sábado, 21 de enero de 2017

No se puede ser liberal y apoyar a Trump

No soy mucho de poner a funcionar la impresora de carnets de liberal porque es una actividad inútil y además suele ser mejor dejar que la gente sea feliz con su visión de sí misma aunque viva en un perpetuo error. Sin embargo, despersonalizando el asunto, no podemos ser ingenuos y asumir para el liberalismo victorias, fracasos, estéticas y razones que no son del —amplísimo y heterogéneo— ámbito del liberalismo.

#winning
Pongamos que el mundo que conocemos tiene un padre que es el liberalismo y una madre que es la socialdemocracia. Los liberales solemos quejarnos de la "mamitis" que tiene el mundo, sobre todo Europa, con su insaciable apetito por más derechos positivos y decisiones gubernativas que nos lleven de la cuna a la tumba. Desde nuestro punto de vista la socialdemocracia malcría políticamente a la gente. Por nuestra parte, el liberalismo es el que, primero, trae el dinero a casa (esta es una familia tradicional y antigua), segundo, echa las broncas (las sociedades son fuertes cuando los gobiernos son austeros) y tercero, funda la familia y las relaciones con otras familias. Desarrollo este último punto porque viene a cuento de lo que quiero explicar.

El orden mundial que conocemos se debe al liberalismo político. La idea del estado-nación es la base del liberalismo. Hace doscientos años el estado-nación surge por oposición al estado-finca. Los países pasan de ser cotos privados de caza o fincas particulares a ser naciones políticas. Trasladar la soberanía de una o varias familias a todos los habitantes es la gran transformación de la historia política que inaugura lo que entendemos por Edad Contemporánea. El vasallo pasa a ser ciudadano.

Yo soy más termidoriano pero la historia es la historia.
Una vez creado el estado-nación y el concepto de soberanía nacional, el desarrollo y evolución de la idea democrática contemporánea lleva a que el ciudadano pueda ser legislador. A partir de ahí ocurre una cosa llamativa y es que pese a las dificultades de cuadrar millones de aspiraciones individuales... la cosa funciona: las sociedades liberales y democráticas son las más libres en términos banales (desplazarte, hablar, organizarte, etc.), también las más prósperas y curiosamente las más seguras, menos conflictivas, más poderosas militarmente, más sanas y mejor educadas. A ver, que yo defiendo la libertad individual por motivos éticos pero incluso un utilitarista se ve obligado a reconocer que la libertad funciona. Es tan sencillo que parece que hay gato encerrado pero no: la libertad funciona mejor que su alternativa.

Es tal el éxito del liberalismo al fundar la Edad Contemporánea que incluso los países que no tienen un sistema liberal de gobierno se ven obligados a funcionar con la idea de soberanía nacional. Las dictaduras más horribles que hay sobre la tierra —Cuba, Corea del Norte, Francia (jiji), etc— se ven obligadas a apelar a la nación y por tanto a jugar con conceptos liberales, pues saben que si son sinceras revientan. Toda dictadura contemporánea usa la idea de nación como excusa.

Cádiz, 1812.
Hace 25 años cae el Imperio del Mal y con ello no sólo se expande el orden liberal por la antigua finca comunista sino que los países descolonizados en la posguerra comienzan procesos de transición sin la injerencia soviética que creó tantas miserias, hambres y guerras civiles. El orden liberal se expande a Europa Oriental, Asia y África.

Con la idea liberal compartida ampliamente por todo el orbe el acuerdo se hace más sencillo: aparecen enormes áreas de libre comercio y libre circulación. Casi todas las plataformas continentales tienen algún tipo de acuerdo transnacional económico, comercial y de circulación. Paralelamente aumenta la prosperidad y con ella la salud, la educación y la seguridad. Es tal el triunfo que las amenazas internacionales surgen del terrorismo —el terrorismo es evidencia de impotencia política y de fracaso— y de pequeños países autocráticos que a quien más aplastan es a su propia población.

Es decir, el liberalismo no sólo crea que el estado contemporáneo sino los andamios que sustentan las relaciones entre esos estados. Jamás hubo algo parecido en la historia. ¡Qué gran época la nuestra!


Esta es la forma de contar el liberalismo que más me gusta, la optimista: los liberales estamos ganando y cuando uno gana no se pone a la defensiva, cuando uno gana sigue atacando con el objetivo de obtener una victoria aplastante. Escucho a muchos decir que hay que "replantear cosas" porque hay gente simple que no le gusta el sistema (esta es la tesis que maneja Luis Garicano), que prefiere una alternativa antiliberal. El problema es que toda alternativa antiliberal ha sido probada en el pasado y sabemos que funcionan peor. Y no funcionan peor sólo en el aspecto económico —un argumento demasiado manido— sino en el resto de aspectos que definen a la comunidad política, que definen a la comunidad de intereses compartidos, de logros y sufrimientos compartidos.

Las cosas no se echan de menos hasta que se pierden.
Esto a su vez no implica una defensa del inmovilismo. El liberal de hoy no tiene que ser el conservador de mañana. El mundo cambia —o mejor dicho: al mundo lo cambian— y hay que adaptarse a los cambios. Veo que por ejemplo en el tema de la inmigración hay propuestas para endurecer los criterios de acogida, algo que parece que tiene sentido ahora mismo pero que en una generación, con el cambio demográfico que se torna global, habrá que replantear de nuevo. Tenemos que lidiar con el problema terrorista probablemente incorporando nuevos frentes de choque, nuevas estrategias. Y por supuesto nuestro gran cambio demográfico que es un asunto que como estamos metidos en él parece que no lo vemos. Lidiar con estas cuestiones aplicando un retroceso antiliberal no veo cómo puede ser mejor que continuar por el camino de la libertad, la prosperidad y la extensión de la ciudadanía.

