jueves, 25 de junio de 2015

De cómo los liberales se dejan mangonear

Una cosa muy buena que tenemos los partidarios de la libertad es lo bien que nos lo pasamos discutiendo entre nosotros. Mientras otros siguen dando vueltas a la enésima interpretación de la undécima tesis sobre Feuerbach, nosotros adaptamos el debate crítico a las circunstancias cambiantes de un mundo que sabemos transformado constantemente por la acción humana, por nuestras inquietudes, por el amor, por nuestros temores, por las leyes del universo mecánico y en definitiva por una realidad compleja que siempre supera cualquier cálculo de aquellos que se creen capaces de suplantar a Dios.


Yo coincido con muchos en identificar como equivocada —por mal encaminada— la exageración de los matices que nos diferencian y básicamente de eso trata un reciente artículo de López-Zafra. Ese artículo lo abre una cita de Daniel Lacalle («Lo que nos une es más grande») que estaría muy bien tener presente en nuestros debates. Lo que nos une es más grande, y lo que nos une es aquello de "in dubio pro libertate". Bueno, y The walking dead y Scarlett, claro.

Pero.

Aun estando de acuerdo con López-Zafra hay ciertas peticiones de principio en ese artículo —y que se pueden ver en otros artículos que tratan del tema— que me veo obligado a no compartir. Por ejemplo está lo de «devolver al individuo aquello que le ha caracterizado desde su primera evolución: la capacidad de decidir y ser dueño de su destino». Esto es algo más que un matiz, es una idea nuclear y no puedo estar de acuerdo con ella. Al individuo no se le devuelve una libertad primigenia, una libertad de origen, porque salvo si nos referimos a un derecho natural, innato en todos los hombres, no pueden existir derechos para el hombre si desconocemos el papel de la sociedad política.


Me explico. Todos los hombres somos creados por Dios o nacemos (escoged lo que queráis) iguales. Como hombres tenemos una dignidad intrínseca a nuestra existencia. De esta dignidad salen nuestros derechos naturales (por decirlo de alguna forma, es evidente que me veo limitado en materia de Derecho Natural). El caso es que sin sociedad política, no veo la forma de salvaguardar los derechos originales del hombre.

¿Dónde está el tribunal que defiende la justicia de una sola persona? Robinson Crusoe no puede apelar a ninguna justicia, no puede defender sus derechos. Sin embargo, una persona en coma que forma parte de una sociedad política, ve sus derechos defendidos. En cierto sentido una persona en coma es más libre que Robinson Crusoe.


Hay más. Cuando se menciona la recuperación de unas libertades arrebatadas me gustaría saber exactamente de qué libertades hablamos y a quién cargamos con la culpa del robo. Existe una tendencia transversal en todas las ideologías de apelación a un pasado remoto o poco claro en el que supuestamente la gente vivía de acuerdo a los principios doctrinarios de tal o cual ideología. Es lo del "comunismo primitivo" (¡todo es de todos! ¡tu hija también!) o lo de una brumosa arcadia anarquista en la que la sociedad política funcionaba de forma razonablemente bien en ausencia de estado.

En lo que nos compete hallamos ejemplos extremos y muy rebuscados que dibujarán una sonrisa en los labios del lector: el lejano oeste o la Mancomunidad Islandesa son los más comunes (aquí lo de David Friedman: Private Creation and Enforcement of Law: A Historical Case). Si hablamos de la época anterior a la aparición del estado moderno y pronunciamos la palabra "estado", tenemos que saber que ese estado premoderno no tiene el mismo significado que en nuestra época. El estado como entidad autónoma no existía ya que solía ser propiedad de alguien.


Al lejano oeste lo dejo de lado ya que el ejemplo que se usa es consecuencia de la debilidad del estado de los Estados Unidos para tener una fuerte presencia en el medio oeste. La gente no es imbécil y en ausencia de estado para por ejemplo proteger la frontera de México o de los indios, es capaz de autoorganizarse. La gente también se autoorganizaba para proporcionar una justicia rápida y eficaz a los ladrones o asesinos. Esto no tiene ningún misterio y sigue pasando en todas partes. De toda la vida existe en los pueblos una comisión de fiestas que pasa por las casas recaudando dinero para organizar las fiestas. Esta función no la organiza el estado sino la gente. Me parece genial, pero no es una cosa que llame a asombro.

Cosa distinta es la Islandia de la época de la Mancomunidad Islandesa (es decir, entre la colonización de la isla por los norteños y su absorción por el reino de Noruega. Digamos que es la —corta— época de la Islandia medieval independiente).

La Mancomunidad Islandesa

Lo que sabemos de la Mancomunidad Islandesa es brumoso y poco fiable. Básicamente hay dos libros que tratan el asunto: el Íslendingabók ("libro de los islandeses"), que es un libro del siglo XVII que copia a otro libro del s. XIII que cuenta hechos que se remontan al s. X. Y el Landnámabók ("libro de los asentamientos", aunque yo prefiero "libro de la colonización", que me suena mejor), que es un libro del siglo XIII que cuenta hechos que se remontan al siglo X. Es importante tener en cuenta que el testimonio más antiguo de los hechos de la Mancomunidad (s.X) nos llega del siglo XIII. Calculad el percal.


Estas historias nos hablan de la organización política de los islandeses del siglo X. Resulta que Islandia, como otros estados de la época, carecía de rey o soberano. En su ausencia, como en otros estados de la época, la gente se organizaba en una asamblea. Esa asamblea la componían los vasallos y aristócratas de los pueblos islandeses. Geográficamente el territorio estaba dividido en distritos (Þing) y estos distritos enviaban a sus delegados a la asamblea general (la Alþingi, literalmente "todos los distritos"). Los aristócratas eran los que discutían las leyes en la asamblea y su poder venía del apoyo que tenían entre sus vasallos.

A su vez, en los distritos había tribunales de justicia formados por los aristócratas. La cosa súper anarquista de esto es que el cumplimiento de la sentencia se dejaba en manos del demandante. Así por ejemplo si Bjork Gundismontir era hallada culpable de haber robado una cabra, el ofendido podía ir a su granja y quitarle una cabra o dos, o a sus hijas, o lo que dijera la sentencia. Es decir, no existían alguaciles reales, ni guardia civil.

Parlamento islandés en la actualidad. Compárese con el ayuntamiento de Muras.
Este es un ejemplo de autoorganización, pero no es un ejemplo de carencia de sociedad política. Claro que existía una sociedad política, se aprobaban leyes, se aplicaba la justicia y existía una jerarquía social directamente heredada de los norteños. Sé que nos sorprende este sistema norteño ya que es muy diferente a los sistemas que por la época teníamos en Ribagorza y León. Los norteños (vosotros les llamáis "vikingos") tenían menos diferencia entre vasallos y señores de la que teníamos aquí.

