jueves, 28 de septiembre de 2017

Sobre el nacionalismo del PP de Galicia

El PP ha gobernado en Galicia durante 27 de los últimos 34 años. La mayoría de estos años con mayoría absoluta. Es principal responsable de la ley de normalización lingüística, de la política de normalización, de la enseñanza y de todo lo que tiene que ver con la promoción de disciplinas artísticas (lo que banalmente se conoce por "cultura" y que todavía nadie me ha explicado por qué se permite que siga siendo asunto de la política).


Viendo las críticas que recibe por parte de la oposición desde hace décadas, uno tendería a pensar que han usado su poder en todo este tiempo para atacar el idioma gallego ("fan escrache á lingua galega", dirá una diputada del Bloque para a continuación tildar de "antigalego" al PP), para borrar de los libros las ideas de los nacionalistas fragmentarios y para esquivar de los anales literarios a los antiguos autores que aspiraban al autogobierno cuando el autogobierno estaba peor visto o prohibido. Mi impresión es que ocurre lo contrario.

Por supuesto que para quienes dedican sus desvelos a hacer apología de la diferencia la política del PP les sabe a poco. Mi teoría es que la única diferencia en este aspecto de la política entre los fragmentarios y el PP está en la paciencia. La actual situación de la educación en Galicia que se debe fundamentalmente al PP no me parece que esté muy lejos de la reclamada por el nacionalismo fragmentario hará una o dos décadas.

Obvia decir que más allá de la política educativa están las pequeñas píldoras diarias que van conformando una suerte de medioambiente mental: ahí están los certámenes literarios, las medallas, los homenajes a artistas y las declaraciones de los políticos que van todas en una misma línea. Ahí está el homenaje a Manuel Fraga en Villalba como "acto de afirmación de galleguidad" (en palabras del alcalde correligionario), la inauguración del "Encuentro Mundial de la Galleguidad"... Esta palabra "galleguidad" es el eufemismo empleado por Fraga y abrazado por sus herederos para explicar su proceder en esta área de la política.


Cabe preguntarnos cuál es la gran diferencia que hay entre la "galleguidad" del PP y el discurso fragmentario habitual que defienden sus enemigos políticos. Yo encuentro dos diferencias: calificar a Galicia como región (y esto lo hacen en contextos de política europea: "La Europa de las regiones", "Galicia en el concierto regional europeo", etc) y una apelación al universalismo y humanismo en la que insisten (pero esto tampoco sería raro que te lo comprara cualquier reaccionario que lleve otras siglas). El propio Manuel Fraga nos comenta:

...deben ser reconocidos todos quienes contribuyeron a que los gallegos tomáramos conciencia de nuestro propio ser.

Manuel Fraga, De Galicia a Europa (1991)

Tenemos que potenciar nuestro orgullo, el orgullo de ser gallego, teniendo por honor nacer en esta tierra.

Manuel Fraga, De la acción al pensamiento (1993)

La "conciencia del propio ser" y el "orgullo de nacer aquí" son revoltijos heideggerianos que te los compra con los ojos cerrados cualquier estudiante de filología gallega envuelto en la esteleira en la puerta del Avante de Santiago cualquier día de la semana. O el propio Suso de Toro, escritor que menciono por ser conocido más allá de los Ancares y que participa en el Manifesto pola Unidade que llamaba en 2015 a la manifestación en el "Día da Patria" (el Día del Apóstol Santiago) por la "conciencia de ser una nación". O, bueno... algo que te puedes encontrar en la Telegaita que controla el PP sin previo aviso.

Estas cosas, de habituales, en Galicia no llaman la atención. Constituyen el medioambiente normal, estándar, por eso no hay noticia de esto fuera de Galicia. Yo creo que fuera de Galicia estas cosas que hace el PP podrían interesarle a alguien porque lo que observo es a un montón de gente viviendo en la inopia acerca de lo que hace y es responsable el PP.

Mirad una cosiña, PP, es que recibo señales contradictorias entre lo que hacéis y lo que decís.
Con esto no digo que Fraga, Feijoo o el PP de Galicia sean fragmentarios, ojo, lo que digo es que "están dejando hacer". La política educativa, idiomática, de las imágenes, los elementos de agregación política, lo que construye colectivos políticos... todo esto el PP cree poder controlarlo y "deja hacer". Yo empiezo a pensar que por desidia e incapacidad ya está operando una suerte de "entrismo", como el ocurrido en la oposición al franquismo para tratar de restar fuerza al PCE y que nos llevó a que en la Transición nuevos partidos que fueron inexistentes durante la dictadura aparecieran con fuerza junto a un PSOE que nadie conocía. Es decir, por medio de profesores de universidad, libros y apelaciones sentimentales se crea un sustrato que a la larga tiene consecuencias políticas.

Esta desidia, ignorancia o incapacidad —otros pueden pensar que en el PP funciona efectivamente la idea fragmentaria, lo que situaría a este partido en la derecha política en el tema territorial— por parte del PP a la hora de administrar los elementos de agregación polítca lo vemos en la cuestión de actualidad secular que es la política territorial y el concurso de etiquetas y frasecitas que la acompaña. Así, el PSOE llama "nacionalista español" al PP y Feijoo dice que el PP no es "nacionalista español" en la misma conversación alargada que es nuestro debate territorial. Intercambio de palabritas mágicas y bobadas mientras mientras miles de niños están en la escuela aprendiendo referencias sentimentales degeneradas.

CEIP Vicente Risco (Cualedro)
En las clases de Volkgeist que son las clases de lengua gallega o de literatura gallega (especialmente desde que se cargaron la segunda forma del artículo ahora tienen más tiempo para hablar del Heimat y del Gemeinschaft, aunque siempre con otros nombres para que no se note el polvillo de la dehesa teutona) los niños aprenden una historia de la lengua gallega que es una especie de historia paralela cuyo único fin es resaltar las diferencias respecto al resto de España. Hay que decir que esto se hace porque lo exige el primer artículo del Estatuto de Autonomía de Galicia (una ley aprobada por las cortes españolas que ordena a los poderes públicos gallegos diferenciar Galicia de España).

Resulta evidente que se puede contar la historia de cualquier trozo de tierra del planeta resaltando las diferencias con el resto. También se puede contar resaltando las coincidencias. El caso es que esta perspectiva hace que la historia quede coja. Y si esta historia te la enseñan en la escuela ya la escuela no cumple su función.

No me extiendo en el tema pero pongo un ejemplo muy rápido de algo que es muy común y también se ve fuera de Galicia: contar la historia como una progresión hacia un fin. Cuando se aplica en el currículo académico esta forma de contar la historia, en lo que a la Edad Contemporánea se refiere aparece una serie de autores que persiguen la idea de autogobierno de forma incremental (el autogobierno se une al idioma como si fueran la misma cosa. Recordemos que son escritores y profesores de lengua los que escriben esta historieta). Así del provincialismo de inicios del XIX se pasa al regionalismo de Brañas y Murguía y de ahí a principios del XX se pasa al nacionalismo. Se presenta esto de forma incremental con la consiguiente idea de que esto tiene que llegar a algún fin. Spolier: el fin es la independencia política de Galicia. Os recuerdo que no es Beiras el que hace esto sino gente con corbata que le da patadas al gallego (háblalo o no, pero no le des patadas) y que está encantada de ir al Club Siglo XXI de Madrid a hablar de sentido común en la política y perorar sobre esos sediciosos catalanes que adoctrinan a niños en las escuelas.

CEIP Manuel Murguía (La Coruña)
Este relato se inserta en un relato más grande de conflicto entre España (o Castilla) y Galicia que no deja de ser una actualización de las primeras y atolondradas historias de Galicia que escribieron los primeros regionalistas (tanto Manuel Murguía como Benito Vicetto). Este sustrato se va actualizando pasando por las manos de santos laicos como Castelao, Risco y otros. La cuestión es que en la escuela jamás comentan la otra parte de la historia si no es la idea del "otro" que es un estereotipo de señor franquista o cacique que habla castellano y que por hablar castellano está fuera del Gemeinschaft. Al presentar la historia de esta forma maniquea se dejan por el camino una gran escala de grises. Hay toda una serie de autores y obras que décadas antes del franquismo critican a los celtómanos padres de la patria tanto política como literariamente y de los que ningún niño escucha hablar durante su escolarización: López de Vicuña, Sánchez Moguel, Leopoldo Pedreira... Incluso no nos hace falta ir a los autores prohibidos en la educación nacional-galleguista, entre los aceptados y endiosados hay partes de sus biografías que se omiten cuidadosamente: sólo fuera de Galicia hay gente que sabe que la mitad de los padres del nacionalismo gallego pre-marxista combatieron en la Guerra Civil del lado de Franco, luego yo qué sé: García Ferreira por ejemplo es un señor que tiene calles a su nombre y que escribía poesía en gallego sin saber gallego, también tenemos la letra pequeña de aquellos certámenes literarios del Rexurdimento, organizados por los mismos que ganaban los premios (hay costumbres que nunca cambian) o cómo hay autores cuya fama se debe exclusivamente a hacerle la pelota a Pardo Bazán (me refiero al inútil de Eduardo Pondal, que es una figura sagrada e intocable).

