miércoles, 30 de septiembre de 2015

El problema está en Madrid

La política española es como un bol de leche al que le vas metiendo tosta ricas como si no hubiera mañana. Sabes que la leche desbordará —jamás se para antes—, pero no sabes exactamente por dónde desbordará. Al menos estas sopas son la faceta pública de la política española —concédanme eso—, ya que quienes hemos leído un poco sabemos que la política de puertas adentro tiene mucho que ver con el compartir mesa en los restaurantes entre varios irreconciliables, con viajes a Cuba a gastos pagos y con asegurar retiros dorados.


El último meme tras las elecciones catalanas de septiembre de 2015 es el de que hay que buscar una «solución» a «lo de Cataluña». Resolví muchas ecuaciones en mi vida —no es una metáfora— como para que alguien me lance a la cara la palabra «solución» y se vaya de rositas. Hay problemas matemáticos que tienen una, varias o ninguna solución. Los hay incluso que tienen intervalos de probablilidad de soluciones. Los hay muy graciosos en los que la solución tiene forma de «solución más probable». Si en el mundo de las matemáticas la palabra «solución» es una nube de colores, en el mundo de la acción humana no llega a declaración de intenciones.

«Lo de Cataluña» sin duda debe referirse al hecho de que casi dos millones de personas hayan votado por candidaturas que están por la ruptura de España. Con esto quiero decir que hay gente a la que esto le parece un problema. Como hay gente que cree que esto es un problema, piensa que debe de haber alguna solución. Hay gente que es así, qué le vamos a hacer.


Supongamos que en España el 1% de la población necesita una silla de ruedas para desplazarse. Poner rampas o elevadores en los accesos a los edificios parece que facilita las cosas a estas personas. El 99% de la población se adapta al 1% de la población sin demasiada discusión. Ciertamente esas rampas cuestan dinero, pero todos entendemos que el gasto merece la pena. Además, lo de ir en silla de ruedas no es una elección personal, no es una moda, no es una posición política ni estética. Hay un problema y se busca la solución incluso si ello implica adaptar la inmensa mayoría de la población a una minoría (estoy poniendo un mero ejemplo: es evidente que los problemas de la gente que necesita una silla de ruedas son mayores que unas simples rampas).

Ahora supongamos que la gente que va en silla de ruedas empieza a reunirse, se constituye en asamblea y decide dotarse de soberanía a sí mismos y romper sus vínculos políticos con el resto de la nación. ¿Debe en este caso adaptarse el 99% de la población al 1%? Parece que no porque se trata de una posición política incompatible con la ley. ¿Me estáis siguiendo? Nuevamente supongamos que las personas en sillas de ruedas se da la casualidad que viven todas en Alcobendas y allí son el 99% de la población. ¿Debe Alcobendas desvincularse políticamente de España? En mi opinión da igual si la gente que cree ser una nación está repartida por el territorio o concentrada en un sitio. El planteamiento, en lo concerniente a la ley, no cambia.

Bien, pues hay gente simple que cree que el planteamiento sí cambia. Hay gente que cree que 48 millones de personas se tienen que adaptar a los reclamos políticos o estéticos de 2 millones de personas. Lo espeluznante del asunto es que algunos de los que creen esto se quieren presentar a presidente del gobierno.


En cualquier sistema democrático homologable al nuestro, no son 48 millones los que se deben de adaptar a 2 millones. Lo miremos como lo miremos. Pero es que incluso si fuera al revés, y esa adaptación supusiera saltarnos la ley, tampoco sería democrático hacer caso a los 48 millones. Lo que yo entiendo por democracia no es votar, sino cumplir la ley que salió de una votación anterior. Si no cumplimos las leyes, podemos estar todo el día votando que a nadie le importará. Por eso creo que es importante poner el acento en combatir la idea estúpida de equiparar democracia con voto. Y esa otra reaccionaria y servil tendencia tan de moda hoy en día de sacralizar la palabra democracia.


Los reaccionarios, tanto en su faceta populista como en su faceta racista, están todo el día usando palabras e imágenes con connotaciones positivas, como puede ser la palabra democracia, para retorcer los conceptos y lograr que signifiquen lo contrario de lo que significan. No, votar no es democracia. Democracia es cumplir lo que ya está votado. Además, la prudencia aconseja limitar aquello que se vota. Sé que esto tiene más que ver con la fe que con la política y que el nuestro es un mundo de fanáticos y descreídos. Siempre que los fanáticos se enfrentan a los descreídos acaban ganando, pero eso no nos debe echar para atrás. Entre ser vivos aborrecidos o muertos favorecidos optamos por esto último y por eso las batallas que sabemos que vamos a perder son las que no queremos evitar. Este es un tercio español, etc.

De regreso a la ponzoña que acecha en el fango, las llamadas a que 48 millones de personas se adapten a la fe de 2 millones de personas son incesantes en nuestros días. Un artículo de Lucía Méndez recoge las declaraciones de algunos popes autocéfalos sobre cómo «solucionar el problema». Las propuestas de estos expertos (¿en qué?) son contradictorias entre sí, cuando no simples frases huecas:

Reconocer, por ejemplo, el catalán en la Constitución, que se hable con naturalidad en el Congreso o en el Senado

Hay que cambiar la política de persuasión, llevar España a Cataluña

Es imprescindible una triple negociación: competencial, financiera e identitaria

Necesitamos políticos inteligentes. Un Estado inteligente y nuevos líderes

Lo que proponen todos al unísono es cambiar a 48 millones para contentar a 2 millones. Sin novedad en cuarenta años.


Y cómo no, siempre aparece el rufián sin escrúpulos que espera recoger las nueces caídas. El vendedor de camisas dice que la única solución es cambiar la Constitución. El PSOE tiene una propuesta de reforma constitucional (pdf) con la que pretende «superar» «el conflicto» vasco, perdón, catalán. En ella, entre otras paridas se propone eliminar la mención a la Iglesia Católica. Muy bien, genios: que lo urgente no nos tape lo importante.

No quiero sonar muy antisistema, no quiero parecer un exaltado, no quiero que penséis que estoy fuera de mis cabales; pero considero que quizás sería deseable elevar el prestigio del hecho de cumplir las leyes.

—Pero si alguien incumple la ley ya están los tribunales.
—Creo que unos responsables públicos no pueden tener en la boca todo el día la amenaza de incumplir la ley. No hacen bien a nadie con ello, salvo si pretenden que hablemos de ese tema y no de lo que roban. En cuyo caso sólo buscarían el propio bien y creo que ese no es el objetivo del cargo electo.

Creo que la rebaja del tono del trincherismo político tiene más que ver con lo que se enseña en los colegios y en la televisión que con leyes que nadie lee. No hay que cambiar la Constitución para apaciguar a quienes la rompen en el estrado del Congreso de los Diputados por dos razones: la primera, a ellos les da igual la Constitución, la segunda, no funcionará.


Si hacemos el ejercicio de meternos en la piel de un estúpido racista servil, la Constitución ya puede poner en su primer artículo que los estúpidos racistas serviles somos las personas más guapas y listas del mundo que nos la va a soplar. No, no existe solución a lo que no es un problema. Esto es algo que tiene más que ver con la cura del tiempo, con cortar aquello que acentúa el discurso del odio, con limitar el poder de la administración, con preguntarnos por qué existen medios de comunicación públicos, con dejar de permitir que se usen los recursos de todos para el bien propio de unos pocos. Esto pasa, insisto, por prestigiar al ley y desprestigiar al que se opone a ella. Esto pasa por levantar alfombras para convencer a los fieles que sus patriarcas son cubos de basura.

El problema de cambiar la percepción sobre los patriarcas es que hay otros patriarcas en otros sitios a los que no les interesa eso. A los del chiringuito de Madrid no les interesa acabar con el chiringuito de Barcelona, por eso, limpiar Barcelona implica antes limpiar Madrid.

Más:


lunes, 28 de septiembre de 2015

No volverán a matar a Falcone

La sicilianización de Cataluña va viento en popa. No sólo tenemos unas estructuras paraestatales de captación y distribución de rentas al margen de la ley, sino también el bonito escenario de fondo que supone el asalto de las ciudades por parte del campo. Para quien gusta de la demografía el único dato relevante de estas últimas elecciones catalanas es el que nos habla del enfrentamiento campo-ciudad.

Esto recuerda a otros procesos electorales como los andaluces: la división política de la sociedad no bascula entre fuerzas conservadoras y progresistas, ni siquiera entre fuerzas independentistas y constitucionalistas. La sociedad catalana se divide entre el mundo rural y el urbano. Si los catalanes votaran en dos elecciones paralelas y formaran dos parlamentos, uno de ciudades y otro de campo, sus respectivas composiciones serían antagónicas.

Votante rural, dramatización.
La pervivencia de una ley electoral cuarentona exagera el voto de las comarcas campías en detrimento del voto urbano; un voto más expuesto a la diferencia de opinión, más comunicado y más dispuesto al cambio. La equivocada idea de interpetar a Cataluña como una región industrial y burguesa se basa en tomar a Barcelona por el todo. Realmente la parte no barcelonesa de Cataluña no tiene una historia reciente muy diferente a la extremeña o manchega: hace tres generaciones la gente comía las raíces de los árboles y el polvo de la dehesa es dificil de quitar. Las inercias caciquiles, el miedo al cambio, la tendencia al prejuicio y el rechazo a lo foráneo es común en toda comarca rural. Estos prejuicios presentes en la sociedad rural históricamente se han explicado por el miedo de las élites locales a perder sus privilegios. Siempre que hay un abismo de separación entre campo y ciudad es cuestión de tiempo que el campo pierda. A esta regla hay alguna excepción: la China de Mao, la Albania de posguerra o la Nigeria que sale de la guerra de Biafra, por ejemplo. De todas formas, la victoria del campo sobre la ciudad no parece posible mantenerla en el tiempo.

Dicho de otro modo, la descomposición política de aquellos que persiguen el privilegio de la élite local en Cataluña es un proceso que sólo tiene una dirección y cuyo fin es la desaparición de esas élites o su reducción hasta un tamaño conllevable. Con esto no quiero decir que a partir de ahora los racistas vayan a perder cada elección. Los lentos cambios demográficos tardan en plasmarse políticamente, pero en visión de conjunto y abriendo el zoom, a los prejuiciosos sólo les queda transformarse o extinguirse si es que quieren durar una generación más.