Lo de Trump

"I am growing stronger".
Donald Trump acaba de ser investido presidente y por tanto no se puede juzgar su presidencia pero seríamos ingenuos si no analizáramos su discurso. Trump habla de "America First", para resumir su modelo antiliberal de proteccionismo económico, nacionalismo étnico y aislacionismo diplomático. Yo creo que estos pilares no se pueden separar. Trump es coherente en su discurso y aplica un colectivismo antiliberal a todas las áreas de acción del estado.

No entiendo que se pueda decir que es antiliberal en lo económico-social y liberal en política exterior (esta es la tesis que maneja Rallo). El aislacionismo en política exterior no lo considero una característica fuerte del liberalismo, máxime en nuestros días en los que una mariposa bate las alas en Tokio y una oveja da a luz en Mondoñedo. Ciertamente el no intervencionismo militar tiene sentido para una presidencia liberal: uno se debe a sus electores y a su país y no se mete en asuntos ajenos. Pero hoy en día esta idea cambia ya que lo que ocurre en otro país afecta a la libertad del tuyo. Un ejemplo: si dejamos que Rusia siga creando inestabilidad e invadiendo países, nuestras libertades (y nuestros intereses económicos, la capacidad de firmar posibles acuerdos) se ven amenazadas. Por tanto, en muchas ocasiones una agresión a un tercero es una agresión indirecta contra nosotros y a partir de ahí la defensa es legítima, justa e imprescindible.

Sobre el proteccionismo económico hay poco que decir. A nadie se le escapa que la defensa de los "campeones nacionales" y la tendencia al autoconsumo son medidas que están en las antípodas de todas las ramas hijas del liberalismo. Chicago, Viena, Elección Pública, Liberalismo Clásico, Minarquismo, Gobierno Limitado y demás están todos de acuerdo en que esa no es una ruta liberal (los liberales recordamos demasiado poco las cosas que tenemos en común cuando en verdad todos aspiramos a lo mismo en diferentes dosis).

Lo que pasa cuando no comercias.
Sobre el nacionalismo tribal o étnico o grupal, creo que no hay que comentar mucho: la excusa de "proteger a la nación" suele usarse para ignorar cuando no aplastar las aspiraciones individuales de la comunidad política. Una bandera gigantesca siempre augura malas noticias para el ciudadano-legislador. Poner la patria por encima del compatriota es antiliberal en el sentido de que ignora la base fundamental del liberalismo que es la de reconocer al ciudadano derechos que le son propios por el hecho de ser ciudadano y su dignidad como persona por el hecho de ser persona.

Esto no quiere decir que el liberal no tenga bandera (de hecho, algunos tienen varias, e incluso patrias sentimentales). Al relacionar el país de uno con una herencia histórica, con una tradición, con un respeto educado por lo que otros han construido es normal y suele ser común sentir aprecio por el país de uno. No existe antiliberalismo en ello ya que hablamos de educación y sentimientos. Ahora bien, esto sólo es posible en un ambiente de pluralidad política (esto es, en una sociedad liberal) que garantice la oposición y el control al gobierno. Entre las labores del gobierno no está la de decirle al ciudadano lo que tiene que sentir por su país aunque en muchas ocasiones se juegue a esto, sobre todo en las conmemoraciones de la historia nacional y en los asuntos que tienen que ver con la defensa. En las sociedades plurales estas contradicciones las dejamos pasar porque ya están asumidas y no percibimos qué puede tener de bueno abandonarlas.

Como nota frívola tenemos la propaganda antioccidental rusa para dar un tono de color gris al asunto. No es una coincidencia que los seguidores europeos de Trump sean a su vez condescendientes con la persecución de las libertades civiles en Rusia, sus crímenes de guerra en Siria y su amenaza a países fronterizos. Sobre esto sólo voy a decir que si apoya a Rusia es antiliberal. Da igual en qué siglo leas esto.


19 comentarios:

joder dijo...

Soy seguidor habitual de tu blog, aunque disiento en muchos aspectos. Sin embargo, retratar a Rusia como país que invade otros y desestabiliza es un poco de traca, considerando el avispero islamista en que se está convirtiendo progresivamente Europa gracias a los ultimos 20-30 años americanos en Oriente Medio.

SrMarlafu dijo...

¿Entonces las naciones socialdemócratas (sí, ya sabemos, regadas con oro negro en su mayoría) no son un ejemplo de cómo la socialdemocracia, aunque sea de bajo nivel, no es más beneficiosa para los ciudadanos que no el liberalismo más desatado?

Pablo Otero dijo...

Hola Joder:

Retratar a Rusia como un país que invade y desestabiliza no es de traca, es la realidad. No creo que Europa se esté convirtiendo en un avispero islamista. No entiendo la crítica de decir que hablo de una cosa y no de la otra. En ocasiones hablo de la otra y no de la una e incluso a veces de las dos o de ninguna.

Saludos.

SrMarlafu:

Creo que la pregunta es de las que no exigen respuesta. Una pregunta con tres negaciones, además, lo que me lleva a pensar que se trata de una prueba Voight-Kampff.

Saludos.

Manuel Ángel Marcos dijo...

Saludos cordiales. Podría titular mi comentario a su artículo como "Trump y el principio del fin de la globalización liberal". Le agradezco por adelantado la posibilidad de explayarme en la respuesta y el tiempo que le tomará leerla. Adelanto que irá segmentada.

Comencemos diciendo que en la República Constitucional de USA, los presidentes no tienen sesión de investidura (https://es.wikipedia.org/wiki/Investidura), ceremonia feudal quizá apropiada para las partitocracias que sufrimos en Europa pero indigna de una nación que conquistó su libertad tras derrotar al Imperio Británico. Gracias a su propio sacrificio y a la impagable contribución de los Reinos de Francia y España (http://www.abc.es/20101128/cultura/corazon-plata-espanola-20101128.html), el pueblo americano, ha vivido bajo el régimen político ideado por sus Padres Fundadores que consagra una efectiva y balanceada separación de poderes y la representación del elector, aspectos de los que evidentemente carecen los Estados de Partidos que rigen el destino de las naciones europeas.

