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Viena. |
La aparición de lealtades alternativas al estado liberal (ese estado gris, burocrático y aburrido que se revela como la mejor invención de la historia de las ideas políticas) va en contra de la historia de éxito que es la excepcionalidad europea y precisamente en los últimos cuarenta años del periodo de mayor prosperidad, bienestar, seguridad y buen gobierno que han conocido los siglos (al menos desde Felipe II, claro).
Quienes tienen menos de ochenta años igual creen que esto que está pasando es lo normal. Igual piensan que las reuniones periódicas de los gobernantes europeos y la rivalidad limitada al deporte es la forma de vida estándar del europeo. Y si no lo creen eligen creerlo.
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Budapest. |
La solución a este problema es aplicar los mismos principios del estado liberal a todo el continente, borrar las fronteras interiores y y hacer dificil que pueda haber un conflicto armado entre dos naciones.
El éxito de la UE no es que no haga falta cambiar de divisa cuando uno viaja a otro país, el éxito es que la guerra es improbable. Todo paso que lleve a la desunión es hacérselo fácil al enemigo común que está a las puertas.
Además hay precedentes: en los grandes imperios del pasado el conflicto militar entre partes constituyentes era muy extraño (excepción hecha del imperio romano cuando los ejércitos respondían ante sus generales, cosa parecida ocurrió en China).
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Burela. |
Si los diques de contención del nacionalismo nos proporcionaron los mejores años de nuestra historia, ¿cómo es posible que haya gente que quiera destruir esos diques? Esta es la gran pregunta que está en el conflicto de nuestros días entre defensores de la sociedad abierta y defensores de la sociedad cerrada.
Se pueden identificar varias razones: la visión de que estamos en nuestro mejor momento no es compartida por todos, es decir, el nivel de aproximación a la prosperidad es diferente. Esta razón tiene un problema: las sociedades más pobres no son las más belicosas. Se trataría por tanto no de una caída de la prosperidad sino de una percepción de caída de la prosperidad. La explicación habitual de "los perdedores de la globalización" iría por este camino: la vieja clase media europea ha progresado más lentamente que la gente que está saliendo de la pobreza en Asia y por lo tanto la percepción es de pérdida.
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Livorno. |
Otra razón puede ser el islamismo como ideología internacional sustituta del comunismo en su afán de destruir la civilización occidental. El islamismo que atenta contra objetivos en occidente es un fenómeno que tiene pocas décadas. El aumento del trasiego de población y la Guerra Infinita de Oriente Medio son catalizadores de este fenómeno. El demagogo subrayará los atentados exitosos y no comentará los frustrados. El tomar a todos los musulmanes por terroristas es de nvel de parvulario pero la gente es lógico que tenga miedo de lo que no conoce, de lo nuevo. Sobre este tema mucho insisten los aterrados en que nuestras actuales instituciones "no hacen nada" para evitar el terrorismo islamista. Eso no es verdad (igual que con la inmigración ilegal: claro que se hacen cosas) pero lo que se hace no se vende. Salvando las distancias me recuerda a lo que ocurreen España con las regiones en las que ha prosperado el populismo nacionalista: el Estado hace cosas pero no se vende. Si uno no se sienta a la mesa otro ocupa su puesto.
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Moscú. |
Una última razón (que sobrevuela el resto) es endogámica: fuera de los problemas que causan agentes exteriores la UE tiene problemas por sí misma: dudo que el 80% de la gente sepa cómo funciona la Ue, cuáles son sus competencias, etc. Durante mucho tiempo los que más conocemos a nivel de calle la UE éramos los que más la criticábamos, pero ¿quién habla por Europa (aparte del holandés de gafas que va colocado de café)? En España hay elecciones europeas (¿para qué sirven? ¿cuáles son las funciones de un parlamentario europeo?) y en la propaganda hay corazoncitos y abracitos y unas cosas que parece que vas a una rave llena de drogas. La gente no percibe que está en la UE y por tanto parece que si se pierde no se perderá mucho. Si digo que lo que se pierde es evitar la guerra parece que estoy exagerando y que el que viene de la rave de las drogas soy yo. Y este no es un problema de la Coletas francesa ni del Artur Mas húngaro, este es un problema de la propia UE. ¿Cómo es posible que el eurodiputado con más videos vistos en Internet sea Nigel Farage? La UE no hace autocrítca.
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Belgrado. |
6 comentarios:
"En España hay elecciones europeas (¿para qué sirven? ¿cuáles son las funciones de un parlamentario europeo?)"
