- El Imperio Ruso tenía unos 170 millones de habitantes. Con la guerra civil, la guerra contra Polonia, el hambre, el Holodomor y las purgas; la URSS llega a finales de los años 30 -cuando pactan con sus aliados nazis- con una población de unos 170 millones de personas.
- La República de Cuba tiene entre un 15 y un 20% de su población desterrada o huída -por lo tanto, eliminada físicamente del país-. Tema aparte es que sea el país con la mayor tasa de suicidios de América (un 20 por 100.000 aprox.). (Lo de los regímenes comunistas y los suicidios, da para hacer un libro).
- En las repúblicas bálticas, se introdujo a rusos de tal forma que varió la distribucion de minorías, reduciéndose en los tres casos la minoría nacional en bastante más del 10% respecto al total.
China soviética. La patria nueva
La primera decisión importante de Mao, fue viajar a Moscú a pedir limosna. Desde luego que el pragmatismo chino se impuso a tesis políticas en varias ocasiones: grandes empresas industriales siguieron operando bajo el nuevo régimen, solamente cambió que el Estado les vendía maquinaria rusa. Porque hasta que los chinos decidieron, los soviéticos fueron sus mejores amigos. Sobre todo cuando se dedicaban a matar americanos en Corea. Pero regresemos a lo de eliminar la competencia mediante el terror puro y no adelantemos acontecimientos.
El PCCh odiaba a toda forma de vida en China. Especialmente a los llamados "burócratas capitalistas" y los terratanientes. El primer grupo lo formaban empresarios que habían colaborado con los japoneses y se concentraba sobre todo en Shanghai. En esa ciudad, a comienzos de los 50, se levantaban carteles que avisaban de caminar por el centro de las calles. Los "suicidios" -vía defenestración- se producían en cantidades preocupantes hasta para los comunistas.
Con los terratenientes fueron mucho más suaves: un camión de militantes comunistas armados llega a un pueblo. Reúnen a los campesinos en la plaza y les enseñan a los latifundistas (arrendadores de tierras. Hasta 1949, el poder efectivo en el rural chino, algunos incluso con guardia privada, intocables), con la nariz rota, los dientes mellados y un simpatico cartel colgando del cuello llamándoles de todo menos bonitos. El pueblo, con la boca abierta, ignora que forma parte de un "juicio popular y democrático". Los militantes comunistas, les explican que no era justo que unos tuvieran más tierras que otros, y que no se podían pagar precios de miseria. El pueblo, claro, se sentía muy fastidiado y pedía que rodaran cabezas. Hasta tal punto llegaba la cosa, que los propios "acusados" confesaban de buena gana sus "crímenes", quizás esperando a que el castigo fuera menor.
Decenas de miles fueron ejecutados sin incómodo papeleo. Otros tantos se enviaron a campos de reeducación o a trabajar en las minas que abrieron los japoneses en Manchuria. Las únicas que funcionaban, por cierto.
Pero no todo fue tan horrible: las tierras de los latifundistas fueron repartidas entre los campesinos. Claro que la alegría duró poco: en 1953 se instituyen las cooperativas de rango inferior, en base a lo que debías de ayudar a tu vecino (y él ayudarte a ti). En 1956 se instituyen las cooperativas de rango superior, copia de los koljoses soviéticos. Un par de años después, se pasan a las pseudo-autosuficientes "comunas agrarias": agrupaciones de varias aldeas, en las que todos los habitantes estaban obligados a trabajar la tierra para el Estado y cobrar unos precios de miseria. Es decir, el PCCh eliminó a la competencia y pasó a ser el único propietario agrario del país.
En 1950, los comunistas toman la isla de Hainan, mientras hacen planes para invadir Taiwán, estalla la guerra de Corea y la séptima flota americana llega a Taipei para no irse nunca, frustrando así los planes comunistas de reunificar la patria. Hey, al menos pudieron conformarse con la reintegración de Tibet al control de Pekín.
A continuación, emprenden campañas oficiales contra la corrupción capitalista: en un país de 700 millones de personas, el PCCh, por muy grande que fuera, no podía controlarlo todo. El gobierno anima a los trabajadores a enviar cartas hablando de sus jefes. En la primera mitad de los años 50, se procede poco a poco a la nacionalización de las empresas privadas.
