viernes, 28 de noviembre de 2014

Geolocalización obligatoria en los coches de la UE

A partir de finales de 2015, todos los nuevos coches, camiones y motos que circulen por la Unión Europea deberán llevar incorporado un sistema de geoposicionamiento con enlace de datos. El futuro ya está aquí, amigos, y se parece bastante al señor de bigotes que aparecía en las telepantallas de la famosa obra de Orwell.

Durante mucho tiempo era habitual encontrar en los círculos de los chiflados conspiranoicos teorías absurdas sobre chips RFID que los gobiernos malvados irían inoculando en los ciudadanos para controlarnos como ganado. Siempre me pareció una teoría absurda porque los gobiernos malvados ya influyen de forma decisiva en las agencias de prensa y en las licencias comerciales como para molestarse en inyectarnos microchips malignos. El resultado es el mismo y les sale más barato.


Lo que tenemos aquí sigue una a una todas las pautas de novela distópica que nos podamos imaginar. Sólo hay que echar un vistazo a cómo venden la ocurrencia los desconocidos que dirigen la política europea —y por tanto, nuestra legislación—. Lo que uno se encuentra en las páginas de la UE —con tanta transparencia que vuelve inútil la información— es que este sistema, llamado eCall (llamada electrónica), lo harán obligatorio por nuestro bien.

Se trata —dicen nuestros súbitos protectores extranjeros— de un sistema mediante el que el coche, tras tener un accidente, envía un mensaje a una central de emergencias del 112 y les dice el lugar del accidente y el estado del coche. Oh, perfecto: si estamos solos y no tenemos forma de acceder un teléfono, esa llamada de emergencia automática es algo que tiene mucho sentido.

No distingo entre Salón del Automóvil y Festival Erótico.
Ya me imagino de aquí a un año a gente famosa presentando el sistema en la publicidad institucional como pasó con el euro. Todos los viejetes que presentaban la llegada del euro murieron y en esa publicidad también participó la reina Letizia en su forma de pre-princesa. El mal se conecta con el mal.

Si este sistema parece que tiene sentido, ¿dónde está el problema? Yo veo dos problemas aquí. Los dos atentan contra nuestras libertades individuales y nuestros derechos civiles. El primero es acerca de la obligatoriedad del sistema. La gente no tiene posibilidad de desconectar el sistema y nadie podrá elegir comprar un coche sin el sistema (a no ser que lo compre fuera de la UE, es decir, que forme parte de alguna red mafiosa internacional: ya sabéis, las niñas bonitas de la UE que la UE permite y fomenta en sus fronteras).

A ver si lo entiendo: ¿si me compro el coche voy a tener altas dosis de sexo?
No se trata de una obligación que tiene sentido como por ejemplo los frenos. Un coche sin frenos es complicado que no acabe afectando a la seguridad de terceros, por eso tiene sentido obligar a que los coches lleven frenos. Los frenos son un ataque a la libertad de compra y de fabricación, pero son un ataque a la libertad que tiene sentido. Tema distinto es el airbag: probablemente el airbag no debiera ser obligatorio, pero con el hábito y el cambio tecnológico al final pasa a ser algo ampliamente demandado por el mercado de fabricantes de coches y sus amigas del alma, las compañías de seguros.

El segundo problema que le veo es el de la privacidad. Peliagudo asunto porque millones de personas dan sus datos personales todos los días a gente desconocida como si todavía viviéramos en la época de las suscripciones al Reader's Digest. ¿Quieres participar en un sorteo de un viaje a Tombuctú? ¡Rellena tus datos! ¿Quieres ayudar a mejorar nuestra web? ¡Haz nuestra encuesta! ¿Quieres recibir mensualmente trucos de cocina para mentecatos? ¡Usa este sobre que no necesita sello! Vivimos el periodo de la historia conocida por el hombre en la que menos valora el hombre su privacidad, pero más valor tiene. La información no es poder, la información es dinero. Y el dinero se intercambia por poder. Saber dónde vives, tus hábitos de compra, cuáles son tus aficiones, tus ingresos, dónde trabajas, dónde veraneas, etc. Son un conjunto de datos que se compra por dinero. Yo cuando me topo con alguien que quiere que participe en un sorteo suelo preguntar cuánto están dispuestos a pagarme para participar. La información es dinero. Saber cosas de ti es dinero. Todo énfasis que ponga en esta idea se quedará corto. Estamos dando dinero a otra gente sin contrapartida.

"De zombie a princesa". ¿Como Letizia?
¿Y cómo cuadra esto con el llamado "eCall"? Bueno, podemos empezar diciendo que no sabremos cuándo el sistema está activado y cuándo no. Es decir, alguien puede saber exactamente dónde está tu coche a cada momento: a dónde lo llevas y para qué. Desde la señora que comprueba que Paco no estuvo trabajando hasta tarde sino que pasó la noche en el Club Mete&Saca de la carretera de Murcia, hasta la compañía de seguros que sabrá que dejaste el coche a otra persona por cómo cambia de posición el asiento y los espejos. Tus jefes pueden saber que fuiste a hacer una entrevista de trabajo a la competencia y la oficina del paro saber que estás trabajando. O, sin esperar que la gente sea engañosa, simplemente por qué diablos un fulano que no conoces tiene que saber dónde estás. Ya ni hablamos de que la policía puede enterrarte en multas.

Ah, pero la UE nos explica por qué no debemos estar preocupados:

Confusion should be avoided between the public Pan European 112 eCall that is proposed by the EC -and will be free of charge- and other private road safety systems (possibly resembling eCall) that are, or will be possibly offered under a subscription by private operators in combination with other value added services.

Eh, no confundamos el servicio público relacionado con el 112 y otras cosas. El problema es que nadie tiene forma de distinguir cómo guarda el 112 nuestros datos (dinero) ni cómo los protege de intercepciones o filtraciones. Es suicida esperar la bondad absoluta del gobernante. Y por supuesto que detrás de esto vemos la mano de fabricantes de coches y compañías de seguros (bancos). La forma de uso del coche es una información de oro para los fabricantes. Las compañías de seguros también pueden variar sus estrategias en función de los datos que darán cientos de millones de vehículos en todo momento. En mi planeta, a los beta-tester se les tiene que pagar.

"Acumula puntos para comprar un coche" (URSS, c. 1950)..
Vamos sacando conclusiones. En primer lugar hay que exigir que este aparato sea de instalación voluntaria. Y en segundo lugar, por llevar este aparato tienen que pagar al dueño del coche. ¿Cuál es el plan de la UE? Que el aparato sea obligatorio y que encima pagues 100 euros más al comprar el vehículo (eCall:FAQ.pdf). (Si crees que 100 € no es mucho, multiplícalo por 400 millones de vehículos).

En este sentido, sobre todo en lo de la voluntariedad del asunto se expresó el Grupo de Trabajo del Artículo 29 en sus conclusiones sobre esta movida. Lo de que nos paguen por hacer de beta-tester y darles nuestros datos es cosecha propia.

Dejémoslo claro, que luego no quiero malentendidos: si me compro esa mierda de coche, la señorita se acuesta conmigo. ¿Es así? Quiero saberlo, porque en mi pueblo eso tiene un nombre.

Adenda

En general, todo lo que rodea al coche huele regular. La legislación sobre vehículos de motor se vende como una cuestión de seguridad: normas que hacen unos señores por nuestro bien. El caso es que si de verdad quisieran nuestro bien podrían hacer otras cosas como fomentar el uso del coche compartido (rollos tipo Uber o Blablacar) y no ponerles cortapìsas porque lo del taxi es una tradición religiosa que no se puede tocar. También, en lugar de dar la vara con multas y con campañas publicitarias para mantener constante el nivel de miedo de la población, introducir sistemas por los que para que arranque el coche haya que soplar un alcoholímetro. Es un sistema muy sencillo cuyo efecto sería quitar a borrachos de la carretera... y reducir la recaudación por multas. También tenemos que la mayoría de los accidentes se produce en carreteras secundarias y tienen que ver con el estado de la carretera (donde está el 79% de las muertes de tráfico). Claro, esas carreteras son las que no tienen peaje, las que no conectan grandes capitales y donde son expulsados los transportistas que no pueden permitirse el coste de las autopistas de peaje. Ante esto la autoridad siempre dice que hay que hacer más campañas de sensibilización. A lo que yo les respondo que se metan las campañas por el orto, que bajen el peaje y los impuestos de la gasolina y que dejen perforar a todo el mundo en todas partes.

