Sobre el vídeo racista de la UE

Una de las cosas que los unioneuropeístas echan de menos es el asunto relacionado con su "lugar en el mundo".

Resulta cuanto menos curioso que sea la propia UE la que nos recuerde que la debilidad política europea que tanto daño hace a los "ciudadanos europeos", sea quizá proporcionalmente una garantía de libertad para los extracomunitarios. Esta Unión Europea que va acoplando instituciones, eurócratas, reglamentos y directivas y que resulta completamente alienígena para el peatón común, está tan vacía de contenido formal (de contenido material rebosa cual obesidad mórbida) que parece caber cualquier cosa dentro.

El pensamiento hiperdemocrático, que en realidad se traduce por repetir referenda hasta que salga lo que ellos quieren; la política eco-amigable que promueve tirar excesos de producción agroganadera a la basura y los eurodefensores anti-nucleares de la paz universal que jamás mencionan que al menos dos países miembros tienen arsenal nuclear; son los ingredientes de este pastelón azucarado de buenrollismo y terrible pasión por la tiranía.

Así, que a nadie le extrañe que saquen cositas como el siguiente vídeo:

La mujer de amarillo frente al malvado asiático, frente al moraco con cimitarra que ahuyenta las palomas de la paz y frente al afrocaribeño con rastas que da saltos; a la que se unen otras mujeres para encerrar a esos tres camándulas peligrosos y hacerlos desaparecer. Muy poético todo. Vomitivamente nazi, pero poético.

La cagada en cuestión ya ha sido disculpada por los eurócratas correspondientes (algún subcomisario habrá aparecido delante de la tele compungido). Y es que como nadie sabe de qué va la UE, aquí cabe cualquier cosa, luego, los medios, se encargan de ir decantando el sustrato a favor de una u otra corriente de opinión, pero nada fuera de la eutaxia propia del sistema que empuja al ostracismo cualquier idea ajena al "proyecto". Los del Río como perfectos "ciudadanos europeos".

Desde la caída del Imperio del Mal, la UE no tiene ningún objetivo con el que crear conciencia de comunidad. No es que no haya ingredientes, ojo, ahí están Roma, la Iglesia y España, por citar algo; mas parece que cualquier evocación histórica -el pasado común crea comunidad-, es ocultada por un fervor filopresentista -"lo que hay es lo que ves"-, así que se intenta crear un pastiche que solo vemos puesto en práctica en los controles de los aeropuertos. Ah, y en la moneda común, que ni siquiera es la moneda propia de la UE, tan solo de algunos de sus miembros.

Y la ponzoña que acecha en el fango, de vez en cuando sale a la superficie y viene a recordarnos por qué la laberíntica Unión Europea tal cual está diseñada carece de sentido. Este es el gran elefante en la sala presente pero ignorado cada vez que hablamos del futuro europeo. A mi me resulta impensable no tener un debate sincero en, al menos, los siguientes términos: ¿unión política? Fórmese pues un gobierno europeo, sobre una ciudadanía europea bajo una ley europea. ¿Soberanía de los estados? Acuérdense entonces tratados multilaterales y evitemos la eurocracia.

En cristiano: ¿estamos a setas o a Rolex?