Hace doscientos años se popularizó la expresión «aristocracia haitiana», para designar a una clase alta creada de la noche a la mañana. El gentilicio viene de las ridículas guerras civiles que hubo en Haití tras su independencia. En ese pequeño país antillano se llegaron a crear varios estados independientes que crearon a su vez duques, condes, marqueses... a imitación de las viejas monarquías europeas.
Hazte con todos y serás el mejor entrenador de Pueblo Paleta:
Cristina Aguirre: Asesora del Distrito de Hortaleza (Madrid). Contratada
por a su vez una ex-asesora de Esperanza Aguirre que ahora es
concejal. Hermana de Esperanza Aguirre.
Ángeles Alarcó Canosa: Presidenta y Consejera Delegada de Paradores Nacionales. Ex mujer de Rodrigo Rato.
José Manuel Baltar: Presidente de la Diputación de Ourense. Hijo de José Luis Baltar, de quien heredó el cargo.
Asunción Barberá: 21 años trabajando de jefa de servicio de personal
(¿?) en el ayuntamiento de Valencia. Es hermana de Rita Barberá,
alcaldesa de Valencia desde hace 21 años.
José Ramón Bujanda Sáenz: Presidente de SAECA empresa pública
participada por la SEPI y el Ministerio de Agricultura. Cuñado de Miguel
Arias Cañete, Ministro de Agricultura.
Núria Burguera: Directora de comunicación del Puerto de Barcelona.
Esposa del presidente de Ferrocarriles de la Generalitat, Enric Ticó.
Germana Caballero: Contratada por Bibiana Aído como Técnica en Gestiones
Culturales del Instituto de la Mujer en la Junta de Andalucía. Esposa
del ex-consejero andaluz Zarrías.
José Canal: Secretario General Técnico del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Casado con Sonia Ramos Piñeiro.
Víctor Calvo Sotelo: Secretario de Estado de Telecomunicaciones. Hijo de Leopoldo Calvo Sotelo, ex Presidente del Gobierno.
Miguel Cardenal Carro: Presidente del Consejo Superior de Deportes. Hijo
de Jesús Cardenal, ex Fiscal General del Estado con José María Aznar.
Apel·les Carod Rovira: Embajador de Cataluña en Francia (2008-2011).
Hermano del ex-vicepresidente del Gobierno de Cataluña Josep-Lluís
Carod-Rovira
Rafael Catalá Polo: Secretario de Estado en Fomento. Hermano de Raquel Catalá Polo.
Raquel Catalá Polo. Delegada Especial de la Agencia Tributaria en Madrid. Hermana de Rafael Catalá Polo.
Andrea Fabra: Diputada nacional. Hija de Carlos Fabra, ex-presidente de la Diputación de Castellón.
Assumpta Farran: Directora General de Calidad Ambiental de Cataluña (¿?) y esposa del diputado regional Pere Macias.
Juan María González Mejías: Secretario general de Innovación, Industria y
Energía de Andalucía. Sobrino de Felipe González e hijo de Carmen
Mejías secretaria general técnica de la Consejería de la presidencia,
bajo Gaspar Zarrías, desde hace años y ahora directora gerente del
Centro de Estudios Andaluces.
Antonio de Guindos: Presidente de Madrid Calle 30. Hermano de Luis de Guindos, Ministro de Economía.
María Teresa Lizaranzu Perinat: Directora General de Política e
Industrias Culturales y del Libro, casada con Álvaro Nadal Belda.
Meritxell Lluís: Asesora en materia de relaciones con las entidades
locales (¿?) de la consejería correspondiente del gobierno catalán.
Esposa del diputado Josep Rull.
Julián Martinez: Novio de Bibiana Aido, embajador de Andalucía en España (2008-2012).
José Miguel Martínez: Presidente de la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) dependiente del Ministerio de Hacienda. Concuñado de Cristóbal Montoro, Ministro de Hacienda.
Carmen Martínez: Jefa de Gabinete de la vicepresidenta de la Junta de
Extremadura. Novia del consejero de Agricultura, José Antonio Echávarri.
Beatriz Mendez: Secretaria General del CNI. Hermana de Iñigo Mendez, Secretario de Estado para la UE.
Amanda Meyer: Secretaria General de Vivienda, Rehabilitación y
Arquitectura de Andalucía. Hija del eurodiputado de IU, Willy Meyer.
Isabel Muñoz Vázquez: Directora de Extranjería y Relaciones con el Mediterráneo (¿?) y asesora local del INE (tiene que ser una broma) del ayuntamiento de Manilva. Hermana de la alcaldesa Antonia Muñoz.
Alberto Nadal Belda: Vicesecretario de Asuntos Económicos, Laborales e
Internacionales de la CEOE. Hermano de Álvaro Nadal Belda.
Álvaro
Nadal Belda: Director de la Oficina Económica de la Presidencia del
Gobierno con rango de Secretario de Estado. Hermano de Alberto Nadal y
casado con María Teresa Lizaranzu Perinat.
Marcelino Oreja Arburua: Presidente de la Entidad Pública
Empresarial Ferrocarriles de Vía Estrecha (FEVE). Hijo de Marcelino Oreja
Aguirre, ex diputado y ex Ministro de Asuntos Exteriores.
Álvaro Ramírez de Haro y Aguirre: Asesor del Secretario de Estado de Comercio. Hijo de Esperanza Aguirre.
Sonia Ramos Piñeiro: Directora General de Apoyo a Víctimas del Terrorismo. Casada con José Canal.
Oriol Puig: Director del Servicio Meteorológico de Cataluña. Hermano de Felip Puig, consejero de Interior.
Rosa Isabel Río: Directora General de la Consejería de Agricultura de
Andalucía, novia del vicesecretario general del PSOE andaluz y diputado
regional Mario Jesús Jiménez Díaz.
Rafael Rodríguez Ponga: Propuesto para Secretario General del Instituto Cervantes. Mientras tanto continua de Diputado. Hermano de María Flavia.
María Flavia Rodríguez Ponga: Directora General de Seguros y Fondos de Pensiones. Hermana de Rafael Rodríguez Ponga.
María Zaplana Barceló: Asesora en la Secretaria de Estado de Turismo. Hija del ex-ministro Eduardo Zaplana y de la empresaria-aristócrata-hotelera Rosa Barceló.
Parecería un capítulo aparte, pero se debería hablar también de los consejeros de nuestras grandes empresas y bancos. No solo por la presencia de políticos, sino por la profusión de individuos que forman parte de infinitos consejos de administración. ¿Hasta qué punto no hay un conflicto de intereses en esos casos? (Lo que sí es capítulo aparte son las mujeres de los ministros del PP y las ministras del PSOE: todas con sus ONGs de jijí y jajá, superpreocupadísimas que te cagas tía, de los problemazos del mundo, ay por favor. Que las ONGs las financie un patronato del que forman parte empresas cuyos dueños, sus gobiernos amigos han indultado, es lo de menos. ¿Para qué remover la mierda?).
El conchabeo público-privado que existe en nuestro sistema político-económico es tal, que parece imposible acabar con él. Cuando la corrupción es ley, combatirla te sitúa fuera de la ley.
Incluso en la propia definición de las palabras encuentro problemas de interpretación que suponen un escollo a la hora de sacar a la superficie la ponzoña que oculta el fango. Ejemplo rápido: la Segunda Modernización de Andalucía. ¿Eso es un ambicioso programa de gobierno o una tomadura de pelo? Para mi proponer algo así supone un acto delictivo. El político que sube al estrado y suelta la expresión «poner en valor», debería ser detenido de inmediato. Que lo condenen a leer libros y a hacer trabajos comunitarios.
Ah, pero el problema es que la canaille espera del político que diga exactamente eso. Otro escollo en el camino. Los ladrones y bastardos son muy poquitos en realidad. El problema es que millones de personas les apoyan con lascivia en una especie de aquelarre masoquista colectivo.
Esta entrada se iba a acabar aquí, pero ahora me he calentado. Es que encima tenemos que aguantar al barbas dando lecciones de confianza. ¿Confianza de qué, confianza en quién? ¿En vosotros que sois iguales a los anteriores? Que usáis cargos públicos para enriqueceros. Que os beneficiáis de que las cosas se repiten mucho y pierden su fuerza. Lo positivo repetido muchas veces, funciona como mecanismo mental de refuerzo. Lo negativo repetido muchas veces, produce desensibilización. Cuando en este país se habla de corrupción, la gente lo toma como un fenómeno atmosférico irremediable. Oiga, pues no.
Cuando vas viendo las relaciones genitales o de parentesco que hay entre los enchufados de todos los partidos, te das cuenta de que hay un partido no electo. Hay una camarilla, un club privado en el que no hay fisuras. No, no es teoría de la conspiración. Se trata de algo tan prosaico como compartir intereses, formar parte de la misma empresa, del mismo partido, tener amigos comunes. Reconozco que en ocasiones esto no tiene por qué ser muy malo. Pero cuando la gente se envicia y la excepción se convierte en norma -máxime con el país como un erial-, entonces cabrea.
Y no es cosa solamente de la pútrida casta capitalina. En cualquier aldea de mierda se reproduce el fenómeno. Casi todos conocemos chanchullos en nuestro ayuntamiento. Desde luego que no tenemos pruebas, pero airear trapos sucios y señalar la bajeza moral de los próceres locales ya sería un paso adelante.
Bueno, y luego está lo de la supervisión, las incompatibilidades, una ley de transparencia en condiciones, fijar límites a los cargos de libre designación, que los jueces y la policía empiecen a trabajar cuando gusten, etc.
lunes, 31 de diciembre de 2012
viernes, 28 de diciembre de 2012
Las aventuras de FROB
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Cuando los niños aprenden los números negativos, el choteo es automático: «vas a una tienda y compras dos jamones negativos, ¡así que te los roban!». Menos gracia hace cuando en lugar de jamones (un jamón nunca puede ser negativo, excepto si llevas una toalla en la cabeza y quieres reventar el Capitolio), lo negativo es el dinero. Cuidado con eso.
En realidad, el dinero negativo no existe, pero hay algo que se le parece: las deudas. Las deudas necesitan de dos agentes: el que debe y el que es debido, deudor y acreedor. Así, para el deudor, la deuda le supone una pérdida, pero para el acreedor, la deuda es una ganancia (más bien una promesa de pago en el futuro). Todo el mundo contento hasta que te bombardea el de la toalla o te visita Rodrigo Rato.
Resulta que nadie sabía nada hasta que se hace una auditoría externa que nos dice que hay 40.000 millones de dinero negativo en los bancos creados a partir de las cajas de ahorros. El maravilloso plan del Gobierno consiste en pasar la mayor parte de los activos tóxicos a una entidad especial. Lo que queda, comprarlo con dinero público que no tenemos, para lo cual, se pide un rescate a Bruselas. Todos contentos, menos tú, que te han dado una colleja y no sabes a dónde mirar.
Una vez que los mierdibancos han quitado sus activos tóxicos, lo que queda es sanear sus cuentas. Para eso se emplea una operación acordeón. La operación acordeón se produce cuando te empujan mucho hacia adelante en la cola de un garito y luego el portero empuja hacia atrás a la masa. Los que están al final de la cola se suelen caer de culo. Así, el FROB, que es una nube de colores creada con vapores de dinero público, ordena que desaparezca el capital social de los mierdibancos para que se asuma el dinero negativo (la valoración negativa que aparece en las auditorías). Al desaparecer ese dinero, se expulsan a otros dueños de los mierdibancos excepto al FROB.
Entre esos otros dueños están los fondos propios (siempre hay algún exiguo porcentaje del mierdibanco que pertenece al propio mierdibanco) y los inversores, ya sean mediante acciones o mediante preferentes. Los dueños de acciones lo entienden fácil. Sus acciones cotizan y ven en tiempo real cómo se desploma su precio. Si querías ser bankero a 3,75, hoy te comes los mocos a 0,40. En realidad los accionistas son quienes salen mejor parados. Cuando un banco o empresa vale dinero negativo, sus accionistas deberían de perder el dinero para pagar deudas y cerrarse el garito. Si se quedan con diez céntimos por acción -impedir la quiebra de Bankia forma parte de la protección a infraestructuras críticas en la doctrina de defensa del Reino de España- ya se pueden dar con un canto en los dientes: habrán perdido dinero, sí, pero no todas las oportunidades de perder definitivamente su inversión. Pensad que en diez años ese banco vuelva a subir.
Por su parte, los dueños de preferentes no lo entienden tan bien. Ellos son dueños de una empresa que vale dinero negativo. Dicho de otro modo: son empresarios y lo han hecho fatal. Sus participaciones no son negociables -salvo si tienen algún cuñado cándido-, su dinero forma parte del capital del banco que en la operación acordeón desaparece. Solamente si hubo malas prácticas a la hora de su compra, se puede recurrir por vía judicial (esto hay que decirlo para dejar a la gente tranquila, pero realmente es una chorrada que pocos se creen).
Bien. Una vez que ha desaparecido todo el dinero (parece que estoy explicando la receta de un bizcocho), el FROB mete dinero nuevo. Dinero fresquito que pide prestado España y que España debe devolver con intereses. Es verdad que España, a través del FROB, es dueña de un montón de bancos y que por el patrimonio que ahora tiene y el negocio del que se hace cargo, se supone que no le costará tanto recuperar ese dinero. Hablar de suposiciones es como hablar del tarot o la homeopatía. Si metemos la magia potagia en la ecuación, la fastidiamos.
Preguntas y anécdotas
¿Por qué se decide rescatar a la mierdibanca con dinero público? ¿La mierdibanca no tenía patrimonio como para hacer frente a sus pérdidas? ¿Lo de Doña Rogelia tiene cura? ¿Conoceremos algún día cuánto dinero se ha perdido en esta operación acordeón? ¿Qué criterios se seguirán a la hora de vender el patrimonio tóxico del banco malo? ¿Cómo afectarán las operaciones del banco malo al valor del suelo y de las casas? ¿Qué tipo de supervisión va a llevar a cabo el FROB en las entidades hipernacionalizadas? ¿Ha salido ya De Guindos en la tele comunicando la letra pequeña del decreto de rescate?, sí hombre, esa parte que dice que las decisiones del FROB son inapelables y no existe vía judicial para reclamar nada, parásito (en el BOE pone la palabra «parásito» os lo juro).
¿Había otra alternativa? Hablando de bancos es difícil asegurarlo. La lógica nos indica que como cualquier otro negocio empresarial, los bancos quebrados deberían de ir a concurso de acreedores y liquidar patrimonio hasta sanearse. El problema es que en última instancia, el banco es acreedor de los depositantes y si quiebra, los depositantes pierden su dinero. Acudir al Fondo de Garantía de Depósitos tan solo sería la antesala del corralito y de ahí, recordemos que estamos a nueve comidas de la anarquía.
Parece que se ha optado por una solución intermedia entre Mad Max y la Unión Soviética: rescatar a la mierdibanca. Esto trae varios problemas a añadir a los ya vistos: se compran activos tóxicos a un precio fortuito inferior al contable, con lo que se expropia a los bancos sin mucho criterio (peor hubiera sido si se pagara un sobreprecio, claro), y se rescata a bancos viables e inviables con los ojos vendados. Conocemos la situación contable de las entidades, pero nadie nos asegura a cinco o diez años dónde estarán, luego el dinero del rescate puede ser a fondo perdido, lo que es parecido a hacer un agujero muy grande y tirar billetes.
Otro problema surge de la desconfianza que algunos tenemos a todo lo que apeste a banca pública. Las cajas de ahorros eran banca pública y empezaron a lanzar mini-bombas nucleares por toda la geografía. ¿Quién nos asegura que la nueva banca pública sea guay? La banca pública, por el mero hecho de ser pública, no nos garantiza una mejor gestión (es más, las cajas se gestionaron infinitamente peor que los bancos, a excepción del Banco de Valencia... que era propiedad de una caja). Nos prometen una supervisión bancaria europea, pero no dejan de ser los mismos lemmings que ya antes tenían que supervisar las cosas. Ahí está el ejemplo del Banco de España, supervisor bancario dependiente del poder político cuya utilidad en los años de la burbuja era la misma que la de usar un pulpo para abrir la puerta del coche.
