martes, 24 de abril de 2018

El regreso del autoritarismo

No es casualidad que con el retorno del autoritarismo vengan de la mano teorías que en la útima época de moda autoritaria estaban en boga (hasta 1945). Todo el "aparato intelectual" que hoy causa furor a grupos muy diferentes de personas (y por razones distintas. Estoy pensando en los reaccionarios relativistas hoy presentes en la extrema izquierda y en los reaccionarios de la tradición inventada presentes en la extrema derecha. Recuérdese que izquierda y derecha no los trato como categorías políticas sino estéticas o sociológicas) y que fue superado durante la segunda mitad del siglo XX vuelve en nuestra década y podemos tratar de explicar por qué.
Tenemos causas de caracter económico: la mejora de las condiciones de vida y de las perspectivas de futuro de toda la población mundial no se produce a la misma velocidad. Quien pasa de tener de diez a veinticinco patatas ve cómo su situación no mejora tanto como quien pasa de tener de cero a diez patatas. Que los pobres de los países ricos hayan mejorado su situación no les impide exponerse a discursos que les cuentan que otros han mejorado más y que por lo tanto eso significa que relativamente ellos han empeorado. Además de esto otra causa económica tiene que ver con la automatización: al final de esa elaborada mentira sobre los supuestos puestos de trabajo que "roban" los innmigrantes o la deslocalización empresarial se encontraban robots y algoritmos de eficiencia logística y energética. Los cambios provocados por la tecnología no esperaron a la más lenta capacidad de absorción de nuevos conocimientos por parte de la parte humana de la ecuación.

La famosa gráfica del elefante. Adivina quién está entre el percentil 75 y el 99. Exacto, tú y toda la gente que conoces (Fuente: The most important graph in the world).
Tenemos causas de caracter social. Principalmente identifico dos: la evolución tecnológica del cambio de siglo ha aumentado ostensiblemente la brecha generacional entre nativos digitales y gente mayor que va a remolque. Si en una reunión en la que participan personas de las dos generaciones exponemos una serie de datos, la interpretación de esos datos será muy diferente en cada grupo, la información será diferente (debo generalizar) y esto tiene consecuencias en los procesos de toma de decisiones. La otra causa de caracter social que os quería comentar tiene que ver con que la apertura económica no ha conllevado una apertura de "mentes y corazones". La apertura económica ha aumentado la migración sur-norte y supongo que alguien esperaba que esta migración se pareciera a la de hace un siglo (este-oeste): gente deslomándose a trabajar esperando a que su descendencia fuera asimilada. Hoy este acuerdo tácito está roto: no se rompió por los guetos o la discriminación (cosas que siempre han estado ahí) sino por la diferencia de expectativas. Muchas veces en el norte rico no queremos pensar que la exposición a información se ha abaratado tanto que las expectativas de los recién llegados no difieren mucho de las de los nativos y por lo tanto fenómenos relacionados con la frustración aparecen de forma inmediata sin esperar a una o dos generaciones como pasaba en otros tiempos. Hoy no hay reducción de la frustración por la atemperación de las expectativas que produce el paso del tiempo.

Tenemos causas psicológicas (a falta de un término mejor). Vivimos tiempos incomparablemente más seguros que en cualquier otro tiempo precedente. No solo seguros en cuanto a delincuencia (cosa que es fácil de escribir desde España, probablemente de los grandes países el más seguro de todos) sino también a conflictos bélicos y furia de la naturaleza. Sin embargo paradójicamente la percepción que tenemos de la inseguridad es notablemente mayor: nos informamos de cualquier catástrofe natural y de cualquier atentado terrorista en el momento en que sucede. El mundo es grande y siempre pasan cosas horribles. Sin tiempo para procesar la información nuestro cerebro toma atajos y saca conclusiones precipitadas (no tiene que ver con ser más o menos listo sino con mecanismos cerebrales que nos han funcionado durante miles de años). Pese a que ocurren menos cosas malas nos parece que ocurren más porque no recibimos información sólo de nuestra aldea sino de todo el planeta. Todos los días damos un respingo en el asiento. La continua exposición a lo malo produce dos efectos: alerta y acomodación a la alerta. Estos dos efectos provocarán a su vez situaciones de adaptación y equilibrio. A gente que no está completamente chiflada le parece normal que haya cámaras en la calle por nuestra seguridad. Es impresionante.