Densidad de población.

Votos de Ciudadanos. (vía El Español).
Y ahora vamos con el resultado de las elecciones catalanas «polo miúdo» (al detalle):

Convergencia. La compleja ingeniería que el partido cleptócrata ha puesto en marcha para garantizar la supervivencia (e inmunidad parlamentaria) de sus cargos le ha salido bien. Los convergentes han destrozado todo a su paso pero ellos logran sobrevivir un día más. En este sentido hay que darles la enhorabuena y felicitar su carencia de escrúpulos y de una mínima ética. Convergencia se enfrentaba a su desaparición como partido, como le pasó a Unión Mallorquina (y por las mismas razones: ser una organización criminal, básicamente), e inventó la demanda independentista para tratar de despistar. El auge independentista de los últimos años es una fabricación política muy meritoria, que requiere a mucha gente trabajando mucho tiempo, amén de las subvenciones públicas a la prensa y el control de medios de comunicación (hasta estos hacen chistes). Todo este artificio propio del mago de Oz, con miles de voluntarios llamando durante meses a cientos de miles de personas, es su mayor fortaleza pero al mismo tiempo su talón de Aquiles: en cuanto pierdan la capacidad de repartir rentas todo caerá como un castillo de naipes. Hay que felicitar también a Convergencia por cargarse el nacionalismo catalán y transformarlo en un separatismo que no tiene recorrido político.

ERC. La novia de Convergencia era la reina del baile hace unos años. ERC muy bien podía ser ahora primera fuerza en Cataluña, pero en su lugar han preferido aceptar el papel de comparsa en este circo y les ha salido muy mal la jugada. Sus 31 escaños los relegan a tercera fuerza. Tal vez la gente no ha entendido que aparezcas en TV3 como jefe de la oposición cuando te presentas en la misma lista que el presidente de la Generalidad. Yo tampoco lo entendería. Con un gobierno catalán absolutamente radiactivo, acosado por sus casos de corrupción, ERC sólo tenía que sentarse en un banco a comer palomitas para ganar a Convergencia, pero en su lugar fueron a reirles las gracias. Ante unas elecciones no hay nada como competir en votos con un partido que tiene causas judiciales abiertas y un gobierno que ha gestionado francamente mal la política. ERC ha dilapidado su capital político al proteger la corrupción convergente. Supongo que en unos años veremos a los dirigentes de ERC en bonitos apartamentos de lujo, porque si no, no me lo explico. Han sido los que más tontamente se han pegado un tiro en el pìe.


Ciudadanos. Hay quien habla de victoria moral para los naranjas. La victoria moral está muy bien cuando juegas al Pictionary, pero no sirve para nada después de unas elecciones. Ciertamente han sacado un resultado por encima de las encuestas y son el principal partido del sí a la Constitución en Cataluña. Esta parada y fonda en el camino que lleva a las elecciones de diciembre los coloca sin embargo en una posición de debilidad: nadie les va a perdonar que traten de pisar los callos a los partidos turnistas. Con un 18% del voto en Cataluña son un partido que está en la carrera por la Moncloa, sin embargo es inevitable pensar en su debilidad estructural. Inexorablemente se acerca el día en que tengan que decidir si quieren seguir siendo el refugio de los votantes apestados por los turnistas o si quieren dar a luz una posición política diferente. De regreso a Cataluña, es meritorio que hayan pintado de naranja el cinturón rojo de Barcelona. También es reconfortante pensar que criticar por corrupto a un gobierno corrupto sigue funcionando incluso en una campaña tan loca como esta en la que la gente estaba hablando de unicornios de colores.

PSOE. Debacle total para el PSOE en Cataluña. Los socialistas han tenido el peor resultado de su historia y, como ya es tradicional, lo tratan de vender como una victoria porque no han perdido todavía más votos. Con poco más de medio millón de votos en las regionales catalanas, el PSOE sospecho que bajará de los 900.000 para las generales en esa comunidad. Se confirma por tanto su transformación en Partido Regionalista Andaluz. Serán segunda fuerza en las generales, pero sin la suficiente masa crítica como para presentarse como alternativa de gobierno. La falta de constancia en su discurso y el polvo de la dehesa que arrastran como partido turnista son sus principales lastres. El votante nota la permanente situación de interinidad que vive el PSOE. Cuanto más débil es su posición, más se les llena la boca con palabras tan grandilocuentes como vacías. Ahora quieren cambiar la Constitución cuando ni siquiera son capaces de cambiar su partido. Y pensar que llegaron a ser la fuerza más votada en Cataluña. O tempora, o mores.

Vaya cromo.
Pablemos (ICV). ICV ha sufrido un «efecto ERC»: se han juntado con su competidor y la han cagado pero bien cagada. No sólo Pablemos no aporta nada a ICV sino que les ha lastrado dos escaños. La principal consecuencia de esto se verá fuera de Cataluña: ahora se están negociando las listas para las generales de diciembre y en muchos lugares de España hay gente flipada que cree que ir con Pablemos les va a beneficiar. Ahora que Pablemos ya gobierna en alguna ciudad los ciudadanos saben de qué palo van y parece que no les gusta mucho lo que ven. En estas elecciones, que Ada Colau no apareciera por ningún lau porque en Barcelona necesita a PSC, ERC y CUP, les ha costado algún escaño. En su lugar, los pijiprogres han optado por poner a un señor mayor que nadie conoce. Su críptica posición en unas elecciones que bascularon sobre la cuestión nacional tampoco les ayudó en absoluto. Estar en contra de la separación pero a favor de romper la soberanía nacional es algo que sólo se entiende dentro de un despacho universitario en el que huele a maruja. Con las elecciones venezolanas una semana antes que las españolas, veremos si el comunismo conservador está por la labor de pegarse un tiro en el pie y ayudar a los flipados o los dejan a un lado.

PP. El leñazo ha sido bonito, pero creo que se puede mejorar. Es evidente que el PP está pensando en la Moncloa. Hace años que se rindió en Cataluña y asume que de esa comunidad lo único que les interesa es sacar votos en el resto de España. En política, el éxito de tu adversario te resta -1, pero el error propio te resta -2. Nadie en su sano juicio entiende qué diablos ha hecho el PP en Cataluña. Envían al ministro de Exteriores a debatir con un separatista en la tele, sacan un vídeo con la pucelana Soraya hablando en catalán (me recordó a cuando Mario Conde vino a Galicia a hablar en gallego: fue un bonito suicidio en directo), no han movido ni un dedo estos años por frenar a los golpìstas, no han tenido ni una palabra creíble en defensa de la libertad y de la Constitución, están probando con chicas con canalillo en la tele a ver si les funciona el asunto y por alguna inexplicable razón dejan que Rajoy improvise entrevistas sin tenerlas preparadas. La del PP ha sido una de las campañas más idiotas de la historia de España. Y luego está lo de ser una organización que muchos sospechamos que lleva 20 años pareciéndose más al PSI de Bettino Craxi que a otra cosa (pequeñito detalle: el norte no olvida).

Benvenuti a Tangentopoli.
CUP. Los embarretinados perroflautas batasunos todavía están de botellón. Habrá que ver si el dopaje lo han recibido de desconcertados y huérfanos votantes de ERC o de nuevos votantes: no olvidemos que llevamos una década con trescientos días históricos al año en Cataluña y eso pasa factura en los reblandecidos cerebritos de los jóvenes catalanes. Por otra parte, el aumento de apoyos para los populistas es un fenómeno común en todas partes.

UDC. Si alguien pensaba que llevar años yendo de la mano de los cleptócratas no les iba a pasar factura ahí tiene los resultados. Pese a sus 100.000 votos, los de Durán no llegan al umbral de representación y se añaden a la lista de cadáveres que deja Convergencia en el camino. Presentarse como una opción nacionalista no separatista era algo normal en Cataluña en los últimos treinta años, pero como decimos, Saturno ha devorado a sus hijos.

Golpistas


La fanfarria de estas elecciones ha orbitado alrededor de la cuestión del golpe de Estado. La pretensión de Mas y sus rufianes de presentar un conflicto secesionista para evitar sentarse en el banquillo ha desbordado a Convergencia y ha conseguido la mitad de los votos en Cataluña. El problema de simplificar las cosas y presentarlas como una tonta pregunta de sí o no, es que si tú apoyas el sí, los que no te votan siempre serán el no (como decía Sala I Martin antes de cambiar de opinión durante la enfarlopada noche de exaltación tribal). Da igual las vueltas que le des (hay cosas bastante aberrantes en la prensa catalana: gente con serios problemas para hacer sumas con decimales), si el sí tiene el 50% el no tiene el 50%. En nuestro caso, el sí a la Constitución sacó un 52% y el no a la Constitución sacó un 48%. Si ellos quieren leer estúpidamente estas elecciones como dos posiciones antagónicas, son libres de hacerlo porque les amparan las leyes que dicen detestar.

Sea como fuere, con 62 escaños que suman Convergencia y ERC, están a seis de la mayoría absoluta que requiere la investidura de Artur Mas (su candidato). La CUP ya ha dicho que no votarán a favor de Mas y su abstención no le basta al conducator cleptócrata. Así que no descarto que veamos a una monja alférez con un gorrito de papel de aluminio como nueva presidenta de la Generalidad.

Por último, para la reflexión a medio plazo, estas elecciones han revelado que el problema no está en Barcelona, sino en Madrid. El Estado no puede estar ausente. El gobierno no puede dejar en manos de la inercia la defensa de la Constitución y de nuestras libertades. Máxime un gobierno sostenido por un partido que no parece muy diferente a los convergentes.

Que se abrochen el cinturón porque el norte no olvida.

Funeral de Falcone:





jueves, 24 de septiembre de 2015

Y si Cataluña rompe España, ¿qué?

Esto ha sido fácil. Hay un libro que se llama «Y si Cataluña rompe España, ¿qué?», que recopila más de cincuenta entrevistas sobre el monotema. Lo que más me gustó de él son las respuestas que dan los que decidieron declinar responder al cuestionario. El libro lo encontráis aquí.