Con este estado ruinoso de cosas ¿cómo me voy a creer al PP en el gobierno de España golpeándose el pecho y hablando de la "hispanofobia" de los secesionistas catalanes? ¿Cómo me voy a llevar las manos a la cabeza por el adoctrinamiento secesionista de niños si esa es la política ortodoxa del PP? Y ya digo, si se trata de desidia la solución es muy fácil: poner en el minúsculo lugar que le corresponde a la minoría vocinglera, dejar que los historiadores traten la historia, defender la autonomía educativa de los centros, cortar las risitas con la endogamia literaria (hay un montón de autores que no están todo el rato con la matraca política) y reconstruir los elementos de agregación política dejando a un lado el doble discurso. Porque de dobles discursos y de leccioncitas a los demás es suficiente.


miércoles, 27 de septiembre de 2017

No se dialoga con criminales

Advierte el mocito que ocupa el trono de Francia de que las viejas amenazas que asolaron el continente están de regreso con nuevos ropajes. Macron dice que estas amenazas —explícitamente nacionalismo, identitarismo y proteccionismo; todas ellas cabezas de la misma hidra— en tanto que comunes merecen una respuesta común.

Cementerio canadiense del Somme.
Es curioso cómo el objetivo de la construcción política europea varió completamente su rumbo. Los primeros pasos que se establecen en Europa para la creación de un espacio político interdependiente respondían a evitar esa intermitente guerra civil en la que estamos desde Lutero (al menos esto según la historia oficial) pero hoy la amenaza no procede de las naciones ordenadas en las que se divide el continente sino de fuerzas menores en forma de partidas o bandas con el objetivo de fragmentar lo que está unido: así tenemos por ejemplo a los que quieren compartimentalizar la sociedad política en función de criterios arbitrarios, los que quieren desunir lo que cada vez está más unido y los que quieren dar la espalda al mundo, voltear la cabeza y quedarse extasiados ante la eterna contemplación de su ombligo.

El miedo que despierta estas amenazas podría ser útil a la hora de obtener ciertas victorias políticas. Quién sabe si a alguno se le ocurre proponer la expulsión del crimen de nuestro cuerpo de leyes. Personalmente no creo que se llegue hasta tal punto: la defensa del crimen de estado es algo pre-político en Europa y un comodín discreto al que se agarran todos los actores.

Maquiavelo.
¿A qué crimen inserto pre-políticamente en la ley me estoy refiriendo? A lo que conocemos como razón de estado. La razón de estado no es una excusa para el tirano, pues no la necesita, sino para el que no es tirano. En el proceso de construcción europea los actores son estados formales que tienen en común compartir un espacio físico pero también un espacio de ideas y la idea que nos debería de preocupar es precisamente aquella de la que nadie habla, en este caso, la razón de estado.

¿Qué prevenciones podemos establecer para la salvaguardia de nuestra felicidad futura? ¿Cómo asegurarnos de que al final de este proceso europeísta no nos encontraremos con el mismo reverso tenebroso del estado multiplicado por cien? No recibo pistas sobre este asunto y por lo tanto estoy obligado a adoptar una preventiva postura escéptica sobre la disolución nacional en el continente.

¿Qué queréis que os diga? Si tengo problemas para confiar en mi concejal, ¿cómo no tenerlos para confiar en un delegado continental autocéfalo? De aquí que realmente la construcción europea no se puede lograr por mera agregación de partes. Si no extirpamos antes los tumefactos retazos oscuros entonces construiremos un cuerpo enfermo. Y los cuerpos enfermos no duran o no son capaces de rendir plenamente.

Acercando el zoom

Expuesto que el problema va más allá de nuestras fronteras y que forma parte de un debate mucho mayor (y sin duda se trata de un debate que excede mi capacidad: yo solamente rasco la superficie), voy a tratar de afinar la puntería.

¿Cómo no va a haber razón de estado y por lo tanto crimen de estado cuando consentimos y hasta aplaudimos esta razón de estado si nos conviene? El estado no es un satélite geosincrónico que nos observa a miles de kilómetros. El estado se compone por gente con intereses y agenda y que lo usa como camuflaje y motor para cumplir esos intereses. Esta aproximación parece infantil y desmedida porque suena a anarquista sin embargo mi punto es justamente el opuesto: esta desconfianza que debemos tener hacia el estado no se desmadeja alejándonos de él sino precisamente haciendo lo contrario: estableciendo robustas prevenciones, complejos aparatos de vigilancia, arquitecturas jurídicas que hagan fluir la información por el sistema. En definitiva, menos oclocracia y democracia y más república y constitución.

Os preguntaréis: ¿cómo es posible que criticando los vicios inherentes a la actividad discreta de una élite que patrimonializa el estado acabe criticando a las masas alegres que pueblan las calles? Buena pregunta.

Toda actividad discreta y criminal del estado no puede llevarse a cabo sin el concurso de la alegre masa. Os recuerdo que no hablo de tiranía (esto no tiene nada que ver con la tiranía), hablo de un estado (tampoco necesariamente hablo de un estado como tal) en principio constreñido por leyes.

¿Cómo van a transformarse los cónsules de la república en purrela criminal si no es con el concurso de los rebañacucharas que les jalean? Y aquí aparece un problema fundamental: si la escoria criminal es llevada a hombros por las plazas, el instinto hará pensar al blando que esa escoria se merece un trato privilegiado. "Algo habrá que hacer para contentar a la masa" dice el acomodaticio. "Lo mejor es llegar a un acuerdo", esgrime el inconsistente. "¿Qué tiene de malo ceder un poquito?", se pregunta el flojo.


Al escuchar a los endebles logramos dos cosas: que el crimen compense y que el comportamiento criminal se refuerce por justificación. Ojo, no hablo de un capo de la droga defendido por su aldea, estoy hablando de magistrados. Al formar parte de la estructura del estado el crimen nos afecta a todos, nos degenera a todos, sus consecuencias lo impregnarán todo. De ahí que hablemos de crímenes que en realidad lo son por partida doble: por crimen y por felonía.

Yo entiendo que el apacible de natural quiera evitar el conflicto. Creo que la ausencia de conflicto es superior a su presencia. Pero aquí no se trata de que dándole alas al criminal vaya a desaparecer el conflicto, es más, ni siquiera se trata de que lo primero sea hacer desaparecer el conflicto. De lo que se trata es de si queremos colaborar en un crimen o no. De lo que se trata es de si la ley puede ser defendida o no. De lo que se trata es de si podemos convenir en normas de convivencia que nos eviten acudir a la fuerza arbitraria.

Si elegimos la fuerza arbitraria sobre la ley entonces la sociedad política se disuelve, las redes de seguridad desaparecen, el aplomo y la contención dejan de existir y todos acabamos en manos de cuatros tipos con pistolas metidos en un todoterreno (esa imagen nos parece muy loca pero así vive la mitad del planeta y os recuerdo que no hay dioses que nos guarden de esto).


viernes, 22 de septiembre de 2017

Hay que destruir la red de seguridad del nacionalismo

Si no cuestionamos los motivos del aparato legislativo que nos gobierna en poco nos distinguiremos de ser meros súbditos. Ser ciudadano requiere de algo más que ser siervo. No podemos albergar fe ciega en nuestros legisladores, hemos de demandar explicaciones para nuestra ventura y para la futura felicidad del reino. La relación entre el poder y quienes sostenemos el poder tiene que ir en los dos sentidos: tan desdichado es estar al albur del poder que surge de una masa amorfa como encomendarse a los herméticos designios de un oscuro conciábulo.

Lo curioso es que a poco que empecemos a rascar una parte del aparato se cae pues apenas es sostenida por la fe del carbonero. Nótese que esa parte más débil del aparato es la que tiene que ver con los problemas imaginarios. De esto mismo hablaba Josep Borrell hace poco: «Hay dos tipos de problemas: unos reales que se pueden resolver y otros que son imaginarios y como tales hay que desmontarlos».

¿Desmontarlos dices? Aguántame la cerveza.

Lo que me llama la atención es que las cosas más absurdas son las más evidentes y cotidianas. Las justificaciones de caracter mágico e irracional que se usan en parte de nuestras leyes las encontramos en las principales leyes, las que dan sustento y cuerpo al resto de la legislación. La estructura del edificio legislativo está hecha de chicles y alambres. Si mucha gente pone en duda esta estructura buena parte de nuestros problemas imaginarios se desevanecerán. Falta nos hace quitarnos problemas de encima.

Puedo poner de ejemplo de esta magia la Ley de Normalización Lingüística de Galicia.


Ley de Normalización Lingüística

El proceso histórico centralista acentuado con el paso de los siglos, ha tenido para Galicia dos consecuencias profundamente negativas: anular la posibilidad de constituir instituciones propias e impedir el desarrollo de nuestra cultura genuina cuando la imprenta iba a promover el gran despegue de las culturas modernas.

Sometido a esta despersonalización política y a esta marginación cultural, el pueblo gallego padeció una progresiva depauperación interna que ya en el siglo XVIII fue denunciada por los ilustrados y que, desde mediados del XIX, fue constantemente combatida por todos los gallegos conscientes de la necesidad de evitar la desintegración de nuestra personalidad.