En la España cristiana del siglo X tú distinguías a un conde de un campesino a la legua. En los lugares donde vivían los norteños la distinción entre señor y vasallo era más sutil. Un vasallo podía ser dueño de sus tierras y a la hora del combate vasallo y señor peleaban codo con codo. En España el conde iba a caballo y el campesino se lanzaba hacia el moro (o hacia las mesnadas del arzobispo de Santiago) apretando muy fuerte un palo y cerrando los ojos, encomendándose al santo de su parroquia y repitiendo para sí mismo un par de frasecitas en latín que había aprendido en misa.


Si el campesino moría, el conde lo sustituía por otro y a vivir. Pero si el vasallo de un norteño moría, su señor lo tenía más complicado para sustituirlo. Nunca hubo muchos norteños (de ahí probablemente les surgiera la necesidad de reconocer cierta igualdad a las mujeres a la hora del combate (lo que a la larga significó que ellas también podían alcanzar el rango de aristócrata)).

Que la organización social y política de los pueblos norteños fuera diferente de la nuestra —e incluso que los islandeses no tuvieran rey— no quiere decir que no tuvieran "estado". Todo lo demás es pura demografía: no puedes dedicar recursos a mantener funcionarios porque la gente trabaja el campo y pesca y los excedentes no son abundantes (de ahí por cierto que una importante parte del PIB consistiera en asaltar y robar en las tierras de esos tíos raros que beben zumo de frutas y adoran a dos palos en forma de cruz, ¡por Odín, están locos estos cristianos!).

Individuo/Estado

Aunque parezca mentira estaba hablando del liberalismo. Otra de las cosas con las que no estoy de acuerdo es la contraposición que se hace entre individuo y estado. Uno no puede comparar sustancias de distintas categorías. Preguntar por la preferencia entre individuo y estado es como preguntar por la preferencia entre el helado de chocolate y los perros. Hombre, puedes tener preferencia, pero uno no sustituye al otro, son cosas que juegan en ligas distintas.

Es más, el liberalismo carece de sentido en época premoderna y lo que identifica y separa a la modernidad es el estado. No existe liberalismo sin estado moderno. El estado moderno se caracteriza por la aparición de la nación política (eso de que el estado no sea propiedad de un fulano, sino que la nación sea soberana).


Claro, por supuesto que surge este conflicto entre individuo y estado si en el debate no se menciona a la nación por ninguna parte. Pero es que el concepto de nación política es consustancial al liberalismo y no deja de sorprenderme que si debatimos sobre liberalismo la nación no aparezca por ningún lado.

En estos términos existe una íntima relación entre estado y nación política. Aquellos estados en los que la soberanía reside en la nación priman el principio liberal de la soberanía nacional. Existen otros estados en los que la soberanía no reside en la nación (Corea del Norte, por ejemplo), y son casos de absoluta falta de liberalismo.

Cosa distinta es hablar del aparataje del estado, de la administración central pública, que también llamamos estado. Ahí evidentemente sí estoy de acuerdo en la preferencia por las soluciones que primen la iniciativa del individuo o individuos frente a las siempre bulímicas soluciones que propone el estado. Ante un problema o una oportunidad, mi primera respuesta no es acudir al presupuesto público sino ver cómo la sociedad civil puede dar el paso. Y luego habrá casos en que la solución a un problema pase por el estado. Una gran derrota para el liberalismo es haberles regalado la idea del estado a los socialistas de todos los partidos. Nos han robado nuestra gran contribución a la coexistencia pacífica y a la defensa de los derechos del individuo frente a poderes arbitrarios que le son ajenos. Nos dejamos robar y estamos contentos, no lo entiendo.


Existe un amplio campo para el debate sobre las competencias que debe tener el estado, pero no sobre su existencia. Si el debate es sobre la existencia del estado, entonces no estaremos hablando de liberalismo sino de anarquismo y me parece estupendo. Siempre digo que los anarquistas son consecuentes: no quieren tener un estado y asumen las consecuencias. Si el planeta estuviera dividido entre dictadura y anarquía elijo la anarquía. Pero este es un caso hipotético que está a años luz de cualquier cosa real y creo que debe primar el debate sobre las cosas reales.

Posibilismo

Siguiendo el hilo del artículo de López-Zafra, me parece acertada su inclinación por el posibilismo (ya comenté que estoy de acuerdo con el artículo, lo que yo escribo no es una réplica). El problema sin duda es que cada vez que un liberal defiende una posición concreta sobre algún tema político, hay tres liberales que no están de acuerdo (y no cuento a los anarquistas, claro). Estoy seguro de que hasta en la cosa más tonta como la despenalización del consumo de marihuana no estamos de acuerdo. Y si no nos ponemos de acuerdo en eso ¿cómo vamos a estarlo en la distribución competencial, régimen fiscal territorial, modelo de pensiones, modelo sanitario, extinción de la Kultur pública, extinción del deporte público, extinción de los medios de información públicos y todas las cansinas cosas con las que unos encuentran excusas para detrarer riqueza a otros? Incluso podríamos tener un estado más barato (que no ineficaz) con un bonito acelerador de partículas o un bonito programa espacial (colocar al primer cuñado en Marte antes de 2050 lo creo factible).

Tevatrón del Laboratorio Fermi, en Illinois.
Cuando hablamos de plasmar un programa liberal en la política realmente existente, lo que la gente suele tener en la cabeza es crear un programa de mínimos que agrupe al mayor número posible de liberales. ¿Y si esto es un error? ¿Por qué crear un partido con un programa de mínimos? ¿Por qué no siete partidos o partidos regionales/locales que puedan tener más fácil aglutinar voluntades? Otra cosa que meto en este puchero es el negar la condición de liberal a los partidos que ya existen. ¿Hablamos de políticas liberales o hablamos de reproducir exactamente el pequeño discurso al que tú personalmente estás acostumbrado y con el que te sientes cómodo?

Lamentablemente los islandeses me han dejado frito así que supongo que continuaremos esta conversación en otro momento.

Ceterum censeo Carthaginem esse delendam.



martes, 23 de junio de 2015

Ciudadanos vs Pablemos. Fight!

El punto de vista depende de las referencias que uno maneja y de los círculos en los que uno se mueve. Ya desde hace meses las referencias políticas inmediatas que me aparecen en conversaciones de restaurante giran en torno a dos partidos. Yo supongo que en los geriátricos y en los casinos las referencias son otras.