Conclusión
Hay posibilidades de que las cosas salgan bien (recuperar el dinero, etc), pero tenemos que darnos cuenta de que esto es una guerra y hay bajas. El plan del banco malo es a quince años, creo, y el saneamiento del sistema financiero también tardará unos años. Lo que en ningún momento será admisible es que los responsables directos de una mala gestión que nos causa bajas, se vayan de rositas. Quiero penas ejemplarizantes. Al estilo medieval, si es posible.
En realidad, el dinero negativo no existe, pero hay algo que se le parece: las deudas. Las deudas necesitan de dos agentes: el que debe y el que es debido, deudor y acreedor. Así, para el deudor, la deuda le supone una pérdida, pero para el acreedor, la deuda es una ganancia (más bien una promesa de pago en el futuro). Todo el mundo contento hasta que te bombardea el de la toalla o te visita Rodrigo Rato.
Resulta que nadie sabía nada hasta que se hace una auditoría externa que nos dice que hay 40.000 millones de dinero negativo en los bancos creados a partir de las cajas de ahorros. El maravilloso plan del Gobierno consiste en pasar la mayor parte de los activos tóxicos a una entidad especial. Lo que queda, comprarlo con dinero público que no tenemos, para lo cual, se pide un rescate a Bruselas. Todos contentos, menos tú, que te han dado una colleja y no sabes a dónde mirar.
Una vez que los mierdibancos han quitado sus activos tóxicos, lo que queda es sanear sus cuentas. Para eso se emplea una operación acordeón. La operación acordeón se produce cuando te empujan mucho hacia adelante en la cola de un garito y luego el portero empuja hacia atrás a la masa. Los que están al final de la cola se suelen caer de culo. Así, el FROB, que es una nube de colores creada con vapores de dinero público, ordena que desaparezca el capital social de los mierdibancos para que se asuma el dinero negativo (la valoración negativa que aparece en las auditorías). Al desaparecer ese dinero, se expulsan a otros dueños de los mierdibancos excepto al FROB.
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Un pariente del FROB. Más o menos captáis la idea. |
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El FROB, aprendiendo de los humanos. |
Bien. Una vez que ha desaparecido todo el dinero (parece que estoy explicando la receta de un bizcocho), el FROB mete dinero nuevo. Dinero fresquito que pide prestado España y que España debe devolver con intereses. Es verdad que España, a través del FROB, es dueña de un montón de bancos y que por el patrimonio que ahora tiene y el negocio del que se hace cargo, se supone que no le costará tanto recuperar ese dinero. Hablar de suposiciones es como hablar del tarot o la homeopatía. Si metemos la magia potagia en la ecuación, la fastidiamos.
Preguntas y anécdotas
¿Por qué se decide rescatar a la mierdibanca con dinero público? ¿La mierdibanca no tenía patrimonio como para hacer frente a sus pérdidas? ¿Lo de Doña Rogelia tiene cura? ¿Conoceremos algún día cuánto dinero se ha perdido en esta operación acordeón? ¿Qué criterios se seguirán a la hora de vender el patrimonio tóxico del banco malo? ¿Cómo afectarán las operaciones del banco malo al valor del suelo y de las casas? ¿Qué tipo de supervisión va a llevar a cabo el FROB en las entidades hipernacionalizadas? ¿Ha salido ya De Guindos en la tele comunicando la letra pequeña del decreto de rescate?, sí hombre, esa parte que dice que las decisiones del FROB son inapelables y no existe vía judicial para reclamar nada, parásito (en el BOE pone la palabra «parásito» os lo juro).
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El FROB, dialogando. |
Parece que se ha optado por una solución intermedia entre Mad Max y la Unión Soviética: rescatar a la mierdibanca. Esto trae varios problemas a añadir a los ya vistos: se compran activos tóxicos a un precio fortuito inferior al contable, con lo que se expropia a los bancos sin mucho criterio (peor hubiera sido si se pagara un sobreprecio, claro), y se rescata a bancos viables e inviables con los ojos vendados. Conocemos la situación contable de las entidades, pero nadie nos asegura a cinco o diez años dónde estarán, luego el dinero del rescate puede ser a fondo perdido, lo que es parecido a hacer un agujero muy grande y tirar billetes.
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¿Y tú qué sabrás? ¡Eres una máquina! |
Conclusión
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El FROB también lanza misiles. |
jueves, 27 de diciembre de 2012
Leyenda negra y embutidos
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Mueve a risa que cuando en el exterior vacilan a España, incluyen a nuestras famosas provincias rebeldes y levantiscas, pero por aquellos pagos hacen como que no. Así, cuando Artur Mas -¡no ha dimitido, el tío!- va por la vida haciendo amigos, y diciendo que mira a esos españoles bajitos y morenos, mira qué árabes son y cuántos premios Nobel menos que Cataluña tienen, etc., de los Pirineos hacia arriba los herejes piensan «¿de qué circo se ha escapado este friki?».
Pequeño inciso: lo friki no es que se quiera independizar, a todos nos entran ganas de independizarnos. No. Lo friki es que aplique la leyenda negra igual que lo hacen en el extranjero, cuando esa misma leyenda negra la dirigen contra él. ¿O acaso alguien se cree que cuando un ministro sueco llama a los españoles «vagos de mierda», exceptúa a ciertos españoles elegidos por Dios? Ni de broma.
Los españoles del Reino de España somos quienes más interiorizada tenemos la leyenda negra. A otros hispanoeuropeos les pilla lejos y los hispanoamericanos pasan del tema como si no fuera con ellos. Gente lista.
Se sabe que la leyenda negra es un contubernio organizado por potencias enemigas o rivales para desprestigiar a la Monarquía. Este tipo de cosas suceden en la historia con cierta frecuencia: hoy en día es paradigmática la leyenda negra que contra el imperio estadounidense se organiza en muchos países fundamentalistas (y vemos cómo esa leyenda negra se funde con la creada por los comunistas europeos). Yendo un poquito más atrás, los partos llamaban de todo a los romanos y viceversa.
Convengamos en que la leyenda negra contra la Monarquía Hispánica, se impulsó y luego creció de manera natural. Bien, el problema no es la leyenda negra en sí (siempre hubo un precio por ser los mejores), el problema es que nos la creemos. Si es que nos la creemos. Algunos parece que sí.
Luego está la otra leyenda, que es la leyenda dorada. Ésta es más perra porque de ella no hablan en la escuela. La leyenda dorada es la obnubilación por las glorias del pasado. Suele partir de un irregular conocimiento histórico. Mientras tu regere imperio fluctus Hispane memento, la gente vivía en charcos de barro. Mientras esos barcos le daban candela a los casacas rojas, la Secretaría de Marina y Guerra debía varios sueldos a los marinos, las pensiones no se pagaban y la corrupción con los proveedores era escandalosa. De lo malo no hablamos porque queda feo.
Si fuera budista o vegetariano, trataría de buscar cierto equilibrio entre las ideas de «ser una mierda» y «ser la hostia», pero como no lo soy, como soy católico y en mis esquemas existe el Bien y el Mal, yo me decantaría por darle un poquito de salsa a la cosa. Ayudar a los de casa.
Se queja el personal urbanita y progre del anuncio de Campofrío (una mierda de anuncio de Fofito diciendo que en España se come muy bien). Dicen que no podemos presumir de lo poco de lo que podemos presumir: embutidos, trasplantes y fútbol. Oiga, ¿ha ido usted a jugar al fútbol a Francia, le han trasplantado algo en Alemania o ha comido en Inglaterra? A ver si ahora vamos a tener que ponernos el cilicio progre.
Hay cosas por aquí que se hacen mucho mejor que en otras partes: no es ningún virus en el aire, es así por experiencia, modo de vida, etc. ¿Nos hace esto quedarnos de brazos cruzados a esperar que las cosas se solucionen por sí solas? No. No tiene por qué. ¿Por qué relacionar «tener cosas buenas» con «nos quedamos parados sin cambiar nada»? Es que me parece una actitud muy infantil -ahora me enfado y no respiro-. ¿Tanto daño hace la interiorización de la leyenda negra como para gimotear que somos una mierda a cada paso que damos?
Es que ni la gente que quiere cambiar las relaciones políticas internas del Reino de España puede hacer como que la leyenda negra no va con ella. Cuando un semi-analfabeto de infantería suelta que los españoles cometimos un genocidio en las Indias, no excluye a gente con chapela, con gaita o con fuet. Esto es una evidencia que tan solo tener que decirla me da vergüenza, porque refleja el nivel de bajeza y de analfabetización histórica al que nos están sometiendo (nótese la tercera del plural: «ellos»).
Pequeño inciso: lo friki no es que se quiera independizar, a todos nos entran ganas de independizarnos. No. Lo friki es que aplique la leyenda negra igual que lo hacen en el extranjero, cuando esa misma leyenda negra la dirigen contra él. ¿O acaso alguien se cree que cuando un ministro sueco llama a los españoles «vagos de mierda», exceptúa a ciertos españoles elegidos por Dios? Ni de broma.
Los españoles del Reino de España somos quienes más interiorizada tenemos la leyenda negra. A otros hispanoeuropeos les pilla lejos y los hispanoamericanos pasan del tema como si no fuera con ellos. Gente lista.
Convengamos en que la leyenda negra contra la Monarquía Hispánica, se impulsó y luego creció de manera natural. Bien, el problema no es la leyenda negra en sí (siempre hubo un precio por ser los mejores), el problema es que nos la creemos. Si es que nos la creemos. Algunos parece que sí.
Luego está la otra leyenda, que es la leyenda dorada. Ésta es más perra porque de ella no hablan en la escuela. La leyenda dorada es la obnubilación por las glorias del pasado. Suele partir de un irregular conocimiento histórico. Mientras tu regere imperio fluctus Hispane memento, la gente vivía en charcos de barro. Mientras esos barcos le daban candela a los casacas rojas, la Secretaría de Marina y Guerra debía varios sueldos a los marinos, las pensiones no se pagaban y la corrupción con los proveedores era escandalosa. De lo malo no hablamos porque queda feo.
Si fuera budista o vegetariano, trataría de buscar cierto equilibrio entre las ideas de «ser una mierda» y «ser la hostia», pero como no lo soy, como soy católico y en mis esquemas existe el Bien y el Mal, yo me decantaría por darle un poquito de salsa a la cosa. Ayudar a los de casa.
Se queja el personal urbanita y progre del anuncio de Campofrío (una mierda de anuncio de Fofito diciendo que en España se come muy bien). Dicen que no podemos presumir de lo poco de lo que podemos presumir: embutidos, trasplantes y fútbol. Oiga, ¿ha ido usted a jugar al fútbol a Francia, le han trasplantado algo en Alemania o ha comido en Inglaterra? A ver si ahora vamos a tener que ponernos el cilicio progre.
Hay cosas por aquí que se hacen mucho mejor que en otras partes: no es ningún virus en el aire, es así por experiencia, modo de vida, etc. ¿Nos hace esto quedarnos de brazos cruzados a esperar que las cosas se solucionen por sí solas? No. No tiene por qué. ¿Por qué relacionar «tener cosas buenas» con «nos quedamos parados sin cambiar nada»? Es que me parece una actitud muy infantil -ahora me enfado y no respiro-. ¿Tanto daño hace la interiorización de la leyenda negra como para gimotear que somos una mierda a cada paso que damos?
Es que ni la gente que quiere cambiar las relaciones políticas internas del Reino de España puede hacer como que la leyenda negra no va con ella. Cuando un semi-analfabeto de infantería suelta que los españoles cometimos un genocidio en las Indias, no excluye a gente con chapela, con gaita o con fuet. Esto es una evidencia que tan solo tener que decirla me da vergüenza, porque refleja el nivel de bajeza y de analfabetización histórica al que nos están sometiendo (nótese la tercera del plural: «ellos»).
lunes, 24 de diciembre de 2012
El síndrome del hambre
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Encontrabas la nécora a 18 euros en la plaza hace quince días y en Nochebuena está a 40. La nécora se come fresca, esto es, tiene que meterse viva en la olla. Los viejos trucos de vendedores ambulantes como electrocutarlas para que se muevan, no sirven.
Con la nécora vemos cómo funciona el precio. Se dispara la demanda, aumenta el precio y también aumentan los chanchullos para vender la nécora mala. Empieza a ser rentable el riesgo de vender calidades inferiores.
¿Cómo es posible que se produzca este fenómeno teniendo al país en bragas, en un oscuro callejón, con la nariz sangrando y los tipos de la mafia buscándolo?
Hay varias explicaciones. La más corriente es la matemática: la gente que no tiene ABSOLUTAMENTE NADA (ni casa, ni NADA, nought, niet, cero) es una minoría. La mayoría de la población sí tiene recursos como para disparar el precio de la nécora. También hay un incremento marginal de personas (pocas), que uniendo fuerzas y aprovechando la economía de escala, puede demandar nécoras. Esta es la explicación más oída.
Sin embargo, yo soy partidario de otra explicación. La explicación de nuestro viejo conocido que vuelve a casa por Navidad: el síndrome del hambre.
Mi generación está a dos generaciones de la guerra. Pero mi generación no es la mayoritaria, es mi anterior generación la mayoritaria, que está a su vez a una sola generación de la guerra. La cantidad de gente que tiene información de primera mano sobre el hambre aumenta si contamos los años de la posguerra.
No es exagerado afirmar que hasta antes de ayer, todo el país pasó hambre, carencias, limitaciones e inseguridades (bueno, todos no: repasas las familias más ricas del país en los años 40 y hoy siguen estando entre las más ricas. Mirad los dueños de los bancos, por ejemplo...). Del recuerdo vivo de ese hambre, surge un viejo miedo común. Todo o casi todo el país alza el puño como Escarlata. A Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre. Ni yo ni ninguno de los míos volveremos jamás a pasar hambre. Lo que sea menos pasar hambre. En un país cuyo pecado capital es la envidia -recordemos que Castilla triunfó culturalmente en España-, a la lucha contra el hambre se le une la lucha contra la apariencia del hambre.
Ponderamos agudeza, ingenio y expedición por el tamaño de la bolsa de la compra de nuestro vecino. Este comportamiento solo es criticable en parte, ojo, el éxito se vende en gran medida como apariencia-de y tenemos poco tiempo para juzgar y valorar; luego actuamos de forma racional. Pero. ¿Es deseable esta valoración del éxito? En el pasaje de la Última Cena, Jesús se pregunta quién es más importante: ¿quien sirve la mesa o quien se sienta a ella? (Lc 22:27). Por otro lado también está nuestra herencia evolutiva: es más deseable cuidar mejor de los tuyos que no hacerlo.
No tengo una conclusión para el tema. Sólo una pregunta, ¿hasta qué punto es deseable procurar el propio éxito teniendo en cuenta que este éxito te puede alejar de lo éticamente deseable (asumiendo una ética cristiana, claro)?
Con la nécora vemos cómo funciona el precio. Se dispara la demanda, aumenta el precio y también aumentan los chanchullos para vender la nécora mala. Empieza a ser rentable el riesgo de vender calidades inferiores.
¿Cómo es posible que se produzca este fenómeno teniendo al país en bragas, en un oscuro callejón, con la nariz sangrando y los tipos de la mafia buscándolo?
Hay varias explicaciones. La más corriente es la matemática: la gente que no tiene ABSOLUTAMENTE NADA (ni casa, ni NADA, nought, niet, cero) es una minoría. La mayoría de la población sí tiene recursos como para disparar el precio de la nécora. También hay un incremento marginal de personas (pocas), que uniendo fuerzas y aprovechando la economía de escala, puede demandar nécoras. Esta es la explicación más oída.
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¿Ensalada? Será una broma... |
Mi generación está a dos generaciones de la guerra. Pero mi generación no es la mayoritaria, es mi anterior generación la mayoritaria, que está a su vez a una sola generación de la guerra. La cantidad de gente que tiene información de primera mano sobre el hambre aumenta si contamos los años de la posguerra.
«Más alto, Klaus, no se te escucha». Origen. |
Ponderamos agudeza, ingenio y expedición por el tamaño de la bolsa de la compra de nuestro vecino. Este comportamiento solo es criticable en parte, ojo, el éxito se vende en gran medida como apariencia-de y tenemos poco tiempo para juzgar y valorar; luego actuamos de forma racional. Pero. ¿Es deseable esta valoración del éxito? En el pasaje de la Última Cena, Jesús se pregunta quién es más importante: ¿quien sirve la mesa o quien se sienta a ella? (Lc 22:27). Por otro lado también está nuestra herencia evolutiva: es más deseable cuidar mejor de los tuyos que no hacerlo.
