miércoles, 29 de octubre de 2014

A los seguidores de Pablemos se la dan con queso

Hay dos temas que me producen un sopor infinito. Uno es lo de la cleptocracia y el otro lo de Pablemos. El sopor se debe a la repetición. La repetición es una de las estrategias que tiene el demonio para acabar con nuestra felicidad. Hay textos muy antiguos que ya nos hablan de la repetición y de los males que provocan a nuestra salud y ventura.

Pero en esta ocasión me veo casi obligado a volver a tratar de Pablemos por cierta encuesta del CIS que parece que va a confirmar la tendencia de castigo al bipartito debido a la corrupción. Si castigas a alguien por el tema de la corrupción, lo lógico es que te inclines por quien no es corrupto y como Pablemos no ha tocado trono, de momento no es corrupto. No es ahora el momento de lamentar que el nivel de exigencia sea tan bajo como para preferir a quien no roba porque todavía no ha podido robar. Tampoco es el momento de hablar de los mecanismos de control. Ni siquiera es momento para felicitarnos por que los corruptos vayan desfilando hacia los tribunales (hecho que confirma que no vivimos en un país de mierda, sino en uno con instituciones funcionales y, por lo tanto, perfectibles).


Una de las críticas que recibe Pablemos es que no tiene programa. La manida estrategia de la retórica destructiva que consiste en ser muy concreto en temas triviales y en generalizar ampliamente en temas importantes, vale para las tertulias televisivas. En cuanto en lugar de dar discursitos, tengan que decidir algo, creo que la burbuja Pablemos empezará a deshincharse (eso, y cuando empiecen a robar, que empezarán).

Buena prueba de hasta qué punto les afecta no tener posiciones definidas sobre aspectos concretos, la da que sus partidarios tomen por posiciones de Pablemos lo que no son posiciones de Pablemos. Y no me refiero a copiar programas de otros partidos como hizo aquel juez de extraño nombre e infausto recuerdo. Me refiero a que los atolondrados partidarios de Pablemos toman como discursos de Pablo Iglesias textos que encuentran en... juegos de rol.

Hay varias formas de analizar esto que abochornaría a cualquiera que pretenda optar a un cargo público. Por un lado tenemos la confirmación de que los cabeza de chorlito que siguen a Pablemos son tontos como arados y no saben distinguir algo que pertenece a un juego de la realidad.

Por otro lado tenemos que cualquiera con tiempo libre que se meta en un papel teatral (de rol) puede pasar por ser el propio Pablo Iglesias y sus seguidores no advertirán la diferencia.


Como prueba A, señoría, tenemos este discurso que elaboró uno de los jugadores del simulador político "Tú Gobiernas" (juego de rol que se hace en un foro, en el que los jugadores hacen el papel de políticos y simulan campañas y actos con el objetivo de ganar elecciones simuladas y llegar al gobierno simulado del juego).

Como prueba B tenemos este copy-paste de la Asociación Española para la Calidad en la Edificación. Me ahorro los comentarios sobre esa asociación de abrazafarolas.

Como prueba C, señoría, tenemos este meneo de la anterior página en el que ya aparece Pablo Iglesias como autor. De 3.525 meneos, sólo obtuvo 16 votos negativos (y conociendo el perfil de Menéame me imagino que los votos negativos serán por no estar de acuerdo con el texto enlazado). Es decir, Menéame demostrando una vez más ser el baremo del nivelón que nos rodea.

A partir de ahí no resta más que observar los comentarios del personal, botarates sin criterio, que tanto en Menéame como en otras páginas que se dedican a copypastear lo que aparece en Menéame, toman como real ese texto y hablan de él alabando al Coletas. Medalla de oro para quien enlazó el texto en el reddit del propio partido Pablemos y ahí pasó como parte integrante de las opiniones y debates de ese partido.


Para que nos demos cuenta de la gravedad de esto, es como si confundiéramos la película Cazafantasmas con una conexión en directo con Nueva York. En serio, es que este partido que está llamado a ocupar el espacio que Le Pen ocupa en Francia, haciendo un considerable daño a lo que entendemos como centro-izquierda, es el vacío. Y ese vacío lo vemos tanto en el discurso de proclamas grandilocuentes de sus líderes-tertulianos como en el ciego y marcial seguidismo de sus partidarios, a quienes se les puede colar cualquier cosa.

A mí me preocupa más ese seguidismo marcial del que no se hace preguntas, ese "nananana Lídeeer", que las tontadas de tres fanáticos incubados en despachos universitarios con olor a marihuana. Los Catón, Bruto y Cicerón siempre los puedes controlar y puedes prever sus movimientos, pero a la plebe de Roma no hay quien la controle. El problema de la masa es que iguala por abajo, de ahí que la salud de la república exija leyes que la limiten y le impidan caer en la democracia degenerada de patio de vecinas que parece ser el motor de Pablemos.


lunes, 27 de octubre de 2014

De la ridícula historia de Inglaterra II

Habíamos dicho que los misioneros irlandeses fueron responsables de la recristianización de los reinos anglosajones, pero esto es una simplificación de un proceso mucho más complejo. Cuando Inglaterra retrocede al paganismo, lo hace porque sus nuevos reyes son paganos, sin embargo se trataba de una población que ya había tenido contacto con el resto de la cristiandad durante el Bajo Imperio. Así, Roma no deja de observar a Britania como parte de la Cristiandad. Estamos hablando de una época en la que los conceptos de cristiandad, civilización y occidente son prácticamente sinónimos. Hubo un tiempo en que el mundo era Roma y en cierto modo el concepto de mundo, para los alfabetizados, seguía teniendo relación con Roma. Añadamos que para los no alfabetizados el mundo era lo que abarcaba la vista y fue así hasta la extensión de la educación en el siglo XIX.

Existen varias crónicas de esta época, la más completa puede ser la de Beda el Venerable llamada Historia ecclesiastica gentis Anglorum.
Gregorio, que fue un Papa al que le gustaba cantar (y cuya historia alucinante ayuda a poner en cuarentena la idea de "caída" del Imperio Romano), envía una misión evangelizadora a Kent. En este reino, la mujer del rey, hija del rey de los francos, era cristiana y el rey dejaba que su mujer se entretuviera con sus misas y sus santos. Desde allí, cual cabeza de playa, monjes benedictinos irían recristianizando el sur de la isla.