"No huyáis, somos vuestros amigos". La UE son los marcianos de Mars Attacks!
Ah, pero aquí de lo que se trata no es de la seguridad ¿verdad? Es como lo del tabaco: la autoridad dice que fumar mata, pero al mismo tiempo subvenciona las plantaciones de tabaco. Todo correcto.

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lunes, 24 de noviembre de 2014

Quién mató al siglo XX

A lo que Tony Judt —entre otros— llamó consenso socialdemócrata de la posguerra (Posguerra, Algo va mal, Pensar el siglo XX, etc. prácticamente se trata del fulcro político de toda la obra del inglés) se le pueden hacer algunas enmiendas. Enmiendas sin la pretensión de descartar la provechosa y trágicamente corta obra de Judt, sino enmiendas para reflexionar sobre el asunto.

Desde luego que Judt no inventa la pólvora y su presentación del siglo XX es muy común y académica. La movida es que este autor la presenta como un relato, como una narración —de ahí acaso su éxito editorial—, pero presentar la historia como una narración y pretender con ello algo más que entretener (objetivo loable, por lo demás), creo que se acerca peligrosamente al concepto de hacerse trampas al solitario.

Propongámonos por tanto alisar las arrugas de un relato histórico que me atrevo a calificar de leyenda dorada de la socialdemocracia del siglo XX.

Historia del consenso socialdemócrata o leyenda dorada del siglo XX

La revolución industrial y el progreso material del siglo XIX fueron injustos. La riqueza no se redistribuía y el operario fabril era un mero esclavo en manos de malvados plutócratas. El estado liberal del XIX era una cáscara vacía, sólo preocupado por la función militar, el orden público y en mantener los privilegios de la clase alta y de los nuevos ricos.

Un rico en su hábitat natural. Supongo.
Para Occidente la revolución de 1917 tuvo una utilidad muy bonita que fue la de tratar de compartir con las masas obreras parte de los frutos del progreso y de la nueva prosperidad. Así empieza a aparecer una renqueante clase media, por el temor a que una revolución de carácter internacionalista prendiera.

Parte de esta nueva clase media entra con desparpajo en lo que hasta entonces estaba reservado para una pequeña camarilla de plutócratas gordinflones: el mercado de valores. Compra y venta especulativa de pedacitos de industrias que daban onerosos beneficios a los que "jugaban" en bolsa. En 1929 cae la bolsa de tal modo que Estados Unidos entra en la llamada Gran Depresión y se lleva consigo buena parte de la riqueza acumulada durante el periodo de entreguerras.

Oooh, gran foto con mucho significado.
La crisis económica se extiende a Europa y casi todos sus países pierden la condición de democracias para caer en distintos grados de autoritarismo o totalitarismo. Aparece la salvífica figura del líder redentor y de las alternativas al Estado liberal hueco en forma de patria, raza o partido. Esto nos lleva a una horrorosa guerra.

Tras la guerra no está claro quién gana, si los comunistas o los demócratas. Esto hace que los países tradicionalmente democráticos del occidente europeo tengan "opciones" a elegir. El riesgo de que estos países caigan en la dictadura comunista era una posibilidad muy real que en el contexto de la posguerra significaría la preeminencia mundial para la URSS, cosa que EEUU no iba a permitir. Así que se diseña una solución que contenta a todos: los europeos tendrán comunismo light, despojado de la tiranía, a cambio de favorecer el liderazgo americano. La otra mitad de Europa no se le da a elegir porque bueno, ya estaba el Ejército Rojo para elegir por ellos.


Y empieza entonces lo que se llama consenso socialdemócrata. La primera función del estado será la de proveer a las masas de seguridad, empleo, sanidad, etc. Por aquellos años la idea de que la acción del estado podía interferir en el mercado era la lógica cotidiana. Nadie se podía tomar en serio que la intervención en el mercado podía ser mala. De hecho, se esperaba que el estado tuviera un papel predominante en la configuración de las sociedades occidentales de la posguerra. Los tipos de interés de la banca central jamás abrían las portadas de los periódicos. La política no se hacía en función de la economía.

Políticamente, la idea del estado benefactor era compartida por todos a izquierda y derecha. Tanto partidos a izquierda como a derecha compartían no sólo esa defensa del papel protagonista del estado sino que además compartían lo que podemos llamar "valores". Cosas como "patria", "defensa", "honor", "moral", eran indistinguibles tanto en partidos socialdemócratas como en liberales y conservadores. Las diferencias políticas por tanto, se expresaban en temas de carácter más prosaico como por dónde construir una nueva carretera o qué tipo de producción había que subvencionar ese año. Y así discurrieron las dos primeras décadas de la posguerra, que fueron testigo de las etapas de mayor crecimiento de la historia, de la conformación de una clase media que fortalecía el sistema democrático de gobierno y que dieron lugar a los milagros económicos europeos.

Vivienda pública. ¿Minsk, Bratislava? No, Glasgow. Apartamentos Red Road.
La movida es que en los años 60 los hijos de la generación de la posguerra llegan a la vida adulta y no comparten la horrible experiencia de sus padres y abuelos. Estando sólo a una generación de las bombas y el hambre, los hijos de la prosperidad dan los logros de la nueva sociedad por descontados. Y por eso comienzan a protestar por una serie de cuestiones que a nadie jamás le importaron nunca: el cuidado del planeta, la igualdad de derechos, el colonialismo, etc. Cuestiones que para cualquier adulto de la época eran bobadas de la juventud.

El discurso del cambio orbita en torno a estas cuestiones que ya no tienen que ver con el papel del estado en la prosperidad económica y en la cohesión social. Y por lo tanto, en el nuevo debate político se deja al estado al margen. Esta situación intelectual propicia que se empiece a replantear la importancia que tiene el estado en la vida pública. Por ello, tras la crisis del petróleo, el debate económico que había sido inexistente antes comienza a cobrar importancia. A finales de los 70 y principios de los 80 se cuela con notable éxito en el debate político el debate económico. Las élites se replantean el papel del estado en la economía.

¡Cambio de tercio!
Frente a una vieja élite de la izquierda que seguía hablando de viviendas sociales y subvenciones para las grandes industrias nacionales, la nueva izquierda habla de liberación sexual y de las malvadas guerras imperialistas. Esta crisis de la socialdemocracia es aprovechada por una nueva derecha que incorpora a su discurso la duda sobre el papel del estado. Hay que bajar los impuestos para crear riqueza y no importa si esa riqueza no se reparte, ya que todos son libres de emprender sus proyectos vitales, no como en la URSS donde la gente para el gobierno no son más que animales domésticos y esclavos.

Gente muy malvada como Thatcher y Reagan al volver a situar al estado donde estaba en el siglo XIX suenan frescos y novedosos. Su éxito hace retroceder al estado y la nueva riqueza parece darles la razón. Ah, pero el mercado desregulado sólo crea riqueza para algunos. La miseria y la desigualdad vuelven a ser rampantes y en esta nueva época de neoliberalismo ya no existe un consenso socialdemócrata sobre cómo mantener cerca al estado de la gente sino un consenso neoliberal sobre cómo mantener lejos al estado del mercado.

Frailecillos vagabundos, aww.
Las enmiendas

Es cierto que el estado liberal del XIX posibilitó la aparición de las grandes sagas familiares de la aristocracia capitalista-clientelar que llegan hasta nuestros días. Sectores en los que prácticamente había monopolios —carbón, petróleo, acero, ferrocarriles, navieras, etc.— propiciaron un inmenso poder para algunas élites que prosperaron al calor del BOE. Pero ese mismo estado liberal que levanta las cortapisas del viejo proteccionismo, es el que establece las primeras leyes antimonopolio para preservar, precisamente, el libre mercado. Fueron los liberales y no los socialistas los que sentaron a Rockefeller delante de un juez.