Allá a lo lejos la demografía. Pero no hablemos del tema, no vaya a ser que acabemos hablando de política. Dios no lo quiera.
Por alguna razón tengo en la memoria una frasecita de Adolfo Suárez, que al ser tan vaga sirve para todas las ocasiones. Supongo que tengo que echarle la culpa de esto a mis paisanos Ónega y Prego. Aquello de "elevar a la categoría política de normal lo que a nivel de calle es simplemente normal". Las frases vagas son la especialidad de don Fernando Ónega, maestro en el arte de no decir nada y ser pagado por ello. A doña Victoria sólo la puedo culpar de hacer bien su trabajo (en este caso un documental).

Bueno, a lo que voy: elevar a la categoría política de normal lo que es normal en la calle. En el caso que nos ocupa esto significa que la contienda está entre el color morado propio de los hematomas que deja la banda de la porra y el color naranja... de las naranjas (¿qué otras cosas hay de color naranja?). Veamos fortalezas y debilidades de cada uno.

La banda de la porra (a.k.a. Pablemos):

Te presento a tu alcalde.
Fortalezas:
  • Devoción al Líder. Una fortaleza muy fuerte en política es la Devoción al Líder. Si logras gestar un movimiento político fanatizado que siga al paso de la oca las directrices de una cabeza indiscutible, tu cohesión interna logra concentrar todas tus energías en el adversario exterior. Esto logra que el consumo energético sea más eficiente. Las leyes de la termodinámica son válidas también para la política si tomamos la variable energía como la variable información (pensad en los esfuerzos que un grupo de científicos dedican a evitar la dispersión de un haz de luz láser a la hora de desarrollar métodos de transmisión de información entre satélites, por ejemplo. Ok, no soy bueno poniendo ejemplos).
  • Cantinela. Tradicionalmente en las escuelas se enseña la tabla de multiplicar cantando. Ritmo, cadencia y repetición engrasan los recorridos de los pulsos eléctricos entre nuestras neuronas. Esto sirve para todo, también para marcar a fuego mensajes políticos.
Debilidades:
  • Decadencia balcánica. La mayor debilidad de Pablemos es al mismo tiempo la mayor debilidad política de España. Tratar de aunar en tu seno bandas tribales te da un aporte de fanatismo muy apetecible, pero inevitablemente llegará el momento en que las aspiraciones de las diferentes tribus choquen entre sí. Esto es muy fácil de entender con un ejemplo: Galicia no puede pagar su sanidad si no fuera por la aportación del trabajo del resto de España. Si empiezas a hacer que en cada lugar se tenga un control absoluto de su hacienda al final del día habrá perdedores entre tus propios aliados. "Unidad popular" es un concepto autoengañoso cuando para ti no existe un solo pueblo. Es más, hay lugares donde los cuadros pablémicos son directamente miembros de tribus, que ven penalizada su Devoción al Líder por la Lealtad Alternativa que profesan.
Ciudadanos:

A doña Inés la fabricaron unos caballitos de mar usando petisuis y arcoiris en un lugar llamado Xanadú. No, es broma. Finalista de los premios Leader de los liberal-demócratas europeos en 2014. Eh, pero el liberalismo no existe. O algo.
Fortalezas:
  • Centralidad. Tras décadas de turnismo político en nuestra Segunda Restauración los puntos en común que PP y PSOE han trasladado a la sociedad española son muchos más de los que a nadie le gusta reconocer. Al margen de las extravagancias, la sociedad española es una sociedad políticamente muy homogénea y su nexo de unión es la Constitución. Partir de la centralidad que supone defender la Constitución es como llegar con pastel de limón a una casa donde a la gente le gusta el pastel de limón (¿veis cómo no soy bueno con los ejemplos?).
  • El Arte de la Guerra. Hace una década que Ciudadanos comenzó a hacer política en Cataluña, un lugar que no te pone las cosas fáciles si no llevas puesta una boina enroscada (con las oportunas salvedades, desde Galicia puedo entender cómo es ese juego). Sorprendentemente Ciudadanos logró lo que el resto de partidos constitucionalistas no lograron: no bajarse las bragas ante el irracionalismo dominante como hizo el PSOE y no caer en la irrelevancia extravagante como hizo el PP. Ciudadanos lleva años en primera línea de un frente que está a cientos de kilómetros de Madrid, y quieras que no, eso curte. Por supuesto que en Madrid también se lucha contra la Debilidad balcánica, pero de forma distinta: una cosa es ver un mapa de situación y otra muy diferente aguantar cómo los nazis te dicen todos los días que eres extranjero en el pueblo donde has vivido toda tu vida y tienes enterrados a tus padres.
Debilidades:
  • Elasticidad. Partir de la Centralidad te abre muchas puertas, pero sólo te las abre, no hace que puedas pasar adentro. En política se trata de tomar decisiones y definirse. La inercia política española ha labrado durante años supuestas trincheras irreconciliables, tratar de llegar ahora y desvincularte de esas trincheras crea resistencias al cambio que juegan en tu contra. Lo de ocupar programáticamente el lugar del PSOE con los votos del PP tiene una validez limitada en el tiempo. Los adversarios de Ciudadanos no son completamente imbéciles, y aunque decadentes, todavía juegan con la carta de Centralidad.
Vale

F*ck yeah!
Sólo pongo dos fortalezas y una debilidad de cada uno porque aunque la campaña electoral ya ha empezado y a priori estos dos partidos pelean por los mismos votos en las ciudades, ellos a sí mismos no se ven como contendientes mutuos porque se fijarán antes en los no-muertos que caminan por las calles. Sin embargo llegará el día en que tendrán que posicionarse uno frente al otro. Me parece interesante realizar este ejercicio y contraponer el naranja y el morado-hematoma. Hay una parte de la sociedad —electoralmente irrelevante, no soy imbécil— que ya juega en estas coordenadas.

Me resulta particularmente interesante que Pablemos en la costa esté exactamente en el nacionalismo y Ciudadanos sea una propuesta aburridamente constitucional. Es regresar nuevamente al problema capital de la política española, y eso en el interior no se ve tan claro porque allí Pablemos no deja de tener el tono gris de la falange izquierdista de toda la vida, es decir, viejos conocidos a los que sus adversarios ya están acostumbrados.

