La neblina verde que empieza a surgir sobre el fango está tomando la forma de locomotora de un mercancías que acabará llevándonos a todos por delante. Empezó con pequeños ayuntamientos -que no deberían de existir- y su incapacidad para pagar el recibo de la luz. Hasta cierto punto era gracioso. Ahora son las regiones las que plantean dudas sobre su supervivencia. Nada me impide pensar que en cuestión de meses sea el propio Estado el que toque la campana.
Weird Tales, marzo de 1934. Las portadas precode molan. El de la ventana es Elena Salgado.
Todo el entramado dificultoso de financiación de las administraciones responde a una suerte de alquimia que se pretende todo lo opaca posible. Precisamente para eludir controles. Llegamos hasta a niveles absurdos como que el Estado adeude 243 millones de euros al gobierno regional gallego en concepto de Fondo de Cooperación. Esos millones, se suman a una variación del recorte de ingresos de más de 1.100 millones. Esos 243 millones con los que se contaba ahora, no llegarán -y ni eso es seguro- hasta el presupuesto de 2013. Esto por un lado.
Por otro lado están los anticipos del Estado a la Xunta de los ejercicios 2008 y 2009 que ahora la región tiene que devolver. Como la Xunta no tiene dinero, el ministerio de Economía aceptará que la Xunta pague mediante créditos ICO. Entre el principal y los intereses de la deuda, la Xunta estará pagando del orden de 450 millones de euros al año hasta el 2016 al mismo ministerio que le debe dinero.
Así, estos gastos extraordinarios se suman a los esperables del gasto social. El caso es que los ingresos están en niveles de hace cinco años. Que alguien traiga a un niño de cuatro años para que nos lo explique.
Resumen: tal cual están las cosas, la Xunta está en muy mala situación y cada vez irá a peor, se asuman o no los cambios estructurales y tácticos necesarios (fin de las administraciones redundantes, bonificaciones a la contratación, cambio de régimen del personal funcionario, repago sanitario, cierre de la mitad de los ambulatorios, cierre de todas las bibliotecas, fin del concierto económico con colegios, etc), la situación es la peor imaginable.
Y cónstese que Galicia ha ido cumpliendo los objetivos de déficit del 1,3% del PIB. Ni me quiero imaginar cómo estarán en otras regiones.
Ni mucho menos quiero imaginarme cómo estarán las cuentas del Estado: la abominación de Eldritch cuya mera visión provoca locura.
Hoy empiezan las puñaladas de patio de colegio.
Mañana los boches nos leerán la cartilla.
Y de paso lávese el cuello:
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