domingo, 12 de junio de 2011

Por qué el empresario no es el malo

La mayoría de la gente cree que un convenio es necesario para igualar la cantidad de poder en una negociación. El empresario fascista y malvado tiene la "sartén por el mango" y sin convenios puede "abusar" del pobre trabajador que quiere trabajar por amor a la humanidad en esa despiadada empresa fascista.

Cuando dejamos los mitos a un lado, nos quedamos con los hechos. El empresario contrata para ganar dinero. El trabajador trabaja para ganar dinero. Punto. Ambos persiguen un interés egoísta y tratarán de maximizar su beneficio.

La balanza se desequilibra cuando al empresario no le resulta fácil sustituir a un trabajador por otro (o despedir directamente). Él sabrá si necesita a más gente o no. En ningún caso esta decisión puede provenir de un amor infinito a la humanidad. Ciertamente aquí tiene más poder el empresario ya que depende de él la decisión de contratar. Un trabajador no puede entrar en una empresa y ser contratado contra la voluntad del empresario. Aunque mucho hijo de la Pasionaria fantasee con esa idea.

Por el otro lado, un trabajador sí puede dejar de trabajar cuando quiera (en teoría). Si alguien es imprescindible en una empresa, tiene más poder. Sin embargo si alguien hace un trabajo que puede desempeñar un simio adiestrado o un robot, entonces que no aspire a hacer valer sus derechos infinitos. Amenazar con irse no tendrá valor.

Esto nos lleva a convenir que el convenio existe para proteger a los trabajadores más inútiles. La única forma en que pueden garantizarse un trabajo más seguro estos trabajadores es bajando lo que les cuesta a los empresarios. Esto no quiere decir que les tengan que bajar el sueldo. Se puede reducir el coste bajando la cotización y manteniendo el salario (¡e incluso subiendo el salario!)... al menos en teoría.

Y es que amigos, el elefante en la sala del tema empresario-trabajador es un tercer participante. Esa carabina que es la Seguridad Social.

Creo que el problema laboral español no tendrá arreglo hasta que realmente la gente tenga constancia de que las cotizaciones de hoy, pagan las pensiones de hoy. Tan solo interiorizar y asumir esta idea hace que cualquier persona sepa que no dejará de ir a peor.

Todo lo más que se puede hacer mientras se retrasa el establecimiento de un sistema de capitalización individual es mantener las cotizaciones a la SS bajando los costes laborales. Esto es, bajar los sueldos. El sistema de pensiones no puede asumir que bajen sus ingresos (porque cada vez gasta más). Cuando el empresario tiene que decidir a quién pagar antes entre SS y trabajador, el trabajador no puede competir contra la SS.

El trabajador no debe discutir sólo con el empresario, también debe tener en cuenta lo que le cuesta la SS al empresario. Ah, pero eso la gente se niega a considerarlo. Aquí el que monta o lleva una empresa es el malo de la película. Es decir, el que tiene idea, voluntad, iniciativa y asume los riesgos es el malo.

Estamos apañados.

5 comentarios:

Miguel dijo...

Lo que planteas está muy bien en la teoría. La libertad de contratación y despido llevarían al mercado al equilibrio con lo que cada trabajador cobraria justo lo equivalente al valor que agrega al producto o servicio de la empresa. Pero todos estos planteamientos se caen en el mundo real. En el modelo teórico no hay lugar para los beneficios de las empresas, ni para la información imperfecta, ni para otras muchas cosas que forman la realidad.

Pablo Otero dijo...

No creo que el trabajador deba cobrar justo el valor que agrega. Hay muchos más factores a considerar, estamos de acuerdo.

Teseo dijo...

O sea, que no es un negocio a dos (buenos y malos), sino a tres (bueno, malo y feo o mejor pussies, dicks y assholes). Cada grupo se considera el bueno a si mismo: empresario, obrero y SS (variaciones de tres elementos tomados de dos en dos). En función de lo contento que esten con los impuestos que paga empresario o trabajador, la SS puede ser la mala o la fea. Para la SS, en función del convenio colectivo, el trabajador puede ser malo o feo.

¿San José era empresario o era obrero? ¿Pagaba la SS al Imperio romano o cobraba en negro? Porque sin duda San Jose era de los buenos.

Pablo Otero dijo...

La SS perjudica la contratación, roba al empresario y roba al trabajador.

En más de la mitad de las ocasiones, el empresario suele tener más saca que el trabajador (sobre todo cuando el trabajador no está cualificado por título, valía o experiencia), así que estadísticamente la SS perjudica más al trabajador. En todos los casos perjudica más al más indefenso.

Teseo dijo...

SS=malo. Entonces, variaciones de dos elementos tomados de dos en dos 2x1=2 El empresario solo podría ser feo o bueno.

De todas formas, el trabajador legal y estadísticamente, le chincha más a la SS que el empresario, con sus bajas de maternidad y pensiones. Ah, no. Que la pasta de las pensiones viene de los presupuestos generales, no de la caja de la SS.