Más ideas desordenadas: si las elecciones catalanas vienen antes que las generales (y parece que será así), el situarse en la cuestión nacional se convertirá en un tatuaje que Pablemos ya no podrá borrar para las generales. Y salvo sorpresa dudo mucho que Ciudadanos haga un mal papel en esas elecciones porque nadie compite en su categoría.


miércoles, 17 de junio de 2015

De estética y emoción

Creo que fue Platón quien comentó la idea de la distinción banal entre griegos y no griegos afirmando que decir de alguien que no era griego no daba información sobre los no griegos. Es por eso que no podemos definir una puerta o una mesa diciendo simplemente que no son ventanas. No se puede definir algo por lo que no es sino por lo que es, sólo de esta forma se puede adquirir información que distinga y separe las cosas (es más, κριτικός, el crítico, es el que separa, el que juzga. Un sexador de pollos es una persona crítica desde el punto de vista más exacto de la etimología).

Dicho esto, vamos con la purrela.

Con razón los animalistas, el POSI, la ORT, Bandera Roja, Falange Española, Izquierda Anticapitalista e incluso Izquierda Unida nunca se comieron gran cosa en términos electorales. Ahora tenemos la confirmación empírica de que alejar a los ultras pintorescos del foco de lo público es una buena cosa.

En Estados Unidos coquetearon con el KKK durante unos cuantos años. Incluso la convención nacional del Partido Demócrata llegó a postular a un miembro del KKK como candidato presidencial para las elecciones de 1924.

Nueva Jersey, 1924. Celebración del Partido Demócrata.
Naturalmente, tras largo debate, al final el candidato presidencial se aprobó por consenso. No fue ni un miembro del Klan ni un católico. Con esa oposición el republicano Calvin Coolidge revalidó para un segundo mandato sin pestañear siquiera.

Para acceder a un cargo de representación pública uno debe ser representativo de quienes va a representar. Andan hoy los consentidos progres con la mirada baja, con un razonable sentimiento de vergüenza al prestar su voto al volquete de nazis, magufos, ultras, hooligans y gente con problemas mentales que han depositado en ayuntamientos y parlamentos regionales. Para alivio de su pena hay que recordar que sin la entusiasta colaboración de los robocidas del PP esto no hubiera sido posible. La caída del turnismo produce este tipo de excrecencias del sistema. La producción de anticuerpos necesita el paso de las fiebres. Es normal, se pasará.

Mientras tanto deleitémonos con el espectáculo que nos ofrecen las bestias pardas. Hay que aprovechar ya que seguramente sea lo único gratuito que nos ofrezcan.

Aquí tenemos al señor Gargante, de Kandidatur von Volksunion, una coalición nacionalista sin cuyo apoyo la coleta Colau no hubiera podido ser nombrada alcaldesa de Barcelona.



Estoy seguro de que al señor Gargante le gustan los animales.

Es duro ser nazi pero más duro es ser perroflauta. Algunos, en espera de no tener que pasar el cazo porque ya recibirán sueldo del ayuntamiento o una subvención pública para su Kulturzentrum, tienen que buscarse la vida vendiendo teléfonos móviles y cámaras de fotos con la amabilidad y sutileza que les caracteriza.



Qué injusto soy, dando a entender que gente tatuada que actúa con la turba entiende el alemán. Claro que no lo entienden, ni falta que les hace.


Mucho se ha escrito sobre el pequeño nazi que todos los gritones albergan en su interior. De ahí su querencia por las banderas, los eslóganes, los desfiles y la acción en la calle (Straßenaktion). Nunca viene mal recordar aquellas reflexiones de Arendt sobre la banalidad del mal. Un sujeto que renuncia a su libertad de elegir entre el bien y el mal (alguien que no sirve para ser sexador de pollos), es un sujeto maduro para cumplir la función de simple herramienta o engranaje en una estructura de mal que le desborda.

No hay que ser un gran ideólogo, ni un incentivado entusiasta para dejar a un lado la libertad de distinguir entre el bien y el mal y ser un simple peón en un juego mayor. Eichmann no era más antisemita que otros muchos de sus contemporáneos, ni tampoco un nazi que destacara por su entusiasmo ideológico. Eichmann era un tipo que cumplía órdenes sin escrúpulos y que por tanto había renunciado al mayor poder que tenemos los hombres, el poder de elegir, el poder de distinguir, el poder de separar, el poder de criticar.

El hijo de uno imputado por el caso de las tarjetas black. El Norte no olvida.
Uno de estos tuvo que dimitir por sus comentarios antisemitas (dimitir el primer día de trabajo por comentarios antisemitas, pensadlo) y enseguida corrió el puesto en la lista y vino a sustituirle otro igual que él.


Una pizpireta coleta que no hace falta definirla porque se define sola. Aunque si hay dudas, siempre podemos preguntar.


Sospecho que se produce cierta desconexión. Casi no tengo ninguna duda de que ante la respuesta del público llevándose las manos a la cabeza su reacción fue más bien la de extrañarse. ¡Qué rara es la gente!, habrá pensado ese pequeño y humeante cerebro. Cuando el mundo de una persona es muy pequeño, la cantidad de cosas extrañas, de sorpresas y de miedos es muy grande. Afortunadamente para ella y su ralea eso tiene solución, se llama leer libros (y también ver películas e incluso jugar a videojuegos. Ah, y sobre todo viajar, aunque eso es más complicado y por lo tanto más disculpable).

Se puede decir que alguien muy joven tiene cierto margen para decir estupideces. Estoy de acuerdo. Por eso, cada vez que leemos declaraciones como estas nuestra indignación y asco también están dirigidas al responsable —que suponemos adulto— que confeccionó esa lista electoral.

Facultad de Ciencias Políticas, Universidad Complutense.
Y se puede esgrimir como excusa que la elaboración de una lista electoral entre una miríada de grupos y corrillos de amiguitos da lugar a malas elecciones, pero una vez que tienes la lista hecha ya depende de ti a quien nombras como portavoz de tu grupo. Y la jueza coleta decidió nombrar a una señora que está pendiente de juicio por delitos contra la libertad de conciencia. Sí, contra la libertad de conciencia. No es que esta señora orinara en un espacio público o encendiera un chisgarabís en el baño de un avión, no, delito contra la libertad de conciencia y es concejala.

Ipso facto uno pensaría que tras toda la presión contra los imputados de PP y PSOE en las últimas semanas, esta señora dimitiría inmediatamente. Pues va a ser que no.


Al estar imputada "por una acción feminista" no tiene por qué dimitir.


Y lo mejor es que se justifican. No fue un delito de robar fondos públicos, sólo contra la libertad de conciencia, que es algo que no tiene nada que ver con la política, qué va. Es más, es que considero más grave para un político estar imputado por un delito contra la libertad de conciencia que por corrupción. Robar está muy feo, violar al Título Primero de la Constitución sobre el capó de tu blablacar híbrido en el aparcamiento de un Carrefour a medianoche es peor en un grado muy superior. Hablamos de esa parte de la Constitución que no es fácil de cambiar —"De los derechos y deberes fundamentales"— porque resume lo básico sobre lo que se construye toda la política en España.

