en el sentido literal, si que se aprovecha de la franquicia de Alien para dejar su cagadita y huir.

Cuando saquen la versión española del Blu-Ray, debería llevar una pista de comentarios de Gemma Mengual. Es la película ideal para que la deportista-comentarista te ralle: «uff, ahí el malo ha entrado justito ¿eh?», «mmm, parece que en esta escena los actores andan flojitos». Es que toda la película es un querer y no poder.

«Alien ha dejado el listón muy alto. Sacar una precuela es de mataos».

De qué va la movida

Voy a revelar detalles de la trama, estáis avisados. Bueno, y también os preaviso que no entendí muy bien por qué los personajes hacen lo que hacen. Creo que ni Ridley, con su Yorslukas encima, pueda explicar muy bien de dónde vienen y a dónde van los personajes. Aparecen, desaparecen, tienen cambios de humor extraños. En fin, vamos al lío, que me enfría el postre (?).

Si quieres estropear una película, ponle varios finales (hola, Señor de los Anillos), si quieres quedar como un tarado, ponle varios comienzos. Prometheus tiene tres comienzos.

Primer inicio: Una especie de fiber que no ha dormido nada en varios días se coloca al borde de una cascada y abre una lata de caviar. Come un poco y luego vemos cómo este caviar en realidad es ADN que se mezcla con el suyo, lo recompone y lo sustituye y... el tipo se cae por la cascada. Vale. Te quedas con la idea, pensando que te va a servir para algo en las próximas dos horas de película (pista: no te va a servir para nada).

Segundo inicio: Una nave espacial en el espacio profundo. Bueno, bueno, bueno, ya la cosa mejora. Echaba de menos ver naves espaciales en el cine. Me hacen falta muchas naves espaciales: es una buena forma de amortizar el precio de la entrada, ver algo espectacular e imaginativo. En esa nave hay un tipo muy hierático (es un androide) que encima protagonizó Centurion. Fassbender está toda la película poniendo cara de «me acuesto con señoras mayores por dinero» (volveré sobre esto más tarde), pero como hace de robot, se lo perdonamos. Resulta que la tripulación humana está en hibernación y él se dedica a tareas de mantenimiento en la nave. Hasta aquí bien. Lo que no entiendo -ni yo, ni la eficiencia de recursos en la organización industrial- es por qué el robot se dedica a ver películas, a ver los sueños de los que hibernan y a aprender otros idiomas por el método humano. Si yo tengo un robot en una nave, estaría todo el tiempo en su podio de carga, conectado a la nave que en caso de alguna incidencia lo avisaría. Nada más.

«Señora de las cuatro décadas, no quite años a su vida. Póngale vida a los años, que es mejor».
Tercer inicio: Una vez que se despiertan los tripulantes -debe haber unos 30 o 300, nunca lo llegamos a saber-, Charlize Theron los reúne en la pista de baloncesto de la nave (?). Como es una misión extraordinariamente cara, han contratado a gente muy mediocre y no les han aclarado ni cuál era la misión antes de subir a bordo. Como tienen una tecnología superior a la Nostromo o incluso a la Sulaco (volveré sobre el tema más tarde), la pista de baloncesto es en realidad una holocubierta tipo Star Trek. Un holograma de Peter Weyland, el dueño loco de la compañía, les suelta dos generalidades. Después, Charlize nos presenta a dos de los protagonistas. Dos médicos que andaban por el mundo descifrando jeroglíficos (hay una escena anterior en la que se ve a los dos descubriendo una piedra con dibujitos, pero no nos importa en absoluto porque estábamos discutiendo con un niño de once años). Esos dos son pareja, pero destilan tanto amor, pasión y erotismo como un plátano y una piedra en un saco de patatas.

