lunes, 13 de junio de 2011

Ha nacido una estrella

El viernes hizo calor en Madrid. Un calor húmedo que deja el sabor de los recientes aguaceros. Puki sentía cómo la camiseta de New Order se le pegaba al cuerpo. Se había duchado esa mañana en su casa, pero estar todo el día en la calle le pasaba factura. Peor era la situación en la entrepierna donde sudor y humedad hacían estragos.

Además, aquellos días eran más largos de lo habitual. Cambiar el sistema, reclamar justicia para los desheredados, ser la voz de los sin voz, exigir la mejora de lo público, conseguir que escuchen a quienes nunca son escuchados... son causas justas y vitales que agotan físicamente. Pero la recompensa cada día estaba más cerca. El futuro posible. Derrocar a la tiranía de los mercados. Que por fin haya pan para tanto hambriento. Que por fin dejen tranquilo al tomate en la mata. Algo estaba cambiando, pensó Puki rodeado de gente que hacía apenas unos días no conocía de nada pero que ya eran para él como hermanos en la lucha contra el capital. Puki salió con su pequeño grupo de nuevos amigos de la Puerta del Sol y enfilaron la Carrera de San Jerónimo.

-¡Su Botín, nuestra crisis! -coreaban algunos. Las voces se unían en hermandad hasta ser un grito valiente y osado. Un grito tan fuerte que era capaz de romper las cadenas de la insolidaridad y el egoísmo, auténticos cánceres de la sociedad.

-Es que la sociedad está enferma tío -le comentaba su nuevo amigo Tron. Puki asentía con la cabeza-. El Amancio Ortega, tío, el tío más podrido de pasta de España, ¿no va y le regala a su hija un hipódromo? ¡Un hipódromo! ¿Qué clase de mundo heredarán nuestros hijos?

-¿Pero de qué hijos hablas? -contestó Puki-. Si con la mierda que pagan no vamos a tener hijos en la vida. Se está eternizando una nueva forma de esclavitud en la que muchos miserables hacemos ricos a unos pocos. Yo llevo sin trabajar meses. No hay trabajo para nadie y el que hay es un trabajo basura. Y mientras tanto las multinacionales dando miles de millones de beneficios.

-Es que es justo eso tío. Se llama plutonomía, lo decía el gordo este de la gorra en una peli suya que ahora no me acuerdo cómo se llama. Decía que el gobierno de los ricos, tío, se basaba en el poder económico y que lo único que debían temer los putos ricos es al poder político. Una persona un voto. Les podemos coger de los huevos.

En ese momento pasaban delante de las grilleras de la Policía Nacional aparcadas ante el Congreso.

La multitud, llena de vida se arrancó con el "si tienes un hijo subnormal, no lo trates mal, hazlo policía nacional".

Otro cántico lleno de vida, ilusión y esperanza de un mañana mejor, se elevó entre la multitud:

-¡Que no! ¡Que no! ¡Que no nos representan! ¡Que no!

Puki, Tron y el resto, se dejaron la voz con los demás compañeros. Siguieron andando hacia Neptuno. Una marea humana de voluntad inquebrantable. Un auténtico grito contra la usura, el capital y todos los que obtenían beneficios a costa de los demás. Tron continuó hablando:

-En serio, párate a pensar, tío, ¿para qué quiere un tío ocho ferraris? A ver, que los ferraris molan, ojo, ¡pero ocho! ¿Un coche te abraza, te da cariño, te reporta algo? Cano, Corcóstegui, Francisco Verdú... todos esos cabrones que están cobrando millonadas. Como si fueran futbolistas. Es más, tío, incluso los futbolistas, con los sueldos que cobran nos están insultando. Es insostenible.

-Y no te olvides que de paso se están cargando el planeta -apostilló Puki, muy concienciado con Gaia.

-¡Eso es tío! ¡El diálogo norte-sur emula las desigualdades patrón-proletario!

Puki notó algo en el bolsillo. El iPhone. Eso sí, un iPhone de segunda mano, liberado en un locutorio de guineanos, que él no era ningún cerdo capitalista explotador consumista. Comprobó que tenía varias llamadas perdidas. Claro, entre tanto jaleo.

-¿Diga...? ¿Cómo...? ¿Es verdad eso...?

-¿Qué pasa tío? ¿Quién te llama? -preguntó con insistencia Tron, tras encenderse un Chesterfield. Puki devolvió el teléfono al bolsillo.

-Nada tío, que me tengo que ir, que a mi madre le ha dado un chungo y no veas qué movida. Tengo que ir a la farmacia y esta noche me quedo con ella en casa. Lo siento muchísimo, de verdad.

-Nada, nada, vete. Que se ponga bien, hermano.

Puki salió corriendo mientras oía a lo lejos cómo Tron cantaba aquella de Kortatu "te espero, en la barricada a las tres, a las puertas de la victoria, al amanecer". Su voz ya se mezclaba con otro cántico del repertorio de combate por los derechos sociales y por otro mundo posible: "a, anti, anticapitalista".

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2 comentarios:

Teseo dijo...

Mira que suerte, a Puki le tocó la primitiva y dejó a Tron y a todo el botellón cantando el rollo de Kortatu. Ahora ya puede pagarse una camiseta limpia de 30 eurazos con la foto de ese señor de Bastiagueiro.

No se puede caminar a Neptuno. Supongo que irían volando o nadando.

Pablo Otero dijo...

La fuente, no el planeta.