Como decía, allí nadie inviste a nadie sino que se inaugura el mandato presidencial (https://en.wikipedia.org/wiki/United_States_presidential_inauguration) tras ser juramentado por el representante del poder judicial, actuando como testigos los miembros del Congreso y todos los ciudadanos que quieran presenciar tal evento (http://es.euronews.com/2017/01/22/trump-acusa-a-la-prensa-de-mentir-sobre-la-asistencia-a-su-investidura). Se escenifica así el traspaso de la responsabilidad ejecutiva manteniéndose intacto el sistema de gobierno.

No obstante, el asunto no es tan idílico. Pecaríamos de inocentes si pensáramos que los usufructuarios del poder no ansían a conservarlo más allá de los arbitrarios límites impuestos por la Ley. La clase política, teórico intermediario entre la sociedad civil y esa monstruosa máquina en la que ha devenido el Estado moderno, realmente tiende a instituirse en casta que parasita a la indefensa sociedad civil sirviéndose de las armas coactivas y adoctrinadoras que se reserva monopolísticamente el Estado. Para que dicho disfrute del poder se perpetúe, debe existir un consenso entre la mayoría de las fuerzas políticas y así no se cuestionen las bases del sistema de dominación erigido contra el pueblo. Y es contra ese consenso al que Trump ha declarado la guerra (http://www.paulcraigroberts.org/2017/01/20/trumps-declaration-war/) aprovechando la tribuna de su discurso inaugural.

La datación de dicho consenso puede situarse tras el fin la Segunda Guerra Mundial. Mientras la casi totalidad de los contendientes se afanaban en retirar los ensangrentados escombros que les había legado el conflicto, USA se encontraba prácticamente indemne y se enfrentaba a la difícil tarea de gestionar la Pax Americana. Mientras que tras la Primera Guerra Mundial, el GOP rechazó la costosa responsabilidad de hacer cumplir el artículo X del Tratado de Versalles (http://www.dipublico.org/1729/tratado-de-paz-de-versalles-1919-en-espanol/), la incontestable derrota del enemigo alemán en este ocasión y el creciente dominio de los partidarios del New Deal en la escena política americana facilitaron que esta vez sí se asumiera el difícil empeño de ejercer de “policía del mundo”.

En los años sucesivos, USA heredó la gestión de los conflictos en los que todavía se empantanaban unas Francia y Reino Unido en decadencia, promovió la creación de la Unión Europea y la OTAN (http://www.cronicasdeunmundofeliz.com/2014/05/estados-unidos-invento-la-union-europea.html) para salvaguardar a las partidocracias que habían surgido tras la derrota de los fascismos y procuró extender al comercio internacional (https://tartufocracia.wordpress.com/2011/12/05/el-new-deal-del-comercio-global-genesis-ideologica-del-orden-economico-de-las-posguerra/) su nuevo ideal de gobernanza.

Manuel Ángel Marcos dijo...

Mientras el mundo permaneció bajo un condominio de la Guerra Fría, el consenso fue imperturbable. Eran tiempos en los que o se estaba con la que la mitad que disfrutaba de las más elementales libertades individuales o con la que permanecía presa tras el “telón de acero”, reducida a míseros engranajes del sistema de explotación del “socialismo real”. Más por deméritos propios que por méritos del contrario, el “Imperio del Mal” sucumbió ante la inviabilidad económica del comunismo. Hubiera sido entonces el momento perfecto para replantearse su status de gendarme planetario y de haberlo hecho “revolución conservadora” de Reagan (https://www.creators.com/read/pat-buchanan/01/17/reagan-and-trump-american-nationalists) hubiera logrado trascender de la mera retórica a la transformación política de la nación americana.

Sin embargo, los compañeros de viaje de la administración Reagan (http://www.theamericanconservative.com/articles/anatomy-of-neoconservatism/) tenían otros planes sobre el rol a desempeñar en el nuevo siglo. En ausencia de contendiente, la potencia americana se transformó en global. La alianza defensiva de la OTAN, en lugar de disolverse tras la extinción de su némesis, pasó a la ofensiva contribuyendo a la destrucción de Yugoslavia y Libia. Providencialmente, los neoconservadores vinieron a legitimar la permanencia del complejo militar-industrial cuando parecía inminente su desmantelamiento. Así, los tecnócratas que medraron gracias a la hipertrofiada burocracia surgida del New Deal (http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=5196) encontraron en ellos unos fervientes aliados para la perpetuación del reparto de poder establecido.

Y parecía que nada les detendría. A pesar de las guerras desencadenadas bajo Bush II, los medios de propaganda al servicio del Establishment instaron a un desesperanzado pueblo americano para que apoyaran a Obama (http://www.vozpopuli.com/macro_matters/legado-Obama-falso-Prometeo_7_991170875.html). Pero ni tan siquiera la genialidad retórica del primer presidente mulato de los USA lograría salvaguardar el consenso (https://mises.org/blog/trump-might-be-end-bush-obama-consensus) por más tiempo.