Pero en 1956, Kruschev pronuncia las famosas tesis del XX Congreso del PCUS y los chinos, íntimos aliados de los soviéticos, creen que no deben quedarse atrás en "los nuevos tiempos". Al dictador Mao no se le ocurre otra cosa que la Campaña de las cien flores:
Permitir que 100 flores florezcan y que cien escuelas de pensamiento compitan es la política de promover el progreso en las artes y de las ciencias y de una cultura socialista floreciente en nuestra tierra.Los chinos se lo tomaron en serio y no se limitaron a criticar ciertos aspectos de la práctica de los funcionarios. Se pusieron a criticar directamente el comunismo. Los intelectuales, azuzados por el propio partido, pedían abiertamente en la prensa democracia, justicia, libertad, etc. Vamos, que se les fue de las manos el asunto. En julio de 1957 Mao decide dar por finalizada la campaña. Ojo, no es que no sirviera para nada, los rojos pudieron asesinar, torturar, trasladar, reeducar, humillar, degradar y despedir a más de medio millón de criticones.
Mao
La política del "por nuestro propio esfuerzo"
Tal cantidad de críticas, unida a la teoría de la coexistencia pacífica de Kruschev, las críticas al tio Joe, las sublevaciones populares en la RDA, Polonia y Hungria; hicieron que Mao y sus secuaces temieran perder el poder. Así que decidieron recordar con benevolencia el estalinismo, criticar a los revisionistas y hacerse más papistas que el Papa. A los rusos esto no les moló nada y decidieron cortar por lo sano: retiraron a sus especialistas, paralizaron las exportaciones de maquinaria y dejaron de vender a los chinos repuestos industriales. Mao, que para ciertas cosas era muy suyo, dijo: "¿Ah, sí? Pues me da igual, supliré la falta de maquinaria con trabajo humano. En China vamos sobrados de chinos, y al fin y al cabo, son un recurso natural más". Teoría comunista pura.
Llegó el periodo conocido como "Gran Salto Adelante". La chorrada consistió básicamente en industrializar por decreto al país. Al contrario de lo que muchos piensan, sí hubo algún resultado: hay algunos edificios en Pekín que se contruyeron en este periodo (de 1958 a 1960), que siguen en pie (los que rodean Tiananmen exceptuando la entrada a la Ciudad Prohibida). Además que no son precisamente chabolos: la Sala del Pueblo tiene un vestíbulo en el que caben 10.000 chinos, hay incrustaciones en oro, lámparas de araña de una tonelada, exposición de piezas en marfil, etc. todo hecho a finales de los 50. Se trabajaba día y noche, turnos de quince horas.
La misma situación se repitió en todo el país. Las fábricas funcionaban 24 horas al día. Los operarios dormían en sus puestos de trabajo. Vamos, un paraíso para los capitalistas malvados de Dickens. Lástima que en la Inglaterra victoriana, los opresores capitalistas tuvieran cuidado en no forzar las máquinas, sobre todo cuando no entraban repuestos en el país. Cosa que los chinos, súpermotivados, no tuvieron en cuenta.
Durante el Gran Salto Adelante se decretó disparar la producción de acero. Los chinos decidieron que era una buena idea hacer caso a los chiflados del partido comunista: se pusieron a hacer acero de la misma manera que se me ocurriría a mi: fundiendo las cucharas de la cocina.
Fundir latas y alpaca no te da acero, pero te sirve para hacer ver que colaboras a los funcionarios del comité local del partido (dos chinos que no paran de fumar mierda de oveja y serrín, con pìstola al cinto).
Otra de las medidas del Gran Salto Adelante fue decretar la desaparición de las moscas, mosquitos, ratones y gorriones. Hasta no hace mucho tiempo, los matamoscas eran omnipresentes en China. Cual Biblia de los Gedeones, te encontrabas un matramoscas en la habitación del hotel, en los taxis, en el metro, en las tiendas, en las oficinas de correos, etc. Con los ratones no tuvieron tanta suerte, pero con los gorriones sí. Se suponía que los gorriones comían granos, ésa fue la excusa. Mataron a tantos gorriones que hubo una plaga de langostas. Bien, listos.
