jueves, 31 de enero de 2013

Tangentopolis castiza

El Mundo Libre tuvo que trucar un poquito las elecciones italianas de 1948, porque existía el peligro inminente de una victoria del PCI. Los comunistas, recibiendo el generoso apoyo financiero de la URSS suponían un riesgo para el equilibrio de fuerzas europeo.


Equilibrio que casi quiebra en Grecia (hubo que permutar Grecia por Checoslovaquia. Así, Checoslovaquia, un país que siempre estuvo integrado en las corrientes centrales y occidentales europeas, acabó siendo prácticamente arrancado de su historia al caer en las avariciosas garras de la plutocracia comunista. Como contrapartida, Grecia, un país no occidental, se metió en todos los foros occidentales y en la dinámica transatlántica, cosa extraña para su historia). Como resultado, Italia cae en la órbita occidental y disfruta de un régimen de libertades.

Pero disfrutar de un régimen de libertades no lo es todo. Es muy importante, qué duda cabe, pero no lo es todo. Los sucesivos gobiernos italianos estuvieron utilizando el poder para enriquecerse. Políticos y partidos acordaron discretamente repartirse el poder. Una especie de alternancia similar a la española de la Restauración. Los políticos del PCI tenían el apoyo soviético, así que los partidos gobernantes, especialmente la Democracia Cristiana, buscaron vías de financiación al margen de la ley.


Hablamos de décadas de poder opaco. Sobres y maletines corriendo por los despachos. Empresarios y constructores sobornando a los cargos públicos de un modo que haría enrojecerse a la corte bizantina. Llegamos a los años 80, el sistema se institucionaliza. Hay una estructura de poder paralela al poder legal. Todo el mundo lo sabe. Si quieres que la autoridad te apruebe algo, llevas el maletín, si quieres hacer política, aceptas el maletín. El sistema se institucionaliza hasta tal punto que las empresas tienen que tener una contabilidad B para llevar cuenta de los pagos ordinarios a los políticos de Democracia Cristiana, Partido Socialista Italiano, Partido Socialista Democrático Italiano, Partido Republicano Italiano y Partido Liberal Italiano.

En los Consejos de Ministros, el llamado Pentapartito se reparte las carteras, patrimonializando oficinas públicas. A comienzos del 92, un empresario que no puede hacer frente a la contabilidad paralela llama a un juez, el juez le pone un micrófono y en unos meses revienta la política italiana. No sólo desaparece el sistema de partidos que gobernó Italia durante casi cincuenta años, sino que numerosos empresarios y políticos acabaron en la cárcel. Se descubrieron contactos con la Mafia, hubo atentados contra jueces, suicidios de políticos... Y es que cuando se empezó a tirar de la manta, algunos políticos prefirieron colaborar con la justicia antes que pringar solos. Si quiebra la omertá, quiebra el sistema.


Lo triste del caso es que en Italia falló todo. No se medio-resolvió la cosa por la actuación de los contrapesos. No hubiera sido posible el final de la I República si algunos imputados no le vieran las orejas al lobo, sin un gran apoyo social al proceso de «Manos Limpias», ni a muchos empresarios que actuaron por su cuenta al margen de del sistema B (tangentopoli).

Llegamos a un punto en España en que estamos en una situación similar. El sistema de alternancia de partidos, unido a una situación económica propia de un país arrasado por la guerra, los excesivos y humillantes casos de corrupción y los vericuetos empleados por las mayores empresas del país para medrar bajo el ala del poder, tienen a la gente hasta las narices.

Una vergonzosa actuación en el Congreso hace poco, nos llega como un estertor de este enfermo que no da más de sí. Rubalcaba y Rajoy hablando de corrupción como si la gente fuera imbécil. La gente aguanta mucho, en particular porque tiene otras cosas importantes a las que prestar atención, pero llega un punto en que se nota que el tejido social (?), menestrales, comunes, plebe en general, no puede seguir con este chorreo.

¿Y entonces qué?

Tan ciegos hemos estado, que ahora que nos mandan recomendaciones de Bruselas, empiezas a rascar y asoma el pus. Este es un detalle que no me gusta de esta crisis de régimen. Los españoles no sabemos gobernarnos, dicen. Cuando dejamos de ser un país pintoresco de paellas y flamenco, sale Némesis al campo.

Me niego a creer esta versión. En este país hay gente muy válida y con ganas de cambiar las cosas. Que las barreras parezcan imposibles de superar no es razón para desistir. Si no hay una presión constante, si los malos no se sienten acorralados, nos mereceremos lo que nos pase y daremos la razón a quienes dicen que no nos podemos gobernar. Hay que quitarles la razón a esos.


Resulta evidente que aquí entran en juego toda una serie de factores que van más allá de nuestros banqueros y políticos. Están los medios de comunicación, funcionarios, clase media protegida y forma de hacer las cosas. Me detengo en esto último. El caso de los ERE de Andalucía, por ejemplo: un sistema basado en subvenciones públicas fomenta que ocurran estos robos.

Se puede y se debe mejorar los sistemas de transparencia, el funcionamiento de las instituciones y la asunción de responsabilidades; pero si ya partes de la base de un sistema de flujos de dinero que responde a intereses que poco tienen que ver con la eficiencia económica o la protección a quienes están en el arroyo, no te llevas las manos a la cabeza. Es cuestión de tiempo que se robe en una oficina cuya única razón de ser es repartir la pitanza.

Es por esto que no me fío de la alternativa de la izquierda extravagante: no veo en qué momento pone su discurso cortapisas a la corrupción. No hallo por aquí solución a corto plazo. (Ni entro en la mayor corrupción, que es ver a los etarras ganando). Tampoco me fío de quienes ya han robado en el pasado, porque no tengo motivos para pensar que lo volverán a hacer.

Descartados:
  • «Los españoles no se pueden gobernar», «protestar no sirve de nada».
  • Izquierda extravagante.
  • Casta parasitaria conocida, «y tú más».
Solo puedo pensar en gente que tenga cierto proyecto que no pase por el Tercer Mundo y no me grite. No es pedir mucho, creo yo. Detectar a esta gente pasa por preguntarles qué aspecto debe tener el país dentro de treinta años. Si en la respuesta mencionan la palabra «innovación» o la expresión «poner en valor», se les corta la cabeza y pasa el siguiente. Es un método chusco, lo sé, pero ya es algo con lo que empezar. También estoy abierto a otras ideas, ojo.

Resumiendo: el pueblo quiere sangre, los barcos de grano egipcio no llegan al puerto y se ha visto un águila muerta en el foro.

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miércoles, 30 de enero de 2013

Europa como «destino»

Guido Westerwelle es el ministro de Exteriores de Alemania, cosa que le da todo el sentido a una tribuna suya que lleva por título «Mucho más que un mercado interior». En esta tribuna, el señor Westerwelle nos habla de mitos. No nos habla de mitos para aportar sabiduría, esto es, destruirlos, sino para reforzarlos. Es decir, no busca la iluminación, sino asegurarse de que continúe la oscuridad.

GW acepta que Europa necesita más libre comercio y subsidiariedad. Esta es, en sus propias palabras, la parte «constructiva» de su discurso (en la traducción al español le llaman «positiva», pudiendo dar lugar a error). Acepta que una mayor unión (entendida por compartir más instituciones y responsabilidades) puede no ser plato de buen gusto, pero «no solo hace falta más Europa, sino una Europa mejor».


De partida, GW no acepta otra posibilidad que no pase por «más Europa». A eso le llamo yo jugar con las cartas marcadas. El debate no es Europa sí o Europa no, el debate tampoco es qué tipo de Europa. El debate es para esta gente «más y mejor» Europa. Es decir, no es un debate.

«Más» se refiere a cantidad. Puede ser más instituciones europeas, más presupuesto, más directivas comunitarias, más competencias. «Más Europa» también se puede interpretar como una mayor cantidad de Europa, es decir, una ampliación. Como nadie sabe qué diablos es Europa (desde Estrabón discutimos dónde está el límite entre Europa y Asia), a lo mejor estamos hablando de un horizonte que contemple toda la isla-mundo. Sea cualquiera de las dos acepciones, necesitamos más. Yo lo necesito y tú también. No entiendo por qué ni para qué, ni siquiera me dicen qué tengo que dar a cambio.