Mi civilización terraforma planetas, expande la vida inteligente por el Universo conocido desde hace eones... y deja la dirección de la Fábrica Ultrasecreta de Bio-armas del Apocalipsis Total en todos los restos megalíticos de las civilizaciones de la Antigüedad. ¡TODO BIEN!
Han pasado casi cincuenta minutos y por fin empieza la película. Resulta que diferentes culturas antiguas de la Tierra dibujaban una misma constelación y Weyland cree que ahí está el origen de la humanidad. La nave llega al sitio (haber empezado la película aquí, gañanes) y los señores salen en trajes poco trabajados a explorar lo que parecen unas ruinas subterráneas.

Como tienen una tecnología muy superior a la del resto de la saga (en serio, es una cosa que destroza la película), lanzan unas bolitas que vuelan y mapean el recinto en tres dimensiones. Con más seguridad se adentran, sin colocar ningún foco, por ese sitio tan oscuro, hasta que llegan a una especie de pozo del que sale agua. El Doctor decide que se puede respirar así que todos se quitan alegremente el casco.

-Euh... no creo que nos debamos quitar los cascos en un planeta alienígena inexplorado.
-¿Y qué podría pasarnos? ¿Que algún alienígena nos violara por la boca? -buf, aquí no estuve fino.

El Grupo de Acción llega hasta un cadáver alienígena aplastado por una puerta. Sacan el datador-de-carbono-14-de-bolsillo y estiman que lleva así 3.000 años sin pudrirse. El androide abre la puerta PORQUE SABE LEER EL IDIOMA ALIENÍGENA. La Doctora mete la cabeza del alienígena en una mochila muy cutre y entran todos en la nueva estancia.

La nueva sala tiene una cabeza gigantesca humanoide y un montón de pequeños cilindros sospechosísimos. Pero ahí entran todos como Pedro por su casa, como si incluso fuera aburrido descubrir ruinas de civilizaciones interplanetarias. Desde la nave les avisan que se acerca una tormenta de arena y tienen que volver. A finales del siglo XXI, la humanidad hace viajes interestelares pero una tormenta de arena detiene una multimillonaria misión científica, ok.

Por ahí tiramos el tabique y le ganamos metros a la finca.
El robot, sin que nadie lo note, se lleva un cilindro en una mochila cutre y asquerosa. Al mismo tiempo, mientras se van, de los cilindros empieza a surgir El Mal en forma de chapapote. Casi se me olvida, hay dos astronautas que se quedan atrapados dentro (tienen mapa 3D y conexión de radio con el resto de sus compañeros, pero eh, se pierden y quedan atrapados).

De vuelta a la nave, la Doctora comprueba que el ADN de la cabeza alienígena es compatible con el ADN humano. Como está medio loca, cree que es una señal o algo. No sé, creo que esto era una parte importante de la película pero no le presté atención. Después, el robot, que tiene una programación muy peliculera, le pone una gota de Mal al Doctor en su copa de whisky (¿por qué llevar whisky al espacio?). El Doctor, que ahora lleva El Mal dentro de su cuerpo, se acuesta con la Doctora.

Te pones muy sexy cuando te enfadas.
Por su parte, los dos que se quedaron atrapados en las ruinas, se encuentran con que el chapapote adquiere forma de espermatozoide gigante de Cthulhu. El espermatozoide gigante le empieza a hacer el amor muy fuerte a uno, y el otro, que quiere soltarlo, se encuentra con que el bicho lo viola por la boca. Es un bonito homenaje a la saga, ya que Alien es básicamente un pene gigante con patas y dientes y todas las películas tratan casi exclusivamente el tema de las relaciones sexuales interespecies no consentidas.

Pasa la tormenta y el Grupo de Acción regresa a las ruinas. El robot se va por su cuenta a explorar la Sala de Control Alienígena, donde ve hologramas absurdos y un planetario donde aparece la Tierra con su configuración continental actual. El resto, ve cómo el Doctor estornuda trozos de Mal (o esperma de Cthulhu) así que lo llevan a la nave para darle una aspirina o algo caliente y meterlo en cama. En la puerta de la nave, Charlize Theron, que es la única que no tiene la mentalidad de un boyscout problemático, no les deja pasar con un tipo que evidentemente está infectado con algo desconocido. Ésta es mi chica. El personal que se supone altamente cualificado para esa misión, insiste en meterlo dentro y exponer a todo el mundo a una muerte casi segura. Al final, se acaba la discusuión porque Charlize tiene un lanzallamas y quema al Doctor. Gratis.