No tengo una conclusión para el tema. Sólo una pregunta, ¿hasta qué punto es deseable procurar el propio éxito teniendo en cuenta que este éxito te puede alejar de lo éticamente deseable (asumiendo una ética cristiana, claro)?
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El general Patton os desea una Feliz Navidad desde 1944. |
viernes, 21 de diciembre de 2012
Alien, el octavo pasajero (1979)
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Hablemos de este clásico del horror espacial y de cómo la sorpresa que dio en taquilla convirtió a Ridley Scott en un ser mezquino y sin escrúpulos.
¿Dónde reside el éxito de Alien? Fijémonos antes en qué nos causa sopor y aburrimiento de las superproducciones contemporáneas. Esas pretenciosas historias en las que todo el mundo es muy listo, el espectador maneja toda la información, la tecnología es nuestra aliada, la gente es guapa y los sillones que vemos son cómodos. ¿Qué aburrimiento no?
Antes de que llegara esta época horrible de prohibir comer bollería a los niños en el recreo, la visión sobre el futuro era pesimista. Ahora incluso nos hemos inventado el concepto de «retrosexual» para vender lo desaliñado como sexy. Pero en aquella mini-edad dorada que comprende desde finales de los setenta hasta comienzos de los noventa (mini-edad dorada para el cine, mini-edad de bosta de vaca para la música, ojo), la gente que iba desaliñada lo iba de verdad, no por marketing.
Así, en Alien tenemos cierta decadencia en las personas y la tecnología (John Hurt parece tener tuberculosis en todas sus películas). El futuro no es un lugar maravilloso. En el futuro la gente cobra miserias de salario en trabajos peligrosos y mohínos. Además, en ese futuro propio de la década de los 80, las compañías malvadas no saben que la responsabilidad social corporativa les puede suponer una ventaja frente a la competencia.
Al lío
La Nostromo es un remolcador enorme de una compañía malvada. Sus siete tripulantes la llevan de regreso a la Tierra después de hacer minería en el espacio lejano, cosa que es una tontería muy grande porque cualquier elemento químico conocido lo tienes en el Sistema Solar (sí, la nave lleva un elemento conocido). Lo que está bien hecho es el tamaño de la refinería que arrastra: más de un kilómetro de largo y veinte millones de toneladas de masa de carga. En el espacio, es muy ineficiente hacer las cosas pequeñas. Así que por carambola, minipunto para el diseño de producción.
El ordenador de la nave recibe una señal de auxilio y despierta a los tripulantes que estaban en animación suspendida. Tiempo muerto. Aquí hay algo que no entiendo. ¿El ordenador detiene su ruta de regreso a la Tierra porque capta la señal de auxilio? Si es así, luego Ash se pone en contacto con la Compañía que le ordena llevar al xenomorfo. Lo que quiere decir que disfrutan de una transmisión de datos casi instantánea. Bien, ¿por qué no envían más datos? Dejo esto por ahora, cuando toque hablar de la segunda parte, recordadme que hable de este punto concreto del guión y que os cuente lo horrible y desalmado que es Ridley Scott.
Como decía antes del interludio friki, los tripulantes se despiertan. Son siete y lo sabes por el título. El número es importante porque te ayuda a ir tachando palitos según van palmando al estilo de Diez negritos. Veamos con quiénes contamos:
Dallas.- Capitán de la nave. Cumple a rajatabla las órdenes de la Compañía pero no parece un idiota. En las historias, el que cumple las órdenes suele ser pintado de idiota, pero ésta es una película conservadora, así que cumplir las órdenes está bien, niños.
Kane.- Oficial ejecutivo (en España diríamos Segundo Comandante). John Hurt tiene mala cara, está pálido y fuma. Si en la tripulación el negro no es gracioso, puede no ser el primero en morir.
Ripley.- Suboficial y madre. No tengo nada en contra de las heroínas que van en bikini, al contrario. Pero los clichés llegan a aburrir, así que encontrarte a una heroína normal es siempre una buena noticia. Hacia el final de la peli, la vemos en bragas, claro.
Ash.- Oficial científico. Es sospechoso que un remolcador lleve a un oficial científico. No digo que no tenga sentido, al fin y al cabo hablamos de viajes espaciales, pero como poco es sospechoso. Además, es un tipo muy humano, puede que demasiado. Quizás hasta no es humano, sino un androide.
Lambert.- Navegante. Estereotipo de histérica que pide a gritos morir.
Parker.- Ingeniero. Es un negro gracioso, así que no será el primero en morir.
Brett.- Ayudante del ingeniero. Las greñas que le salen por detrás de la visera dan asquete. Me recuerdan a las greñitas de la gente que va al palco del Bernabeu y se peina hacia atrás. Grima.
Jonesy (Juanito).- Gato. Lamentablemente no veremos al alien comerse al gato. Esta no es una de esas películas.
El ordenador -«Madre»- les informa de la señal de auxilio (que dejó una loca que se practicó un autoaborto hace unas décadas) y por las reglas de la alta mar, están obligados a responder. Desacoplan la Nostromo de la refinería y aterrizan en el nivel 426. Los dos oficiales y la navegante salen a explorar los restos de una nave alienígena (que se ve perfectamente, sin misterios ni truquitos). Allí descubren varias cosas: huevos estallados, y un alienígena muy grande fosilizado al que le salió algo del pecho. Entretanto, Ripley descubre que la señal de auxilio no era tal, sino una señal de advertencia.
De un huevo salta un abrazacaras que se acopla a Kane. Los otros dos astronautas lo llevan a la nave y Ash, sospechosamente los deja pasar. Ripley protesta, dice que hay un protocolo de cuarentena cuando se trata de un contacto con una forma de vida desconocida, etc. Ni puñetero caso. A fregar, Ripley.
En la enfermería descubren que el abrazacaras está muerto y que su sangre es ácido corrosivo. Al rato, Kane se despierta con hambre. Todos se ponen muy contentos. A uno de ellos lo acaba de violar por la boca una forma de vida alienígena pero no pasa nada. Antes de volver a activar la animación suspendida, deciden darse un pequeño homenaje. Sacan de las alacenas yemas de San Leandro, miguelitos, orejuelas de San Carlos, mostachones, bizcochadas de Gloria... bueno, ya sabéis. El Kane se pone como el Quico (¡cómo debió ponerse el Quico Antediluviano, el Quico Original; para transformarse en un Quico Metafísico que da origen a una frase hecha!). Y de pronto se encuentra mal. Tos, disnea, estertores, se tira sobre la mesa y la caja torácica cruje como cuando comes patatas de bolsa. De un estallido de sangre sale un alienígena con forma de pene.
El negro coge una espumadera para atizar al bicho (una reacción completamente normal que ya no se ve en las películas), pero Ash, sospechosamente le dice que no lo mate. El bicho-pene salta al suelo y se va corriendo como si tuviera patines. Quedan seis.
A partir de este punto, la película es un remake genial de Diez negritos de Agatha Christie. Gran parte de las secuencias de búsqueda y exterminio del xenomorfo crearon el canon para el cine de terror habitual. En primer lugar, los tripulantes se dividen en dos grupos para «encontrarlo antes» (quieren decir, para morir antes). Ripley va con los ingenieros buscando por la laberíntica y oscura nave llena de vapores y lucecitas parpadeantes. Parece que encuentran al bicho, pero era el gato, que escapa. Mandan a Brett a buscarlo. Buena idea.
El de la gorra va solo hasta una especie de garaje donde llueve. Se encuentra al bicho, que ha crecido y ya sabe hacer la Declaración de la Renta. Gana el bicho. Quedan cinco.
Se reúnen los negritos para acordar una estrategia. El bicho anda por los enormes conductos de ventilación, así que irá el capitán con un lanzallamas empujándolo hacia un hangar, lo encerrarán ahí y luego lo expulsarán al vacío espacial. Fácil, rápido y limpio. Lástima que subestimen a ese horror xenomorfo. Dallas y el alienígena juegan al pilla-pilla por los conductos de ventilación. Gana el alienígena. Quedan cuatro.
En ese punto se plantean escapar en la lanzadera. Pero como la pequeña nave solo tiene tres asientos y ellos son cuatro, no pueden marcharse y fin de la discusión. Ripley, que ahora está al mando, va a la Sala del Ordenador a preguntar qué puede hacer. Ahí averigua que el oficial científico tiene órdenes de salvar al bicho aun a costa de la tripulación. Justo en ese momento aparece Ash, que pelea con Ripley. Después aparece Parker que le revienta la cabeza a Ash, revelando su naturaleza biomecánica. Quedan tres.
Vale. Deciden pirarse cagando virutas. No sin antes activar el mecanismo de autodestrucción (esos ingenieros atentos y agradables que incorporan mecanismos de autodestrucción a las cosas). Ripley recoge el gato, el neceser, etc. los va metiendo en la lanzadera. Lambert y Parker van a por cilindros y cubos metálicos de ciencia ficción estándar y se encuentran al bicho-pene. El alienígena disfruta acosando a la tía y el negro, que aparece por detrás con un lanzallamas no puede disparar porque se cargaría a su compañera. El bicho se carga al negro con uno de sus penes y se sugiere que va a violar a la tía. Ripley escucha gritos y gemidos. Encuentra a sus compañeros muertos. Queda una.
Ripley va directa a la lanzadera, pero el alienígena le corta el paso. Así que vuelve para cancelar la secuencia de autodestrucción. «Madre», el ordenador, que es una tía de los ochenta que trabaja en el sector del transporte ignora a Ripley. Así que nuestra protagonista vuelve a la lanzadera porque ya tiene el camino despejado. Toda esta escena está metida con calzador para seguir mostrando el combate de la Humanidad contra lo no humano, en este caso, contra el ordenador central.
Ripley y el gato ponen espacio por medio y vemos a la Nostromo estallar en el espacio (a ver si dejamos de poner sonido y fuego en el espacio, señores guionistas). Asunto arreglado. Hora de ponerse a dormir en el podio de stasis. Gratuitamente vemos en bragas a una lozana Sigourney Weaver, candidata tres veces a los Oscar. No entiendo cómo sucede, pero Ripley se encuentra al alienígena hecho un ovillo (un ovillo de penes y lenguas húmedas) en una estantería. Haciéndose el sueco. La tía se pone un traje espacial y hace lo que se convertirá en el abecé de la autodefensa en el espacio: abrir la puerta y provocar una descompresión explosiva. El bicho sale disparado, Ripley le lanza un arpón y el tío logra encaramarse a la nave y agarrarse a una tobera. La protagonista enciende los motores y fríe al bicho. Por fin puede meterse en cama con el gato y nosotros también.
Lo bueno
¿Dónde reside el éxito de Alien? Fijémonos antes en qué nos causa sopor y aburrimiento de las superproducciones contemporáneas. Esas pretenciosas historias en las que todo el mundo es muy listo, el espectador maneja toda la información, la tecnología es nuestra aliada, la gente es guapa y los sillones que vemos son cómodos. ¿Qué aburrimiento no?
Antes de que llegara esta época horrible de prohibir comer bollería a los niños en el recreo, la visión sobre el futuro era pesimista. Ahora incluso nos hemos inventado el concepto de «retrosexual» para vender lo desaliñado como sexy. Pero en aquella mini-edad dorada que comprende desde finales de los setenta hasta comienzos de los noventa (mini-edad dorada para el cine, mini-edad de bosta de vaca para la música, ojo), la gente que iba desaliñada lo iba de verdad, no por marketing.
Así, en Alien tenemos cierta decadencia en las personas y la tecnología (John Hurt parece tener tuberculosis en todas sus películas). El futuro no es un lugar maravilloso. En el futuro la gente cobra miserias de salario en trabajos peligrosos y mohínos. Además, en ese futuro propio de la década de los 80, las compañías malvadas no saben que la responsabilidad social corporativa les puede suponer una ventaja frente a la competencia.
Al lío
La Nostromo es un remolcador enorme de una compañía malvada. Sus siete tripulantes la llevan de regreso a la Tierra después de hacer minería en el espacio lejano, cosa que es una tontería muy grande porque cualquier elemento químico conocido lo tienes en el Sistema Solar (sí, la nave lleva un elemento conocido). Lo que está bien hecho es el tamaño de la refinería que arrastra: más de un kilómetro de largo y veinte millones de toneladas de masa de carga. En el espacio, es muy ineficiente hacer las cosas pequeñas. Así que por carambola, minipunto para el diseño de producción.
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«Capitán, recibo una transmisión de alguien del 2012. Dicen que no votemos a un tal Shoemaker». |
Como decía antes del interludio friki, los tripulantes se despiertan. Son siete y lo sabes por el título. El número es importante porque te ayuda a ir tachando palitos según van palmando al estilo de Diez negritos. Veamos con quiénes contamos:
Dallas.- Capitán de la nave. Cumple a rajatabla las órdenes de la Compañía pero no parece un idiota. En las historias, el que cumple las órdenes suele ser pintado de idiota, pero ésta es una película conservadora, así que cumplir las órdenes está bien, niños.
Kane.- Oficial ejecutivo (en España diríamos Segundo Comandante). John Hurt tiene mala cara, está pálido y fuma. Si en la tripulación el negro no es gracioso, puede no ser el primero en morir.
Ripley.- Suboficial y madre. No tengo nada en contra de las heroínas que van en bikini, al contrario. Pero los clichés llegan a aburrir, así que encontrarte a una heroína normal es siempre una buena noticia. Hacia el final de la peli, la vemos en bragas, claro.
Ash.- Oficial científico. Es sospechoso que un remolcador lleve a un oficial científico. No digo que no tenga sentido, al fin y al cabo hablamos de viajes espaciales, pero como poco es sospechoso. Además, es un tipo muy humano, puede que demasiado. Quizás hasta no es humano, sino un androide.
Lambert.- Navegante. Estereotipo de histérica que pide a gritos morir.
Parker.- Ingeniero. Es un negro gracioso, así que no será el primero en morir.
Brett.- Ayudante del ingeniero. Las greñas que le salen por detrás de la visera dan asquete. Me recuerdan a las greñitas de la gente que va al palco del Bernabeu y se peina hacia atrás. Grima.
Jonesy (Juanito).- Gato. Lamentablemente no veremos al alien comerse al gato. Esta no es una de esas películas.
El ordenador -«Madre»- les informa de la señal de auxilio (que dejó una loca que se practicó un autoaborto hace unas décadas) y por las reglas de la alta mar, están obligados a responder. Desacoplan la Nostromo de la refinería y aterrizan en el nivel 426. Los dos oficiales y la navegante salen a explorar los restos de una nave alienígena (que se ve perfectamente, sin misterios ni truquitos). Allí descubren varias cosas: huevos estallados, y un alienígena muy grande fosilizado al que le salió algo del pecho. Entretanto, Ripley descubre que la señal de auxilio no era tal, sino una señal de advertencia.
De un huevo salta un abrazacaras que se acopla a Kane. Los otros dos astronautas lo llevan a la nave y Ash, sospechosamente los deja pasar. Ripley protesta, dice que hay un protocolo de cuarentena cuando se trata de un contacto con una forma de vida desconocida, etc. Ni puñetero caso. A fregar, Ripley.
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«Entonces le dije a mi mujer: ¿tú que diablos entiendes por una relación monógama?». |
El negro coge una espumadera para atizar al bicho (una reacción completamente normal que ya no se ve en las películas), pero Ash, sospechosamente le dice que no lo mate. El bicho-pene salta al suelo y se va corriendo como si tuviera patines. Quedan seis.
A partir de este punto, la película es un remake genial de Diez negritos de Agatha Christie. Gran parte de las secuencias de búsqueda y exterminio del xenomorfo crearon el canon para el cine de terror habitual. En primer lugar, los tripulantes se dividen en dos grupos para «encontrarlo antes» (quieren decir, para morir antes). Ripley va con los ingenieros buscando por la laberíntica y oscura nave llena de vapores y lucecitas parpadeantes. Parece que encuentran al bicho, pero era el gato, que escapa. Mandan a Brett a buscarlo. Buena idea.