Malvados capitalistas que trocean empresas privadas... oh wait.
Antes de la revolución bolchevique ya algunos países habían comenzado a confiar en el estado para algo más que para hacer la mili y construir submarinos —todos estaremos de acuerdo en que lo que mejor se le da a los estados es matar a gente en grandes cantidades. El sector privado jamás construiría la bomba atómica ni los campos de concentración—, así tenemos pensiones de viudas de guerra en Alemania y las primeras subvenciones a la Kultur (del alemán "cultura", ya sabéis: la excusa de Bismarck para empujar a la Iglesia Católica y que cada dia vemos en los periódicos por razones que se escapan a mi comprensión). Pero serán los liberales ingleses —insisto, antes de que el comunismo fuera una amenaza creíble, ni mucho menos modelo para nadie— los primeros en sentar las bases de lo que hoy podemos entender como Estado del Bienestar. Igual el nombre de Lloyd George no os suena, pero el de Winston Churchill supongo que sí.

Resulta que los liberales, preocupados por las amenazas contra la libertad, se dieron cuenta de que esas amenazas tenían un amplio abanico de causas. Para entendernos, el consenso decimonónico sobre la pobreza decía que los pobres eran pobres porque eran vagos y sufrían de "flaqueza moral". Cualquier persona podía salir adelante con esfuerzo y trabajo duro. El caso es que hubo que investigar en las causas de la pobreza para romper ese consenso. Por ejemplo, se averiguó que los enfermos tenían más dificultades para salir adelante (y muchas enfermedades hoy curables, eran crónicas en aquella época). También se supo que ancianos y niños no escolarizados tenían más boletos para acabar debajo de un puente o formando parte del mundo criminal. Cosas que hoy fácilmente damos por sentadas, simplemente se desconocían en aquella época.

El Radical discute con el Filósofo en un suplemento dominical del NYT de 1910 y llegan a la cuestión de la distribución de la riqueza y el Radical le dice esto al Filósofo: «I don't mean to say we've set, right now, on solving it. But we've tackled some of the edges of it; and that is a cross-road in history itself. And in history there are only a few real cross-roads».
De ahí salen las primeras leyes que obligan a la escolarización de los astutos diablillos dickensianos, las primeras pensiones de vejez y programas de saneamiento de suburbios apestosos.  Lógicamente había otros motivos de carácter político: la influencia laborista en los sindicatos suponía una amenaza política. Los cruceros británicos de la batalla de Jutlandia serían útiles un lustro después, pero sobre el papel suponían reducir el número de pordioseros merodeadores.

El crash de Wall Street de 1929 no implica una inmediata crisis económica internacional. Ahora sabemos que al menos en parte, la Gran Depresión tuvo más que ver con la medicina que con la enfermedad. Cuando la administración Hoover decide comprar la producción agraria a precios garantizados es incapaz de prever que podrá sostener esta política durante muchos años, lo que finalmente lleva a la caída de precios y al paro en el mundo rural. La intervención en los salarios y la nueva competencia que el gobierno federal le hizo a las empresas que habían sobrevivido al crash, acabó por estancar una crisis que no sería resuelta hasta que en Estados Unidos empiezan a fabricar barcos, aviones y tanques para surtir al arsenal de la democracia.

El totalitarismo no es mejor fabricando material de guerra que la democracia, cuestión que por aquella época estaba en discusión.
La victoria sobre los Ejércitos de la Oscuridad dio al papel del estado otra perspectiva. El estado ya no era una cosa subsidiaria que llamaba a los muchachos a filas y hacía carreteras, el estado era una cosa en la que todos podían participar buscando objetivos comunes, creando una sociedad de individuos con cierta idea de que formaban parte de algo. Tras la guerra, en Europa estaba todo por hacer. Millones de personas sin casa, millones de niños sin escuela, etc. Fueron los estados a través del crédito gringo los que empezaron a construir casas y colegios porque no había nadie más para hacerlo. El problema es que una cosa es hacer casas cuando nadie más hace casas —se resuelve un fallo del mercado provocado por razones de causa mayor— y otra cosa es que viendo el éxito de las viviendas sociales, los políticos decidieran levantar campos de fútbol sociales, teatros sociales, piscinas sociales, etc. Nadie llamó al estado para hacer todo eso. Sin embargo a la gente le pareció bien. Y no había problema porque la nueva prosperidad y la confianza compartida en el futuro daban a entender que esa situación podía continuar hasta el infinito.

No existía tampoco la amenaza política del comunismo gracias a la invención por parte de la CIA de los nuevos partidos socialdemócratas europeos. La nueva "izquierda moderada" era tan o más anticomunista que la derecha. A su vez, el temor a una nueva guerra intraeuropea se disipó con otra de las grandes invenciones de la CIA: el europeísmo. El europeísmo y la creación de intereses compartidos por las naciones de Europa occidental conllevó una nueva hornada de instituciones internacionales en las que los intereses nacionales se mezclaban y confundían con intereses de agrupaciones de países que parecían ser la solución diplomática conveniente a los viejos problemas de rivalidades e intereses comerciales contrapuestos. Tras la crisis del petróleo serán estas nuevas instituciones internacionales las que comiencen a intervenir en países en situación crítica (ahí está el Reino Unido intervenido por el FMI en 1976).

Entendamos que los jipis necesitaban más dinero porque tenían más gasto: conciertos, viajes, etc.
Acerca de la llegada del llamado "neoliberalismo" es común hablar de Maggie y Ronald en términos despectivos. La acomplejada y bizca idea de lo que suponen estos personajes y su época no es algo compartido por todo el mundo. Quienes sufrieron en sus propias carnes el terror comunista —y en Europa hay unos cuantos... millones—, tienen a estos como campeones de la libertad cuyas contribuciones en el plano de las ideas y en el aumento de los presupuestos militares fueron imprescindibles para la caída del Imperio del Mal.

Aunque su discurso político suene a cómo entiende el liberalismo la Escuela Austriaca, para un liberal austriaco la labor de gobierno de estos dos es cualquier cosa menos liberal. Suena la canción pero no hay baile. Y esto lo comprobamos no sólo en el aumento de los presupuestos militares sino —sobre todo en EEUU— en la complacencia del poder político con el poder económico y en la doctrina intervencionista en el exterior. La política exterior de los líderes "neoliberales" es más propia de lo que harían gobiernos izquierdistas de lo que tradicionalmente venía defendiendo la derecha (básicamente, dejar al ejército en los cuarteles).

"Si se puede imaginar, se puede construir" es un espíritu que ya no existe en el mundo de hoy.
Entonces, si no surge lo que entendemos por neoliberalismo en los líderes anglosajones de la derecha, ¿de dónde viene ese nuevo consenso neoliberal? Pois se non é vaca é boi. Fueron laboristas y socialdemócratas los que pusieron las bases y aplicaron con mayor fruición lo que hoy llaman doctrina neoliberal y achacan a otros.

La preocupación por el déficit público, el control monetario de la inflación y la desregulación y liberalización de los mercados bancarios y financieros fueron el programa de gobierno del Partido Laborista de Nueva Zelanda allá a comienzos de los 80. El famoso modelo escandinavo socialdemócrata es por su parte el ejemplo de éxito de la mayor liberalización y apertura económica de las últimas décadas. Los casos de éxito tanto de Nueva Zelanda como de Suecia son modelos a imitar que explican más la inclinación académica por el neoliberalismo y el cambio del consenso sobre el rol del estado que los ejemplos de Reagan y Thatcher.

Glasgow hoy, apartamentos Red Road.
Claro que esto jamás lo reconocerá ningún socialdemócrata por su complejo de Edipo. Si quebró el consenso socialdemócrata y el nuevo consenso que aparta al estado aparece en la izquierda, se debe precisamente a que la izquierda dejó de explicar al estado y de explicarse en función del estado. Más preocupada por los osos polares, por el baile balinés, por las drogas, los juegos florales, las minorías sexuales y muchos otros temas tradicionalmente reservados al asociacionismo civil, la izquierda vació de contenido al estado, cosa que a la élite económica le vino al pelo ya que por su parte la derecha sólo tuvo que abandonar el consenso previo y regresar al favorecimiento de la élite que se cobija bajo el paraguas del BOE.

