martes, 31 de julio de 2018

El juguete de la inmigración

Estar a favor o en contra de la inmigración es como estar a favor o en contra de los fonemas o del color azul. Uno puede puede apoyar u oponerse a estas cosas pero no parece que tenga mucho sentido.

Cuando se habla de inmigración a mí me gustaría saber de qué se está hablando. De qué ley o reforma concreta trata el debate, si no tenemos algo sobre lo que trabajar es imposible llegar a ningún tipo de conclusión. No descarto que el fin del debate impostado sea precisamente el de aparentar tener un debate pero en realidad evitarlo y marear la perdiz.
Heraldo de Aragón
Si planteamos argumentos a favor y en contra de la inmigración al menos ofrezcamos algo sustancioso detrás de la palabra inmigración. Algo sobre lo que podamos emitir una opinión. Por ejemplo, por inmigración podemos entender varias cosas partiendo de la base que es la acción de llegar desde otro país a España para quedarse:
  • Desconocer fronteras.
  • Detener la inmigración completamente.
  • Un punto intermedio entre las dos anteriores:
    • Prohibir/permitir la inmigración solamente desde ciertos lugares de origen o a personas con ciertos perfiles.
    • Prohibir/permitir la inmigración en función de factores objetivos que se deban a acciones que realiza el inmigrante o que haya realizado en el pasado.
Deshaciendo la madeja podemos descartar el primer punto en el debate. Desconocer fronteras obligaría a reformular la definición de país y el límite del Derecho. Además no parece muy práctico discutir esto ya que simplemente no es algo que dependa de nosotros.

Existen varias razones por las que descartar el segundo punto para el debate: sobre todo razones de orden práctico y que tienen que ver con la tecnología disponible. La detención completa de la inmigración supondría en primer lugar convertirnos en un estado paria pero es que además no veo la forma de llevar esto a cabo: habría que controlar miles de kilómetros de costa con satélites que no tenemos y cientos de kilómetros de montaña con policías que se demandan en otros menesteres.Por último, nadie propone esto así que no tiene sentido debatirlo.

El quid de la cuestión creo encontrarlo en los dos últimos puntos: el criterio a seguir para aceptar a un inmigrante.

Pasaportes de la Soberana Orden militar y hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta.
En la cortísima historia de la inmigración (recordemos que antes del siglo XX era extremadamente difícil migrar de una aldea a otra, ya ni hablemos de un país a otro. El primer fenómeno de inmigración contemporánea sería el vivido en Estados Unidos en el XIX en una época en la que los países todavía no emitían pasaportes. Los pasaportes tal y como los conocemos son un invento de la Primera Guerra Mundial) se han seguido básicamente dos conjuntos de criterios que podemos clasificar en arbitrarios y objetivos.

Como criterio arbitrario tenemos las cuotas de países de procedencia: del país X se aceptan tantos, del país Y otros tantos, etc. Es por ejemplo lo que hacen los países árabes con los israelíes, aceptar cero israelíes. O, es una de las políticas del presidente Donaldo: imitando a lo que hace Arabia Saudí con Israel, coge a cinco países y no acepta ningún inmigrante procedente de allí. Muchos países siguen estos criterios arbitrarios en los que las personas son perjudicadas por motivos de los que no son responsables.

Luego están los criterios que llamo objetivos. Aquí una persona es o no admitida en el país según su perfil personal (cosas de las que es responsable). Las señoras que están en la lista de más buscadas de Interpol pues van a tener problemas para inmigrar. Un señor que quiere entrar con varios kilos de explosivo plástico atado al pecho es razonable que se le pida por favor que se marche a su casa.

En España creo que la ley actual está dentro del último grupo. La mayoría de países de nuestro entorno entran en esta categoría. Ciertamente en la Unión Europea hay grupos que abogan por empezar a aplicar criterios arbitrarios. Así que yo imagino que el debate es este.

:D
Bien, entonces tratemos de ver argumentos a favor y en contra de la aplicación de criterios arbitrarios para aceptar a inmigrantes.

Toda persona tiene capacidad y/o voluntad de obrar y de relacionarse con sus semejantes. Las personas normalmente son responsables de sus actos y de los efectos que estos provocan en lo que les rodea. Una condición externa a la persona no es la que determina su grado de responsabilidad en la relación con sus semejantes y el medio que la rodea.

Desciendo al fango para que los del fondo me entiendan: un moro, un aficionado del Betis o un sexador de pollos no tienen más o menos derechos o deberes por esas circunstancias que les rodean. Mejor dicho: nuestras leyes en principio no les aplican un Derecho diferente o un trato diferente a la hora de inmigrar a España. Defender esto es defender la base misma de nuestro sistema legal que puede que sea el pilar más importante de lo que nos define como sociedad política. Defender nuestra sociedad política me parece un argumento fuerte en contra del criterio arbitrario.