Tan entusiasmados estaban los chinos quemando cosas, matando pájaros y construyendo palacios, que las cosechas comenzaron a resentirse. Las horas de trabajo agrario fueron reducidas, las langostas afectaron a las cosechas y en definitiva, hubo menos comida. Funcionarios chinos llegaron a reconocer recientemente casi 40 millones de muertos (asesinados por los comunistas chinos) durante el Gran Salto Adelante. Si ellos mismos reconocen eso, es que hubo más.
Por supuesto que no faltan estudios que atribuyen a causas naturales el asesinato en tres años de 40 millones de seres humanos. Y es cierto que hubo en 1959 una inundación del río Amarillo. Pero también es cierto que en un país de más de 9 millones de kilómetros cuadrados, en tres años tienes, como mínimo, media docena de catástrofes naturales. Lo que es curiosísimo es que en 1962, al acabar el Gran Salto Adelante, los niveles de mortandad regresaran a sus medidas normales. Pero basta de citar de pasada estadísticas, prefiero ser meridiano y acudir a la gráfica decisión de muchos chinos de intercambiarse los niños pequeños con sus vecinos.
No soportaban la idea de comerse a sus propios hijos.
Siempre se equivocan los demás. "Revolución permanente"
Llegados a este punto, estaba claro para algunos dirigentes del partido que Mao no andaba bien de la cabeza y que no tenía mucho sentido el hacer política nacional basándose en rumores y leyendas urbanas. Subrepticiamente relegaron al tarado de Mao a un puesto figurativo, dieron carpetazo a la locura del Gran Salto y trataron de reemprender los planes quinquenales de la era prosoviética. A Mao lo dejaron en un papel más o menos icónico. Bueno, parece que las cosas se han calmado al llegar a este punto.
A Mao no le molaba esa situación y a gente que pretendía medrar a su vera, tampoco: la caída definitiva de Mao supondría dejar de aspirar a un mayor poder. Tanto el ministro de defensa, Lin Biao, como la última mujer de Mao, la hombruna Jiang Qing, responsable del aparato cultural del partido, criticaban a los dirigentes Liu Shaoqi y Deng Xiaoping de "volver al capitalismo" y de "derechistas". Si eres comunista, has de saber que siempre puedes criticar a otro comunista y tacharlo de "desviado", "revisionista", y lo que se te ocurra. Nunca falla.
El propio Mao, en sus discursos, hablaba del riesgo de perder la llama de la lucha de clases. Este mensaje, también ayudado por la prensa maoísta -partidaria de Mao-, caló entre los estudiantes, siempre dispuestos a aferrarse a cualquier excusa que los libre de ir a clase. El ejército, con el libro rojo en la mano, toma el control de Pekín el 18 de abril de 1966. En su diario, "invita" a toda la sociedad a participar en una Gran Revolución Cultural Socialista. El diario del partido también cae bajo control maoísta. Los de Mao terminan por hacerse predominantes en los puestos de poder. A partir de ahí, el país queda hecho unos zorros. Diez años de Revolución Cultural, en los que el gobierno no tiene el control de todo el territorio, en los que la Guardia Roja, formada por adolescentes, campa a sus anchas denunciando "revisionistas" y "derechistas". Vuelven las ejecuciones aleatorias y sumarísimas de los años cincuenta. Niños denunciando a sus padres, enormes dazibaos en los campos de arroz, autocríticas públicas tipo 1984, vamos, una revolución como Dios manda. La cosa llegó a tal extremo que el propio Mao pidió la intervencióin del ejército para frenar a la Guardia Roja de niños exaltados. Después se inventó la campaña de "ruralización", con la que enviaron a 200.000 niños y adolescentes a trabajar en las comunas. Esta fue una buena idea, ya que dispersaba a la Guardia Roja. Claro que no acabaron sus estudios. Hoy a esa generación se la conoce como "generación perdida".
Lee a Mao. Escucha a Mao. Sigue las órdenes de Mao.
Es curioso que el periodo de mayor crudeza en la China roja, fuera a finales de los sesenta y comienzos de los setenta. La represión, as torturas públicas, la humillación, las acusaciones infundadas... y casi todo realizado por adolescentes enloquecidos.
Según el PCCh, la década que va de 1966 a 1976 fue la "década catastrófica". Para que ellos la llamen así, debió andar fina la cosa.
Mao muere en 1976 y como líder casi todopoderoso que fue, su muerte trae consigo más toneladas de drama. Pero esto me ha quedado larguísimo, así que mejor continuamos otro día.