El de la gorra va solo hasta una especie de garaje donde llueve. Se encuentra al bicho, que ha crecido y ya sabe hacer la Declaración de la Renta. Gana el bicho. Quedan cinco.
Se reúnen los negritos para acordar una estrategia. El bicho anda por los enormes conductos de ventilación, así que irá el capitán con un lanzallamas empujándolo hacia un hangar, lo encerrarán ahí y luego lo expulsarán al vacío espacial. Fácil, rápido y limpio. Lástima que subestimen a ese horror xenomorfo. Dallas y el alienígena juegan al pilla-pilla por los conductos de ventilación. Gana el alienígena. Quedan cuatro.
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«Así que te has comido todas mis pilas alcalinas, ¿eh?» |
Vale. Deciden pirarse cagando virutas. No sin antes activar el mecanismo de autodestrucción (esos ingenieros atentos y agradables que incorporan mecanismos de autodestrucción a las cosas). Ripley recoge el gato, el neceser, etc. los va metiendo en la lanzadera. Lambert y Parker van a por cilindros y cubos metálicos de ciencia ficción estándar y se encuentran al bicho-pene. El alienígena disfruta acosando a la tía y el negro, que aparece por detrás con un lanzallamas no puede disparar porque se cargaría a su compañera. El bicho se carga al negro con uno de sus penes y se sugiere que va a violar a la tía. Ripley escucha gritos y gemidos. Encuentra a sus compañeros muertos. Queda una.
Ripley va directa a la lanzadera, pero el alienígena le corta el paso. Así que vuelve para cancelar la secuencia de autodestrucción. «Madre», el ordenador, que es una tía de los ochenta que trabaja en el sector del transporte ignora a Ripley. Así que nuestra protagonista vuelve a la lanzadera porque ya tiene el camino despejado. Toda esta escena está metida con calzador para seguir mostrando el combate de la Humanidad contra lo no humano, en este caso, contra el ordenador central.
Ripley y el gato ponen espacio por medio y vemos a la Nostromo estallar en el espacio (a ver si dejamos de poner sonido y fuego en el espacio, señores guionistas). Asunto arreglado. Hora de ponerse a dormir en el podio de stasis. Gratuitamente vemos en bragas a una lozana Sigourney Weaver, candidata tres veces a los Oscar. No entiendo cómo sucede, pero Ripley se encuentra al alienígena hecho un ovillo (un ovillo de penes y lenguas húmedas) en una estantería. Haciéndose el sueco. La tía se pone un traje espacial y hace lo que se convertirá en el abecé de la autodefensa en el espacio: abrir la puerta y provocar una descompresión explosiva. El bicho sale disparado, Ripley le lanza un arpón y el tío logra encaramarse a la nave y agarrarse a una tobera. La protagonista enciende los motores y fríe al bicho. Por fin puede meterse en cama con el gato y nosotros también.
Lo bueno
- La película no te trata de vender nada. No intenta explicar por qué estamos en el universo ni responder a ninguna grandilocuente Pregunta Épica. Es una cinta de horror espacial en la que hay un bicho que va comiendo a la peña. Punto. En su sencillez radica su éxito. Una lección que lamentablemente Hollywood no ha aprendido.
- Parece que no, pero la banda sonora, sobre todo el «main theme» le va como anillo al dedo. Parece que lo compuso un superviviente de Chernobyl medio trompa. Es imposible hacer una gran película sin una gran banda sonora.
- El diseño de producción. Los astronautas llegan a una nave alienígena y se encuentran a un alienígena fosilizado desproporcionadamente grande. Jugar con el tamaño es lo que hace raras a las cosas. Lo alienígena tiene que ser raro.
- Conseguir el horror sin grandes artificios. El horror depende más de una historia y un ambiente que de ver tripas.
- El Mal adquiere formas. Un tema clásico del horror. El verdadero horror es el horror que no solo no podemos entender ahora, sino que jamás descifraremos precisamente por no tener un origen humano. No podemos pensar ese horror, ni dialogar con él, ni crear una mesa de diálogo. Es él o nosotros. No hay atajos, no hay huidas. Al mal puro se le combate y se le extermina, punto.
- Esta película no daba para crear una saga. Y aún así lo hicieron. Penitentiam agite.
- La sensación de que sobran personajes (hola Lambert) o son desperdiciados (hola androide traicionero).
jueves, 20 de diciembre de 2012
Copago
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Mire señora, ahora la moda es el copago. Los servicios públicos que oferta el monopolio del Estado, sin ajuste de precios, sin información de costes, etc., se pagan dos veces para compensar la falta de destreza en matemáticas de quien firma el presupuesto. Ya sabe: esas personas que usted vota con pasión lasciva.
No es que todo el mundo pague todo dos veces, el Gobierno no es tan malo. Por un lado, los que no tienen NADA, no pagan porque no pueden. Da igual si el político de turno dice por propaganda que tiene «sensibilidad social». Es un hecho matemático que quien no tiene ABSOLUTAMENTE NADA no puede pagar, así que no paga. Por otro lado, los súper-ricos como la infanta Doña Pilar (tengo cruzada a esta señora, disculpen), no sólo contribuyen con menos de lo que les corresponde, sino que además pueden contratar servicios privados por los que además, desgravan.
Luego está la menguante clase media, que es la que paga todo. Por duplicado. Esa inmensa masa de hormiguitas sin voluntad es la que sostiene lo que llaman Estado de Bienestar en España. España, un país muy especial en el que los políticos, empresarios y sindicalistas pueden llamar Estado de Bienestar a una mera provisión de servicios públicos (nota: en el Primer Mundo, Estado del Bienestar es un conjunto de programas que tienden a igualar las oportunidades ante la vida de los recién nacidos).
Tras la consabida descripción marxista del panorama, conviene hacer un par de apuntes. Por ejemplo, hay servicios cuyo copago está más o menos justificado por introducir un poquito de información en el sistema. Las ambulancias no son taxis y se abusa de su uso (decir esto es pecado, pero es la pura realidad). Un año de universidad puede rondar los 12.000 euros y se pagan matrículas de 1.200. Encadenar apelaciones es una práctica abusiva con el sistema y hacer pagar puede frenar estas prácticas, reduciendo el coste de la justicia y frenando un poquito los retrasos.
Todos estos problemas vienen de la carencia de información. Sin duda es bochornosa la forma de encararlos que tiene nuestro Gobierno. No han comenzado, por ejemplo, por informar a la gente de lo que cuestan las cosas (creo que en algún sitio daban «facturas informativas» en los hospitales). La carencia de información -que tan bien le va al Gobierno- también está relacionada con la falta de leyes de transparencia.
En general, no informar a la gente del estado de las cuentas y del coste de los servicios, hace que estos temas se conviertan en patéticos partidos de fútbol de solteros contra casados. Hay gente que protesta mucho porque cree de verdad que lo que ofrece el Estado es gratis. En serio, existe esa gente. Naturalmente, cuando alguien percibe un servicio como gratuito, su demanda tiende a infinito. Luego hay que controlar la demanda y el Gobierno actúa con brocha gorda.
¿Y por qué actúa con brocha gorda y no con otras medidas? Por la tiranía del control. El Gobierno lo tiene mucho más fácil si en lugar de dejar la microgestión financiera en las decisiones diarias de las personas más próximas al gasto (jueces, cirujanos,...), la deja en manos de burócratas que envían faxes a una covacha de Madrid, donde los lemmings hacen sumas y restas y luego se compran corbatas de color naranja.
Cuando servicios que no tienen nada que ver con la política están en manos de políticos que toman las decisiones a cientos de kilómetros, la brocha gorda es inapelable. ¿Y cuál es la genial idea publicitaria para hacer tragar sopas con hondas de nuestro inefable Gobierno? Decir que en otros sitios también lo hacen.
En efecto, amigos, nuestro Gobierno no va mucho más allá de la excusa de patio de colegio «es que empezó Fulanito». Y la gente traga, claro. Porque lo que hacen en Europa es bueno. Da igual que no nos cuenten el paisaje entero. En Alemania hay copago judicial, en Austria pagas la ambulancia, etc. Pero no te dicen que allí la gente trabaja, que allí los contratos se cumplen, que allí la administración paga a sus proveedores y que allí ser empresario es meritorio y no una lacra social que sólo sobrevive gracias a los contratos públicos de los amiguetes.
No es que todo el mundo pague todo dos veces, el Gobierno no es tan malo. Por un lado, los que no tienen NADA, no pagan porque no pueden. Da igual si el político de turno dice por propaganda que tiene «sensibilidad social». Es un hecho matemático que quien no tiene ABSOLUTAMENTE NADA no puede pagar, así que no paga. Por otro lado, los súper-ricos como la infanta Doña Pilar (tengo cruzada a esta señora, disculpen), no sólo contribuyen con menos de lo que les corresponde, sino que además pueden contratar servicios privados por los que además, desgravan.
Luego está la menguante clase media, que es la que paga todo. Por duplicado. Esa inmensa masa de hormiguitas sin voluntad es la que sostiene lo que llaman Estado de Bienestar en España. España, un país muy especial en el que los políticos, empresarios y sindicalistas pueden llamar Estado de Bienestar a una mera provisión de servicios públicos (nota: en el Primer Mundo, Estado del Bienestar es un conjunto de programas que tienden a igualar las oportunidades ante la vida de los recién nacidos).
Tras la consabida descripción marxista del panorama, conviene hacer un par de apuntes. Por ejemplo, hay servicios cuyo copago está más o menos justificado por introducir un poquito de información en el sistema. Las ambulancias no son taxis y se abusa de su uso (decir esto es pecado, pero es la pura realidad). Un año de universidad puede rondar los 12.000 euros y se pagan matrículas de 1.200. Encadenar apelaciones es una práctica abusiva con el sistema y hacer pagar puede frenar estas prácticas, reduciendo el coste de la justicia y frenando un poquito los retrasos.
Todos estos problemas vienen de la carencia de información. Sin duda es bochornosa la forma de encararlos que tiene nuestro Gobierno. No han comenzado, por ejemplo, por informar a la gente de lo que cuestan las cosas (creo que en algún sitio daban «facturas informativas» en los hospitales). La carencia de información -que tan bien le va al Gobierno- también está relacionada con la falta de leyes de transparencia.
En general, no informar a la gente del estado de las cuentas y del coste de los servicios, hace que estos temas se conviertan en patéticos partidos de fútbol de solteros contra casados. Hay gente que protesta mucho porque cree de verdad que lo que ofrece el Estado es gratis. En serio, existe esa gente. Naturalmente, cuando alguien percibe un servicio como gratuito, su demanda tiende a infinito. Luego hay que controlar la demanda y el Gobierno actúa con brocha gorda.
¿Y por qué actúa con brocha gorda y no con otras medidas? Por la tiranía del control. El Gobierno lo tiene mucho más fácil si en lugar de dejar la microgestión financiera en las decisiones diarias de las personas más próximas al gasto (jueces, cirujanos,...), la deja en manos de burócratas que envían faxes a una covacha de Madrid, donde los lemmings hacen sumas y restas y luego se compran corbatas de color naranja.
Cuando servicios que no tienen nada que ver con la política están en manos de políticos que toman las decisiones a cientos de kilómetros, la brocha gorda es inapelable. ¿Y cuál es la genial idea publicitaria para hacer tragar sopas con hondas de nuestro inefable Gobierno? Decir que en otros sitios también lo hacen.
En efecto, amigos, nuestro Gobierno no va mucho más allá de la excusa de patio de colegio «es que empezó Fulanito». Y la gente traga, claro. Porque lo que hacen en Europa es bueno. Da igual que no nos cuenten el paisaje entero. En Alemania hay copago judicial, en Austria pagas la ambulancia, etc. Pero no te dicen que allí la gente trabaja, que allí los contratos se cumplen, que allí la administración paga a sus proveedores y que allí ser empresario es meritorio y no una lacra social que sólo sobrevive gracias a los contratos públicos de los amiguetes.
domingo, 16 de diciembre de 2012
«Acto de guerra» en Gibraltar
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Lo primero que me sorprende de la noticia es que no haya aparecido mucho en la prensa española (sobre todo conociendo las portadas que les gustan a los conservadores). Y por otra parte, el bombo que le ha dado la prensa británica.
Por lo que he leído en los comentarios de la prensa británica, este último «incidente» es una maniobra del Gobierno español para distraer la atención de la crisis económica, etc. A ver, melones, que en la prensa española no se dio cancha a esta noticia, ¿qué me estáis contando?
Relato los hechos.
Al alba y con viento de poniente, pasaba hace unos días la patrullera de la Armada Española P-22 «Tagomago» a cinco kilómetros de Gibraltar. La guardia costera gibraltareña, que es como una exnovia despechada, se puso a gimotear como siempre y pidió auxilio a la Royal Navy.
-Almirante, los spaniards están invadiendo nuestras aguas.
-¿Estás seguro, mushasho? Mira que el mar es mu' grande.
-Tan seguro como el mismito tren de Glasgow.
Y allá que mandan el HMS Sabre a interceptar al Tagomago que quedó fondeado a unas tres millas (es un buque que hace misiones de vigilancia del narcotráfico e inmigración ilegal, cosas bastantes prosaicas y comunes en el estrecho). El marinero de primera Peláez, empieza a escuchar mensajes por radio del buque británico. Que esa es zona azul y ahí no se puede tener la nave, que nos han pedido que os echemos y como no os vayáis, mardito roedore, se van a reír de nosotros en el casino.
El marinero de primera Peláez mira a su comandante, este mira por los prismáticos y contacta con la comandancia. Ningún comandante es aventurero y nadie quiere pillarse los dedos. Desde la comandancia de marina le dicen que están en aguas españolas y que ya puede venir el arzobispo de Canterbury a decir misa. Así que el comandante del Tagomago le dice a Peláez que le diga al comandante inglés que lo de la zona azul y las aguas territoriales británicas está muy bien, pero que no va con él.
Y el comandante del HMS Sabre insiste con que los españoles se tienen que ir, que si no, se van a reír de él mucho en el casino. El comandante del Tagomago se lo piensa. Al fin y al cabo da igual fondear aquí que allá. Pero luego llega a la conclusión de que está en su casa, y que si deja su casa porque se lo dice una nave extranjera, su jefe lo canea. Así, entre recibir una colleja de su jefe y crear un conflicto con la Armada Británica, prefiere la segunda opción.
Por espacio de casi una hora, el HMS Sabre no para de decirles que se vayan, que corra el aire, y la Tagomago, que ya recibió unos cuantos tiros en su día, dándoles largas. Finalmente, a la hora de comer, arrancan máquinas y siguen su camino.
Un par de días después, un diputado conservador de la Cámara de los Comunes, medalla al mérito por la guerra de Bosnia, el coronel Bob Stewart, cuya actividad legislativa es, digamos, limitada, coge el -por otra parte común- incidente y suelta: «May I gently remind the House that an illegal incursion into British Gibraltarian sovereign waters is actually, technically an act of war?». Y según decía la frase, toda gently y flemática ella, varios funcionarios del Foreign Office se llevaban las manos a la cabeza. En plan capitán Picard.
La situación de las aguas que rodean a Gibraltar no está clara para nadie. Si bien el Tratado de Utretch menciona las aguas del puerto, a cinco kilómetros es dudoso que esas aguas pueden considerarse puerto.
Así que me imagino que alguien del FO habrá llamado a alguien del ministerio de Exteriores un tanto avergonzado y asegurado que en la Cámara de los Comunes se dicen muchas cosas. La Cámara de los Lores es otra cosa, pero en la de los Comunes aceptan a cualquiera y la situación no dejó de empeorar desde que pusieron grifos de ginebra en los baños.
Por lo que he leído en los comentarios de la prensa británica, este último «incidente» es una maniobra del Gobierno español para distraer la atención de la crisis económica, etc. A ver, melones, que en la prensa española no se dio cancha a esta noticia, ¿qué me estáis contando?
Relato los hechos.
Al alba y con viento de poniente, pasaba hace unos días la patrullera de la Armada Española P-22 «Tagomago» a cinco kilómetros de Gibraltar. La guardia costera gibraltareña, que es como una exnovia despechada, se puso a gimotear como siempre y pidió auxilio a la Royal Navy.
-Almirante, los spaniards están invadiendo nuestras aguas.
