lunes, 27 de febrero de 2017

Intolerancia y mala ciencia

Es comprensible que hoy encontremos un renacer racista debido a la masiva exposición de datos a la que se somete la gente. Esta masiva exposición de datos no viene acompañada de explicaciones que los interpreten, completen y pongan en contexto, así resulta que el campo está abonado para la germinación de mitos pseudocientíficos o mera cháchara que utiliza retorcidamente palabras que suenan a ciencia (y por lo tanto a "listo" y por lo tanto a "tener razón").

No se nos escapa que esto sucede paralelamente a ser sustituido el primer presidente negro de los Estados Unidos por un tipo que recibe el apoyo del Ku Klux Klan y a las consecuencias de una grave crisis económica que hace pensar a algunos en la menor relevancia de Europa frente al supuesto avance económico chino. Es decir, un contexto que nos habla de las consecuencias tangibles de la globalización y de los efectos que tiene sobre los miedos y los prejuicios la competición económica mundial.

Otro factor que explica por qué el gusanito racista asoma la cabeza por el fango puede estar relacionado con la incapacidad de unas instituciones mundiales divididas de dar solución a guerras enquistadas que aumentan la presión migratoria: Somalia, Congo, Afganistán, etc.

Otros factores son menos cerebrales y más prosaicos.

Ante estas y otras cosas (explicaciones de política interna que tocan educación, seguridad, competición en prensa, etc. y de comportamiento social modificado por la tecnología: están desapareciendo los intermediarios en política y en información) parece haber un repliegue de quienes defienden el evidente, empíricamente demostrable y muy real éxito de la historia de los últimos años en términos de prosperidad, seguridad, justicia, etc.

Es complicado responder

This.
El envalentonamiento de los mendrugos también lo relaciono con algo mucho más prosaico: por muchos datos que te avalen y por mucha razón que tengas convencer a un mendrugo es complicado. Estoy hablando de destruir el conjunto de ideas preconcebidas y prejuicios que construyen la visión del mundo de una persona. Y no se trata solo de destruir un conjunto de creencias que explican el mundo sino de un conjunto de creencias que explican lo inmediato que rodea a esa persona: sospecho (no lo sé) que es más probable que una persona sea racista si en su barrio hay muchos locutorios extraños. Estamos fabricados para explicarnos el mundo por lo que vemos inmediatamente, el ejercicio intelectual de ir más allá es cansino y además en el colegio no se educa para esto sino para saber lo que es un transportador de ángulos.

Para combatir el racismo, el nacionalismo, el proteccionismo o cualquier otro compendio aleatorio de inseguridad, prejuicio y vagancia intelectual hace falta alguna estrategia que yo no veo por ningún sitio. Muchas asociaciones y partidos progresistas hacen festivales del amor universal y de la tolerancia infinita y a mi juicio equivocan el tiro ya que sustituyen un racismo por otro y un conjunto de prejuicios por otro. Yo no creo que todas las opiniones y creencias sean tolerables y puedan coexistir. Yo no creo que sean admirables ciertas costumbres que machacan la dignidad intrínseca del ser humano. Yo no creo que haya que tolerar la intolerancia (este es un melón lógico muy entretenido en el que nos podemos extender).


Armarse de razón para enfrentar el prejuicio banal del día a día cuesta esfuerzo. Quien no es objetivo inmediato del odio y el prejuicio no tiene tantos incentivos para responder y lo deja pasar. "¿Para qué responder si no se meten conmigo?". Personalmente a mí me gusta responder aunque no se metan conmigo por una cuestión de honestidad intelectual y acaso por una razón estética (cada día pienso que la estética es más importante de lo que aceptamos creer). Otra razón —acaso no tan evidente— es que todos somos susceptibles de ser objeto del prejuicio, basta el azar para nacer en el sitio o momento equivocado o basta con que no haya nadie para responder al prejuicio para que este se extienda.

Diferentes odiadores profesionales utilizan diferentes técnicas. Hay características comunes a todos ellos y se ven similitudes entre todos ellos. Por ejemplo, para odiar mucho hace falta pintar una realidad alternativa que suele pasar por extremar las diferencias. Construir el "nosotros" es dificil y se suele construir más fácilmente el "ellos". Una vez que hay cierta idea de "bandos" ya se tiene medio camino hecho.

En España esto es evidente con el problema de los nacionalistas (grupos de personas que se oponen a la igualdad de derechos en todo el país y que construyen una realidad alternativa inventando pasados míticos de ciertas partes del país de las que pretenden apropiarse). En otros países esto se ve muy bien con el racismo. El racismo es otro invento para dividir a la gente en grupos arbitrarios y defender que no todos deben tener los mismos derechos (como curiosidad el racista suele ser el que se queda "arriba". Nadie es racista para decir que forma parte de la raza de los tontos y feos, ¡qué casualidad!).

La diferencia entre esta gente y el KKK es de dosis.
Respecto a la honestidad intelectual y a la estética a mí me chirría particularmente el empleo de la pseudociencia. Me preocupa que donde yo veo una gráfica aleatoria con datos torticeramente interpretados otro vea ahí "ciencia" y por lo tanto se la crea a pies juntillas. Como dije antes, hoy prácticamente no tenemos intermediarios (o son ignorados) que ayuden a los peatones a distinguir la verdad de lo que aparenta ser verdad (una rápida regla de oro es que la verdad es discutible, la verdad científica requiere de muchas explicaciones y plantea muchas otras preguntas, así que la prevención primera debe colocarse sobre aquellos que dicen "mirad, esto es así y no se discute". Dicho de otro modo: el objetivo de la ciencia no es responder preguntas sino plantearlas).