Los caraconos.
Vale. Ahora pasan muchas cosas muy rápidas y ninguna tiene el más mínimo sentido.

La Doctora se hace un chequeo por si está infectada por Cthulhu. En el chequeo, el robot le dice que está embarazada y justo tras saberlo le dan dolores de parto. Justo ahí ¿eh? Gemma diría «esta escena anda muy justita». A continuación, unos tripulantes desconocidos intentan apresar a la Doctora, que les golpea y huye. Acaba metiéndose en una cabina de autocirugía -programada para atender sólo a hombres- y se autoopera en un delirio gore completamente gratuito. Se saca al bicho de la tripa y lo deja ahí encerrado para caminar ensangrentada (¡acaba de autooperarse!) por la nave.

Acabo de abrirme el abdomen, extirpar un alienígena, meterme ocho litros de anestésico, graparme la barriga, pero ESTOY BIEN EH.
La tía llega hecha un desastre, sudando, casi desnuda y llena de sangre a una sala donde aparece Peter Weyland. ¡Oh, estuvo todo el rato en la nave y no nos importa nada! Se ponen a hablar mientras -insistamos en ello- la tía tiene grapas en el abdomen y está a punto de caer desmayada de dolor y miedo. Charlando y charlando, se les echa la tarde encima y acabamos sabiendo que Peter Weyland ha venido para preguntarles a los alienígenas el secreto de la inmortalidad. ¿Qué me vendes Ridley Scott? ¿Qué mierda me estás vendiendo?

Total, que se preparan para volver a la nave alienígena porque al viejo no le vale una cámara y tiene que ir en persona. Llegan a la Sala de Control Alienígena y despiertan a un alienígena que llevaba hibernando 3.000 años. El robot le pregunta algo y el alienígena -que tiene mal despertar- responde de forma lógica: decapita al robot y empieza a causar disturbios varios. Mata a todos menos a la Doctora, que hace la primera cosa con algo de sentido en las dos horas de película: salir corriendo. Pasan muchas cosas muy rápido y al final sobrevive la Doctora con dos trozos del androide. Gemma diría: «en la impresión general anduvo cortita».

Similitudes y diferencias con la saga de Alien

En realidad, los espermatozoides no son los típicos de Alien, pero sí que deben estar evolutivamente muy cercanos. Los alienígenas de Alien son llamados xenomorphos por poder imbricarse fuertemente con su anfitrión. Es una especie muy adaptable, y en Prometheus, vemos que pequeños alienígenas comparten parte de estas características (dejar embarazada a la peña, dominar su sistema nervioso, etc).

Los alienígenas humanoides se suponía que iban a ser la parte central del argumento de la película. Es un fracaso total de la cinta que no consiga que te importen lo más mínimo. No los puedes culpar: no sabes nada de ellos y tampoco te lo dicen, salvo vagas alusiones a ser creadores de la especie humana y conversaciones sobre Diseño Inteligente de cuarto de primaria.

La saga Alien, es género de terror dentro de la ciencia ficción (la ciencia ficción es el mejor género porque puede contener cualquier otro género (excepto la fantasía)), sin embargo Prometheus es ciencia ficción de derribo sin más. Ni siquiera las escenas de acción te entretienen, porque mientras las ves, sabes que va a seguir media hora de aburrimiento total y conversaciones estúpidas.

En los 80, el ciberpunk exploró el concepto de "corporación malvada". Hoy no queda nada de eso, así que no pongas a Charlize Theron de "supervisora malvada de la compañía".

De forma similar a lo que sucede en Aliens: el regreso, al menos se nota que la misión cuenta con recursos. Es decir, no envían a tres sociópatas con adicciones a salvar a la humanidad (forma frecuente de hacer que una película la cague por completo (hola, Matrix)). Borrad eso: sí envían a sociópatas ególatras con delirios constantes y poca o nula formación científica.