El preámbulo parte de una petición de principio: un proceso histórico centralista (supongo que se refieren a la concentración de poder en un centro aunque no dicen si ese centro son las ciudades, los estamentos, la corte real, Santiago, Coruña o Roma. Recordemos que a partir de la imprenta —a la que se refiere el texto— la Real Audiencia de Galicia —que acaba con parte de los privilegios feudales y que es fundada por los Reyes Católicos— se establece en Santiago y luego en Coruña y que por otra parte las ciudades contaban con concejos que ante la llamada a levas del rey podían negociarlas e incluso negarse).

A continuación dicen que ese proceso ha sido malo porque Galicia no pudo tener "instituciones propias". Supongo que por "propias" se refieren a "gallegas". Galicia no contaba con instituciones gallegas dice el texto. Esto es mentira, directamente. Una leyenda muy extendida en Galicia (y que aparece en los libros de historia de los niños gallegos) cuenta que los Reyes Católicos le quitan a "Galicia" el voto en las cortes y se lo dan a la ciudad de Zamora. Lo que no entienden ni el conselleiro, ni los que escriben los libros, ni los que redactaron este preámbulo mágico es el significado de esas cortes. El rey de Castilla convocaba a cortes para pedir aumentar los impuestos (no existía el absolutismo) y lo lograba sobornando a los representantes de esas cortes. Desde Isabel I hasta Felipe IV (con el que "Galicia" "recupera" "su" voto en las cortes, un detalle que no se suele recordar), las cortes se reúnen unas cuarenta veces, dos de ellas en Galicia (otro detalle que nadie comenta: ¿Galicia estaba marginada porque no tenía voto y las cortes se reúnen en Coruña? Raro, raro). Es un error muy básico decir que la delegación gallega representaba los intereses de Galicia. Esto lo dices en el siglo XVI y la gente se ríe de ti. Los miembros de las cortes representaban sus propios intereses: baja nobleza, obispos y ciudades. En lo que respecta a las ciudades, desde la fundación de las cortes a Galicia le correspondía un voto compartido con Asturias y Extremadura. Como apunté antes es el Rey-Planeta el que "desdobla" el voto de las ciudades gallegas y le da uno único —propio— a "Galicia" (que no era Galicia, eran las élites de las ciudades).

Lo que hay que entender es que durante toda la Edad Moderna Galicia no es más que una designación geográfica y en lo judicial una división administrativa. No existe ningún cuerpo electoral gallego ni se puede hablar siquiera de que los gallegos compartían intereses comunes: el mercader de sal de Coruña era un hombre mucho más cercano al mercader de sal de Lisboa que al campesino que destripa terrones en Culleredo. No se puede quitar a alguien lo que no tiene y tampoco enviar buenos deseos al pasado.

Sobre la "cultura genuina" no me hagáis hablar. Esa peste que consiste en poner la palabra Kultur en todo es algo de lo que tenemos que deshacernos. Un motivo aducido por la Entente en la Primera Guerra Mundial era destruir La Cultura (Kultur, el núcleo de la ideología alemana). Siendo Kultur una especie de nueva religión que viene a sustituir a la antigua, sería positivo recordar las bondades de la separación Iglesia-Estado y separar la Kultur de todo cuanto tenga que ver con la política. De esto he escrito muchas veces, el culmen de su crítica la tiene Gustavo Bueno en El mito de la cultura y os puedo dejar esta breve introducción de Raúl Minchinela al fenómeno de la inversión teológica. En lo de "genuina" tampoco me extiendo porque está relacionado con el folk-lore y es una derivación directa de la filosofía alemana y por tanto de la Kultur (no existe una cultura no genuina ya que no existe una "cultura humana").

Kultur.
A continuación dice el texto que debido a carecer de cultura y de instituciones propias, Galicia se empobrece. Imagino que no se refieren a las condiciones de vida, que en líneas generales fueron mejorando en Galicia de forma similar a la del resto de Europa occidental y parece que tengo razón ya que esa pobreza se refiere, como reza el texto, a la desintegración de nuestra personalidad. ¿Me puede señalar alguien qué es la personalidad de Galicia? ¿Se puede medir con cinta métrica y pesar con una balanza? Porque si no se puede entonces esa personalidad no mengua y el texto miente. Tan simple como eso. Ya veis que ni siquiera me hace falta desmentir la existencia de la personalidad colectiva (otra panoplia de la filosofía alemana).

A continuación el preámbulo comenta que gracias a la Constitución de 1978 Galicia tiene la posibilidad de recuperar su personalidad colectiva y continúa:

Uno de los factores fundamentales de esa recuperación es la lengua, por ser el núcleo vital de nuestra identidad. La lengua es la mayor y más original creación colectiva de los gallegos, es la verdadera fuerza espiritual que le da unidad interna a nuestra comunidad.

Para recuperar esa personalidad colectiva (de la que no sabemos dónde está ni si crece o decrece, pero que el texto tiene claro cuándo cambia su tamaño porque igual quienes lo redactaron consultan unos gusanos místicos en la cripta de la Catedral de Santiago, en plan: "¡la personalidad colectiva... bzzz... exige aumentar niveles de... bzzz... bisulfito de potasio en Carballo!", yo qué sé), un factor es la lengua (recordemos a Fichte: "la lengua de un pueblo es su alma").


Y sigue: "la lengua es el núcleo vital de nuestra identidad", es decir, es la parte interna o más importante de la vida de nuestra identidad (nuestra identidad "vive", sugiere el texto). La lengua es la "verdadera fuerza espiritual" que proporciona unidad a nuestra comunidad. Según los gusanos de la cripta, la unidad de nuestra comunidad no viene por el Estatuto de Autonomía, norma fundamental de nuestras instituciones de autogobierno, que depende de la Constitución Española, sino por una "fuerza espiritual" que potencia la lengua (la gallega, ojo) para mantener "viva" la "personalidad colectiva" (que no sabemos qué es pero que crece o decrece en función de circunstancias inventadas). Fuerza espiritual, telita, esto en una ley redactada en 1983 y vigente todavía en 2017. No estamos tratando con mandalas del Rigveda, aunque lo parece (una pena, por cierto, porque en los vedas se cuentan historias de batallas en la Luna donde hay soldados que pierden el pelo y las uñas después de que naves espaciales lancen bombas que lucen como la luz del sol y destruyen ciudades enteras. La mitología hindú de hace 3.000 años es ciencia ficción hard).

A continuación viene el articulado de la ley en la que para contentar a los ocultos gusanitos de la cripta de la catedral se establece que el gallego es el idioma propio de Galicia y que es oficial junto al castellano. La ley deja muy claro que no se puede discriminar por razón de lengua para inmediatamente añadir que los poderes públicos promoverán el gallego, no el castellano. Es decir, se pide no discriminar e inmediatamente ya aparece la discriminación. Respecto a los topónimos, los únicos oficiales serán los gallegos, esto tampoco es discriminar. Respecto a subvenciones la Xunta podrá subvencionar a los medios que empleen al menos una parte en gallego. Luego se añade la obligación de la Xunta de promover el uso del gallego con cargo al presupuesto y hacer meritorio su conocimiento en la función pública. Todo esto porque hay una fuerza espiritual que nos sabemos lo que es que está pululando por ahí. Es decir, una cosa imaginaria se establece por ley, tiene consecuencias directas en nuestra vida diaria y partidas en los presupuestos. Yo defiendo separar la política de la magia. Quien quiera fundar una secta y rendir culto a unos gusanos místicos que lo haga en su tiempo libre y con sus recursos.

Consello da Cultura Galega.
Si una fuerza espiritual determina la política lingüística (suena raro pero es la realidad: pranayamas, entes, trasgos, a cova dos mouros, los elementales de fuego de nivel 4, etc.), ¿cuál es la tarea fundamental de la política general en el ámbito gallego? Vámonos al...

Estatuto de Autonomía de Galicia

Este estatuto fue elaborado por diputados elegidos en 1979 de UCD, PSOE y CD y también por partidos extremistas sin representación que hubo que meter porque si no lloraban (?). Fue aprobado en referendum en 1980 con el 73% de los votos afirmativos con un 28% de participación (450.000 votos de 2,2 millones de electores). Esto lo digo para tenerlo presente.

El segundo punto del primer artículo de esta Ley Orgánica aprobada por las Cortes Generales reza:

La Comunidad Autónoma, a través de instituciones democráticas, asume como tarea principal la defensa de la identidad de Galicia y de sus intereses y la promoción de la solidaridad entre todos cuantos integran el pueblo gallego.

La tarea principal es defender la identidad de Galicia. Voy a tomar el segundo significado de la palabra "identidad" tal como aparece en el diccionario de la RAE: «conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás». Bien, entonces la principal tarea del poder público gallego es hacer apología de la diferencia, discriminar lo foráneo (lo foráneo empieza en el río Eo, que nadie se confunda) y acentuar rasgos que nos identifiquen colectivamente (estos serían los gusanitos de las fuerzas espìrituales que demandan dar dinero público a autores que nadie lee ya que la ley dice que la lengua es un núcleo vital de nuestra identidad).

Subdirección Xeral de Planificación e Dinamización Lingüística.
A ver si lo entiendo: la tarea principal del autogobierno gallego no es guardar el orden público, promover la justicia, elevar el nivel educativo, mejorar la calidad de vida,... no, es decir que nosotros somos diferentes a los demás. Toda la autonomía gallega se construye en torno a esta idea. Pensadlo. Pensadlo detenidamente porque en esto es que invertimos nuestra felicidad y la felicidad de nuestros hijos.