Pero habíamos dicho que los monjes irlandeses hacían lo propio desde el norte. Si los irlandeses avanzaban desde el norte y los romanos desde el sur, parece que todo iba bien. Pero no. Resulta que los irlandeses no utilizaban la última edición del calendario romano y tampoco les llegaban los últimos números de las revistas de moda tipo "Tonsuras divinas". Digamos que los irlandeses se habían quedado anticuados en el estilo de alabar la gloria de Dios. Mientras que los chulitos de la misión gregoriana (en serio, quiero una peli sobre la vida de Gregorio el Grande, a poder ser protagonizada por Mel Gibson), enviados por Roma, estaban en lugares costeros que podían mantener cierta comunicación con el continente.

Estos dos estilos, el gregoriano y el irlandés, pese a no estar enfrentados en el sentido de pugna por el poder que tan caro nos resulta a los ojos de hoy, planteaban un conflicto fundamental en torno al calendario y en concreto a la fecha en que celebrar la Pascua. No podía haber "cristiandad, civilización ni occidente" si no se compartía el calendario ni si se dejaba fuera de Roma a cualquier grupo de cristianos.

A mediados del siglo VII el rey de los hombres al norte del río Humber, convoca un sínodo en lo que hoy es la abadía de Whitby para debatir la peliaguda cuestión del calendario y con ella el "sometimiento" de los cristianos ingleses a Roma. De aquella época no nos llegan los resultados del fútbol, pero sí nos llegan los resultados de los sínodos y concilios e Inglaterra en esto no se distingue de lo que pasaba en España, Italia o Francia. El rey de Northumbría, encargado de tomar la decisión de a quién dar la razón, se decanta por la posición papal ("tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia...") y los monjes irlandeses hacen el petate y se vuelven al norte, al monasterio de Iona, que es un monasterio que te dicen dónde está y cuándo se construyó y no te lo crees.

El elevado nivel teológico y filosófico de los debates que tuvo la Iglesia en la Alta Edad Media impide que lleguen a gran parte de la población e incluso al lector contemporáneo. Esto es horroroso porque hace que no les demos la importancia que se merecen. La interpretación simple de "pugnas por el poder" (interpretación debida al materialismo histórico banal en el que se basa prácticamente todo lo que los niños aprenden de historia en el cole) no nos deja ver la importancia y las consecuencias que estas controversias tienen para la forja del mundo posterior. Algo aparentemente baladí como la fecha de celebración de la Pascua tiene que ver con la organización social y comercial de todo el occidente europeo durante los siguientes siglos. Cuando se levanten las catedrales góticas éstas se construirán en función del calendario, de complejos cálculos astronómicos y todo esto nos da tan solo una vaga idea de las bases sobre las que se construirá mucho más tarde un mundo basado en la ciencia que jamás existiría de no haber habido antes un mundo basado en la ley natural o en la ley de Dios. Tela marinera. Telita.

No me llames vikingo, llámame nórdico

Volvamos a las cosas que son más guays para quienes tienen una edad mental no superior a los diez años. Teníamos a los misioneros cristianos en el norte de Dinamarca y sur de Suecia. Allí estaban expandiendo la Verdadera Fe entre paganos que resultaban ser unos hábiles constructores de barcos. Como quienes escriben las crónicas son cristianos, siempre parecen más guays los cristianos que esos bárbaros peludos. Pero si a las crónicas le sumamos los restos arqueológicos, yo no sé muy bien quién era más bárbaro, si los anglosajones que todavía hacían sacrificios humanos o los hombres del norte que tendieron redes comerciales desde Crimea hasta Islandia, pasando por todo el Mediterráneo y superando así los límites de la navegación occidental de la antigüedad clásica (es importante decir "de la occidental", pues en la oriental los romanos comerciaban con la India y tenían noticias de China, cosa que con permiso de los árabes, hasta la Era de los Descubrimientos no se repetirá).

Huye, hombre feliz, de todo mapa con colorines que te pongan delante.
Existen dos caras o dos facetas de estos vikingos. Por un lado la de pueblo pirata que asaltaba villas costeras y remontaba el curso de los ríos para incluso asaltar ciudades como Sevilla y París. Por otro lado la de pueblo comerciante sin rival en la navegación (en la Irlanda vikinga del X encontramos materiales bizantinos, lo que nos habla de una red comercial impresionante para la época cuyo éxito sólo se repetirá quizás con el comercio castellano con Rusia tres siglos más tarde). Es evidente que los vikingos o pueblos del norte, para tener un desarrollo tecnológico superior al europeo, y mantener su preeminencia durante dos siglos, tenían que basarse en algo más que la simple rapiña.

Durante el siglo IX se producen diversas campañas vikingas en las islas Británicas e incluso se formarán dominios permanentes vikingos en las Shetland, las Orcadas, la isla de Man e Irlanda (los vikingos fundan la ciudad de Dublin y se quedarán ahí durante casi cuatrocientos años). Tal es la incapacidad de los reinos anglosajones de hacer frente a las invasiones vikingas, que los propios hombres del norte llegan a formar una suerte de reino al sur de Northumbría con la corte en York (reino vikingo de Jorvik).

Esta situación se mantendrá hasta la batalla de Edington de la que no sabemos gran cosa —ni siquiera dónde tuvo lugar— y que sin embargo en la historiografía inglesa tiene una importancia capital. Tras esta batalla, probablemente la única importante que ganan los anglosajones a los vikingos, Alfredo I rey de Wessex logra firmar un tratado de paz con los vikingos. Debido a esto será conocido como Alfredo el Grande y el mito rodeará su figura. ¿Y qué grandes cosas consigue Alfredo de los vikingos? Pues que se queden con York y que la ley vikinga predomine sobre la anglosajona en Mercia. Es decir, básicamente el rey más importante de los ingleses antes de los normandos fue un tipo que cedió más de la mitad de su territorio a invasores extranjeros.