Y aquí estamos, en un mundo extraño en el que los tipos de interés o la prima de riesgo no se ocultan en las páginas de color salmón, sino que aparecen en las portadas de los periódicos. Un mundo en el que los animalistas se presentan a las elecciones y lo vemos como algo normal. Un mundo en el que el estado ya no es un instrumento para garantizar la libertad, sino más bien una agencia de excusas y favores. Excusas para unos y favores para otros.

 

sábado, 22 de noviembre de 2014

Transición burkinesa

Si hay un país que ejemplifica el fracaso francés en su aventura colonial africana, ese es Burkina Faso. En Burkina Faso jamás existió nada parecido a un Estado, al imperio de la ley o a las libertades banales que damos por sentadas en España.

Hace un par de semanas, la pequeña pseudonación africana alcanzó pies de página en la prensa por un golpe de estado del que ya nos hemos olvidado todos menos Forges, quien seguro sigue firmando sus viñetas con su "pero no te olvides de Haití". Ah, la preocupación de Forges por las crisis humanitarias aparece como una lucecita de cinismo descarnado en la Antología del Mal.

Lo de Forges es como lo de "haz RT para que este niño se cure el cáncer".
Si miramos las hemerotecas accesibles de la prensa diaria española, Burkina Faso aparece ligado a golpes de estado como cualquiera de esos otros lugares de África que sólo nos importan si nos pueden infectar con algún virus malvado.

En los estudios académicos y revistas especializadas en relaciones internacionales hay algo más de harina y Burkina Faso aparece como uno de los  lugares en los que desarrolla la silenciosa guerra por los recursos naturales que enfrenta a viejos y a nuevos contendientes. Y en ocasiones a aparentes aliados como es el caso del enfrentamiento entre Francia y Estados Unidos.

Tiendo a ser escéptico con las explicaciones sencillas a problemas complejos y aunque el análisis que hace el materialismo histórico de los conflictos poscoloniales en África es inevitable, me inclino a pensar que no toda explicación del conflicto del Sahel responde a la archisabida ecuación de intereses coloniales de potencias imperialistas sobre una inocente población que jamás rompió un plato.


Retrocedemos gracias al milagro de la palabra a comienzos de los años 1980. Esta es una época en la que el mundo que todavía pensábamos que era bipolar estaba a cinco minutos del armageddon atómico. No fue durante la Crisis de los Misiles que estuvimos más cerca de ser evaporados por el hongo atómico, sino en la época en la que se estrenaba ET el Extraterrestre en la que más cerca estuvimos de no contarlo.

Alto Volta —todavía se llamaba así—, nominalmente sufre la independencia de Francia en 1960 o 1958. De 1960 a 1987 tiene a distintos dictadorzuelos que se irán sustituyendo unos a otros en función de sobornos y de contactos con potencias imperialistas. Concretamente, gran parte de los problemas heredados por Alto Volta/Burkina Faso tiene que ver con la estrategia africana de la Unión Soviética. África era un continente horrible pero en el que no había crisis humanitarias tal como las conocemos. La inundación de armas soviéticas de la primera mitad de los 80 multiplicó exponencialmente la mortalidad de conflictos que hasta el momento no pasaban de choques tribales.

En el año 83, un grupo de oficiales del ejercito burkinés liderado por Thomas Sankara y Blaise Compaoré, armado por la URSS por mediación de Gadaffi se hace con el poder e inicia una revolución comunista (con granjas colectivas y nacionalizaciones). Sankara es conocido como el Che africano. A los cuatro años Sankara es derrocado por su compañero de armas Compaoré quien se puso la corona y no se apeó hasta este año.

Unión Económica y Monetaria de África Occidental, zona de recursos que Francia perderá como lo pierde siempre todo.
La historia es que en estos últimos 30 años todo el mundo sabía quién era Blaise Compaoré. Pero como Compaoré permitió "la democracia", las potencias extranjeras le dejaron en paz. Subrayemos en este punto el carácter de la democracia burkinesa de Compaoré echando un vistazo a sus apoyos en las diversas elecciones presidenciales desde el momento en que le dio la gana permitirlas:
  • 1991: 100% de los votos (la oposición boicotea las elecciones).
  • 1998: 87,5%
  • 2005: 80,35%
  • 2010: 80,2%
Blaise Compaoré obtiene los resultados del típico alcalde rural del PP de Galicia.


Bueno, el caso es que una de las dictaduras más estables (en el orden interno al menos, en el externo hubo guerra con Mali y un reciente trazado de la ONU de su frontera con Níger) de África de pronto acaba en 48 horas por la magia de la "primavera africana". El pueblo, en su sabiduría, logró expulsar al tirano. Ahora una junta tecnocrático-militar lidera el proceso de transición democrática que culminará en las elecciones de 2015.

Mirad, un demócrata en la tele.
Todo el mundo sabe que uno de estos dictadores no se mantiene en el poder sin padrinos, ni las fuerzas armadas le dan su apoyo sin padrinos, ni sus vecinos (que también tienen padrinos) colaboran con él sin padrinos.


Una vez desaparecida Rusia, China ocupa su lugar como potencia imperialista en África. Es público y notorio el exponencial crecimiento de las importaciones chinas. A cambio de materias primas para su economía (carbón, petróleo y uranio, fuentes energéticas del futuro), China construye centrales hidroeléctricas (para dar energía a sus minas), carreteras (para transportar sus productos) y puertos (para cargar sus productos). Oh, China está ayudando al desarrollo de estos países africanos.


Claro, no sólo China ayuda a los dictadores africanos, sino también Estados Unidos, Japón y la Unión Europea. Es muy sencillo decir que las guerras civiles africanas son un mero enmascaramiento de los conflictos que enfrentan a potencias que fuera de África son aliadas. Es tan sencillo que sospecho que esta explicación no es real.

Existe una tríada de potencias marítimas que suponemos está formada por aliados muy próximos que comparten objetivos comunes. A saber: EEUU, UE y Japón. Y luego está la tríada de potencias continentales que sin embargo no comparten objetivos comunes, aunque están de acuerdo en presentar el principio de no injerencia como su excusa para soportar regímenes despóticos similares a los de sus metrópolis: Rusia, India y China.


Con Rusia en pleno proceso de descomposición e India sin definir su política exterior, parece que será China la competidora de las potencias marítimas. Hace cien años, ante los problemas de carácter colonial, era común afirmar que ya toda la tierra pertenecía a alguna bandera. Los precursores de la geopolítica podían afirmar que en cuanto a la adquisición de recursos y mercados, había acabado la partida. Con lo que no podían contar es con el conocimiento de que los países aparentemente modernos y estables podían desaparecer, entrar en crisis o perder su poder sin mediar ninguna guerra.

Hoy sabemos de la posibilidad de los estados fallidos e incluso de la caída en picado de los países a un estado de comatoso semi-fallo (hola Argentina) desde un punto de partida de opulencia y éxito. Ningún país está vacunado contra su caída en picado, contra su fallo orgánico total. Por eso, el juego colonial todavía continuará mediante métodos más civilizados donde hay cámaras de televisión y mediante el tradicional método del machetazo donde no hay cámaras de televisión. La rueda sigue girando.


Pero como dije, en un escenario que queda lejos de las metrópolis, incluso los aliados dejan de ser aliados. Sólo en apariencia Rusia tiene un mayor problema con la OTAN que con China. Los Estados Unidos todavía tienen a decenas de miles de soldados tanto en la UE como en Japón. Indonesia y otras potencias medias del sudeste asiático venden más a Japón pero compran más a China, situación que está a cinco minutos de cambiar, no como sucede con la India y sus siete billones de dólares de PIB. Es este "cierre" de fronteras del Imperio del Centro el que empuja a los chinos a saltar el Índico y situarse en África. Un malpensado diría que cuando Rusia caiga de forma definitiva, nada impedirá a los chinos hacerse con la Zona de Recursos del Norte.

