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Edimburgo |
Destacan las diferencias: en Reino Unido, los tres grandes partidos son unionistas y lo tienen muy claro. En 1998 propusieron una descentralización que no puede ni mirar a la suela del zapato a las actuales competencias de Extremadura, por ejemplo, una comunidad española, como otras, a la que solo le falta pedir el ingreso en la ONU y acuñar moneda. Por contra, en España, los dos grandes partidos no son ni unionistas ni separatistas. En esta cuestión chapotean en la sopa de la conveniencia política inmediata. Así, no tienen reparos en decir una cosa en Castilla, la contraria en Galicia, y ni lo uno ni lo otro en las Vascongadas. Otra diferencia estriba en su propia historia: en el siglo XVII, el rey escocés hereda la corona inglesa y une ambas coronas. El proceso acabaría 104 años después en el Acta de Unión, por el que se crea el Reino de Gran Bretaña. Por contra, aquí, antes de nuestra historia constitucional, ya había un estado unitario consolidado, con amplias mercedes y fueros, sí, pero esto en ningún caso puede interpretarse como orientación política sino como privilegios medievales. Otro tema es que en España, los privilegios medievales dicten la política inmediata. Qué listos somos.
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Londres |
Pero, como dije antes, también hay similitudes: yo las veo en la actitud de los nacionalistas. Tanto allí como aquí, los nacionalistas o independentistas no buscan en ningún caso la independencia -acabáramos-, sino que buscan un régimen conocido como independentismo o nacionalismo. Esto es, un chiringuito en el que colocar a parientes, consumir sustancias y erigir estatuas todo a cargo de la cosa pública. Una nacioncita de la señorita Pepis que envía a soldados a Afganistán bajo otra bandera, que es irresponsable de su deuda "nacional" y que en definitiva quiere vivir a costa de otros, estableciendo un régimen de apartheid cultural mediante política de subvenciones, pero todo ello muy cutre y salchichero. Muy paleto.
3 comentarios:
El hecho de que el PM diga lo que va a hacer no significa que vaya a cumplirlo... no digo más :)
Yo me fío más de la palabra pública del PM británico que de la del presidente español. Soy así.
Canis lamis carallorum est, que en latín quiere decir que cada can lama o seu propio carallo.
¿Aceptarían los ingleses un cambio de Edimburgo por Gibraltar? ¿Y por Corme (porto)?
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