No se vayan que todavía hay más. Entre las nuevas concejalías donde los coletas meten a esta tropa encontramos "Bienestar Animal" en Santiago de Compistola, "Ciclo de la Vida, Feminismos y LGTBI" en Barcelona, "Modelo de Ciudad" en Pinto, "Agricultura y Huerta" en Valencia (lean: que «se generen las condiciones para que la huerta sea la despensa de la ciudad y que no haga falta traer productos de Marruecos ni de ningún otro sitio», con "os lo dije" creo que me quedo corto). Todas estas cosas con sus convenientes imitaciones en el PSOE y otros partidos, faltaría más.

Más allá de los nazis, de la homeopatía y de todas estas caralladas, está la adscripción emocional. La gente, cuando rinde su capacidad para distinguir entre el bien y el mal, es capaz de poner —de forma imperceptible para sí misma— su aptitud y su actitud al servicio de las más bajas aspiraciones. El 30% de los alemanes no votaron al partido nazi porque les pirrasen las peleas de bar y el paso de oca. El mal nunca llama a la puerta diciendo que es el mal. Ni siquiera a los malvados les gusta el mal. Es la rendición de la crítica la que convierte en un proceso banal la adscripción al mal. Es el dejarse llevar, es el bajar la guardia, es el empezar a buscar justificación a lo que no tiene justificación.

Cualquiera con la debida motivación es capaz de justificar cualquier cosa. Esa es la banalidad del mal. Pero todos tenemos la capacidad de aprender y la mayor lección histórica de la política que tenemos que tener presente es precisamente la del grado supremo de maldad pública. Esto es como en el fútbol: en los mundiales todos estamos un poco pendientes de lo que hacen Brasil, España o Alemania, porque todos conocemos la importancia que tiene el grado supremo en una comparación. Es por ello que en política hay que huir de quienes dicen que no se puede comparar nada con los nazis. Claro que hay que comparar con el grado supremo (en este caso de maldad pública), aunque sólo sea para recordar que no fueron las peleas de bar ni los desfiles lo que llevó al partido nazi al poder, sino los comedores populares y el empleo en las obras públicas.


domingo, 14 de junio de 2015

La batalla de las palabras

Anda la cochambre dando saltitos emocionados y mojando las bragas (llevar ropa interior es una desviación burguesa que con premura corregirán). Unos pocos, que con la disparatada posición del PSOE han logrado llegar a alcalde de su pueblo, muestran ya sin tapujos su cara más abyecta y rijosa.

Keep'em flying, Miss USA! :D
Es el caso de alcaldes que lo primero que hacen es levantar grandes y orwellianas videopantallas para que las ovejitas vayan a corear lindezas a sus nuevos líderes. A esto le espolvoreamos la patita antisemita que siempre tienen los racistas y extremistas europeos desde los tiempos de los tristes pogromos (me encanta lo de "los hechos se contraponen a la verdad". Winston, dos y dos a veces son tres y otras veces son cinco). Y por supuesto no podían faltar las risitas a costa de las víctimas de los torturadores y asesinos etarras (quienes por otra parte también están de enhorabuena gracias al conchabeo de PSOE (¡otra vez!) y PNV). Eso sí, lo de reirse de Marta del Castillo es un récord para la chusma que lo desprecia todo y se siente con bula total porque le dejamos que la tenga.

No son más que la banda de la porra, la masa violenta e histérica que toda sociedad occidental alberga en su seno. Que haya gente que quiera destrozar la vajilla es el precio a pagar por tener vajilla. De la masa tarada y degenerada no hay que esperar otra cosa. De quienes sí podíamos esperar otra cosa es de quienes les ríen las gracias. Es sabido que el abusón de patio de colegio no maltrata a un compañero si no obtiene el permiso implícito de terceros que callan o dejan hacer con actitud displicente.

We clear the way!
Es el caso por ejemplo de algunos periodistas que llaman "plataformas ciudadanas" a candidaturas de los violentos extremistas. Compran así un discurso que tiene un objetivo de parcialidad política más que evidente. Sabido es que antes de la batalla de las ideas viene la batalla de las palabras. Llamar "plataforma ciudadana" a una candidatura concreta es despojar del significante ciudadano al resto de candidaturas. Se diría que la gente del PP o del partido de Revilla no son ciudadanos, sino inmigrantes ilegales o extraterrestres. Y en esas estamos, regalando palabritas al adversario.

Esto tiene una importancia capital. ¿O acaso creéis que si no fuera por la terquedad de una minoría hoy los etarras no gozarían del privilegio de ser considerados románticos idealistas? ¡A Carrillo le funcionó!


Otra de mis palabras favoritas es "cambio". El famoso cambio con el que a todo el mundo se le llena la boca desde la guerra del Peloponeso. Bien, pues una de las primeras declaraciones del nuevo alcalde jipi de La Coruña se refería a las fiestas tradicionales: Cabalgata de Reyes y procesiones de Semana Santa. Le faltó tiempo para decir que cabalgata y procesiones continuarán como siempre porque hay cosas que simplemente no se van a tocar. ¿Es este el laicismo que nos ha prometido el soviet de Coletagrado? Y luego está lo de la normalización lingüistica que es otra cosa que evidencia un cambio espectacular: hacer cumplir los decretos lingüísticos de Fraga ahora parece ser política de izquierdas.

También tenemos ese infinito partido de tenis entre "lo viejo" y "lo nuevo". Una coletita en declaraciones a la prensa llegó a decir que fijarse en el número de escaños para decidir quién va a gobernar en un sitio es algo "de la vieja política". Cagándose así como quien no quiere la cosa en el proceso electoral. No os diré a quiénes me recuerdan quienes odian a los judíos y se cagan en los procesos electorales, pero os podéis hacer una idea.


Al puchero también le podemos meter el sentimentalismo barato. Eso de "mi programa político es hacer que se cumplan los derechos humanos" que es como no decir nada por el pequeño detalle de que el conjunto de la humanidad no forma parte de la misma nación política (sí habría coherencia si estos jipis fueran internacionalistas y quisieran exportar su modelo bolivariano al resto del planeta, pero parece que no están por la labor, ya que esas cosas son propias de comunistas y cristianos y los coletas son reaccionarios particularistas).

Como digo, lo único que no nos puede sorprender o no puede darnos motivos para la indignación es que el escorpión pique. Al fin y al cabo es un escorpión. Lo que sí es indignante es ver la fila de cortesanos que le sacan punta al aguijón. Eso que decía Churchill de negociar con los cocodrilos esperando que te coman de último.