La crisis del sistema financiero internacional está indisolublemente unida a la de un sistema monetario basado en la moneda-deuda que es actualmente el dólar. Tras la quiebra decretada por Nixon tras acabar con la convertibilidad al oro del dólar, la preponderancia de su divisa se ha basado en su papel como reserva (http://www.visualcapitalist.com/the-dollar-is-slowly-losing-its-status-as-the-primary-reserve-currency/) para saldar los intercambios comerciales internacionales. La pervivencia del Imperio Americano (file:///C:/Users/Manuel%20%C3%81ngel/Downloads/Dialnet-LaConquistaDeLosEstadoUnidosPorEspana-1302370%20(1).pdf), como ya ocurriera con el Romano siglos antes, iría asociada a la defensa de su moneda y para ello era necesario que siguiera siendo internacionalmente aceptada. Con dicho fin, los tecnócratas de Washington comenzaron a atar a otras naciones con presuntos tratados de “libre comercio” (https://mises.org/library/nafta-myth). El FMI, esa institución creada por un agente soviético (http://www.libertaddigital.com/opinion/francisco-cabrillo/harry-dexter-white-un-comunista-en-el-fmi-16988/) sobrevivió al orden orquestado en Bretton-Woods para pasar a ser pieza central de Consenso de Washington (https://es.wikipedia.org/wiki/Consenso_de_Washington). Pero como se apuntó antes, el sistema entró en crisis y a casi una década del inicio de la Gran Recesión se vislumbra un nuevo orden que sustituirá al que alumbró la Gran Depresión.

Manuel Ángel Marcos dijo...

Llegados a este punto, bien podemos detenernos unos momentos en cuestiones nominalistas. Conceptos en apariencia unívocos no son equivalentes a ambos lados del Atlántico. Lo queramos reconocer o no, lo que ha entrado en crisis es el sistema pergeñado por las élites liberales (https://www.americanprogress.org/issues/general/news/2012/04/26/11379/think-again-how-classical-liberalism-morphed-into-new-deal-liberalism/) americanas. Hasta a sus más galardonadas consciencias (http://krugman.blogs.nytimes.com/) les ha costado reponerse de que alguien ajeno a su círculo fuera a penetrar en los cenáculos del poder. Contra todo pronóstico, con la casi totalidad de los medios periodísticos en su contra y ante la indiferencia o abierta hostilidad de la cúpula del Partido Republicano, Trump triunfó y gracias al sistema de votación indirecta fue electo POTUS (http://www.potus.com/).

La oligarquía imperante, amenazada, sólo comienza a movilizar sus fuerzas (http://es.euronews.com/2017/01/21/multitudinarias-marchas-contra-trump-en-estados-unidos) y es que no puede permitirse que a la victoria electoral le suceda una verdadera “Revolución” que les arrebate el poder. Los tecnócratas liberales y sus guardaespaldas neoconservadores no contemplan que nadie sino ellos puedan velar por los intereses del Pueblo. Y sin embargo, el mensaje populista de Trump (http://www.miseshispano.org/2016/10/el-populismo-no-es-una-ideologia/) ha concitado suficiente apoyo entre el pueblo americano gracias a revivir muchas de las viejas consignas que antaño caracterizaron al GOP. Empezando con su retórica anti-elitista (https://en.wikipedia.org/wiki/Anti-Masonic_Party), su defensa del desarrollo de las infraestructuras o las medidas proteccionistas para fortalecer la industria manufacturera nacional. Una defensa explícita del “Sistema americano” (https://en.wikipedia.org/wiki/American_System_(economic_plan)), ya ideado por el federalista Hamilton, heredado por el partido Whig y legado al partido de Lincoln. Aúna también la conservadora postura aislacionista (https://minerva.usc.es/xmlui/bitstream/handle/10347/8238/05.rips4-1.pdf;jsessionid=CF2D3ED3336D8BE21B465788E76D86E0?sequence=1) resucitando el espíritu del “American First” (https://en.wikipedia.org/wiki/America_First_Committee). En definitiva, un cóctel que bien mezclado resulta homogéneo, intelectualmente coherente y apetecible para todo aquél que buscara una alternativa al sistema vigente.

Manuel Ángel Marcos dijo...

El conservadurismo fue la ideología hegemónica (http://tmtfree.hd.free.fr/albums/files/TMTisFree/Documents/Economy/libertarianismo/gkttoc.pdf) desde la guerra de secesión hasta que cedió el testigo a la era “progresivista” (https://en.wikipedia.org/wiki/Progressive_Era) en la que se cimentaron las bases del “Welfare state” (https://mises.org/library/origins-welfare-state-america) y del “Warfare state” americano contemporáneos. Las guerras mundiales y la Gran Depresión consolidaron un proceso ya en marcha. No obstante, toda vuelta a un glorificado pasado está condenada al fracaso. Si Trump y su flamante equipo (http://www.libremercado.com/2016-12-16/manuel-llamas-trump-se-rodea-de-genios-espana-de-parasitos-80895/) se mantienen firmes y acometen los cambios radicales que postulan, la globalización liberal habrá llegado a su fin. Urge entonces renegociarlo todo.

La partida dispuesta es tan compleja como el de cualquier época anterior. China emerge de nuevo como potencia tras abjurar de las miserias del socialismo. India también entra en el juego de la economía de mercado haciendo bascular en centro del mundo hacia Oriente (http://elordenmundial.com/2015/02/17/orden-economico-historico-global/) nuevamente. Por otra parte, parece que fueron potencias menguantes las que más fuerte apostaron por los candidatos en liza en las pasadas elecciones. Por una parte tenemos a los déspotas wahabitas (http://www.zerohedge.com/news/2016-06-13/saudi-arabia-has-funded-20-hillarys-presidential-campaign-saudi-crown-prince-claims) apoyando a la derrotada candidata del Establishment y por otro a los pretendidos herederos de la Rusia imperial, que no soviética, deseosos de reeditar viejas alianzas (http://www.voltairenet.org/article169488.html) con el ya POTUS, procurando al menos las relaciones de buena vecindad como corresponde a dos naciones fronterizas (https://en.wikipedia.org/wiki/USSR%E2%80%93USA_Maritime_Boundary_Agreement).