Ahora viene lo difícil, ¿qué argumentos puede haber a favor del criterio arbitrario? Vale, el primero sale directamente por oposición del argumento en contra: el criterio arbitrario es deseable si se persigue el fin de destruir nuestra sociedad política y nuestro sistema legal. Esto se ve muy bien con los independentistas: quieren crear diferentes categorías de ciudadanos porque su fin es la destrucción de la sociedad política.

Hay más argumentos. Por ejemplo, se puede decir que imponer criterios arbitrarios simplifica el sistema. Es mucho más sencillo controlar la inmigración de personas si a grupos grandes te los cargas de entrada, por ejemplo Testigos de Jehová o señores que midan más de un metro ochenta. En cinco segundos el guardia que está en la pecera en Barajas ya lo manda a la sala verde y de ahí al lugar del que procedía. Simple y dinámico.

Hay otro argumento que es bastante horrible que tiene que ver con el efecto tranquilizador. Un 10% de la población española es inmigrante y entre los delincuentes los inmigrantes constituyen el 30%, por tanto, cualquier niño pequeño que no sabe de estadística te dirá que los inmigrantes tienden a cometer más delitos. No importa que sea muy común que en los últimos años en que aumentó la población inmigrante el número total de delitos haya descendido (algo que se repite en varios países) o que delito e inmigrante sean sucesos independientes. Intuitivamente parece que el inmigrante tiende a cometer más delitos y por lo tanto se pueden crear perfiles de peligrosidad y bloquear la inmigración ajustándonos a esos parámetros. Por el camino pagarán justos por futuros pecadores pero los precognoscientes estarán tranquilos en su baño de fotones y la econogente/el campesinado se sentirá mejor al saber que no son los últimos monos aunque su situación sea exactamente la misma que antes. De esta forma se logra un pacto inmediato entre la base y la cúspide de la pirámide social sin que realmente cambie nada. Obtener beneficio sin riesgo o coste es algo a lo que mucha gente dedica su vida, como esos banqueros de Londres que lavan dinero del narcotráfico y de la venta de armas a países africanos de broma y duermen tranquilos por la noche que es cosa notabilísima.

Normalmente este último argumento es el más común: durante la Guerra de Secesión una de las revueltas de Nueva York se cobró la vida especialmente de negros e irlandeses a los que se les culpaba de forma arbitraria por la situación inmunda en que vivían los vecinos. Tenemos también la Noche de los Cristales Rotos, las guerras de los Balcanes o el genocidio ruandés. Crear una categoría de personas a la que culpar de cosas y hacer que pague los platos rotos es tan viejo como el mear. Lo hicieron también los japoneses con los cristianos, etc. Esto último lo añado para que se vea que es un fenómeno universal.

Yo puedo entender que en el momento de machacar a alguien te sientas bien, el problema es que a los cinco minutos no sólo no has solucionado nada sino que igual has creado un problema nuevo. Es decir, aparte de malvado aún por encima has sido idiota.

Ok, sé que no es así cómo queríais que planteara la cuestión. Sospecho que tenía que hablar de si los inmigrantes nos quitan o no el trabajo (¿qué trabajo?) o de si van a pagar las pensiones o no (¿qué pensiones?). El problema es que esto es secundario: no solamente nuestro saldo vegetativo es negativo sino que entre los países de origen de nuestros inmigrantes el saldo vegetativo también empieza a alejarse de la tasa de reposición. Este fenómeno inaudito en la historia es a lo que tendríamos que dedicarle cinco minutos por muy efectista que sea la imagen de un montón de fulanos saltando una valla para entrar ilegalmente en el país que cuenta con los mejores policías del mundo.


jueves, 26 de julio de 2018

Problemas del colapso social en la ciencia ficción

El principal problema que plantea el escenario post-apocalíptico en las historias de ciencia ficción es que los autores carecen de referencias reales en las que basarse. Es cierto que tenemos una idea a escala local del aspecto del colapso (Nueva Orleans durante el huracán Katrina, por ejemplo) e incluso podemos tener ciertas pistas de su aspecto a escala regional (RD Congo), sin embargo carecemos de información sobre un colapso a escala global y es en esta categoría donde entran las historias más populares de este género.

Tarde o temprano esto tenía que pasar.
Creo que el gran problema que sobrevuela este escenario es que la filosofía de la historia que maneja es excesivamente deudora del punto de vista anglosajón de la historia. Ese punto de vista que extrapola de lo concreto a lo general una idea de Alta Edad Media que llaman "dark ages" (edad oscura) y que apuntaría al colapso social vivido en Britania desde la retirada de la guarnición romana hasta la unificación normanda. Una idea, por cierto, que ni siquiera es original de la historiografía anglosajona pues pide prestado a lo escrito por autores renacentistas y pre-renacentistas (Petrarca echando de menos la antigüedad clásica).