Realidad alternativa


El peso de la historia carga las palabras y les concede un poso del que es dificil deshacerse. El nacionalista no se venderá como un tribalista, presuntuoso, gregario, servil, avaricioso y egoísta sino como un "demócrata". Lo que pretende es que "su" pueblo arbitrario "decida" su futuro político. Que formen parte de una comunidad política que otorga los mismos derechos políticos a todos parece no importarles. Que decidan junto al resto de sus conciudadanos el devenir político de la nación común para ellos no es relevante. Claro, porque se les cae el aparato. Tratan así de vender una situación de injusticia: "nuestra región está ocupada", "nos tratan de forma diferente".

La descripción de la falsa realidad inventada con la que persiguen su victimización y la cohesión grupal también exige una apología de la diferencia: "somos diferentes". Para negar esta bobadita se pueden emplear exactamente los mismos argumentos que contra los racistas. Para ir tirando os puedo adelantar que dados varios grupos arbitrarios de personas las diferencias dentro de cada grupo son mayores que las diferencias entre los grupos.

La apología de la diferencia es extrema en el caso del racismo (nota: podríamos debatir cuándo el nacionalismo es un caso particular de racismo). Pero como dije las palabras llevan el peso de la historia. Dificilmente el racista se identificará como tal. Hoy abundan los eufemismos que tratan de lavar la cara al puro y simple racismo. Uno de los que me gustan es el que habla de biodiversidad humana. Tú lees "biodiversidad humana" y lo primero que piensas no es en un campo de concentración nazi sino en una ONG con buenas intenciones. (Curiosamente así se vendían los nazis en su época: la eutanasia era algo moralmente bueno: ahorraba costes médicos, etc. El camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones... y marketing).

Racismo y pseudociencia

Un primer problema que plantea el rechazo discursivo del racismo es que el racismo no cuenta con un corpus doctrinal estandar. Aunque uno presente argumentos contra unas tesis racistas puede aparecer un racista que rechace esas tesis y defienda otras con lo que técnicamente su discurso no es rebatido. Al no tratarse de prncipios ideológicos claros ni constantes en el tiempo ni por supuesto de algo remotamente parecido al conocimiento científico el racismo es una masa amorfa, variable y constantemente ad hoc que puede con casi todo. Digamos que la construcción de argumentos contra el racismo requiere de un esfuerzo similar al de la construcción de argumentos contra el tarot o la astrología. Cada caso es fácilmente refutable pero cada caso precisa de una refutación distinta.


Sea como fuere sí se pueden establecer ciertas premisas transversales debido a ciertos principios comunes similares que comparten los racistas. Por ejemplo, el primero sería que afirman la existencia de razas humanas biológicamente separadas que se pueden categorizar en función de rasgos físicos visibles. Para evidenciar esto muestran sujetos con fenotipos muy diferentes (todo lo diferentes que pueden ser dos fulanos... que en la especie humana serían fulanos muy parecidos). Este tipo de argumento falaz es muy utilizado por gente que maltrata la estadística. Dejando a un lado que las diferentes supuestas razas humanas han variado a lo largo del tiempo (los mexicanos son blancos y dejan de ser blancos cada treinta años más o menos en función de la mano de obra barata que necesiten los gringos. Cuando los japoneses empezaron a vendernos radios dejaron de ser iguales que los chinos, etc.). El tomar de ejemplos a personas físicamente diferentes ignora completamente lo que ocurre en las zonas de frontera: la superposición de poblaciones, la migración y los cruces generan amplias capas de población mestiza cuya mera existencia imposibilita la categorización discreta de las poblaciones humanas.

Un argumento muy repetido tiene que ver con la herencia de la inteligencia (este tema es la Superbowl de los racistas). Existen innumerables estudios de inteligencia en grupos de personas y los racistas sin atender a metodología (tamaño de la muestra, incertidumbre, etc) los comparan alegremente y en resumen acaban "demostrando" que los negros son más tontos que por ejemplo los blancos. Para respaldar sus prejuicios utilizan estudios que interpretan torticeramente (por ejemplo este sobre los subsaharianos). El problema (uno de ellos) es que no cuentan la historia completa: por ejemplo sabemos que la malnutrición infantil tiene un efecto reductor de la inteligencia (Alderman, Nutrition, malnutrition and economic growth). Sobre qué tipo de test de inteligencia es válido para poblaciones que no tienen la misma educación y experiencias ni me meto.

:)
Utilizando este cherrypicking de estudios deslabazados van construyendo teorías sobre el mundo. Teorías similares a las de hace unas décadas que como la ponzoña que acecha bajo el fango van resurgiendo como si fueran grandes y recientes descubrimientos.

Muchas veces el problema que veo no es que mientan sino que a veces cuentan una parte de la verdad (lo que al mezclarse con las mentiras es más perjudicial que la pura y simple mentira). Esto entraña una dificultad de partida muy importante que los racistas pasan por alto: sus teorías no es que sean equivocadas, es que son inútiles. Existen teorías equivocadas que son útiles pues muestran errores y de esto se aprende. Existen teorías que han sido descartadas por un mayor conocimiento posterior y que se siguen enseñando como muestra del avance del conocimiento humano. El problema de las explicaciones globales racistas es que no enseñan nada.

¿Por qué no enseñan nada? Pues porque no diferencian los datos de la hipótesis. Ante una medida estadística plantean una hipótesis que pretenden confirmar con los datos con que se obtuvo previamente esa medida estadística. Se trata de un razonamiento circular que no resiste su aplicación a una muestra distinta. Confirmar una hipótesis para una muestra no aporta luz al mundo si la hipótesis no resiste otras muestras.

Este es un ejempo de estadística trucha: es cierto lo que dice, pero no cuenta toda la historia. Igual da más información presentar los datos en función de la renta. Igual.
Lo explico de otra forma: tienes unos datos y observas un patrón. Planteas una hipótesis y tratas de confirmarla con esos mismos datos. Pues bien, demuestras que tienes razón pero te has quedado igual que estabas porque sin otros estudios, sin variar la muestra, etc. puedes haber obtenido un falso positivo. Es decir, tienes razón sobre un asunto... del que no puedes afirmar su veracidad.