Lo que quiero decir con esto es que el Conflicto en mayúsculas no se produce entre oriente y occidente, sino entre todos al mismo tiempo. A nosotros, que por obligación nos toca estar en la UE, nos afecta este conflicto de forma directa y no hablar de él no creo que nos ayude.


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jueves, 20 de noviembre de 2014

¡Qué error!

A estas alturas ya es de público conocimiento lo que muchos intuíamos. Upeidé y Ciudadanos rompen sus negociaciones (por lo menos hubo tres reuniones de sus directivas, que se sepa) y no irán juntos a las elecciones del próximo año. Qué error, qué inmenso error, como diría Ricardo de la Cierva del primer gobierno Suárez o como diría el presidente Rajoy cuando comprueba que Viri pidió las pizzas con champiñones. Hala, la sesión loca de "Águila Roja" arruinada para el presidente. Muy mal, Viri, muy mal.


Todos aquellos que esperamos la solidificación de una alternativa política que si bien no levanta pasiones al menos no haga falta votar con pinzas de titanio en la nariz, vemos nuestro gozo en un pozo. La frustración que provoca la desaparición de una alternativa "regeneradora" —horrorosa palabra que ni quiere decir nada ni resulta estéticamente agradable, pero que sin embargo es usada hasta la saciedad y yo la uso porque quiero hacerme entender— que no insulte demasiado la inteligencia del votante es algo que al final pagaremos todos.

Pues no se trata aquí de un mero juego aritmético. En política no existe el 1+1=2. La concurrencia por separado de las dos formaciones actuará en contra de los intereses políticos de las dos. Sabemos cómo funciona la Ley D'Hondt, por eso ya damos por descartados los resultados de una tercera vía entre el turnismo y el nacionalchavismo en todas aquellas circunscripciones de baja densidad de población.


Pero más aún, si hoy una de las cosas que están en cuestión es el asunto territorial, quizás ese discurso de las dos formaciones de defender lo que dice la Constitución y la igualdad de todos los españoles ante la ley, pudiera ser bienvenido en la próxima legislatura. Y un discurso es escuchado en función de la fuerza que lo sostiene, en este caso la fuerza electoral. Presentarse divididos cuando en el sedicioso Borde Exterior la defensa de la ley brilla por su ausencia es negarse a ver una realidad: no sólo ese discurso es inexistente en el Borde Exterior sino que la presencia de esos partidos es una leyenda urbana.

Cuando más necesario es escuchar ese discurso menos lo escucharemos. Mirad las encuestas desde marzo de 2014. Upeidé, de moverse por el 10% ahora vuelve a su tradicional 5% y a Ciudadanos le dan un 3 o 4%. Con eso, los dos se van a comer una buena boñiga. Juntos sin embargo, sabiendo que D'Hondt calcula los escaños por los divisores a partir del más votado, cada rastrojo de voto "regeneracionista " (ugh) sumaría para lograr una cosa rarísima que es tener escaños. Lo diré de otra manera: la suma del todo es mayor que la suma de las partes. Punto. Es matemáticas. Aquí no hay discusión.


Alguien podría decir que la coalición significaría el abandono de militantes y por tanto la resta en el resultado final. Oh, sí, puede que haya militantes de los dos partidos a los que la unión no les guste, pero —y esto que quede entre nosotros— son cuatro y el de la flauta. El número de posibles votantes recogidos simplemente por llevar candidaturas unitarias supera ampliamente la posible pérdida de apoyos.

Trastos y cabezas

Ahora andan los dos partidos —y si no ellos de forma oficial sí sus militantes de forma oficiosa— viendo cómo culpar al otro. Saludo ese homenaje al comportamiento ibérico. Si no estás conmigo estás contra mí. Villarriba contra Villabajo, etc. Lamentable, un espectáculo lamentable.


Sé que debería explicar los argumentos utilizados para rechazar el acuerdo, pero cuando los motivos son excusas, el ejercicio del razonamiento se convierte en una especie de oración hiniduista, con un "Om" muy prolongado.

UPyD por ejemplo, suele pavonearse con su transparencia y sus primarias, o en otras palabras, con su centralismo democrático de carácter leninista. Por su parte Ciudadanos parece que le sigue detrás, también asumiendo esas cosas de organización interna que dice Upeidé, por ejemplo, en lo de la elección de candidatos por primarias (por cierto: qué manía con votar tanto). El problema de esto, que queda muy bien en un tuit o en una nota de prensa hecha de forma muy cutre en un formato estándar del Word, es que hablamos de partidos que a pie de calle son cuatro gatos. Algunos de los candidatos a las locales de Ciudadanos, por ejemplo, fueron "elegidos" en un proceso de primarias en el que no había quorum y por tanto designados de forma automática sin que votara nadie (en su descargo hay que decir que para ser precandidato hacen falta avales de militantes, o sea que algún apoyo sí pueden recibir aunque nadie vote). UPyD, por su parte, no tiene tanto este problema, simplemente no se presenta donde no existe (que es en más lugares de los que están dispuestos a admitir).

Afiliados UPyD según El País (agosto 2014).
La irrelevancia de estos dos partidos fuera de Coruscant, Cataluña, tal vez la Comunidad Valenciana y algunas ciudades desperdigadas es precisamente origen de uno de los asuntos que separa sus posiciones. En Ciudadanos decidieron en su día atajar la carencia de estructura fuera de Cataluña y fagocitar a minipartidos (en Coruña, lo de meter a un tipo que de mayor quiere ser político, me parece un error, hablo de un señor que después de presentarse por el Partido Galeguista (r), montó su marca política personal y me sugiere la misma confianza que un andamio de bambú).

Es evidente que esta fagocitación tiene problemas que en su día Lenin evitó con el partido bolchevique: no te puedes fiar de lo que hagan otros usando tu marca. Para UPyD ésta es una de las líneas rojas que no está dispuesta a ceder. La insistencia del partido rosa en presentarse con su marca en toda España está hasta cierto punto justificada. La paradoja es que en este momento UPyD no puede presentarse con su marca limpia en toda España simplemente por la tozuda razón de que no existe en toda España. Asunto que Ciudadanos vendría a arreglar. Mientras que UPyD en Cataluña es un mito, Ciudadanos con el mismo discurso es una fuerza de cierta importancia. Aquí hay algo que no cuadra. Puede que el problema no sea el discurso, sino la estética. Tal vez a la gente no le guste ver a una señora enfadada en la tele echándole la bronca. No sé. Igual es cosa mía.


Sin duda las estrategias de expansión (o aparición) son importantes. Sin duda existen riesgos cuando incorporas a gente con pasado en tu partido. Pero más allá de estas razones de carácter interno y organizativo está la cuestión de la imagen que se da y los resultados que se esperan.

Hace unos días Rosa Díez interpelaba a los lectores de El País en una columna. Echándoles la bronca y a un tris de dejarles sin recreo se preguntaba qué hacían los demás para salvar a España del Armageddon. Que era una vergüenza dejarla sola a ella con Toni Cantó para defender a España de los hunos. Claro, mi supersentido arácnido-galaico me sugiere responder a su pregunta con otra pregunta: ¿y qué estás haciendo tú para salvar a España del Día del Juicio? ¿Presentar querellas contra los Hutts sediciosos del Borde Exterior? Maravilloso.


Dejar pasar la oportunidad de sumar fuerza electoral mediante el método de hurgar rastrojos en los divisores de la Ley de D'Hondt es lo mismo que vender armas a los sediciosos y servir daiquiris a los chavistas. Yo quiero pensar que lo primero que se hace en una reunión de una agrupación de un partido es asegurar que todo el mundo entienda la ley electoral (es como asegurarte que los jugadores de fútbol de tu equipo conozcan lo que es un fuera de juego). Lo que importa a la hora de presentarte a unas elecciones es sacar el máximo resultado de acuerdo a los medios disponibles y sabiendo que sólo una parte de los electores piensa en apoyarte. Para las cuestiones disciplinarias internas ya existen comités de garantías en los partidos.