He cogido las preguntas y las he respondido, porque ¿por qué no? A por uno voy, dos vengais, si venís tres, no os caigáis. Dentro vídeo:


¿España roba a los catalanes más de lo que roba al resto de los españoles? ¿Debe tener límites la solidaridad de los catalanes con el resto de los españoles?

Se han hecho esfuerzos para que en todo el país el nivel de robo sea más o menos similar. A mí me gusta mucho cuando los pepitos debaten sobre si el tipo máximo del IRPF en una autonomía es del 56% y en otra del 51%. Como si en su triste vida fueran a pagar esos tipos. Los límites de la solidaridad deben establecerse por leyes que no privilegien a grupos concretos de personas: principalmente por nivel de renta y nunca por vecindad administrativa excepto en casos objetivos de insularidad... es empezar a hablar de impuestos y liarse la cosa. No tendríamos este problema si los ingresos públicos dependieran del botín de guerra contra pueblos bárbaros. Quintilio Varo ¿dónde están mis águilas?

¿Es viable social, política, cultural y económicamente una Cataluña independiente?

Define «viable». Creo que ningún separatista puede responder a esta pregunta y si lo hace ten por seguro que miente. Sencillamente se trata de una hipótesis que no pertenece al mundo de lo visible. Si me dices que no tiene deuda, todos los vecinos de Cataluña están de acuerdo con la situación, tiene el respaldo de alguien con armas… pues aún así dudo mucho de su viabilidad porque sería una situación inaceptable para millones de personas violadas que tratarían de recuperar parte de su país y de sus derechos civiles. Supongo que la respuesta corta es no, no sería viable.

¿Es viable social, política, cultural y económicamente una España sin Cataluña?

No existe el concepto «España sin Cataluña», ya que no sería España, sería otra cosa. Le podemos llamar Cuchufleta si quieres. Bien, si Cataluña se hunde bajo las aguas porque hemos enfadado a los dioses, Cuchufleta sería un país con menos frontera con los franceses, cosa que siempre viene bien, pero sería un país que lloraría la desaparición de millones de parientes y amigos. Sería algo horrible.

A usted le importaría que el idioma catalán desapareciera? ¿Por qué?

Creo que las leyes están para cumplirlas cuando no afectan a las libertades banales. La ley española protege y cuida al idioma catalán, ¿me importa que se cumpla la ley? Sí, porque no me quiero parecer a un ñeta.

¿Y si el que desapareciera fuera el idioma español?

Es una hipótesis muy loca. El español es una de las dos lenguas francas del planeta Tierra. Las guarderías de los Estados Unidos anuncian que al español le queda mucha vida por delante, aunque sea en forma de «vacunar la carpeta» o «remover el bagaje».

Falta ahí la monja alférez.
¿Y por qué no debería permitirse que los catalanes se independizaran si así lo desean mayoritariamente?

No me parece buena idea parecernos a los ñetas. No creo que la voluntad mayoritaria sea la única fuente de derecho. Tampoco creo que se tenga en cuenta el presentismo y lo efímero del asunto. Es necesario que durante varias generaciones haya una voluntad mayoritaria en toda España (pues la soberanía reside en la nación española) de aceptar la fragmentación y desaparición del país. Creo que antes de que eso ocurra ya nos habremos diluido en una Unión de Repúblicas Socialistas Europeas, con lo que la cuestión no importará.

¿A usted le gusta España? Suponiendo que se le permitiera vivir con su mismo nivel de vida actual en cualquier país del mundo, ¿escogería España?

Claro que me gusta, es uno de mis países favoritos y objetivamente uno de los mejores para vivir, si no el mejor. Esto no lo digo por chauvinismo sino atendiendo a las estadísticas de esperanza de vida, mortalidad infantil, tolerancia, premios gastronómicos, premios deportivos, etc. Respecto a la segunda parte de la pregunta, téngase en cuenta que significaría ser muy rico en unos países y pobre en otros. No sé, creo que el asunto carece de interés.

¿Por qué debería creerme que en una Cataluña independiente se respetarían los derechos de los españoles si en la Cataluña dependiente se ha multado a comerciantes por rotular su negocio en español?

Es que no te lo deberías creer. Sin cortapisas de la legislación española, en Cataluña se impondría un régimen de bandoleros que echarían las culpas de sus desgracias a los señores bajitos de Murcia. No olvidemos que Croacia, no sólo Serbia, también le declaró la guerra a Bosnia.

Descubierta y Atrevida. Tiempos de la Armada Ilustrada.
 ¿Es España algo más que un ente administrativo puramente instrumental? ¿Qué, en concreto? ¿Lo es Cataluña?

La faceta estatal es acaso la más destacable e inmediata, pero España también es un tema para la filosofía, cosa que no se encuentra en otros países. España es un tema filosófico por su extraña historia, sobre todo por lo relacionado con la Monarquía Hispánica, un experimento extemporáneo que realmente existió, que no fue una fantasía. La prevalencia de la Leyenda Negra especialmente en la propia España también da para reflexionar, sobre todo cuando se trata de un invento cuyos autores son conocidos. La tan manida presencia musulmana en cachitos de España durante tanto tiempo y que perdurara la idea de recuperación tendiendo una continuidad entre la antigüedad y la modernidad que tal vez sólo se repitió en las repúblicas italianas también es una cosa que da pie a la reflexión, el aprendizaje, la comprensión de la historia universal y la propia comprensión del hombre en su relación con otros hombres y con Dios. El enlace de la Reconquista con la exploración de un Nuevo Mundo creo que no es materia que deba limitarse a fechas y nombres, sino a algo más. Cataluña por su parte es una comunidad autónoma del actual Reino de España. No, Cataluña no es un tema filosófico porque carece de universalidad y porque sin mencionar a España no es relevante.

Los catalanes quieren emigrar de España pero sin moverse del sitio y sin soportar ninguna de las incomodidades asociadas a una ruptura traumática con su país actual. Rebátalo.

Los separatistas no quieren emigrar, quieren que les digan que son muy listos y muy guapos y tienen a unos piscineros que se lo dicen constantemente porque les viene muy bien hablar de eso y no del 3%.

¿En qué cambiaría su vida si Cataluña se independizara? ¿Adoptaría algún tipo de decisión personal (por ejemplo mudarse o boicotear los productos catalanes o españoles)?

¿Si Cataluña se independizara en qué condiciones? Como ciudadano de Cuchufleta procuraría no tener ni un duro en un banco catalán. Los atracos mejor evitarlos. Luego contribuiría a la restitución de lo robado según mis posibilidades.

¿Qué diferencia hay entre un nacionalista y un patriota?

¿Qué diferencia cuándo? Las palabras no tienen todo el tiempo el mismo significado. Si me hablas del momento presente supongo que podemos decir que el nacionalismo tiene un componente reivindicativo del que el patriotismo carece. El nacionalista va a la ofensiva, el patriota a la defensiva. Nah, tampoco es esto. Dejemos de hablar de metafísica y hablemos de cuántas toneladas de acero son necesarias para construir un bonito petrolero. Hablemos de combustible, de cambio de velocidad, de colonias lunares y de la exploración de la galaxia. A estas cosas tendríamos que dedicar nuestras energías y no perder esas energías refutando a palurdos.


Los que por inmovilismo se opusieron en su momento a la Constitución se han convertido ahora en sus principales defensores, también por inmovilismo. Rebátalo.

Lo rebatiré si quiero, tampoco te pongas así a ver si te tengo que andar en la carita. Los que en su día se opusieron a la Constitución fueron una minoría que quedó desprestigiada el 23 de febrero de 1981. Hoy es un sector de la población que reside en el barrio de Salamanca de Madrid en pisos enormes que ya tienen pagados y que de vez en cuando llaman enfadados al programa de Federico. Es un sector logística y electoralmente irrelevante. Creo que el motivo de su enfado más que la Constitución es porque no ven a los nietos bastante. Esos caprichosos nietos que están todo el día con la maquinita dale que te pego. Que salgan a la calle a que les dé el aire, hombre ya. También están los comunistas que se opusieron a la Constitución pero es más común atribuir la deslealtad a la derecha, supongo que tiene que ver con la famosa «traición del Borbón».

—Es que juró los principios del Movimiento.
—Que se calle ya, abuelo, que es un cansino.

Un debate asimétrico.

¿Qué argumento contrario a su punto de vista sobre la independencia se ve incapaz de refutar racionalmente?

Ninguno. En el actual debate todo el discurso separatista se basa en premisas irracionales. La fe ni se refuta racionalmente ni irracionalmente. A la fe se la combate con lentos y costosos procesos generacionales de enseñanza universal, con prensa libre, con la separación Iglesia-Estado, etc. Y ni así llega a desaparecer del todo, acaba transformándose en algo que se puede conllevar. Mira la fe de los nazis, hoy la conllevamos porque es una fe desprestigiada. En Europa Oriental la fe comunista está igualmente desprestigiada. Hay que desprestigiar el separatismo, hacer ver a la gente que les sigue que sus santones son una banda de ñetas palurdos.

En el hipotético caso de que el Gobierno de la Generalitat declarara la independencia, ¿cómo cree que debería responder el Gobierno central? Sea concreto.

Seré una croqueta, pues. Si es el gobierno autonómico el que la declara, no lo hará sin la aquiescencia de su parlamentito de la señorita Pepis. En el mismo instante en que se envíen órdenes a los funcionarios catalanes para que se salten la ley, debe reunirse el Senado y poner en suspenso la autonomía catalana. Se debe coger al gobierno de la Generalidad y enviarlo al cuartelillo más cercano para desde ahí ser trasladados según el proceso corriente a entrevistarse con los magistrados del Tribunal Supremo. Mientras tanto, en Cataluña, el gobierno central tendrá que asumir las obligaciones del gobierno autonómico y en un plazo razonable de tiempo convocar a nuevas elecciones autonómicas. Si hay personas o grupos implicados en actos criminales no se les debe dejar presentarse a las nuevas elecciones. Todo el proceso de suspensión de autonomía no debería de durar más de un mes. Claro que quién sabe.

¿Pueden los catalanes tomar de forma autónoma una decisión que afecte de forma sensible al resto de los españoles? ¿Por qué?