Esto es densito explicarlo pero la gente lo tiene que saber para no verse desbordada ante las estadísticas y la pseudociencia de los racistas.

Un ejemplo similar sería lo que hacen los propagandistas racistas en las redes sociales: solo comparten historias que confirman sus prejuicios y descartan las que no. Así, viendo el timeline de algún mendrugo se diría que en Suecia solamente hay moros violadores o que Francia está en una especie de guerra civil étnica extrañísima.

En inteligencia artificial diríamos que este es un problema de sobreajuste. Cuando entrenas una máquina con resultados de problemas conocidos para que dé respuesta a nuevos problemas, si hay sobreajuste tenderá a fallar más que una escopeta de feria.


Llegados a este punto os preguntaréis cómo es posible que estando tan equivocados y no sabiendo manejar la información los racistas continúen erre que erre. La explicación rápida es que se trata de fanáticos (tratan los datos como una excusa, no como datos), la explicación lenta es que no les importa contradecirse y adaptar su discurso a las circunstancias (sobreajustan hasta el infinito y continúan añadiendo parámetros a sus modelos).

Los racistas siempre tienen un nuevo gen (inventado) para explicar cualquier diferencia entre poblaciones humanas. Y cuando no llega el gen, lo que hacen es explicar floridamente historietas que le dan un toque de color al asunto (los serbios son belicosos por lo escarpado de su orografía, los escandinavos son creativos por los recursos naturales limitados que tuvieron, etc). Este tratamiento florido de la historia de los pueblos es entretenido leerlo en los libros de historia de hace cien años pero hoy no se puede tomar en serio. (Aquí una critica a un libro que cuenta este tipo de historietas).

La teoría pseudocientífica racista acaba teniendo una explicación para cada problema, con lo que su número de parámetros iguala al número de datos observados, sus hipótesis se explican circularmente y aunque lo expliques todo, eres incapaz de predecir nada. Esto es justo lo opuesto a lo que hace un modelo científico: la ciencia normal... a veces falla, planteamos nuevas hipótesis y contrastamos con nuevas pruebas. El modelo racista nunca falla, como el Corán.


Ok. El número de personas a las que le importa esto se acerca a doce en el planeta Tierra (y una está en coma). Pero estas cosas las tengo que decir para que sepáis que no todas las gráficas o los datos que nos enseñan son interpretables, algunos no lo son (o siendo interpretables esa interpretación no explica nada). Cuando veo a un trumpista ex-libertarian famoso por pretender fundar una secta realizar largos videos con un montón de gráficas y pretender con eso convencer a los incautos me echo las manos a la cabeza. Esta gente pasa desapercibida pero tiene más audiencia que los periódicos y los noticieros y esto en unos años tendrá consecuencias (me temo que ya las está teniendo).

En un momento de la historia en que nos creemos más listos que nadie y pasamos de intermediarios que nos explican el mundo, los charlatanes están de enhorabuena. A todo el mundo le gusta "buscar la verdad" y desafiar a lo "establecido". Ser prosistema no está de moda pero hay que recordar a la platea que lo establecido no llega a ser establecido por azar (excepto la penicilina y los copos de maíz tostados).

miércoles, 15 de febrero de 2017

Los de la metonimia contra los de la metáfora

Una metonimia especialmente lamentable de esa mezcla de mafia y superstición que es el separatismo español es la que establece una relación de sustitución del todo por la parte. Así por ejemplo, los separatistas catalanes pasan a ser todos los catalanes. Esto es especialmente chocante cuando en elecciones no obtienen la mitad de los votos pero aunque tuvieran el 99% seguiría siendo algo muy lamentable porque al final no es otra cosa que pasar un rodillo y despreciar a la gente, borrarla.

Similar manipuladora metonimia es la que vemos cuando se juzga a individuos que quieren dar un largo y lento golpe de estado y esperan que nadie se dé cuenta. Así, cuando el chico de los recados del clan de los Pujol y dos señoras que creo son monjas alféreces (tienen un montón de monjas alféreces en ese tinglado mafioso, es extrañísimo) se sientan ante un tribunal acusados de desobediencia, prevaricación y mal gusto al vestir (su peor crimen es el estético, siempre lo ha sido), resulta que no les juzgan a ellos sino a "Cataluña" o a "la democracia" o a su nube de colores preferida.

Artur Mas en el banquillo de los acusados.
Yo no sé cómo se las arreglan pero ellos nunca son culpables de nada. Decía C3-PO en Endor que su programación le impedía personificar a una divinidad. Nuestros golpistas habituales carecen de ese sensato impedimento en su programación y por lo tanto aunque tú los veas sentados en el mismo banquillo que violadores y pederastas ellos no están ahí. En realidad a quienes juzgan los jueces es al éter cósmico, a la clave de sol y al olor a cuerazo.

A estos presuntos criminales se les suma la presidenta del parlamento regional y la cantinela es milimétricamente la misma. Cuando esta señora recibe un correo certificado o la visita de un funcionario en su domicilio que le pide comparecer en el juzgado tal día, en realidad no se lo piden a ella sino, en sus palabras, a la democracia. Recuerda un poco a los chistes de Gila:

—¿Es la democracia...? Que se ponga.

Que si lo piensas no dejan de ser un poco cutres y faltos de imaginación. Puestos a personificar entidades no corpóreas déjate de democracia, Cataluña y chuminadas blanditas del estilo. Nada mejor que decirle al juez "usted no me juzga a mí sino a las infinitas líneas de tiempo del multiuniverso" o "un ataque contra mí es un ataque a los martirizados por su fe en Cristo en la última hora del hombre" o directamente gritar en la audiencia "¡postraos ante Sobek, señor de las bestias del Nilo!". Si la presidenta del parlamento hace esto último yo me presento voluntario para testificar a su favor.