Desear que entre los dos estados capaces de exterminar al género humano se establezcan puentes de cooperación es un anhelo que debiera anidar en las mentes de todos. Comparar con Hitler al jefe de Estado ruso (https://www.washingtonpost.com/news/post-politics/wp/2014/03/05/hillary-clinton-says-putins-action-are-like-what-hitler-did-back-in-the-30s/?utm_term=.b857a65bd234) no es precisamente una forma diplomática de tratar a un vecino. Muchos son los asuntos que se acumulan en el despacho oval y los expedientes ucraniano (http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_marco/2014/DIEEEM19-2014_Ucrania-Revolucion-GuerraCivil_FJRG.pdf) y sirio (http://www.voltairenet.org/article194945.html) son de los más explosivos que deja Obama. Y por si no hubiera suficientes frentes, los que más amenazados se sienten ante la nueva administración americana se encuentran en la próspera y pacífica Europa. Franceses (http://www.lci.fr/primaire-gauche/pour-manuel-valls-les-propos-de-donald-trump-sont-une-declaration-de-guerre-a-l-europe-2022154.html) y alemanes (http://www.zerohedge.com/news/2017-01-21/german-press-was-no-presidential-speech-was-declaration-war) se aprestan a luchar. No debiera extrañarnos, en el inconsciente colectivo la prosperidad europea está asociada al proyecto americano de la Unión Europea y su paz, salvaguardada por la OTAN. Y Trump ha osado cuestionar ambas instituciones.

Manuel Ángel Marcos dijo...

Trascurrirán los días y podremos analizar las decisiones de la nueva administración. Verificaremos si se quedan en los excesos retóricos que tanto han conmocionado a la intelectualidad liberal a ambos lados del Atlántico o, por el contrario, se arriesgan y procuran establecer un nuevo acuerdo en el concierto internacional que logre salvaguardar los intereses del pueblo americano. Las negociaciones serán arduas y enconadas pero dudo que la mayor oposición resida en Pekín, Berlín, Riad o Moscú. La oposición a Trump, siempre lo ha estado, la tiene dentro de las fronteras de esa gran nación pero decadente imperio que es USA. El complejo militar-industrial y sus propagandistas neocon, los tecnócratas globalistas de las elitistas y liberales universidades americanas, los bancos de WallStreet que detentan su control sobre el dólar y las hordas de manifestantes que los medios de propaganda al servicio de los anteriores poderes se están comenzando a movilizar.

En definitiva, Trump y su equipo se enfrenta a un esfuerzo titánico si busca cambios sustanciales en el sistema. Cometerá errores absurdos (http://eldiariony.com/2017/01/22/la-web-de-la-casa-blanca-de-trump-elimina-su-pagina-en-espanol/) y será juzgado con más dureza que sus predecesores. Grandiosas son sus metas y tremendo puede ser su fracaso. Pero alguien que se ha hecho multimillonario en el especulativo negocio inmobiliario, que conoce los riesgos de la bancarrota pero que ha logrado rehacer su fortuna (http://www.visualcapitalist.com/donald-trumps-entire-financial-history-one-short-video/), bien pudiera ser la persona adecuada para esa labor. Si los que conspiran para derrocarlo no tienen éxito, y lo cierto es que hasta ahora ningún POTUS ha sido destituido, Trump tiene cuatro años para lograr convencer a esa “mayoría silenciosa” (http://brilliantmaps.com/did-not-vote/) que podría hacerle revalidar su mandato de forma abrumadora. Si no es el caso, pronostico un estruendoso "you're fired" como el lema de las próximas presidenciales.

Asertus dijo...

Lo que pasa es que la CNN nos lo pone cada vez más difícil, o se apoya a Trump o se apoya a las feminazis que cantan allahu akbar y se emocionan poniéndose un hijab..

https://www.youtube.com/watch?v=kgxkpF9s0ik

¿Es que no se puede uno quedar en algún punto medio?

Noche oscura del alma. dijo...

Totalmente de acuerdo con Asertus, parece que o crees que Rusia es la salvación de la civilización o hay que destruirla, muy pocos defienden con fuerza otro punto de vista (este blog sí, y aunque discrepo en muchas cuestiones eso lo admiro).

Tengo la esperanza de que ahora mucha gente se dé cuenta de que el dualismo clásico de ser de derecha o izquierda tiene poco sentido.

¿Cómo es que hay gente de extrema izquierda y extrema derecha apoyando ese proto Mórdor que es Rusia, si se supone que la extrema derecha y la extrema izquierda se odian? ¿Entonces Rusia es de derecha o es de izquierda?

Pongamos que discutiera con el típico motivado de internet siguiéndole el rollo (motivado de antes de que los prorrusos lo llenaran todos de comentarios, claro):

¿Dices que la izquierda está en contra de las élites que controlan los medios de comunicación? Vale, entonces no estará en contra de Tramp porque le lleva la contraria a los medios, ¿no?

--No, es que está en contra de Tramp porque es parte de la élite también.

¿Entonces la izquierda estará en contra de Trump tanto como de Hílari, no? Porque ella sin duda es élite, ha intentado joder a Wiquilics, apoya el intervencionismo de Estados Unidos...

--No, pero ella es buena porque... porque es menos mala.

¿Entonces hay que aceptar lo menos malo? Yo creía que eso era tonto porque es lo que dice mucha gente que vota al PP...

--No, pero eso es tonto en España porque el partido que se opone al PP es Podemos, y Podemos es de izquierda.

¿Y por qué se sabe que Podemos es de izquierda? Porque dicen que no son ni de izquierda ni de derecha (como Ciudadanos xD)

--Porque están en contra de que haya personas con privilegios distintos...

¿Entonces cómo se explica que estén arrejuntados con partidos nacionalistas que defienden que los habitantes de algunos territorios tengan derechos distintos?

(Bueno, y luego está el tema de que se supone que los gobiernos de derecha bajan los impuestos y los de derecha los suben, pero aquí el PP los sube y la izquierda pide que los bajen... En fin...)

Enrique dijo...

Estoy absolutamente de acuerdo en todo. El problema es que esta argumentación explica por qué Trump no es liberal, pero no por qué no puede apoyarlo (o tolerarlo) alguien que se diga liberal. Obviamente se puede ser liberal y a la vez pragmático, y pensar por tanto que aunque Trump no sea liberal puede haber sido la alternativa menos mala.

