Paradigmático es el caso de Dixieland, también llamado el "Solid South" o “Deep South”, donde, tras perder la guerra y con asambleas legítimamente constituidas, utilizaron la fuerza de la ley una y otra vez para impedir que la población negra pudiera ejercer sus legítimos derechos políticos.
Estos derechos se suponían garantizados por enmiendas constitucionales: la Cláusula de Protección Igualitaria y la del Debido Proceso (enmienda XIV) y el derecho a voto de los negros (enmienda XV). A partir de 1868-70 los negros tenían sus derechos protegidos por la propia fuerza de la ley suprema. Aún así, las legislaturas estatales sureñas, aprobaban una y otra vez legislación discriminatoria y protagonizaban demandas frente al Tribunal Supremo, que, -sin tener un registro de sentencias a favor de los negros muy loable-, tumbaba esas leyes hasta la próxima ocasión.
El refinamiento de la discriminación racial fue tal que numerosos estados no tenían una pizca de discriminación en sus textos legales. La aplicación de la ley era harina de otro costal.
Antes de que las fuerzas de ocupación abandonaran los estados del Sur (c. 1870), los estados ya estaban tumbando la legislación de tiempos de guerra (aprobada por negros y blancos de la minoría republicana en asambleas protegidas por soldados yanquis). El objetivo era impedir a los negros votar (pese a la enmienda XV), sin voto, los negros carecerían de todo derecho político.
Como ya dije, toda norma tumbada por la Corte Suprema, era reescrita y vuelta a aprobar. La aplicación práctica apenas variaba. Veamos algunos ejemplos:
El poll tax consistió en el pago de una tasa a la hora de depositar el voto o un pago previo para tener permiso para votar. Una cantidad testimonial que no llamara la atención -uno o dos dólares- con el pretexto de pagar con los gastos de la organización de la jornada electoral. Pues bien, esta cantidad ya era suficiente para desmotivar a la población negra de votar. El peligro de que por este medio pudieran resultar algunos blancos privados de voto, se obviaba, sencillamente, con el olvido de la mesa o tribunal electoral de exigir a éstos el recibo del pago del impuesto. Hasta antes de ayer Alabama, Arkansas, Carolina del Norte, Mississipí, Tennessee, Texas y Virginia aplicaban la poll tax. Sus respectivos senadores demócratas tumbaban inexorablemente cualquier propuesta republicana (y demócrata del norte) en forma de anti-poll-tax bill.
Otro método más ingenioso si cabe fue la understanding clause. Consiste en demostrar ante las preguntas de la mesa electoral, que se entiende un artículo de la Constitución o -como en el caso de Alabama a partir de 1946-, cualquier ley del estado. Es decir, demostrar el conocimiento de los principios básicos del Derecho Constitucional ante cuatro rednecks. ¡Ahí es nada! Como quedaba a juicio de la mesa el pasar o no el test y el hacer o no la pregunta, daba la casualidad que sólo preguntaban a los negros que se atrevían a pasear ante la urna. Claro: suspendían todos a juicio de tan justo tribunal.
Otro era el good character test, según el cual los votantes deben demostrar su “buen carácter” ante la mesa electoral, tiene la misma finalidad y se administra del mismo modo
El método más original bien pudiera ser la grandfather clause. Eximía de toda restricción en el sufragio a todos aquellos que hubieran votado antes de la Guerra de Secesión y a sus descendientes legítimos. Esta cláusula impediría votar a los negros no sólo en todo el sur, sino en casi todo el norte.
La falta de voto negro en el sur provocó que prácticamente no existiera un sistema dual de partidos ante las abrumadoras mayorías de los blancos demócratas, al mismo tiempo convirtió en muchas ocasiones las mayorías demócratas en el Congreso en inoperantes (do-nothing Congress, en frase atribuida al presidente Truman), por las profundas discrepancias de los senadores representantes del Sur con sus correligionarios del resto del país.
Sorprendentemente este perfil bajo que tuvo el Congreso -Cámara y Senado- ayudó a construir el mito de la “presidencia imperial” tan magníficamente explotado por las presidencias de ambos partidos. Claro que este es un tema sobre el oportunismo político que excede los propósitos de esta entrada.
No quedo contento con rematar aquí estos métodos de discriminación racial. Algunos de los sindicatos más poderosos de mediados del siglo XX en Estados Unidos, grandes correas de transmisión de la mejora de las condiciones de trabajo y de los salarios, como el Brotherhood of Locomotive Firemen and Enginemen, prohibían expresamente la admisión de negros, mexicanos e indios americanos entre sus filas. Este sindicato y otros como el Order Of Railway Conductors And Brakemen Records, tuvieron enorme relevancia hasta a época del movimiento de los derechos civiles. Teniendo en cuenta que estos sindicatos de nombres que me recuerdan a hermandades del KKK tuvieron un destacado protagonismo en las purgas de comunistas de finales de los 40, es sencillo hacer una relación de ideas que excede los propósitos de esta entrada.
Claro que no todos estos sindicatos discriminaban de forma tan evidente. Copiando el espíritu de la legislación sudista, sus normas no fueron discriminatorias, pero sí lo fue su aplicación. Por ejemplo, fue común que a los negros de los grandes sindicatos industriales se les incluyera en un apartado de auxiliary locals para que tomaran sus decisiones por separado y así evitar la mezcla.
La Noble and Holy Order of the Knights of Labor -¡toma!- dio lugar en 1886 a la American Federation of Labor una de las federaciones mayoritarias de sindicatos de diversas ramas productivas. No deja de ser significativo el que ante la convención del año 1941 fuera presentado un proyecto de resolución en el que se declaraba que las auxiliary locals ya mencionadas, concebidas supuestamente para dar a los negros acceso a la sindicación, se habían convertido en medios para mantenerle fuera de ella, y se pedía a los sindicatos afiliados que las suprimieran; y que la resolución fuera rechazada.