Hay algo en lo que no se suele rascar: si la Constitución no rige, entonces ningún miembro del parlamento catalán tiene inmunidad, ni Forcadell es presidenta de nada, ni el señor que tiene pelo de clic de playmobil es más que un tipo que camina por la calle, ni hay estatuto de autonomía, ni presupuestos, ni nada. En esto la gente no piensa.
Luego está toda la comandita que rodea el circo. Gente con esquiva actitud de mustélido y lerda mirada de vaca que repite la consigna mántrica del día. Así el gobierno regional por boca de su portavoz nos dice que ningún tribunal puede juzgar la organización de un referendum (hasta yo sé que un tribunal sí puede y debe juzgar eso), uno de los chiringuitos de la cosa separatista repite que se está juzgando a la democracia (estos además dicen que hay una conspiración entre el ministerio del Interior y la Oficina Antifraude. Sí, sí, "conspiración"), los nazis de la CUP dicen que se juzga a todos los catalanes, los nazis que secuestraron a docenas de personas en agujeros y bailan sobre charcos de sangre también dicen que se juzga a la democracia y cómo no, la reina de todas las fiestas repite que no se puede responder "a las urnas" "con tribunales" (fijaos cómo el idioma neoestalinista se compone solamente de metonimia, no es un idioma como lo entendemos los seres humanos vivos).

Reparamos en que hay uno o dos patrones aquí. Primero, este grupito siempre va de la mano. Cuando pasa algo escuchas a uno de estos y ya sabes lo que va a decir el resto. Segundo, no hay aquí ni una sola idea original. Me atrevería a decir que no hay ninguna idea. Todo lo que declaran son eslóganes que pretenden calar en la gente a fuerza de repetición. Nunca ganarán pero nos dejarán las orejas como los pimientos que tardas en recoger del huerto, avermellonadas ("como tomates", sería otra expresión).

Claro, los que no hablamos de deidades egipcias ni de mensajes apocalípticos inspirados por el consumo de sustancias opiáceas somos los aburridos. En una época en la que todo el mundo pretende vivir en una perpetua infancia nosotros no somos la primera opción de nadie. Nuestras armas son una biblioteca jurídica y un señor de Pontevedra que nunca cambió de peinado y que no va a fiestas. Así de primeras la servil muchedumbre querrá apuntarse al loco e infinito botellón de la gente que se pone pelucas de colores y que está como una regadera. Yo lo entiendo.

Esto se ve perfectamente en la bojiganga que acompaña cada paso de esa ruta circular del separatismo. Va el chico de los recados del clan de los Pujol a sentarse en el banquillo y a la puerta del juzgado le acompaña el gobierno regional (¿esa gente no trabaja?), mil jardineros de la Generalidad recién contratados, señores mayores con aspecto de hinchas de fútbol y un montón de banderitas de colores. Cuando va a declarar como testigo la directora de colegio que se negó a dar las llaves del instituto a unos desconocidos porque básicamente el instituto no es suyo para prestárselo a nadie y había una orden del Constitucional que decía que los institutos no podían ser usados para una actividad privada como el butifarrendum del 9N, la señora va sola (creo que la acompañaron dos diputados de Ciudadanos, pero no estoy seguro). Somos los aburridos.

Luego está lo de la fiscal. A esta señora la bojiganga parda la increpó a la salida del tribunal. Ella después declaró a la prensa que llegó a temer por su integridad pero que se mantuvo firme y les aguantó la mirada "porque allí representaba a una institución del Estado".

Visualizadlo: una señora bajita, sola y caminando en silencio aguantando el chaparrón de una turba vociferante y fanática.

Nosotros no somos los de las metonimias, somos los de las metáforas. Y excuso mencionar el juicio de Sócrates a los generales de la batalla de las Arginusas o el testimonio de Lee Adama en el juicio a Gaius Baltar porque esas referencias las doy por sabidas. Vale.

domingo, 5 de febrero de 2017

La alarmante deriva de la izquierda reaccionaria

La prueba del nueve de la muerte de la generación socialdemócrata de las izquierdas la tenemos en que en el proceso de mestizaje que acompaña la caída de la URSS y la apertura de mercados y fronteras, esta izquierda no es capaz de influir y modificar ideologías que son su competencia. La desaparición de la influencia soviética en tiranías africanas y de Oriente Medio no se tradujo en su sustitución por la ideología socialdemócrata. De hecho, ocurre lo contrario: la socialdemocracia retrocede en Europa, lo que ya cuenta como una derrota, pero no queda ahí la cosa: también se ve modificada por otras ideologías.


Perdida su capacidad de influencia, se ve a sí misma influenciada. Esto yo diría que es importante aunque tan solo sea porque esa generación de izquierda es el soporte ideológico de la Unión Europea y algunos otros países (Canadá, Noruega,...).

Mi duda es si esta generación de izquierda socialdemócrata se ha visto ya tan absolutamente modificada que tenemos que dejar de considerarla hoy como parte de las generaciones de izquierda. Planteado de otro modo: ¿es hoy la socialdemocracia una ideología de la familia de las izquierdas?

Mi posición es que no, que la socialdemocracia hoy ha sido tan modificada que no se parece en absoluto a las ideas políticas de posguerra que relacionamos tradicionalmente con la palabra socialdemocracia. Para apoyar mi hipótesis tengo tres ideas que defiende hoy la socialdemoracia-zombi que jamás hubieran defendido sus antecesores.