Existe una idea de Europa a la que debemos aspirar porque sí. A mi si me dicen, «debemos aspirar a tener un Ferrari», sé de lo que me hablan. Sin embargo, la idea de «más Europa» no la entiendo. No porque me atrinchere en no querer oír nada, sino porque no sé qué significa la idea de Europa. Ni sé por qué va a ser mejor para mi. Y bueno, ya ni digamos que no es que Europa sea necesaria, sino que además, «más». Es decir, no solo nos dicen que necesitamos algo que no conocemos, sino que necesitamos más. ¿«Más» hasta cuándo? ¿Dónde está el límite de esa acumulación? ¿En el continente europeo (que no tiene límites geográficos claros), en el planeta Tierra, en la galaxia? ¿En decirnos el color de pelo de nuestros hijos?

Propaganda japonesa de la SGM.
Claro, esta tribuna no la escribe el liberal Westerwelle de forma gratuita. La escribe porque el primer ministro británico ha puesto sobre la mesa un referendum para que sus vecinos decidan si seguir dentro de la UE o no. En este sentido, es importante señalar que el alemán apunta, aludiendo a un diálogo entre gobiernos para evitar que Cameron consulte al molesto pueblo británico: «Entre Londres y Berlín habrá puntos en los que coincidamos y otros en los que no podrá contarse con nuestro concurso».

Un alma cándida pensará que Westerwelle habla aquí en su calidad de ministro alemán. Sin embargo, cambiar el código de una forma tan abrupta no lo acabo de ver (y aquí sí me puedo equivocar). Westerwelle comienza hablando desde una tribuna de defensor sin apellidos de una idea mítica de Europa, y de pronto identifica Europa con Berlín. Más claro agua.

Es ley de imperio usar la propaganda para mantener la unión de sus partes. Cuando la propaganda falla, se meten los tanques en Praga.
Resulta revelador que en el siguiente párrafo «Europa» pase a ser «Bruselas». «Deberíamos convenir pautas claras para determinar en qué áreas está efectivamente justificada la intervención de Bruselas y, a la inversa, en qué casos sería más sensato un mayor grado de reserva». Es decir, para hablar del mito hay que llamar a Alemania, para la burocracia, a Bruselas. Más claro agua, insisto. En una empresa, cuando hay que hablar del futuro de la empresa o de su núcleo esencial, llamas al Director General. Para cambiar el tóner de una impresora, llamas a mantenimiento.

«Con el hacha de la crítica no se tarda en destrozar la casa europea». Pero si Europa es el plano ascendente, puerto de llegada a aspiraciones maravillosas, ¿cómo es posible que la crítica la destroce y no suceda lo contrario? Es decir, la idea fuerte es Europa, la idea débil la no Europa. ¿Dónde están las críticas a no Europa? No existen (bueno, tan solo en forma de amenazas veladas, pero una amenaza no es una crítica).

«Estamos absolutamente convencidos de que la lección de la crisis financiera y de la globalización no puede ser otra que más y no menos Europa». Desconozco el relato oficial de la crisis financiera (una entre varias crisis actuales) que manejan en Berlín, como para valorar esto de forma informada.

No hay otra opción: tenemos que fortalecer la Unión Económica y Monetaria. Porque no nos debe ocurrir nunca más que una gestión presupuestaria inconsistente de algunos Estados pueda provocar un escoramiento de toda Europa. Por eso Bruselas debe tener fuertes facultades de intervención también en este terreno. 

Entiendo la perspectiva funcional que no es única en Don Guido: tener una moneda común en Estados que actúan en función de sus intereses egoístas, puede ocasionar perturbaciones en La Fuerza. Economistas hay que puedan explicar los rudimentos del sistema monetario —rudimentos que tampoco son unívocos—, ahí no entro más. Lo que me pica un poco es que no me den opción. Mira, es que como ya tenemos el euro, ahora sólo se puede ir hacia adelante. ¿Qué clase de acuerdo es este? ¿Qué tipo de nuevo Mefistófeles —ya que a mi primo le gusta Goethe— nos están aplicando sin opción a decir no?

Borrachines y glotones. Sacado de la imprescindible Strangemaps.
El propio Westerwelle apunta una respuesta: «para Alemania hay algo que no será negociable: para nosotros la Unión Europea es mucho más que un mercado interior, es una comunidad de paz y de destino». Esto lo dice Westerwelle y no pasa nada. La política alemana (lo dice él, insisto) es crear una Europa común, de la que no se puede salir porque existe una idea de destino épico. Para este viaje no hacían falta tantas alforjas. Si de unidad de destino se trata ¿por qué no aceptar la de Primo de Rivera, que incluso parece tener más sentido pues España al menos ya está constituida como estado nación a partir de un Estado previo consolidado en el Antiguo Régimen?

Muchos eurócratas y mucha eficiencia alemana para que al final la clave resida en la magia, los númenes, la brujería, el mito... Si es que lo ponen a huevo. Edificios de acero y cristal en Estrasburgo y Bruselas, coches oficiales con banderitas, tratados internacionales, enviados especiales a zonas en conflicto ¿y todo por qué? Porque existe un «destino». Porque los dioses han hablado, porque el hombre-medicina interpreta las nubes.

Funcionario de la Eurocosa.
Tengo para mi no ser especialmente euroescéptico por razones funcionales (evitar otra guerra europea), éticas (la Europa construida por los Estados Unidos fue necesaria para destruir a la Unión Soviética, cosa que me parece un acto de bondad) y de provecho propio (me parece estupendo poder viajar sin trámites (es más, me gustaría hacerlo por todo el planeta)), pero al descubrir que detrás de todo se esconde la puta magia es algo que no puedo aceptar por una mínima coherencia intelectual (por llamarlo de alguna forma, no soy bueno con las palabras).

Otorgo que esta tribuna de Don Guido Westerwelle no es el súmun de la explicación de la construcción europea, pero apunta maneras. Siendo así, de momento, yo no puedo tragar con este tipo de Europa. ¿Qué queréis que os diga? Mi fe comienza y acaba en Dios, no tengo espacio mental para la magia. No la acepto. No puedo comenzar siquiera una conversación cuya precondición sea aceptar el pensamiento mágico. Muchísimo menos cuando de esa conversación se deriva la forma en que la gente se organiza: nos jugamos las habas y eso es muy serio.

Es que si necesito un tractor y las piezas se fabrican en Polonia, contar con un mercado sin aranceles, me beneficia y entiendo ese beneficio. Si necesito conducir por Eslovenia y allá aceptan el carnet que me saco aquí, es un trámite menos y eso es estupendo. Estas cosas las entiendo. ¿Por qué no se quedan en esto y van hacia una fantasía? ¿Por qué cada cincuenta años el idealismo alemán tiene que tocar las narices?


martes, 29 de enero de 2013

La pesadilla demográfica gallega 4

Esta querencia nuestra por la desdicha y la melancolía debe de ser cosa de la lluvia. O de que los niños gallegos están en peligro de extinción. Mucho más amenazados que los gorilas blancos, dónde va a parar. Ninguna ONG o ningún programa del Gobierno se encarga de proteger a los niños gallegos (la Iglesia un poquito, pero no le hacen mucho caso). Nos extinguiremos si las cosas siguen así, pero al menos habrá mucho ruido antes.

Ruido de toses, de bombonas de oxígeno que se arrastran, de ronquidos, de persianas metálicas en tiendas de pañales para adultos, de maracas de botecitos de pastillas.

Menos población activa

Ya sabéis cómo funciona esto: población envejecida, mujeres que no tienen niños, reducción de la población joven, descenso de la tasa de reposición, reducción de la población activa y descenso de la tasa de desempleo por falta de población activa (y no por generar nueva actividad económica, que sería lo deseable). Me hace gracia cuando algún conselleiro semi-analfabeto dice «eh, pero tenemos menos paro que Gordolandia». Genial, un 22% de paro es menos que lo que hay en Gordolandia, el caso es que a ese 22% de población activa registrada que no trabaja, le podemos sumar un 22% de población mayor de 65 años (el 93% de los cuales recibe algún tipo de prestación social). O mejor, podemos comparar a ese 78% de población activa registrada que sí trabaja con el 34% de gallegos que reciben algún tipo de prestación.