Bueno, no sé si con lo de "alternativa menos mala" me quedo corto. Creo que Trump es horrible aunque vaya a acertar en muchas cosas de casualidad. Pero la ventaja que tiene es que vamos a tener un baño de realismo, y eso puede ser el paso previo a solucionar problemas. ¿Nos vamos a dar cuenta de que reafirmar la superioridad de los valores occidentales no es racismo ni supremacismo? ¿Nos vamos a dar cuenta de que aquí todos tiran de proteccionismo o libre comercio según les interesa y luego hasta el presidente chino se cachondea en Davos? ¿Nos vamos a dar cuenta de la política exterior estadounidense en Oriente Medio ha estado marcada por los saudíes? ¿Vamos a empezar a ser críticos con los políticos que basan su carrera en vender humo? Y por supuesto Putin. Está muy bien que Obama quiera hacerle frente, cosa que no ha hecho en 8 años. A ver si la próxima vez no deja sola a Merkel para que se coma el marrón y haga ella de "poli malo".

La ventaja es que esas reflexiones no existirían con el presidente Clinton con vagina, la desventaja es que ya sabemos cómo está el panorama en cuanto a autocrítica. Lo estamos viendo. Ni una hora con Trump en el cargo y ya se comparaban multitudes; porque como todo el mundo sabe la base de las democracias occidentales es reunir al mayor número de personas en la calle.

PD: Obviamente esto es sólo aplicable al caso Trump. En el caso Le Pen o los nazis alemanes siempre hay opción de segundas vueltas, pactos, y aprender de los errores sobre la marcha. Ahí es injustificable.

Hudson dijo...

A mi Trump cada vez me recuerda más a Benito Mussolini, con sus muecas, su visión de devolver viejas glorias a su país y, cuando la gente vaya descubriendo que el Mago de Oz ni es mago ni es de Oz, pues giro al totalitarismo y adiós América.

Porque en una nación con más pistolas que habitantes una guerra civil será cualquier cosa menos divertida.

Saludos

Manuel Ángel Marcos dijo...

Lo evidente es que el discurso nacionalista de Trump poco o nada tiene que ver con el estatalismo socialfascista mussoliniano o el de nuestras decrépitas socialdemocracias europeas.

El carácter nacionalista está indisolublemente unido al conservadurismo americano. Hasta el "moderado" y antiTrump McCain (http://abcnews.go.com/Politics/story?id=5731608&page=1) lo empleó en su campaña. Trump, con su "America first" es si cabe más explicito y deja claro que antepondrá los intereses de USA en sus decisiones ejecutivas.

Esas manifestaciones escandalizan a los liberales americanos, de vocación globalista, que quizá opinen que USA deba someterse a los intereses al resto de países ceder a favor de los intereses de otros estados.

Los llamados liberales a este lado del Atlántico, no sin razón, apuntan que los intereses que los intereses de una nación no se pueden tomar como un todo sino como la suma de los, muchas veces contrapuestos, intereses ciudadanos. En su análisis reduccionista desde su individualismo metodológico obvian los sujetos colectivos y así difícilmente pueden comprender las relaciones internacionales más allá de idílicos flujos de bienes, servicios, capitales y personas bajo un pretendido "libre comercio".

No me entretendré mucho esta vez pero sí me gustaría decir que igual de legítimo es que el gobierno USA ponga a USA primero, también sería deseable que alguna vez en España se antepusieran los intereses de España. Sin embargo, los pretendidos liberales en España son nacionalistas fraccionarios (antiespañoles) como el PNV y la antigua CDC. Por otra parte, C's, deseoso de entrar en ese consenso socialdemócrata que con tantos desprecios le corresponde, también se dice liberal pero seguramente será de los que pongan a España supeditada a Europa. No es de extrañar, la cabeza de los liberales europeos, Guy Verhofstadt , como belga que es (Estado fallido de manual), antepone a todo y todo soluciona con "MÁS EUROPA".

Manuel Ángel Marcos dijo...

Estando bajo el malgobierno, como buena partitocracia, de los que nos venden a los tecnócratas europeístas, al servicio éstos de Alemania, el sentimiento de servidumbre se ha interiorizado tanto que se llega a calificar el hecho de que el POTUS anuncie que defenderá los intereses de los que le van a pagar el sueldo (1 dolar) como "colectivismo nacionalista-étnico".

Por supuesto que las naciones son colectivas y entes tan abstractos como el de "individuo". Pero son elementos básicos para el análisis político. La nación americana, aun bajo el sistema político de la República constitucional, no está libre de poderes oligárquicos. Trump parece que quiere enfrentarse a ellos y al ser su poder global, si la oligarquía se debilita, ello nos beneficia a todos.

Como sino positivo podemos evaluar a la pretensión de que se reduzca el complejo militar-industrial imperial liquidando la obsoleta OTAN. Igualmente benéfico puede resultar que se anulen páginas y páginas de regulaciones impuestas a beneficio de las burocracias federales.

Por último, en el concierto internacional de naciones, parece que Trump quiere renegociar la globalización, esto es, los tratados que favorecen a instancias globalistas como la ONU o FMI, aprovechando su pretensión de reequilibrar sus balanzas comerciales.

Mi escepticismo metodológico me obliga a ser precavido y dudar de que tendrá éxito. Pero soy consciente de que si logra sus pretendidos objetivos, la libertad y prosperidad de todos se verá ampliada.

No entraré ahora sobre el tema ruso que tanto obsesiona a algunos. Invito a todos a leer este exhaustivo informe (http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_marco/2014/DIEEEM19-2014_Ucrania-Revolucion-GuerraCivil_FJRG.pdf) y refutarlo si pueden. Solo diré para concluir que el mundo será más seguro si dos países vecinos como USA y la Federación rusa mantienen unas amistosas relaciones de vecindad como las que España puede mantener con Portugal. Y siguiendo con ese ejemplo, apuntar que probablemente Rusia es una amenaza para USA menor que la que Marruecos supone para España.