Inglaterra tras 886.
Si no os parece lo suficientemente ridículo que el mayor logro de la Inglaterra pre-normanda sea ceder la mitad de la isla a unos invasores, podéis recordar que Cornualles y Gales (¿os acordáis de aquellos britano-romanos que escaparon dejándose el gas abierto?) continuaron siendo independientes. Y esto es especialmente doloroso en el caso de Gales (Cornualles, que eran una docena de aldeas sí fue territorio disputado por Wessex de forma temporal): ni los anglosajones ni los vikingos pudieron establecerse en Gales lo que nos lleva a pensar en un término parecido al de "resistencia numantina" para nuestros amigos galeses.

Alfredo y sus descendientes de la Casa de Wessex son tratados por la historiografía inglesa como unificadores y como constructores de un reino tras siglos de abandono y conflictos. Lo cierto es que si nos fijamos en sus grandes obras veremos que se dedicaron básicamente a fortalecer el poder real mediante la creación de un ejército semi-profesional y de diversos fuertes —burh— donde refugiar a la población en caso de que los daneses llamaran a la puerta pidiendo una tacita de sal. Estos burh que hoy pueblan la toponimia del sur de Inglaterra, no pocas veces coincidían con asentamientos previos britanos, tanto romanos como celtas. Oh, qué gran cosa. Oh, qué guay era Alfredo el Grande. Bullshit. Por aquella época Alfonso III de Asturias ya estaba peleando en Guadalajara, y entre cachopo y cachopo, enseñaba modales a los emires de Córdoba que recordemos eran los fulanos que se independizaron del mayor imperio que había conocido la humanidad hasta el momento.

El reino anglosajón de Inglaterra

El nieto de Alfredo, Athelstan, por primera vez será rey de los ingleses y no un mero Bretwalda (que era el título honorífico que identificaba al rey con mayor poder durante la heptarquía). Conquista el reino de York y esto no les hace mucha gracia a los daneses que continuarán con sus campañas e incluso obtendrán de Athelstan una renta anual con la promesa de no invadir Inglaterra. Literalmente, el primer rey de Inglaterra, fue un vasallo del rey de Dinamarca. Ese tributo llamado Danegeld (oro danés) se mantendrá hasta bien entrado el siglo XI. Es decir, la primera independencia y unificación inglesa asienta sus cimientos sobre el sofisticadísimo "por favor no me pegues" propio de un patio de colegio. Pese a lo que nos cuente Hollywood, Inglaterra era un pescadito.

Y así continuarán las cosas durante la primera mitad del siglo XI, en la que reyes sajones de la Casa de Wessex gobernarán pagando tributo a Dinamarca. En alguna ocasión los propios daneses harán expediciones punitivas en Inglaterra e incluso llegan a colocar a alguno de sus reyes en el trono inglés. Pescadito, mantequitas, blandiblú.

1066

A la muerte del rey Eduardo el Confesor se produce una disputa dinástica por el trono de Inglaterra. Pero el trono de Inglaterra ya era la casa de tócame roque. Tanta endogamia y tantos matrimonios cruzados con daneses y noruegos hizo que prácticamente cualquier Vicky el vikingo con ínfulas tuviera legitimidad para reclamar el trono. Quien por aquel entonces andaba más cerca de la abadía de Westminster era un tal Harold Godwinson quien logra que la Iglesia lo reconozca como rey pero no las tendrá todas consigo.

Su propio hermano, Tostig Godwinson, apoya las pretensiones de Harald III de Noruega quien desembarca en Inglaterra con una imponente fuerza de invasión. Harold y Harald chocarán con sus ejércitos en una épica batalla en Stamford Bridge. Al término de la batalla, mueren el rey de Noruega y el hermano de Harold quien mantiene la corona en la cabeza. Pero el precio a pagar fue demasiado alto: buena parte de la nobleza anglosajona pereció en la batalla y esto tendrá consecuencias sexys.

Sólo tres días después de Stamford Bridge, el duque Guillermo de Normandía desembarca en Inglaterra. Imaginaos al rey Harold lamiéndose sus heridas en Londres y nombrando rápidamente a sustitutos poco fiables para la nobleza que cayó en la batalla contra los noruegos. Y en ésas que recibe la noticia de una fuerza de invasión nada menos que de los normandos.

El ducado de Normandía tenía su origen en las razzias vikingas del reino de los francos que tuvieron lugar ciento cincuenta años antes. Para evitar las campañas vikingas, el rey de los francos Carlos el Simple (jiji) les concedió lo que se llamaría ducado de Normandía, estos vikingos asumieron la lengua de los francos del norte y el cristianismo y vivían en Francia rindiendo vasallaje al rey. Pues bien, quien era duque en 1066, tenía vínculos familiares con Eduardo el Confesor y decidió resolver la cuestión sucesoria de Inglaterra al modo tradicional: mediante una invasión.

Harold y Guillermo se encontraron en Hastings donde tuvo lugar la famosa batalla de Hastings. Parece que una astuta combinación de caballería y arqueros normandos hicieron papilla a la infantería inglesa que partía de una posición elevada. De todas formas, y pese a ser finalmente coronado rey, Guillermo tardó años en tener un completo dominio sobre Inglaterra. De hecho, es sorprendente que los señores normandos que ayudaron a Guillermo en la batalla se volvieran la nueva nobleza inglesa debido a que había muy pocos. Tal vez la razón del éxito normando en Inglaterra se debiera a una nueva forma de gobierno que daba resultado entre los francos y el Sacro Imperio. Esa nueva forma de gobierno se llamó feudalismo.

Bajo el feudalismo, si usted tiene dos vacas, le da a su señor la leche y los terneros que le pida o si no le cuelgan. El feudalismo no es gracioso, niños.

Dominios del duque de Normandía hacia 1087.
Sí fue graciosa la forma de gobernar de Guillermo de Normandía. Tras la pacificación del reino, el tío se volvió a Normandía y reinó por mensajeros. Lo que trajeron los normandos a Inglaterra a parte de un dialecto del francés para la nobleza y costumbres continentales fue la libertad de los esclavos. Es cierto que la servidumbre propia del feudalismo no suponía una gran diferencia respecto a la esclavitud, pero al menos los hijos de los campesinos sajones dejaron de ser los animales domésticos de sus señores.

Lo que quedó de la nobleza sajona obtuvo asilo en el Imperio Bizantino. El Imperio Bizantino por aquel tiempo estaba contratando a gente que supiera utilizar la espada porque tenían algún tipo de problema con los chicos de la media luna. Nada que los reyes de León y de Castilla no conocieran.