La idea esencial es que tras las luces de una civilización esplendorosa (que puede encerrar en su seno o no la semilla de su decadencia: el famoso Untergang de Spengler) llega un colapso que borra toda influencia y prácticamente todo testimonio de esa civilización en muy poco tiempo.

Esto nos lleva al primer problema.

El concepto de pasado

En muchas ocasiones el colapso se produce de forma súbita de tal modo que gente que vivió antes del apocalipsis sigue viviendo en el post-apocalipsis. Muchos de estos puede que hayan sido niños antes (el protagonista, Cole, en 12 monos o el cartero en El Cartero, el libro de Mensajero del futuro). Curiosamente también puede haber gente que fue adulta antes del apocalipsis y que después son ancianos (también presentes en esas dos obras citadas).

Esta continuidad generacional es completamente pasada por alto e ignorada. Estos supervivientes se adaptan silenciosamente al dominio político de punkis y psicópatas sin plantear ninguna discusión. Es más, sobreviven al proceso de adaptación sin hacer ningún intento de reconstrucción.

Pese a tener memoria viva del mundo pasado, prefieren guardársela para ellos, cosa que me llama la atención porque estas sociedades de ficción suelen ser ágrafas y toda sociedad ágrafa se construye sobre la memoria viva de los ancianos o de los sabios, que ejercen de libros.

Los carroñeros

Vuestro nuevo ministro de Hacienda.
Este es el principal aporte al escenario de ficción post-apocalíptica que hicieron los australianos a partir de Mad Max y la diferencia esencial entre el viejo canon de este escenario (páramo radiactivo, insectos gigantes) y el canon actual (punkis).

Punkis y anarquistas tienen el dominio social y político del yermo. Es más, estos son los únicos que parecen prosperar y pasárselo bien en un mundo de escasez. Su organización se basa en normas sencillas, casi biológicas: ley del más fuerte, oportunismo, satisfacción inmediata, etc. Estas normas tan tontas, inútiles para la sociedad humana, parecen servirles mágicamente en este nuevo mundo. Puedo aceptar por suspensión de la incredulidad este componente mágico si la historia es entretenida, ahora bien, hay algo que nunca me cuadra y es la economía.

La economía

La economía en este mundo se basa en dos fuentes: la gente y la basura. La gente es un recurso porque trabaja para ti (o es comida, que al fin y al cabo es otra forma de trabajar para alguien) y la basura es un recurso en sí mismo: un palo es útil porque te sirve para matar a ese gatito tan mono que compite por tu comida.

Lo que no me explico es que los punkis sobrevivan tanto tiempo cuando su principal fuente de ingresos son otras personas y ellos son tan psicópatas. Es decir, si hay poca gente en el mundo y robas y matas a los pocos que producen de la tierra o de su ingenio, lo que logras es poco a poco colapsar tu economía (contraargumento: sí conocemos sociedades que trabajan activamente para colapsar: Los rapanui contra la propiedad privada, pero estos rapanui no tenían nada con qué compararse).

El problema de fondo es que el autor maneja un concepto erróneo (o como mínimo mejorable) de sociedades supuestamente carroñeras: tanto los reyes mezquinos de la Alta Edad Media como los jefes mongoles que vivían de tributos pensaban más a largo plazo y eran muchísimo menos violentos que estos punkis que tienen tiempo para tatuarse pero no para plantar una patata.

La referencia aquí debería de ser la de micro-sociedades carroñeras como la de los piratas somalíes (pescadores que piratean desde que les sale a cuenta haciendo un cálculo muy ramplón y que difícilmente serían útiles sin elementos externos a los que carroñear (momento en que volverían a la pesca)) o la gente que vive en los vertederos de Manila (opuestos a la anarquía y con horarios de trabajo dickensianos).

La generación perdida

Tras el ruido viene el silencio.
La idea de generación perdida que tomo prestada de Hemingway para mi tiene dos vertientes:
  • Los que ya no están: podemos entender por generación perdida al fenómeno que consiste en que el colapso se traga a las capas más productivas de la sociedad precedente y empleo "productivo" en un amplio sentido: hablo de los mejores soldados, artistas, intermediadores culturales, periodistas, sociólogos, ingenieros, etc. Los aristócratas del mundo post-industrial, la élite. Aquí me gustaría señalar el efecto de la Primera Guerra Mundial sobre los Junker alemanes o el genocidio comunista de los kulaks. La pérdida de la élite produce dramáticos cambios en los incentivos de las sociedades (una "democratización" para mal, una igualación por abajo: el triunfo del mediocre y del hombre pequeño. Secretamente en la serie "Colony" este es uno de los temas principales y se explica muy bien).
  • Los que sobreviven: quienes sobreviven al colapso son una generación perdida en el sentido de que carecen de rumbo. Es irremediable un periodo de transición hasta que surja una nueva sociedad que produzca sus propias élites que dirijan al cuerpo social y creen comunidad. ¿Dónde esta el problema? Que en este escenario en muy poco tiempo y de forma sorprendentemente sencilla pequeños dictadorzuelos parecen tener sus objetivos muy claros y su posición muy asegurada, sin casi competencia por el poder.
Altruismo

