lunes, 15 de febrero de 2010

La reincidencia terrorista asumible

John O. Brennan, antiguo director de la oficina antiterrorista de la administración Bush y hoy ayudante del presidente Obama para asuntos antiterroristas concernientes a la seguridad nacional (esto tenia que decirlo porque aún hay gente que cree en aquello del "cambio"), protagonizó la anécdota del fin de semana en las noticias de política americana. El susodicho, afirmó:


La gente a veces utiliza esa cifra, 20 por ciento, y dice ¡Oh, Dios mío, uno de cada cinco detenidos volvieron a algún tipo de actividad extremista. ¿Sabe?, en el sistema penal estadounidense, la tasa de reincidencia está entorno al 50 por ciento más o menos. El veinte por ciento no es tan malo.

¿Alguien se acuerda del ruido de tambores que amenazaban con una intervención explícita sobre los campamentos terroristas en Yemen? ¿Alguien recuerda el atentado frustrado del día de Navidad en el avión de Detroit?

Pues parece que estas cosas son, en cierto modo, "asumibles" por una adminstración americana más preocupada por el "qué dirán" que por la seguridad. Algo que no se sostiene ya que el índice de reincidencia en el sistema penal y el índice de incidencia de los excarcelados de Guantánamo, pertenecen a categorías distintas. La delincuencia común, execrable, poco tiene que ver con el secuestro de aviones y los atentados suicidas en el centro de las ciudades.

No se puede, por tanto, tratar de igual manera a los combatientes ilegales que a los delincuentes comunes. No suponen la misma amenaza para la sociedad. La administración Obama, que muy lentamente da pasos para acabar con la cárcel de Guantánamo, parece no tomarse en serio su política hacia estos presos.

Por su parte, la oposición ya está pidiendo dimisiones

Cosa que suele suceder en los países donde hay oposición.

3 comentarios:

Teseo dijo...

La unica reincidencia terrorista asumible es la del 0%.

Eduard O'Cone (Our house) dijo...

Para sudarte el culo las opiniones opinas demasiado.

Un saludo

Pablo Otero dijo...

Ya, en ocasiones pienso, ¿por qué no dejar de opinar? Creo que opino porque sé que hay gente que no soporta la opinión ajena.

En el fondo les hago un favor, enfrentándoles a sus traumas infantiles.