No, porque la soberanía reside en la nación española. No soy fan de Fernando VII ni del Antiguo Régimen. No soy vil servilón.


¿La de 1714 fue una guerra de sucesión o de secesión? ¿Y por qué debería importarnos en 2015?

Fue de sucesión, ¿tú qué libros lees? Para las potencias de aquella época, controlar el trono español era como ganar la Liga, la Champions, ser el primero en llegar a la Luna y todo ello mientras Escarlata es tu novia y descubres la cura del cáncer. La Guerra de Sucesión Española fue un conflicto mundial que inicia el que luego será conocido como Siglo de la Ilustración. En lo político, lo que caracteriza a este siglo (y por tanto, la consecuencia de esta guerra mundial) es el pacto de familia entre España y Francia. Los ingleses estarán muy enfadados todo el día y se volcarán en la construcción de una gran armada que sentará las bases de su posterior imperio esclavista. Esta guerra nos debería de importar para entender de dónde vienen los Estados Unidos, la Revolución Francesa y el atardecer del Archiducado de Austria con la consabida debilidad del Sacro Imperio y la aparición de una Confederación Germana. 

Son los problemas de los catalanes diferentes a los del resto de los españoles? ¿Solucionaría la independencia alguno de esos problemas?

Según las encuestas los problemas de todos los españoles son los mismos en toda España, cosa que cuadra con el hecho de que este es un país muy homogéneo. La separación dudo que resolviera alguno de estos problemas y me temo que crearía otros nuevos. Especialmente extremos para los catalanes.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Argumentos rápidos contra simplezas golpistas

Es una pena que en España no nos gobierne el clan de los Oubiña y de los Pujol porque así tendríamos mucha más droga y el gobierno se podría saltar las leyes. Por ejemplo esa ley que marca la fecha de unas elecciones. De durar más la campaña a las regionales catalanas, el globo de colores lleno de vapores lisérgicos comenzaría a deshincharse.

Más allá de debatir contra personas que demuestran algún tipo de carencias afectivas y tratan de esconderlas detrás de una bandera, existe un amplio espacio de actuación para médicos especialistas en psiquiatría. Mi sugerencia personal es que a poder ser lleven en la cabeza esas jaulas decimonónicas como los loqueros de la película «Drácula, de Bram Stoker».

«—¿Un hors d'oeuvre? ¿Un canapé?
—Señor Renfield, su dieta es asquerosa».
La negación de las cosas que te rodean y la incapacidad para relacionarte con ciertos aspectos fundamentales de la moral pública son indicativos de un comportamiento anómalo que puede ocultar algún tipo de problema médico como puede ser el trastorno delirante. La obsesión sobre una idea y que todo lo que existe refuerce esa idea, la sobre-reacción (en ocasiones violenta) cuando un tercero pone en duda la veracidad de esa idea, la pétrea convicción que expresa sobre esa idea aunque ésta sea improbable o irreal. Todo apunta a algo que podría ser tratado con nuestras amigas las píldoras.

«Tendré que desarrollar una nueva clasificación de lunático para su caso».
La UE

En el asunto del Prusés, la obsesión con que unos defienden un mundo que no existe aumenta en relación directa al número de pruebas que niegan ese mundo. Así por ejemplo, sobre si un país nuevo pasaría a ser estado miembro de la UE por arte de magia, da igual que todas las autoridades de la UE desde hace años y los principales gobiernos de la unión en época reciente nieguen constantemente que exista la incorporación automática a la UE. Cuanto más se niegue a un tarado su mundo de fantasía, con más fuerza se apegará a él. Esto tiene hilarantes consecuencias, así que, como aquí hemos venido a jugar, contribuyamos a aumentar su delirio. Just for the lulz.


Para al ampliación de la UE se siguen los llamados Criterios de Copenhague: ser un estado europeo, tener un sistema democrático de elección pacífica de líderes, ser un Estado de Derecho (las autoridades tienen que cumplir las leyes que les gobiernan), tener una economía de mercado, prometer tolerar la Declaración Universal de los Derechos Humanos (por ejemplo, no se puede permitir la tortura policial) y proteger las minorías (la UE no define qué minorías, pero tradicionalmente se trata de minorías lingüísticas). Una vez que se cumplen estos criterios, existe un proceso de armonización con la legislación comunitaria (Malta tardó catorce años, Macedonia lleva once, Marruecos inició conversaciones en 1987 y el Consejo Europeo le negó continuar, Serbia lleva seis años negociando y por último Turquía lleva veintiocho años negociando). Este proceso de negociaciones debe culminar con la aprobación por unanimidad de los estados miembros de la nueva incorporación.

Hay que decir que ningún territorio que formara parte de la comunidad europea y se haya separado del territorio que controla su capital ha vuelto a la comunidad europea. Es el caso de Argelia, por ejemplo.

Las autoridades de la UE llevan años repitiendo que si una fracción de una nación miembro de la UE se separa, pasaría a ser un tercero respecto a la unión y por lo tanto tendría que comenzar el proceso de incorporación si la UE se lo permite. Aparte de los portavoces de la Comisión, del Parlamento y del Consejo, algunos jefes de gobierno (que en último término son los que deciden el asunto) han repetido esto mismo (alguno ni responde, sólo se ríe).

Pero da igual que los miembros de un club te digan que hay una forma de entrar a ese club, lo que los delirantes dicen es que van a entrar porque les da la gana. Para sostener esta equivocada visión de la realidad, dicen cosas como que "son ciudadanos europeos" y a nadie se le puede quitar la "ciudadanía europea". Cosa de nivel de mentecato pues se es ciudadano europeo en tanto ciudadano de un estado miembro de la Unión Europea. Si abandonas ese estado porque te rindes, porque eres un pirata, porque eres un xenófobo o simplemente porque eres un palurdo con problemas de afectividad, abandonas la UE. No hay debate ni vuelta de hoja.

La salida de la UE evidentemente conlleva la salida de los órganos comunes de la zona monetaria del euro. No sólo tu nuevo país tendría que comenzar a negociar cuotas arancelarias con la UE y requerimientos de visados sino que además pasaría a no tener moneda (en este caso estaría circulando una divisa extranjera que comenzaría a escasear en cuestión de horas). Lo de la economía es un tema aparte: hay un mundo desconocido sobre el que nadie tiene experiencia. El nuevo estado partiría con un rating de bono basura pues no se tiene registro de su actuar en solitario. En caso de duda, el dinero se suele poner en el peor de los casos.

Todo esto al delirante le da igual. Según una encuesta el 37% de los catalanes "creen que una Cataluña independiente se metería automáticamente en la UE" sin debido proceso. Es decir, pese a que existen normas se trata la cuestión como si fuera algo opinable. Asombroso.

Hay más. Tenemos el asunto de las pensiones.

Las pensiones

«¡Mentira!». Caray con la monja, ni que tuviera seis añitos.
Las piruetas retóricas que un delirante está dispuesto a dar son asunto igualmente asombroso. Toda descripción del mundo irreal que se forma en la cabeza incluye la manera de actuar de gente que no es ella misma. Lo que dice la monja Sala-i-Martin es que los catalanes han cotizado a la Seguridad Social de España y por tanto recibirán su pensión de España, porque las pensiones existen en cuanto a haber sido contribuyentes y no por ser ciudadanos españoles.

Bien, empecemos por decir que quien recibe pensión no contributiva en Cataluña ya se puede ir dando por jodido. Minuto uno de la separación, el clan de los Pujol les va a pagar su pensión casi fijo. Sobre las contributivas tenemos muchos ejemplos de lo que sucede cuando uno ha cotizado en otro país. Ahí están, sin ir más lejos, los diez mil pensionistas gallegos que han cotizado toda su vida en Noruega y que llevan años litigando para que el reino nórdico suelte la mosca.

Terç de Requetès de la Mare de Déu de Montserrat. Ah, la Cataluña 'uropea, progresista y avanzada.
Tenemos también el conocido —por la gente cuerda— hecho de que nuestro sistema de pensiones no se paga por las cotizaciones del pasado sino por los cotizantes actuales. La Tesorería General de la Seguridad Social ingresa en Cataluña 14.300 millones de euros y paga en pensiones contributivas en Cataluña 19.900 millones. Obsérvese cómo hay unos 4.000 millones de euros para pensiones de los vecinos de Cataluña que tienen que aportar los extremeños, melillenses y palencianos. Bueno, a decir verdad, como se trata de un sistema nacional, común, no importa mucho dónde se paga y dónde se recibe. Es lo que tiene ser un país realmente existente.

Volviendo a la monja, debemos insistir en el sistema de reparto: los pensionistas no cobran la pensión porque hayan cotizado en el pasado (aunque esa era la idea original) sino porque son españoles. Esto es exactamente lo opuesto a lo que dice la monja alférez que se viste con chaqueticas de colorines para que lo llamen los de la tele. En España hay una Seguridad Social y es España la que recauda de las empresas las cotizaciones. No existe ninguna agencia en Cataluña que haga lo mismo. En el momento en que haya una, será interesante comprobar si las empresas preferirán pagarle un impuesto revolucionario a unos transeúntes antes que cumplir la ley. La ley que existe.

La financiación

Cataloonia.
El problema de separar de sus clientes una zona que es vendedora, es superior al problema de separar una zona que es compradora. Los compradores siempre tienen muchas novias; los vendedores, sin embargo, arrastran un maletín con enciclopedias llamando a las puertas. Como tarjeta de presentación, escupirles en la cara a tus clientes no suele ser la mejor idea. Pero eh, yo aquí no soy el puto tarado que se pega un tiro en el pie, a mí no me preguntéis. :)

Existe la fantasía entre los palurdos de que a nadie le interesa perjudicar su comercio. Verbalizaba el presidente Mas que a España y a Cataluña (como si fueran cosas separadas en el mismo plano teórico) les conviene llegar a acuerdos porque podrían salir perdiendo los dos (¿entonces por qué quiere dar un golpe de Estado? Misterio).