Obsolescencia invertida

Esto es algo que me enfada muchísimo porque arruina películas y sagas para siempre. Cuando una película posterior, tiene lugar en la datación argumental en un momento anterior, ¿por qué la tecnología es superior si no hay motivos para ello? Me explico. En Una nueva Esperanza, el mundo era decadente, no me refiero solo a Tatooine: un destructor estelar nuevecito era muy cutre. En El ataque de los clones, los destructores parecen mucho más modernos y en general todo es mucho más moderno de lo que será décadas después. Basta comparar la tecnología de la Prometheus con la tecnología de la Auriga (Alien: Resurrección). En serio, hablamos de diferencias de cuatro siglos.

Weyland Yutani tira el dinero

¿Te gastas un montón de recursos en una misión espacial y contratas a un camión de zotes? Es más, ¿tu Consejo de Administración te permite viajar durante años a otro mundo con secretitos? No prostituyáis a Weyland Yutani. Sería más creíble que la misión estuviera financiada por una caja de ahorros española de provincias.

Lo mejor
  • Algún escenario, algún efecto visual... pero si tienes un presupuesto de 100 millones de euros, eso hay que darlo por descontado. Es decir, es el mínimo a exigir de una peli de ciencia ficción espacial con ansias de blockbuster.
  • Buf, entra muy justito (hola Gemma) pero Fassbender haciendo de androide creo que aprueba por los pelos.
  • Hacía mucho que no veía una nave en el espacio en el cine. Gracias.
Lo peor
  • Quitas la referencia a Weyland y cambias los bichos y te queda una película diferente, una no-prostitución de Alien, que pasaría desapercibida.
  • La pretenciosidad de buscar una explicación al origen de la humanidad cagándose en Darwin y recurriendo al Diseño Inteligente. Tema de moda en EE.UU. pero que aquí al personal se la sopla bastante. Como decía un comentarista del blog: llevas a tu hijo de cinco años a un museo y le enseñas un australopiteco. Punto, se acabó el tema.
  • La cápsula de autocirugía está programada solamente para hombres (para un ingeniero tiene sentido que sea así, pero es un chiste muy rebuscado).
  • Cuando en una peli, el robot sin sentimientos, es tu personaje más expresivo, es que tienes un problemón muy gordo.
  • El androide lee los sueños de la gente que hiberna por alguna razón que no entiendo (hilando muy fino: en un sueño inducido no se sueña).
  • Soy un alienígena que lleva durmiendo miles de años, me despierto y mato a todo el mundo. Bien. Pero ¿por qué voy a encender la nave y pirarme? ¿Por qué no me piré antes de ponerme a dormir?
  • Soy CEO de una gran compañía y viajo varios años en secreto para preguntar a alienígenas que no sé si encontraré, cómo retar a la muerte. Por favor...
  • La relación entre los doctores. En una escena en que la besa, se nota que a la actriz le da asco. 
  • Hola, soy un científico que veo algo extraño en mis ojos al día siguiente de entrar en contacto con una sustancia alienígena desconocida, pero no voy a la enfermería ni aviso a nadie. Soy así. Me gustan las emociones fuertes y poner en peligro a todo el mundo.
  • El tema de los astronautas de la antigüedad me parece una buena excusa para una peli, sin embargo me pregunto por qué en Halo lo hacen tan bien, y en Prometheus tan mal. Ah, sí, debió ser por contratar al guionista de Perdidos, un señor al que le gustan mucho los principios pero no sabe acabar las cosas.
  • Entiendo que se quiera ganar dinero con la película (Prometheus está siendo negocio, lleva 250 millones de euros recaudados), pero hacer una película que guste tanto a niños como a abueletes y a frikis; es muy dificil. Alien, el octavo pasajero es un clásico porque no pretendió contentar a todo el mundo (y acabó haciéndolo).
  • Habrá 20 minutos más de película en la versión extendida.
  • Están preparando una segunda parte, que creo que será una precuela de nuestros culos.