-¿Estás seguro, mushasho? Mira que el mar es mu' grande.
-Tan seguro como el mismito tren de Glasgow.
Y allá que mandan el HMS Sabre a interceptar al Tagomago que quedó fondeado a unas tres millas (es un buque que hace misiones de vigilancia del narcotráfico e inmigración ilegal, cosas bastantes prosaicas y comunes en el estrecho). El marinero de primera Peláez, empieza a escuchar mensajes por radio del buque británico. Que esa es zona azul y ahí no se puede tener la nave, que nos han pedido que os echemos y como no os vayáis, mardito roedore, se van a reír de nosotros en el casino.
El marinero de primera Peláez mira a su comandante, este mira por los prismáticos y contacta con la comandancia. Ningún comandante es aventurero y nadie quiere pillarse los dedos. Desde la comandancia de marina le dicen que están en aguas españolas y que ya puede venir el arzobispo de Canterbury a decir misa. Así que el comandante del Tagomago le dice a Peláez que le diga al comandante inglés que lo de la zona azul y las aguas territoriales británicas está muy bien, pero que no va con él.
Y el comandante del HMS Sabre insiste con que los españoles se tienen que ir, que si no, se van a reír de él mucho en el casino. El comandante del Tagomago se lo piensa. Al fin y al cabo da igual fondear aquí que allá. Pero luego llega a la conclusión de que está en su casa, y que si deja su casa porque se lo dice una nave extranjera, su jefe lo canea. Así, entre recibir una colleja de su jefe y crear un conflicto con la Armada Británica, prefiere la segunda opción.
Por espacio de casi una hora, el HMS Sabre no para de decirles que se vayan, que corra el aire, y la Tagomago, que ya recibió unos cuantos tiros en su día, dándoles largas. Finalmente, a la hora de comer, arrancan máquinas y siguen su camino.
Un par de días después, un diputado conservador de la Cámara de los Comunes, medalla al mérito por la guerra de Bosnia, el coronel Bob Stewart, cuya actividad legislativa es, digamos, limitada, coge el -por otra parte común- incidente y suelta: «May I gently remind the House that an illegal incursion into British Gibraltarian sovereign waters is actually, technically an act of war?». Y según decía la frase, toda gently y flemática ella, varios funcionarios del Foreign Office se llevaban las manos a la cabeza. En plan capitán Picard.
La situación de las aguas que rodean a Gibraltar no está clara para nadie. Si bien el Tratado de Utretch menciona las aguas del puerto, a cinco kilómetros es dudoso que esas aguas pueden considerarse puerto.
Así que me imagino que alguien del FO habrá llamado a alguien del ministerio de Exteriores un tanto avergonzado y asegurado que en la Cámara de los Comunes se dicen muchas cosas. La Cámara de los Lores es otra cosa, pero en la de los Comunes aceptan a cualquiera y la situación no dejó de empeorar desde que pusieron grifos de ginebra en los baños.
sábado, 15 de diciembre de 2012
Dinero que desapareció
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El Gobierno trata de acercarse al objetivo de déficit machacando a la menguante clase media. Sin embargo, de reducir los gastos no quiere ni oír hablar. Porque si bien es cierto que con la crisis hay partidas que se disparan, no es menos cierto que se parte de un presupuesto que estaba inflado en partidas de no-crisis.
¿En qué me baso para decir que partimos de partidas infladas? En los datos. En 2011, los más de tres millones de empleados públicos tuvieron un coste salarial de 123.000 millones de euros. Vale, son lo que cuestan. Pero es que en 2001, los 2,5 millones de empleados públicos tenían un coste de 69.000 millones. ¿Ha cambiado igual el número de empleados públicos que su coste salarial?
Papel y lápiz (y goma, que no somos de Letras).
De 2,5 millones a 3,1 millones, hubo un incremento de 600.000 empleados públicos. 600.000 es un 24% de incremento en diez años.
De 69.000 millones a 123.000 millones, hubo un incremento de 54.000 millones de euros. 54.000 es un 78% de incremento en diez años.
(Nota: por comparar, en 2001 la población era de 41 millones y en 2011 de 47 millones, el incremento de población fue del 15%).
Es decir, un incremento del 24% en los empleados públicos, vino parejo a un 78% de incremento de su coste.
No voy a ser malvado y aceptaré una inflación de 2001 a 2011 de un 36%. De mantener fijo el número de empleados, los 69.000 millones que costaban en 2001, supondrían hoy 94.000 millones de euros (29.000 millones menos de lo que costaron en 2011). Pero voy a ser malvado y a suponer que los nuevos 600.000 empleados son imprescindibles. Bien, no quiero que nadie pierda poder adquisitivo así que los 3,1 millones de empleados estarían costando 116.000 millones de euros (7.000 millones menos de lo que costaron en realidad en 2011).
Los malos, quienes creen que todos los empleos públicos son imprescindibles, deben reconocer que hubo 7.000 millones que volaron. El Estado tiene una serie de herramientas para corregir sus gastos, entre ellas, el sueldo de los empleados públicos. Si durante diez años actualizó los salarios muy por encima de la inflación, cuando vienen mal dadas hay que corregirlo. Mejor dicho, primero cárcel para quienes gobernaron de 2001 a 2011, y luego corregir el desfase.
Nótese que no defiendo que el trabajador público deba perder poder adquisitivo. Nos pueden devolver los 7.000 millones que les dieron sus jefes y no pierden nada de poder adquisitivo. Ok, esto no se puede hacer, pero diablos, hay que identificar los polvos que se transformaron en lodos y que se nos meten por la garganta.
Es que no se puede aceptar que en época de (falso) crecimiento, se quemaran los billetes como si fueran monjes budistas delante de una embajada china cualquiera. Claro, ahora la gente protesta. Cuando se aumentaba el valor de los salarios que el Estado controla muy por encima de la inflación, no veía yo a los sindicatos y demás gente de malvivir armándola en la calle. Protestan ahora. Son de un elemental que flipas.
Bueno. Todo esto no tiene ningún sentido si no aprendemos la lección de que cuando vienen bien dadas, hay que guardar en la cajita, para que así cuando falte la pasta... te cueste menos pagarte los vicios.
El tema aburre, pero hay que contarlo.
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A mi plin, yo duermo en Pikolín. |
Papel y lápiz (y goma, que no somos de Letras).
De 2,5 millones a 3,1 millones, hubo un incremento de 600.000 empleados públicos. 600.000 es un 24% de incremento en diez años.
De 69.000 millones a 123.000 millones, hubo un incremento de 54.000 millones de euros. 54.000 es un 78% de incremento en diez años.
(Nota: por comparar, en 2001 la población era de 41 millones y en 2011 de 47 millones, el incremento de población fue del 15%).
Es decir, un incremento del 24% en los empleados públicos, vino parejo a un 78% de incremento de su coste.
No voy a ser malvado y aceptaré una inflación de 2001 a 2011 de un 36%. De mantener fijo el número de empleados, los 69.000 millones que costaban en 2001, supondrían hoy 94.000 millones de euros (29.000 millones menos de lo que costaron en 2011). Pero voy a ser malvado y a suponer que los nuevos 600.000 empleados son imprescindibles. Bien, no quiero que nadie pierda poder adquisitivo así que los 3,1 millones de empleados estarían costando 116.000 millones de euros (7.000 millones menos de lo que costaron en realidad en 2011).
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Eran otros tiempos, ¿verdad Jaume? |
Nótese que no defiendo que el trabajador público deba perder poder adquisitivo. Nos pueden devolver los 7.000 millones que les dieron sus jefes y no pierden nada de poder adquisitivo. Ok, esto no se puede hacer, pero diablos, hay que identificar los polvos que se transformaron en lodos y que se nos meten por la garganta.
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Ah, la maravillosa Operación Chamartín. En los papeles desde 1993, se iniciarán las obras en 2015. 3 millones de metros cuadrados. 11.000 millones de lereles. Fantástico. |
Bueno. Todo esto no tiene ningún sentido si no aprendemos la lección de que cuando vienen bien dadas, hay que guardar en la cajita, para que así cuando falte la pasta... te cueste menos pagarte los vicios.
El tema aburre, pero hay que contarlo.
viernes, 14 de diciembre de 2012
España tiene los impuestos del Imperio Galáctico, pero la seriedad fiscal de la Alianza Rebelde
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El Gobierno amenaza con publicar la lista de los mayores defraudadores con Hacienda para «estimular la regularización voluntaria». Que «amenaza» y «voluntario» vayan en la misma frase es tan solo otra de las gracias de un gobierno que va a dejar a Supergaspi en el paro.
La cosa tiene su enjundia. Resulta que cuando Hacienda denuncia a alguien por impago y presenta a un señor lúgubre y con ojeras en el juzgado chivándose de quien no ha pagado, esos datos son públicos (salvo que el juez diga lo contrario). Según la Ley Tributaria, la información tributaria de una persona tiene caracter reservado, no hace falta explicar por qué. La iniciativa del Gobierno eliminaría la potestad del juez sobre el caracter reservado de la información fiscal de un demandado. Esto por una parte.
Por otra parte, la famosa lista de evasores fiscales con cuenta en el HSBC no se haría pública. Del mismo modo, no hace falta ser Einstein para intuir que otras listas de similar naturaleza tampoco se harán públicas (entre bomberos no nos pisemos las mangueras, etc.). La medida también tocaría a las personas jurídicas defraudadoras, en su mayoría, medianas empresas, que en gran parte son incapaces de articular la ingeniería financiera de las grandes empresas para aprovechar deducciones, bonificaciones, etc., para evitar pagar lo que les corresponde.
Es decir, la gran medida inquisitorial del gobierno de Gaspar Llamazares Mariano Rajoy deja fuera a coleguitas y parientes. Esto es España amigos, y tener contactos es lo que te salva de comerte un marrón.
El debate en la calle versará sobre la ética de conocer información sobre unos presuntos delincuentes. Se comparará con las listas públicas de pederastas y demás. Pero no se insistirá sobre la forma mezquina en que deja fuera a presuntos delincuentes que tienen todas las bazas para protegerse. No se hará la lectura de que esta medida es una arma política. Y si no es así y yo tan solo soy un desconfiado, ¿por qué no han empezado por decir los criterios en que se basarán para distinguir al «gran defraudador»? Ah, porque lo que se busca no es eso.
Aumentar la recaudación sin una caza de brujas
Si se quiere visibilizar el fraude y concienciar a la gente de pagar sus impuestos, el Gobierno lo tiene muy fácil. Por ejemplo, puede elevar la tributación de las Sicav. Hacer que las plusvalías de las Sicav tributen por el Impuesto de Sociedades normal, no aumentaría mucho la recaudación (las Sicav manejan un patrimonio total de 24.000 millones de euros, suponiendo una plusvalía media del 8%, 1.900 millones, al 30%, tributarían 580 millones, eso no da ni para pagar un aeropuerto sin aviones cualquiera), pero provocaría un efecto huida antes de su entrada en vigor por el que los Koplovitz, Cebrián, Manuel Jove, Botín y la infanta Pilar sacarían su pasta y se verían obligados a tributar. Si desaparecieran las Sicav con esta medida, Hacienda recaudaría de golpe unos 7.000 millones (como contrapartida, nadie invertiría en una Sicav española, y se irían de España 17.000 millones, qué le vamos a hacer: ya se han ido cientos de miles de millones (y Salgado y Montoro ni pío)).
El día en que a Montoro se le ocurra dejar de aplastar a los pepitos y ganarse su sueldo, podría cambiar la forma en que la gran empresa paga su Impuesto se Sociedades. Si el tipo real al que las grandes empresas pagan su IS se acercara una miajita al tipo nominal que aparece en los papeles, aumentaría ostensiblemente la recaudación. De los beneficios que obtienen las empresas, después de bonificaciones, deducciones, exenciones y ajustes de consolidación, declaran a Hacienda aproximadamente un 65%. ¿Qué quiere decir esto? Que las grandes empresas están tributando un IS real de media en los últimos años de un 10%. Oh, cielos: este país puede reducir a la mitad su Impuesto de Sociedades, reformar el sistema de bonificaciones y recaudar más por ese concepto (a los suizos no les va mal con un IS del 8,5%, España tiene cuatro veces más y no le sirve de mucho).
Hay muchas otras formas de aumentar la recaudación sin perjudicar al 99% de la población. Véase por ejemplo el caso de las compañías eléctricas. El Gobierno, ya que quiere adelantar por la izquierda a Izquierda Unida, puede reunir en Casa Paco a los tres señores que controlan la electricidad en España (producción y venta) y decirles que se metan el déficit de tarifa por donde no les da el sol. Y que si se ponen chulos, les hace una ley por la que les trocea sus empresas en doce cachos. El precio de la luz es como la gasolina, afecta a toda la actividad económica, grandes y pequeños. Y ya que necesitamos generar actividad económica, dejemos de poner barreras. El negocio español de las compañías eléctricas genera 3.000 millones de beneficios en su peor año, el déficit de tarifa son unos 24.000 millones. Hagan cuentas. Y sí, si me preguntáis, la misma razón que doy para intervenir en el cártel eléctrico, me vale para pedir que bajen los impuestos a las gasolinas y de paso desregular ese sector.
El gran elefante en la sala de todo este tema es que el dinero de los beneficios empresariales está en un número ridículo de bolsillos. Sólo el 2% de las empresas españolas se pueden considerar grandes. Y de éstas, el 70% de la tributación corresponde a empresas del Ibex 35. Son cuatro y el de la moto y pagan «menos» de lo que les corresponde. Montoro, querer es poder. Ahí tienes tu puta lista.
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Fue una noche muy loca de Calatrava y un par de concejales... |
Por otra parte, la famosa lista de evasores fiscales con cuenta en el HSBC no se haría pública. Del mismo modo, no hace falta ser Einstein para intuir que otras listas de similar naturaleza tampoco se harán públicas (entre bomberos no nos pisemos las mangueras, etc.). La medida también tocaría a las personas jurídicas defraudadoras, en su mayoría, medianas empresas, que en gran parte son incapaces de articular la ingeniería financiera de las grandes empresas para aprovechar deducciones, bonificaciones, etc., para evitar pagar lo que les corresponde.
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Retrato oficial de Montoro en su despacho de Mordor. (Origen). |
El debate en la calle versará sobre la ética de conocer información sobre unos presuntos delincuentes. Se comparará con las listas públicas de pederastas y demás. Pero no se insistirá sobre la forma mezquina en que deja fuera a presuntos delincuentes que tienen todas las bazas para protegerse. No se hará la lectura de que esta medida es una arma política. Y si no es así y yo tan solo soy un desconfiado, ¿por qué no han empezado por decir los criterios en que se basarán para distinguir al «gran defraudador»? Ah, porque lo que se busca no es eso.
Aumentar la recaudación sin una caza de brujas
Si se quiere visibilizar el fraude y concienciar a la gente de pagar sus impuestos, el Gobierno lo tiene muy fácil. Por ejemplo, puede elevar la tributación de las Sicav. Hacer que las plusvalías de las Sicav tributen por el Impuesto de Sociedades normal, no aumentaría mucho la recaudación (las Sicav manejan un patrimonio total de 24.000 millones de euros, suponiendo una plusvalía media del 8%, 1.900 millones, al 30%, tributarían 580 millones, eso no da ni para pagar un aeropuerto sin aviones cualquiera), pero provocaría un efecto huida antes de su entrada en vigor por el que los Koplovitz, Cebrián, Manuel Jove, Botín y la infanta Pilar sacarían su pasta y se verían obligados a tributar. Si desaparecieran las Sicav con esta medida, Hacienda recaudaría de golpe unos 7.000 millones (como contrapartida, nadie invertiría en una Sicav española, y se irían de España 17.000 millones, qué le vamos a hacer: ya se han ido cientos de miles de millones (y Salgado y Montoro ni pío)).