En fin, que tenemos reinando en Inglaterra a los señores de Normandía y a toda una nueva nobleza normanda mandando por ahí. Que el ducado de Normandía exigiera vasallaje al rey de Francia era una cosa que se debía a las reglas del feudalismo. Pero cuando el duque de Normandía tiene a su vez la corona de Inglaterra, ya cuesta más rendir vasallaje a quien en última instancia es tan solo otro rey.

Pero seguro que esta vez no habrá guerra. ¿Qué más da que el rey de Inglaterra tenga que rendir vasallaje al rey de Francia? ¿A quién le importa? Nadie irá a la guerra por un pequeño problema burocrático, ¿verdad?.

Continuará.


viernes, 24 de octubre de 2014

De la ridícula historia de Inglaterra I

La historia de Inglaterra y por extensión de su área de influencia en las Islas Británicas, es la historia más ridícula del mundo. Y esto pese a que irlandeses y escoceses (a quienes en conjunto podemos referirnos sólo como irlandeses) sí tienen cosas no ridículas en su historia. Lamentablemente para el buen conocimiento e interpretación de los hechos del pasado, la historia inglesa presenta una paradoja oscurantista (que nos impide ver la luz): es una historia tan promocionada, tan publicitada, que nos hace pensar que tuvo más importancia de la que realmente tuvo.

Es imposible medir el grado de importancia de la historia de un lugar, ya que sin duda se trata de una valoración subjetiva. Pero nadie podrá negar que las contribuciones tecnológicas y filosóficas de los inuit al conjunto de saberes de la Humanidad son más limitadas que las contribuciones de los griegos antiguos. Hay grados.

Y no quiero que esto parezca una crítica gratuita: es de justicia reconocer que en los últimos doscientos años los ingleses sí han cobrado relevancia y sus contribuciones a la buena vida son fundamentales para entender el mundo que nos rodea. Pero reconozcamos que sin su imperio esclavista que los llevó a dominar gran parte del mundo, hoy tendrían la relevancia de Albania o de Chad (¡un abrazo!).

Mapa físico de las Islas Británicas. Las imágenes las tomo de un atlas de 1926.

La paradoja fundamental de la historia inglesa

La paradoja fundamental de la historia inglesa reside en la importancia que le damos a sus hechos anteriores al siglo XVIII, época en la que empiezan a esclavizar a millones de personas y en la que brilla la Ilustración Escocesa. ¿Y por qué nos parece relevante la historia de ese agujero infecto que denominamos Inglaterra? Por la hegemonía de los Estados Unidos.

Los gringos asumen que tienen historia anterior a la Revolución Americana, y que esa historia es la historia de Inglaterra. Así, yendo hacia atrás en el tiempo, del general Washington van a Jamestown y el Mayflower, de ahí a Isabel I, de ahí a Corazón de León, etc, etc. Que si no de qué. Gracias a Hollywood y a muchos investigadores americanos conocemos más detalles de la historia inglesa que de la historia de las ciudades donde vivimos. A partir de ahí las referencias sobre las que basamos nuestras ideas contienen cierta base de la tradición inglesa que hacemos pasar por propia (y en cierta forma ya es propia). Esto no tiene por sí mismo nada de malo, pero es un hecho sobre el que dejar constancia.

Aquí hay dragones

En los mapas modernos, aquellas zonas del océano inexploradas se decoraban con bichos y se ponía la leyenda "aquí hay dragones", referencia geográfica que hace pensar al lector que por ahí no había nada que importe, preocupe, interese o fuera conocido. Pues en la protohistoria sucedía algo así con las Islas Británicas.

Yo extendería un poco más el color púrpura al centro de España y al norte de Italia. Pero bueno: las peras y el olmo.
A partir del quinto milenio antes de Cristo toda Europa Occidental estaba poblada y esas islas también lo estaban. Durante los siguientes milenios habrá muchos "pueblos" que se muevan de un lado a otro y de ahí sacamos mapas con colorines en los que la superficie terrestre aparece perfectamente delimitada. Se diría que distintos "pueblos" fueron ocupando el espacio, expulsando o haciendo desaparecer a "pueblos" precedentes. Gaitas. Los movimientos migratorios fueron escasos en cantidad de personas. La mayor parte de la población europea es la que es desde hace siete mil años.

¿Y de dónde vino la población de aquellas islas? Hay gente muy loca que se dedica a analizar genes que dice que la población británica tiene su origen en España. Esto llama la atención pues en los testimonios semilegendarios del origen de los irlandeses se cuenta esa misma historia: los primeros pobladores de Irlanda habrían venido de la península. Para complicarlo más aún hay similitudes en la toponimia como la tribu de los brigantes irlandeses y las ciudades que se llamaban Brigantium (la española o la francesa). No ahondamos en ese debate friki y vamos a lo importante.

La protohistoria de lo que genéricamente llamamos "ingleses" o "perros ingleses" nos viene de geógrafos griegos y romanos. Básicamente toda la protohistoria europea nos viene de esos señores que calzaban sandalias y que por dedicarse a escribir podemos presumir que no eran precisamente unos menesterosos.

Filósofos griegos random. Mola ser recordado por ser filósofo y no por ser dueño de esclavos.
Las grandes potencias del Bronce, situadas en el Mediterráneo oriental, tenían largas rutas de comercio marítimo que cubrían todo el mar y que en su búsqueda de más fuentes de estaño, ámbar y caballos subían incluso por la costa atlántica de Portugal hasta el inhóspito norte. De alguna forma, en la segunda mitad del primer milenio antes de Cristo se tenía constancia de que había gente por ahí. Los griegos, civilización esencialmente mareante, se preocupaban mucho de tener "guías Michelín". Estas guías las recogerán los geógrafos romanos quienes, azuzados por su editor, sacarán numerosos volúmenes que de forma muy vaga —copiando a los griegos— compendian el conocimiento de "pueblos" y lugares del ignoto occidente.

Hágase notar que la comunicación por tierra era escasa y dificultosa así que es razonable pensar que las zonas de costa serían mejor descritas. Y así ocurre con la costa española o la francesa, pero no con la inglesa. Por ahí había dragones.