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sábado, 4 de agosto de 2012

La economía de un país no es como la de una familia

Carmen Tomás -la versión femenina de Roberto Centeno- estaba gritando en la tele la misma idea con la que Rajoy nos machacó en su rueda de prensa del reino de la piruleta. «No se puede gastar más de lo que se tiene». Que nadie se llame a engaño, me gusta tan poco la alegría contable en las finanzas públicas como al que menos, sin embargo el concepto de «no se puede gastar más de lo que se tiene», lo veo fácilmente rebatible.

Puedes endeudarte a largo e invertir a corto si te compensa el retorno de la inversión. Por ejemplo, tienes una tubería que pierde agua pero no tienes dinero para arreglarla. Esa pérdida, entre agua y humedades, te supondrá a final de año un coste de unos 600 euros (a los hijos de los ñapas no les alimentan los lobos). Entonces le pides 200 a un amigo para repararla. Tú no tienes dinero en ese instante, y quedas a deber 200, pero en el cómputo anual has ahorrado 400. Oh, cielos, parece que sí puedes gastar más de lo que tienes.


Ok, hice trampas: hablaba de reparar algo roto. Un hecho no previsible. La pregunta sería «¿puedes planear gastar más de lo que tienes?». Dependiendo de cómo pretendas recuperar ese dinero y de la rentabilidad que saques a la operación, puede o no ser rentable. Aquí, si hablamos de un estado o de una familia, son cosas completamente diferentes. Una familia puede quedarse en la calle por no poder hacer frente a sus deudas, pero es que una familia no tiene a nadie que vigile sus cuentas. En todo caso, si hay al menos un salario en el hogar, siempre pueden contar con una parte inembargable de ese salario y, cómo no, si tienen la suerte de ser del occidente cristiano, pueden contar con cierta solidaridad de amigos y parientes.

Ahora bien, ¿qué ocurre en el caso del estado? Los amigos borrachos de la disparatada contabilidad pública defienden que un estado puede vivir en un permanente déficit por la sencilla razón de que guarda un nivel de solvencia y genera retornos de la inversión de forma permanente. En muchos casos estos retornos no son directamente medibles (reparar una carretera es un gasto puro que sin embargo disminuye accidentes, ahorra reparaciones en los coches particulares, etc), pero existe un cierto consenso en que un estado puede estar permanentemente endeudado. A un estado le pueden embargar igual que a una familia, es más, pueden embargarle sus expectativas de crédito (cerrarle el acceso al mercado) igual que cuando a un Carpanta lo ingresan en una lista de morosos.

¿Cuál es entonces la diferencia entre una familia y un estado?

El control de las cuentas. Mientras que a la familia nadie le controla las cuentas y -salvo excepciones- puede prever lo que ingresará el mes siguiente; al estado le vigilan las cuentas un montón de agencias, comisiones, gabinetes (y en última instancia los ciudadanos si es que hablamos de países políticamente desarrollados). Es decir, un estado, aunque sea de risa, como Montenegro, tiene acceso a información sobre cómo le van a ir las cosas y puede aplicar medidas correctoras. Si un estado es muy irresponsable, probablemente ante un aumento drástico de ingresos, aumente en la misma medida sus gastos: se invente una ley de dependencia, dote de infraestructuras auténticos eriales mesetarios, etc. Si puedes pagarlo, en principio no pasa nada (bueno, sí pasa: recalientas la economía del país en lugar de guardar ese dinero en el cajón para cuando vengan mal dadas). El problema es que si de pronto caen tus ingresos de una forma no previsible, tienes que actuar muy rápido y hacer caer los gastos de forma rápida (yo solamente defiendo una excepción a esta regla: la guerra, un desastre natural muy bestia, una invasión marciana, un apocalipsis zombie...).