Ahora, gracias a la genialidad de estos dos partidos, los veremos competir por casi el mismo electorado y limitarse a sumar lo que sus propios divisores les den. Lo grave de este caso de bizquería política es que no se trata de diferencias ideológicas extremas sino de cuestiones internas que a los electores les importan menos que nada.

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lunes, 17 de noviembre de 2014

Si sangra se le puede matar

Para variar voy a hablar de Pablemos y me ayudaré de Ralph Wiggum, ese entrañable personaje de Los Simpson, y de Chuache. Resulta que Pablemos fue a la tele el otro día a que le sacaran brillo al sable y no se encontró con el habitual corral de idiotas que representan a opciones que sólo existen en el imaginario de los productores de televisión, sino con una única señora que le hacía preguntas.

Claro, Pablemos está fogueado en el asunto de tratar con portavoces de una derecha inexistente y con momias progres, dos especies muy concretas de seres que sólo viven en el ecosistema hertziano. En una entrevista vis a vis ejecutada por una periodista que adora ser la protagonista, encontramos a Pablemos fuera del agua. Duelo de egos, etc.

Ana Pastor.
No pasa lo mismo si la entrevista se la hace una amiga como Pepa Bueno o alguien de algún círculo bolivariano en alguna de sus giras por el Nuevo Mundo, giras que practica con la fruición de un Enriquito Iglesias cualquiera.

En esta ocasión, cada vez que había una pregunta y Pablemos contestaba alguna vaga banalidad del tipo que nos tiene acostumbrados, no había algún imbécil diciendo obviedades en sentido contrario ni llamándolo chavista. El truquito de la voz monocorde no le sirvió al Coletas para diferenciarse de algún oponente. No había oponentes. Oh, y qué sólo se está sin enemigos, sin alguien gracias al que por comparación tú quedas como alguien razonable.

Tampoco la entrevistadora asumió una posición combativa. De haberlo hecho, quizás Pablemos tendría oportunidad de destacarse como el bueno de la entrevista, pero no: jugaba en casa y la entrevistadora representa un perfil estándar de su electorado —aquello de bourgeois bohème, que dicen los gabachos—, así que el enemigo de Pablemos en ese programa fue el propio Pablemos.

Mientras danzaban las imágenes prehistóricas —de hace unos meses— de Pablemos en su particular Aló Presidente diciendo que hay que sacar a los presos terroristas a la calle, que en Venezuela la gente vive como Dios y que va a sacar a los gringos de las bases de la OTAN de España pero por el contrario no va a perseguir los delitos del gobierno chino; supongo que Pablemos estaría encomendándose a San Lenin.

Dramatización de la entrevista de Ana Pastor al Coletas:



La hemeroteca y ser un bocachancla no combinan bien. Después de que el Pablemos del pasado soltara su retahíla de chifladuras de mentecato obnubilado por la Robolución —recordemos: 134 homicidios cada 100.000 habitantes en Caracas, colas para comprar papel del culo, opositores en prisión, medios cerrados, PDVSA arruinada, etc.— el Pablemos del presente (que ya es otro Pablemos del pasado. Otro más) decía que cuando uno no tiene responsabilidades puede decir lo que piensa, pero cuando uno se expone más a los medios y tiene responsabilidades ya debe guardarse sus chifladuras.


Mutación de caracter

Este asalto a formas de vida más burguesas, esta mutación de carácter también la vemos en los cambios de su "programa". En lugar de no pagar la deuda pública, ahora dicen que van a poner las auditorías y las cuentas en Internet para que la gente las consulte. Lo de los cafés y los gintonics —esa insistente metáfora podemita— no cuela porque la gente no es tonta. Yo al menos estoy convencido de que la gente no es tonta.

El resto de preguntas orbitó en torno a la cuestión de cómo pagar la fiesta. Es algo básico conocer de dónde van a salir los recursos cuando estás prometiendo una renta básica universal y una nueva reforma laboral por la que tengamos que dar más dinero a los sindicatos de los ERE. También prometió aumentar la ayuda exterior al desarrollo y grifos de oro en los baños públicos. Claro, todo eso puede sonar bien, pero las matemáticas son tozudas y no entienden de buenrollismo.

Otra cosa que quizás le haya pasado por alto al personal es lo de para cada medida reunir a un podemita comité de "expertos". Si tanto critica a los tecnócratas malvados sorprende que todo su programa se reduzca a una tecnocracia que haría las delicias de los diseñadores del Plan de Estabilidad de 1959. Pablemos, no soy yo, eres tú el que dice estas cosas.

"Si los banqueros quieren controlar mi país, que se presenten a las elecciones", otra metáfora podemita en ese lenguaje de despacho universitario con olor a marihuana o a pies, que es peor olor. Pablemos, si quieres que los comités de expertos controlen mi país, que esos comités se presenten a las elecciones. Es fraudulento tratar de engañar al personal, presentarte sin papeles y decir que todo se hará una vez llegues al poder. Eso es algo que ya hizo Rajoy, ese comportamiento es propio de la casta. ¿Dónde están las fórmulas mágicas, dónde los elixires?

La idea de España

Debajo de las medidas políticas concretas o de los puntos programáticos, toda persona con posibilidades de participar de forma relevante en la política española debe tener algún tipo de idea de país. En el caso de Pablemos, nuestro eurodiputado coletero y perillán dijo que concibe a España como un país de países o un país de naciones. Así, los derechos de 47 millones de personas pueden verse conculcados por los de una minoría en una región y los canarios por supuesto que pueden decidir ellos solitos si se levantan plataformas a un palmo de las plataformas marroquíes o no, ya que según Pablemos las aguas territoriales españolas son asunto autonómico y la soberanía nacional también.

Claro, esto a poco que le des una vuelta es una idea de mentecato. Gibraltar es un problema gaditano y los narcos que distribuyen droga fina por toda Europa es un asunto de la policía local de Vilagarcía de Arousa. Olé. Digo yo que siguiendo el Pensamiento Pablemos los soldados americanos tendrán que irse si así lo decide el consistorio de Rota. E igual lo de prohibir los desahucios debe ser un asunto sobre el que el Parlamento de La Rioja deba de tener la última palabra. ¿O ese asunto de competencias y de "dicidir" es algo aleatorio que sacáis según el grado de éxito de los promotores de cada medida? Es que ni pies ni cabeza, macho.

Esta ausencia de una idea de España que supone la aparición de problemas a la hora de establecer políticas, no sólo se ve de dentro a fuera, sino también de fuera a dentro. Así, Pablemos insiste en lo que él llama "Europa del Sur" y cómo esa Europa del Sur significa el fracaso del proyecto del euro y por ende de la Unión Europea. No seré yo quien defienda la Unión Europea, pero de las palabras de Pablemos se desliza la idea de una Unión Europea B, formada por superpotencias como la Grecia de Tsipras, la República Turca del Norte de Chipre y Palestina. Una suerte de Europa de los pueblos frente a los estados-nación malvados que defienden cosas tan malvadas como el rigor contable malvado.

El malvado rigor contable

Y ese rigor contable que los podemitas identifican con la prioridad para el pago de la deuda nos lleva a la siguiente metáfora-mierder: lo del inventado dueño del bar que se queja a Pablemos de que la gente no consume. Claro, si la gente no consume no puede contratar camareros y por lo tanto hay paro y Pablemos. El milagro del Coletas vendría en forma de asegurar que la gente tuviera unos ingresos mínimos no concretados mediante los que aumentaría la demanda agregada del país, se activaría la economía y la gente pasaría a consumir cafés de forma desenfrenada.