La hora de Roma

Un día llega Julio a lo que los romanos llamaban Albión y se encuentra con belgas y otras gentes celtas similares a las que había en la Galia. Se queda un tiempo recaudando oro entre los indígenas que más vacas tenían y hace un poquito de guerra fácil para así poder colgarse medallas y tener buena publicidad en la capital del mundo. Naturalmente, como todavía la BBC no emitía Doctor Who, vuelve con sus soldados al continente.

Gandalf y Claudio.
Sería Cla-Cla-Claudio el emperador que establezca a los romanos definitivamente en la isla. La pregunta que nos tenemos que hacer es por qué Claudio quiere romanizar lo que llamarían Britania. ¿Qué había allí que podía interesar a los romanos? Oh, me alegra que me hagas esa pregunta, joven padawan.

El Imperio tenía un sistema económico que en parte dependía de la oferta y la demanda, así que la competencia de precios le interesaba. Y en Britania había materiales que se podían obtener más baratos o bien podían verse como fuentes alternativas a la levantisca frontera gala. En el siglo I gran parte del gasto militar dependía del botín de guerra, así que el Imperio todavía dependía de la expansión. Y Roma no sólo ya comerciaba con algunos caudillos británicos sino que durante mucho tiempo estuvo recibiendo y dando su plácet a reyes británicos en las frecuentes mini-guerras que tenían entre ellos (divide et impera). Una forma de asegurar la fluidez del comercio era imponer la pax romana. Pero Cla-Claudio tenía un motivo todavía mayor.


Claudio no era un líder militar. Sus antecesores Octavio y Tiberio sí lo fueron y habían dejado el pabellón de legitimidad muy alto. El inmediato antecesor de Claudio, Calígula, había dejado el prestigio de la corona de laurel por los suelos y acabó como el rosario de la aurora así que Claudio necesitaba añadir a su currículum una victoria militar, organizar un triunfo —desfile victorioso— en Roma y asentar su legitimidad y poder sobre el ejército, el senado y el pueblo de Roma.

Y resulta que la frontera más facilona del Imperio cuando Claudio es elegido democráticamente emperador era la britana. A partir de entonces y hasta el siglo V triunfa la romanización de Britania que tenía una población celta como la gala.

En el frío, desolado y escasamente poblado norte, que los romanos llamaron Caledonia, quedaban tribus britanas por romanizar y era un incordio tener que bregar con ellas. Así que un emperador del siglo II llamado Adriano, igual que hace en otras fronteras del Imperio, levanta un muro y coloca a la Guardia Civil. No se trataba de una muralla frente a un horrible y temeroso enemigo —pictos, "pintados"— sino más bien una protección primaria frente a asaltantes de las calzadas del norte de la provincia. Hay que entender que durante el Imperio Romano, sólo el transporte oficial —cursus publicus— reunía ciertas condiciones de seguridad. El viaje privado, si no tenías escolta armada, no era aconsejable. Así, la Muralla de Adriano vendría a ser más bien competencia del ministerio de Fomento y no tanto del ministerio de Guerra.

Fuerte en la Muralla de Adriano. Observad que no tiene esquinas en ángulo recto: bien hecho.
A finales del siglo IV, el testimonio escrito de lo que ocurría en el Imperio Occidental nos habla de un periodo de caos e inestabilidad en el poder, cosa que contrasta con la evidencia arqueológica sobre la vida en las ciudades romanas. Naturalmente que toda pugna por el poder acaba afectando a la población, pero la población más remota es la última en verse afectada. Sólo así podemos explicarnos que en Iliria, Galicia y Britania, durante la "caída" de Roma e incluso después, la vida continuase como si no pasara nada. Me imagino a la gente del Bajo Imperio comentando aquello de "todos los políticos son iguales" en el foro, antes de poner a caldo a la hija ligera de cascos del vicario de la diócesis.

Bien, pues a finales del siglo IV dos generales de las tropas de Britania se autoproclaman emperadores y hacen campañas por la Galia. En el caso de Magnus Maximus —molan los nombres inventados— hasta llegan a conquistar Italia. Claro, en Oriente esto no gusta mucho así que sucesivamente los usurpadores son derrotados y finalmente se llega a la decisión de evacuar al ejército de Britania porque al fin y al cabo allí pintaba poco y había otras zonas más importantes.

Detalle del mosaico de Hinton St. Mary (s. IV).
Una vez que Britania está sin ejército romano, el comercio se interrumpe con cada vez más frecuencia, baja el PIB y los sindicatos demandan un nuevo convenio colectivo. En Armórica, Bretaña, los sindicalistas negocian destripando a los señores, por ejemplo. En Britania pasaban cosas similares a las que se suman las vacaciones de verano de pictos del norte y scotus de la isla de Irlanda.

Llegan los anglosajones

La aristocracia britano-romana las pasa canutas defendiéndose de revueltas y de salteadores y llega a la conclusión de que su bisoña milicia local no es suficiente para que vuelvan los días de paz y concordia. Así que a uno de sus líderes se le ocurre una de las mejores ideas que aparecen en los anales de la Historia Universal de las Malas Ideas.

—Si Roma puede pactar con germanos para combatir a sus enemigos, ¿por qué nosotros no podemos hacer lo mismo?
—Porque no tenemos dinero como los romanos, Gaius Idioticus.
—Oh, bueno, fijo que no hay fallo. Además, nosotros somos más listos que los germanos.

Los britanos llaman a los piratas sajones y a tribus de anglos y jutos que se extendían desde Frisia hasta Jutlandia para que les echen un cable contra los pictos y las revueltas locales. Y el primer año la cosa sale bastante bien. Los britanos pagan en oro a los mercenarios y los mercenarios demuestran grandes aptitudes militares que no solamente se reflejan en las pequeñas campañas punitivas sino en la construcción de pequeños fuertes en el sur de Inglaterra.

Al segundo año a los britanos se les acaba el oro. No pasa nada. Pueden darles otras cosas de valor y proporcionarles alimentos. Los germanos, que eran paganos y hablaban inglés antiguo, se huelen la tostada y reclaman un pedacito de tierra para plantar sus espinacas y sus acelgas. Los britanos les ceden el condado de Kent al estilo de las federaciones romanas.