El día en que a Montoro se le ocurra dejar de aplastar a los pepitos y ganarse su sueldo, podría cambiar la forma en que la gran empresa paga su Impuesto se Sociedades. Si el tipo real al que las grandes empresas pagan su IS se acercara una miajita al tipo nominal que aparece en los papeles, aumentaría ostensiblemente la recaudación. De los beneficios que obtienen las empresas, después de bonificaciones, deducciones, exenciones y ajustes de consolidación, declaran a Hacienda aproximadamente un 65%. ¿Qué quiere decir esto? Que las grandes empresas están tributando un IS real de media en los últimos años de un 10%. Oh, cielos: este país puede reducir a la mitad su Impuesto de Sociedades, reformar el sistema de bonificaciones y recaudar más por ese concepto (a los suizos no les va mal con un IS del 8,5%, España tiene cuatro veces más y no le sirve de mucho).
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Típicos grandes empresarios españoles. |
El gran elefante en la sala de todo este tema es que el dinero de los beneficios empresariales está en un número ridículo de bolsillos. Sólo el 2% de las empresas españolas se pueden considerar grandes. Y de éstas, el 70% de la tributación corresponde a empresas del Ibex 35. Son cuatro y el de la moto y pagan «menos» de lo que les corresponde. Montoro, querer es poder. Ahí tienes tu puta lista.
jueves, 13 de diciembre de 2012
La parte alícuota del sacrificio
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Imaginaos un país cuya economía dependa mucho de fabricar carros de combate. Imaginaos que esas fábricas necesitan mucha mano de obra porque a los empresarios les sale más rentable usar trabajo humano que incentivar la tecnificación. A los trabajadores, organizados en sindicatos, esta situación les parece bien. El paro es reducido, llegan los sueldos a casa y entra dinero en el país en forma de crédito para producir cada vez más tanques.
La situación es calamitosa, pero en un momento dado, alguien se da cuenta que los carros pueden ser empleados para otras cosas. Son máquinas fuertes que desarrollan mucha potencia: sirven para arar el campo, para transporte pesado, para la minería, etc. Incluso las fábricas de carros de combate, con pocas modificaciones pueden fabricar tractores, excavadoras y grúas.
Van pasando los meses, y los millones de obreros de un sector arruinado como el de los carros de combate, vuelven a ir reincorporándose al mercado de trabajo. Esta vez fabrican otras cosas, pero su experiencia anterior es válida para el nuevo mundo. Las cosas, en tres años, se solucionan. Y además, en ese país han aprendido la lección sobre la amenaza que supone tener un sector económico imprescindible. Ellos tuvieron suerte porque encontraron varios bienes sustitutivos para su economía monolítica.
Vale. Ahora pensad qué pasaría si en lugar de carros de combate, fácilmente sustituibles por palas excavadoras o tractores, ese país se dedicara a construir casas.
Hemos hecho muchas casas y quienes las tenían que comprar, están en el paro y no pueden. Primer punto -poco importante-: qué hacer con las casas vacías: alquilarlas, bajar su precio de venta, derribarlas, etc. Segundo punto -crítico-: dónde reubicar a millones de personas que sólo saben poner ladrillos o conducir camionetas camioncitos.
¿Qué otra cosa, similar a una casa o no, se puede hacer que requiera un montón de mano de obra poco formada? Responder a esta pregunta es la piedra filosofal de la crisis. Podemos debatir hasta el infinito sobre las reformas institucionales que precisamos, pero lo crítico es que la gente trabaje.
¿Y qué futuro se les está prometiendo? Servir raciones de olorosos langostinos en temporada alta. También está lo de fabricar coches para la exportación, pero entonces habría que asumir sacrificios salariales. Sobre el papel es sencillo decir que no hay más remedio: tienes que competir con gente que acepta sueldos más bajos así que no tienes más remedio que bajarte el sueldo. Sospecho que la gente está dispuesta a sacrificarse hasta cierto punto, pero pedirán algo a cambio. Por ejemplo, ¿qué tal pedir responsabilidades a prevaricadores y corruptos? No basta con sacar en los titulares al pobre Díaz Ferrán. El mal trago se pasa mejor si los fiscales actúan de oficio, si los jueces emiten órdenes de alejamiento entre empresarios y políticos, si la Infantería de Marina entra en oficinas de la Castellana y en chalets de la sierra sin previo aviso.
En este país, cuyo pecado capital es la envidia, tú te fastidias menos si ves que a tu vecino también le están fastidiando. Pero esta idea no es transversal. No cuesta mucho llegar a la conclusión de que no todo el mundo se jode de la misma manera. Para esto también hay clases.
Así que sacrificios los que queráis. Somos un país pobre y debemos asumirlo. Ahora bien, la crisis no es un desastre natural. Ni el nacimiento de la crisis ni las medidas que se están tomando para salir de ella se corresponden con fenómenos meteorológicos.
La situación es calamitosa, pero en un momento dado, alguien se da cuenta que los carros pueden ser empleados para otras cosas. Son máquinas fuertes que desarrollan mucha potencia: sirven para arar el campo, para transporte pesado, para la minería, etc. Incluso las fábricas de carros de combate, con pocas modificaciones pueden fabricar tractores, excavadoras y grúas.
Van pasando los meses, y los millones de obreros de un sector arruinado como el de los carros de combate, vuelven a ir reincorporándose al mercado de trabajo. Esta vez fabrican otras cosas, pero su experiencia anterior es válida para el nuevo mundo. Las cosas, en tres años, se solucionan. Y además, en ese país han aprendido la lección sobre la amenaza que supone tener un sector económico imprescindible. Ellos tuvieron suerte porque encontraron varios bienes sustitutivos para su economía monolítica.
Vale. Ahora pensad qué pasaría si en lugar de carros de combate, fácilmente sustituibles por palas excavadoras o tractores, ese país se dedicara a construir casas.
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Ganamos menos y mantenemos las mismas deudas (más intereses). |
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¿Hace falta recordar la relación entre nivel de formación, seguridad en el empleo y nivel de ingresos? |
¿Y qué futuro se les está prometiendo? Servir raciones de olorosos langostinos en temporada alta. También está lo de fabricar coches para la exportación, pero entonces habría que asumir sacrificios salariales. Sobre el papel es sencillo decir que no hay más remedio: tienes que competir con gente que acepta sueldos más bajos así que no tienes más remedio que bajarte el sueldo. Sospecho que la gente está dispuesta a sacrificarse hasta cierto punto, pero pedirán algo a cambio. Por ejemplo, ¿qué tal pedir responsabilidades a prevaricadores y corruptos? No basta con sacar en los titulares al pobre Díaz Ferrán. El mal trago se pasa mejor si los fiscales actúan de oficio, si los jueces emiten órdenes de alejamiento entre empresarios y políticos, si la Infantería de Marina entra en oficinas de la Castellana y en chalets de la sierra sin previo aviso.
En este país, cuyo pecado capital es la envidia, tú te fastidias menos si ves que a tu vecino también le están fastidiando. Pero esta idea no es transversal. No cuesta mucho llegar a la conclusión de que no todo el mundo se jode de la misma manera. Para esto también hay clases.
Así que sacrificios los que queráis. Somos un país pobre y debemos asumirlo. Ahora bien, la crisis no es un desastre natural. Ni el nacimiento de la crisis ni las medidas que se están tomando para salir de ella se corresponden con fenómenos meteorológicos.
...detrás de este crecimiento desordenado del crédito -especialmente, en la parte dedicada a la financiación de la actividad inmobiliaria- se encuentra, en último término, la falta de determinación demostrada por el Gobernador para exigir a las entidades sometidas a la supervisión del Banco de España el rigor en la asunción de riesgos exigible a gestores de recursos ajenos. Como consecuencia inmediata de esta ausencia de medidas, el proceso de aceleración del crédito bancario, originalmente circunscrito a las entidades con menor cultura en el control de sus riesgos, se ha ido extendiendo a las demás entidades de crédito que operan en el sistema financiero español por efecto de la, por otro lado saludable, competencia. De este modo, incluso las entidades con mejores sistemas de evaluación y gestión del riesgo, se han visto «obligadas» a entrar en esta carrera por la captación de negocio y -muy a su pesar con el único objetivo de evitar ser expulsadas del mercado- han tenido que conceder operaciones cuya rentabilidad esperada no justificaba en modo alguno el riesgo asumido al concederlas.
Asociación de Inspectores del Banco de España, marzo de 2006
miércoles, 12 de diciembre de 2012
Las no-noticias
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Por alguna razón que los economistas saben y yo no, los telediarios se suelen emitir a la misma hora en varios canales (en los dos canales que tenemos, digo). ¿Alguna vez habéis hecho el divertido ejercicio de ir cambiando a ver por dónde van? No es sólo que repitan las mismas noticias (al fin y al cabo son noticias de agencias, de las dos agencias que tenemos, digo), es que las noticias son... cualquier cosa menos noticias.
Es más, el propio telediario tiene muy poco de telediario. Hablemos del Telediario Único, el Telediario Metafísico, la retahíla de ranciofacts que ponen entre dos bloques de anuncios y que llaman las noticias. Ese programa de entretenimiento que aburre y que hay que aguantar antes de los deportes, que es lo que verdaderamente importa.
Reconozcamos que en los últimos años al menos han tratado de subir el nivel erótico de las presentadoras. Estamos evolutivamente diseñados para ser más receptivos ante una cara bonita. Somos así. Ceteris paribus, preferimos una estética agradable. Por eso, en las pelis, la novia del superhéroe -o la superheroína hecha a sí misma- suele ser atractiva. Excepto en Batman 2. Siempre hay excepciones.
Así pues, tenemos a una azafata de Iberia (cuando Iberia era algo) o una dependienta del Cortinglés (cuando los del Cortinglés eran alguien), de punta en blanco, presentándonos noticias que no son noticias, a saber:
-La ola de frío polar. En invierno hace frío y entrevistamos a un señor que dice que de seguir así «las bajas temperaturas» (nótese el plural) arruinarán la cosecha. Enseña hojas rotas por la helada. «Esto ya sa perdío, esto no sirve pa ná». A mi esta no-noticia me gusta por lo que significa para el pueblo del interfecto («corre, que vienen los de la tele», nótese el «los de la tele», a todo el mundo le gusta ver salir su pueblo en la tele. Ves a tu vecino en la tele y te ríes: «Maricarmen, ven, corre, que salimos en la tele»).
-La ola de frío polar 2. Segundas partes nunca fueron buenas. Esta no-noticia es intercambiable con la anterior. En alguna pedanía que ni sabes que existe pero que seguro que en el siglo X fue testigo de una batalla donde la gente se sacaba los ojos a mordiscos, los niños no van al cole por el metro de nieve que ha caído. Bonitas imágenes de niños pasándoselo teta tirando bolas de nieve. Entrevista al consabido fulano de Protección Civil «creemos que para mañana todo va a estar listo para recuperar la normalidad, ¿esto cuándo lo ponen?». Imágenes de archivo de un quitanieves. Son imágenes de archivo de 1984 pero da igual. Puntos extra si la no-noticia incorpora a abuelos que se han tenido que quedar con los críos. Lo único divertido de la no-noticia es si obligan a un repórter Tribulete a hablar delante de la cámara mientras se caga de frío.
-La ola de frío polar 3. No hay dos sin tres. Este tema da para rellenar un montón. Toca el turno de los «osados bañistas» que se «atreven con las gélidas aguas» de la playa. Esta vez toca una ciudad del norte. Dan como no-noticia que el loco del barrio o un tío trompa se mete en el agua de buena mañana. Si no está muy loco o muy borracho puede que lo entrevisten: «esto es lo mejor que hay para la salud». Fijo que sí, campeón. (Puntos extra si los de la tele piden al tío que se vuelva a meter para una segunda toma).
-El horror llama a su puerta. Si se trata de albanokosovares que asaltan chalets, procurarán entrevistar a las víctimas -«entraron mientras estaban durmiendo»-, si las víctimas tienen marcas en la cara, hay puntos extra. En ocasiones la víctima es una anciana que vivía sola, eso también da más puntos. Doble bola extra si en los anuncios aparece Mario Picazo diciendo «ellos tuvieron suerte, pero tú no la tendrás».
-El horror llama a su puerta 2. «Llevaba muerta quince días hasta que los vecinos llamaron a una dotación policial debido al fuerte olor que desprendía el cuerpo». Aquí hay poca chicha porque no enseñan cadáveres descompuestos si no son los de las víctimas de una guerra lejana que a nadie le importa. Si el muerto es de aquí, en la tele bien saben que puede caerles una bonita demanda. Imágenes de una calle de ensanche setentero y entrevistas a los vecinos. «Hacía tiempo que no pasaba por el bar, ya me decía yo que algo raro pasaba». «Tenía una hija en Murcia que venía a veces».
-El horror llama a su puerta 3. No-noticia referida a un vecino loco que araña puertas, insulta a sus vecinos, deja cagarros de perro en los buzones, etc. Entrevistan a vecinos desesperados que enseñan fajos enormes de denuncias sobre la mesa camilla del salón. Muy atentos a la colocación estratégica de mandorlas místicas, vírgenes y santos en las paredes. Estas no-noticias son objetivo de reportajes especiales de investigación.
-El horror llama a su puerta 4. Desaparición de niños con resultado de violación y horrible muerte con descuartizamiento. No siempre en este orden. Con esto tienen para tirar seis meses si los dejas. El número de casos de desaparecidos sin resolver en España, es de unos dos mil al año. Pero en las no-noticias saben muy bien qué dos o tres casos anuales elegir. Los profesionales de la no-noticia tienen más datos que la policía para saber quién es el asesino. No te lo dicen directamente, pero te lo dejan caer. Es el mismo guión que en las series malas, así te tienen enganchado hasta el final.
-Bragas nuevas. Esta categoría es variada. Puede tratar sobre el festival de Cannes, sobre el jubileo (¿?) de la reina de Inglaterra, sobre los príncipes (¡tenemos príncipes en España, cómo mola!) visitando un colegio que coloca estratégicamente al negrito y a la panchita en primer plano (cortan pronto el plano porque los niños odian a la princesa, fijaos), sobre que muere un actor o actriz, sobre un cura progre y rebelde («es muy bueno, aquí en el barrio todo el mundo lo quiere»), sobre las vacaciones en Marbella de algún despiadado dictador de Oriente Medio, sobre Brad Pitt y señora visitando un campo de refugiados en un sitio lleno de pestilencia, sobre la Pasarela Cibeles donde se ven a horribles mujeres famélicas (favoritas de los diseñadores gays por su falta de formas femeninas) con unos trapos horribles y enseñando lo que parece una teta. También podemos meter aquí a las fans adolescentes del grupo de moda, las mochilas que los niños no pueden llevar a la espalda, algo relacionado con ridícula moda urbana moderna y el aniversario de un hotel o teatro.
-Telepromoción. Me parece estupendo que Miguel Bosé saque nuevo disco («la culminación de varios años», «con este trabajo cierra un ciclo»), pero que se lo cuente a sus amigos. ¿Por qué tenemos que aguantar un anuncio en medio del telediario? Al menos que pongan la cortinilla. Vuelve Raphael a los escenarios. Café Quijano saca otro disco («¿a qué se debió esta sequía de los últimos años?», «queríamos darnos un tiempo y coger fuerzas»). Luego algo sobre una obra de teatro en Madrid o una exposición en Madrid, Barcelona o el Guggenheim de Bilbao. En cuanto a la promoción del arte a escala nacional, sólo existen esos tres sitios. En la Telepromoción también se incluyen series de la propia cadena u horribles películas que han coproducido.
-Inventos raros. Como coletilla a las no-noticias que tratan de tu próxima muerte violenta, siempre sacan a algún tipo o a alguna empresa con un nuevo cristal antigolpes, una nueva habitación del pánico, un sistema que desde el móvil enciende las luces de casa, etc. La variación de este cliché es el concepto de emprendedores que tienen los telediarios: el dueño de un bar que ofrece limpiar el parabrisas de tu coche mientras comes bazofia en su restaurante, o esa pastelería que hace roscones de Reyes con hígado de perro («nos lo piden muchísimo»). Dentro de los emprendedores podemos incluir al Belén más grande del mundo, cómo fabrican las carrozas de las cabalgatas, la maqueta de tren más grande del mundo,...
