miércoles, 16 de marzo de 2011

La no tan terrible fisión nuclear

La fisión nuclear realizada en los reactores de centrales nucleares como la de Garoña o Fukushima es un complejo proceso por el que se bombardean con neutrones núcleos de Uranio-235.

Un neutrón que choca contra el núcleo del U-235 produce una reacción exotérmica por la que se rompe el núcleo atómico y resultan otros isótopos (dependientes de la probabilidad, ya que no son siempre los mismos), varios neutrones (de dos a siete, que a su vez chocarán con otros núcleos de U-235 en lo que se llama reacción en cadena) y energía en forma de radiación ionizante.

El producto de la fisión nuclear en una central nuclear:
Tracy Caldwell-Dyson mirando la Tierra desde la ISS

Neutrones: Son partículas de carga neutra que forman parte de todos los núcleos atómicos. Cuando inciden de forma correcta en núcleos atómicos (bombardeo), se produce la división del átomo.

Isótopos varios: De forma parecida a como ocurre en la naturaleza, se obtienen diferentes subproductos de la división del átomo. Estos subproductos son isótopos que van decayendo (transformándose) en diferentes isótopos (con periodos de vida que van desde muchísimo menos de un segundo hasta muchos años). Estas cadenas de desintegración terminan en isótopos estables (cuya vida media puede ser mayor que la edad del Sistema Solar), por tanto no reactivos.

Radiación ionizante: Cada vez que un núcleo atómico pierde neutrones, emite (irradia) energía. La radiación puede ser alfa, beta positiva, beta negativa o gamma. La exposición a isótopos radiactivos puede afectar a la salud en algunos casos. Constantemente estamos expuestos a radiactividad e incluso comemos alimentos que contienen isótopos radiactivos. Como dijo en el siglo XVI Paracelso, "el veneno está en la dosis".

Controlando la reacción en cadena:

En una central nuclear, la reacción en cadena se produce de forma controlada. Es imposible que esta reacción se vaya de las manos. Se utilizan moderadores que reducen la velocidad de los neutrones (para que puedan fisionar, no nos interesa que se descontrolen, ya que no se produciría energía) e incluso que absorben todos los neutrones sueltos (con lo que se detiene la reacción. Recordemos los muchos sistemas redundantes de parada: es más fácil parar una central que ponerla en marcha).

Los moderadores deben ser materiales no reactivos. Por ejemplo, el carbono de las famosas barras de grafito o el agua pesada (ya está pasada de moda, pero en los albores de la era atómica fue crucial).

El problema

Conocer cómo funcionan los isótopos nos proporciona energía, nos sirve para datar objetos del pasado, esterilizar instrumental quirúrgico, combatir el cáncer, propulsar cualquier objeto, etc. Esa es la parte buena. La mala es que aunque se detenga una reacción de fisión, el combustible debe permanecer eficazmente aislado del exterior. Los subproductos de la reacción son isótopos que emiten radiaciones ionizantes, algunos de los cuales, pueden tardar miles de años en alcanzar un estado estable (normalmente un isótopo del plomo).

La buena noticia es que sabemos cómo aislar estos productos.

Eso sí, no existe la seguridad absoluta. Pero es que nunca existe. Vivir es vivir inseguros. La fantasía de un mundo donde nunca puede pasar nada horrible es una fantasía, una irrealidad. Afortunadamente podemos sobreponernos al miedo y minimizar los riesgos.

El otro problema

El otro problema es el que se refiere a inflar el globo del terror. Si quien expande el terror es un terrorista ¿serán juzgadas por terrorismo las redacciones de los periódicos?

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