Es común en este escenario observar una competencia darwinista por los recursos en una especie de animalización del hombre pero por lo que sabemos de los colapsos locales esta es solo la mitad de la historia. Los actos de altruismo son comunes en las sociedades humanas y especialmente importantes en situaciones de desesperación y tragedia: es frecuente ver actos de orden espontáneo y ayuda mutua.

En muchas sociedades humanas los mecanismos de ayuda al desconocido son habituales: casi toda sociedad nómada tiene algún tipo de norma moral que exige la ayuda al desconocido. Las sociedades de pescadores, enfrentadas al impuesto vital del mar, suelen rescatar y acoger al desconocido. En general cuanto más en el filo de la navaja vive una comunidad humana más normas morales de altruismo espontáneo desarrolla pero esto por alguna razón no lo vemos en escenarios post-apocalípticos.

Estasis

La detención de todo tipo de progreso humano en normas, técnicas y costumbres crea sociedades en estasis que son sencillas de manejar para el autor pero no tienen mucho sentido. Es difícil encontrar ejemplos de estasis en la historia: como mucho tribus de cazadores-recolectores en África o algún grupo de esquimales, así como tribus prehistóricas en Nueva Guinea. Esto no es ni de lejos lo común y habiendo un pasado de tecnología y conocimiento acumulado es todavía más impensable que se produzca la estasis en el escenario que discutimos.

Y aquí retomo mi queja sobre la imitación bastarda de lo altomedieval: la Europa que va del año 500 al año 1000 es un mundo en constante cambio en el que hay pequeños reyes mezquinos pero también repúblicas urbanas, donde hay parlamentos estamentales, existe el inmenso contrapoder eclesiástico, se crean obras arquitectónicas y de ingeniería más avanzadas que las romanas y donde las amenazas son paulatinamente aminoradas por superioridad militar (repulsión de musulmanes en España e Italia) o por medios no militares (incorporación de norteños, sajones y eslavos orientales a la cristiandad).

Idea de progreso

Más fácil de construir de lo que la gente supone.
Si me quejo de la estasis es porque echo de menos que se muestre el progreso, la evolución, el cambio. Es muy raro que una obra post-apocalíptica enseñe la evolución a la que sus personajes se ven obligados. Por ejemplo: si mágicamente toda tecnología eléctrica no funciona, no entiendo cómo no se desarrolla tecnología basada en el vapor y en los principios de la mecánica.

Conozco un contraargumento fuerte a esta idea: las minas de carbón y metal más sencillas de explotar están agotadas y con medios del siglo XIX es realmente complicado explotar las minas actuales que trabajamos gracias a nuestra tecnología actual. Aún así hay cosas que pueden construirse en casi todas partes como molinos de agua y viento y no olvidemos que en este escenario existe menos población con lo que las necesidades energéticas son mucho menores que las actuales.

Los derechos de la mujer

Los cambios que no se ven son los más difíciles de enseñar. Durante toda la historia hubo mujeres en posiciones de poder: desde las reinas chinas de la piratería hasta las abadesas del Sacro Imperio pasando por emperatrices y regentes. El caso es que en general no hubo una igualdad de derechos hasta la Primera Guerra Mundial en la que la mujer se hizo fundamental en la retaguardia para mantener la economía industrial en funcionamiento mientras los chavales eran descuartizados en el frente.

En un nuevo mundo preindustrial no sería raro que la mujer no tuviera la misma consideración o derechos que en nuestra época precisamente debido al cambio tecnológico. Así, si bien cosas como el nacionalismo o el racismo no tendrían sentido, la misoginia podría tener alguno ya que el valor individual de cada persona podría basarse en la capacidad física y el aporte particular que se pueda ofrecer a la comunidad. Creo que este punto es debatible ya que no hablamos de una nueva edad media sino de un nuevo mundo donde hubo un pasado tecnológico. ¿Qué normas morales se podrían conservar y aportar utilidad en este nuevo mundo? Al menos mi sugerencia es que se explore la posibilidad de la misoginia con las salvedades expresadas antes (básicamente la negación de la estasis).