He hablado de normas y leyes no discriminatorias en su redacción pero sí en su práctica. Al margen de las enmiendas constitucionales ¿qué otra legislación antidiscriminatoria se oponía al oprobio de la discriminación racial? Me fijo en la primera ley antidiscriminatoria por servir de modelo posterior: la Ley contra la discriminación del estado de Nueva York de 1945, aprobada por la mayoría republicana, por cierto. De acuerdo a esa ley, las prácticas ilegales son:
1) En cuanto a los empresarios, negarse a emplear o a arrendar los servicios, despedir o discriminar de cualquier forma en cuanto a los términos, condiciones o remuneración del trabajo contra cualquier trabajador por motivos de raza, religión, color u origen nacional.
2) En cuanto a los sindicatos, excluir o expulsar de sus filas a cualquier individuo o discriminar contra cualquier trabajador, sea o no afiliado, o contra cualquier empresario de cualquier forma, por los indicados motivos de raza, religión, color u origen nacional.
3) En cuanto a las agencias de colocación, imprimir o hacer circular anuncios o publicaciones, usar modelos de instancias y peticiones de trabajo o hacer investigación que sea expresiva, directa o indirectamente, de cualquier especificación, limitación o discriminación basada en raza, religión, color u origen nacional.
4) En cuanto a los tres sujetos comprendidos en los apartados anteriores, despedir, expulsar o de otra forma discriminar contra cualquier persona porque se haya opuesto a las prácticas declaradas ilegales o porque haya sido denunciante de las mismas o intervenido en los procedimientos encaminados a su represión.
5) En cuanto a cualquier persona, ayudar, incitar, encubrir, compeler o forzar a hacer los actos definidos como prácticas ilegales.
Es decir, apuntaban directamente contra empresarios, sindicatos y agencias de colocación. Resulta revelador que los supuestos defensores de una impoluta historia de progresismo igualitario -los sindicatos- sean señalados como origen de buena parte de las discriminaciones habidas. Que luego nos cuenten cuentos.
La aplicación de esta ley se basaba en la actuación de una Comisión del estado que establecía los cauces para evitar la discriminación de forma voluntaria por el demandado y evitando el pleito. En los primeros años se suprimieron de los modelos de solicitud de trabajo las cláusulas raciales, y de los anuncios en prensa aquellas elecciones basadas en la raza (excepto para el servicio doméstico, excluido de esta ley).
Ni qué decir tiene que esta legislación fue imitada, aumentada y mejorada con el efecto de abrir a la población negra las oportunidades de trabajo, de representatividad sindical y de capacidad de elección política. A ellas se les unió un movimiento por los derechos civiles que afectó a todas las capas del país.
Veinticinco años después, la primera generación de negros universitarios se estaba licenciando.
Más:
- Breve historia de los sindicatos en Estados Unidos - Economic History Services
- Racismo: el sucio secreto de los Castro - Nat Hentoff
4 comentarios:
Vamos a ver, este elaborado artículo comete el error de generalizar o al menos (veo yo) de que el sindicalismo es el origen y el gran instigador del racismo en la historia de los USA.
Yo mismo podría hacer un artículo tan extenso y bien elaborado como este para demostrar como las distintas ramas del protestantismo Americano (sobre todo las baptistas sureñas) se encargaron no solo de justificar moralmente el racismo, sino de alentarlo y perpetuarlo. Y si a ello sumamos las matanzas echas en nombre "evangelizar a esos salvajes", la historia del sindicalismo quedaria como una anecdota comparada con la probada historia criminal racista del cristianismo.
Y para los que me vayan a acusar de matacuras/anticatólico/cristiano/ateo intolerante/rojo/pagano/intolerante con los cristianos.
O puestos a refutarme con que gracias al reverendo Martir Luther King y su famosa marcha por los derechos civiles que ayudó a terminar con la segregación racial, todavía no se han dado cuenta de que la gente utiliza la demonización de colectivos para precisamente demonizar la ideología de su contrario.... A eso se le llama "falacia del centro de atención", pues el autor del artículo pretende demonizar (si, otra vez utilizo esa palabra, algún problema oficial? es que no hay otra mejor) a todo un movimiento sin tener en cuenta la historia sindical del resto de los más de 200 países del mundo.
¿Apolítico? Solamente ese seudónimo levanta una ventolera de sospechas.
Mira, en ningún lado dice el autor ni se infiere de lo dicho por él que "el sindicalismo es el origen y el gran instigador del racismo en la historia de los USA. " Lo que expone tranquilamente son datos, reconocidos sólo por quienes respetan la verdad de la historia. Sus opiniones, que son evidentes y seguramente el motivo del artículo, son apenas insinuadas, y ello de manera apenas irónica.
Son, no obstante, tus propios dogmas y creencias los que se ponen en evidencia:
"la probada historia criminal racista del cristianismo."
¿a eso te refieres cuando dices " la gente utiliza la demonización de colectivos para precisamente demonizar la ideología de su contrario"?
Aplícate, a manera de acto de expiación, un baño continuado de honestidad durante 2 años. Si no surte efecto al menos te refrescará.
Saludos al autor del artículo: muy bueno, instructivo y, como vemos, provocador.
Queda claro que los sindicatos contribuyeron de forma decidida a la discriminación racial, hace 100 años eran pocos los que no contribuían a la discriminación (sindicatos, políticos, iglesias, escuelas, etc).
En este artículo hablo de los políticos y de los sindicatos.
Un saludo a ambos.
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