Es ver por ejemplo esas tertulias buruaguescas que no tienen ni la decencia de poner a una vedette falidcorta como hacen en las tertulias de progreso reaccionario y a cuyos invitados pagados con tarjetas-regalo del Cortinglés les falta tan solo la bombona de oxígeno para tener el cromo completo. Imágenes, palabras, cosas que orbitan la construcción de un discurso que se enfrente a la banda de la porra. Esa es una asignatura pendiente.

A mi que me fusilen estos y no el Kichi:



jueves, 11 de junio de 2015

Pablemos es oscurantista y reaccionario

No sé qué me da más asco de Pablemos, si su posición preconciliar, antienciclopédica y reaccionaria en lo que a derechos y libertades constitucionales se refiere (la modernidad es la lucha contra el oscurantismo, toda la vida partiéndonos la crisma) o su posición de Hare Krishna con iPad de flipados que creen que la temperatura a la que hierve el agua es susceptible de ser votada.

Te presento a tu nuevo alcalde.
Las dos posiciones —una más política y otra más de costumbres— encajan perfectamente con una visión sombría y premoderna de la sociedad, del hombre y de la vida. Por un lado tenemos su posición reaccionaria frente a un régimen constitucional de libertades y derechos. Las constituciones fueron un gran invento que pusieron punto y final al Antiguo Régimen. Que haya una Ley Suprema que diga hasta dónde llegan ley y legislador, nos evita la arbitrariedad del estado, el abuso de poder y la persecución de la minoría. Esto no parece que lo entiendan en Pablemos. Cuando en referencia a los cleptócratas (y también es algo que dicen en otros sitios) sueltan que "lo democrático es dejar que la gente se exprese en las urnas", están repitiendo una conocida cantinela. Esta canción ya la hemos escuchado antes: el llamado "derecho a decidir" no es más que el hurto de los derechos constitucionales de la mayoría de la población. Quebrar la soberanía nacional aludiendo a una engañosa definición de democracia es servirse de una gran mentira para reventar el cimiento constitucional. Una vez reventado el cimiento constitucional, la soberanía nacional desaparece y regresamos todos al Antiguo Régimen (lamentablemente un Antiguo Régimen sin castillitos ni amor cortés, sino más bien un Antiguo Régimen en el que quien llama a la puerta a las seis de la mañana no es precisamente el lechero o un Antiguo Régimen en el que existe una policía política que puede encarcelar al alcalde de Caracas sin debido proceso).

Por la eliminación democrática del vicio.
Como reaccionarios que son, situados frontalmente contra los valores de la libertad, de la ilustración y de la nación (española, importante el inciso, ya que es la única nación política que tenemos entre manos), ellos dicen que el sistema constitucional y democrático de gobierno está secuestrado por unas difusas élites en la sombra. Hasta tal punto llega su barbarismo oscurantista, que su teoría de la conspiración se aprueba como una explicación total para la audiencia, como ocurría en el campo dominado por los caciques antes de que los pueblerinos se convirtieran en ciudadanos. Es lamentable y vergonzoso escuchar que periodistas a los que se les supone una edad adulta no corten en seco a fulanos que hablan de brujería y dragones para explicar los acontecimientos políticos. Cada vez que un esbirro del Coletas dice que unas élites difusas gobiernan en la sombra, la reacción del periodista debería de ser la de tratar a ese individuo como a Rappel o a la Bruja Lola.

Y levantan encolerizados el gran cartelón de la democracia. De una democracia "real". Como decía don Federico, ponle un apellido a la palabra democracia y te diré por dónde te la vas a cargar: democracia popular, democracia orgánica, etc. En este caso tenemos el apellido "real" lo que nos empuja al abismo de la metafísica más descollante posible. Sin salir del campo del oscurantismo, de la anti-ilustración y de la brujería, el término "real" nos hace pensar en el término "irreal". Como si lo que viviéramos fuese una especie de neblina onírica, una suerte de paranoia colectiva. Pero si en lo que estamos enfrascados es irreal, ¿contra qué están luchando? ¿Qué quieren cambiar?

Ah, dominicos quemando libros jesuitas. Qué pablémico todo. "Esos Ejercicios Espirituales los quiero bien hechos, que luego me dice Taniemos que me huele el aliento".
Es que no hay por dónde cogerlo. Nos tenemos que ir a finales del XVIII para ver debates similares. Los Pablemos de finales del XVIII defendían que el rey gobierna por la gracia de Dios y los ilustrados replicaban que a qué hora se les aparecía Dios para decirles quién debía de gobernar. Luchamos contra la brujería, luchamos contra el oscurantismo. Pablemos está a cinco minutos de quemar libros en las calles y bailar a su alrededor como indios.

Esta idea reaccionaria de la comunidad política la comparten, como he apuntado antes, con nuestros cerriles habituales. Pero en Pablemos van un paso más allá y extienden el irracionalismo a las costumbres y a otros ámbitos fuera de la política (en eso son más coherentes). Tenemos por ejemplo lo de incluir terapias alternativas en la sanidad pública. Que el paciente, "democráticamente", pueda "elegir" el tipo de tratamiento para su enfermedad. Es decir, si quiere ser atendido por un médico con sus aparatos construidos por complejos procesos de ingeniería aplicando un conocimiento basado en el método científico o por un tío en calzoncillos con una máscara zulú y su baile de la sanación.

Te presento a tu nuevo consejero de sanidad.
Dicen que esto es lo democrático, escupiendo así a veinticinco siglos de idea de la democracia. Esto es el llamado fundamentalismo democrático (igual que los talibanes, otros irracionalistas, tienen su fundamentalismo islámico o el KKK su fundamentalismo racista). Pensar que "democracia" es sinónimo de "elegir", cuando en origen la democracia tenía más que ver con la elección aleatoria de puestos de responsabilidad pública en la polis y en nuestra época con la protección del ciudadano frente a la siempre latente arbitrariedad y abuso del estado. Es decir, en su boca la palabra "democracia" es un pastiche bastardo que tan sólo usan por las connotaciones positivas que la palabra despierta en la audiencia.

Pero hay más sobre esta gente. Son tan reaccionarios que no sólo están en contra de la revolución ilustrada, de la Enciclopedia, de la Constitución y demás, sino que están en contra hasta de la revolución neolítica. Suena a chiste pero su posición contra los transgénicos es un regreso a las cuevas. Prácticamente todos los productos que consumimos han sido modificados por la acción del hombre durante milenios: tomate, pepino, trigo, maíz, arroz, cebolla, pollo, zanahoria, cerdo... la lista es infinita. Regresar a una arcadia idílica preneolítica no sólo es imposible, sino que por el camino mataría de hambre a toda la población mundial. Hubo un famoso premio Nobel que inventó una variedad de arroz especial que salvó de la hambruna a la India hace unas décadas. Mal hecho. Ese señor violó a la Pachamama.