Claro, el conselleiro, cual culebrilla dirá, «en Galicia hay un menor gasto en prestación social por desempleo, el sistema funciona mejor que en el resto de España». Después de darle con un bate en la cabeza, podemos observar cómo por el lado de la población joven, el panorama es desolador: los científicos sociales dirán que frente a una reducción de la población activa, la población activa más joven estaría en posición de incorporarse más rápidamente al mercado laboral. La teoría es que a una cantidad dada de puestos de trabajo (incluso sin crecimiento económico) y con una población activa menguante, la demanda de mano de obra absorbería puestos de trabajo disponibles. Bien, pues no lo hace. El descenso del desempleo no se debe tanto a la incorporación de nuevos trabajadores de reposición, sino al descenso bruto de la población activa.

Esto a su vez trae otras consecuencias maravillosas. Buena parte del crecimiento de la riqueza está relacionada con el número de personas que trabajan. Teniendo en cuenta que la mayor parte de los rentistas lo son por recibir prestaciones sociales, la reducción por efecto biológico del número de personas que trabajan afectará negativamente al crecimiento económico. La falta de reposición afecta también a la parte proporcional que de la riqueza del trabajador se saca para pagar las pensiones. Y esto además, por dos vías parejas: por una parte, es menor el número de cotizantes y por la otra aumenta el número que recibe pensiones. Incluso afectará no sólo por la vía de las cotizaciones sino por la de los impuestos generales, ya que la senectud trae parejo no solo mayor gasto en pensiones sino sanitario, farmacéutico y de ayuda a la dependencia. Incluso a esto le podemos añadir que dado que el 80% de los que necesitan ayuda a la dependencia, la reciben en sus casas de manera informal, será mayor la demanda de este tipo de ayuda familiar, restando, todavía más, gente en edad de trabajar.

Menos trabajadores y más pobres. ¿Lo vais pillando, conselleiros?

La prestación social de Damocles

La trampa consiste en que tenemos un sistema de reparto puro. Todo el mundo sabe esto y los políticos también, así que van poniendo parches. Con un 22% de la población (electores) jubilada, los políticos van a dedicar todas sus energías a la perpetuación del sistema. Por eso ponen parches. Repasemos los últimos:
  • Aumento de la edad de jubilación de 65 a 67 años. Esto es, aumento de las personas que cotizan y disminución de los que reciben pensiones... sacrificando la incorporación de jóvenes al mercado de trabajo. Pero ¿qué más da? ¡Si no hay jóvenes!
  • Aumento del número de años para acceder al 100% de la jubilación, de 35 a 37 años. Esto es, reducir el número de pensiones que se pagan al 100%.
  • Incremento del periodo de cálculo de 15 a 25 años. Esto es, una reducción general de la cuantía de todas las pensiones contributivas.
La pescadilla que se muerde la cola acecha. En Galicia, el gasto en pensiones por persona es mayor que la media española... pero la cuantía de estas pensiones es inferior. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que esos parches de mendrugo contable tienen poco recorrido. La solución no pasa por reducir las pensiones (ardid contable cortoplacista), sino por aumentar el número de cotizantes. Y de cotizantes gorditos, si puede ser. De poco serviría tener a 100.000 ñapas poniendo ladrillos por dos duros porque no cotizarían lo suficiente. Esto lo digo por si en un par de añitos baja el paro y algún conselleiro mequetrefe se pone medallas. En lo que al sistema de pensiones se refiere, no nos vale cualquier tipo de creación de empleo. Hace falta empleo con valor añadido, sueldos altos, etc. Productivo, no del que está relacionado con la política y sus subvenciones.

Y digo yo, ¿alguien ha pensado en que las residencias del futuro no pueden parecerse a esto porque la gente creció con internet?
Por cierto, ahora que al BNG le da por pedir la independencia y esas cosas. En Lugo, el gasto por habitante en pensiones es un 39% superior a la media española, en Ourense, del 28%. La media gallega es un 17% superior a la media española. Sí, amigos, las pensiones gallegas se pagan con inputs del resto de España. Así que antes de proponer aventuras como un crío de ocho añitos, que me expliquen cómo generar riqueza, empleos de altísimo valor añadido, aumento espectacular de la renta familiar y todo lo demás. Si es que es el resto de España el que tiene razones para separarse de Galicia.

Para ir tirando con este sistema de reparto puro, hay otro ardid contable a destacar: la cuantía de las pensiones en Galicia es de media un 82% de las españolas (la renta media en Galicia es del 91% de la española). Si justicia es dar a cada uno lo suyo, los pensionistas gallegos no sólo no necesitan separarse de España, sino recibir más dinero. Claro, los nacionalistas piden más dinero, pero al mismo tiempo se quieren separar. No me cuadra. Alguien me está robando la cartera. O una cosa o la otra. Explicadnos esos planes quinquenales secretos, por favor, porque para decir lo que decís, tenéis que tener algún plan secreto. Si no, no nos lo explicamos el señor Matemáticas y yo.

Todo político que siga hablando de parches y no de cambiar el sistema de reparto o de generar empleo de alto valor añadido en grandes cantidades,que nos haga un favor y se calle la boca.

Gasto sanitario


El gasto sanitario aumenta con la edad. La carne cuelga, los huesos se atrofian, las células se mueren... ley de vida. Tiene sentido que una persona de 103 años gaste más en cuidados médicos que un chaval de 19 años que juega al Wii Sports. Lo sorprendente es que en el año 2000 la tecnología no era excesivamente antigua, sin embargo, se gastaba mucho menos por anciano, que hoy. Yo no señalo a nadie, pero parece que algunos gastos han aumentado. Como tenemos un sistema sanitario socialista soviético, la sanidad es de todos y conviene que la gente se pregunte por qué aumenta el gasto por paciente sin una gran justificación.


Lo socialista es dar a todo el mundo según sus necesidades, lo conservador es pedir explicaciones de esas necesidades. ¿Son hoy en día las enfermedades más bizarras que hace quince años? Lo dudo: la gran mayoría de la población jamás salió de su aldea. ¿Por qué está prohibido hablar en este país del gasto sanitario cuando éste ha aumentado por razones que tienen poco que ver con la atención al enfermo? ¿El aumento del gasto sanitario total se explica por un aumento de la población mayor de 65 años? La intuición me dice que han aumentado los gastos no relacionados con la atención al enfermo. Si estoy en lo cierto, habría que ver por qué al tener un sistema sanitario soviético, las nuevas máquinas no se fabrican en fábricas soviéticas o los medicamentos más usuales en laboratorios soviéticos.

Es decir, meter mano a los proveedores de un cliente infinito. La broma de políticos catetos comprando máquinas ultramodernas y firmando contratos con laboratorios se tiene que ir acabando.

En serio, mayores de 95 años tomando cócteles de pastillas, draculines que abren a los muertos para quitarles las prótesis, espectaculares hospitales nuevos que siguen la misma filosofía de los años 70. ¿Alguien se ha parado a mirar cuánto suponen las constructoras en el total del gasto sanitario? Ah, no, el gasto sanitario es intocable. Pues todo esto se paga con una población activa menguante.

Dependencia

Es la población mayor la que necesita más ayudas en el hogar y fuera de él. La mayor parte de esta ayuda se realiza de forma informal, en el ambiente familiar. Teniendo en cuenta que la mayor parte de estas ayudas informales se aplican a personas mayores de 65 años y que un 21% de los hogares gallegos están formados exclusivamente por personas mayores de 65 años. ¿Quién ayuda al que necesita ayuda? Es más, ¿qué perspectiva existe ante un escenario en el que esa proporción de hogares no dejará de crecer? Y ojo, tengamos en cuenta la esperanza de vida a partir de los 65. Hablamos de hogares en los que se necesitará asistencia durante 20 o 25 años...

Personas que cobran una pensión de 500 euros al mes durante 20 años y necesitan atenciones por valor de 1.000 euros al mes durante ese tiempo. ¿Os imagináis a algún conselleiro diciendo esto en la Cidade da Cultura? Gente que tiene que dejar el trabajo para atender a estas personas. Problema: puestos de trabajo que no se renuevan. La próxima vez que alguien os hable del cuarto pilar del Estado del Bienestar, tenéis vía libre para arrancarle los ojos a mordiscos.

No todo son malas noticias

No todo es malo. No voy a estar todo el día hablando de ancianos que se mueren solos o de cómo no existen incentivos políticos a cambiar el sistema de pensiones de Damocles. Hay noticias buenas. Por la tendencia demográfica, empezamos una nueva era en el mundo educativo. Un fenómeno que no se ha visto nunca: la capacidad instalada de la oferta educativa universal excederá a la demanda.