¿De qué aparato intelectual se trata? Para averiguarlo tenemos que separar el grano de la paja e identificar qué tienen en común los (aparentemente) distintos tipos de autoritarismo. En primer lugar si tratamos el autoritarismo en el contexto de las sociedades políticas organizadas en estados lo primero que encontramos es la postura antiliberal. ¿Qué caracteriza al antiliberalismo? La oposición al liberalismo o sea la oposición a la doctrina política que se basa en la libertad del individuo y la intervención limitada del estado en la vida social y económica de una sociedad política.

Por un lado tenemos que el autoritario rechaza que la libertad individual sea la base de la sociedad política y por otro lado tenemos que este rechazo debe basarse en el uso no limitado de la acción del estado. Podemos decir que se trata de usar al estado como un instrumento ilimitado corrector de los errores del libre albedrío. Siempre por nuestro propio bien se trata de que otras personas tomen decisiones sobre nuestra vida y hacienda. No desarrollo este punto pues es de sobra conocido. Sí podría alertar sobre que no existe vacuna contra esta idea. Que dar por sentadas nuestras libertades es el primer paso para perderlas, etc. No es un lugar común decir que todos los días hay que reclamar nuestra libertad (una libertad política, que está ligada, por tanto, a que formamos parte de una sociedad organizada por leyes, no por impulsos emocionales, modas o costumbres).

Vale, el autoritario es antiliberal (se define por oposición lo que ya nos aporta datos de lo blandengue que es ese pensamiento), no avanzamos mucho... Desde la invención del liberalismo siempre hubo antiliberales. El caso es que hoy parece que aspiran a tener tanto peso como en otros tiempos y esto es paradójico porque vivimos en una época en la que el liberalismo parece que ha triunfado: la apertura comercial internacional, la cantidad de países con sistemas representativos de gobierno, la pluralidad de las fuentes de información, la inclusión de minorías en el proceso legislativo, los diseños institucionales con equilibrios y contrapesos, etc.

¿Qué ideas acompañan en este momento al antiliberalismo? Todas las que intentan borrar al estado liberal, esto es, a la noción de que los miembros de la sociedad política somos ciudadanos. La erosión de la categoría política "ciudadano" se produce por varios medios según la forma de vestir, de hablar y del periódico que compre el autoritario (o sea, según sea de izquierdas o de derechas): tenemos principalmente la idea de equiparar la condición política de ciudadano a cualquier otra categoría no política: lugar de nacimiento, religión, color de la piel, gustos, sexo, formación, ingresos, etc. En otras palabras, el ataque a la condición política de ciudadano se produce usando el comodín de la identidad. Las consecuencias de esto las vemos en los grupos que pretenden igualar la condición de ciudadano a la religión que profesa el ciudadano o al lugar de nacimiento del ciudadano. Estas cosas nunca deben ser equiparables ya que entonces nos cargamos la nación (el conjunto de ciudadanos poseedor de la soberanía, la idea matricial del liberalismo).

Para justificar esta equiparación de categorías política y no políticas yo personalmente detecto muchas veces que se acude al determinismo. Hay muchas clases distintas de determinismos (muchos contradictorios entre sí) pero algunos nos sonarán como por ejemplo el determinismo de clase (que tiene un origen marxista), el determinismo genético (sobre el que se justifica el racismo), el determinismo geográfico (sobre el que se justificaba la esclavitud en el XIX y luego la colonización), etc. Muchos de estos determinismos aparecen en el XIX y se usaban contra el liberalismo de aquel siglo. Se trata de un aparato intelectual para el que las respuestas ya están escritas. Quizá por eso tengo la mosca detrás de la oreja: si todo esto ya pasó, una de dos: o bien se me escapa algo o bien alguien no está haciendo su trabajo. Ojalá sea lo primero porque si es lo segundo preguntaré por qué y dudo que me fuera a gustar la respuesta.

