sábado, 5 de junio de 2010

Historia del comunismo X: Primavera del 36


 En febrero de 1936 tienen lugar elecciones generales a cortes en la República Española. La campaña electoral caracterizada por la violencia culmina en la impugnación de cientos de actas de diputados, la anulación de las elecciones en varias provincias y todo un proceso del que nunca se llegan a publicar los resultados finales concretos. Tras estas elecciones se producen en España cambios en el escenario de partidos. El principal partido de derechas, la CEDA, perderá militancia en favor del -hasta ese momento- testimonial partido Falange Española de las JONS, que incrementará notablemente su afiliación hasta su ilegalización. En la izquierda, el enfrentamiento partidista tiene lugar sobre todo entre centrales sindicales, manteniendo el PSOE una situación de preponderancia frente a republicanos, nacionalistas y otros partidos comunistas.

«En Madrid y provincias, los elementos extremistas, para favorecer el triunfo de las candidaturas revolucionarias, no repararon en procedimientos ilegales y violentos»
(El Carbayón, Oviedo, 17 febrero 1936)

«—Señores, una cosa es evidente. Aquí no hay más solución que poner a los presos en libertad.
Preguntó entonces el administrador:
—¿Quién asume la responsabilidad de ello?
Yo, como diputada por Asturias.
—Pero hay presos comunes. ¿Qué hacemos con ellos?
Ponerlos también en libertad. Ayer podrían ustedes haber hecho una diferenciación. Hoy, no.
—Tome usted y abra las puertas –dijo el administrador, entregándome un manojo de gruesas llaves.
Las cogí, y sin aguardar a nadie corrí por los pasillos de la cárcel agitando las llaves en alto y gritando ya sin voz, después de tantos ajetreos:
¡Camaradas! ¡Todos a la calle! ¡Todos a la calle!»
(Dolores Ibarruri, Memorias)

El 18 de febrero, dos días después de las elecciones, el presidente del Gobierno decreta el estado de alarma, instaurándose así la censura previa. No pocos oficiales del gobierno, gobernadores, directores de prisiones, comisarios de policía y demás, abandonan sus puestos. Algunos comienzan a huir del país.

El 1 de marzo se aprueba el decreto de readmisión de los trabajadores que tuvieron parte en los sucesos de octubre del 34. Se dan curiosos casos de obreros que regresan a fábricas que ellos mismos incendiaron o a trabajar para patronos que ellos mismos atacaron.

El 3 de marzo se extiende la ocupación de fincas. Solo en Extremadura se habla de la ocupación de 3.000 fincas por parte de 60.000 jornaleros. Sindicatos agrarios empujan a los jornaleros a estas ocupaciones prometiendo un reparto de tierras que nunca se llegará a dar. En zonas sin tanto latifundio, se procede a la ocupación de "hotelitos", chalets particulares. En las ciudades dominan el pistolerismo, los atentados terroristas y las acciones contra bienes de la Iglesia.

Ante la incapacidad voluntaria o no, de hacer cumplir el Código Penal, el gobierno da por válidas las ocupaciones de grandes fincas.

«los señores González Peña y Prieto recomendaron en el mitin de la otra noche moderación. El mismo día aseguraba el órgano de Largo Caballero que tales recomendaciones son peligrosamente inoportunas. Y que estamos en plena guerra civil»
(Región, Oviedo, 1 marzo 1936)

Elementos de derechas e izquierdas comienzan en marzo a atentar contra diputados y altos funcionarios. En muchas ocasiones acaban con la vida de los escoltas. Durante los entierros de las víctimas, se producen más incidentes y el incendio de iglesias o sedes de partidos de derechas.

«En el Puente de Vallecas asaltan el convento de las Hermanas Pastoras, incendiándolo en parte; asaltan el Colegio parroquial y el convento anejo y queman en la calle las imágenes y los muebles; asaltan las iglesias del barrio de Doña Carlota; prenden fuego a la puerta de la iglesia de San Román; intentan incendiar dos conventos en la carretera de Valencia y asaltan un colegio católico. Además son asaltados el domicilio de AP, el Centro Católico, incendian unos almacenes, saquean la casa de un ex teniente alcalde, incendian un tejar y un taller de serrar maderas, el domicilio de un derechista, una tahona, un chalet, dos tiendas de comestibles, una pescadería y una droguería»
Josep Pla, Historia de la Segunda República