Básicamente y en resumen se podría decir que todo el chiringuito responde a la voluntad de unos entes invisibles que nos ordenan ser xenófobos.

Siendo así, todo aquel que hable de identidad, de cultura propia, de personalidad colectiva, etc. hay que tratarlo como a una persona con sus facultades mermadas.



martes, 19 de septiembre de 2017

Enemigos de la convivencia

El proceso por el que una minoría arrastra a muchos catalanes a enfrentarse contra otros catalanes y contra la mayoría del resto de españoles está dejando algunas de las notas más vergonzosas de la historia política reciente. Más allá de la diferencia de pareceres se incorporan al inexistente debate político dichos y hechos que a más de uno harán sonrojar con el paso del tiempo.

«Memorable batalla de Pavía» (18-I-1874, La madeja política).
Tenemos la abrupta, bronca y antirreglamentaria sesión del parlamento regional catalán del 8 de septiembre de 2017 en el que sin debido procedimiento un grupo de diputados se otorgan a sí mismos poderes de convención dilapidando la Constitución y el Estatuto de Autonomía. Más allá del contenido de un folleto golpista con sello oficial, tenemos las formas del proceso: sin dictamen del Consejo de Garantías Estatutarias y sin las preceptivas recomendaciones de los abogados de la cámara este grupo de alborotadores decidió convertir su voluntad en ley. Esto ni siquiera es lo más grave ya que la justicia se ha puesto en funcionamiento para perseguir las irregularidades; lo más grave es que la violenta turba impidió expresarse a los diputados de la resistencia democrática. Estos diputados, de varios partidos, no protestan por estar en desacuerdo sino porque representan a miles de ciudadanos que delegan su poder legislativo en ellos para ser su voz. Pues bien, la turba descontrolada arrebató aquel día el derecho de representación de buena parte de la sociedad catalana (de una mayoría pero aunque fuera de un solo ciudadano ya sería inadmisible).

Tenemos por tanto la maquinaria de un golpe de estado en marcha. Ciertamente si somos puristas no se trata de un golpe de estado ya que los golpes exigen la intervención de un aparato militar. De todas formas la expresión "golpe de estado" es útil y gráfica para describir una situación en la que se pretende un cambio en el poder de forma violenta.

A partir de aquí me llama la atención cómo el debate se separa de lo importante y recae en la anécdota. A mí me da igual el fin para el que se organiza el golpe de estado: me da igual si quieren hacer un nuevo país, poner al heredero carlista en el trono, regalar Murcia al ISIS, obligar a todo el mundo a llevar boina enroscada... a mí me da igual la justificación que busque un señor que me está empujando. A mí me da igual que me atraquen con una navaja para comprar heroína o pañales. Me da igual porque ese señor es inmediatamente mi enemigo. Y al enemigo se le destruye a poder ser de una forma aplastante para que jamás vuelva a levantarse.

Cosa distinta ocurre con el adversario político o el discrepante. Mucha gente aspira a que todos llevemos boina enroscada. Muy bien, podemos discutir el asunto pero en el monotema no se trata de discutir sobre la desaparición de la España democrática sino de resistir el ataque de una turba que pretende cargarse el sistema representativo de gobierno (como vimos en el parlamento catalán) y nuestras libertades civiles (que no descienden de las nubes sino que existen porque tenemos una Constitución, un código legal, etc.).

Por lo tanto es triste que a este lado de la cordura algunos centren la cuestión en lo malo que es la separación de un trozo de uno de los mejores países del mundo para crear una especie de puerto pirata con casinos y furcias. Esa no es la cuestión, la cuestión es que hay gente que se está saltando la ley. Y es especialmente grave que ante este atentado contra nuestras libertades algunos intenten llegar a un terreno común o a algún tipo de entendimiento apaciguador.

Los del río revuelto

En este punto tenemos la posición del PSOE y su atrabiliaria propuesta de federalismo antifederal, con su bingo de naciones y sus balcones al identitarismo reaccionario. En el asunto concreto que nos toca todo a lo que llega este partido es a proponer una comisión en el Congreso para discutir el modelo territorial con especial hincapié en contentar las aspiraciones de los que jamás se contentarán. De cómo vendieron palas a los carboneros no hablamos. Y de que les importa más destacar las diferencias con el PP que España tampoco.

Lo decían como si fuera algo bueno. ¿Algo bueno para quién?
En una situación ya abiertamente parasitaria tenemos a los chavistas españoles. Conocidos por situarse en cada cuestión siempre en contra de España, los chavistas están en un punto intermitente entre el amensalismo y el inquilinismo: no quieren la separación de Cataluña pero tampoco quieren impedirla. Es de agradecer que iluminen tan claramente el problema que apunté al principio: no se trata de discutir el objetivo final de los malos, se trata de que se saltan la ley (y al hacerlo nos perjudican a todos). A los chavistas la Constitución, la ley, la libertad, España, Cataluña, Betanzos, los derechos civiles y lo que se les ponga por delante les da igual. Todo puede sacrificarse por un fin mayor: hacer lo que Pablo diga (yo no, el otro Pablo, el feo). Su última ocurrencia es convocar una asamblea de representantes públicos para pactar un refrendum de autodeterminación. Sí, todos sabemos que ya tenemos el Congreso, el parlamento autonómico y el Senado, pero en estas cámaras legítimas Pablo no tiene mayoría y entonces no valen.

En el subgrupo de chavistas tenemos a la alcaldesa de Barcelona de la que no puedo evitar hablar porque protagonizó uno de los momentos más lisérgicos de todo este sainete: en un primer momento se negó a cooperar con los autoritarios para ceder espacios públicos a su mascarada, a continuación pactó con la gente que ocupa la Generalidad el uso de inmuebles públicos dependientes del Consorcio de Educación de Barcelona y así poder librarse del castigo de la justicia. Cuando le preguntan los martes responde que va a "votar" aunque los miércoles dice que eso no es "lo importante", los sábados a mediodía dice que los alcaldes no pueden ser "intimidados" (le llama intimidación a que la ley sea igual para todos). Eso sí, al margen de sus opiniones veletas y mustélidas la alcaldesa ordena a sus policías impedir el butifarrendum.

Los fanáticos

El movimiento separatista cuenta con innumerables tropas de infantería que parecen pagadas por los mafiosos que ocupan la Generalidad. Día tras día inundan Internet de noticias falsas, testimonian su analfabetismo funcional, montan ferias en las plazas y lo que es más triste: agreden a los que no piensan como ellos, amenazan, insultan, provocan a la policía y vuelven irrespirable el aire en Cataluña. Transparentes como solo una mente simple y monotemática puede ser, su único objetivo es lograr que los demás se rebajen a su nivel. Y qué nivel, Maribel...

Tenemos el manido asunto de los "apoyos internacionales", llevan con la matraca años y se han gastado —pólvora del rey— en promoción y mariscadas lo que no está escrito. La región catalana cuenta con oficinas en el exterior (como otras autonomías) y las pinta de "embajadas" porque como todo el mundo sabe una función del gobierno catalán es la propaganda política para apoyar el programa de algunos partidos.

Da igual que tras millones de euros gastados y años de esfuerzos los separatistas no cuenten con ningún apoyo internacional. Todo es poco para el monotema que se lo come todo y esto nos deja algunos momentos hilarantes como el famoso apoyo danés:

Cuando lo pides por Aliexpress...
...cuando te llega a casa.
También tenemos el supuesto apoyo de Estonia que resultó ser otra mentira:


Una de esas mentiras con las patas muy cortas (todos los países de la UE comparten la misma posición sobre los asuntos internos de cada país miembro, aún así no cuesta nada preguntar):
(Kudos a @naroh).
Los ejemplos se suceden y podríamos estar hasta mañana. Lo que sí es cierto es que cuentan con apoyos... el problema es que es de ese tipo de apoyos que te gustaría no tener, como Julian Assange (un pobre diablo usado por los rusos):

Quería decir Sancho Panza pero hay que ser comprensivos: tuitea desde el cuarto de baño de la embajada de Ecuador en Londres.
O el dictador venezolano que ha llevado al país al borde de la guerra civil, ha arruinado su economía y ha cerrado la cámara legislativa para sustituirla por otra a medida donde se haga lo que los narcoterroristas quieren.

El País
Otro apoyo es el que les da la Lega Nord, ese grupo político italiano formado por gente que suspendió sociales en EGB:


Estos son la Lega Nord:
¿Adivina quién es el último? (No sé qué tienen en contra de los cocineros, pero bueno).
No hace falta recordar que todo grupo que sistemáticamente se mete con inmigrantes o gente con religiones exóticas y absurdas está a cinco minutos de meterse con otra gente. Contigo, por ejemplo.

Si se quedara la cuestión en las paparruchas aún cabría tomárselo con sentido del humor. El problema es que el fanatismo siempre desemboca en violencia (especialmente el fanatismo nacionalista, de eso sabemos algo en Europa algunos que leemos). Y el ruido sordo de violencia ya está instalado en el día a día de innumerables catalanes que no se la merecen.