Más:
  • Anne Applebaum, There are many ways for democracy to fail. Washington Post. «If independent legal institutions are deprived of resources and understaffed, if journalists who report on crimes are ignored, if the public is indifferent — these, too, are sure paths toward democratic failure. And such things can happen slowly, quietly, almost imperceptibly — at least until a crisis, or a bomb explosion, reveals that its citizens are living in a country they no longer recognize».
  • Yuval Levin, The lure of outsiderism. National Review. «People with roles to play inside institutions see those institutions as platforms for them to perform on, and the performance they offer up is generally a morality play about their own marginalization. As a result, too often no one claims ownership of the institutions of our society, and so no one accepts responsibility for them».
  • Oliver Traldi, A Liberal Who Remembers. Areo Magazine. «The playful early stages of postmodernism fit the 1990s perfectly: the growth of the internet, the sense of freedom and invulnerability that followed the Cold War, the economic surplus... But the millennium brought a recession, then a terrorist attack; a series of wars, then a far more significant recession. Everything wasn’t so free and easy anymore».
  • Antonio Gª Maldonado, Fin de época. El Subjetivo. «Aún no sabemos cómo interpretar nuestra época y nos encontramos en ese claroscuro gramsciano en el que han proliferado los monstruos».
  • Pat Buchanan, Why the Authoritarian Right Is Rising. «Democracy lacks content. As a political system, it does not engage the heart. And if Europe’s peoples see their leaders as accommodating a transnational EU, while failing to secure national borders, they will use democracy to replace them with men of action».
  • Carol Hunt, Why is feminism so quiet about Muslim women who refuse to wear the hijab? The Irish times. «For some reason, when it comes to other cultures, we are more than ready to excuse mass discrimination on the basis that any country which has been abused or mistreated by western imperialism somehow has a “get out” clause when it comes to human rights for their own peoples. This then leads to mind-boggling alliances which make no rational sense».


miércoles, 11 de abril de 2018

La democracia iliberal, el autoritarismo competitivo y los nombres de las cosas

Hace mucho tiempo describí características de lo que llamaba "neodictadura", una suerte de régimen político híbrido más inclinado hacia el autoritarismo que a los sistemas de democracia capitalista que disfrutamos en el mundo libre. De un tiempo a esta parte la guerra de información, el consciente retroceso en libertades públicas que incluso saludamos en los países libres y la ligereza con la que se aplican principios democráticos sin cortapisas (la siempre terrorífica oclocracia, horrorosa excusa democrática para implantar la tiranía, "democracia es votar", etc.) hace que requiramos nuevas categorías más concretas. Poner nombres a las cosas facilita el discurso y la ubicación en el mundo.

Marcha sobre Versalles, 5-X-1789
Antes de esta época loca, mucho antes, la "alternativa" a la democracia era algo completamente incompatible con la democracia. Por una parte teníamos el totalitarismo (sistema de gobierno en el que el Estado concentra todos los poderes en un partido único y controla coactivamente las relaciones sociales bajo una sola ideología oficial), por otra el autoritarismo (régimen de partido único e ideología oficial que se distingue por el abuso de poder que en ocasiones deja una cierta autonomía personal) y luego había sistemas híbridos principalmente en naciones en proceso de descolonización.

Hoy sin embargo hay un conjunto de modelos alternativos a la democracia que salen, surgen, nacen de la propia democracia, de su implantación sin garantías o de su abuso. La democracia como "excusa". Por eso es importante insistir en que lo principal en las democracias no es el momento tecnológico de la democracia (por seguir el concepto del materialismo filosófico, capítulo V de El fundamentalismo democrático de Gustavo Bueno).

A quien lleva la pegatina de demócrata pegada en la frente le sonará paradójico escuchar que lo importante en una democracia no es votar sin embargo desde hace mucho tiempo dentro del liberalismo es algo que tenemos bastante claro. Si vamos a una isla desierta cien personas y por alguna razón constituimos un sistema democrático de gobierno, lo de votar puede que sea la cuarta o quinta cosa en la lista. Lo primero es reducir el poder del Estado, limitar su acción. Lograr que no importe demasiado quién gobierna para que así cuando salga un mal gobernante no te haga mucho daño. Yo saludo la desconfianza en cualquier gobierno.

