martes, 1 de junio de 2010

El paradigma

Paradigma viene del griego. Como casi todo. Si hablamos del Paradigma, como tema, en mayúsculas, yo lo definiría como "la idea que tenemos acerca de algo de lo que nunca hemos oído hablar". ¿Puede venir una idea de la nada, del vacío? No, pero todo lo que nos rodea y nuestra propia historia personal nos mete en un paradigma. Y no lo notamos.


Es este tipo de cosas invisibles, inapreciables, que contra nuestra voluntad nos limitan a un pensamiento preconfigurado, previsible y por tanto controlable. Si nuestro pensamiento es previsible, nuestra acción también. A no ser que hagamos cosas sin pensar, lo que sería bastante divertido.

Por tanto: ideas que están en el aire, ideas preconcebidas y reacciones que suscitan estas ideas. Por ejemplo: pensar que un policía está para ayudarte y protegerte. Un agente de policía es un tipo que un día hizo unas cuantas flexiones, se fue a Ávila nueve meses y ahora da paseos por tu ciudad armado. Ni por un momento la gente se plantea que ese tipo está en mejor condición para delinquir que cualquier otro y que su único afán es ganarse un sueldo y hacer lo que otros tipos -que ni siquiera hicieron flexiones- les mandan. Ante este pensamiento, a su vez, existen ideas preconcebidas: por ejemplo, los tipos que dan órdenes a la policía tienen oscuros intereses. Lo más probable es que esto no sea cierto, ya que la gente, por mucho que digan, solo aspira a obtener el máximo beneficio en el menor tiempo posible.

El Paradigma por excelencia es el dinero. Entiendo que el dinero es mejor que el trueque, pero una cosa es recibir dinero por arreglar una muela y con ese dinero comprar cuatrocientos kilos de patatas y otra muy distinta es que A apueste el dinero que se supone que B tendrá en el futuro con C a que D tenga en el futuro tanto dinero. Ante este ejemplo surgen dos paradigmas: A y C son unos ladrones malvados y manipuladores o bien A y C se limitan a hacer lo que en el marco legal vigente pueden, para obtener el máximo beneficio en el menor tiempo posible. Sobra decir que A y C defienden el marco legal vigente y B y D lo ignoran o no lo entienden.

El beneficio no tiene por qué ser monetario. Puede ser reconocimiento social en una fiesta de un diseñador gay, un ascenso militar o una buena comilona. Todos estos ejemplos, creo que están conectados por las ideas de "beneficio" y "tiempo".

¿Y si hubiera solo un paradigma, el de obtener el máximo beneficio en el menor tiempo posible? ¿Cómo sería un paradigma diferente? Un paradigma diferente debería cambiar las ideas "beneficio" y "tiempo". Quizás sea posible vivir esperando un beneficio a largo plazo u obteniendo algo que no sea un beneficio a corto. Como todos actuamos en función de recompensas, no digo que no deba haber recompensas, sino que quizás estemos fallando en identificarlas.


Dándole la vuelta la razonamiento, podría decir que esto mismo que he escrito responde a un paradigma no identificado. Qué duro se hace vivir en estos días en los que no puedes estar seguro de nada, donde el pensamiento original brilla por su escasez, donde todo puede ser cuestionado y dado la vuelta. ¿A qué aferrarnos? La respuesta la sabemos, pero ¿por qué aferrarnos a algo? ¿Por qué no dejar todo fluir y que luego cada uno se las componga con San Pedro?

Mejor aún, ¿por qué darle la vuelta al razonamiento?

1 comentario:

Teseo dijo...

No entiendo nada de la paradoja esa. Pero la primera foto ilustra perfectamente el contenido.

Seguro que la chica no es palestina.