Anti-comercio

Manifestación de catorce personas en Ann Arbor contra la comida (?).
Estar contra el comercio es una tradicional contradicción de todas las generaciones de izquierda. Tan solo la socialdemocracia de posguerra y el actual maoísmo líquido no se oponen al comercio. Y es curioso porque si establecemos la base de todas las izquierdas —después del liberalismo clásico— en los textos de Marx y Engels vemos que desde el minuto uno el comercio no era rechazado. Los padres del comunismo veían a los burgueses de la ilustración como revolucionarios frente a las fuerzas feudales y reaccionarias. Ellos —contemporáneos de la revolución industrial— creían que el aumento de la producción era condición sine qua non de la emancipación social. La mayoría de los comunistas anteriores al horror soviético pensaban que había que desarrollar el capitalismo hasta sus últimas consecuencias para que revelara sus contradicciones finales y así dejar el camino libre a la revolución.

Sin embargo hoy la izquierda banal rechaza el comercio, rechaza los tratados comerciales internacionales y defiende el dogma de fe de que para que uno se haga rico otro ha de empobrecerse, un dogma de fe descartado por la evidencia empírica que muestran los resultados en calidad de vida y prosperidad en aquellos países que deciden comerciar.

Nacionalismo


Toda revolución comunista acaba siendo una revolución nacionalista. Todo estado socialista que ha existido o existe es una sociedad militarizada, con gran aparataje en las partes del estado dedicadas a la seguridad interior y al control de la población. Al ser el comunismo una doctrina estatal obligatoria, el estado tiene que crear una lealtad artificial y apoyarse en el consentimiento grupal es una herramienta básica. Si el grupo es un país, las alusiones a defender los supuestos intereses nacionales son un recurso obvio.

Sin embargo los socialdemócratas de posguerra rechazaron el componente nacionalista. En primer lugar debido a que se oponían a la dictadura militarizada y defendían que el ejército no podía cumplir un papel importante en una sociedad representativa. En segundo lugar porque la nación étnica no dejaba de ser el recurso recurrente de las fuerzas conservadoras para dividir verticalmente a la sociedad. Los socialdemócratas manejaban una descripción horizontal de la sociedad (ricos, clase media, pobres) y por tanto las divisiones verticales solo podían ser un recurso de los ricos para dividir a los pobres. Un diputado laborista galés de la posguerra no estaría de acuerdo en bajar los impuestos a los galeses sino a los británicos pobres. Esta es una diferencia absimal con lo que ocurre hoy. Hoy la izquierda banal defiende las divisiones verticales de la sociedad. En España abundan los ejemplos (también los hay en otras partes del continente, ojo, no somos especiales).

Si volvemos a Marx y Engels hay un intercambio postal muy gracioso cuando comentan la situación alemana y la política bismarkiana. Hay una carta de Engels del día de Santiago de 1866 en el que comenta los pros y los contras de la unificación alemana:

The good side of the affair is that it simplifies the situation; it makes a revolution easier by doing away with the brawls between the petty capital cities and will certainly accelerate developments. After all a German Parliament is something quite different from a Prussian Chamber. The petty states in their totality will be swept into the movement, the worst localising influences will disappear and parties will at last become really national parties instead of merely local ones.

The chief disadvantage – a very great one – is the unavoidable flooding of Germany with Prussianism. Also – the temporary separation of German Austria, which will result in an immediate advance of the Slav elements in Bohemia, Moravia and Carinthia. Unfortunately nothing can be done against either of these consequences.

Los fundadores del comunismo (y todas las izquierdas hasta la crisis del Congo, c. 1960) veían con antipatía el nacionalismo étnico y saludaban la aparición de estados multiétnicos ("hacen la revolución más factible" dice Engels). Acordaos de lo que dije antes de la división horizontal de la sociedad: para la izquierda normal la sociedad se divide entre ricos y pobres, no entre letones, bohemios y húngaros. Que yo, que lo que aprendo del comunismo es para criticarlo, se lo tenga que recordar tenía que darles vergüenza.

Ah, pero esto hoy ya no es así. La actual socialdemocracia ha tirado a la basura este principio fundamental y hoy defiende la fragmentación de los estados porque ha confundido "minoría" con "pobre" y no se da cuenta de que la defensa de la minoría es una idea históricamente reaccionaria (mucho más si la minoría está basada en criterios étnicos o religiosos). De ahí que un criterio objetivo para distinguir izquierdas y derechas sea el eje universalista-particularista.

Efectivamente los casos más escamosos se dan en España, donde la izquierda trata amablemente las exigencias de privilegios de los movimientos nacionalistas étnicos precisamente de algunas de las regiones más ricas del país.

Anti-religión

Carnaval anti-religioso en la URSS (antes de ser prohibidos los carnavales).
En este epígrafe es donde sucede algo que al ser tan contemporáneo e inmediato igual no se acaba de ver pero intentaré explicarlo con ayuda de vuestra indulgencia. Este punto es el que me lleva a pensar en la mencionada "modificación socialdemócrata" y de ahí a unirlo a la alianza impía con el nacionalismo y a la empobrecedora posición antimercado, todas ellas posiciones que no sólo no pertenecen al ámbito de la socialdemocracia de posguerra sino que son más bien de la familia reaccionaria antiliberal.

Basándonos en el criterio objetivo de distinguir a las generaciones de izquierda como doctrinas racionalistas, su oposición a la religión es esperable. Pero hoy la izquierda banal no se opone ya a la religión sino que la defiende llegando a extremos totalmente incomprensibles. Hablo por supuesto de la religión musulmana (o mejor dicho, de la familia de religiones musulmanas, muchas de cuyas sectas están en conflicto a muerte con otras sectas).

Mahoma en la portada de la revista soviética "Sin dios" (años 20).
Pongo ejemplos: Ben Affleck en un programa de televisión debatiendo con Sam Harris, divulgador ateísta. Harris critica el islamismo como doctrina política y el empleo de la palabra "islamofobia" como excusa para no criticar lo criticable del islam. El renombrado actor y director hollywoodiense le llama racista en la creencia de que él defiende la libertad de expresión del islamismo cuando el islamismo es una ideología que suele negar esa misma libertad de expresión (aquí el video). Tradicionalmente una persona de izquierda apoyaría el lado ateísta, pero no solo no lo apoya Affleck sino que además la posición de Affleck es compartida por otros en esta autodenominada "izquierda" con que la posmodernidad nos condena.