This but unironically.
En España en el momento en que escribo (primavera del 18) esto puede ser interpretado en clave de defensa frente al separatismo violento. En un contexto geográfico más amplio también esto es válido. Varios grupos de análisis internacionales (sí, todos con su agenda y todos defendiendo sus intereses, dejadme en paz, pesados) están llamando la atención sobre el retroceso democrático en algunos países. En Freedom House utilizan un baremo propio para señalar la calidad democrática de ciertos países que tienen en vigilancia (concretamente países de la medialuna interior de la isla-mundo, desde Königsberg hasta Dusambé). De 29 países analizados en 19 ha bajado su calidad democrática (leed aquí el informe Confronting Illiberalism de Freedom House, tiene interés). Desde luego no se pretende hacer un juicio global basándonos en lo que dicen unas ONG o grupos de estudio. Al cóctel podemos añadir los avisos de la UE a ciertos estados miembros de la UE sobre su tendencia al autoritarismo (a su vez esto acepta crítica). Tomemos todo esto como indicadores de que aquí hay un tema.


Apuntaré mejor el rifle discursivo al añadir que el problema que enfrentan en Europa oriental y Asia central es el mismo que vivimos en Europa occidental. No importa cuán joven o longeva sea una democracia (nuevos problemas convierten a las democracias más antiguas en sistemas políticos dramáticamente jóvenes: privacidad, inmigración, longevidad, etc): la democracia sin cortapisas al poder degenera. Sin un buen diseño institucional que divida el poder, que lo limite, que introduzca garantías para las minorías, que cuente con agentes independientes, etc, tu secular sistema parlamentario puede desembocar en algo con aspecto de democracia y personalidad de régimen autoritario.

Esta intuición de degeneración autoritaria para la que no está nadie vacunado es lo que nos debe preocupar. Y nos debe preocupar no por ser la democracia una cosa sagrada sino porque lo que llamamos régimen de libertades o democracia es lo que mejores resultados educativos, sanitarios y de seguridad ha logrado en la Historia. La democracia es práctica no para ningún grupo o individuo en particular (como podrían criticarme los enemigos del utilitarismo) sino para todo el mundo, sin distinción. Como las vacunas. (Sí, soy consciente de que todo esto abre múltiples líneas de debate e interesantísimos aportes sobre cosas que me dejo en el tintero o incorrecciones semánticas... el caso es que también soy consciente de que los filósofos constantinopolitanos tenían debates interesantísimos mientras el turco apuntaba gigantescos cañones contra sus murallas).

El aspecto democrático mezclado con comportamiento autoritario es muy peligroso porque no se ve venir y es incremental. Siempre que puedo recuerdo una imagen: lo primero que hicieron los nazis no fue desfilar con banderas por las calles sino donar mantas a las viúdas. En nuestro tiempo a nuestra inercia (¡menos libertad a cambio de más seguridad!) hay que añadir el interés explícito de estados hostiles para subvertir mediante atentados terroristas o mediante la guerra propagandística nuestro orden político.

Siendo en conjunto un reto con múltiples frentes creo que es necesario empezar a responder en todos esos frentes. Yo aquí empezaría —sin ironía— por Roures.


martes, 3 de abril de 2018

Puigdemont, Skripal y la guerra de información

Sin incluirme a mí puedo señalar a un grupo de una decena de tuiteros cuyo alcance conjunto puede estar entre los 100k y 200k diarios (el nivel de difusión de El País o El Mundo) que han hecho más (creo) por responder a las mentiras del golpismo separatista que el gobierno de España (ojo, separo gobierno de policía y jueces. Esta aclaración la hago porque más del 40% de los españoles ni saben que existe la Constitución).

Estampita de Pro España Católica, 1978. Digievolucionaron y ahora se llaman Esquerra y no se duchan.
Ante Moncloa tenemos dos opciones: que el no dar la cara en la guerra de información (o limitarla a presentaciones de diapositivas en las embajadas) responda a una estrategia tan oculta como astuta cuyos frutos veremos en el futuro cual estallido de una supernova. O bien... que Moncloa carezca de una estrategia en la guerra de información, cosa que es exactamente como ir a la guerra convencional con el depósito de los blindados vacío y sin balas. O sin estrategia.

Puede que exista un punto intermedio entre las dos opciones: que la estrategia del gobierno sea precisamente dejar que otros combatan. Este último punto es defendible si estás en 1808 y los franceses secuestran tu independencia. Hoy no sé hasta qué punto es defendible. Además, existe el riesgo de que en siguientes combates de información y propaganda esa gente ya no esté de acuerdo con el gobierno. Y no hace falta recordar que nuestro inmediato tiempo parlamentario es especialmente sensible. La toco y me voy.

