jueves, 27 de octubre de 2011

Unas elecciones en la UVI

El BOE publica las listas definitivas de las candidaturas a las que nos van a dejar votar. En La Coruña -circunscripción de mi interés- se han cargado a dos listas: la de Hartos.org y la del Partido Comunista de los Pueblos de España. En otras circunscripciones el caso ha sido todavía más sangrante. En Madrid por ejemplo, de veintiséis presentadas se cargaron once. En Barcelona de veinte iniciales se cargaron ocho.

Sorprende que dejen presentarse a quienes consideran "brazo político" de una organización terrorista y no a otros. Las excusas que ponen -que el censo se emplea con fines comerciales- y la forma en que han "comprobado" los avales -mediante muestreo aleatorio- nos da la medida exacta de la importancia que merecemos los ciudadanos-súbditos de este país enfermo. De este sistema que agoniza.

El tema del paro y de la economía en general, podemos convenir que es el más urgente problema a resolver. Pero no olvidemos que la calidad democrática y el calado moral de la práctica política, es el tema más importante a resolver. Si siguen mandando quienes son los más interesados en que la cosa no cambie, la cosa, sencillamente, no cambiará.

Así las cosas, que a nadie le sorprenda que la fractura entre quienes manejan el poder y quienes los sufrimos se haga cada día más grande. La disminución de confianza en la democracia representativa hace aguas entre nuestra clase política. De una forma más sutil que nuestra economía, quizás. Pero las consecuencias de no ponerle remedio son inimaginablemente más graves.

En el caso más grave de caída del sistema económico, habrá que ser más pobres. Todos. Pero existen las herramientas para volver a levantarnos en menos de diez años (ejemplo: los países tercermundistas socialistas de Europa oriental).

Pero en caso de que caiga la democracia, carecemos de herramientas que nos saquen del agujero.

Y ojo, que si cae la democracia, el sistema económico también se verá afectado.

Que se presenten todos

Un sistema en el que el cargo electo responda ante su distrito electoral. Y cuyo distrito electoral -según el caso, un porcentaje representativo- pueda elevar peticiones u obligar a una revocación de su cargo sería la solución ideal. Así, se podrían presentar agrupaciones electorales -en partidos- pero esto no sería imprescindible. Y además, se conseguiría que cualquier persona se pudiera presentar. Intuyo problemas en el reglamento del parlamento, pero me consta que el problema de la representatividad ha sido discutido -y está siendo discutido- por gente mucho más preparada en el tema que yo.

Espero que los enemigos de la democracia -representativa, política- que a partir del 21N sienten sus posaderas en los sitios que nosotros les digamos, tengan presente que los tiempos están cambiando. Un anuncio de compresas o una parida que suelten Los del Río cada vez hará menor efecto.

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2 comentarios:

Ricky Mango dijo...

La democracia en España no puede caer, porque es una realidad tan real como una radio a pedales. Hay una pandilla de gangsters que se han instalado en las Cortes y unas pandillas de acólitos repartidos por el Tribunal Supremo y Constitucional. El resto del país, los borregos, se dedican a mirar Tele 5.

Pablo Otero dijo...

Le podemos seguir llamando democracia pero...