-La tecnología del futuro es el futuro. Primero te cuentan que en internet sólo hay pederastas, traficantes de droga y ludópatas (os recuerdo las tres pes del negocio online: porno, pastillas y póker). A continuación te dicen que internet es el futuro y enseñan esas tétricas escuelas de «nuevas tecnologías» para mayores: «ahora hablo con mi nieta por el chá todos los días. Esto en mis tiempos no había» (¿dónde puede uno montar un bus con cuatro ordenadores y venderle un contrato de formación a un alcalde analfabeto?). Luego, inexorablemente, como martes que sigue al lunes, como trueno que sigue al rayo, aparece la imagen del bar del pueblo y la gente tomándose chiquitos, tazas o chatos. Voz en off: «algunos siguen chateando como se hizo toda la vida». Si en ese momento no has echado la pota, te comentarán lo fácil que es que te roben tus datos bancarios. Luego viene la campus party de nosedónde y la venta de teléfonos (sube o baja). Como pildorita, esa «nueva» forma de escribir que tienen los jóvenes (con la etiqueta sobreimpresionada «kdms?»). También, para acabar de meter más miedo, nos informarán que cada vez tenemos menos relaciones personales «por culpa» de internet.
-Variadillo de youtube. Miren este escalofriante accidente de tráfico en Rusia o cuenten las balas que los polis le meten a un negro en Las Vegas después de una espectacular persecución. No se pierdan el caos del tráfico en la India o este «videoclip polémico» de la petarda del momento.
-Gastronomía. Vivimos en los tiempos del fracaso de la cocina por culpa de las no-noticias. Cualquier mesón horrible cree que es un gran invento servir confitura de cacaparras sobre lecho de chumino. Y no me extraña porque no hay día que no veamos un concurso de tapas o de cócteles, que serán muy chic para quienes les guste comer como un pajarito.
-Internacional. Aquí no dicen gran cosa, tan solo nos enseñan que tienen muchos corresponsales en el extranjero para que tengas la impresión de que el canal va bien y compres sus acciones. Oh, esa nueva guerra en África que cumple ya veinte años parece horrible. Mira, más protestas de radicales quemando cosas en un país con una población terroríficamente joven a la que sólo les enseñan el odio a Occidente y que malviven sobre nuestro petróleo, pilar crítico de nuestra superioridad económica y tecnológica.
-Política. En España hay dos partidos que se insultan mutuamente. Sólo se pueden insultar porque no existe un debate: están de acuerdo en todo. Es mejor pasar de la política, no tratar de buscar las causas últimas de las decisiones que se toman y por supuesto no organizarte y participar para tratar de cambiar lo que honradamente piensas que está mal.
Que nadie se equivoque: me parecen estupendos estos magazines de analfabetización y amedrentación del personal. Pero que no los llamen noticias.
Es más, el propio telediario tiene muy poco de telediario. Hablemos del Telediario Único, el Telediario Metafísico, la retahíla de ranciofacts que ponen entre dos bloques de anuncios y que llaman las noticias. Ese programa de entretenimiento que aburre y que hay que aguantar antes de los deportes, que es lo que verdaderamente importa.
Reconozcamos que en los últimos años al menos han tratado de subir el nivel erótico de las presentadoras. Estamos evolutivamente diseñados para ser más receptivos ante una cara bonita. Somos así. Ceteris paribus, preferimos una estética agradable. Por eso, en las pelis, la novia del superhéroe -o la superheroína hecha a sí misma- suele ser atractiva. Excepto en Batman 2. Siempre hay excepciones.
Así pues, tenemos a una azafata de Iberia (cuando Iberia era algo) o una dependienta del Cortinglés (cuando los del Cortinglés eran alguien), de punta en blanco, presentándonos noticias que no son noticias, a saber:
-La ola de frío polar. En invierno hace frío y entrevistamos a un señor que dice que de seguir así «las bajas temperaturas» (nótese el plural) arruinarán la cosecha. Enseña hojas rotas por la helada. «Esto ya sa perdío, esto no sirve pa ná». A mi esta no-noticia me gusta por lo que significa para el pueblo del interfecto («corre, que vienen los de la tele», nótese el «los de la tele», a todo el mundo le gusta ver salir su pueblo en la tele. Ves a tu vecino en la tele y te ríes: «Maricarmen, ven, corre, que salimos en la tele»).
-La ola de frío polar 2. Segundas partes nunca fueron buenas. Esta no-noticia es intercambiable con la anterior. En alguna pedanía que ni sabes que existe pero que seguro que en el siglo X fue testigo de una batalla donde la gente se sacaba los ojos a mordiscos, los niños no van al cole por el metro de nieve que ha caído. Bonitas imágenes de niños pasándoselo teta tirando bolas de nieve. Entrevista al consabido fulano de Protección Civil «creemos que para mañana todo va a estar listo para recuperar la normalidad, ¿esto cuándo lo ponen?». Imágenes de archivo de un quitanieves. Son imágenes de archivo de 1984 pero da igual. Puntos extra si la no-noticia incorpora a abuelos que se han tenido que quedar con los críos. Lo único divertido de la no-noticia es si obligan a un repórter Tribulete a hablar delante de la cámara mientras se caga de frío.
-La ola de frío polar 3. No hay dos sin tres. Este tema da para rellenar un montón. Toca el turno de los «osados bañistas» que se «atreven con las gélidas aguas» de la playa. Esta vez toca una ciudad del norte. Dan como no-noticia que el loco del barrio o un tío trompa se mete en el agua de buena mañana. Si no está muy loco o muy borracho puede que lo entrevisten: «esto es lo mejor que hay para la salud». Fijo que sí, campeón. (Puntos extra si los de la tele piden al tío que se vuelva a meter para una segunda toma).
-El horror llama a su puerta. Si se trata de albanokosovares que asaltan chalets, procurarán entrevistar a las víctimas -«entraron mientras estaban durmiendo»-, si las víctimas tienen marcas en la cara, hay puntos extra. En ocasiones la víctima es una anciana que vivía sola, eso también da más puntos. Doble bola extra si en los anuncios aparece Mario Picazo diciendo «ellos tuvieron suerte, pero tú no la tendrás».
-El horror llama a su puerta 2. «Llevaba muerta quince días hasta que los vecinos llamaron a una dotación policial debido al fuerte olor que desprendía el cuerpo». Aquí hay poca chicha porque no enseñan cadáveres descompuestos si no son los de las víctimas de una guerra lejana que a nadie le importa. Si el muerto es de aquí, en la tele bien saben que puede caerles una bonita demanda. Imágenes de una calle de ensanche setentero y entrevistas a los vecinos. «Hacía tiempo que no pasaba por el bar, ya me decía yo que algo raro pasaba». «Tenía una hija en Murcia que venía a veces».
-El horror llama a su puerta 3. No-noticia referida a un vecino loco que araña puertas, insulta a sus vecinos, deja cagarros de perro en los buzones, etc. Entrevistan a vecinos desesperados que enseñan fajos enormes de denuncias sobre la mesa camilla del salón. Muy atentos a la colocación estratégica de mandorlas místicas, vírgenes y santos en las paredes. Estas no-noticias son objetivo de reportajes especiales de investigación.
-El horror llama a su puerta 4. Desaparición de niños con resultado de violación y horrible muerte con descuartizamiento. No siempre en este orden. Con esto tienen para tirar seis meses si los dejas. El número de casos de desaparecidos sin resolver en España, es de unos dos mil al año. Pero en las no-noticias saben muy bien qué dos o tres casos anuales elegir. Los profesionales de la no-noticia tienen más datos que la policía para saber quién es el asesino. No te lo dicen directamente, pero te lo dejan caer. Es el mismo guión que en las series malas, así te tienen enganchado hasta el final.
-Bragas nuevas. Esta categoría es variada. Puede tratar sobre el festival de Cannes, sobre el jubileo (¿?) de la reina de Inglaterra, sobre los príncipes (¡tenemos príncipes en España, cómo mola!) visitando un colegio que coloca estratégicamente al negrito y a la panchita en primer plano (cortan pronto el plano porque los niños odian a la princesa, fijaos), sobre que muere un actor o actriz, sobre un cura progre y rebelde («es muy bueno, aquí en el barrio todo el mundo lo quiere»), sobre las vacaciones en Marbella de algún despiadado dictador de Oriente Medio, sobre Brad Pitt y señora visitando un campo de refugiados en un sitio lleno de pestilencia, sobre la Pasarela Cibeles donde se ven a horribles mujeres famélicas (favoritas de los diseñadores gays por su falta de formas femeninas) con unos trapos horribles y enseñando lo que parece una teta. También podemos meter aquí a las fans adolescentes del grupo de moda, las mochilas que los niños no pueden llevar a la espalda, algo relacionado con ridícula moda urbana moderna y el aniversario de un hotel o teatro.
-Telepromoción. Me parece estupendo que Miguel Bosé saque nuevo disco («la culminación de varios años», «con este trabajo cierra un ciclo»), pero que se lo cuente a sus amigos. ¿Por qué tenemos que aguantar un anuncio en medio del telediario? Al menos que pongan la cortinilla. Vuelve Raphael a los escenarios. Café Quijano saca otro disco («¿a qué se debió esta sequía de los últimos años?», «queríamos darnos un tiempo y coger fuerzas»). Luego algo sobre una obra de teatro en Madrid o una exposición en Madrid, Barcelona o el Guggenheim de Bilbao. En cuanto a la promoción del arte a escala nacional, sólo existen esos tres sitios. En la Telepromoción también se incluyen series de la propia cadena u horribles películas que han coproducido.
-Inventos raros. Como coletilla a las no-noticias que tratan de tu próxima muerte violenta, siempre sacan a algún tipo o a alguna empresa con un nuevo cristal antigolpes, una nueva habitación del pánico, un sistema que desde el móvil enciende las luces de casa, etc. La variación de este cliché es el concepto de emprendedores que tienen los telediarios: el dueño de un bar que ofrece limpiar el parabrisas de tu coche mientras comes bazofia en su restaurante, o esa pastelería que hace roscones de Reyes con hígado de perro («nos lo piden muchísimo»). Dentro de los emprendedores podemos incluir al Belén más grande del mundo, cómo fabrican las carrozas de las cabalgatas, la maqueta de tren más grande del mundo,...
-La tecnología del futuro es el futuro. Primero te cuentan que en internet sólo hay pederastas, traficantes de droga y ludópatas (os recuerdo las tres pes del negocio online: porno, pastillas y póker). A continuación te dicen que internet es el futuro y enseñan esas tétricas escuelas de «nuevas tecnologías» para mayores: «ahora hablo con mi nieta por el chá todos los días. Esto en mis tiempos no había» (¿dónde puede uno montar un bus con cuatro ordenadores y venderle un contrato de formación a un alcalde analfabeto?). Luego, inexorablemente, como martes que sigue al lunes, como trueno que sigue al rayo, aparece la imagen del bar del pueblo y la gente tomándose chiquitos, tazas o chatos. Voz en off: «algunos siguen chateando como se hizo toda la vida». Si en ese momento no has echado la pota, te comentarán lo fácil que es que te roben tus datos bancarios. Luego viene la campus party de nosedónde y la venta de teléfonos (sube o baja). Como pildorita, esa «nueva» forma de escribir que tienen los jóvenes (con la etiqueta sobreimpresionada «kdms?»). También, para acabar de meter más miedo, nos informarán que cada vez tenemos menos relaciones personales «por culpa» de internet.
-Variadillo de youtube. Miren este escalofriante accidente de tráfico en Rusia o cuenten las balas que los polis le meten a un negro en Las Vegas después de una espectacular persecución. No se pierdan el caos del tráfico en la India o este «videoclip polémico» de la petarda del momento.
-Gastronomía. Vivimos en los tiempos del fracaso de la cocina por culpa de las no-noticias. Cualquier mesón horrible cree que es un gran invento servir confitura de cacaparras sobre lecho de chumino. Y no me extraña porque no hay día que no veamos un concurso de tapas o de cócteles, que serán muy chic para quienes les guste comer como un pajarito.
-Internacional. Aquí no dicen gran cosa, tan solo nos enseñan que tienen muchos corresponsales en el extranjero para que tengas la impresión de que el canal va bien y compres sus acciones. Oh, esa nueva guerra en África que cumple ya veinte años parece horrible. Mira, más protestas de radicales quemando cosas en un país con una población terroríficamente joven a la que sólo les enseñan el odio a Occidente y que malviven sobre nuestro petróleo, pilar crítico de nuestra superioridad económica y tecnológica.
-Política. En España hay dos partidos que se insultan mutuamente. Sólo se pueden insultar porque no existe un debate: están de acuerdo en todo. Es mejor pasar de la política, no tratar de buscar las causas últimas de las decisiones que se toman y por supuesto no organizarte y participar para tratar de cambiar lo que honradamente piensas que está mal.
Que nadie se equivoque: me parecen estupendos estos magazines de analfabetización y amedrentación del personal. Pero que no los llamen noticias.
martes, 11 de diciembre de 2012
Nos tienen manía
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No seré yo el que defienda que haya que apoquinar cada año 150 millones de euros en embajadas autonómicas en el exterior. No seré yo el que diga que esta cantidad se podría reducir ostensiblemente si nuestros políticos no fueran tan gañanes (hola, embajada de Cataluña en el Rockefeller Center de Nueva York). Pero podemos poner las cosas en perspectiva.
Tener diecisiete embajadas españolas en España es triste. Si les sumamos los 44 consulados españoles en España es como para hacer las maletas. Alguno dirá que las Delegaciones del Gobierno y las Subdelegaciones, son instituciones con competencias y sentido. Y en efecto, hay cuestiones de seguridad de las que se encargan estos calientasillas. El caso es que desconozco la justificación técnica por la que de estas cuestiones de seguridad no se pueden encargar los ayuntamientos o enlaces en las Jefaturas de Policía. Cuando aparecen los gobernadores civiles en España, su presencia tenía cierto sentido ya que no había teléfonos. Hoy en día no puedo dejar de pensar que la presencia de estas 61 instituciones -que nos cuestan 300 millones- responden a un capricho político. Sí, casi como la paletada del Rockefeller Center.
Luego están las famosas diputaciones. Ojo, que no seré yo el que diga que no tiene sentido que existan administraciones que echen una mano a ayuntamientos que no tendrían por qué existir. Y que en lugares pésimamente conectados puede que haga falta que alguien monte marquesinas de bus hipercaras. Además, aunque de hacer carreteras ya se encargan las autonomías y el Estado, tampoco quiero que otra administración entremedias no se lleve su pellizco. No soy tan desconsiderado: con algo hay que rellenar los palacios de las diputaciones (¿cuántas diputaciones provinciales hay? ¿En Canarias hay dos diputaciones provinciales? ¿cuál es el valor patrimonial de los palacetes diputacionales?). Pero digo yo que si tenemos un entramado entre Pinto y Valdemoro que nos cuesta 22.000 millones de eypos y estamos de liquidación por rebajas en el país, igual nos tenemos que repensar los caprichos dos veces. No sé, digo yo. Eh, que tampoco quiero que nadie levante los pies del suelo.
Y ya que estamos en el maravilloso capítulo de «cosas que se pueden cambiar en 24 horas sin que nadie note nada, aumentando mucho la recaudación y ahorrando un gasto considerable», podría alguien ver lo de la prostitución y los porros. Que entiendo que haya gente preocupada por la «salud social», pero seamos realistas, quienes están preocupados por la «salud social» no suelen fumar porros porque no pertenecen a ese escabroso y oscuro mundo. Ahí ya están sus hijos: un mundo horrible de trapicheos con droja, delincuencia, daños para la salud y cosas escabrosísimas en el que está el 12% de la población entre los 15 y los 65. Mundo oscuro y desconocido que supone el día a día de millones de personas. Oye, que yo estoy a favor de la guerra contra las drogas, pero también puedo entender que alguien diga que una guerra que no se puede ganar, no es una guerra, y que entonces esa guerra puede tratarse de un mecanismo psicológico de refuerzo que nos recuerde a todos que hay tipos con pistolas y jueces. Que me parece muy bien que esos tipos persigan a quienes trapichean con porros mientras no pueden o no quieren echar un vistazo a las decenas de miles de euros de trapicheo en sustancias legales o a los cientos de miles de euros de evasión fiscal de los últimos años. Pero vamos, que también digo que si en lugar de los pistoleros y los jueces dejamos el tema en manos de malvados inspectores de Hacienda y oscuros agentes de la Seguridad Social, igual, entre lumis y pimientos recaudamos 15.000 millones al año (a lo que se podría sumar el ahorro en gasto penitenciario y de justicia). Que alguien dirá «oye, chaval, que por muy necesitados que estemos de pasta, no vamos a vendernos como hacemos con Eurovegas y la otra paletada espectacular que quieren copiar en Cataluña, eh, que tenemos principios».