Una vez que los anglosajones tienen un pedazo de tierra, mandan un recado a sus familias en Frisia, Sajonia y Dinamarca:

—Venid todos. Stop. Hemos encontrado a la gente más tonta del mundo. Stop. Traed más espinacas.

La población britano-romana, arruinada y sin tropas de combate profesionales, se encuentra viviendo al lado del mismo tipo de personas a los que la mayor maquinaria militar de la historia —el Imperio Romano— les suele pide ayuda. Y no tienen con qué pagarles. Yeah.

Evidentemente los anglosajones no tardan mucho en cobrarse las facturas atrasadas por el método tradicional de cobro, esto es, mediante incendios, asaltos, violaciones, raptos, asesinatos y campañas de devastación a gran escala.

Broche de oro de Sutton Hoo.
En pocos años los anglosajones pasan a ser la nueva nobleza que domina gran parte de la antigua provincia romana. Tan solo serán detenidos en el Monte Badon, en una batalla en la que se supone que participa el rey Arturo que es uno de mis personajes de ficción favoritos como el Capitán América o el presidente de la Diputación de Lugo honrado. Así, los britano-romanos apenas mantendrán lo que hoy conocemos por Gales y Cornualles que curiosamente eran la peor tierra para la agricultura de toda Britania y que se veía sometida a continuas razzias marinas de los irlandeses. Esta resistencia de los britano-romanos hizo que llegara hasta nuestros días el idioma galés y el córnico, herederos del celta britónico.


Hubo otros britano-romanos que prefirieron no arriesgarse a una existencia horrorosa bajo la constante amenaza de gente pagana e incivilizada y decidieron refugiarse más lejos. Un grupo llegaría a Armórica, lugar que conocemos como Bretaña y de donde nos ha llegado el idioma bretón. Y otro grupo llegaría al norte de la Gallaecia dirigidos por su obispo, cuya diócesis se incorporará a los concilios de las diócesis hispanas y acabará diluyéndose o transformándose en la diócesis de Mondoñedo, detrás de cuyo seminario se puede encontrar petróleo. De este grupo nos llegan algunos topónimos en Galicia y Asturias que llaman mucho la atención por su origen celta britónico, similares a los que encontramos en la provincia de Cuenca de origen celtíbero. Esta migración en mitad del siglo V da lugar a errores de interpretación y a que algunos piensen que en Galicia y Asturias estuvieron los celtas. No, no estuvieron a no ser que por celtas nos refiramos a un pequeño grupo de britano-romanos que eran cristianos y hablaban latín (como los gallegos y los asturianos de aquel tiempo).

Resulta evidente que los anglosajones eran mucho menores en número que la población local de Inglaterra y también es evidente que no pudieron hacer un genocidio con la población local. De todas formas, durante los siguientes siglos los anglosajones "anglosajonizan" la antigua provincia romana en un proceso inverso a lo que ocurrirá con los germanos en Francia, Italia o España, lugares donde los germanos.se romanizan (se vuelven cristianos y aprenden a hablar en cristiano).

Así que en Inglaterra ya tenemos una historia diferente a la del continente. El idioma inglés se impone al latín y el paganismo germano se impone al cristianismo.

Reinos anglosajones

Puede llevar a error llamar "reinos" a lo que tenían los anglosajones en la isla. Es de suponer que los anglosajones reprodujeran la costumbre política que tenían cuando estaban en el norte de Alemania. ¿Y a que no consideramos "reinos" a esos poblamientos? La etiqueta de Heptarquía Anglosajona con la que denominamos a los siete reinos más importantes (de la larga docena que solía haber en todo momento) es una etiqueta moderna (S. XVI) que nos facilita poner nombres a las cosas pero que no nos dice mucho. De hecho, los nombres de estos reinos son muy genéricos: "Sajones del sur", "Anglos del este", etc.


Merece la pena hacer alguna consideración de este periodo que tontamente recibe el nombre de "Siglos Oscuros" a imitación de la datación de la historia griega, mucho más interesante. Por ejemplo, durante las continuas guerras que enfrentaban estos mini-reinos de pitiminí, cuando algún caudillo destacaba se le denominaba "rey de toda Britania".

+ÆÐELSTAN REX TO BRI. Athelstan de Wessex reinó en el siglo X.
Cosa que recuerda al título que recibían en Santiago los reyes de León ("Imperator totius hispaniae", también en el siglo X). Seguro que los galeses por aquella época estaban contentísimos con esos reyes de estirpe extranjera que se autoproclamaban reyes de la provincia... bueno, en realidad los galeses por aquel entonces estaban más entretenidos con sus propias guerras civiles. Ya sabéis, las típicas guerras en un tiempo en que veinte chavales con palos eran una cuestión de seguridad nacional que ponían en serios apuros a cualquier rey.

Recristianización

La recristianización de Inglaterra tiene lugar en el siglo VII y es una sucesión de decisiones personales de caudillos germanos cuyas vidas y logros carecen de importancia. En este tema lo importante tuvo lugar cien años antes en algún lugar de la costa británica que es asaltada por piratas irlandeses. Estos piratas hacen esclavos y entre esos esclavos está un señor de 16 años llamado Patricio. Nuestro amigo Patricio se libera de sus captores, regresa a lo que quedaba de la Britania romana, se ordena sacerdote y con su buen par de huevos vuelve a Irlanda a enseñar a esos paganos quién es el verdadero Dios.

¿Liberarse de la esclavitud? Check. ¿Convertir al cristianismo las zonas más salvajes del mundo conocido? Check. ¿Que todo el planeta  te conmemore durante los siguientes milenios emborrachándose? Check. ¡Os laváis la boca para hablar de San Patricio!
Así, un lugar como Hibernia donde "había dragones" pasa a ser en la Alta Edad Media un foco de recristianismo cuyos monasterios envían misioneros por toda Europa. Gran parte del conocimiento clásico que pervive en Europa se lo debemos a esos irlandeses temerosos de Dios que levantaron sus monasterios y volvieron a "romanizar" a pueblos bajo el dominio germano pagano. El método usado además es muy curioso: igual que hicieron los romanos durante su expansión, los cristianos irlandeses lograban que la población pagana asumiera la nueva religión como parte de la suya propia. Que esos misioneros supieran leer y escribir también les ayudó a convencer a los mini caudillos tribales que se encontraban.