Si decides mantener tu nivel de gastos -e incluso aumentarlos- sin esperar un retorno de la inversión, como no tengas parientes o amigos multimillonarios que te rían las gracias, te estás arruinando. Los estados no tienen ni parientes ni amigos: si tiras tu riqueza por el retrete, lo más que harán será dejarte caer (algunos incluso te empujarán para eliminar competidores).


Un truquito que usan los estados para salir del pozo es devolver sus deudas en su propia moneda. Si en la anotación contable hay una cantidad fija y tu dinero vale menos que un somalí en casa de Kofi Annan, te costará "poco" pagar tu deuda (de paso te cargas la parte de tu economía nacional que hizo las cosas bien y recompensas a los idiotas que se endeudaron tanto como tú). Hay un método similar pero menos drástico que les gusta mucho a los progres modernillos: aceptar una inflación moderadamente alta durante una o dos décadas. Sigue siendo una solución horrible (¿qué prefieres, que te lancen a las llamas o que te metan en un microondas?).

¿No hay solución?

Sí hay solución pero no tiene muchos adeptos. Si no puedes envilecer tu moneda ni tienes amigos que te refinancien hasta el infinito, lo que te queda es empezar a enajenar bienes públicos como un loco. Nadie dice que sea fácil: lo que mejor puedes vender son las cosas rentables, lo que a la larga repercutirá negativamente en tu capacidad de crear prosperidad (a no ser que acompañes la enajenación masiva de bienes públicos con un plan de liberalización que dinamice tu economía y la haga atractiva y competitiva). En un país con una cultura que dice que los bienes públicos son vacas sagradas intocables, es políticamente difícil conseguirlo. Desde luego que en España ningún grupo político relevante ni ningún grupo de presión relevante están por la labor de defender esta idea. Creo que todavía están todos esperando a que suceda algo mágico.

Recordatorio


Dicho todo esto, que a nadie se le olvide que lo que hace falta es que la gente trabaje, es decir, un entorno competitivo y dinámico; reformas que controlen lo que hacen los poderes públicos; una reducción de los privilegios que expulsan al mercado de la actividad económica; una reducción de la burocracia en todos los órdenes; una administración que aproveche la economía de escala (sin cargarte la democracia por el camino); una clase política que no de vergüenza ajena; un plan que dibuje el aspecto que tendrá el país de aquí a veinte años; en resumen: lo que Inditex hace con Inditex, pero aplicado a tu país.

Como si no hubiera mañana




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jueves, 2 de agosto de 2012

Qué clase de día ha sido

El Gobierno trata de ganar tiempo por encima de sus posibilidades para -creo- llegar a una situación tan deteriorada que el grifo del rescate se confunda con ayuda al desarrollo. Si no, no me lo explico. A día de hoy, el Reino de España -Estado, CC.AA., etc- no puede afrontar sus vencimientos de deuda ya que el dinero lo necesita obtener de un mercado que le está vedado. Todas las opciones que enfrentamos son malas. En resumen, estas opciones son:

  • Pedir un rescate completo del país.
  • Otro tipo de opciones que alteren las condiciones de forma dramática.
Suicidio en Wall Street (1929). Vía | Worst Stock Market Crashes
Si el BCE comprara directamente nuestra deuda -monetizara deuda- la "presión" sobre nuestra prima se relajaría de tal modo que, quizás, podríamos llegar a financiarnos (o sea, endeudarnos para pagar deuda previa; dicho de otro modo: cargar la hipoteca en la tarjeta de crédito). Ésta es la solución que la gente creyó en la primera declaración de Draghi. Cosa que tampoco es una solución deseable: es cambiar tu reina por un alfil. Tu deuda cuesta menos pagarla a cambio de ser más pobre (todos los amantes de la devaluación monetaria no sé si serán conscientes de una importante caída de todo el valor patrimonial, depósitos, fondos, etc. de todo lo público y privado de España; se suele argumentar que quien sólo tiene deudas no se vería perjudicado, ya, pero quien tiene unos pocos ahorros o una propiedad, sí se vería muy perjudicado; hablo de la inmensa mayoría de la población).