Chemtrails en 1921. Oh dios mío.
Y ya como anécdota divertida de la imagen del mundo que tienen los Pablemos tenemos a los chemtrails: esas nubes rectas de condensación de agua que dejan los aviones a su paso. Pues según estos chamanes esas nubes responden a un plan secreto de unas élites todavía más secretas para ejercer el control mental sobre la población o algo así. Sí, es una chifladura, pero esta gente anda por estas coordenadas.

Lo triste de todo esto es que va a llegar el día en que hablen de extraterrestres o de máquinas que provocan terremotos y los periodistas continuarán asintiendo y dándoles minutos de presencia mediática a gente que está como un cencerro y nos quiere llevar a todos por delante.

Esto es Pablemos:



martes, 9 de junio de 2015

¿Cuántos meses de vida le quedan al PSOE?

A mí de los pactos entre partidos para formar gobiernos regionales y locales lo que más me sorprende es la posición del PSOE. Ni las bobadas de los jipis ("¡hay que cumplir los derechos humanos, uuuh!") ni la posición de Ciudadanos me sorprenden. Sé que a muchos este último partido sí les ha podido sorprender. Demasiado escucharon durante la campaña que el pacto entre PP y Ciudadanos era "natural".


Lo del PSOE sí es un tanto sorprendente. Es sabido que están probhablemente en el peor momento electoral de su historia (exceptuamos cuando Pablo Iglesias llegó por primera vez a Las Cortes de la Primera Restauración). Pero aun estando en su peor momento de forma, no dejan de ser el segundo partido más representativo de España, por eso no me cuadra que hayan asumido el papel de subalterno. El vendedor del Cortinglés ha decidido pasarle el bastón de la izquierda al comprador del Alcampo. Y nadie se lleva las manos a la cabeza. Bueno, nadie no: los adultos que fueron expulsados del PSOE como Leguina o Rubalcaba no están muy contentos («¿Con Bildu qué vais a pactar, la anexión de Navarra al País Vasco?»).

El otro día en el pseudo-debate de Buruaga (una cosa espantosa creada por el PP para meter miedo a los viejitos meses antes de las generales) pusieron un vídeo magnífico sobre un tal Vara del PSOE de algún lugar poco poblado. En él se veía una "reunión" entre él y unos zascandiles de Pablemos. El tío les decía amén a todo. En aquel sitio el PSOE obtuvo un 41% de los votos y los flipados un 8%


En Aragón también anda el PSOE poniendo el culete. Con un 21% de los votos, están a un tris de entregar el gobierno al Listo Oficial de Pablemos, Pablo Echenique, que obtuvo el respaldo del 20% de los votos. El apoyo de la Chunta (4,5%) lo dan los dos por sentado (cosa que no acabo de explicarme).

En la Comunidad Valenciana el PSOE podría desbancar al PP con su rotundo 20% de los votos. Para ello necesitan a los flipados con boina de Compromís (18%) y a los flipados con o sin boina (según les dé el viento) de Pablemos (11%). El PSOE podría quitar a Pablemos y llamar a Ciudadanos (quienes quedaron por encima de Pablemos pero con el mismo número de escaños), claro que eso haría necesario que Ciudadanos aceptara pactar con Compromís (y lo único que se espera de Ciudadanos es que jamás pacte con nacionalistas). Compromís y Ciudadanos en la misma olla se descarta con lo que aquí tendríamos un tripartito dirigido por un PSOE al que respalda un 20% de los votos.

Señoras.
En Islas Baleares el parlamento también sale con ocho partidos diferentes (uh, diferentísimos, unas diferencias doctrinales alucinantes, unos escollos ideológicos que definirán las siguientes generaciones, algo impepinable, Otto Von Bismarck saliendo de su tumba, el espíritu de Disraelí acongojado ante estos estadistas de talla mundial y boina enroscada). El PSOE (19%) va a poner el culo a Pablemos (14%) y a varios grupúsculos nacionalistas random que tienen sobrillas de votos.

Sé que la mitad de los titulares de estos pactos se los lleva Madrid, pero precisamente Madrid es el escenario que menos nos debe importar: gestionar la prosperidad no supone ningún desafío político. Un mono vestido de botones lo pones de alcalde de Madrid y nadie apreciaría el cambio.

Envenenada.
Por último, lo de Andalucía. Los regionalistas andaluces han aceptado las exigencias de Ciudadanos (básicamente les prometieron que no robarían tanto como en años precedentes). A mucha gente esto no le ha gustado pero desde el punto de vista de Ciudadanos se trata de un pacto sin contrapartidas. Sin entrar en el gobierno pueden ir por libre en el momento en que decidan que el PSOE ya no cumple el acuerdo.

En conjunto tenemos a un PSOE que en algunos sitios depende de tres o cuatro partidos políticos que todavía sacaron menos votos que ellos (que ya es decir). Y la dirección nacional del partido —si es que existe— parece que deja hacer a cada satrapía regional lo que le venga en gana con tal de "echar al PP". Si el resultado de esto fuera echar al PP para que ellos ocuparan su lugar, pues hasta tendría cierto sentido, pero ellos todavía no se han dado cuenta de que ya no juegan en esa liga. El PSOE en los próximos años va a tener que contentar a los Pablemos, a Ciudadanos y a los nacionalistas. A todos estos al mismo tiempo. Yo creo que no están viendo lo que están haciendo. Y si lo ven, es que son unos suicidas.

viernes, 5 de junio de 2015

Atardecer en la política española

No se os puede dejar solos, que decía aquel. Este ínterim en la vida política española refleja muy bien lo que digo algunas veces sobre la inmediatez del mundo en que vivimos. La inmediatez, la impaciencia, lo efímero. Como hemos desterrado del debate los conceptos que sostienen las bases explicativas de lo que nos ocurre, lo que nos ocurre es que no sabemos lo que nos ocurre, que dijo también otro fulano.

Anda el patio revuelto con los comelechugas wannabe, como si estos fueran extras de una película de Eisenstein. Y entre las filas del ejército de Austria-Hungría tres cuartos de lo mismo, con "recomendaciones" a Rajoy sobre qué tipo de clazoncillos debe ponerse. El refrán "consejos vendo que para mí no tengo" sería perfectamente achacable para medios como El Mundo en este caso o para esos otros medios en los que estáis pensando.


