lunes, 7 de diciembre de 2009

Comienza la cumbre de Conpenhague

Representantes de 192 países entre los que se incluyen Guatemala y Togo (los números los carga el diablo), se reúnen a partir de hoy en Copenhague para dar un paso más en el mayor latrocinio de la historia.

Yvo de Boer, secretario general de la convención sobre el cambio climático -un pelamandarinas-, ha declarado que la reunión debe resolver cuatro puntos fundamentales:

1.- Cómo van a hacer los países industrializados para reducir las emisiones de gases de efcto invernadero.
2.- Hasta qué punto están dispuestas China e India a reducir el ritmo de crecimiento de sus emisiones.
3.- Cómo se va a financiar la ayuda al tercer mundo para que puedan adaptarse a las consecuencias del cambio climático.
4.- Cómo se gestionará la pasta.

Justo después de que se hayan revelado las burradas que hacían los investigadores que daban soporte técnico a los despropósitos reflejados en los sucesivos Paneles Intergubernamentales para el Cambio Climático. Y mucho después de que ninguno de esos reputados científicos dijera ni mú sobre algunos aspectos científicos que no concordaban con su teoría (cosas muy básicas como el cálculo de la cantidad de CO2 provocado por los procesos industriales respecto a la composición total de la atmósfera, la influencia de los periodos de intensa actividad solar en la temperatura terrestre media, etc), llegan los enteraíllos a Copenhague a dar un pasito más en su malvado plan de dominio del mundo.

Tomar algo que la evidencia científica no respalda, o como poco, discute. Convertirlo en dogma. Darle muchísima publicidad. Aderezarlo con tremendismo y llamadas al día del juicio final (omfg! el nivel del mar se elevará cuatro metros, mudémonos a Teruel AHORA!). Todo ello salpicado por ese buenismo bobalicón que nos está matando. "Hey, somos los buenos, queremos un mundo limpio y de paso salvar a la humanidad, ¿cómo te vas a poner en nuestra contra?". Todos ellos son pasos dados uno detrás de otro. Como si no hubiera un ayer -en los setenta se temía un cambio climático que supusiera un enfriamiento global-, y como si no hubiera un mañana -"debemos impedir que el tercer mundo se desarrolle e industrialice, para poder seguir dándoles limosnas, lavando así nuestras sucias conciencias".

Es todo tan súmamente asqueroso... La intuición nos dice que aquí de lo que se trata es de pasta. Pasta gansa, dinero, guita. Poder. Crear un enemigo invisible y alzarse como adalides de la defensa de la humanidad para perpetuarse en el poder. Incluso mucho me temo que se creen sus propias mentiras. Esto mismo lleva pasando miles de años.

A mi me molesta más que nos tomen por tontos a que nos roben.

1 comentario:

Teseo dijo...

... y seguro que les llueve.