Esto siempre me lo había planteado con las carreteras. Pienso que llega un momento en que un país no necesita más carreteras: hay que mantenerlas, pintarlas, etc., pero no construir más. Bien, pues esto empieza a ocurrir con los equipamientos educativos. Esta década ya ve un descenso de los niños en edad de Educación Infantil. Este descenso de población escolar se irá extendiendo a los siguientes tramos educativos por puro efecto biológico.

No solo eso, sino que además, se llegarán a cumplir las recomendaciones de alumnos por clase sin necesidad de imponer normativas extrañas. De aquí a veinte años, probablemente haya que cerrar algún centro de FP o algún campus y nadie podrá protestar.

Claro que incluso aquí hay un reverso tenebroso: la educación requiere unos costes fijos elevados. Aunque no haga falta hacer más escuelas, el gasto tardará en bajar más que la tasa de descenso del alumnado.

Conclusión. Hipótesis Walking Dead


Creo que solo una combinación de inmigración masiva y condiciones que fomenten la creación de riqueza pueden paliar un poco mi hipótesis Walking Dead. Mi hipótesis Walking Dead consiste en ver el futuro de Galicia no solo con pueblos abandonados, sino con barrios de ciudades abandonados. Gente muy mayor arrastrando las zapatillas por los centros comerciales. Hoteles reconvertidos en residencias de ancianos. Lobos en el extrarradio de las ciudades. Autopistas con cabinas de peaje llenas de telarañas. Gente de la BBC haciendo documentales en plan Chernobil pero en la Mariña lucense, entrando en casas y descubriendo cadáveres frente al televisor. Barcos de ayuda humanitaria. Calatrava haciendo un museo de arte sacro gallego en Valencia. Cascos azules en los aeropuertos.

Bueno, con lo de las autopistas me he pasado.


sábado, 26 de enero de 2013

Europa o el caos o ni lo uno ni lo otro

Un grupo de filósofos-humoristas ha publicado un texto llamado «Europa o el caos» en el que ponen de manifiesto una disyuntiva de máximos. O Europa o el caos, no hay más.

Este manifiesto político, nos dice que las decisiones económicas que toma una dirección colegiada ajena al sufrimiento humano nos llevan a la derrota. Recomiendan precipitar la unión política para dar cobertura al control económico europeo y así evitar situaciones desagradables como las que vive, en particular, el sur de Europa.


Lo primero que llama la atención es la facilidad con la que estas masas encefálicas olvidan que es precisamente esta unión la que toma las decisiones que llevan al sur de Europa a la barbarie. Tampoco tienen la memoria a corto plazo bien afinada al ignorar cómo los actuales dirigentes son los que han propiciado esta situación. No olvidemos nosotros que el malvado Gran Capital, supuestamente sin nombres y sin cabezas visibles, se mueve en un ambiente jurídico y político dado. Parece que las Furias pusieron una pistola en la cabeza a los consejeros de las cajas de ahorros españolas o a los políticos griegos. Ni una sola mención a que la legislación en estos países viene, en grandísima medida, de lo que aprueba el Parlamento Europeo.

Un Parlamento Europeo que nos resulta lejano, incómodo y ajeno. Basta comprobar el nivel de patetismo de las elecciones europeas, que se convierten en reválidas de caracter nacional, o basta ver que no existen partidos a nivel europeo, para descubrir el tamaño de la estafa. No mencionaré esa mala costumbre de los eurodestructores de cambiar el nombre a los tratados para que se aprueben sí o sí. ¿Y estos filósofos-humoristas apelan a la democracia ateniense y al derecho romano? Hoy Europa es justo lo contrario.

No solo no se apela a los dos pilares fundamentales de Europa, la cultura política grecolatina y el fundamento ético judeocristiano, sino que se ignoran con rotundidad, afirmando que en el planeta todo merece respeto. Apelando a un diálogo con otras costumbres que son el caos, la barbarie y la muerte.


Pienso que me están robando la cartera estos filósofos-humoristas, cuando mencionan los actos de genocidio de la ex-Yugoslavia y pasan por alto que aquella destrucción sólo pudo acabar cuando intervino la Fuerza Aérea americana (recordemos que la guerra acabó, cuando los militares americanos encerraron —literalmente— en un cuarto a los líderes balcánicos y no les dejaron salir hasta que les enseñaran un mapa consensuado por todos; ésta Europa jamás haría algo así).

Su crítica sobrevuela la falta de democracia en este rumbo que ha tomado Europa. Poderes ocultos toman decisiones en la sombra contra la voluntad y la felicidad de millones de europeos, sin embargo, nada dicen del intento de marginar al Reino Unido cuando deciden replantearse democráticamente si les conviene o no seguir en la Eurocosa. La Europa idealizada sólo funciona con ciertas salvedades. Ciertas notas al pie que hacen saltar las alarmas.

Ahuyentar al lobo usando sus métodos. Tal es la solución que nos plantean estos cerebros. Europa debe ser más democrática, estar más unida, aunque para ello a ti te cerremos la boca y a ti te podamos hacer a un lado. Lo siento, pero no compro esta mercancía averiada. Conmigo, para este filoeuropeísmo alienígena, que no cuenten.


¿O es que acaso los problemas que se derivan de la mala praxis de unos deprimentes estados-nación serán resueltos creando una nueva entidad mayor? ¿No tiene sentido pensar que agrandar la capacidad de solucionar un problema también agranda la capacidad de empeorarlo o crear problemas aún mayores?

Si vamos a lo concreto, un proceso de construcción supranacional de arriba a abajo, resultará en una cosa todavía más anómala y extraña. Poco se habla de que la tendencia a la concentración de poder sólo sería aceptable aproximando de abajo a arriba. No es que grandes poderes financieros impidan la construcción europea, es que para hacer Europa te tienes que cargar el estado-nación. No se puede esperar que bajen las musas y diseñen un nuevo tablero de juego, si antes no empiezas por vaciar de poder al estado-nación.


La facilidad con la que algunos miran un mapa y deciden cómo deben ser las cosas, me asombra. Puedo aceptar que algunos estados existen por azar (hola, Moldavia), pero otros no son simplemente trozos geográficos de una zona del mundo que se puedan unir y desunir a otros pedazos de mapa. No se puede pasar por alto con alegría lo que siglos de historia —y la historia es esencialmente sangre derramada— han hecho.

No se puede tomar en serio a alguien que nos diga que los eslovacos y los gallegos pertenecemos a una misma cosa si no se menciona por ningún sitio que rezamos al mismo dios. No se puede saltar a la torera la raíz de las cosas. Si se pretende crear una Europa unida con escuadra y cartabón, poco recorrido tendrá.


Aunque la mayor crítica puede hacerse desde una perspectiva teleológica. No hay ni una sola persona que sea capaz de explicarme qué quiere ser Europa de mayor. Los filósofos-humoristas nos dicen cómo debemos ser para nuestro propio bien, pero no nos explican para qué. Responder a esta pregunta es lo más básico que se puede exigir.

Curiosamente este problema no lo tienen otros que no se meten en zarandajas de diseños artificiales. Por puntos:
  • Mundo islámico. Se reconoce un mundo islámico, con un idioma y una religión mayoritarias.
  • Mundo anglosajón. Muy homogéneo, con tendencia a la holización de sistemas económicos y políticos. También cuenta con un idioma común y una religión mayoritaria.
  • Mundo hispánico. Más heterogéneo que el anglosajón y que tiende a imitar a este. También cuenta con una lengua y una religión comunes (tengo mis dudas sobre incluir a Italia aquí).
  • Mundo eslavo. Heterogéneo, aunque cuenta con una religión mayoritaria y un pasado de horribles dictaduras en común.
  • Mundo chino. Con una filosofía común y una serie de «lecciones aprendidas» que logran que en los dominicales que leen las amas de casa se le considere «la fabrica del mundo».
Europa, como sujeto político en la historia, no aparece por ningún lado. Como África o India. Todos los intentos de unidad europea se han realizado por razones concretas: evitar una nueva guerra europea, ser un colchón anglosajón frente a la destrucción inhumana soviética, ceder mesitas de café para que anglosajones e islámicos se sienten a charlar o ser compradores de productos chinos para evitar el enésimo genocidio en Extremo Oriente.


La unidad europea sólo sirve como necesidad de otros mundos geoestratégicos. Es como la abuela que invitas a comer para que cuente batallitas mientras te llevas a tu cuñado al baño a vomitar.