Es el caso de lo sucedido en Santa Susana (un caso especialmente grave pues se trata de la agresión de un alcalde a un concejal). También tenemos la denuncia del PSC del acoso que sufren los hijos de algunos de sus alcaldes por parte de los autoritarios (pensadlo: se meten con los críos). Los ataques contra sedes de partidos políticos democráticos son tan habituales que ni aparecen en las noticias, aunque algunos den la voz de alarma por las redes sociales.

Sede del PSC en Molins de Rey. Los cachorros del 3% tuvieron la decencia de firmar su obra: "fascistas votaremos".
Esta amenaza también está firmada.
Hay otra cosa que me resulta especialmente curiosa: cómo intentan los fanáticos hacer pasar su butifarrendum endogámico como algo en lo que existe capacidad de elegir. Así, los cenutrios se han inventado la "campaña del no" haciendo uso de las imágenes registradas de algunos partidos políticos. El asunto está denunciado, claro está.

Un runrún promovido por los secuaces de Vileda I de Cataluña consiste en darle la vuelta a la cuestión: así, ellos son los demócratas y el resto no. Para incidir en el imaginativo argumento muestran fotografías de la policía interviniendo material de propaganda golpista según mandato judicial. Estas imágenes pretenden plasmar una estampa lírica: las armas impidiendo el ejercicio de la democracia. Viendo la forma en que se cargaron el parlamento catalán es dificil que alguien se trague la mentira pero no por ello dejan de insistir. Y en este propósito cuentan con la ayuda del grupúsculo de chavistas cuyas posiciones sobre la Constitución Española, los derechos y libertades que recoge y sobre la Transición Democrática son conocidas por todos.

Fin

Para terminar podemos decir que no parece que el separatismo quiera la separación pues existen fórmulas recogidas en la Constitución para explorar antes de saltarse uno las leyes. Esta vía no solo no la agotaron sino que ni siquiera la intentaron. Aunque como he dicho, lo que quieran es lo de menos. A un lado está el Estado de Derecho y al otro una turba violenta, que gane el mejor.

Otro día podremos hablar de la responsabilidad del turnismo en el asunto, de cómo lustros de mercadeo persa en el Congreso y de cesiones han desembocado en esta situación. Podremos hablar sobre reforma de modelo territorial y de reforma constitucional para redefinir los límites competenciales entre diferentes niveles de la administración. Pero hoy nos están agrediendo a todos (hasta llaman franquista a Gaspar Llamazares, bastante alucinante el tema) y cuando nos atacan a todos, no queda sino hacer piña.


jueves, 14 de septiembre de 2017

La batalla medieval

Para el marco geográfico y temporal que trato vamos a entender por medieval el periodo de tiempo vagamente comprendido entre el siglo IV en el que el Imperio Romano pacta acuerdos de colaboración con tribus germánicas y la introducción de la artillería (falconetes, bombardas) a mediados del siglo XIII. El ámbito geográfico lo limito imprecisamente al territorio de los romanos occidentales (por tanto incluyo al sur la Mauritania Tingitana y el límite norte lo marco por la Magna Germania; alrededor del siglo X podremos extender la frontera norte del Medievo a Dinamarca, Escania, Brandemburgo, etc.).

La minúscula fracción de testimonios de primera mano que se conservan del Bajo Imperio (recordad: hablo del occidente romano) nos suponen dos problemas: uno, los autores no parecen demasiado interesados en hablar de su época y prefieren hundirse en la nostalgia (esto no es extraño en la literatura romana: en Virgilio (I a.C.) ya encontramos la añoranza) y dos, tras la atomización del mundo romano, el foco de interés no está en ese nuevo mundo que se va formando sino en oriente (en fuentes del siglo VIII la invasión musulmana de España es una nota al pie, los autores hispanos están mucho más interesados en las noticias de Constantinopla).

Edad Media.
IN: Mandorlas místicas.
OUT: Microbiología.
Desde luego que existen fuentes de otros ámbitos (Derecho, Filosofía) que dan cuenta de aquel mundo pero no son tan útiles para la descripción de la batalla. Hay que acudir a (escasas, fantásticas y tardías) representaciones gráficas y a restos arqueológicos. Aún así la clave de esta época es tener presente que no existe un corte con el mundo antiguo: un tratado militar romano muy popular (s. IV) que es Instituciones Militares de Vegecio (se encuentra por De re militari, o la edición que yo tengo Epitoma institutorum rei militaris) es profusamente copiado durante toda la Edad Media e incluso después (en realidad muchos libros romanos y griegos están en circulación durante esta época, el medieval alfabetizado tiene presente constantemente el mundo clásico). El problema es que lo que valía para Roma ya no vale para sus hijos. La política de defensa y organización militar romanas se construían a escala del Imperio. Sí es cierto que las últimas reformas militares exigen unidades más pequeñas y móviles y no es desechable la idea de que este tipo de pequeño ejército móvil sea el primero con el que cuenten los llamados reinos bárbaros.

En la referida obra de Vegecio tenemos las necesidades de entrenamiento y las armas que utilizan los soldados de esta época: la espada que sirve para dar estocadas (la espada es más pincho que cuchillo), la jabalina, dardo o lanza (luego sus variantes de venablo, alabarda, etc.) que será el arma por excelencia tanto en caballería como en infantería, el arco tanto en caballería como en infantería (que alcanzará el cénit de su desarrollo tecnológico en Azincourt y que en distancias cortas tendrá una fuerza de impacto equivalente a las armas de fuego hasta la invención del ánima rayada (menor que la ballesta pero la ballesta tenía menos cadencia de tiro)) y por último la honda (la descripción de Vegecio del uso de la honda parece un relato de la mítica batalla de Covadonga, unos trescientos años después).

Legionarios romanos, s. VII, Skopje, Macedonia (me parece más correcto hablar de romanos que de bizantinos, ya que lo de bizantino para designar al imperio aparece en el XVI).
Más allá de las armas de cada soldado tenemos armas de artillería que se desplazan con el ejército: balistas y onagros norrmalmente para defender los campamentos o situados en la retaguardia para romper la línea enemiga (su utilidad desaparece en el momento en que el enemigo no presenta una formación cerrada). Las armas de asedio serán construidas in situ en época más tardía según las necesidades (para lo que se requerirá que el ejército cuente con ingenieros, a su vez también necesarios para construir túneles bajo las murallas con el fin de derribarlas).

Respecto al entrenamiento tenemos el famoso palo (dos metros de altura, clavado en la tierra y a pelear con él), el caballo de madera (práctica de montar rápido con armas), la natación (porque a veces "no hay tiempo para construir puentes en los ríos", estos puentes se hacían uniendo canoas que acompañaban al ejército), las marchas (con veinte kilos encima, recordad las "mulas" de Mario), las maniobras y la construcción de campamentos (con sus empalizadas y fosos).

Caballero bárbaro (s. VIII?), Magdeburgo.
Luego están las órdenes en la batalla. Las había de tres tipos: la voz de mando ("valor", "Dios con nosotros", etc.), las semivocales (tubas, bocinas y cuernos, para órdenes de avance, retirada, persecución, etc.) y las visuales (estandartes, dragones, águilas, plumas y banderines que se usaban para situar unidades en el campo de batalla).

Respecto a la disposición del ejército en la batalla, las tropas más acorazadas y veteranas se sitúan delante y las más ligeras que usan armas arrojadizas detrás. Éstas son las que inician el combate lanzando flechas, piedras o dardos. En ese momento es cuando se decide si lanzar a la caballería o no en función de si el enemigo empieza a huir. En ocasiones la caballería no se limita a guardar las alas y atacar la huida del enemigo sino que se mezcla entre la infantería para luchar junto a ella.

Hasta aquí las descripciones de Vegecio no parecen otra cosa que técnicas militares romanas tradicionales, sin embargo, una cosa que deja clara es que hay que evitar en todo lo posible la batalla campal y preferir el acoso y hostigamiento. Esta puede que sea una lección aprendida del contacto con los ejércitos bárbaros, igual que el uso de la espada larga y el aumento de la proporción de caballería. La idea de tratar de evitar la batalla campal será común durante todo el periodo (entre 1050 y 1350 en todo Flandes se registran once batallas, son pocas).

La atomización del mundo romano y las dificultades a la hora de recaudar y centralizar los impuestos hacen desaparecer al ejército profesional y la antigua élite militar pasará a ser una élite basada en la propiedad de la tierra. Comienza a surgir el feudalismo como régimen político, social y económico —con todas sus variantes y excepciones— a la par que se suceden los tiempos heroicos de la Iglesia que tendrá que re-evangelizar Europa y acabará convirtiéndose en la mayor entidad propietaria de tierras del continente hasta el siglo XIX y que una vez establecida cierta unidad de mando (a partir de la Querella de las Investiduras) será el principal elemento cohesionador y universalista del atomizado mundo medieval.