«Hoy nos han quemado Yecla: 7 iglesias, 6 casas, todos los centros políticos de derecha, y el Registro de la Propiedad. A media tarde, incendios en Albacete, en Almansa. Ayer, motín y asesinatos en Jumilla. El sábado, Logroño, el viernes Madrid: tres iglesias. El jueves y el miércoles, Vallecas…Han apaleado, en la calle del Caballero de Gracia, a un comandante, vestido de uniforme, que no hacía nada. El Ferrol, a dos oficiales de artillería; en Logroño, acorralaron y encerraron a un general y cuatro oficiales…Lo más oportuno. Creo que van más de doscientos muertos y heridos desde que se formó el Gobierno, y he perdido la cuenta de las poblaciones en que han quemado iglesias y conventos ¡hasta en Alcalá!»
Azaña, 17 de marzo

El 7 de abril el presidente de la República, Alcalá-Zamora, cuyo mandato finalizaba en 1937, es destituido por las Cortes contra el mandato constitucional. Las Cortes, ya fuera del orden constitucional por decisión mayoritaria, se instituyen 'de facto' en Convención y nombran a su presidente, Diego Martínez Barrio, presidente de la República.

El 14 de abril, un desfile militar en Madrid celebra el quinto aniversario de la república.

«Cuando desfilaba ante la Presidencia del Consejo la Guardia Civil, un grupo colocado ante la Presidencia, que había engrosado notablemente, empezó a lanzar el grito característico: «¡U.H.P.!», repetido insistentemente. En aquel momento, y sin que se sepa la causa ni de dónde partieron, sonaron siete u ocho disparos. La confusión con motivo de los disparos y de sus efectos producida entre la gente que allí había fue enorme. El público se desbandó en distintas direcciones; se atropellaron unas a otras las personas que allí se encontraban y arrollaron las sillas que había colocadas en el paseo para presenciar desde ellas el desfile. En medio de toda aquella confusión y desorden, las fuerzas de Asalto y Seguridad que allí se encontraban lograron calmar un poco los ánimos y recoger a cinco o seis personas que habían caído al suelo y daban señales de hallarse gravemente heridas. El primero que fue recogido fue un caballero, al que se trasladó en una de las ambulancias de la Cruz Roja que en aquel momento desfilaban, a la Casa de la Moneda, donde falleció el herido a poco de ingresar. Se trataba de D. Anastasio de los Reyes [oficial de la Guardia Civil].» (ABC, Madrid, 15 abril 1936, pág. 23.)

Durante el entierro del guardia civil, mueren tiroteados un primo de José Antonio y un militante tradicionalista.

«Por todas partes se organizaban grupos de acción, ya que el ambiente era muy tenso y nadie quería que lo tomaran desprevenido. Prieto [Indalecio] también tenía los suyos, dirigidos por Puente, que algunas veces tuvieron que enfrentarse no con los falangistas, sino con los partidarios de Largo Caballero. Los discursos ultraizquierdistas de éste, bajo una campaña de prensa que le llamaba el Lenin español, aumentaban la pasión política dentro del partido socialista, que al dejarse absorber por la lucha interior, llevaban agua al molino de los comunistas, que cada día aumentaban en influencia , a pesar de no tener en la Cortes más que una docena de diputados. Esta misma lucha ayudó también a que las recién unificadas juventudes fueran cayendo en la órbita comunista. Fuera del gobierno, la CNT y los anarquistas, seguían su propia política, declaraban huelgas y combatían en todas partes a la UGT y a los sindicalistas para conseguir el control de la clase obrera, lo que algunas veces adquiría caracteres sangrientos»
Manuel Tagüeña, Testimonio de dos guerras

«España atraviesa en estos instantes dificultades enormes, los mayores que se han presentado a lo largo de su vida. Sin entrar en investigaciones de un pretérito lejano, queriendo solamente evocar la historia de España, en aquella parte que hemos vivido los hombres de esta generación, no hay hipérbole alguna al afirmar que los españoles de hoy no hemos sido testigos jamás ¡jamás!, de un panorama tan trágico, de un desquiciamiento como el que España ofrece en estos momentos. Si mi voz se oye fuera de aquí, diré para vosotros y para quienes estando fuera de aquí, reciban el eco palpitante de mis palabras: ¡Basta ya! ¡Basta ya! Sabéis por qué? Porque en esos desmanes, cuya explicación os he dado no veo signo alguno de fortaleza revolucionaria. Si lo viera, quizá lo exaltase…La convulsión de una revolución, con un resultado u otro, lo puede soportar un país; lo que no puede soportar un país es la sangría constante del desorden público sin finalidad revolucionaria inmediata.»
(Indalecio Prieto, 1º de mayo del 36).

El 10 de mayo, la Convención elige a Manuel Azaña presidente de la República. Azaña nombra al coruñés Casares Quiroga presidente del Gobierno.

«Cuando el Frente Popular se derrumbe, como se derrumbará sin duda, el triunfo del proletariado será indiscutible. Entonces estableceremos la dictadura del proletariado»
Largo Caballero, 24 de mayo

El 16 de junio tiene lugar sesión plenaria en la Convención. Se conservan los diarios de sesiones.