El tesoro secreto de Monsterrat con el que se van a pagar las pensiones catalanas.
La amarga verdad sobre las cuentas de la Cataluña autonómica es que no sirven de nada en un escenario de independencia y probable guerra por la independencia. Manejando las estadísticas de la Cataluña autonómica es fácil advertir una idea dificil de explicar: Cataluña es una de las regiones más ricas de España (por cierto, genial el márketing de separarte para no contribuir a pagar servicios a gente con menor renta. Mención de honor a la izquierda catalana y cum laude en el espejo al tonto a las tres que se definía como internacionalista. No tengo el enlace pero bah, da igual) precisamente gracias a que es España.

Ningún país reparte homogéneamente por su territorio sus centros de producción y exportación. En España, el desarrollismo franquista devolvió el favor de pagar al ejército de Franco a los industriales catalanes. Después, los gobiernos turnistas de la Segunda Restauración, siguieron devolviendo el favor de los apoyos parlamentarios a los insolidarios y por eso ciertas zonas de Cataluña han vivido un desarrollo industrial y de renta superior a otras zonas que no han tenido tantos mimos.

Regar es de fachas.
Son avatares históricos y sobre todo decisiones políticas los que crean los polos de riqueza. Sillicon Valley no existiría sin el Departamento de Defensa de Estados Unidos. La planta de Seat en Martorell no existiría sin el general Franco. No existen causas medioambientales o biológicas que en una concreta zona geográfica hagan más lista o trabajadora a la gente. Es más, ningún grupo aleatorio de personas es más listo o trabajador que otro grupo aleatorio de personas. Esto es de manual de primero de no ser un puto nazi, pero conviene recordarlo.

Entre las comunidades autónomas, Cataluña es una de las primeras en renta per cápita. También, como otras comunidades del tercio norte, suele presentar una tasa de desempleo inferior a la media nacional. Cosa, insisto, que no nos hace a los norteños más listos o trabajadores. Sin embargo, la buena situación de la que parte Cataluña por ser España, no puede esconder la lamentable realidad del manejo que su cleptocracia local ha hecho de sus cuentas regionales. Pues partiendo de una mejor posición de entrada a la crisis, Cataluña tiene hoy una deuda muy superior a la media autonómica.
Hay cosas que nunca cambian.
La deuda pública de la Generalidad de Cataluña asciende a unos desopilantes 66.000 millones de mortadelos (la tercera parte del hipotético PIB regional de Cataluña). La movida es que la Generalidad no puede acceder a los mercados de deuda (que te gobierne un clan mafioso que amenaza todo el día con un conflicto civil no suele ayudar) y por eso el gobierno de España ha adquirido más de la mitad de esa emisión de deuda (37.000 millones de euros prestados a tipos de interés por debajo del precio del mercado). Pese a que los cálculos de los trasvases de dinero entre administración central y otras administraciones son muy complicados, no es dificil suponer que sin acceso al mercado y estando toda España comprando deuda catalana, en el minuto uno de la separación los sueldos de los funcionarios de la Generalidad los va a pagar el Oleguer con un par de bolsas de la basura.

Oh, por no hablar de la deuda de los ayuntamientos catalanes. Claro que esto no es problema porque los ayuntamientos no se quieren independizar, sólo se va a independizar la Generalidad. Así, independiente, podrá volar de regreso a su emocionante galaxia sin oxígeno ni rectángulos azules.

Los mundos de Yupi:




viernes, 18 de septiembre de 2015

El encaje y los mimitos

De aquellos polvos estos lodos, frase que suele decirse cuando aparece un niño en una cestita a la puerta de una inclusa pero que viene al caso que tenemos entre manos. El desnortamiento que vive la política española en general —contadas y honrosas son sus excepciones— con algo tan básico como es la convivencia y el discurrir de una vida en común, que crea eso que Judt y otros llamaron «comunidad de intereses compartidos», tiene muchos padres.

¿Cárdenas no entrevistaba a este señor en Crónicas Marcianas?
Sin ir más lejos, en la propia Constitución, actualmente vigente en horario de oficina, se mencionan «nacionalidades y regiones» sin explicar qué son unas y qué son otras. Usar calificativos sin señalar la cosa calificada es una guarrada importante. Máxime cuando se trata de una Constitución, es decir, de un texto que establece las bases mínimas de la convivencia y planta los cimientos de la comunidad política (al menos en su configuración jurídica y administrativa, ya que la comunidad política española es previa: la Constitución se escribe para una nación que ya estaba ahí).

Docenas de personas muy listas ya han tratado el asunto, pero no está de más recordar el tono mental y lisérgico de la España de los años setenta, cuya generación es la que nos manda a los habitantes del futuro el lío constitucional.

Por ejemplo, tenemos en el Congreso de Suresnes del PSOE (1974) la resolución sobre «nacionalidades y regiones» que reza:

La definitiva solución del problema de las nacionalidades que integran el Estado español parte indefectiblemente del pleno reconocimiento del derecho de autodeterminación de las mismas que comporta la facultad de que cada nacionalidad pueda determinar libremente las relaciones que va a mantener con el resto de los pueblos que integran el Estado español.

Es decir, hay nacionalidades atómicas flotando por el éter espacial, a las que se les debe dar la facultad de decidir "cómo relacionarse" con "pueblos" del "Estado español" (supongo que se refieren a España, y no a las Confederaciones hidrográficas y a los negociados del ministerio de Agricultura, que es lo que la gente normal entiende por "Estado").

El PSOE se pronuncia por la constitución de una República Federal de las nacionalidades que integran el Estado español por considerar que este estructura estatal permite el pleno reconocimiento de las peculiaridades de cada nacionalidad...

El objetivo es reconocer las peculiaridades de las nacionalidades del éter, y para ello se pide una República Federal. Está claro que una monarquía como la danesa no reconoce las peculiaridades de Groenlandia (iglús y reventarles el cráneo a las focas), nada que comentar aquí salvo esa asignatura pendiente que tenemos en España de escudriñar el origen del federalismo como mala traducción de los estudios sobre el gobierno de Estados Unidos en el XIX. Cuando se decía "gobierno federal" o se mentaba a los "federalistas" gringos, los americanos se referían al gobierno central, nacional. De hecho, los federalistas eran los que se oponían a quienes defendían mayores derechos para los estados. Pero muchos ociosos estudiosos de la cosa pública fueron copiándose los apuntes unos a otros y de ahí que se relacione federalismo con descentralización. Es sabido que todo gobierno federal asegura la primacía de la unidad política y que su característica es que la descentralización asegura exactamente los mismos poderes a las administraciones del mismo nivel. Sigamos.

El PSOE reconoce igualmente la existencia de otras regiones diferenciadas que por sus especiales características podrán establecer órganos e instituciones adecuadas a sus peculiaridades.

Si hasta ahora la confusión era total, esto lo acaba de arreglar: ahora no hay distinción alguna entre nacionalidad y región. El "reconocimiento de la peculiaridad" se hace tanto en nacionalidades como en regiones. ¿Entonces por qué distinguir? Ah, por los mimitos. La tercera parte de los ponentes del Congreso de Suresnes eran socialistas vascos y nada viene de la nada.

Aquí no hay nada que ver, circulen.
El mimito lo encontramos igualmente en la Declaración de Principios de la delegación catalana del PSOE en nuestros días (pdf):

Somos federalistas porque queremos promover un proyecto compartido entre los pueblos de España a partir de la realidad plurinacional, pluricultural y plurilingüística del Estado.

Para el PSOE la "realidad plurinacional" es preexistente, y partiendo de ella, el proyecto compartido será la federación para formar España. Es decir, se asume la petición de principio de que la nación española simplemente no existe, pues "los pueblos de España" forman "una realidad plurinacional". No me detengo en la palabra "pluricultural" (conocéis mi opinión sobre el culto a Kultur) pero sí podría señalar el uso de la palabra "realidad" como sinónimo de "verdad". Como véis, el asunto es de un caos y una confusión totales. El abuso de la metafísica, las peticiones de principio que no se ajustan a la descripción de lo que existe, las alusiones veladas al idealismo germano, etc. Caos total. Y este caos que no hay por dónde cogerlo, dejamos que sea la normalidad en el debate político. Es que ni siquiera tendría que haber un debate: no se debate con un echador de cartas, con un astrólogo o con un homeópata. No existe ninguna posibilidad de diálogo. No hay comunicación posible. No se puede hablar.

Por hacer un poco más de sangre, dos extractos de la misma Declaración de Principios antes señalada:

Somos catalanistas porque queremos la libertad y el autogobierno de Cataluña...

Somos europeístas porque perseguimos la construcción de una Europa unida...

Sin entrar en el análisis conceptual, es patente para cualquiera que sepa leer que en el mismo texto hay cosas que se contradicen. Da igual, no importa. La carencia de dones está de moda y contra el prêt-à-porter de las frases-hamburguesa sólo podemos perder el tiempo: no discuto con homeópatas, menos aún con homeópatas analfabetos.

Lo grave del asunto es que como digo esto está de rabiosa actualidad. La confusión se ha normalizado y por eso la gente habla de cosas como mugen las vacas en el campo.


Recientemente ha publicado un manifiesto la Fundación España Constitucional (pdf), formada por ex-ministros turnistas, que incide exactamente igual que los disolutos cleptócratas y que los animales de bellota del PSC en esta galaxia de frases-hamburguesa:

[la organización territorial de España] debe ser actualizada para ajustarse mejor y de manera equitativa a las necesidades del conjunto de España y a los perfiles singulares propios de sus Comunidades.

De "peculiaridades" hemos pasado a "perfiles singulares". Estamos con la matraca del "encaje": hay que "encajar" pueblos y nacionalidades en el proyecto de España. Vuelta a los mimitos. Algunos españoles tienen que ser tratados de forma diferente al resto porque si no, lloran.

...propiciamos ante la opinión pública un riguroso análisis sobre si su singularidad [de Cataluña], está siendo reconocida y valorada de manera justa y dar a continuación respuesta pertinente a las aspiraciones legítimas de los catalanes.

Vuelta a la peculiaridad de los años 70 con la palabra "singularidad" y añaden los turnistas la palabra "legítimo" cuando hablan de aquella porción de catalanes que desean robarnos nuestros derechos constitucionales a todos los españoles. Y llama la atención que sean estos turnistas los que concedan legitimidad a una opinión que se caga en la Constitución cuyo fin es dar un golpe de Estado.