Pues ni una cosa ni la otra. Desde mi punto de vista, que es el punto de vista del finis terrae occidental, del lugar físico y mental al que nunca lograron llegar la morisma, Genghis Khan, los otomanos ni el radiocasette, la peñita está errando el tiro. Ni los comelechugas que tienen fe yihadista en que la riqueza del mundo es limitada, ni los austrohúngaros obsolescentes que se creen bendecidos por Dios para dominar Trono y Altar tendrían que ser ahora objeto de análisis. Es el PSOE el que hoy se las ve y se las desea para sobrevivir en un mundo que los ha declarado hostis humani generis.

Veamos. Por un lado tenemos al vendedor de trajes del Corteinglés poniendo caritas que amilanan a las señoras mayores. La crisis de liderazgo de ese partido lleva años metastatizando y la actual moda del fundamentalismo democrático sólo empeora la condición del paciente. Que una indocta como la presidenta andaluza pueda ser presentada como una opción válida para liderar el principal partido de oposición de España es como para coger las maletas y subirse al primer vapor con dirección a Las Molucas. En condiciones normales, cualquier estructura organizada puede permitirse que a la cabeza se siente un completo idiota. Pasa en las grandes corporaciones e incluso pasó con la Monarquía Hispánica algunos años. Si los cuadros intermedios funcionan debidamente, la estructura prospera o al menos no entra en crisis. Este no es el caso del PSOE.

Compruebo con hastío que en los análisis post-electorales de las últimas elecciones no se tuvo en cuenta el contexto de las elecciones anteriores. Hay gente que supongo que no es de ciencias que se dedica a hacer gráficas y a evidenciar que la caída en votos del PP fue superior a la del PSOE. Yo insisto con lo mío: el PP salía dopado de casa y el PSOE no encuentra su suelo. Los dos se han llevado bofetadas monumentales pero a uno le dolió más que a otro. Mi punto es que le dolió más al PSOE por la sencilla razón de que tienen un mundo construido en el que ellos son la alternativa al PP. Pues ya no son alternativa: están sudando para entrar en puestos de UEFA.

La última votante del PSOE.
A esto le unimos lo del partido neocomunista de sindicalistas obsoletos, jipis amedrentados por un mundo que no comprenden y seguidores del chamanismo sin gluten. Pablemos se lo juega todo en las elecciones generales por eso en las locales sólo se ha preocupado de dejar sembrada su mierdita por patios y casas. El partido de los flipados. El flipping party.

—Ahora que soy concejal voy a establecer los días de diez horas, voy a prohibir el hambre en el mundo y voy a obligar a que todo sea fácil y rápìdo. ¡Se hará lo que yo diga!

A mí estos no dejan de recordarme aquella anécdota de un viejo marxista que daba una conferencia en una universidad inglesa y le salta un mozalbete del público acusándole de haber dejado de lado la revolución y de haberse aburguesado. El profesor lo que le dijo al chaval fue "usted será un dentista". Pues eso. ¿De verdad creéis que un puñado de sindicalistas barrigudos, nacionalistas revenidos y tarados hipermodernos van a organizar la Revolución de octubre? A todo lo más tardarán un par de años en abrirse las cicatrices mal curadas con las que Pablemos organizó su banda de pirados. Es que claro, igual por el sur y el oriente la cosa la véis de forma distinta, lo que es aquí, la mitad de los pablémicos trogloditas son revenidos del BNG. Sin ir más lejos, el que quieren poner de alcalde en La Coruña creo que se llama "Player 1". Y el BNG ya sabemos dónde se quedó.

Esto, pero con Pablemos.
Cosa distinta ocurre en aquellos lugares donde la situación de partida es anómala. En Cataluña, Vascongadas y el Reino de Navarra existe una situación de anormalidad democrática que propicia que la mugre sea más dificil de quitar. Desde luego que el PP no está ayudando en nada: su debilidad en la defensa del Estado de Derecho y su perfil bajo frente a los nazis proetarras consiguen que la gente de bien no tenga una vara a la que agarrarse.

Pero volviendo al PSOE, que cuatro soplagaitas (porque son cuatro y el de la trompeta, con dos millones de votos no van a ningún lado) les miren de tú a tú y el propio PSOE comulgue con lo que le dicen es alucinante. Allá ellos, yo no soy de los que piensan que debe existir un PSOE para la alternancia, si la gente quiere repartir su voto, que lo haga. Lo del reparto del voto me lleva a otro lado.

Ciudadanos. Todo el mundo daba por hecho que el pacto entre PP y Ciudadanos era un pacto natual frente al pacto entre los flipados y el PSOE. Aquí lo analizamos todo en función de bloques. A los españoles nos pirran el vino, el fútbol y las trincheras, eso es así. Por eso somos el único país que ha experimentado con todos los sistemas políticos del siglo XX, con gran coste material y humano, y aquí seguimos. Pues bien, lo del "pacto natual" entre PP y Ciudadanos es una ideaca de tertuliano un tanto barata ¿no creéis? En la aproximación que tiene Ciudadanos a la función pública su parecido con el PP no es mayor que con el PSOE. A mí me sorprenderían menos los pactos entre PSOE y Ciudadanos, que queréis que os diga (realmente el pacto que menos me sorprendería de todos sería el de PP y PSOE pero en el PSOE triunfa —de momento— la idea del cordón sanitario contra el PP). Y esto me lleva a otro tema.

El PP.
Una ley de la política española es que el PP no puede pactar con nadie demasiado gordito. Sus pactos se limitan a pequeños partidos de trabajadores del campo jubilados y empresarios de las tragaperras con apellidos de rancio abolengo. En el ofrecimiento que algunos barones austrohúngaros como Bauzá Von Ludendorff o Esperanza Sisí Emperatriz (a vosotros estos chistes no os hacen gracia, pero yo me estoy partiendo la caja) le hacen a Ciudadanos se repite una vieja historia de la derecha política española: cuando la CEDA le dejó el gobierno a Lerroux. Se diría que el PP no quiere ser el PP. La derecha en España se niega a ser la derecha. ¿Hasta dónde tiene que ceder ese partido para que le dejen gobernar? ¿A cuántos está dispuesto a vender su caído culo?

El problema del PP no es solo de actitud, también lo es de aptitud. En mi ciudad una de las promesas de campaña fue construir una "Casa del Emprendedor". Es que es como para tirarlos en mitad del océano. "Casa del Emprendedor" ¡tócate! Si es ese tipo de chorradas lo que quieren hacer, mejor nos quedamos con el pablémico original y mientras tanto nos reímos de sus chorradas, seguros de que cuanto más tiempo pasen los flipados en el poder, con más fuerza surgirá una sana reacción de oposición.