Quien ha viajado, sabe muy bien de qué va esto. En el mundo chino o en el mundo anglosajón, estás en planetas alienígenas. Sin embargo, cuando llegas a tu mundo, aunque no sea tu estado-nación, la perspectiva de las cosas cambia. ¿Nos pasa esto cuando visitamos Oslo o Copenhague? No me refiero a la comida, arquitectura o paisajes, sino a los tratos personales y los tiempos de las personas.


Esto no quiere decir que estemos condenados a mirarnos el ombligo. La mezcla es deseable y enriquecedora. Ahora bien, no existe un ingrediente «europeo» que podamos mezclar con otros.

Conclusión

¿Es metafísicamente imposible la existencia de la unidad europea? Sí. ¿Es políticamente imposible la existencia de la unidad europea? No. Europa se puede unir, pero mucho ojo con no tener claro el para qué, el cómo y el hasta dónde. Y por supuesto, quemando en la plaza del pueblo a todos los que griten «Europa porque sí y no hay más que hablar».



jueves, 24 de enero de 2013

La cotidiana corrupción local en Galicia

Hace poco tuvo lugar el XV Congreso del PP de Galicia. Mensajes de unidad, fotos, algún movimiento dentro de la cúpula para reforzar a la gente de confianza de Feijoo y las cosas normales en estos casos. El caso es que tras esa falsa unidad, el PP de Galicia tiene muchos problemas. Como el resto.

No hablo sólo de sus cargos públicos imputados en los casos Campeón, Pokemon, Carioca, Torre, Orquesta, Rey, multas de Lugo, Gondomar y Gürtel, sino de la forma de hacer política local de algunos de sus jefecillos de tercera. Ex-constructores, ex-bayetas, gente que ha pasado muy rápidamente de la pana a la seda, adefesios varios. Claro, luego habrá otros que sean más o menos normales y a quienes los listillos están perjudicando. No perjudicando políticamente, que eso va en el sueldo, sino a nivel personal.


De las noticias que constatan una cantidad excesivamente elevada de concejales que se están apartando del partido, saco que muchos se van por motivos personales, luego, con la boca pequeña sueltan lo de «traidores», «linfocitos» y demás epítetos bonitos a sus jefes.

Repasemos los últimos quince días:

Pontedeume (8.000 hab.), dos concejales.
Ames (30.000 hab.), cinco concejales.
Pontevedra (85.000 hab.), tres concejales.
Narón (40.000 hab.), una concejal.
Santiago de Compostela (100.000 hab.), alcalde y ex-alcalde imputados, todavía no ha dimitido nadie (bueno, el ex-alcalde, por culpa de Pikachu), pero la gente se está arrancando los ojos. Duelos por el poder muy de tercera regional. Cosas muy cutres y que logran que la gente no esté a lo que hay que estar.

Nótese que no hablamos de aldeas. En las aldeas no hay ningún problema, porque los problemas son el día a día. Si nunca ves la luz, ni siquiera te molestas en ponerle nombre a la oscuridad, no sabes lo que es. En las aldeas suelen gobernar los mismos desde la época de Isabel II. Parece una broma, pero yo no quiero que Transparency International venga al rural gallego, porque me moriría de vergüenza. Vergüenza ajena por los políticos, entiéndase, el rural gallego por lo demás es la Arcadia, el paraíso en la Tierra. Cecini pascua, rura, duces. Ah, Virgilio, hace tiempo que no leemos a Virgilio, ¿verdad?

Sobre todo en el caso de Santiago, el tema toca de cerca al propio Feijoo. Cuando el Pikachu tuvo que dimitir, pidió amablemente que lo sustituyera en el cargo alguien de su cuerda (que ahora también tendrá que hacerle una visita al juez), así, a Feijoo no le ha quedado más remedio que hacer que su candidata deje el consistorio. No temáis, tiene escaño en el Parlamento, trabajo en el partido...


Que también hay que ver la facilidad con la que esta gente acumula cargos. ¿En serio se puede compatibilizar la dirección de empresas municipales con escaño en el Parlamento y concejalía? Bueno, y esos son cargos visibles, ya me diréis vosotros por qué diablos existe un «Consejo Asesor de RTVE en Galicia». Digo yo que en algún cajón habrá una ley de incompatibilidades o algo que limite los sobresueldos en forma de dietas que cobran algunos. Porque no nos chupamos el dedo y sabemos para qué sirven esos consejos asesores y negociados varios.


Insistamos también que en la cara B de la política local no hay trincheras de partido, algunos casos están salpicados con nombres de cargos de varios partidos. ¿Y de dónde viene esta corrupción? Conociendo cómo funcionan algunas empresas de servicios y constructoras malvadas, no es difícil saberlo. Por ejemplo, hay una trama de fraude masivo a Hacienda que se llama Las Cinco Jotas, seguro que ninguna de esas empresas ha tenido contacto con ningún alcalde o concejal. Hablamos de una trama constituida por docenas de empresas. Defraudar, el modus operandi cotidiano. En confianza, aquí los únicos que pagan y cumplen la ley son los tontos, para qué nos vamos a engañar.
Políticos locales de Caldas, Culleredo, Betanzos, Melón, Abegondo, Valdoviño, Vimianzo, Ponteareas, Arnoia y Viveiro viven pendientes de decisiones judiciales, mientras que la condena ha llegado en los últimos tiempos solo en ocho casos, los del ex-alcalde de Santa Comba, por abrir la mano a la apertura de 43 supuestos tablaos flamencos; a exalcaldes de Oza, Arzúa y Sada por no derribar edificios ilegales; el de Ares por fraude electoral; el aún regidor de Portas por fraude fiscal; un ex-regidor de Sada por imprudencia medioambiental y hasta una alcoholemia que costó el puesto a un edil compostelano.
La impunidad y cotidianeidad de todas estas cosas es alucinante. Perdón, no es alucinante, y eso es lo terrible. Mire caballero, este pueblo es como el de esas pelis de John Ford, aquí todo el mundo está en el ajo. Y si estas cosas salen hoy, qué no estaría pasando entre el 2005 y el 2008, cuando un concejal de cualquier villorrio era el rey del mambo. Situación provocada por una financiación local muy sui generis: la capacidad de provisión de servicios de un ayuntamiento va en relación directa a la valoración de mercado del suelo bajo su propiedad. La capacidad de atraer golfos a la política local, es inversamente proporcional a la capacidad de obtener ingresos lícitos de ese mismo lodazal. El sistema es genial y funciona mientras todo el mundo se calla. Todos piensan que el suelo municipal es un bien infinito del que crecen infinitamente las ramas del ponme el pellizquito en la factura. Ojo, todo esto con controles, por supuesto.

Olvidaos del juez Ruz, que alguien llame al juez Dredd.


miércoles, 23 de enero de 2013

¿Hay espacio para una división en el PP?

Me temo que las luchas cotidianas por el poder en la derecha española (PP, CiU y PNV, básicamente) se deben más al tema de la pasta que a diferencias ideológicas. Como el tema del dinero es oculto por razones obvias, sus divisiones solo saltan a la luz pública cuando también tocan cuestiones ideológicas o políticas.

Ahí tenemos el recurso ante el TC planteado por el PP contra el matrimonio homosexual y mientras tanto Gallardón oficiando bodas. El Durán diciendo que prefiere pactar un texto sobre la independencia con el PSC antes que con ERC (y sus compañeros llamándole de todo). Todos los movimientos en el backstage del famoso congreso de Valencia que dió el control del partido a mi paisano, la expulsión de Piqué, etc.

Por tanto, sí es verdad que debe haber algún tipo de diferencia política más allá del cierre de filas que provoca la red de intereses mutuos y opacos. A nadie le extrañan las reuniones de Oreja con Aguirre y las llamadas de Vidal-Quadras. Por otro lado, algunos medios de comunicación inciden más en sus críticas contra el conocido como «PP pop» de Sorayos, Arriolos y Lassalles varios, y no tanto a la vieja guardia de Aguirres, Sangiles y Orejas. Y viceversa.


Cuando Rajoy llega al poder del partido, le falta tiempo para quitarse de encima todo lo que sonara a aznarismo (Zaplanas y Acebeses) y se rodea de gente de su confianza, como es natural. Que Rajoy no hubiera sido el primer nombre en la libreta de Aznar, declaraciones un tanto divergentes del ex-presidente y de Aguirre y sobre todo, las luchas fácticas a nivel local y autonómico que no salen unidas y bien hiladas en ningún reportaje especial, pero que todo el mundo conoce, ayudan a evidenciar una cierta división que se airea cada vez que Rajoy se debilita.