Otro ejemplo: Deepa Kumar es una profesora universitaria estadounidense que da conferencias sobre el "nuevo macartismo" para promocionar su libro. Suponemos que esta señora es de izquierdas y dejo que eso lo juzguéis vosotros al ver la siguiente diapositiva:

"Los nuevos macartistas: neoconservadores y sionistas, la extrema derecha cristiana, apóstatas del islam y otros "informantes nativos"".
Esta señora tan de izquierdas mete en el mismo saco a los que apostatan del Islam y la extrema derecha. Esta señora tan de izquierdas igual tenía que saber que la gente es perseguida por abandonar el islam en casi todos los países islámicos y que abandonar una religión no es adoptar una posición política. Pero lo más grave del asunto (y esto ya es de por sí muy grave: la apostasia en el islam se condena con la pena de muerte), es que no se trata de una señora loca que va a su bola diciendo bobadas islamofascistas y haciéndolas pasar por "progresismo", lo más grave es que esta versión del progresismo ya se empieza a organizar políticamente, más allá de hacer entrismo en la moral progre banal. En el Reino Unido fundaron hace unos años el Partido del Respeto como escisión del Partido Socialista de los Trabajadores. Este partido de izquierdas se reúne con Hezbolá (literalmente "el partido de Dios", una organización terrorista financiada por la teocracia iraní) y su líder se niega a estar en la misma sala que un judío. Su líder llegó a diputado, pequeño detalle.

¿Queréis más ejemplos de la peligrosa cuesta abajo por la que caen los tumefactos desperdicios del cadáver de la socialdemocracia? Pedid y se os dará. Conferencia sobre la guerra civil siria organizada por una de estas ONG progres que están "en contra de la guerra". Aparecen unos sirios que huyeron de los bombardeos del dictador sirio pidiendo la palabra porque no se estaba hablando de los bombardeos de Al Assad, ¿qué hicieron los progres? Echarlos de la sala.


Hay un punto en común en todos estos ejemplos: cómo la izquierda banal ha renunciado a los principios racionales compartidos por todas las precedentes generaciones de izquierda y se ha acercado a una defensa religiosa exclusivamente centrada en el islam. (Con el budismo existe una aproximación estética pero no hay influencia política (y menos mal porque esos están todavía más chalados que los otros)). Y por supuesto con el cristianismo muchos continúan en un rechazo irracional, arbitrario, estético y contradictorio (cambiarle el nombre a la Navidad y cosas así súper de izquierdas que te cagas, tía).

Primera y última huelga de mujeres en Teherán contra la obligación de cubrirse la cabeza.
Protesta de mujeres en Londres a favor de cubrirse la cabeza y el cuerpo (y prohibir el porno y mandar "al iinfierno" la libertad).
Portavoz chavista en una provincia vasca ganando puntos para ser ministro iraní de moral religiosa.
El cariz de los acontecimientos venideros

De continuar la tendencia izquierdista por la vía de la antiglobalización, del nacionalismo identitario y de la defensa del islamismo, mucho me temo que el único espacio que quedará a la izquierda será el espacio liberal. Y será la única izquierda porque será la única familia ideológica que continúe oponiéndose a los privilegios de cuna y de sangre.

O igual hay otra opción: ya que el liberalismo carece de ADN revolucionario (se agotó hace doscientos años) y defiende el statu quo, lo que hay que hacer es dejar los términos de izquierda y derecha para los libros de historia.

En todo caso, si os fijáis, no me he metido en asuntos pedestres que tienen que ver con la posición anti-izquierdista de la autodenominada izquierda: toda la política ecologista es una subvención de los pobres hacia los ricos, lo que tiene que ver con la protección de los desprotegidos en el Estado del Bienestar también es algo que en particular en España se dejó de hacer hace treinta años, toda la política "animalista" es una subvención de los pobres hacia los muy ricos, etc. Si quitamos las etiquetas y los eslóganes, tenemos en España y Europa a la izquierda más de derechas que se ha visto en la historia. En principio no tengo problema con eso pero es la deriva, el siguiente paso, lo que me preocupa a mí y nos debe preocupar a todos.

Más:

jueves, 2 de febrero de 2017

De la ridícula historia de Inglaterra XII

Jorge III fue el último rey inglés de Gran Bretaña y el primero del Reino Unido. Fue el último rey inglés que influyó de forma decisiva en los asuntos de gobierno presionando al parlamento y decidiendo nombramientos políticos. Reinó sesenta años, vivió ochenta y uno y tuvo quince hijos, dos de los cuales serían sus sucesores. Se dice que Jorge III contó con la simpatía de sus súbditos al apoyar medidas populares como no subir las tasas a los que luego se independizaron en América y su gran devoción a su religión personal. Jorge III tuvo frecuentes episodios de demencia y de melancolía, pasó sus últimos años encerrado en palacio y se cuenta que saludaba a los árboles y hablaba solo durante horas.

Ochenta años después del siglo corto que inaugura la Guerra de Sucesión Española tiene lugar la Revolución Francesa. La nueva república, al guillotinar al rey de Francia, se granjea la enemistad inmediata de todos sus países vecinos pero cuenta con un as en la manga: la nueva república no es una finca sino una nación y casualmente la nación más poblada de Europa. En tiempo récord Francia es capaz de organizar levas y poner en armas a cientos de miles de soldados-ciudadanos. La revolución se abre paso por Europa gracias al fuego de la artillería y los mosquetes. Francia obtiene unas rápidas victorias contra las diversas coaliciones que se le enfrentan y creará estados clientelares con el apoyo de los revolucionarios locales (las célebres "repúblicas hermanas" que tienen nombres maravillosos como República Partenopea (en Nápoles), República Lemánica (un cantón suízo), República Tiberina (en Perugia), República de Batavia (Provincias Unidas), &c). Luego llega Napoléon, que aglutina estas repúblicas en reinos clientelares más grandes que regala a sus parientes.