ADEFONSUS REX CASTUS * ARMIGER REGIS * MICHAEL
(Alfonso II el Casto rezando acompañado de un guardia real y del arcángel Miguel. Liber Testamentorum Eccleciae Ouetensis. Catedral de Oviedo, c. 1118, o sea, 250 años después de Alfonso II).
El caso es que no tenemos grandes imperios o grandes reinos que se enfrentan en batallas decisivas hasta que los reinos medievales adquieren cierta madurez (a.k.a. circulación monetaria, recaudación de impuestos) y especialmente con el surgimiento del Califato de Córdoba. Los nuevos chicos que llegan al barrio llamando a la Yihad en un mundo donde todavía no existe el Corán traen consigo las lecciones aprendidas de Persia y el empuje de muchas provincias bizantinas que pese a la nueva administración que las fríe a impuestos continuaban en un periodo clásico de desarrollo académico e ingeniero. Frente a los musulmanes se producen batallas decisivas como Simancas (una de las batallas más retuiteadas del siglo X de la que enseguida dan cuenta en Bagdad y Aquisgrán) o Navas de Tolosa (una de las tres o cuatro batallas que decidieron la Historia Universal), victorias épicas donde curiosamente varios reinos españoles necesitan unir sus fuerzas para convertirse en imparables. Las batallas que tienen estos reinos de forma separada contra los musulmanes solían acabar en derrota. Estas batallas ya no son las del mundo romano, aquí el soldado profesional es sustituido por el siervo y el campesino libre. Las tropas de élite ya no serán asteros acorazados sino caballeros montados, con cota de malla, casco y la adarga que adoptan por imitación de la caballería musulmana (hay que decir que los ejércitos del Califato y luego andalusíes contaban con infantes muladíes, tropas eslavas, mesnadas magrebíes, etc. No solo en muchos casos la infantería irregular era indistinguible entre los bandos sino en ocasiones hasta los caballeros iban equipados de forma muy parecida).

Caballero carolingio (s. IX) (Biblioteca Municipal de Amiens).
Las armas comunes de la plena Edad Media seguirán en uso hasta el siglo XVI y en Europa Oriental hasta el XVII: en el descubrimiento de América los españoles llevarán consigo los novedosos arcabuces y falconetes pero también rodelas, ballestas y espadas largas y en ocasiones irán protegidos por armaduras de acero que no llamarían la atención en la Guerra de los Cien Años.

Con el paso del tiempo cobra importancia la caballería pesada que cambiará la adarga por el escudo de lágrima (como vemos en el tapiz de Bayeux). El caballero montado tiene muchas más posibilidades de sobrevivir porque puede huir rápidamente si las cosas se tuercen (recordemos la invención del carro como elemento para huir de la batalla. Huir de la batalla y lograr que no le alcancen es la principal preocupación del guerrero durante milenios (en las Navas de Tolosa la persecución es de unos veinte kilómetros y tenemos ejemplos de persecuciones que extienden batallas durante semanas), pero esto es aburrido de contar en una película).

Codex Manesse (Große Heidelberger Liederhandschrift, Heidelberga, s. XIV).
La atomización del mundo medieval que sobrevuela lo que estoy diciendo nos lleva a casos muy desiguales de batallas "importantes". En la Inglaterra anglosajona el rey iba acompañado de todo su ejército y una batalla podía decidir el destino del reino (de hecho, así es como Haroldo II perdió Inglaterra), en España las batallas de primera división consistían en la unión de los ejércitos de varios reinos con los mayores nobles, órdenes militares y ciudadanos de villas realengas (su disposición en el campo de batalla recuerda mucho a las batallas de la Antigüedad).

El caballero

Sin duda si hablamos de batallas medievales tenemos que mirar al elemento más glorificado por la literatura no religiosa del momento: el caballero montado. El caballero con armadura montado en un destrero es el gran soldado medieval según la idea popular. En realidad este tipo de caballero varía mucho a lo largo del periodo y del continente. Su punto álgido lo podemos situar en la Guerra de las Cien Años y su equipación más conocida un poco después, precisamente en el momento en que dejan de ser útiles en batalla.

Este caballero tenía que ser noble ya que la equipación de batalla podía equivaler a las rentas de una aldea de todo un año. Aun así en España encontramos disposiciones que nombraban caballeros a todo aquel que tuviera un caballo (esto nos dice algo de la movilidad social). Al tratarse de nobles y disponer de vasallos estos caballeros podían contribuir con tropas en una batalla (carne de cañón campesina) aunque en realidad esto estaría reservado para los nobles de las grandes casas. Hasta el siglo XIII no se regula (en España, con Alfonso X) la contribución de fuerzas vasallas en las campañas militares (debemos suponer que esto venía de antes).

Armadura KD (Karolus Divus) del Rey-Emperador (1525). Patrimonio Nacional.
La armadura de este caballero varió durante el periodo desde la impedimenta tardorromana (cota de malla) a la armadura de placas (XIV y ss.) pasando por la cota de placas (XII-XIII, esta cota será la que empleen los cruzados en Tierra Santa y en la liberación de Sevilla).

Sobre la eficacia en combate de esta caballería pesada el debate está abierto. Ciertamente comenzó ocupando las mismas funciones que el tanque en la Primera Guerra Mundial (dar miedo y causar el caos), sin embargo esta función fue desapareciendo según otros ejércitos se iban adaptando: la caballería ligera mongola y sarracena podía detener el avance de la caballería pesada con una lluvia de flechas y una mayor movilidad, la mejora del arco también fue crucial en detener su eficacia (y ya no digamos la extensión de uso de la ballesta y luego del arcabuz y la pìca). Hacia el XIV, cuando cobran más importancia los asedios a plazas fortificadas, el caballero de armadura de placas empieza a desaparecer en la medida en que su leyenda comienza a surgir: incluso en el XVII no será raro que los reyes se equipen con vistosas armaduras finamente construidas como expresión de poder y reminiscencia del honor caballeresco.

El guerrero profesional

Hacia el final de la Edad Media se produce un fenómeno curioso en el norte de Italia: la aparición de compañías de "contratados" (condotieros). Estas compañías, en origen grandes grupos de delincuentes dedicados a la extorsión ("o me pagas o te reviento la ciudad"), llegarán a ser algunas de las tropas más eficaces y temibles de Europa. Sus contratos de protección de las prósperas repúblicas italianas llegan a ser las acciones de mayor rentabilidad de la época: cuando una compañía de condotieros llegaba a una ciudad para tomarla, la ciudad podía mejorar su oferta inicial tras lo cual la compañía daba media vuelta e iba contra sus anteriores clientes. En la primera mitad del XV, Federico III da Montefeltro, duque de Urbino, era un exitoso capitán de una de estas compañías de mercenarios que decidió hacer valer el lema "pacta sunt servanda" (lo contratado obliga) y convirtió a su compañía en la única insobornable. En cierta ocasión, contratado por la República de San Marcos, los venecianos temieron que sus enemigos le sobornaran y decidieron enviarle más dinero de forma preventiva, Federico rechazó su dinero, rechazó después el soborno de sus enemigos y cumplió su contrato. Esto le reportó fama de insobornable lo que en la Italia del Renacimiento fue como una especie de bomba atómica. A partir de entonces las ciudades firmaron contratos con él para que a su vez no aceptara contratos contra esas mismas ciudades.

Um, parece que tu pequeña Urbino tiene la cantidad adecuada de palacios de ocho plantas.
A los pocos años la pequeña Urbino contaba con un gran palacio ducal con toques bizantinos y venecianos y una biblioteca que rivalizaba con la del Vaticano. Federico atrajo a humanistas y sabios del continente a su pequeño pueblo con esteroides y durante décadas la pequeña Urbino fue una especie de Proyecto Manhattan del Renacimiento. Tras Federico los condottieri empiezan a decaer ya que no podían rivalizar con ejércitos de Francia o España pero el uso de tropas mercenarias como menores unidades de élite continuará hasta la época napoleónica (notablemente suizos y alemanes, gente de países pequeñitos).

Las órdenes militares

A partir de Urbano II y el invento de las Cruzadas no ya contra herejes sino contra infieles (e incluso contra reyes excomulgados que tarifaban con el Papa o con algún aliado del Papa), empieza la moda de no ya proteger el reino o aumentar la gloria del rey sino de defender la verdadera religión. Esto hace que haya tropas que no respondan exactamente al estilo de vasallaje secular habitual sino que van "por libre" o que dependen directamente de la Iglesia. Estas tropas en realidad no dejan de ser órdenes monásticas que escogen a sus miembros entre casas nobles (y por tanto con posibilidades de tener equipo de combate y entrenamiento). Las órdenes se emplearán tras la Primera Cruzada en Tierra Santa, en el Báltico y docenas de veces en docenas de cruzadas que tuvieron lugar en España.

Tannhäuser con la cruz de la Orden Teutónica. Codex Manesse (Große Heidelberger Liederhandschrift, Heidelberga, s. XIV)
Con el paso del tiempo algunas de estas órdenes funcionarán demasiado bien y serán un poder militar al margen del rey que hay que meter en vereda. Una de las primeras precondiciones necesarias para que se dé la transición centralizadora al estado moderno es poner a las órdenes bajo control real. Esto se acaba liogrando con la pérdida de Tierra Santa (algunas órdenes continuarán funcionando siglos después de forma independiente, como la de San Juan de Jersualén, después de Rodas, después de Malta).

La pérdida de Tierra Santa está relacionada con el atardecer del Imperio Romano de Oriente. A partir del siglo XIII este imperio será una sombra de lo que fue, dejando el paso expedito a las tropas turcas. Pese a la heroica resistencia de los romanos en Constantinopla, el viejo imperio no resistió el fuego de los grandes cañones turcos. La época de las fortalezas y de los caballeros llegaba a su fin entre el olor a pólvora y el protagonismo de un nuevo tipo de soldado: la chusma.