Como el mapa del campo de batalla se construye entorno a facciones, desde fuera no podemos predecir cuál será la evolución de las cosas. Incluso tirando de hemeroteca y viendo cómo estalló la UCD en mil pedazos, seguimos sin poder asegurar que aquellas facciones hoy tengan su reproducción. En mi opinión los tiempos políticos en España han cambiado tanto que dudo mucho que se repita cualquier tipo de esquema político en la derecha española ya puesto a prueba.

Pintar el mapa de situación sería más razonable y fiable con los datos del CIS delante. Lamentablemente, la información que quiero sacar del CIS no aparece reflejada en sus barómetros, así que me voy a inventar un método poco práctico pero pintón. Cogiendo el último barómetro (nov 2012) con los cruces por escala de ideología política (no sé por qué siguen usando esto), voy a plantear la hipótesis de que aquellos que se valoran como 5-6, son diferentes a quienes se valoran como 7-10. A los primeros los llamaré whigs y a los segundos tories.

Empecemos por el peso relativo en el conjunto de la derecha.

whigs tories
793 312
71,8% 28,2%

Es normal que las posiciones extremas tengan menos probabilidad de ser autoseleccionadas. Incluso la propia pregunta del CIS de «dónde se sitúa usted» carece de mucho sentido. El mejor ejemplo es esa gente de extrema izquierda que es exacerbadamente reaccionaria.

Según pasan las preguntas del CIS, las respuestas no difieren mucho entre whigs y tories: todos ven las mismas teles y van a las mismas cafeterías. El interés está en aquellas respuestas donde sí hay diferencias apreciables. En el principal problema de España destaca una disparidad en la respuesta del ala derecha.

Quienes responden que los políticos y la política en general son el principal problema, son menos dentro de los tories que dentro de los whigs, con una diferencia del 10%.

El principal problema es la política en general
whigs tories
264 77
33,3% 24,67%

En «crisis de valores», aun siendo algo a lo que nadie da importancia, sí es mayor entre los tories (3,2% frente a 2,1%). Inmigración igual (5,7% frente a 3,3%). Buen momento para recordar que la mayoría de los tories en esta encuesta son mujeres. Mujeres mayores.


En las preguntas acerca de la Constitución, hay también alguna cosa que chirría. Por ejemplo, en los logros de la Constitución, que garantice la libertad parece más importante para los whigs, sin embargo, que permite resolver los conflictos por medios pacíficos sí que recibe atención por parte de los tories. El ala derecha de los tories (9-10) son los únicos a los que les importa mínimamente la restauración de la monarquía, reflejando el resto de la derecha la misma poca importancia que le da al Trono el resto del espectro político. Me parece relevante esta chorrada, porque en los manuales siempre aparece la monarquía como algo ligado a la tradición, valor de la derecha, etc. Olvidémoslo, la encuesta refleja que la Corona carece de importancia (para ser justo diré que la encuesta también refleja que la mitad de la población no sabe que existe la Constitución).

«Nada satisfecho» con la forma en que funciona la democracia en España
whigs tories
122 41
15,4% 13,14%


A veces es preferible un régimen autoritario
whigs tories
54 46
6,8% 14,74%

Tenía que haberlo previsto. Según te vas muy a la derecha aparecen monstruos (también en el polo opuesto, ojo).


El tema territorial siempre es de gran importancia (pero no tanta como las vacunas o la electricidad, las cosas como son).

Las CC.AA. deben tener más autonomía
whigs tories
81 23
10,2% 7,37%

Este dato va de la mano con el siguiente. Nada extraño teniendo en cuenta que este tema es muy importante en unos sitios y nada importante en otros. Recordemos que algunas autonomías existen porque sí.

Las CC.AA. no deben existir
whigs tories
248 117
31,3% 37,5%

Que Isis proteja el junco y la abeja:

Se define como católico
whigs tories
633 280
79,8% 89,74%

Es dificil sacar conclusiones con diferencias que en algunos casos entran dentro del margen de error. Sí podríamos decir que la derecha de la derecha es más autoritaria, más religiosa y, lo que es más importante, minoritaria (una característica de algo minoritario es que siempre hace más ruido).


Ahora bien, parto de una hipótesis de división en dos y manejo los datos de un barómetro del CIS. Esto tiene un alcance limitado. ¿En qué otro tipo de líneas puede haber diferencias dentro de la derecha? Vemos por ejemplo que la política exterior de Rajoy no tiene nada que ver con la de Aznar. ¿Hay una tendencia continental con Rajoy y otra anglosajona con Aznar? Sería interesante estudiarlo (no, no lo sería, es una forma de hablar). De la época de la Transición sí podríamos sacar que había dos o tres facciones en la derecha, pero sus diferencias parece que no se corresponden con los tiempos actuales. De la política de la Restauración saco poco material que no sea distritos «enfeudados» y «disponibles», sin diferencia entre lo que hacen unos y otros, pese a la profusión de nombres —regeneracionismo, conservadurismo, maurismo, canovismo—, más referidos a épocas que a políticas. Por otro lado, de la evolución política en otros países europeos sí que es patente el multipartidismo dentro de la derecha política, pero tampoco tiene por qué haber una relación de imitación necesaria.

Conclusión

Dudo que las diferencias políticas dentro de la derecha creen la suficiente masa crítica como para formar un nuevo frente de batalla. De dividirse el PP, lo haría entorno a una facción personalista. Esa división, dado que el «PP pop» parece más próximo a la tendencia whig, sería por el flanco tory. La primera consecuencia de esto es que arrastraría al «PP pop» a moverse a la derecha, lo que a su vez dejaría un nuevo espacio, geográficamente hablando, más centrado, disponible para un oportunismo de última hora.

Más:
  • ¿Por qué votar al PP? - Carmelo Jordá.
  • La decadencia cultural de la derecha española - Pedro Carlos González Cuevas. «La experiencia histórica demuestra que perder la batalla cultural significa perder la de las instituciones y, en definitiva, la del poder».
  • Nueva Derecha, ¿extrema derecha o derecha extravagante? - José Andrés Fernández Leost. «Presentada a sí misma como una escuela de pensamiento más que como una ideología política, la Nueva Derecha gusta de situarse en una óptica metapolítica. Ello significa, y tal es su primera característica, que a su parecer las ideas juegan un papel axial en el devenir de la historia, mayor sin duda que el propio de la economía. Quiere colocarse así de entrada en una perspectiva opuesta a la marxista (y también a la liberal) que, regida por un economicismo rudimentario, localizaría en el modo de producción la infraestructura determinante del sistema socio-político en el que se desarrolla nuestra vida. En su lugar, la metapolítica de la Nueva Derecha otorga al factor cultural (creencial, simbólico, representacional, incluso lingüístico) la clave que condiciona la voluntad y acción humanas, retomando así la idea gramsciana de la hegemonía cultural».
  • Una batallita. Sobre Reforma Social Española: «El fracaso en las elecciones hizo replantearse al partido su posicionamiento de cara a las siguientes elecciones de 1979. Era difícil encontrar una concordia entre sus miembros. Algunos de ellos propusieron la unión con UCD; otros, por el contrario, con el PSOE; el resto, finalmente, apostaron por mantener su independencia». 
  • Y un pie de página del mismo trabajo, sobre el presidente de Derecha Democrática Española: «El presidente provincial hizo unas declaraciones en prensa en las que defendía el Estado regional contra el separatismo y «cualquier concepción autonómica que encierra una reivindicación total o parcial de soberanía para cualquier territorio»; La Voz de Almería, 17-6-1980; p. 14. En la entrevista realizada a dicho cargo para la realización de este trabajo de investigación, éste mantenía que DDE en Almería estaba a favor de las autonomías y que incluso las pegatinas de propaganda del partido que se realizaron tenían un fondo verde con letras blancas para simular la bandera de Andalucía». 

martes, 22 de enero de 2013

Cambiar los partidos desde dentro

La participación masiva de gente en los partidos es una idea que se topa con una resistencia esencial: cómo funcionan por dentro. Las organizaciones crípticas no gustan de los cambios (aunque no tienen más remedio que llevarlos a cabo). Entiendo el gran argumento a favor de la idea: muy poca gente es activa en los partidos (y además, en según qué partidos esto varía muchísimo: es incomparable el nivel de implicación de los militantes de IU con los del PP).

