sábado, 6 de marzo de 2010

Viva la vida

Todo está preparado para las manifestaciones de mañana domingo 7 de marzo. Manifestaciones dirigidas a aumentar la sensibilidad con el tema del aborto ahora que el parlamento español acaba de aprobar una nueva ley.
Entiendo que esta nueva ley va encaminada hacia donde no debe ir una ley. Me gustaría que las instituciones promovieran otro tipo de políticas al respecto, en las que se primen las facilidades para dar a luz antes que las facilidades para abortar.

La banalización de la vida que se promueve con la alegría de facilitar el aborto, es un error. Un error que cuesta vidas humanas. Un error que hace de nuestra sociedad y nuestro país un lugar más oscuro.

Me gustaría aludir a todas aquellas personas que trabajan por las alternativas al aborto. Asociaciones, parroquias, médicos, etc. Son personas anónimas las que, pese al gobierno, cumplen una función importantísima al transmitir un mensaje de esperanza.

El aborto no es algo deseable, no es algo bueno. Sirva la perogrullada para evidenciar el rumbo malvado al que nos dirigen leyes abyectas, redactadas por personas mezquinas, motivadas únicamente por el crimen.

También esta movilización se realiza por otros motivos: la libertad de los padres para educar a sus hijos y la objeción de conciencia para los profesionales sanitarios, son dos temas que no pueden ser salvajemente pisoteados con la impunidad que un puñado de votos en un parlamento conceden.

Leyes que cambian drásticamente la forma de vida de las personas reduciendo su capacidad de elegir, encorsetan las libertades en las que se dice basar un régimen como el español y prenden la llama de una mayor desafección de las personas con su gobierno. Cuando las personas de un gobierno van hacia un sitio y la sociedad gobernada hacia otro, la historia y el sentido común nos indica que es necesario cambiar la dirección de un país.

Se puede argumentar que la mayoría de la sociedad va hacia el mismo sitio que el gobierno. Pero si ese sitio es un sitio más oscuro y supone una reformulación del ser humano ante las leyes de la naturaleza, es irrelevante el número de personas que defienden esa dirección política. Existen cosas como la vida y la persona, que no pueden ser decididas por ninguna ley. Ni siquiera aunque toda la población del planeta se pusiera de acuerdo.

2 comentarios:

Teseo dijo...

Es una forma de marear la perdiz y apuntarse un tanto para el gobierno. Desde luego quien lo quiera abortar lo tiene bien fácil, con el PP o con el SOE...

Pablo Otero dijo...

Está claro. Pero se trata de llegar a un punto en que nadie se plantee esa opción como razonable.