Dicho esto salto al caso Skripal: el uso de armas de destrucción masiva en suelo de un país de la OTAN por parte de Rusia o de alguna facción del gobierno ruso con acceso a ese tipo de armas. Desde el minuto uno, ante algo tan grave, el Reino Unido incluso en sus horas más bajas de diplomacia (Brexit) no ha dudado en recurrir no ya a una respuesta multiplataforma sino a la ayuda de sus aliados (expulsión masiva de agentes rusos, sanciones) y a la respuesta y contra-propaganda a la desinformación y propaganda del gobierno ruso ya sea por parte de sus medios oficiales como de los oficiosos.

Los dos casos no tienen nada que ver.

Pero.

Yo los veo como ejemplos de diferente intensidad o gravedad de la guerra de información. Post-verdad, infundios, patrañas (inclúyase algún anglicismo). A estas alturas decir que las derrotas en el campo de la información se pagan muy caras (resultados electorales, precio de acciones, etc.) es decir una obviedad. No prestarles atención, una insensatez.

De verdad yo no sé si el gobierno es o no consciente de esto. Me consta que gente que trabaja para el gobierno es extremadamente consciente, pero ellos no toman las decisiones. En este punto hay una puertecita que me niego a abrir. Una explicación del bajoperfilismo gubernativo que prefiero no considerar: la dejadez del gobierno respondería a dejar abierta la posibilidad de una futura concordia con quienes nos quieren destruir. No, no puede ser.

(¿Os dais cuenta cómo al decir "no puede ser" estoy escribiendo "sí puede ser"? Ah, el lenguaje).

Y mientras tanto, en el país de la mentira que es Golpismolandia:

  • la ONU ha denunciado a España por no sé qué movida (se basan en el acuse de recibo de una carta pero en la prensa del régimen leemos "De moment, el comitè no ha aplicat mesures cautelars a l’estat espanyol", refiriéndose a un comité del que puede formar parte tu prima y que sencillamente no está para "aplicar" nada en absoluto a nadie). En Hay Derecho os lo explican (mejor).
  • España "compra el silencio" de otros países con contratos militares (y ponen de ejemplo a la opinión de un militar de que tal vez Alemania y España compren juntos más Eurofighter, programa de compra iniciado en 2003 que en el caso español está todavía por debajo de las expectativas del año... 1996). Por algo les llamamos ombliguistas: creen que el mundo gira alrededor de su ombligo.
  • La Barcelona World Race no se disputará en la ciudad condal (ni en ningún sitio pero tenía ganas de escribir "ciudad condal") porque, según los genocidas de la verdad, terroristas de la honestidad, Rajoy no tenía aprobados los presupuestos a tiempo. En realidad esa regata se financia exclusivamente mediante patrocinio privado.
  • En algunos pasquines del golpismo se llegó a leer cómo prácticamente Portugal venía a reconocer al golpismo catalán después de la votación de deliberaciones (en la misma sesión se votó la condena al lanzamiento de misiles en Arabia y a la "mejora" de los trenes en el Algarve). En realidad, las deliberaçoes presentadas por los comunistas fueron rechazadas a excepción de un punto que reza: «Apela a que seja encontrada uma solução política para a questão nacional em Espanha, no respeito pela vontade dos seus povos e, consequentemente, da vontade do povo catalão, e da salvaguarda dos direitos sociais e outros direitos democráticos dos povos de Espanha». Cosa que cuadra con el artículo 2 de nuestra Constitución que reconoce el derecho a la autonomía regional pero que en la mente de los golpistas se transforma en jugadas maestras lisérgicas y extrañísimas.
Más:
  • Los caballos de Troya 2.0 del Kremlin, del Atlantic Council sobre la influencia rusa en Italia, España y Grecia. Indirectamente relacionado pero no podemos dejar de ver la línea editorial de las plataformas propagandísticas rusas sobre el tema del golpe de estado de otoño de 2017.
  • Cristina Losada - Relatokampf - Libertad Digital.
  • Esto sobre los judíos de Kaifeng. No tiene nada que ver con nada de lo dicho anteriormente pero me parece curioso.