Saludos a todos y gracias por la oportunidad que ha dado pie a mis comentarios.

Noche oscura del alma. dijo...

Manuel Ángel Marcos, le respondo a la última cuestión que ha apuntado:

Si Estados Unidos y Rusia tuvieran una política exterior tranquila como la de España y Portugal, y no tuvieran ambos países amplios sectores de población que tratan a minorías por su raza u orientación sexual o lo que sea de forma parecida a como hacen en Marruecos (ya que ha mencionado el país del otro lado del estrecho), creo que podría estar de acuerdo.

Salvo que esté influido por una tremenda conspiración mediática, tengo entendido que en Rusia suelen tratar también a parte de la oposición política de forma tan simpática como hacen en Marruecos, aunque en Rusia sí se vote, así que me temo que poco puedo aprobar el tratar con simpatía a Rusia... como mucho puedo aceptar que es mejor no tocar su área de influencia, si es con la idea de que así no molesta mientras se espera a que su efervescencia de tendencias de siglos pasados le hace hundirse...

Y por supuesto que me molesta el tema de Rusia: si es un país que me parece un mal ejemplo en casi todo (creo que lo he dejado claro) y el presidente de Estados Unidos quiere llevarse bien con él, el de Turquía parece que también, y hasta varios candidatos al gobierno de Francia, pardiez, parece que desde los foros de internet hasta la política internacional todos quieren llevarse de golpe bien con Rusia cuando está más a la desesperada que nunca.

Y mi conocimiento histórico, mi sentido arácnido o lo que sea, me dice que el hecho de que un país que pierde el rango de superpotencia esté desarrollando tendencias agresivas acompañadas de conservadurismo, con suplemento de ser apoyado por casi todos los que tienen opiniones radicales, racistas o conspiranoicas, tiene mala pinta... no sé, yo es que lo veo claro, lo de Ucrania es un detallito en el tapiz. El mundo está mal, y un montón de personas te intentan justificar que gran parte de la solución pasa por mejorarle la vida a un país que es lo más parecido a Melniboné en la actualidad. ¿Es normal obsesionarse con Rusia o no?

Manuel Ángel Marcos dijo...

Rusia y EEUU son “naciones continente”, fruto de un proceso histórico de conquistas que acabó con múltiples comunidades de diversos orígenes dentro de sus fronteras. EEUU es además, y desde hace más de un siglo, una potencia económica pujante que ha atraído a centenares de miles de personas en busca de un futuro mejor. En el XIX, básicamente desde naciones europeas y en el XX desde hispanoamericanas. Sus comunidades nacionales son consecuentemente muy diversas y por lo tanto, su cohesión es débil si las comparamos con las naciones europeas que tras siglos de guerras y masacres entre y dentro de ellas, llegaron a los siglos XIX-XX relativamente homogéneas en cuanto a sus características étnicas y culturales. La “multiculturalidad” que se ha propugnado en las últimas décadas del XX apenas ha alterado su composición salvo núcleos concretos por lo que no tienen los conflictos sociales intercomunitarios existentes en EEUU o Rusia.

Desde mi punto de vista, Rusia tardará décadas en purgar el mal infligido por más de 70 años de “socialismo real”. Su desigual distribución de la riqueza, fruto de la hiperinflación que acompaño a la disolución de la URSS-COMECON y de la apropiación de activos por los “oligarcas”, segundones del PCUS que medraron bajo Yeltsin y fueron domesticados por Putin; la corrupción generalizada, la brutalidad policial y el declive demográfico (en la URSS, algunos años hubo más abortos que nacimientos) son un caro peaje que los rusos tienen que pagar por decisiones que tomaron los que tiranizaron a las generaciones que les precedieron. Aun así, hay estadísticas que dicen que añoran esa época. En España también se cuestiona si es una nación, dos o X. La ignorancia y la estupidez es infinita.

La política interna de Rusia puede ser interesante como materia de análisis poco relevante para la seguridad internacional. Y además, el régimen de libertades individuales ha mejorado si lo comparamos con el vigente en la URSS. Multitud de países tiene regímenes más autoritarios que el ruso. Las monarquías del Golfo Pérsico, Irán, Cuba, la República Popular de China, la casi totalidad de regímenes africanos… Y lo cierto es que en todos, incluida Rusia, el principal damnificado de sus gobiernos es su propia población. En el caso de las monarquías islámicas, habría que incluir a los millares de cuasi esclavos que importan y las víctimas que dejan sus mercenarios yihadistas por todo el mundo y sus tropas regulares en Yemen pero eso da para otro comentario.

Así pues, lo que pase en Rusia es cuestión de los rusos. Los estados de partidos europeos son solo un poco menos autoritarios que el sistema ruso. Y a EEUU, república constitucional que podría presumir de purismo “democrático”, mejor le irá si deja de “construir democracias” por medio de “guerras humanitarias”, “revoluciones de colores” y “primaveras árabes” y empieza a coexistir con otras naciones.

Pablo Otero dijo...

Muy interesantes los aportes. Quiero matizar un detalle que comenta Manuel Ángel, quien dice:

«En su análisis reduccionista desde su individualismo metodológico obvian los sujetos colectivos y así difícilmente pueden comprender las relaciones internacionales más allá de idílicos flujos de bienes, servicios, capitales y personas bajo un pretendido "libre comercio"».