En la segunda declaración de Draghi, este señor dejó claro que el BCE no iba a monetizar ninguna deuda soberana: a las bolsas les dio un ataque al corazón. El caballero dejó claro que si un país quería acceder a una línea de crédito, debía acudir al entramado de fondos y mecanismos creados en los últimos meses para ese menester. Hasta aquí se entiende.


Hace unos días, la pija del FMI dijo que aunque se interviniera a España, no se pedirían muchas más cosas porque España no puede tomar más medidas de las que está haciendo y las que ya tiene planeado hacer. Esto no es nada nuevo, ya que no nos queda otra que ir cumpliendo las recomendaciones de la UE una vez que ya acudimos al rescate de nuestro sistema bancario. Solo resta acabar de hacer la cuenta y acudir a un rescate total, algo que, políticamente, para un gobierno nacional es un suicidio. Algo que Rajoy no hará hasta que el fuego le suba por las perneras del pantalón.

Así estamos, en medio del mar, con Rajoy sin pedir el salvavidas y encima sin dejarte ir. Vaffanculo, Rajoy.


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Se puede ahorrar más pero afectando al empleo público

Reducir diputados autonómicos. Ésa es la gran ocurrencia que sale del PP para paliar el déficit a la que se le une la propuesta presentada por Foro de reducir 50 senadores y 50 diputados nacionales. Tal esfuerzo intelectual es comprensible cuando sus bases se quedan en pedir la desaparición de las autonomías (no como objetivo político, sino como medida de ahorro) y echar a paladas empleados públicos a la calle.

Como lo primero es una fantasía infantil, me detengo un poco en lo segundo.

#Confianza
Efectivamente, despedir empleados públicos es una medida de ahorro de gasto público más que razonable. Recordemos que las administraciones no fabrican nada, tan solo tienen a un montón de empleados proporcionando servicios. Sólo en el caso de la Xunta de Galicia, hablamos de que la mitad del gasto presupuestado se va en salarios (imaginaos lo que sucede con administraciones más caóticas y abúlicas como la AGE o imaginaos lo que pasa en pequeños ayuntamientos caciquiles). Se suele decir que entre educación y sanidad (al margen de la Seguridad Social), se comen el 70% de un presupuesto, bien, pues la mayor parte de eso son salarios.

Si se trata de recortar por ahí, se puede estudiar bajar salarios, reducir jornadas, no renovar al personal, jubilar sin reposición, y, esto lo dudo más, despedir a lo bestia. Esto es muy fácil proponerlo, lástima que en el mundo real, te salten sindicalistas disfrazados de médicos a liártela parda.

No parece haber una correlación entre nº de empleados públicos y situación financiera en cada autonomía.
Teniendo esto presente, podemos empezar a quitar resistencias, comenzando por reducir la capacidad de presión de los sindicatos. No habrá ningún ahorro en el sector público (no me refiero a despidos, sino a reducciones de jornada acompañadas por reducciones de salario, etc; estas cosas hay que saberlas vender), mientras otros sectores continúen igualmente privilegiados.

Hablemos pues de esos otros sectores fuertemente privilegiados, todos ellos reinas del baile. Recientemente hemos escuchado cómo el gobierno se rendía ante los taxistas. A farmacéuticos y notarios supongo que nadie les va a tocar nada. El gobierno supuestamente malvado y neoliberal del PP está llevando a todo un país a la ruina pudiendo acabar con los privilegios laborales de sectores muy concretos, sin peso demográfico alguno. Esto se tiene que ir acabando.

Burbuja del empleo público estatal: mientras las CCAA asumían competencias, el abúlico Estado central no redujo ni un ápice sus cuadros.
Porque no puede ser que para actos públicos inexcusables haya que pasar por caja de un notario que tiene su clientela intocable, con un sistema altamente mafioso de organización territorial. Esto encarece compraventas de inmuebles, creación de empresas (!), contratos privados... cuando lo que hacen lo puede hacer un funcionario en ventanilla (o por internet y nos ahorraríamos trillones de euros, pero esta batalla ya la doy por perdida: hace unos años tomamos la decisión suicida como país de no aprovechar internet para ahorrar trillones, genial).