...se ha de lograr que la organización territorial del Estado se ajuste mejor a la realidad de todas las autonomías que integran España, a sus perfiles propios, trayectoria histórica y funcionalidad dentro de la Unión Europea. Porque la confortabilidad en nuestro ser y plural estar en España, debe conseguirse para todos y todos hemos de participar en su aprobación y votación.  

Realidad, chupito. Perfiles propios, chupìto. Confortabilidad en nuestro ser, chupito. Plural estar, chupito. Lo del "plural estar en España" me ha dejado topicueto.

¡Jajaja!
De ninguna forma se puede aceptar que el agua que venden los homeópatas sea tratada como un "semi-medicamento". No hay un punto intermedio en el que se respete a la homeopatía y a la medicina. Si un fulano dice que el agua mezclada con su saliva cura el cáncer, se le mete en la cárcel por estafador. Punto.


¿A que nadie espera que la Sociedad Médica de Nueva Inglaterra saque un manifiesto diciendo que hay que "encajar" a los homeópatas en la medicina? Los mimitos que exigen nuestros cerriles habituales son exactamente los mismos que en ese caso y aquí tenemos a los supuestos leales dándoles la razón. Al suelo que vienen los nuestros, etcétera.

Ceterum censeo Carthaginem esse delendam.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Independizarnos de los independentistas

¿Estarían contentos los malvados separatistas si organizaran un referendum con la pregunta "Desea que su comunidad imaginada forme un estado independiente que reciba por nombre "España"? La opción inexplorada. Os independizáis (territorialmente en la comarca del Priorato, tampoco vamos a dejar a los nuestros al albur de cuatro chalados), y a vuestra nacioncita de la señorita Pepis, de golpes en la puerta de madrugada, de apología de la diferencia y de señalamiento, le llamáis España. Frente al troleo, dobletroleo.


Ya planteando una hipótesis chiripitifláutica de otra forma, la idea sería que los españoles que no somos separatistas y aquellos que no les parecen mal los conceptos de ley y de convivencia hiciéramos un referendum para ver si queremos seguir compartiendo la comunidad política con tarados metafísicos. La política española desde comienzos de los años 80 ha estado marcada por las ocurrencias de última hora de los separatistas (antiguamente nacionalistas, pero creo que a gente como Durán se la van a cargar los primeros: todo fanático soporta mucho mejor al infiel que al hereje. Al hereje jamás se le perdona). Desde la aprobación de los presupuestos del Estado hasta la misma formación de los gobiernos de España, en demasiadas ocasiones nuestros lumbreras de los partidos turnistas han preferido optar por el apoyo nacionalista antes que por el apoyo de otro partido nacional. Y precisamente como se trataba de partidos nacionalistas, las contrapartidas han estado enfocadas exclusivamente a la heterogeneización de la comunidad política, es decir, a su fragmentación.

Independizarnos de los independentistas cambiaría la costumbre política española. Precisamente en nuestros días vivimos un escenario parlamentario impredecible y al que estamos nada acostumbrados: según las encuestas, los partidos turnistas no suman ni los dos tercios requeridos para aprobar la tan cacareada reforma constitucional. Cualquier tipo de alianza que cada uno de ellos haga con un tercer partido invalida el apoyo de un cuarto. A duras penas un turnista y los dos siguientes partidos más votados suman apoyos para la mitad más uno de los escaños.


Y sobrevolando este paisaje demoscópico tenemos esa cosa tan graciosa de tener en cuenta en las encuestas a formaciones separatistas. Que digo yo que es un poco raro que un partido político de un país se presente a las elecciones de otro país. Igual soy yo el raro, también puede ser. No descartemos que el Partido Comunista de China se presente a las elecciones de Canadá aunque lo veo poco probable.

Separarnos nosotros de los independentistas o de aquellos que distorsionan la marcha política del país haría que en el momento de que pidieran su reincorporación —cosa de la que no me cabe ninguna duda—, ésta se hiciera conforme a unas líneas de actuación muy claras. Los sucesos que han derivado en la situación actual no se volverían a repetir y el problema, si es que vuelve a surgir, sería asunto a tratar con la experiencia acumulada.

Lo de separar cachitos de los países no es cosa nueva. España es el único país americano que encontramos en Europa occidental precisamente por su historia de separación de cachitos. Ciertamente esto ha sido aprovechado por teceras potencias (aprovechado y previamente animado por ellas). El resultado de esta transformación del orbe hispánico es que el fiel de la balanza se ha decantado hacia el otro hemisferio. Allá encontramos mucha más España que acá. Y el grado de autonomía que disfrutan las diversas partes del mundo hispánico es mera cuestión administrativa. Que precisamente el inmenso grado de fallo instituciobnal que se encuentra en Hispanoamérica sea consecuencia de dividir lo que estaba unido es un asunto del que algún día se encargarán algunos historiadores o filósofos de la historia si es que tal cosa existe.

Ahora bien, este no es el caso. El prusés no es el mismo caso. Aquí no se trata del grado de madurez que alcanzan élites ultramarinas y de la debilidad del poder institucional de una capital tomada por invasores extranjeros. La de ahora es una historia más europea que americana, por eso nos chirría. Esta historia está más emparentada con Adolfo y Slobodan que con Simón y José. Por no mencionar el pequeño detalle de que los separatistas cleptócratas aun pese a sus opiniones disparatadas y sus insufribles poses de reinas del baile son parte constituyente, fulcral, matricial de España tanto como los vecinos de Nogueira de Ramuín o los viejitos de Tánger de quienes nunca nos acordamos.


Además está el asunto de los disparates: esta no es una disputa entre iguales. Esto se parece más al niño repollo que le discute al maestro el Teorema de Pitágoras. Nadie puede permitir que el niño repollo gane diciendo que Pitágoras no tenía ni idea y que él tiene la "voluntad" de cambiar el teorema. Tampoco se puede permitir que en el aula los niños repollo voten a mano alzada el predicado del teorema. Ojo que si se llega a dar el caso, el que tiene la culpa es el maestro.



viernes, 11 de septiembre de 2015

Insistir en contra del golpe de estado

«Viniendo a lo presente, cierto es que los lacedemonios, antes de ahora, manifiestamente nos han tramado asechanzas y las traman en la actualidad. Porque existiendo en nuestras convenciones y tratados que si alguna diferencia hubiese entre ambas partes se resuelva en juicio de árbitros de dichas partes, y, entretanto las cosas queden en el mismo estado y posesión que se hallaren, debieran pedirnos que sometiéramos a juicio el asunto sobre que hay debate y cuestión. Y ni esto piden, ni cuando se lo hemos ofrecido lo han aceptado, porque quieren resolver las cuestiones por medio de las armas y no por la razón, mostrando claramente que antes vienen en son de mando que en demanda de justicia». (Pericles al senado de Atenas, sobre las demandas de los lacedemonios, según cuenta Tucídides en el primer libro de su Historia de la Guerra del Peloponeso).

Vamos a comprar helados, pero sólo elegirán el sabor de los helados de todos, aquellos que prefieran los helados de chocolate. El resto se tendrá que aguantar.

Lauenburg, 1938.
Adoptar las referencias, el lenguaje y los significados del adversario es presentarse al partido con un cinco a cero en contra. No se trata de si Cataluña seguirá o no en la UE o en el euro (tontería en la que se insiste como si hubiera algún misterio en ella). No se trata de buscar ningún encaje especial para que el niño mimado no llore. No se trata de que todos nos pongamos a fumar pimientos para que así los palurdos no se sientan idiotas. No se trata, en definitiva, de qué escenario de derrota nos parece más cómodo. Al menos no es esto lo que yo acepto.

Sé que en España tenemos una debilidad especial por la derrota. Fue Calderón de la Barca quien ponía en el mismo plano la dicha y la desdicha (el «aborrecido vivo» y el «favorecido muerto»). No tratamos de buscar la equidistancia sino la condición de favorecido muerto, pues nadie quiere ser el aborrecido en vida. Como resultado, y tal y como acertó el inmortal calderoniano, somos el favorecido muerto y, antes de fallecer, el aborrecido en vida.

Hildburghausen, 1937.
Lo trágico del asunto es que teniendo motivo, razón y causa para no aceptar el derrotismo que supone buscar la felicidad del adversario, no se haga. Se trata al palurdo como si estuviera en igualdad de condiciones. Es común —abunda el ejemplo— escuchar entre quienes no se muestran partidarios de dar un golpe de estado en España aquello de "todas las ideas son legítimas" o "todas las posiciones políticas son respetables". Si partimos de esto, partimos de un dos a cero en contra. Añádase a esto la educación en la apología de la diferencia durante no menos de una generación. Ya tenemos el tres a cero en contra. Si sumanos, para mayor gloria de nuestros jerarcas, el dominio de los medios de comunicación y la nunca bien explicitada función informativa de un gobierno autonómico, tenemos finalmente el cinco a cero en contra con el que partimos desde el minuto uno.

Yo no quiero jugar un partido en el que las reglas las determina sobre la marcha mi contrario. Por eso a mi me da exactamente lo mismo si en Cataluña hay dos secesionistas o dos millones. Al cajero que atracan le da igual si le apuntan con una pistola o con dos. Y esto es ni más ni menos que un atraco. Cosa que digo no por difamar al que lo comete sino por advertir a quien teniendo la obligación no lo impide.

La inseguridad que provocan tanto las declaraciones y silencios del gobierno como los habituales tuiteos de la oposición causa más daño que las muestras de particularismo servil de los palurdos. Nuestros adversarios sabemos en qué posición están y eso los hace predecibles. Por los leales a la ley y a la Constitución no podemos poner la mano en el fuego. Yo no la pondría. Han sido estos los mismos que durante décadas han estado alimentando a la bicha. Ciertamente es momento de que cada uno cumpla su función, pero llegará el momento de rendir cuentas a los de casa. Combatamos el cinco a cero en contra con el que salimos al campo, pero en un momento habrá que decirle al entrenador que por lo menos no saque a los cojos de titulares.

Y como las metáforas que se estiran son como el pescado, que al alargar su estancia empieza a oler, paro ya con lo del cinco a cero.