Sólo por esto Irlanda es más importante que Inglaterra en la historia de Europa Occidental.

Para tener una idea de esta importancia, hay que saber que los primeros lugares que evangelizaron los irlandeses fueron lugares a los que las legiones romanas no llegaron nunca: Caledonia, por ejemplo, donde todavía vivían los pictos sin molestar demasiado a los sanguinarios anglosajones. Pues bien, los misioneros scoti (irlandeses en latín) fundaron monasterios en la tierra de los pictos y tanto favor de Dios recibieron que esa tierra llegó a ser conocida como "tierra de irlandeses", es decir, Escocia. Bueno, favor de Dios y que por primera vez los pictos recibían a gentes que hablaban su mismo idioma y tenían sus mismas costumbres, eso también ayudó.

Tal fue el éxito de la recristianización de los reinos anglosajones, que en el siglo VIII, los propios obispos y monasterios anglosajones comienzan a enviar misioneros al continente. ¿Y adónde van? Pues a Frisia, a Jutlandia y a Sajonia, que nos suenan de algo. Y lo hacen con tanto éxito que incluso van más allá, conociendo nuevos pueblos de paletos paganos. Más al norte, cada vez más al norte. Y llega un momento en que algún misionero anglosajón se encuentra rodeado de tipos con cuernos en los cascos que se ven muy interesados por su lugar de procedencia.

—¿Y dices que allí tenéis buenas tierras de pastos y más cruces de oro como la que llevas al cuello?
—Sí, claro, tenemos un montón.

Me imagino a ese misionero a su regreso a casa:

—Son la gente más tonta del mundo, se dedican a forjar armas de acero y a construir barcos grandes para navegar en alta mar. ¡Barcos enormes! ¿Te lo puedes creer? ¿Quién necesita barcos tan grandes?
—Mmm, bueno, no les habrás dicho dónde vivimos, ¿verdad Idiotelstán?

A finales del siglo VIII comienza lo que en climatología se conoce como óptimo climático medieval. Y llegarán unos nuevos muchachitos al barrio. Su primera parada será un monasterio de Northumbria llamado Lindisfarne.

Continuará.

domingo, 19 de octubre de 2014

La navaja de Ockham celta

En ocasiones visito los sitios web en los que los idealistas esencialistas dejan sus deposiciones acerca de ese invento alemán de la "Kultur". Hago doble combo cuando tales monumentos al horror premoderno los encuentro en páginas relacionadas con colectivos que afirman ser marxistas-leninistas. Tal contradicción de términos nos asegura entretenimiento, pues son lo mismo que visitar páginas de negros del KKK. No me digáis que no tiene su gracia.

¿Os acordáis de esta película? Pues ese es el cacao del que hablo.
Pues bien, la sección de Kultur del órgano de propaganda de la Unión do Povo (sic) Galego (lo que viene siendo el BNG) nunca defrauda. Si no estuvieran todos completamente chiflados, hasta me quitaría el sombrero reconociendo el esfuerzo que supone tratar de hacer real lo que no existe y sus intentos infatigables por que la historia que escribieron algunos que no sabían historia en el siglo XIX, se convierta en la historia oficial de lo que ocurrió siglos atrás en el territorio que rodea el lugar donde guardo mis juguetes y mis mortadelos, es decir, Galicia.

No falla: tema aleatorio que eligen, tema en el que se inventan lo que les da la gana. Es enfermizo. Todo está mal. Todo lo dicen al revés. Todo lo pasan por una centrifugadora idealista por la que se supone que existe un espíritu colectivo que emana del suelo en cierta parte de la superficie terrestre que coincide con la parte que quieren dominar mediante la miseria, la ignorancia y la comida vegana. Si al menos se tratara de gente que ha leído a Knut Hamsun uno lo entendería, pero no, se dicen comunistas: aquí vale todo. La confusión no es buscada pero entiendo que es el resultado de la ignorancia de su propia filosofía política. O puede que sea tan solo una mera pose estética. Igual se dicen comunistas por tener esa palabra un poso romántico. La gran desgracia del siglo XX es que no hubo un Nuremberg para la Unión Soviética.

Bueno, pues lo de hoy lo firma Felipe Senén López y va sobre la tipografía gallega.  El mismo artículo aparece en La Opinión de A Coruña, del Grupo Prensa Ibérica, porque qué más da, suena a Kultur y debe haber una cuota de Kultur aunque sea propaganda de la UPG.

Hay algún detalle gracioso en el artículo como cuando dice que Castelao «bebió de las "Fontis Galleciae"». Supongo que la frase es un inocente latinismo para referirse a la historiografía gallega, pero me temo que está ahí puesta para hacer creer al lector que existe algo llamado "Fontis Galleciae". No, no existe. Y poner eso ahí, sabiendo que la gente sabe poco o nada de historia da lugar a errores.

El autor explica cómo Castelao se inventa una tipografía para poner en las portadas de sus libros. Castelao fue —entre otras cosas— dibujante, y me parece estupendo que diseñara letras. Para alguien mentalmente equilibrado aquí acabaría el artículo. Pero no. Hay que hurgar y hay que pasarlo todo por la batidora del irracionalismo telúrico, de las hadas y de los trasgos.

Ejemplo de la milenaria tipografía diseñada por Castelao hace menos de cien años.
El autor se queja amargamente de que las campañas de márketing que quieren evocar a Galicia no empleen esa tipografía, sino una basada en la tipografía gaélica de la que, según él, «desde antiguo presumen irlandeses y escoceses». Uf.

La famosa tipografía gaélica es un invento moderno de los ingleses.

Como la falda escocesa, ya que estamos.

Tipografía gaélica, uno de tantos inventos ingleses, como el genocidio de Tasmania.
Claro, estas cosas las dices y nadie te cree porque el relato mítico de la historia inventada está marcado a fuego. Y una muestra de ese proceso de estupidización de la sociedad lo vemos en la decisión del diario La Opinión de reproducir el panfleto que tenemos ante nosotros. No hay criterio porque la gente ya parte de una base viciada. El jefe de redacción de La Opinión no es el demonio, es alguien simplemente sin tiempo ni ganas para hacer bien su trabajo. Y los interesados en la estupidización de la población están de enhorabuena.