Esta es una crítica materialista clásica, ortodoxa, al actual liberalismo político. Mi punto es que estos flujos de los que habla no son idílicos. No son "promesas idealistas" con un oculto reverso oscuro sino el resultado de decisiones políticas realizadas por personas con nombre y apellidos. Yo me considero estrictamente euroescéptico y no ignoro que el proceso de incorporación de España a la UE no se realizó "de igual a igual". La construcción europea y los flujos económicos tienen una evidente inclinación a favorecer los intereses alemanes. La UE tiene una fuerte función propagandística de la que se vale para vender lo que no es. No todos los países estamos en pie de igualdad ni el funcionamiento es tan transparente ni la rendición de cuentas funciona de forma óptima. Existen múltiples carencias y una gran distancia entre lo que la UE dice ser y lo que realmente es.

Pero es que estos problemas son conocidos y no borran los efectos positivos palpables que se derivan del espacio económico común continental. Por ejemplo, la cesión de soberanía monetaria puede ser criticada por muchas razones pero también implica un freno a la devaluación y la consiguiente tendencia inflacionista a la que somos históricamente tan aficionados en España.

El pretendido "libre comercio" de la UE es una cosa sui generis ya que diferentes países subvencionan sectores de su producción nacional de forma desigual y las multas no se aplican por igual a todos los países.

Estos asuntos se pueden arreglar de dos formas: o saliendo de la UE o insistiendo en la unión política (si es una unión política de tendencia democrática se repartiría el poder de decisión y los focos de desigualdad en el trato idealmente desaparecerían).

Lo que quiero decir con esto es que querer mejorar el funcionamiento de la UE no es una posición idealista ni tiene por qué ser antiespañola. Habría que definir qué significa defender los intereses de España porque igual esos intereses pueden ser defendidos en un espacio económico compartido.

Pablo Otero dijo...

Más cosas.

Si hablo de colectivismo nacionalista-étnico es porque precisamente Trump no gobierna para todo el país ni pretende hacerlo. Los datos nos indican que los blancos se han comportado con el voto a Trump como los negros lo hicieran con el voto a Hussein (aquí una gráfica sencilla: http://www.pewresearch.org/fact-tank/2016/11/09/behind-trumps-victory-divisions-by-race-gender-education/ pero los datos están trillados en numerosos trabajos disponibles en la red).

Por tanto no se trata precisamente de "unir a la nación", sino de fragmentarla. Cuando un "voto de grupo" gana las elecciones, quienes no pertenecen a ese grupo se quedan fuera. Y eso se debe a que, lógicamente, el gobernante adoptará medidas particularistas, fragmentarias.

Sobre la crítica antiglobalista:

"EEUU no debe someterse a los intereses de otras naciones", dicen. Que yo sepa EEUU es el que hace que otras naciones se sometan a sus intereses. No ignoro que hasta la explosión del fracking se podía decir que EEUU se sometía a los intereses saudíes en Oriente Medio pero eso lo hacía como parte interesada, no por debilidad. Tratados "globalistas" como el NAFTA o la OTAN son beneficiosos para EEUU en términos de seguridad colectiva, crecimiento económico, creación de empleo y proyección estratégica.

Liquidar la "obsoleta" OTAN:

La "obsoleta" OTAN que está más activa que nunca y que es más necesaria que nunca (preguntad a los bálticos) no es lo mismo que el complejo-militar industrial gringo. "Desmantelar" ese complejo militar-industrial no parece ir en la línea de lo que busca Trump (más bien al contrario: https://www.washingtonpost.com/news/checkpoint/wp/2017/01/27/draft-executive-order-shows-how-trump-wants-to-grow-the-u-s-military-significantly/?utm_term=.d51a1c468aa3). Cuanta menos seguridad compartida tengas, más tienes que aumentar tus gastos en defensa. cuanto más se aísle EEUU, más influencia tendrá el ejército en EEUU. Creo que esto se entiende.

Manuel Ángel Marcos dijo...

Sinceramente, desconozco en profundidad el grado de la "amenaza" a la que se ven sometidos los países bálticos. Dudo que corran mucho más riesgo de invasión rusa que el enclave de Kaliningrado (la antigua Königsberg prusiana) de caer bajo un ataque "atlantista".

Es cierto que los pactos de seguridad colectiva rebaja el gasto en defensa. Creo que los presupuestos de estados como España o Alemania lo atestiguan. Realmente, dudo que mantener una red de bases militares por todo el globo reporte beneficios para el americano común (que por cosas de la estadística es WASP y por ende, prototípico votante de Trump). Es cierto que algunos de los países "defendidos" por USA contribuyen al mantenimiento de las "legiones" que salvaguardan la "pax americana" (http://www.voltairenet.org/article195057.html). Igualmente es cierto que una de las exigencias de la administración Trump a los "protegidos" europeos será incrementar sus presupuestos en defensa, o lo que es lo mismo y expresado de forma más sincera, que compren las armas que fabrica el complejo militar-industrial (made in USA) y así se pueda rebajar el nivel de compras que tiene que sufragar el contribuyente americano. Sirva de ejemplo de "comercio dirigido" que muchas veces se hace pasar por "libre comercio". De todas maneras, tengo la impresión de que USA podría reducir a la mitad su presupuesto militar sin menoscabo alguno en la defensa de su territorio y ciudadanos. Ese "tijeretazo" bien pudiera centrarse en lo que dedica a defender a quienes no son USA.

Respecto al tema europeo, el proyecto de unión político nació muerto (https://es.wikipedia.org/wiki/Refer%C3%A9ndum_sobre_la_Constituci%C3%B3n_Europea_en_Francia). Ese zombi que las partitocracias europeas y Francia (UK está en BrexiT) se empeñan en mantener caminando no tiene ya mucho recorrido. Puedo equivocarme. Veremos que nos depara el 2017. No obstante, que yo sepa, ni los países que comerciaron bajo un patrón oro estricto ni bajo la bimetálica unión latina precisaron de un gobierno "federal" que "arreglara desigualdades". Para tener una correcta separación de poderes y representación de los electores debiéramos derrocar a la partitocracia española y la UE no es más que una forma hipertrofiada del Estado de Partidos.

Gracias por su comentarios a mis aportaciones.