No se trata de decidir, no se trata de definir la palabra "nación", no se trata de sentarse a hablar de conceptos esencialmente controvertidos. Ni siquiera se trata de reirnos de los palurdos, con sus antorchas nazis, sus pasión romántica por las banderas de colorines y la ridiculez de su historia mal inventada.

Se trata de una cuestión de igualdad de derechos y de poner límites a quienes ejercen el poder político. Lo peor que nos puede pasar tras la intentona golpista es que nadie rinda cuentas. Lo que nos ha llevado a esta situación debe ser detenido y debemos procurar que no vuelva a suceder.

¿A santo de qué una administración pública puede contratar páginas enteras de los periódicos para promocionarse políticamente? Esto ningún político lo ve como un problema porque todos se benefician. Está el tema de los medios de comunicación públicos: radios y televisiones (¿por qué no periódicos? Ah, ya). Lo que en origen podía ser una forma de homogeneizar a una población que a comienzos del XX venía literalmente de dormir entre animales de granja, un siglo después, cuando el coste de la tecnología se ha abaratado tanto, esa función ya la hace el sector privado. Incluso si alguien argumentara que programas educativos y de información pública (el tiempo atmosférico, los horarios de las farmacias, etc) pueden ser válidos para una tele pública, no comprendo lo de comprar derechos de emisión de partidos de fútbol, por ejemplo.

Sobrevolando las herramientos que nos han llevado al envalentonamiento de los golpistas nazis está la educación, claro. Mirad esto:


El muerto favorecido que lleva dentro el Defensor del Espectador de TVE (?) le lleva a disculparse y no a enviar por correo una caja de zapatos con un zurullo de perro a la damisela herida.

Podemos darle vueltas infinitas al tema que siempre nos toparemos al final del camino con la eterna pugna entre los palurdos y quienes no son tan palurdos.

Y no, demonios, no todo es legítimo ni todo es respetable. El personal tiene a veces unas ideas que son una porquería cuando no dañinas y hay que decirlo más. Esto a su vez tiene el reverso tenebroso de establecer un dogma, pero para evitarnos derivas indeseables tenemos el elixir de la limitación del poder y la consagración del ámbito de lo privado. Es dificil, pero no imposible.

Escoria ignorante y servil:



miércoles, 9 de septiembre de 2015

La Otomanía

El gran problema que tenemos en occidente respecto a nuestra dificultad para comprender Oriente Próximo es que desconocemos por completo su historia. Esto es algo muy sencillamente subsanable por el conocido y probado método de abrir un libro. Lamentablemente este problema lo aderezamos con la creencia absurda de que los referentes, las coordenadas mentales son compartidos con occidente. Eso creo que es un error porque por ejemplo en occidente el concepto de tribu es preclásico mientras que en Oriente Próximo es actual. Y este es sólo uno de los miles de detalles que ignoramos o pasamos por alto cuando se trata del tema complicado este de nuestros vecinos del este.

Solimán pintado por Tiziano. Conocido  por «el Magnífico» entre los cristianos y por «el legislador» entre los musulmanes. Cénit del imperio.
La Guerra Infinita comienza con la desaparición del Imperio Otomano, así que supongo que como mínimo habrá que saber de dónde salen estos mastuerzos, cómo dominaron esa zona del mundo y, si nos da tiempo, dilucidar si realmente eran unos mastuerzos.

Antes de nada: la palabra "Otomano" deriva del nombre del fundador de la dinastía gobernante, un tal Osmán. Así encontramos "otomano" u "osmanlí" (indistintamente) igual que encontramos "Arabia Saudí". Este nimio detalle ya nos da una pista de cuyo hilo podemos tirar para acabar hablando de la distinción fundamental entre los estados del Antiguo Régimen y los países actuales con su soberanía nacional y otras caralladas modernas.

En el Antiguo Régimen —y esto será válido tanto en oriente como en occidente— los estados, las naciones tal como las conocemos no existían (de ahí que en la actualidad apelar al pasado remoto de un territorio para establecer una continuidad histórica sea algo que como mucho se debe coger con pinzas. La mayoría de las naciones modernas son eso, modernas y su origen dificilmente se puede llevar mucho más atrás de la época napoleónica o, por ejemplo, en el caso africano, de la descolonización europea (salvo Etiopía, que tiene una historia rara de narices)). Los territorios que se reconocían mutuamente como espacios de soberanía eran la propiedad personal del soberano, dueño y propietario de esas tierras. En oriente llega hasta nuestros días esa idea de propiedad personal en el caso de Arabia Saudí, en occidente hace algunos años no era raro ver patronímicos en los nombres de los territorios, así por ejemplo tenemos Virginia, Las Filipinas, Georgia... Mi finca, mis coles, mis campesinos, etc.

Recreación de Osmán I, fundador de la dinastía otomana. La inscripción en una mezquita que levantó su hijo lo llama «héroe del mundo», que es un título que mola.
Bien, ¿por qué me detengo en esta curiosidad? Porque si voy a hablar de la Otomanía es porque precisamente en su territorio se produce la Guerra Infinita y da la casualidad de que ese territorio tiene una mayoría de habitantes que profesan la fe musulmana (y sus diferentes y antagónicas sectas). En ninguno de estos países actuales ha triunfado el modelo occidental de estado, salvo en el caso israelí, que es la excepción que confirma la regla. Hay quien me puede decir que en la actual República de Turquía sí ha triunfado algo parecido a un estado occidental moderno. Cierto, pero es que precisamente Tracia y Anatolia fueron la excepción en la historia otomana (más adelante vuelvo sobre el tema).

Si hablamos de la parte del mundo islámico que comprende Oriente Medio, cuya denominación técnica es morería, ciertamente encontramos una serie de características comunes...

—Eh, un momento, lo de moro viene del latín "maurus, mauri", que era el nombre que les daban los romanos a los habitantes de...
—Que te calles. Continúo.

...como pueden ser el ámbito religioso, la inexistencia de algo parecido al estado-nación, una lengua común transfronteriza, una débil o inexistente industrialización (pequeño detalle que nos informa a su vez de la inexistencia del proletariado, de la organización sindical y de las luchas sociales) y en general sociedades muy apegadas a costumbres tradicionales que en el transcurso de los años han terminado por fundir con su práctica religiosa. Yo muchas veces para resumir la piedra clave del asunto suelo decir que los países árabes nunca han tenido una Paz de Westfalia (ni tan siquiera una Paz de Augsburgo. Recordad que en los siglos XVI y XVII la moda en Europa eran las guerras de religión y este tratado de paz es el primero que dice algo así como que en tu país puedes tener la religión que te dé la gana y yo en el mío también y que no nos vamos a pegar por eso).

¿Y por qué nunca han tenido una Paz de Westfalia? Ajá, me alegra que me lo preguntes. Nunca han tenido algo parecido a una paz religiosa porque esa zona del mundo estuvo toda nuestra historia moderna bajo el mando del sultán de Konstantiniye (Constantinopla, el nombre se lo cambiaron a Istanbul (Estambul) en 1930). De ahí la importancia de saber algo más de los otomanos que lo que hemos aprendido en Lawrence de Arabia.

Los turcomanos

Convenimos en establecer el origen de los turcos en un conjunto de pueblos nómadas que vivían en las grandes estepas y desiertos de la Siberia suroccidental. En el siglo V os ponen a un turco y a un mongol delante y yo creo que no los distinguís (salvo por el idioma, quizás, aunque supongo que no eran muy parlanchines). Los testimonios más antiguos nos llegan de unos siglos después de Cristo por fuentes secundarias y también en alguna litografía en la que aparecen pintados sin los bigotones que acabarían popularizando.

Hay una gran movida que contar sobre Asia Central antes de que las hordas mongolas arramplaran con todo. La gran movida es que todos esos desiertos y estepas que vemos vacíos hoy, antes de los mongoles no estaban tan vacíos. Cuando los mongoles en tiempo récord conquistan Eurasia dejando a la altura del betún al Colectivo Borg, a los Decepticons y a Hitler combinados, aquellas zonas pobladas por los turcos se vacían y aún hoy tienen de las densidades de población más bajas del planeta. Hablo por ejemplo del norte del desierto de Karakum, en lo que va del mar Caspio al mar de Aral.

Tan poco sabemos de esos nómadas que los distinguimos por sus dialectos e idiomas. Así por ejemplo tenemos a los turcos oghuz que se supone que son el origen de los actuales turcomanos (los turcomanos los encontramos hoy en Turquía, Turkmenistán y Azerbaiyán). Toda la franja templada que va desde Crimea hasta Mongolia pasando por Kazajistán fue históricamente poblada por turcos y poco a poco empujados por los mongoles. En algunos casos encontramos a chinos peleando en Siberia y en otros a griegos pagando a alanos para empujarlos contra los persas. Todos los grandes imperios que quedaban al sur de esta franja usaban a estos nómadas para fastidiar al vecino. Pensad por un momento formar parte de un pueblo que es el mercenario oficial de gente bien vestida y con bonitos cortes de pelo. Pensad lo que significa entrenar durante siglos para combatir contra gente que empleaba tácticas tan diferentes como los bizantinos o los tibetanos. Know how.

Aburguesamiento

No lloréis por Bizancio, Venecia sobrevivió hasta la época napoleónica. Y Génova.
En el siglo VII aparece en Arabia el islam y conquista muy rápidamente las zonas menos interesantes para los bizantinos. Los árabes y los persas emplearán concienzudamente a los turcos como caballería de choque para enseñar el Corán por la vía rápida. Supongo que fueron unos años muy emocionantes para los turcos, que por influencia del zoroastrismo (religión persa), habían mudado de su politeísmo a una especie de monoteísmo que descartaba al panteón tradicional y se quedaba con el dios bueno, Tengri, el cielo sobre el hogar. Las tribus nómadas normalmente —por comparación con los no nómadas— se nos muestran en la historia como pueblos tolerantes en lo religioso. El caso es que al contrario de lo que ocurre con las religiones abrahámicas, las religiones chamánicas no pueden ser comunicadas a otros, no pueden evangelizar, pues parte de la cosa religiosa es pertenecer a ese pueblo. Sin embargo, si tu religión se basa en un libro, puedes comunicarla y a quien se niegue, tunda.