Toda metáfora-mierder tiene otra metáfora que la contrarresta: si das dinero a la gente para que consuma, ese dinero tiene que salir de alguna parte, lo que nos lleva a tratar de sacar los pies del cubo tirando del asa. Oh, sí, "los ricos". Subamos los impuestos a "los ricos". Quitemos exenciones a grandes empresas. Maravilloso: ese nuevo dinero no sabemos si servirá para pagar las nuevas escuelas públicas que deben de sustituir a las concertadas que te vas a cargar o para pagar la renta básica. Mientras consultas a tu comité de expertos, tecnócrata con coleta, el dueño del bar seguirá sin saber que para que la gente consuma más en su bar tiene que mejorar respecto a su competencia: ofrecer un mejor servicio, ahorrar en dispendios, hacer mejor las tapas de tortilla, etc. Como hacen todos los negocios que funcionan desde que el primer troglodita cambió huevos de dodo por plumas de lechuza. El problema no es de demanda, es de oferta. Claro que esto cuesta entenderlo. Todavía en nuestro país la gente piensa que invertir en ladrillo es una apuesta segura. El atraso en la extensión del capitalismo popular es una de las taras que agrava nuestras crisis. Pero de esto no escucharemos nada al Coletas.

Y se me acaba de ocurrir otra metáfora para que la gente entienda los entresijos misteriosos de la ley de oferta y demanda. Además, una metáfora que me sirve para explicar que la gente no es tonta: "la gente es tonta porque ve telebasura y le mola Pablemos". No, la gente no es tonta. El problema no es de demanda. No es que la gente como es tontaina quiera ver basura y quiera que le sodomice un fan de la tiranía. El problema es que no existe oferta para la posible demanda de la gente. La mejora del negocio, una mayor competencia, la inventiva humana a la hora de encontrar nuevas soluciones, etc. cambiará el comportamiento del personal. Siempre lo hizo y lo seguirá haciendo. El problema, también en televisión y política, es de oferta.

Acabo, que se está haciendo esto largo y tengo al gato en el horno (?). Lo de Chuache. En Depredador, una película fantástica que nos habla del compañerismo, del odio al extranjero, de las soluciones explosivas a los problemas y de la necesidad de no correr más rápido que la bestia sino más rápido que tu compañero más lento, Chuache al encontrarse con la sangre del depredador dice "si sangra, se le puede matar".

Pues eso.

viernes, 14 de noviembre de 2014

De la ridícula historia de Inglaterra V

Enrique VI accede al trono sin reinar debido a su minoría de edad. Con Francia perdida, el reino se enfrentaba a una impagable deuda externa, a la intervención del FMI y a continuas huelgas promovidas por los levantiscos sindicatos y el partido laborista. El Consejo de Regencia más o menos hace lo que puede hasta que Enrique llega a la mayoría de edad.

Mapa que cuidadosamente no llega al siglo XVI porque habría que incluir universidades americanas fundadas por alguien.
Pero incluso con la mayoría de edad Enrique dista mucho de ser un rey efectivo, su probable esquizofrenia le alejó de la cordura necesaria para curar las heridas de una guerra que había dejado en una situación alterada la escena de las casas nobles de Inglaterra: familias arruinadas, casas cuyos herederos cayeron en combate, el regreso de nobles que perdieron posesiones en Francia y veían caer en desgracia a su familia, el aumento del número de bastardos legitimados ante la carencia de herederos, etc. Todo este escenario alterado, que nos habla del fin del feudalismo y del nacimiento de una nobleza que viviría de alquiler, lo vemos reflejado en los conflictos de las casas nobles de la saga de fantasía épica Canción de Hielo y Fuego. Casas que ascienden a costa de otras casas, lealtades cambiantes, bastardos legitimados, secuestros de herederos, etc.

El mal de melancolía que azotaba la mente de Enrique VI dejó el gobierno del reino en manos de su señora, Margarita de Anjou. Esto hizo que un veterano de las guerras de Francia, Teniente de Irlanda y jefe de la Casa York, Ricardo, se alzara como líder de la oposición. Ni a Ricardo ni a los partidarios del jamón de York (aviso: voy a abusar de este chiste), les gustaba ni un pelo que Margarita detentara en la práctica el poder real. Supongo que no tanto por ser francesa, sino por ser mujer.

Poder frente a legitimidad


Aquí entra en juego la eterna controversia entre poder y legitimidad. En la práctica, Margarita podía ejercer de regente mientras el rey Enrique zurría mierdas con un palo en los jardines de palacio, y así lo entendían muchos nobles. Nobles que no es que fueran extremadamente legalistas, sino que estaban cerca de la sede de legitimidad por aquello de la recalificación de terrenos y los permisos para abrir casinos sin pagar impuestos.

Ricardo de York, sin embargo era quien tenía el poder: tenía hombres de armas, el apoyo de importantes casas y probablemente más dinero que la propia corona (quien más perdió en Francia fue la corona, no olvidemos que a efectos contables el rey era un señor feudal más... cosa que era problemática porque convertía la hacienda pública en la hacienda de un señor que podía cagarla mucho).

Cersei Lannister o Margarita de Anjou (o Isabel de York).
El problema de pretender ejercer el poder pero carecer de la legitimidad es que suele significar guerra civil. Así que Ricardo trata de obtener la legitimidad mediante una moción en el Parlamento para ser nombrado heredero del rey. Evidentemente Margarita y sus partidarios bien colocados cerquita del BOE rechazan las pretensiones de Ricardo, lo desposeen de sus títulos realengos (Teniente de Irlanda, Justicia del Rey) y casi lo echan a gorrazos de Londres.

Con la noticia de la última batalla perdida en Francia, el rey pierde definitivamente la cabeza y se convoca un consejo de urgencia en la corte. A ese consejo no podían impedir la asistencia de Ricardo de York, pues era el duque más importante del reino y además tenía dinero para sobornos. Contra los grititos de una enfurruñada Margarita de Anjou, los nobles nombran a Ricardo de York Mano del Rey Lord Protector.

York o Invernalia.
La movida es que a los dos años el rey Enrique recupera la cordura como una Juana la Loca cualquiera. Y lo que hace Enrique sin ni siquiera quitarse el disfraz de Napoleón es desposeer a York de sus títulos y revertir a sus partidarios a sus puestos. Vamos, deshacer lo que hizo el de York. El de York no se lo tomó muy bien: dijo que no le hacían falta sardinas para beber agua y reunió un ejército de veteranos de las guerras de Francia. Cuando llegaron rumores a la corte de que el duque de York estaba reuniendo un ejército, el rey apuró a reunir uno muy rápido con los quintos de aquel año y fue al norte a su encuentro.

La primera batalla de St Albans fue un paseo militar para el duque de York. En ella no sólo logra matar a los principales partidarios del rey, sino que secuestra al propio rey y lo hace acompañar a la corte, al frente de un ejército deseoso de probar los famosos burdeles londinenses. En la controversia "poder frente a legitimidad", ganó el poder el primer round. Cosa de esperar, por otra parte.

Eddard Stark o Ricardo de York.
Ahora, en lugar de Lord Protector, Ricardo Jamón de York sería nombrado Constable de Inglaterra (¿lo traduciríamos por Guardián de Inglaterra?) y aunque su posición fue más fuerte, el querer dirigir el país en serio y ejercer el liderazgo lo obligaron a abandonar muchas veces la corte (alguien tenía que matar escoceses para no perder la costumbre). Esto hizo que Margarita de Anjou viera reforzada su posición. El enfrentamiento de estos bandos se hizo patente en una reunión del Parlamento a la que York y sus partidarios no asistieron por temor a ser asesinados. Sus pellas le valieron al Parlamento declararles traidores. Imaginaos hoy que al diputado que no aparezca en el Congreso se le acuse de traición. La risa.

Nuevamente tras algunas batallas será el poder el que gane el segundo round a la legitimidad. El rey Enrique vuelve a caer prisionero de los partidarios de York y el duque de York regresa a Londres. Nuevamente, vuelve a haber guerra en el norte entre los partidarios de Margarita/Enrique y los partidarios de Ricardo de York. En una de las batallas, el duque muere y al poco, los suyos entronizan a su hijo en Londres, que reinaría con el nombre de Eduardo IV, el primer rey de la Casa de York.


Este Eduardo IV de York era rey al mismo tiempo que Enrique VI. Un tiempo de mucha batallita y mucha serie de la HBO. El nuevo rey encierra al viejo rey en la famosa Torre de Londres —símbolo del dolor y de la opresión, una Bastilla por derribar todavía en nuestros días— donde morirá ejecutado.