Constantinopla había caído pero al otro extremo de Nuestro Mar no tardó mucho en aparecer una nueva luz de esperanza. Los españoles habían derrotado definitivamente al último bastión musulmán, liberando así toda la península de las garras de la oscuridad. Los hijos de Roma emularían a sus antepasados levantando nuevamente un imperio de ingenieros, filósofos y soldados.

lunes, 11 de septiembre de 2017

La batalla antigua

Es más complicado tratar la idea de batalla que la idea de guerra. La guerra, como conflicto armado de larga duración entre entidades políticas, da pie a ser estudiada desde varias disciplinas diferentes como la religión o la economía; sin embargo la idea de batalla debido a su caracter más acotado aparece no pocas veces reducida a "episodio de la guerra". De esta forma, sucesivos enfrentamientos armados que llamamos batallas constituirían lo que entendemos por guerra.

La primera noticia de un conflicto armado entre entidades organizadas es de mediados del XXVI a.C.. El primer estado organizado (como economía de palacio o como estado palaciego) que fue Sumeria vivió conflictos entre sus ciudades-estado. Desde luego que la idea de conflicto hay que suponer que venía de atrás, el mito del paraíso perdido del hombre es tan solo eso, un mito. Pero es con la entrada en escena de la Πολιτεία (politeia, organización política en términos muy amplios y generosos) cuando aparecen nuevos actores en los conflictos que ya no son simplemente enfrentamientos entre "bandas callejeras" o enfrentamientos singulares. Estos nuevos actores son las agregaciones de gente organizada alrededor de un granero.


Es muy atractivo adaptar la idea de división del trabajo al arte de la guerra sin embargo tener gente únicamente dedicada al combate será un lujo que tardará varios siglos en despuntar. Lo normal es que las filas de un ejército estén formadas por población general con pocas excepciones (y en concreto por gente que hoy llamaríamos "niños").

Una cosa que no deja de sorprendenderme en recreaciones o imágenes del pasado es la noción de que los combatientes saben pelear. es entretenido ver coreografías de dos bandos enfrentados sabiendo pelear. Pero esta imagen me parece muy irreal. Yo diría que es una derivación del duelo propio de la esgrima entre espadachines. Esos combates duran un tiempo en el que se suceden ataques y defensas. ¿Qué ocurre si extrapolamos un duelo entre dos tipos que no saben pelar a un combate entre grupos humanos? El combate entre gente que no sabe pelear puede acabar de dos maneras: o bien de forma muy rápida con una victoria aplastante o bien en un empate técnico. No sé si tenéis la imagen de dos señores que pelean sin saber pelear pero es una imagen ridícula en la que suelen acabar los dos hechos un ovillo en el suelo. Extrapolamos eso a dos ejércitos y el enfrentamiento no es nada bonito, no hay danza ni coreografía.

Afortunadamente los seres humanos nacemos con ciertos mecanismos de serie como el dolor si nos pinchan o el temor a ese dolor. En la Antigüedad y en la Edad Media cuando dos ejércitos se veían en el campo de batalla, pocas veces llegaban a combatir y si lo hacían las batallas duraban muy poco. Esto tiene algo muy bueno que es que en las batallas antiguas había muy poca mortandad. Aunque ojo, no existen leyes históricas: la primera unificación china tras el periodo de los estados combatientes se debe a la invención de la "guerra total" que incluyó lo que hoy consideramos crímenes de guerra (atacar a población desarmada o civil). Es decir, usar un ejército para asesinar en masa sí es un invento antiguo, pero ese asesinato en masa no se producía en el campo de batalla (si lo pensáis no es paradójico que uno tenga más oportunidades de sobrevivir en un campo de batalla que indefenso en su aldea).

Las primeras armas que también encontramos en Sumeria son hachas pequeñas de cobre y martillos de piedra caliza. Las hojas afiladas tardarán muchos siglos en aparecer debido a la necesidad de un avance en las técnicas metalúrgicas. Ante estas armas (podemos pensar que en origen se trataba de herramientas con otros usos) surge la necesidad de protección. Tenemos restos de cascos de cobre y de toscas armaduras que no iban más allá de capas de cuero con discos de cobre cosidos. Hemos de suponer que el empleo del metal en una época tan temprana como esta estaba reservado a una élite, dejando a la mayoría de los combatientes con poco más que túnicas y palos de madera o piedras.

Estela de los buitres (fragmento donde no aparecen los buitres llevándose cabezas humanas con el pico), esta estela cuenta la victoria de Lagash sobre Umma (ciudades sumerias) alrededor del siglo XXVI a.C.. Se ve la probablemente primera representación de una batalla, con una formación cerrada de soldados detrás de escudos y lanzas.

La distinción de una élite o de una casta dirigente se hace notar en las estelas que representan batallas y elementos religiosos. Aparecen aquí también los primeros carros de transporte cuyo uso por la élite tiene mucho sentido si pensamos que en caso de huir se necesitaba hacerlo lo más rápidamente posible ya que en ese momento uno quedaba muy expuesto. Estos carros (de cuatro ruedas y tirados por una, dos y hasta cuatro mulas) no serían elementos de ataque sino elementos preparados para la huida en una batalla o para el mero transporte de la élite y que así no se cansaran al andar (o elementos del espumeo: "miradme yo tengo coche y vosotros no").

En el lado de la guerra del Estandarte de Ur (2.500aC) se ven los primeros carros sumerios toscos, de cuatro ruedas.

Siendo los imperios del bronce las primeras civilizaciones complejas que dependían de una burocracia estatal son numerosos los testimonios escritos y dibujados que dan cuenta del uso de armas para la guerra e incluso por los restos arqueológicos sabemos que estas armas se irán sofisticando. Comienzan a aparecer los primeros peltastas y arqueros y con ellos la infantería se vuelve más ligera y móvil. Durante siglos en la media luna que va del Nilo al Indo pasando por Mesopotamia se produce una carrera armamentística principalmente dependiente del bronce. La metalurgia del bronce requiere de cobre y estaño, esto hace que también haya una carrera por los recursos estratégicos.

Durante el colapso civilizatorio del Bronce Final tenemos el caso chipriota. En Chipre había minas de cobre que comerciaban principalmente con el imperio hitita (en Anatolia), ante nuevas y misteriosas amenazas (no hay otra forma de contar esto) los hititas se ven forzados a enviar tropas a la isla para proteger la extracción y transporte de este metal y esto hace que se desguarnezcan sus guarniciones en el continente. Los hititas se ven ante un problema irresoluble: o proteger tu fuente de recursos o proteger tu país (imaginemos que tuviéramos que enviar al ejército español a proteger pozos de petróleo en México y Nigeria mientras las costas españolas son atacadas).

:)
Hacia el siglo XII a.C. todo lo que va de la India hasta Egipto colapsa. Algunas entidades políticas sobrevivirán malamente siendo un pálido reflejo de su prosperidad anterior (los egipcios no volverán a hacer gigantescas pirámides jamás) y una de las razones de este colapso tiene que ver con lo que llamamos Problema Fuera de Contexto: el surgimiento de un elemento externo a tu mundo para el que no solo no estás preparado sino que ni siquiera puedes imaginar (puedes no estar preparado para enfrentarte a los filisteos, pero sabes que hay filisteos y si te atacan más o menos apresuras tu defensa; esto es distinto). Al margen del debate sobre el colapso civilizatorio (nada menos que casi mil años de crisis hasta reconstruir la civilización) aquí nos interesa la amenaza de los pueblos del mar y cómo aparecen precisamente en el Mediterráneo. La victoria de la que se jactará Ramsés III frente a estos desconocidos invasores consiste en una defensa ante un desembarco. Los imperios del bronce carecían de armadas... quizás por eso los imperios sucesores surjan en el Mediterráneo oriental alrededor de flotas de barcos.

Del Bronce Final salto al periodo clásico griego porque lo que hay entre medias es Mad Max. En ese periodo, como apunté antes, tenemos pueblos basados en el comercio naval. Resulta que las rutas comerciales marinas son más seguras que las terrestres: poca gente se puede permitir un barco, es casi imposible cruzarte con otro barco (hay muy pocos) e incluso si te cruzas nadie quiere arriesgarse a un enfrentamiento. El combate naval en la Antigüedad, de producirse, consistía en un combate terrestre sobre las cubiertas de las naves (los romanos introducirán arietes y catapultas en su armada, pero es que los romanos fueron como Supermario cuando come la estrella). Los imperios comerciales del Mediterráneo explorarán en busca de recursos estratégicos y establecerán factorías y colonias en la costa. Ah, pero en aquellos nuevos lugares ya vivía gente y se produce un intercambio que va más allá del comercio: el intercambio de conocimientos que provoca saltos tecnológicos y la extensión de la escritura. Pero no quiero desviarme de la idea de batalla.