Como los datos de afiliación (y participación en sus procesos internos) no son públicos o fáciles de conseguir, no me he molestado en buscar mucho. Además, lo que quiero es tener una idea general de la situación no los datos concretos.

Izquierda Unida en Galicia son 700 personas. Conozco a gente con más amigos en Facebook. Me llama la atención que en Extremadura, con 500 afiliados, sean decisivos.


El PSOE, por el número de delegados de sus primarias, no va muy allá en muchas comunidades autónomas. Por ejemplo, con 50 delegados de Galicia, debe andar por menos de 3.000 afiliados en toda la comunidad.

UPyD que está creciendo mucho últimamente en las encuestas, tiene un panorama desolador: hay provincias en las que sencillamente no existe. En Galicia deben tener unos 150 afiliados. También hay que decir que es el caso opuesto a IU en Extremadura, aquí pocos afiliados sí significa que no estás (en este caso también hay que recordar que una estrategia correcta en Madrid, no se puede imitar en Galicia. Lo de mirar encuestas y saber por qué electorado compites, ya sabéis).

El BNG que deja participar a todos los afiliados en sus Asambleas, tenía 5.300 antes de su voladura interna. Viendo dónde tiene su poder, en la provincia de Lugo, por ejemplo, no deben ser más de unos pocos cientos.


Del PP no encuentro ningún dato fácil. Cualquiera diría que ahí hay cositas que ocultar. No, no voy a ser malo. Estimemos unos 600.000 afiliados (incluyendo personas fallecidas). Con un 6% gallegos —en relación al peso demográfico de Galicia en España—, dan unos 36.000. Cifra mucho más alta que la real, pero sí indicativa de que ahí el PP es el partido-institución. Yendo más al detalle, podemos poner que 3.000 son coruñeses. Al fin y al cabo, la acción de la militancia comienza por el círculo local.

Estos datos cogidos al vuelo indican que tras los grandes números de los resultados electorales (y sus enormes consecuencias), poca gente se dedica a la política activa. ¿Cuántos de entre los afiliados son realmente militantes activos? Es cabal pensar que una ciudadanía movilizada puede hacerse con el control de pequeñas esferas de influencia dentro de los partidos. Dejando a un lado los casos en que en los procesos internos de los partidos se anulan votos, votan muertos o llegan sacas de votos de militantes en el exterior; se puede pensar que por aglomeración es posible arañar algo del caparazón impenetrable tras el que se refugian todos los partidos.


Problema: de lo que se trata es de participar activamente, no de pagar una cuota. Hay mucha gente que puede estar interesada y sin embargo sus circunstancias les impediría hacerlo posible. Ahora bien, ¿y si quienes no pueden o quieren implicarse simplemente usaran su voto como afiliado en los procesos internos para votar la lista Maverick? Para esto haría falta una estructura paralela al partido, con cierta organización. Esto puede traer otros problemas a la larga (hacer todavía más opaca la política no creo que sea buena idea).

Otra idea es usar nuevos partidos (algo que no es tan descabellado). Supongo que en ayuntamientos relativamente pequeños (tampoco interesa que sean muy pequeños, porque ahí, una vez que ya no pueden recalificar nada, ya no tienen influencia) la competencia frente a otros puede ser más equilibrada. Esto también tiene muchos problemas. En Galicia —uso el ejemplo más a mano— existen innumerables agrupaciones independientes (lideradas por ex-PP, ex-Franco, ex-Cánovas, ya sabéis) que están de ponzoña hasta el hipotálamo. Pequeños partidos-proveedores de los que hay que huir como de la peste. Otro problema de incipientes partidos tienen que ver con figuras mesiánicas o ideas excesivamente estrafalarias. La gran baza de los nuevos partidos es lograr que se hable de las cosas que no se hablan. Esto es, llevar la pelea a donde les interesa y conseguir que los demás se posicionen. Si se supera el gran escollo del acceso a los medios de comunicación, es una alternativa con mucho sentido. Ojo, que también se puede caer en que un nuevo partido, pase a ser un viejo partido y vuelta la burra al trigo. La organización interna del partido a la hora de no repetir errores del pasado es crucial.

De lo que se trata, a mi entender, es de que cada cual opte, en la medida de sus posibilidades, por hacer visible lo que cree que no funciona bien y que participe para tratar de cambiarlo. Esto tampoco se puede hacer a costa de las ideas básicas, de partida, de cada uno. Se trataría de buscar las herramientas más a mano de acuerdo con tu propia idea de las cosas.

De la idea de las cosas que tenemos todos también habría que hablar. Aunque lo fundamental, la base, es cambiar la materia prima de la política. No por capricho ni pensando en que es la panacea. Es cuestión de mirar las fotos del alcalde de tu pueblo o de las listas de diputados. Quien no lleva treinta años en política, es que ha nacido dentro de un partido. Otro tema en el que no podemos hacer mucho es el de la empresa, sobre todo la banca. Los bancos españoles que se lo llevaban crudo en 1940 son exactamente los mismos que hoy. Incluso tienen dinastías familiares. Cambiar eso desde dentro supone matrimonios. Muy medieval.


lunes, 21 de enero de 2013

Y tú más

Lo de los sobornos masivos a altos cargos del PP no es nada en comparación con el caso de los ERE de Andalucía. Este caso toca el robo de una cantidad 35 veces superior. Sí, de acuerdo, pero para este caso nos da igual. Es decir, no es un argumento que nadie con dos dedos de frente o sin intereses ocultos pueda esgrimir sin que se le caiga la cara de vergüenza. Los colaboradores necesarios son o tontos o igual de ladrones.

Si un ladrón se defiende señalando a otro ladrón y diciendo que ha robado más, nos tiene que dar igual a todos. Tenemos una costumbre muy mala en este país. La costumbre de tratar de escurrir el bulto echando pestes sobre los otros. Una defensa de tinta de calamar.

—Yo me lo he llevado crudito, pero ese de ahí que me mira mal, no veas.

Esto tiene que ir acabando. La chorizocracia. Los peatones podemos tener más filias con unos que con otros, pero al final del día es una actitud un tanto masoca la defensa de tinta de calamar.


De dónde sale el soborno

Un tipo de bigotito fino y mirada huidiza, un hombre-mustélido le pasa un maletín a Bárcenas, abnegado servidor público. Le guiña un ojo. Hay una parte de la historia que va desde que Bárcenas agarra el maletín. Pero otra parte es el recorrido anterior de ese maletín.

Empresas que llegan a acuerdos con grupos criminales. Te contrato X servicios si me añades a la factura el pellizquito. Ah, vale, me parece bien, ¿y los hijos? Muy bien, la pequeña va a estudiar en el Icade. Me han hablado muy bien de ese sitio. Deja que ya invito yo a los cafés. No, por favor.


Todo muy pulcro, a la luz del día, en alguna estación de servicio en un radio de 50 kilómetros de Madrid. Ah, las estaciones de servicio, ¿qué sería de Golfolandia sin ellas? Lugares con trasiego de gente y dos salidas en sentidos opuestos. Espera cinco minutos después de que me haya ido. Vale.

¿Qué empresas se encargaban de dar servicios en las sedes y durante las campañas a la organización? Digo yo que ese dato es público. Y ante la más leve sospecha, está bien que vaya un juez al receptor de los sobres, pero ¿dónde está el preceptivo batallón de inspectores de Hacienda llamando a esas empresas? No sé de leyes, pero me imagino que sobornar a un funcionario público que decide servicios ofrecidos a una organización que recibe dinero público es delito. Es que no me hace falta conocer la ley para saber que eso huele que apesta. ¿Esta gente no ha tenido padres? ¿No les han educado? ¿Ni siquiera el cura del pueblo les dijo que robar está feo?

—Eh, pero los otros roban más.

Durante veinte años. Día tras día. El guardia del aeropuerto de Ginebra ya es una cara conocida. ¿Otra vez a esquiar? Sí, ya ve, es que me gusta muchísimo esquiar. Ya veo. Pum, sello en el pasaporte. En el hotel ya hay confianza con los camareros. ¿Lo mismo de siempre? Sí, por favor, pero no me pongas la sombrillita, que me molesta al beber. Como diga. Y generosa propina.