«Iglesias totalmente destruidas, 160; asaltos de templos, incendios sofocados, destrozos e intentos de asalto, 251; muertos, 269; heridos de diferente gravedad, 1.287; agresiones personales frustradas o cuyas consecuencia no constan, 215; atracos consumados, 138; tentativas de atraco, 23; centros particulares y políticos destruidos, 69; ídem asaltados, 312; huelgas generales, 113; huelgas parciales, 228, periódicos totalmente destruidos, 10; asaltos a periódicos, intentos de asalto y destrozos, 33; bombas y petardos explotados, 146; recogidas sin estallar, 78...»
Gil-Robles

«Insisto: si algo pudiera ocurrir a S.S. será el responsable con toda responsabilidad»
 Dirigiéndose a Calvo-Sotelo, el presidente del Gobierno, Casares Quiroga.

«Bien, señor Casares Quiroga. Me doy por notificado de la amenaza de S.S. Me ha convertido S.S. en sujeto, y por tanto no sólo activo, sino pasivo, de las responsabilidades que puedan nacer de no sé qué hechos. Bien, Sr. Casares Quiroga. Lo repito, mis espaldas son anchas; yo acepto con gusto y no desdeño ninguna de las responsabilidades que se puedan derivar de actos que yo realice, y las responsabilidades ajenas, si son para bien de mi patria (exclamaciones) y para gloria de España las acepto también. ¡Pues no faltaba más! Yo digo lo que Santo Domingo de Silos contestó a un rey castellano: Señor, la vida podéis quitarme, pero más no podéis. Y es preferible morir con gloria a vivir con vilipendio.» (Diario de Sesiones, 16 junio 1936, pág. 1405.)

El 23 de junio el general Franco envía una carta al ministro de la guerra, el presidente Casares Quiroga. Éste no la responde.

Los preparativos de un golpe militar se llevan gestando semanas y es ya un secreto a voces.

El 1 de julio vuelve a haber sesión plenaria. Dice el diputado socialista Galarza:

«Pues bien, yo digo una cosa, lo digo bajo mi exclusiva responsabilidad: mi partido, las organizaciones obreras que siguen a mi partido, han condenado siempre la violencia individual; la condenaron siempre. ¡Ah!, pero yo proclamo una cosa: la violencia…(el final de la frase no se consigna por orden del Sr. Presidente. –Aplausos. –Rumores).
El Sr. Presidente: La violencia, Sr. Galarza, no es legítima en ningún momento ni en ningún sitio; pero si en alguna parte esa ilegitimidad sube de punto es aquí. Desde aquí, desde el Parlamento, no se puede aconsejar la violencia. Las palabras de S.S., en lo que a eso respecta, no constarán en el Diario de Sesiones.
El Sr. Galarza: Yo me someto, desde luego, a la decisión de la Presidencia, porque es mi deber, por el respeto que le debo. Ahora, esas palabras, que en el Diario de Sesiones no figurarán, el país las conocerá, y nos dirá a todos si es legítima o no la violencia. (Rumores. –El Sr. Presidente agita la campanilla reclamando orden).»
(Diario de Sesiones, 1 julio 1936, pág. 1795.)

Galarza llegó a ministro bajo el gobierno de Largo Caballero, también político del PSOE, el "Lenin español".

El 12 de julio asesinan a tiros al teniente de Asalto José Castillo, el atentado se atribuye actualmente a un militante falangista.

La noche siguiente, guardias de asalto capturan a Calvo-Sotelo y en la camioneta donde lo secuestran le pegan dos tiros en la nuca. En este caso no hay dudas de la autoría: Victoriano Cuenca.

El 17 de julio se subleva la guarnición militar de Melilla. Empieza la, por el momento y crucemos los dedos, última guerra civil española.

Más:

3 comentarios:

Teseo dijo...

La numero 33, supongo.

Pa que veas lo que leen por ahi fuera, en la Perfida Albion, fundamentalmente:

- The Spanish Civil War - A Very Short Introduction - (Helen Graham) Oxford University Press 2005.
Con dedicatoria de un tal Paul Preston.

Claro que a ti, despues de leerlo, igual te da una epistaxis.

Pablo Otero dijo...

Accordingly, this book examines Spanish participation in European resistance movements during World War II and also the ongoing civil war waged politically, economically, judicially and culturally inside Spain by Francoism after its military victory in 1939. History writing itself became a battleground and the book charts the Franco regime's attempt to appropriate the past. It also indicates its ultimate failure - as evident in new writings on the war and, above all, in the return of Republican memory now occurring in Spain during the opening years of the twenty-first century.

No creo que lo lea, no me interesa mucho el tema.

Sr. IA dijo...

Una muy documentada entrada, Pablo. Enhorabuena.