La cosa es que yo me centro más en las andanzas de Ricardo, duque de York, padre de Eduardo IV, que en los hechos posteriores porque creo que la vida de Ricardo explica mejor lo que a partir del siglo XIX llamarían la Guerra de las Rosas: debilidad del poder real, cambios continuos en el poder, guerra civil, cambios de bando, etc. Me parece que este Ricardo sí es el personaje a seguir para averiguar lo que entendemos por Guerra de las Rosas.

La Guerra de las Rosas nunca existió

Que por cierto, como dejé caer en el párrafo anterior, "Guerra de las Rosas" o "Guerra de las Dos Rosas" es una invención recientísima. La gente no la llamó así hasta la aparición del primer novelista inglés de cierto renombre: Sir Walter Scott. En el XIX. Antes de él, ningún autor inglés nos debe de importar lo más mínimo.

Oh, vale, Shakespeare crees que fue importantísimo. Hollywood te ha enseñando hasta la saciedad lo importante que se supone que es Shakespeare. Shakespeare fue el seudónimo de un grupo de escritores que aprovecharon el nombre de un gacetillero (de familia católica, puteado bajo Isabel I, por cierto), para construir un monumento de propaganda para la reina (que venía del bando que ganó la guerra). Este monumento de propaganda lo tenemos en las diversas obras de teatro que nos cuentan los sucesos de la Guerra de las Rosas a través de la vida de sus reyes. El propio símbolo de esta guerra, la rosa roja de York frente a la rosa blanca de Lancaster, no se corresponde con los estandartes de las casas. Más bien estaríamos hablando del jabalí blanco de Lancaster y el dragón rojo de Gales, de donde venían los Tudor. Pero pedir rigor histórico a Shakespeare es como creerse las noticias del Pravda.

Un idioma para la piratería, por cierto, como con "swag", que significa botín.
Oh, pero me estoy precipitando, creo que me salté la segunda parte de la guerra. Disculpad, es que estoy extasiado por la oportunidad de poder contar este episodio súper-importantísimo de la Historia Universal que la mayoría de la población inglesa ignoró por completo y cuyos testimonios escritos contemporáneos son graciosas interpretaciones partidistas (en ocasiones, el cronista de turno pasaba a tener nuevos jefes y se desdecía de sus escritos anteriores. Los historiadores eran mercenarios, como los hombres de la batalla).

¿Dónde estábamos? Ah, sí, con Eduardo IV.

Los York en el poder

Eduardo IV ¿Tommen Baratheon? Ahí me pilláis.
Como sucedió con el legítimo rey, Eduardo IV perdió la corona para volver a recuperarla. Sus enemigos, principalmente la reina Margarita que había huido a Francia tras el arresto de su hijo, no descansaban. Allí se aliaron con el rey de Francia, Luis XI, que les puso los barcos para recuperar Inglaterra. Eduardo no tuvo más remedio que huir a Flandes.

La hermana de Eduardo, Margarita de York, se casó con el duque Carlos de Borgoña, y como no podía ser de otra forma, Eduardo pide ayuda a su cuñado ya que borgoñones y franceses tenían un feudo antiguo por alguna razón.

Aegon Targaryen Eduardo IV regresa y desembarca en Inglaterra con un reducido grupo de partidarios y poco a poco va ganando nuevos adeptos para su causa. Uno de sus fieles aliados sería Jon Connington James Harrington uno de los señores de Tierras de Tormentas Yorkshire. ;)

Lectores de Canción de Hielo y Fuego, vienen spoilers del siglo XV!


Banderizos de la Casa York aliados de los Lancaster cambian de capa y pasan a apoyar la reclamación de Eduardo IV; principalmente su hermano, que era utilizado por Margarita como símbolo de que todos estaban con ella (bueno, con el rey, que al estar loco, era como un niño). Así, finalmente Eduardo IV entra en Desembarco del Rey sin oposición y lo vuelven a coronar rey. Pero esta vez no cometerá el error de su padre y en lugar de mantener prisionero al rey Enrique, lo manda ejecutar en la Torre de Londres.

Los hermanos de Eduardo se casan con las hijas del conde de Warwick (el Hacedor de Reyes, un cambiacapas, ex-aliado de sus enemigos), herederas de una de las familias más ricas del reino. Su hermano Jorge fue acusado de traición y el rey lo manda ejecutar por el divertido método de ahogarlo en una cuba de vino. Cosas.

Con la Casa Lannister, perdón, Lancaster prácticamente extinguida, Eduardo IV de  York pudo reinar casi sin oposición. De sus enemigos tan sólo quedaba el nieto del segundo marido de la madre de Enrique VI, un tal Enrique que ya ni siquiera era Lancaster, sino Tudor, por las cosas de la genealogía.

Blablabla.
La Casa Tudor era una casa nobiliaria galesa. De hecho, Tudor viene del galés Tewdwr, transliteración del griego Theodoros, en cristiano, Teodoro. A Eduardo IV poco le podía importar que quedara por ahí alguien cuya legitimidad para reinar viniera por parte de abuela.

Eduardo no tenía oposición (tenía dos hijos que aseguraban la continuidad dinástica, y un hermano —Ricardo— sano, capaz y calladito desde que ejecutara a su otro hermano). Pero el reino (él) estaba en la ruina. ¿Y qué hace un rey arruinado? Robar, como Hacienda. Allá que se fue a Escocia a intentar colocar al hermano del rey de Escocia en el trono, cosa que finalmente no logra. Y allá que se fue también a Francia a robar un poquito, empresa que falla por la incapacidad o temor del duque de Borgoña para ayudarle.

Finalmente Eduardo IV muere envenenado o enfermo, cosa que en principio no tenía que tener graves consecuencias, al fin y al cabo, su hijo mayor Eduardo (V) era príncipe de Gales y heredero al trono. Es más, el hermano de Eduardo IV, Ricardo, fue nombrado Lord Protector y regente del reino para los años que le quedaban a su sobrino antes de ser coronado.

Stannis Baratheon o Ricardo III.
El caso es que una vez que Ricardo tiene el poder como regente, arrampla con los asesores de su hermano e incluso manda a su cuñada a esparragar. Y en un sorprendente giro de los acontecimientos, de pronto aparece un cura diciendo que los hijos de Eduardo IV son ilegítimos porque estaba casado en segundas nupcias. Esta buena noticia la aprovecha Ricardo para meter a sus sobrinos en la torre de Londres y coronarse rey, con el nombre de Ricardo III (años después se encontrarían dos esqueletitos de niños en la Torre :D).

Ricardo se encontraría con una gran oposición a su pretensión de gobernar como rey absoluto en una época en que eso todavía no estaba inventado. Duró dos años en el trono hasta que cayó en batalla frente a las fuerzas de Enrique Tudor, que se las estaba guardando a los York. De esta batalla es famosa la frase inventada por Shakespeare de "¡un caballo! ¡mi reino por un caballo!".


Mientras Ricardo III no miraba, este Enrique Tudor se había casado con Isabel de York, hermana de los principitos asesinados y por tanto hija de Eduardo IV lo que aumentó considerablemente su barrita de legitimidad, que nunca llegó a estar vacía del todo. El apoyo económico de Francia, el apoyo galés propio de los Lancaster y la inquina que se ganó Ricardo hizo el resto. De hecho, cuando se enfrentaron en batalla, si los aliados de Ricardo no cambiaran de capa durante la contienda, otro gallo habría cantado. Pero la historia tiene estas cosas.

Enrique Tudor, pese a técnicamente ser un Lancaster, decidió reinar como el primero de la Casa Tudor e incluso en su símbolo uniría los colores blanco y rojo de las casas Lancaster y York. A su hijo Arturo lo casa con la hija de los Reyes Católicos pero el matrimonio no se consuma y Catalina de Aragón será la nueva esposa del nuevo heredero, que llegaría a reinar con el nombre de su padre y un palito más en el numeral: Enrique VIII, un tipo gordo y abúlico que en la tele nos lo enseñan como un refinado amante.