La islamización de los persas lleva a la fractura del imperio. Uno de los "descendientes" del imperio persa será el Imperio Selyúcida. Los selyúcidas hacían frontera por el oeste con el Imperio Bizantino así que en esa zona fronteriza prefirieron enviar a la morralla turca para que los bizantinos (usando a otros turcos) jugarán al tiro al plato con ellos. El problema es que una cosa es contratar a tropas mercenarias para que hagan un trabajo y vuelvan a la cloaca de la que salieron y otra muy diferente guardar una frontera. Los selyúcidas dieron tierras y ciertos derechos a los turcos para convencerlos de quedarse en el oeste, ya en Anatolia.

La frontera, como ocurría en la Castilla del siglo XII, forja el caracter de un pueblo y los turcos pasan a ser una casta de "caballeros" del islam más avezados en el combate que los persas gorditos que se atiborraban a helados en Isfahán. Su sedentarismo se produce en un lugar de paso entre grandes imperios de la antigüedad. Los críos aprenden idiomas, las yurtas pasan a ser alcázares y la idea de defender una frontera extranjera se va transformando en la idea de defender el propio hogar.

Los bizantinos (griegos en su mayoría, aunque también armenios y paracaidistas varios) observaban con preocupación cómo los turcos se estaban poniendo cómodos en el interior de Anatolia. Era emperador en el año 1071 un tal Romanos IV Diógenes, que había pegado el braguetazo de su vida al casarse con la emperatriz viúda. Este emperador tuvo la magnífica idea de empujar la zona tapón donde vivían los turcos hacia el interior del Imperio Selyúcida. Para ello armó un ejército compuesto por la guardia varega (vikingos y anglosajones), mercenarios turcos (eh, hay que pagar la hipoteca) y mercenarios franceses.

Allá fue con su ejército a Manzikert, en el este de la actual Turquía a enfrentarse a los turcos. Al ver el panorama, lo primero que hicieron los franceses fue huir, que es lo que suelen hacer siempre. De la guardia varega no quedó ni uno y al propio emperador lo hicieron prisionero los turcos. Mientras estaba prisionero otra dinastía toma el poder en Constantinopla, luego liberan al pobre hombre y sus paisanos lo dejan ciego y lo exilian a un monasterio. ¡Poca broma con el Medievo!

Total, que por primera vez Bizancio era falible y el interior de la península quedaba expedito para el avance turco. Esto fue la comidilla de los monasterios y casas rectorales de toda Europa. Pocos años después se organiza la primera cruzada y empiezan a pasar cosas sin que los bizantinos pinten mucho.

Paradójicamente, esa gran victoria no fue muy útil a los selyúcidas, pues lo que consiguió fue dar más autonomía a los caballeros turcos, que dividieron el territorio en pequeños emiratos, expulsando para siempre la influencia persa. Una de estas nuevas comunidades autónomas estaba bajo el mando de la familia de Osmán quien será considerado primer sultán de la dinastía de su nombre, esto es, otomana.

Como apuntaba antes, en el siglo XIII, los mongoles conquistan la galaxia y con la toma de Bagdad mandan a tomar por saco al Califato Abásida que por aquel entonces representaba la unidad religiosa y nominalmente política de todo el islam suní. Los continuos enfrentamientos con los nuevos señores mongoles van desgajando paulatinamente la unidad del islam y así se establecen en Anatolia diferentes sultanatos de facto independientes o con débiles relaciones de vasallaje.

El último sultanato de importancia que hereda la tradición selyúcida en Anatolia es el Sultanato de Rum. "Rum" es la palabra persa que se emplea para designar a los romanos. Con esto los persas no pretendían insultar a los turcos sino tan solo referirse a su ámbito geográfico: los diferentes "caballeros" turcos se habían colocado en tierras que llevaban quince siglos siendo romanas y catorce siendo cristianas. Si bien es cierto que la mayoría de las ciudades y las zonas de riqueza comercial eran las viejas ciudades jónicas de la costa —en su mayoría todavía puertos seguros para los bizantinos— el interior de la península debería de ser muy diferente respecto al desierto de Siria o al desierto de Kavir en cuanto a villas, caminos y posibilidades agroganaderas.


Los descendientes de Osmán, ya considerados sultanes, no sólo avasallan ciudades bizantinas, sino que van estableciendo los cimientos de algo parecido a un estado. Naturalmente, en una zona de mayoría griega y cristiana, se ven influenciados por los infieles y hasta influyen en las tramas palaciegas de Bizancio. El sucesor de Osmán, Orhán, ayuda a Juan Cantacuzeno a proclamarse emperador y éste en pago de los servicios prestados, permite a los otomanos cruzar el Bósforo y asentarse en Tracia, lugar al que llevan a los críos, la parienta, la suegra, etc.

Durante el siguiente siglo los otomanos van cobrando importancia hasta llegar a ser una amenaza para Constantinopla. Su cabeza de playa en Europa continúa hasta nuestros días, avasallan a diferentes reinos balcánicos y poco a poco van extendiendo su religión. Países como Bosnia o Albania son hoy de mayoría musulmana por esta cosa que tiene la mezcla.

Tras la caída de Constantinopla los Otomanos eran un poder que hasta podía poner en serios apuros al Sacro Imperio. Su conquista de los mamelucos en Egipto hacia mediados del XVI los confirma como la potencia indiscutible en el mundo islámico. Sólo unos barcos en Lepanto logran cortarles un poco las alas y en el siglo siguiente los fracasos en sus asedios a Viena les convencen de que habían topado con su límite (su máxima extensión la alcanzan en la década de 1680).

Estancamiento

Mapa que muestra algunos eyalatos (provincias) asiáticos a comienzos del XIX. Al Raqqa coincide casi perfectamente con lo que tiene el Estado Islámico. A su izquierda, Cilicia, coincide con el Reino armenio de Cilicia, formado en el siglo XI por refugiados armenios que escaparon del Cáucaso.
Todo imperio basado en la conquista una vez deja de conquistar, se apalanca y entra en una lenta decadencia. Esta decadencia otomana durante los siglos XVIII y XIX se debió a tener la corte más corrupta de la historia: sultanes peleles, funcionarios sobornables, visires incompetentes, etc. Los otomanos juegan un papel secundario en la política europea, normalmente como distracción militar para los intereses de terceros países. Así las guerras contra Austria y Rusia que paulatinamente evidenciarán la ventaja tecnológica de las armas occidentales.

También por el levante los turcos chocarán contra los persas y sufrirán una sangría de recursos en guerras que no les aportan beneficios. A esto le unimos una gran centralización del poder en un imperio tan vasto (de Argelia al mar Caspio y de las puertas de Viena a Somalia). Cuando no se ha inventado todavía el teléfono, pretender nombrar a todos los gobernadores de cada sitio y esperar que cumplan fielmente tus órdenes es ilusorio.

Los turcos intentaron jugar la baza religiosa: llevaron todas las reliquias de la morería a Constantinopla y unieron el título de califa al de sultán. Buena idea si colara, pero no coló. Aunque nominalmente se respetara la preeminencia de Constantinopla, la mayoría de los musulmanes no reconocieron nunca la autoridad religiosa del califa otomano. Incluso dentro del propio imperio, en Siria y en Hedjaz —provincias con lugares santos para el islam—, se veía a la corte como corrupta y decadente, quizás demasiado occidental.

Decadencia


Hacia mediados del XIX los turcos estaban bastante hartitos de sus súbditos obsolescentes. De vez en cuando aparecía algún visir modernizador que solía acabar colgado por los pies porque en esta aldea siempre hicimos las cosas de esta manera y no va a llegar ahora un moderno a cambiarnos. Con esto, la política otomana pasó a buscar alianzas con los países occidentales y dejó que en las provincias la gente siguiera con su rollo. La división entre turcos y árabes era patente pero el número de rifles decantaba la balanza del lado turco.

Lo que los turcos no hicieron durante dos siglos, lo habían hecho los rusos, que empezaron a implicarse más en el destino de los pueblos balcánicos a los que veían —supongo— como posibles aliados sobre los que expandirse. A finales del XIX se van logrando en sucesivas guerras las independencias balcánicas, que eran los lugares donde los otomanos cobraban impuestos (era más dificil cobrar impuesto a un pastor de cabras jordano que a uno serbio que vivía en una casa con techo y paredes).

Tampoco los turcos fueron ajenos a estos movimientos nacionalistas. Su vieja casta militar de jenízaros había probado su ineficiencia en la guerra de independencia de Grecia. Los jenízaros eran en origen tropas de élite formadas por hijos de los vasallos cristianos de los otomanos. En el XIX su intrigante influencia en la corte superaba a su valía militar y en junio de 1826 el sultán cargó a los cipayos contra los jenízaros, desmanteló sus privilegios y reformó el ejército. El ejército otomano a finales del XIX pretendía ser un ejército con calidad y organización europeas, cosa que todavía sulfuró más a las gentes premodernas de Arabia, Mesopotamia y Siria.

Desaparición

Como es sabido, el Imperio Otomano deja de existir con la fundación de la República de Turquía. Las reformas y la modernización habían probado su eficacia entre los turcos. El problema era que esas reformas nunca habían llegado a las provincias de levante y el sur. Apareció la República Turca, sí, pero todo lo que va desde Damasco hasta el golfo de Adén tuvo que adaptarse en el transcurso de una generación a los cambios que se habían producido en el resto del mundo en los últimos cinco siglos.

Desde la desaparición del Imperio Otomano han pasado unos 90 años (!) y pretendemos que las costumbres tribales, las disputas religiosas y los enfrentamientos preclásicos desaparezcan en un abrir y cerrar de ojos. Jamás existió algo parecido a la construcción nacional en aquellas tierras. Ni siquiera el nacionalismo, que en su forma socialista se impuso en algunos países árabes con mano de hierro, ha sobrevivido a la falta de nada parecido a un proyecto de construcción de una comunidad de intereses compartidos.

Cuando vemos la Guerra Infinita, lo que en realidad estamos viendo es una imagen del pasado. Es así como siempre han sido las cosas por aquellos lares, solo que con armas rusas baratas, llama más la atención.