Y que sí, que lo de los traductores del Senado es tirar el dinero (350.000 €/año), pero a ver si alguien va a pensar que la asignación a las infantas, su señora madre y su hermano también lo va a ser (500.000 €/año). Y no hablo del Jefe de Estado, que bien barato nos sale. Tan sólo de la señora que le tocó sus partes y de sus hijos, que por algún extraño motivo tienen una asignación pública. Lo de la Familia Real me recuerda a Belén Esteban: una tipa recompensada por tocar sus partes a un torero hace quince años. Es parecido si lo pensáis.
De las teles públicas no hablo, pero no por capricho: cuando ves en la sala de un ministerio ochocientos ejemplares de La Razón, sabes fehacientemente que lo de las teles públicas no tiene remedio. Como lo de la publicidad institucional. Sólo en el Ayuntamiento Madrid, de 2011 a 2013, aumenta esta partida de seis millones a diez. Eh, pero no pasa nada. Lo importante es lo importante y decir que Cáritas y otros están pidiendo a la gente mantas, es demagogia. La gente que disfruta de la publicidad institucional tiene unas manías muy tontas, como no pasar frío en invierno. Ya ves. Qué cosas. ¡Que compren estufas!
Pues ni con estufas, oiga, que una cosa es tener estufa y otra poder pagar la luz. Y vuelta la burra al trigo. ¿Cuánto cuesta el kilowatio hora y por qué? ¿A qué huelen las nubes? Tenemos un sistema de subasta del precio de la electricidad en el que hay oferta y demanda, y por tanto, precio de equilibrio. Suena bien hasta que sabes que el que oferta y el que demanda es el mismo señor (preocupado por la «salud social», subastadores eléctricos que nunca se van a putas y besan en la frente a sus hijos). Bueno, diréis, pero hay leyes para corregir esto. Hay regulaciones y protección al consumidor. El mercado eléctrico es muy curioso. Es uno de esos mercados que exigen más regulaciones. Que nuestros expresidentes del gobierno pasen a ser asesores de la aristocracia eléctrica es sólo una casualidad curiosa.
Hay otro maravilloso capítulo titulado «lo que nos ahorraríamos si en este país alguien cumpliera la ley». Y no hablo de la evasión fiscal sino de la morosidad de la administración pública. Con periodos medios de pago de 163 días y una ley que entra en pleno vigor el año que viene que obliga a la administración a pagar facturas en un plazo máximo de 30 días, dan ganas decomprar robar palomitas y sentarte a admirar el espectáculo de cómo no va a ser cumplida una ley por miles de señores preocupados por la «salud social» y por la confianza de los mercados. Y no, no pienso hablar de evasión fiscal: Hacienda dedica un 80% de sus recursos a combatir el fraude en autónomos y pymes mientras que el 71% del fraude lo cometen las grandes empresas y grandes fortunas (unos 50.000 milloncejos), así que eso querrá decir que no hay ningún problema.
Como ningún problema hay en el precio de los peajes de las autopistas. Hacer una autopista cuesta mucho dinero y hay que pagarlo. Después, hay que pagar el mantenimiento de la infraestructura. Que el precio del peaje sólo sepa subir tan solo muestra a los ignorantes que el coste de mantenimiento es superior a la propia construcción de la autopista. Que la gente es muy malpensada y enseguida dicen que alguien está robando algo a alguien. Esas pobres empresas de infraestructuras, tan incomprendidas ellas, que, con tristeza se ven obligadas a mandar a alguien a Suiza con un maletín día sí y día también.
-¿Te gusta el aeropuerto del abuelo?
-¡Síiiiii!
Otra cosa no, pero de nuestras infraestructuras que todavía debemos y no podemos pagar, podemos estar bien orgullosos. Que sales ahí fuera y las infraestructuras de transporte del resto del mundo son horrorosas. Aeropuertos europeos que son cajas cuadradas de hormigón, con pocas tiendas porque la gente espera poco ya que los aviones salen a su hora. Horrible. O esas autopistas americanas que pueden cambiar el sentido de los carriles y el coste del mísero peaje en tiempo real en función de la demanda. Vaya lío. Nada que ver con lo que tenemos aquí. Aquí tenemos aeropuertos que da gusto pasear por ellos. Esas tiendas de Almacenes y Depósitos Aduaneros S.A. que han operado en régimen de monopolio privado sin que nadie hiciera nada hasta ahora (que por cierto, tras el reciente concurso público, la antigua compañía creada por Franco y en manos de una multinacional italiana desde 1997, se queda con las explotaciones más rentables). Y qué me decís de esos trenes de larga distancia que paran en bonitos pueblos de nuestra geografía. Estos pequeños deleites no tienen precio (literalmente). O los puertos exteriores: infraestructuras tan gordas que nadie se atreve a ponerlas en duda.
Mirad, hace veinte años no había una universidad en Castilla-La Mancha. Hoy en esa comunidad autónoma que nadie pidió pero que hubo que hacer, como otras, para aplacar a quienes estaban en contra del sistema autonómico, puedes estudiar Enfermería en cinco sitios de cuatro campus distintos, Derecho en tres, Medicina en dos,... eso es un avance. Hoy en día producimos más universitarios que nunca, con precios desconocidos para el demandante. En el sistema universitario andaluz, sólo en costes salariales gastamos 1.000 millones de mortadelos. Una comunidad con un 30% de paro. La disonancia cognitiva nos dice que tal vez haya algo que falle: se producen universitarios para trabajar por debajo de su cualificación, no trabajar o trabajar en el extranjero. Eh, pero bien bonitos que son los campus.
La pena son los cinco millones largos de desempleados. Qué le vamos a hacer. Que España tenga un paro propio de un país recién bombardeado por la Luftwaffe es un fenómeno de la naturaleza. Como el Diluvio Universal o Falete. Que precisamente haga falta que la gente trabaje para bajar el gasto público y aumentar los ingresos es un incordio. Que haga falta un capital previo para poner en marcha inversión productiva que ponga a trabajar a la gente es otro incordio. Son mucho más bonitos los cursos de formación o los seguros de desempleo que no llegan a la gente desempleada y sí a quienes no tienen mucho problema para cambiar de empleo. Que ese capital previo lo empleamos en salvar a esos pobres banqueros que se han tenido que comer con patatas nuestra cancerígena banca pública es otro incordio más. Que los análisis internacionales digan que seguiremos con una tasa de paro superior al 20% al acabar la década significa que estamos saliendo de la crisis y que nos tienen manía.
Será eso, que nos tienen manía. El caso es que empiezo a sospechar que en lo que se refiere a nosotros, Occidente ha caído.
Tener diecisiete embajadas españolas en España es triste. Si les sumamos los 44 consulados españoles en España es como para hacer las maletas. Alguno dirá que las Delegaciones del Gobierno y las Subdelegaciones, son instituciones con competencias y sentido. Y en efecto, hay cuestiones de seguridad de las que se encargan estos calientasillas. El caso es que desconozco la justificación técnica por la que de estas cuestiones de seguridad no se pueden encargar los ayuntamientos o enlaces en las Jefaturas de Policía. Cuando aparecen los gobernadores civiles en España, su presencia tenía cierto sentido ya que no había teléfonos. Hoy en día no puedo dejar de pensar que la presencia de estas 61 instituciones -que nos cuestan 300 millones- responden a un capricho político. Sí, casi como la paletada del Rockefeller Center.
Luego están las famosas diputaciones. Ojo, que no seré yo el que diga que no tiene sentido que existan administraciones que echen una mano a ayuntamientos que no tendrían por qué existir. Y que en lugares pésimamente conectados puede que haga falta que alguien monte marquesinas de bus hipercaras. Además, aunque de hacer carreteras ya se encargan las autonomías y el Estado, tampoco quiero que otra administración entremedias no se lleve su pellizco. No soy tan desconsiderado: con algo hay que rellenar los palacios de las diputaciones (¿cuántas diputaciones provinciales hay? ¿En Canarias hay dos diputaciones provinciales? ¿cuál es el valor patrimonial de los palacetes diputacionales?). Pero digo yo que si tenemos un entramado entre Pinto y Valdemoro que nos cuesta 22.000 millones de eypos y estamos de liquidación por rebajas en el país, igual nos tenemos que repensar los caprichos dos veces. No sé, digo yo. Eh, que tampoco quiero que nadie levante los pies del suelo.
Y ya que estamos en el maravilloso capítulo de «cosas que se pueden cambiar en 24 horas sin que nadie note nada, aumentando mucho la recaudación y ahorrando un gasto considerable», podría alguien ver lo de la prostitución y los porros. Que entiendo que haya gente preocupada por la «salud social», pero seamos realistas, quienes están preocupados por la «salud social» no suelen fumar porros porque no pertenecen a ese escabroso y oscuro mundo. Ahí ya están sus hijos: un mundo horrible de trapicheos con droja, delincuencia, daños para la salud y cosas escabrosísimas en el que está el 12% de la población entre los 15 y los 65. Mundo oscuro y desconocido que supone el día a día de millones de personas. Oye, que yo estoy a favor de la guerra contra las drogas, pero también puedo entender que alguien diga que una guerra que no se puede ganar, no es una guerra, y que entonces esa guerra puede tratarse de un mecanismo psicológico de refuerzo que nos recuerde a todos que hay tipos con pistolas y jueces. Que me parece muy bien que esos tipos persigan a quienes trapichean con porros mientras no pueden o no quieren echar un vistazo a las decenas de miles de euros de trapicheo en sustancias legales o a los cientos de miles de euros de evasión fiscal de los últimos años. Pero vamos, que también digo que si en lugar de los pistoleros y los jueces dejamos el tema en manos de malvados inspectores de Hacienda y oscuros agentes de la Seguridad Social, igual, entre lumis y pimientos recaudamos 15.000 millones al año (a lo que se podría sumar el ahorro en gasto penitenciario y de justicia). Que alguien dirá «oye, chaval, que por muy necesitados que estemos de pasta, no vamos a vendernos como hacemos con Eurovegas y la otra paletada espectacular que quieren copiar en Cataluña, eh, que tenemos principios».
Y que sí, que lo de los traductores del Senado es tirar el dinero (350.000 €/año), pero a ver si alguien va a pensar que la asignación a las infantas, su señora madre y su hermano también lo va a ser (500.000 €/año). Y no hablo del Jefe de Estado, que bien barato nos sale. Tan sólo de la señora que le tocó sus partes y de sus hijos, que por algún extraño motivo tienen una asignación pública. Lo de la Familia Real me recuerda a Belén Esteban: una tipa recompensada por tocar sus partes a un torero hace quince años. Es parecido si lo pensáis.
De las teles públicas no hablo, pero no por capricho: cuando ves en la sala de un ministerio ochocientos ejemplares de La Razón, sabes fehacientemente que lo de las teles públicas no tiene remedio. Como lo de la publicidad institucional. Sólo en el Ayuntamiento Madrid, de 2011 a 2013, aumenta esta partida de seis millones a diez. Eh, pero no pasa nada. Lo importante es lo importante y decir que Cáritas y otros están pidiendo a la gente mantas, es demagogia. La gente que disfruta de la publicidad institucional tiene unas manías muy tontas, como no pasar frío en invierno. Ya ves. Qué cosas. ¡Que compren estufas!
Pues ni con estufas, oiga, que una cosa es tener estufa y otra poder pagar la luz. Y vuelta la burra al trigo. ¿Cuánto cuesta el kilowatio hora y por qué? ¿A qué huelen las nubes? Tenemos un sistema de subasta del precio de la electricidad en el que hay oferta y demanda, y por tanto, precio de equilibrio. Suena bien hasta que sabes que el que oferta y el que demanda es el mismo señor (preocupado por la «salud social», subastadores eléctricos que nunca se van a putas y besan en la frente a sus hijos). Bueno, diréis, pero hay leyes para corregir esto. Hay regulaciones y protección al consumidor. El mercado eléctrico es muy curioso. Es uno de esos mercados que exigen más regulaciones. Que nuestros expresidentes del gobierno pasen a ser asesores de la aristocracia eléctrica es sólo una casualidad curiosa.
Hay otro maravilloso capítulo titulado «lo que nos ahorraríamos si en este país alguien cumpliera la ley». Y no hablo de la evasión fiscal sino de la morosidad de la administración pública. Con periodos medios de pago de 163 días y una ley que entra en pleno vigor el año que viene que obliga a la administración a pagar facturas en un plazo máximo de 30 días, dan ganas de
Como ningún problema hay en el precio de los peajes de las autopistas. Hacer una autopista cuesta mucho dinero y hay que pagarlo. Después, hay que pagar el mantenimiento de la infraestructura. Que el precio del peaje sólo sepa subir tan solo muestra a los ignorantes que el coste de mantenimiento es superior a la propia construcción de la autopista. Que la gente es muy malpensada y enseguida dicen que alguien está robando algo a alguien. Esas pobres empresas de infraestructuras, tan incomprendidas ellas, que, con tristeza se ven obligadas a mandar a alguien a Suiza con un maletín día sí y día también.
-¿Te gusta el aeropuerto del abuelo?
-¡Síiiiii!
Otra cosa no, pero de nuestras infraestructuras que todavía debemos y no podemos pagar, podemos estar bien orgullosos. Que sales ahí fuera y las infraestructuras de transporte del resto del mundo son horrorosas. Aeropuertos europeos que son cajas cuadradas de hormigón, con pocas tiendas porque la gente espera poco ya que los aviones salen a su hora. Horrible. O esas autopistas americanas que pueden cambiar el sentido de los carriles y el coste del mísero peaje en tiempo real en función de la demanda. Vaya lío. Nada que ver con lo que tenemos aquí. Aquí tenemos aeropuertos que da gusto pasear por ellos. Esas tiendas de Almacenes y Depósitos Aduaneros S.A. que han operado en régimen de monopolio privado sin que nadie hiciera nada hasta ahora (que por cierto, tras el reciente concurso público, la antigua compañía creada por Franco y en manos de una multinacional italiana desde 1997, se queda con las explotaciones más rentables). Y qué me decís de esos trenes de larga distancia que paran en bonitos pueblos de nuestra geografía. Estos pequeños deleites no tienen precio (literalmente). O los puertos exteriores: infraestructuras tan gordas que nadie se atreve a ponerlas en duda.
Mirad, hace veinte años no había una universidad en Castilla-La Mancha. Hoy en esa comunidad autónoma que nadie pidió pero que hubo que hacer, como otras, para aplacar a quienes estaban en contra del sistema autonómico, puedes estudiar Enfermería en cinco sitios de cuatro campus distintos, Derecho en tres, Medicina en dos,... eso es un avance. Hoy en día producimos más universitarios que nunca, con precios desconocidos para el demandante. En el sistema universitario andaluz, sólo en costes salariales gastamos 1.000 millones de mortadelos. Una comunidad con un 30% de paro. La disonancia cognitiva nos dice que tal vez haya algo que falle: se producen universitarios para trabajar por debajo de su cualificación, no trabajar o trabajar en el extranjero. Eh, pero bien bonitos que son los campus.
La pena son los cinco millones largos de desempleados. Qué le vamos a hacer. Que España tenga un paro propio de un país recién bombardeado por la Luftwaffe es un fenómeno de la naturaleza. Como el Diluvio Universal o Falete. Que precisamente haga falta que la gente trabaje para bajar el gasto público y aumentar los ingresos es un incordio. Que haga falta un capital previo para poner en marcha inversión productiva que ponga a trabajar a la gente es otro incordio. Son mucho más bonitos los cursos de formación o los seguros de desempleo que no llegan a la gente desempleada y sí a quienes no tienen mucho problema para cambiar de empleo. Que ese capital previo lo empleamos en salvar a esos pobres banqueros que se han tenido que comer con patatas nuestra cancerígena banca pública es otro incordio más. Que los análisis internacionales digan que seguiremos con una tasa de paro superior al 20% al acabar la década significa que estamos saliendo de la crisis y que nos tienen manía.
Será eso, que nos tienen manía. El caso es que empiezo a sospechar que en lo que se refiere a nosotros, Occidente ha caído.
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