El descubrimiento de la nación desbloqueó para Francia la tecnología de la Grande Armée pero había otro país que llevaba cien años operando con algo parecido a la nación representativa: Inglaterra. Sin embargo Inglaterra fue incapaz de levantar un ejército nacional y durante estos años y los siguientes dependería cada vez más de tropas mercenarias (habitualmente alemanas). Cristalino es el ejemplo de lo que ocurre en los dominios constreñidos bajo las cadenas inglesas: en lugares como India los ingleses dependerán absolutamente de tropas mercenarias locales, normalmente contratadas entre grupos armados que pretenden establecer lealtades alternativas a las de los señores tradicionales (es decir, lo que venían siendo escuadras de matones, traficantes y piratas). Estas fuerzas locales —la palabra cipayo nos suena— armadas por los ingleses constituyeron la columna vertebral del Dominio Británico que mantuvo esclavizada a la cuarta parte de la población mundial durante cien años.

Hubo una oportunidad inicial de impedir que la oscura sombra inglesa cubriera con manto de dolor a uno de cada cuatro seres humanos: inicialmente Inglaterra no podía levantar ejércitos comparables a los de Francia pero en el mar tenía una oportunidad y la aprovechó. Durante el siglo anterior los ingleses se afanaron en aumentar su experiencia en el arte de marear y crearon varias generaciones de oficiales y marinería capaces. Por la contra, su principal enemiga, la Armada Española, contaba con una extensa flota de barcos que lamentablemente necesitaba para ser tripulada muchos más marinos que los disponibles. Después de trescientos años señoreando los mares los españoles recurrieron a gente sin experiencia para tripular sus barcos. A finales del XVIII teníamos las herramientas pero no quien supìera manejarlas. Es especialmente trágico que los oficiales fueran conscientes de esto y avisaran en numerosas ocasiones a los gobernantes de la delicada situación. Pero la demografía manda y más allá de los tradicionales juicios históricos que atribuyen éxitos y fracasos a personas particulares, un país secularmente semipoblado como España que poblara un continente vacío como América puso al límite las reservas humanas para mantener el combate en guerras que cada vez eran más mortíferas.

"Caballería española cargando contra el ejército francés del mariscal Dupont en Bailén". Augusto Ferrer-Dalmau.
Tras unos primeros combates Francia y España firmaron un pacto por el que España se supeditaba a los intereses de Francia y como estos intereses pasaban por el dominio continental francés, la Armada Española se vio postergada en el presupuesto. Pese a la profesionalidad de nuestros oficiales y el apoyo de la armada revolucionaria, los ingleses salieron victoriosos en unos primeros enfrentamientos. Solo diez años antes la Monarquía Hispánica estaba fundando pueblecitos en Alaska (!) y ahora se encontraba haciendo labores de apoyo a las maniobras francesas.

La caída de la noche en la Monarquía Planetaria fue el amanecer del periodo de terror inglés en el mundo. Tras la derrota de Francia y evitada la posibilidad de invasión de Gran Bretaña (esa bala pasó cerca por enésima vez) un nuevo espíritu patrótico-popular se adueña de Inglaterra. Como ocurrirá en Rusia, los militares pasan de ser temidos a ser alabados por el pueblo. La costa inglesa se llena de fortificaciones (las torres Martello, diseño copiado de una fortificación genovesa —torre de Mortella— del siglo XV en Córcega) y el reclutamiento se dispara ya que el aumento del presupuesto militar obliga al aumento de impuestos lo que deja a mucho desdentado de la campiña con la única alternativa de alistarse para no morir de hambre. La mejor literatura inglesa de esta época nos describe esta extraña combinación de militarismo y hambre (Juana Austen, Guillermo Wordsworth, Leticia Barbauld, &c.) con que Inglaterra estrena el XIX.


Paralelamente al empobrecimiento que las guerras napoleónicas causan en Inglaterra está echando a andar la revolución industrial. Esta mezcla de circunstancias dispara las migraciones interiores y los conflictos sociales: en los condados del norte como Lancashire y Yorkshire se viven revueltas que tienen que ser sofocadas con el ejército.

El Antiimperio


Inglaterra, siguiendo la aventura holandesa e igual que hace Francia, comenzará a operar en la lucrativa Asia mediante una compañía comercial que funciona con privilegio real pero sin estar estrictamente bajo control del gobierno. Lo que comienzan siendo puertos francos y factorías se van convirtiendo en establecimientos permanentes que crecen por la prosperidad que brinda el comercio. No es este un plan imperial. No se trata de reproducir la vida de la metrópolis en las colonias (excepto para los funcionarios que están al mando). No se trata de compartir el avance tecnológico con la población nativa y elevar su civilización a estándares crstianos. Se trata de obtener ganancias a corto plazo mediante acuerdos abusivos caracterizados por la amenaza del fuego naval. Si miramos en un mapamundi la expansión del terror inglés vemos que este se establece justo donde el lugar no está ocupado por la Monarquía Hispánica. El Dominio Británico aparece en el mundo como la antítesis de la Monarquía, con objetivos diametralmente opuestos, de ahí que se pueda llamar Antiimperio.