O más importante, ¿quién es Jean-Claude Juncker y por qué tiene el puesto que tiene sin que ningún ciudadano europeo le haya votado?
"¿Cómo es posible que el eurodiputado con más videos vistos en Internet sea Nigel Farage?"
Ahí has dado en el clavo.
A mi parecer, a la UE le falta un propósito. Ahora mismo es un gigantesco ente burocrático que absorbe poder para alimentar a los burócratas que la constituyen. Creo que a no ser que encuentre una razón de ser ideológica por encima de los nacionalismos que una a los ciudadanos europeos, la Unió va a terminar fracasando. Y con razón ideológica, me refiero a perfilarse como una unión de todas las personas occidentales que aspiran a vivir bajo la cultura y los valores que han perfilado el occidente actual (es decir, los valores liberales de libertad individual y dignidad de la vida humana). Si la UE quiere ser más que una plataforma de cooperación entre países, ha de buscar cómo sustituir al estado-nación por un concepto nuevo de estado.
Creo que a comienza su artículo jugando con la confusión de atribuir al nacionalismo lo que fue culpa del imperialismo, y el de peor naturaleza que es el depredador Brutish Empire. Ya escribí recientemente al respecto a propósito de otra entrada referenciada en “Red liberal”:
http://elrincondelalibertad.blogspot.fr/2017/04/el-nacionalismo-es-la-guerra.html
En lo que se refiere al estado “gris, burocrático y aburrido” al que denomina “liberal”, entiendo que será para usted lo mismo a lo que conocemos como “estados sociales-democráticos de Derecho”, o lo que es lo mismo las partidocracias socialdemócratas o neoliberales, ordoliberales, si lo prefiere. En todo caso, asientan sobre estados-nación (creación liberal en España o radical en Francia, atendiendo a las generaciones de “izquierdas” definidas por el Prof. Bueno.) y su reivindicación nacional o patriótica no debería confundirse con otros “nacionalismos” que, al carecer de estado, a lo que aspiran es a instaurar el suyo propio. Son por lo tanto primariamente estatalistas y no tanto nacionalistas. Debiéramos tratarlos como lo que son realmente, una mafia organizada que aspira a “superestratificarse” como clase dirigente de un nuevo Estado, lo que llevaría en un segundo acto a dotarse de un aparato propagandístico de legitimación. Es ahí cuando veríamos realmente su carácter nacionalista. En España, desde luego, yo no veo qué se hace para combatir a esa mafia secesionista, ejemplo paradigmático de eso que Bueno definió como “derecha extravagante” (http://symploke.trujaman.org/index.php?title=Derecha_extravagante), espero que usted me ilustre al respecto ya que parece afirmar lo contrario.
Antes de entrar en el tema de la Unión Europea me gustaría apuntar algo sobre el carácter “imperialista” del Islam. Recomiendo esta disertación sobre el tema: http://www.fgbueno.es/act/efo102.htm. Y a propósito del terrorismo islamista, más nos valdría analizar si el enemigo está también en instituciones “occidentales”. Así tenemos que un estado controlado por la facción local de los Hermanos Musulmanes como es Turquía cuenta con el segundo ejército más numeroso de la OBSOLETA OTAN y la propaganda de los grupos yihadistas que combaten a la República Árabe de Siria se hace desde la pérfida Albión (http://www.voltairenet.org/article191983.html).
Pasando a la cuestión central por usted tratada, habría que empezar diciendo que los “Estados de partidos” que integran la unión no son formalmente democráticos. Quizá con la excepción de Francia, cuya V República es fruto de un golpe de estado lo que lastra indefectiblemente su carácter democrático (carece del genuino período constituyente de “libertad colectiva” que diría el maestro García-Trevijano), en el resto de Estados, ni existe la separación de poderes ejecutivo-legislativo ni los electores tienen representación política. Lo máximo a lo que aspiran es a identificarse con uno de los partidos políticos estatales (cuyos gastos sufraga el contribuyente) y legitimar con su voto el reparto de la cuota de poder que éstos tienen en el estado del que ya forman parte. Es decir, son oligarquías que poco se diferencian de la Rusia de Putin que sin embargo está lastrada por la herencia de corrupción y miseria que supuso el “socialismo real”.
Si los países europeos no hubiesen dilapidado la herencia cristiana/griega/romana a la vez que se rendían a los postulados del “progresismo” anglosajón quizá el nivel cultural europeo no hubiera caído tanto. Si las naciones europeas no hubieran aceptado que las potencias vencedoras les impusieran antidemocráticas partidocracias como formas de gobierno, quizá la generación de liderazgos políticos no habría resultado en la subida al poder de personajes cada vez más mediocres. Tal es así, que a su lado un oligarca con un pasado como “burócrata gris y aburrido” del KGB pareciera haberse convertido en un líder mundial capaz de lo que se proponga.