El caso es que llevándonos por delante organismos, entes, empresas, sociedades, embajadas, teles, radios, subvenciones al silbo gomero, promotoras, fundaciones y demás grasa pública (tema en el que no me meto porque doy por sentado que todo el mundo excepto los políticos estamos de acuerdo), el único ahorro público que te queda es recortar costes salariales de los empleados públicos.

Bueno, y las pensiones, pero tocar las pensiones sería demasiado gracioso.

Esto todo el mundo lo tiene que tener muy claro: empleados públicos, salarios, bajar los números. Dicho esto, si en lugar de estar protestando, porque España no es como a ellos les gustaría ser, el votante del PP -el pepero sociológico- reclamara a Rajoy un ajuste mucho más drástico en el Estado central, probablemente nos ahorraríamos dinero e incandescencia urbana.

Hablo de eliminar la ayuda al desarrollo (920M) cuando en España se nos está disparando la tasa de pobreza infantil y tenemos los mercados cerrados. Hablo de RTVE (400M), las subvenciones a partidos (100M), sindicatos y patronal (15M), los cursos de formación (+5.700M), subvenciones al transporte (2.850M), la mitad de las subvenciones a la cultura y el espectáculo (200M), minería (500M), programas de desarrollo sostenible en el sector primario (50M). En total unos 10.700M (un 1% del PIB con datos aproximados de las partidas de los PGE 2012). Súmese cómo afectaría al crecimiento la liberalización de los sectores profesionales previamente mencionados.

Aún con este ahorro y liberalizando el trabajo profesional, es tal la cantidad de intereses de la deuda y principal de la propia deuda, que estamos en un punto en que vamos tirando por inercia mientras mendigamos. Aunque a estas reformas les sumáramos un golpe de Estado al sector eléctrico, al de las telecomunicaciones (en serio, chavales, antes de que arda el país, vosotros no os iréis de rositas), un aumento de la recaudación, etc. Dudo mucho que todo lo más que obtendríamos fuera tiempo esperando a que suceda algo muy malo en otra parte del mundo que o bien devalúe el euro o bien nos vuelva competitivos sin hacer más deberes.

Bueno, y tenemos también a nuestros sagaces banqueros que no sé muy bien qué pretenden hacer con tantas casas nuevas y vacías. ¿Comérselas?


El gran problema de fondo es que la gente no trabaja. Si reduces el paro aumentan tus ingresos y se reducen tus costes sociales. Estamos hablando de una cantidad brutal de parados. España tiene más parados que soldados el ejército chino. Bueno, y de explorar la forma de reducir un poco la factura (5% del PIB) del petróleo ni hablamos, ¿no?

Más:
  • «La racionalización del sector público va a suponer muchos sacrificios a demasiada gente. El cierre de las televisiones públicas autonómicas, de las embajadas en el exterior, de los centros de alta tecnología en lugares recónditos, en definitiva, de los cientos de empresas públicas que deben desaparecer, aparte de privar merecidamente de su bicoca a los enchufados de turno, va a causar muchos dramas personales a quienes no tienen la culpa de nada. Sin embargo, no hay más remedio que hacerlo, y por eso habrá que aprender a distinguir entre el recorte necesario, y el injusto por improcedente y ventajista». Rodrigo Tena.
  • Se supone que a regañadientes, el Gobierno aprobará en septiembre una ley de liberalización de servicios profesionales. Si son tan decididos como lo fueron con los taxistas, creo que por fin podré abrir una farmacia-estanco-notaría... en una de las lunas de Júpiter.
  • Iba a hablar de la alternativa del PSOE para reducir el déficit pero no encontré nada. Bueno sí, esto. Pero no hablan de reducir el gasto, sino de aumentarlo. No lo entiendo ¿no saben qué es un déficit? ¿Cómo van a reducir el déficit a corto plazo con ese tipo de propuestas? ¿Para quién trabajan?


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