Pese a que los ingleses le llaman Imperio Británico, el Dominio Británico está lejos de poder ser llamado "imperio". Un imperio es un estado que reúne diferentes entidades políticas, étnicas, religiosas, lingüísticas y en el que la mayoría de los súbditos son juzgados por la misma ley. Roma fue un Imperio y España fue un Imperio. Lo inglés fue una aventura comercial donde la población era juzgada por diferentes códigos de leyes. Las antiguas tradiciones hinduistas fueron modificadas en despachos ingleses y promocionadas para un mejor control de la población india. El sistema de castas tal como lo conocemos hoy debe mucho más a las leyes coloniales inglesas que a la tradición popular. Este sistema colonial se sostuvo sobre el poder local de marajás y reyes mezquinos la mayoría de ellos arribistas, señores de la guerra o delincuentes sin escrúpulos que fueron entronizados por los ingleses para evitar un vacío de poder tras la caída del Imperio Mogol.


El Dominio Británico desemboca en dos tipos de estados: los fallidos y los no fallidos. Curiosamente los no fallidos fueron originalmente territorios vacíos (con lo que se colonizaron de cero) o previamente colonizados por otra nación (Sudáfrica, boers). En el caso sudafricano tenemos que la población local descendía de los primeros colonos holandeses y estos habían tratado de reproducir la vida de la metrópolis en aquel lugar. La escasa población negra original de la zona convivía en paz con los boers y los conflictos de caracter racial aparecieron con la posterior inmigración de población centroafricana. En Nueva Zelanda y Canadá la población indígena era escasa así que fue sencillo reproducir la vida inglesa en el nuevo territorio (genocidio de Tasmania mediante). En Candá tres cuartos de lo mismo: la posesión pasó a ser británica tras la Guerra de los Siete Años contra Francia.

Por otra parte tenemos el resto de lugares donde la descolonización creó estados fallidos: África, India, Caribe y Sureste asiático. Esto también ocurrió con otros dominios antiimperiales como el belga, el francés, el alemán y el italiano. En aquellas colonias donde no se reproduce y comparte el sistema de vida europeo y donde el beneficio comercial impone políticas de corto plazo, la población local continúa estando en un estado de semibarbarismo. Muchos países africanos en el momento de la descolonización tienen millones de habitantes y docenas de licenciados para dirigirlos. Tras la descolonización a la mayor parte de estos países le siguieron sangrientas guerras civiles.

Masacre de Amritsar, 13-IV-1919
Esto no ocurrió con Roma ni con España porque nuestros imperios sí trataban de reproducir el modo de vida y de juzgar con una única ley. En honor a la verdad hay que reconocer que algunos países hispanoamericanos pasaron por largos periodos de inestabilidad política debido a que las élites locales aplicaron un gobierno y una mentalidad coloniales (de todas formas, Chile tuvo menos golpes de estado que Francia, por poner un ejemplo). Esto es un fenómeno único en la historia: el surgimiento de colonias tras la fragmentación del imperio, el tratar como colonia a tu propio país. No llama la atención que particularmente la población mestiza e indígena fuera la que menos deseara las independencias americanas.

Volviendo a Inglaterra, al igual que Francia, de las compañías comerciales se pasa al control directo del gobierno a mediados de siglo. En el caso británico esto se debe a la revuelta de 1857 que establece el Raj Británico de la India, que en sus primeros diez años asesina a diez millones de personas.

Genocidio indio

Madras, 1877. Mientras el grano se almacenaba en la playa la gente se moría de pie.
Los ingleses ocupan un lugar destacado junto a los maoístas, los nazis, los jemeres y los soviéticos en la primera división de los grandes genocidas de la historia. Gracias a la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, el estatus de superpotencia de los Estados Unidos y a que los americanos consideran la historia inglesa como propia, los genocidios (África, India, Australia) del Dominio Británico pasan de perfil y se ocultan tras un velo romántico de paquebotes, gracioso costumbrismo, Mary Poppins y David Niven dando la vuelta al mundo en ochenta días. ¡Qué simpáticos los bombines! ¡Qué simpático tomar el té de las cinco en casa de la señora Peabody!

Dibujo francés sobre la hambruna india de 1899.
Fosas comunes, asesinatos en masa, fusiles de repetición contra palos, operaciones de castigo, incendios de campos, interrogatorios con torturas, uso del tráfico de drogas como arma política... La crítica aparente a denunciar esto es que "no hay que juzgar una época con la mentalidad actual" pero es que estas cosas ya eran rechazadas en su época. Los ingleses tuvieron mucho cuidado en que no se supiera esto. A cualquiera que investigue la expansión colonial británica en India le tiene que llamar la atención que solamente haya datos de muertes de soldados ingleses. De las muertes de indios no tenemos datos (aunque se empieza a investigar: algún historiador indio habla de diez millones de muertos entre 1857 y 1867).

La "pacificación de la India" no solo provocó muertes directas por el conflicto sino que disparó las hambrunas y las epidemias. Hoy es dificil saber cuántas de las hambrunas fueron provocadas por los ingleses (que controlaban la producción y transporte de comida) y cuántas se debieron a causas naturales pero de 1700 a 1900 se cuentan cerca de cincuenta millones de muertes directamente atribuidas a las hambrunas. Es muy sospechoso que estas hambrunas se dieran en otros dominios ingleses a partir de la llegada de los ingleses (Birmania, Egipto, &c.). Tampoco digo que los locales fueran almitas de la caridad, ojo.

Casa del Virrey en Nueva Delhi (construida entre 1912 y 1929).
Una pista de si a los asesinatos en masa se les unieron hambrunas orquestadas políticamente la tenemos en la amiga Irlanda, que pasó a formar parte del nuevo Reino Unido que se funda en 1801 al rechazar Jorge III sus pretensiones al trono de Francia y temer que la revolución incendiara Irlanda y Escocia.

Pero esa ignominiosa historia de hambre, emigración, leyes del maíz, proteccionismo, anticatolicismo y atrocidades inglesas que forjaron en Irlanda un espíritu de resistencia nacional sólo comparable al de los descendientes de las víctimas del Holocausto en Israel será contada en otra ocasión.