Además, como bien sabe usted, (http://www.cronicasdeunmundofeliz.com/2014/05/estados-unidos-invento-la-union-europea.html) entre las razones de la disfuncionalidad de la Unión Europea está el hecho de haber sido inspirada por el Imperio realmente existente tomando como promotores a germanófilos y germanófonos (http://www.libertaddigital.com/opinion/jose-garcia-dominguez/brexit-no-se-pierde-nada-81810/). Tras el Brexit y la aparente vuelta al “sistema americano” de Trump (lo que implica renunciar al carácter imperial de su República), la Unión Europea, normalmente sometida al duopolio del eje franco-alemán, está bajo el rodillo de la gobernanta Merkel y la nada francesa que es Hollande.
Que podemos esperar de una Unión Europea que no es otra cosa que la sublimación de las partidocracias que la conforman. Nadie cree en la Unión y menos que nadie los eurócratas que tienen contacto diario con lo corrupto del sistema. No olvidemos que en las partidocracias, la corrupción no es accidental sino consustancial y “herramienta” de gobierno. Sólo así se explican actitudes chantajistas como las exigencias de miles de millones a los británicos para empezar a negociar su separación o la actitud hacia Hungría a la que se exige que acoja a más personas que se añadirían a las miles que decidieron quedarse allí, exhaustas en su camino hacia Alemania. Cabe decir que los mismo opinan Austria y otros tantos países del oriente europeo pero que sólo se amenace al país regido por Viktor Orbán (seguro que se ofendería si leyera que le equipara con un mafiosillo de tres al cuarto como Mas) se explica simplemente por la enemistad personal entre éste y su compatriota George Soros, que lanza contra el otro a sus legiones de “presstitutes” a sueldo.
Para ir acabando, llegados a este punto, no cabe duda que la Unión Europea, máxime desde la creación del Eurosistema, se ha convertido en una suerte de “IV Imperio alemán” y para evidenciarlo baste el siguiente ejemplo: http://www.zerohedge.com/news/2017-04-05/euro-saves-germany-slaughters-pigs-feeds-blics
No entraremos en ucronías sobre qué hubiera pasado si se la política económica (industrial, monetaria, fiscal…) hubiera sido diferente, ciñámonos a lo cierto y concreto. Europa sufre una decadencia demográfica, estamos al inicio de un proceso que se agudizará en las próximas décadas. En pocos años, la crisis fiscal amenazará la existencia misma del llamado “estado de bienestar” que socialdemócratas/democristianos y neoliberales/social-liberales han creado, mantenido y aumentado. Frente a ellos, alternativas nacionalistas buscan la supervivencia de “su nación” desligándose del resto. Por su régimen semipresidencialista y representativo, algo superior al resto de partidocracias europeas, y su tradición nacional-republicana, Francia puede elegir a Le Pen y poner fin a la ensoñación europea. Y quizá sea mejor así, dado que si el mayor defensor del federalismo europeo es el belga Guy Verhofstadt, mejor acabar con ello ahora antes de que degenere en pesadilla. Es sintomático que como principal argumento para votar contra el Brexit sólo encontró la imperialista retórica geopolítica de confrontación con Rusia. Ello encarna lo peligroso del rumbo de un europeísta IV imperio alemán que tras haber incluido como satélites a buena parte de los países del pacto de Varsovia, incluyendo a las exsoviéticas repúblicas bálticas, se empeña en organizar un golpe de estado en Kiev valiéndose de fuerzas de choque neonazis.
(Aunque ya sea historia, o quizá por ello mismo, vale la pena repasar esta entrevista en la que se luce, por su parcialidad manifiesta la “presstitute” de turno: http://es.euronews.com/2016/06/20/farage-contra-verhofstadt-el-vertigo-del-referendum-brexit)
Por último, a raíz de su último comentario: “fue una gran idea construir Europa alrededor de la idea de las cuotas de producción de grano y no empezar por compartir el gasto militar”, supongo que no implica que desconozca el hecho de que, al mismo tiempo que el proyecto de la CECA fructificó, la Comunidad Europea de Defensa fracasó. (http://www.voltairenet.org/article123503.html)
Hablas de "nosotros" y "ellos". A mi entender con la Unión Europea solo estás haciendo el "nosotros" más grande. Para que no hubiera "ellos" haría falta un Estado Mundial. El sentido opuesto es en vez de nosotros, yo.
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