Y lo horteras que son. Regalar joyas y decir «te quiero, coño». Tratarse como compadres cuando solo son compinches. Gente que ha crecido durante los setenta y cuyas referencias los coloca en un horterismo un tanto extraño (¿gafas de sol? ¿en serio?), fuera del tiempo. Ese pelo hacia atrás con calamares. Claro, nadie les dice nada. Nadie les advierte sobre lo ridículos que son. En los restaurantes les sirven marisco congelado y no distinguen. Son muy paletos. Por lo menos, los de IU en Andalucía ya los hueles de lejos. Pero estos tienen una excesiva querencia por mostrar una imagen al mundo de éxito. Se compran cochazos pero ni saben conducir. Toda la vida con chofer.



Toda esa lista de cosas que son normales en el sistema. Hay un video en Youtube del año 98 de la Parodia Nacional (aquel programa en que cantaban) donde se vacilaba a Baltar y la Diputación de Ourense. Estamos en 2013, el fulano cede el cargo a su hijo y parece que algún juez va a empezar tímidamente a decir algo. Todo el mundo desde hace veinte años sabe cómo funciona la contratación de ese pozo. Y además, todo el mundo sabe por qué se permitió. Tener a la gente contenta. Lo que los tertulianos llaman «caladero de votos», como si fueran sardinas. Algo que se compra y vende al peso.

Despachos muy dificiles de encontrar en algún sótano de algún edificio de la Junta de Andalucía. Foto amarillenta del Rey con pelazo colgada. Conserjes yendo y viniendo sabiendo lo que hay. Nadie dice nada. Oye, ya te arreglé lo tuyo, eh. Muchas gracias, que Dios se lo pague.


Otras elecciones, la palabra «confianza» en enormes cartelones que coloca una empresa que está súper-limpia y que jamás ha sobornado a nadie. Un par de chorradas desde el atril. La cámara enfoca a la primera fila que se levanta como un solo hombre a aplaudir. Las secretarias de confianza no han venido, ahí tienen que estar las mujeres. Como Calpurnias. Las Servilias esperando en el hotel. Cuando pasan por los pasillos, la gente de los lados los saludan y vitorean. Como cuando Belén Esteban baja las escaleras del Sálvame Deluxe. Un par de besos a una orgásmica señora mayor. Estrellas del Rock. Las líneas de peste que flotan sobre sus cabezas no se ven por la tele, pero están ahí.

El gesto estudiado de sacarse las gafas con una mano, la voz grave. La Constitución, España, hablar de usted con los modales de las películas antiguas, como tratando de ocultar que esa es su única base cultural. Discursos de carrerilla, expresión adusta, la mente pensando en algún vicio oculto, en el número de una caja de seguridad y en cómo comprar cuadros que no valen nada por mucho dinero. La voluntat d'un poble. Cien mil lereles me ha costado esta bosta, es de un autor que expuso en ARCO. Ya, ya, qué buen gusto, ¿me deja seguir lamiéndole las babuchas?



Y la investigación de la oposición. Un sistema con tantos consensos en que la oposición es algo parecido a un derbi de fútbol. Estamos abochornados por la última medida de este gobierno. La pose. Decir lo que la gente espera que digas. Vamos a llegar hasta las últimas consecuencias. Decir cosas gratis porque no existe un auténtico control. Todo está sobre el papel y todo se ejecuta de forma cuidadosa para dar una apariencia. Oiga, hay un Tribunal de Cuentas. Un Tribunal de Qué Me Cuentas, más bien. Coñas varias en los bares de los hoteles. Ah, pero ¿aquí se puede fumar? Claro, conozco al dueño. El compadreo. Lo cutre. Hace mil años esta gente estaría hurgando en el suelo en busca de raíces y asaltando a niños o niñas cuando no los ve nadie. De misa semanal, ojo.


Cuando hay Elecciones Generales la gente también vota de forma indirecta a ciertos cargos del Poder Judicial. Pero los mítines no hablan de eso. Sería perder el tiempo. Vamos a ser más europeos. Nadie sabe qué demonios significa eso, pero por los aplausos diría que alguien se hará un esguince de muñeca. Información compartimentada, a gotas. ¿Cuántas noticias vienen de agencias? ¿Cuántas agencias de prensa hay?



Que salten estos escándalos es bueno, porque eso quiere decir que los controles funcionan. Escándalos que saltan porque un paleto, un vulgar ladrón, que ni siquiera roba para comer, un yonki maleducado amenaza con tirar de la manta. Escándalos que saltan para que se muevan las sillas en algún consejo de administración. Los controles funcionan que te rilas. Vamos a asegurarnos de que tenemos suficientes vacunas ante este brote malvado de virus. Ahí quedaron las vacunas muertas de risa. Casos que salen durante cinco días y medio en grandes titulares hasta que sale el siguiente caso. Memoria selectiva. Memoria de pez. Estamos evolutivamente construidos para desterrar los malos recuerdos. También lo estamos para tratar de unirnos a otros en proyectos comunes. La manada. Si alguien de mi tribu hace algo malo, busco una explicación, si lo hace la tribu de enfrente es el fin del mundo.

Vamos a poner a Villaconejos del Paladar en el mapa. Este hombre es un santo varón, siempre hizo cosas por el pueblo. ¿Qué cosas? Da igual. Por fin tendremos nuestro centro de interpretación de los cúmulo-nimbos. A ver si al chaval, que no me estudia, lo metemos de conserje. Pero es que ya tengo a treinta y cuatro conserjes. Pide ayudas a la UE. Eres un hacha, jefe. Titulares que hablan de poner en valor los cúmulo-nimbos de Villaconejos del Paladar. En la página tres, un anuncio de convocatoria de plazas para ser pastor autonómico. Después de los anuncios de señoritas y compro oro, otro anuncio a página completa sobre la inauguración de doscientos metros de un camino de cabras.


Ustedes tienen un problema que se llama tres por ciento. No hable mucho porque ustedes tienen otro problema que se llama como se llame. Ah, disculpas, lo retiro. Y no hay ochocientos fiscales e inspectores aporreando las puertas de sus casas y sedes a los dos minutos. Se dicen cosas con el calentón, alguien habla demasiado de vez en cuando, pero tenemos un nuevo plan que traerá la felicidad. Ah, entonces nada. De qué tamaño debe ser la bola de ponzoña como para que a alguien se le escape algo. El 99,9% son gente honrada, no me cabe ninguna duda. ¿Honrados por elección o porque todavía no están donde pueden dejar de serlo? Un 50% sería todo un logro. Oiga, eso es una disonancia cognitiva, por ver cuatro casos de corrupción no se puede inferir una corrupción generalizada. Señora, ya tiene el armario montado, ¿le hace falta factura? Pues no. Ah, mejor, así le sale más barato. Muy bien, ¿tengo que firmar algo? No, nada. ¿Acepta tarjetas? No.

Si el avión se retrasa más de una hora, te devuelven el billete. A los cincuenta minutos te sientan en el avión. Ya has embarcado, según el segundo párrafo del artículo tres, este vuelo ya no tiene retraso, aunque esperes en pista una hora más. ¿Desea algo para beber? Sí, una cocacola. Muy bien, son un millón de euros. Ah, genial, porque justo es lo que llevo suelto. La vocación del servicio público. Es que una manzana podrida puede afectar a todo el cesto. Ya, vamos, que el resto de manzanas del cesto son almas de la caridad. Incluso los que están fuera del cesto también son gente incorruptible. Jefe, estos no han tocado el pan. Pues guárdalo, que sirve para otra mesa.



La noticia no es que sea noticia que hayan devuelto un bolso olvidado en un taxi. La noticia es que han devuelto el bolso. Una amable ancianita que se dejó ocho millones de euros. Y Hacienda no va a tomarse unos chocolates con porras con esa señora. Cuatro corruptos dejan en mal lugar a todos los políticos, qué injusticia. Podemos cubrir esta pared con granito de Porriño. No, mejor lo importamos de las lunas de Saturno. Lo que usted diga, a mi me pagan igual.

Hasta aquí, que me canso

¿Cómo parar esto? Hay dos métodos. El primero tiene que ver con leyes e instituciones. Pero este método no sirve de nada sin el segundo método. El segundo método es cambiar la materia prima. La materia prima son las personas. Sólo cuando haya personas sin interés en nutrir la ponzoña, se pueden cambiar leyes e instituciones. Problema: no se garantiza que otros no sean corruptos. Incluso quien nunca ha sido corrupto, puede empezar a serlo en un momento dado.

Nadie dice que sea fácil, pero por algún lado hay que empezar.