domingo, 29 de enero de 2012

Diputación provincial hereditaria

¿A qué estamos jugando? ¿Desde cuándo un cargo público es patrimonio de una persona o una familia? Aparte de Su Majestad, que apearlo de ahí costará lo suyo, el resto de cargos públicos no deben imitar modos aristocráticos. Me parece que cae de cajón.

José Luis Baltar propone a su hijo para sucederle en el cargo y todo el PP de Orense está de acuerdo con presentar únicamente ese nombre. Manuel Baltar ni siquiera era diputado provincial y han tenido que hacer piruetas para meterlo ahí.

Después de 22 años de uso patrimonial de la presidencia de la diputación orensana, el hijo del anterior cacique le sucede. Por más que lo repito, no me entra en la cabeza. Aunque Manuel Baltar fuera la mente más preclara de la historia, por decencia política y moral, debería rechazar cualquier intento de sucesión. ¿En qué piensan, en trincar o en servir? Porque si pensaran en realizar una labor de servicio público, cualquier miembro del PP en la diputación, podría valer para ser el siguiente presidente. Si la cosa queda en familia es que no hay un programa político o de gestión, sino intereses espurios.

Me parece todo una broma de mal gusto. Una bofetada a quienes creemos que el servicio público es una vocación que responde a la ejecución de un programa político asentado sobre una serie de principios y valores.

Pero aquí los responsables no solo son los Corleones y el PP, la oposición (PSOE y BNG) se comportan de forma inoperante. Tenemos oposición en las instituciones para que se audite y controle al poder, no para ser meras comparsas con la boquita pequeñita y la puntita nada más. A esta oposición la vota la misma gente que al PP orensano, lo sé. En última instancia, es el triunfo del servilismo y el caciquismo acomodaticio, el responsable de que se escupa sobre el proceso político.

¡Qué vergüenza! 

Entiendo que es muy cómodo y racional para los paisaniños, votar a quien te arregla una farola en tres días porque conoce a un ñapas que lo hace por dos duros. Si la farola tuviera que esperar a todo el proceso burocrático para ser arreglada, todavía se usarían candelas.

De ahí viene la práctica caciquil tan a fuego grabada en el rural gallego. Para acabar con esto, hay que meterse a cambiar el proceso de toma de decisiones y la manera de ejecutar los presupuestos públicos. Es decir, también culpo a unos señores de Madrid medio calvos y muy serios que tendrán pensiones de lujo a cargo del presupuesto público. ¡Estáis arreglando el país, fieras! ¡Olé vuestros huevos toreros!

Mangantes, chorizos, pudrecolchones, caciques, analfabetos,.. la sal de la tierra. Es muy triste ver que toda la capacidad que tenemos de hacer grandes cosas, se va por el sumidero. Es descorazonador comprobar que cambiar estas cosas, requiere hacerlo desde dentro.

Un sistema basado en el intercambio de favores, en la seguridad de un sueldo público, en el uso del poder... son este tipo de cosas las que me hacen partidario de defender la reducción del gobierno en sus atribuciones. El sector privado no puede permitirse el lujo de cometer tantos errores y pérdidas de eficiencia. Y sobre el sector privado siempre flotarían los tribunales de justicia. Pero en el caso de la cosa pública, quienes hacen las leyes forman parte de la misma ciénaga que esconde todas estas irregularidades morales.

Se están cargando el país. Poco a poco. Todos de alguna forma, atrapados como estamos, somos cooperadores necesarios. Pero el país no es una entelequia ni un concepto, el país son familias, empresas, proyectos e ilusiones. El país es donde crecerán nuestros hijos y nietos. ¿Les vamos a obligar a ser tan pacatos como nosotros? Me parece terrible.

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1 comentario:

Elentir dijo...

Tiene gracia: he visto tu entrada en la Red Liberal, donde no se ve de qué diputación hablas, pero me imaginé al momento que hablabas de la de Orense. ¡Y bingo! Lo de Baltar es una absoluta vergüenza, tienes razón. Caciquismo a la vieja usanza. Y el PP lo ha consentido hasta ahora porque ese señor dirige el llamado "clan de la boina" y mangonea al partido como le da la gana. Se da la circunstancia, por cierto, de que Baltar dirige el ala más filonacionalista del PP. En fin, que le sigan dando alas a este tipo y tendrán a un Artur Mas a la gallega pero, eso sí, con monarquía hereditaria y todo...