Ahí no te acercas que pincha.
Las guerras entre griegos y persas y las guerras entre romanos y cartagineses tienen varias cosas en común. En los dos conflictos tenemos a un bando formado por ciudadanos libres (frente a esclavos y mercenarios, básicamente y respectivamente) lo que les daba un +5 en ataque y defensa (ya sabéis que el guerrero más chiflado y despiadado de todos los tiempos es el hombre libre). Además son conflictos en los que el bando de los libres lucha en su propio terreno. Más aún, el paralelismo está en las propias formaciones de combate. ¿Os acordáis de la estela de los buitres? La formación compacta acorazada con pinchitos que inventan los sumerios sigue siendo en esta época el principal instrumento de una batalla. La falange griega consiste básicamente en gente con escudos en formación cerrada y con palos muy largos. El primer ejército romano también era una falange griega. En el periodo de lucha contra Cartago los romanos empleaban la legión manipular que dividía a los soldados en función de su riqueza (o sea, equipo de combate) siendo los más aguerridos y mejor armados los que se quedaban en la tercera línea de batalla, los hastati, detrás de los príncipes y los velites.

Los romanos obtendrán la ventaja militar en comparación con sus vecinos porque se enfrentan a mucha gente distinta al mismo tiempo (y porque como los cimmerios, descubren el secreto del acero, aunque este periodo sea la Edad de Hierro, para los romanos debemos hablar de Edad del Acero). Después de siglos, en los albores del imperio, el arma romana básica ya no será el hoplita sino el legionario, armado con un pilum, un escutum, un gladius (para el raro cuerpo a cuerpo) y, en principio, acorazado con una lorica segmentata (los romanos de Astérix, vaya). Tras las reformas de Mario en las que se cambian manípulos por cohortes y los soldados pasan a ser reclutados de la población general (seguirá habiendo soldados pudientes que lleven a sus esclavos en campaña para que les lleven el equipaje y les sirvan copas), el ejército se vuelve profesional, el primer deber del estado.

Columna de Trajano, detalle.
El soldado romano estándar del "periodo Robert Graves" no era exactamente igual que este que os acabo de describir. Al legionario nos lo tenemos que imaginar con un escudo redondo y una lanza (la lanza es muy superior a la espada antes de la aparición de las armas de fuego y por eso será el principal arma en casi todas las batallas durante un milenio). La cara armadura segmentada será sustituida por la squamata (escamada) y la hamata (de cota de malla). Ésta última sobrevivirá mil años al imperio romano (lo que es indicativo de problemas).

Hay un periodo de varios siglos en la historia romana en el que los romanos desde Galicia hasta Mesopotamia hacen lo que les da la gana. Esto es bastante alucinante y es una de las infinitas cosas que hacen de Roma algo muy especial junto a su añoranza constante de un clasicismo perdido y su convencimiento de que eran un pálido reflejo de una excelente era olvidada sobre todo centrada en Grecia de la que ellos eran meros herederos lejanos, que es básicamente lo que nosotros pensamos de Roma. Ups, perdón.

Regresando a la idea de batalla, los romanos se enfrentan, en líneas generales, a dos tipos de enemigos: por un lado los aviesos partos que presentaban filas organizadas dependientes de generales y que seguían unas tácticas y unas reglas de enfrentamiento similares a las romanas y por otro lado partidas de tropas irregulares que practicaban la guerra asimétrica. Más allá de estos enemigos externos el contrincante más habitual del ejército romano solía ser otro ejército romano. Sin embargo, de todos estos, el enemigo más temible durante el medio milenio de imperio fue sin duda el peligro persa. Los romanos, de hecho, perdían a veces contra los persas, lo que obligó a pertrechar bien las tropas en las fronteras y procurar que no les faltaran salarios. Esto a su vez obligaba a las provincias orientales a ser más eficaces en la recaudación de impuestos y al erario público a dedicar esfuerzos en la mejora de la seguridad y de las infraestructuras de transporte. El círculo virtuoso que esto provoca hace que el comercio en comparación con la mitad occidental aumente y la prosperidad a su vez hace aumentar la población, con lo que es más sencillo sustituir las tropas que se van perdiendo. Comparad esta situación con el limes del Rin o británico, lugares poco poblados con sus líneas logísticas peligrosamente expuestas.

Tras las victorias de Claudio II y Aureliano que ponen fin a la crisis del siglo III (victorias que coinciden con el fin de largos periodos de plagas masivas de viruela que matan a millones de personas), el peligro de sediciosos generales sedientos de oro y sangre disminuye porque se establece un ejército que acompaña al emperador y por tanto que está movilizado en el interior del territorio. Teniendo en cuenta que el número de soldados apenas varía desde el siglo I, esto significó una reducción de las tropas de frontera. Aún así, las últimas incursiones de pueblos fronterizos en Occidente que se producen en este periodo se saldan con aplastantes victorias romanas.

En el siglo III a partir del Edicto de Caracalla que extiende la ciudadanía romana a todos los habitantes del imperio, el ejército deja de distinguir entre la clase ecuestre italiana y los auxilia de provincias. De hecho, el fin de esta distinción lleva a la extensión del equipamiento auxiliar a todos los legionarios (armadura de cota de mallas, escudo redondo u ovalado). Otro asunto es el de la paulatina sustitución del gladius por la spatha (espada corta por espada larga). En principio esto se explica por la incorporación de "bárbaros" a las filas romanas ya que este arma sí era empleado por las tribus germanas (en realidad los romanos ya empleaban antes la espada larga en sus caballeros montados). Las legiones romanas reducen sus miembros y aparecen las vexillationes (una vexillatio era un destacamento de alta movilidad para misiones de incursión, reconocimiento e inteligencia).

Las murallas aurelianas (Roma, s. III) medían al principio 8 metros de altura, en el siglo V llegaron a medir 16. Casi veinte kilómetros de perímetro. El Bajo Imperio es Edad Media.
En cuanto a la tecnología militar, a partir de la crisis del siglo III en esta parte del mundo entramos en la Edad Media. Siglos después los romanos de oriente continuarían con un ejército de formación compacta y con despliegues en la frontera (los themas) ya que su enemigo presenta también ejércitos en formación. Los romanos orientales evitarán la guerra asimétrica a golpe de talonario. Esa guerra asimétrica es la que tendrá que combatir el imperio occidental durante sus últimos años, normalmente con éxito, dicho sea de paso.

Tras la atomización del imperio occidental las entidades políticas se vuelven más pequeñas y con ellas los ejércitos, los primeros reinos bárbaros contarán con una casta guerrera rodeando la corte itinerante del rey, que desde el minuto uno tratará de imitar el modelo romano sin ser Roma, con desiguales resultados en las antiguas provincias. La carencia de un ejército permanente repartido por el territorio obligará al pequeño ejército germano a tener una alta movilidad y disponibilidad, con lo que el caballo se volverá un instrumento de guerra esencial y la nueva aristocracia no tendrá tiempo para aprender otra cosa que no sea destripar peña. La capacidad de matar enemigos y la influencia política pasan a ser sinónimos. En algún momento de este proceso se data la caída del Imperio Romano de Occidente pero en aquel momento a la gente no le preocupó demasiado aunque nos llegaron graciosos testimonios escritos de gente que se quejaba de que las cosas ya no eran como antes, como el siguiente texto de Amiano Marcelino, historiador del siglo IV:

Siendo éste el estado de las cosas, las pocas mansiones donde se honraba todavía culto a la inteligencia se encuentran invadidas por la afición a los placeres hijos de la pereza. Solamente se oyen voces que modulan, instrumentos que resuenan. Los cantores han expulsado a los filósofos y los profesores de oratoria han cedido el puesto a los maestros en achaque de voluptuosidades.

Ciérranse las bibliotecas como los sepulcros: el arte solamente se ejercita en construir órganos hidráulicos, liras colosales, flautas y otros instrumentos de música gigantescos para acompañar en el escenario la pantomima de los bufones. Un hecho reciente demuestra hasta qué punto están pervertidas las ideas. Habiendo llevado el temor de la escasez a que se expulsara precipitadamente de Roma a todos los extranjeros, la medida se extendió brutalmente hasta al corto número que ejercía profesiones científicas y liberales, sin dejarles tiempo para prepararse; mientras tanto se exceptuaba expresamente a los que formaban parte de las compañías de los histriones o supieron con destreza fingir que lo eran y así se toleraba sin dirigirles ni una pregunta, la presencia de tres mil bailarinas y de otros tantos coristas, figurantes o directores.

Luego el autor continúa quejándose de los peinados de mujeres que por su edad podrían tener varios hijos pero que preferían seguir solteras y bailar en la calle. Esto lo escribía el buen Amiano unos cien años antes de la caidita de Roma.

Y no le preguntéis por el fútbol, porque Amiano lo tenía claro:

En cuanto al populacho sin casa ni hogar, unas veces pasa la noche en las tabernas, otras duerme al abrigo de los toldos con que Catulo, siendo edil, imitando los refinamientos de la Campania, fue el primero en cubrir nuestros anfiteatros; o bien se entrega furiosamente al juego de los dados, reteniendo el aliento, que en seguida expele con extraño ruido; o también, siguiendo el gusto dominante, se le ve entregado de la mañana a la noche, arrostrando el sol y la lluvia, a interminables discusiones acerca de las menores circunstancias del mérito o inferioridad relativa de tal caballo o de tal auriga. Cosa extraña por cierto ver a todo un pueblo que apenas respira esperando el resultado de una carrera de carros. Estos son los cuidados que preocupan a Roma, no dejando espacio para nada grave.

Caray, este señor que murió hace 1.600 años podría escribir en mi blog.