La famosa tipografía gaélica es evolución de la tipografía uncial del Bajo Imperio Romano (a estos casi les molesta lo mismo que les hables de Roma que de Ronald Reagan, ¡están chiflados!). La variante gaélica fue la tipografía empleada por los ingleses tras la Reforma Protestante para convertir a la católica Irlanda a la nueva Iglesia de Inglaterra.

No me olvido de la falda escocesa. En este caso hasta sabemos quién fue su inventor: Thomas Rawlinson, un cuáquero inglés del siglo XVIII.

Es como si fueran en moto.
Yo recomendaría hacer uso de una variante de la navaja de Ockham cuando la gente hable de historia. Mi recomendación es poner en cuarentena todo lo que tenga que ver o suene a celta. Sin justificación detallada, probablemente sea mentira que esa costumbre, esa fiesta, ese instrumento musical o esa palabra tenga un origen celta. Si salimos de Francia las probabilidades tienden a cero con más fuerza todavía.

Y lo más gracioso es que todo lo que se supone celta (en serio, los historiadores de finales del XIX sabían tanta historia como mis zapatos) es en realidad romano. O casi todo. ¿La gaita? Una bonita modificación de la cornamusa que los romanos trajeron de oriente. Es que no falla. Y advierto cierta ironía en esto: para los historiadores gallegos de hace cien años (en quienes se basan los historiadores nacionalistas actuales porque ¡fiesta, drogas!), Roma era el enemigo. Existe un relato histórico inventado en el que se supone que los celtas se enfrentan a la dominación romana. El testimonio arqueológico de los castros (del que hoy conocemos más que hace cien años), indica que en el Bajo Imperio quienes vivían en los castros era población romana (incluso en la fabulosa "época sueva" había castros donde seguía viviendo gente).

Yo no quiero alarmar a nadie, pero la lorica segmentata es el tipo de armadura que uno diseñaría si combate a... vampiros. ¿Dónde están mis películas y mis libros sobre vampiros en la Antigua Roma? Dadme ese material.
Es más, una de las cosas curiosas que por culpa de los inventores de la historia no es muy conocida es que cuando "cae" el Imperio Romano de Occidente, ciudades como Lugo estaban en su apogeo y los puertos de Galicia continuaban siendo escala comercial de las rutas marítimas entre el Mediterráneo y el Norte. Pero ese relato está prohibido por la historia nacionalista porque Roma era la "mala". Igual que está prohibido hablar del uso (escrito) del gallego durante los "Siglos Oscuros". Evidentemente se siguió escribiendo en gallego y evidentemente tenemos pruebas de ello. Pero está prohibido hablar de ello porque estropea el relato de la "doma y castración" (sintagma a su vez inventado por Castelao, por cierto, y que hoy todos los niños de Galicia tienen obligación de aprender aunque sea más falso que un duro de cuatro pesetas).

Y lo horroroso del tema es que esta historia inventada en la que hay "buenos" y "malos" es patrocinada por quienes dicen "defender Galicia" o "querer a Galicia". Anda ya. Uno no ama a su tierra inventándose falsedades sobre los hechos del pasado. La historia real es tan rica que hace innecesario inventarse una distinta.

Puede que exponer estos temas sea una pérdida de tiempo viendo cómo Felipe Senén López termina su artículo: «darle vueltas a nuestra historia y sobre ella hacer una nueva, pero con buen hacer y marca de origen, con ética y estética". No engañan a nadie: quieren hacer una nueva historia, como los malos de 1984.


sábado, 18 de octubre de 2014

Notas federales

El Título VIII de la Constitución que habla de la organización territorial del Estado (en puridad sería de la organización política del Estado, pues la organización territorial dependería Fomento y del Instituto Geográfico Nacional) es la piedra clave de uno de los problemas básicos de la política española tras las transferencias competenciales de la primera legislatura de Aznar (Pacto del Majestic, etc).

Mira, las dos Españas.
Sorprende que contra el hecho demostrado de que al PSOE le resulta más fácil pactar con grupos separatistas, fue el PP de Aznar el que propició que estos grupúsculos le sacaran todo el partido posible a los artículos 149.3 y 150, artículos que vienen a decir que el Estado puede transferir a una Comunidad Autónoma lo que sea.

Si a esta transferencia infinita le añadimos la presencia de grupos separatistas en el Congreso, que no pocas veces son necesarios para la formación de gobiernos o para la aprobación de presupuestos —y recordemos que aquí mama igual el PP que el PSOE—, el número de consecuencias imprevistas y su gravedad se hacen evidentes para todos.

Una vez identificados los dos factores que mediante la costumbre política entran en conflicto con los artículos 138 y 139 (referidos a igualdad y contra los privilegios), lo más inmediato es impedir la existencia de al menos uno de los dos. O de los dos.

Por una parte está la limitación de las transferencias. El modo más directo es mediante la supresión o modificación de los artículos 149.3 («Las materias no atribuidas expresamente al Estado por esta Constitución podrán corresponder a las Comunidades Autónomas...») y 150 («El Estado podrá transferir o delegar en las Comunidades Autónomas, mediante ley orgánica, facultades correspondientes a materia de titularidad estatal que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación»).

Por otra parte está el impedir que partidos separatistas se presenten a elecciones a Cortes Generales. Esto último es más dificil que una reforma constitucional, pues hecha la ley hecha la trampa: si por ejemplo una hipotética nueva ley de partidos exige que a las elecciones sólo se pueden presentar candidaturas con listas en un mínimo de 40 provincias, nada impediría a los separatistas formar coaliciones amplias con vecinos de Teruel y Albacete. Los suicidas abundan y la necesidad ayuda. Supongo que expertos en sistemas electorales y en Derecho Constitucional podrían pulir una ley de partidos funcional que impidiera la presencia de grupos que abogan por la desaparición de la Constitución y del Estado, pero la prudencia nos avisa de que el número de imprevistos y externalidades negativas puede superar al de beneficios. Y también está el otro problema: puede que exista algún grupo regionalista o de ámbito regional que no tiene por qué pagar los pecados del padre. Complicado.

Otras dos Españas.
Por estas razones yo me centraría en principio por una lista cerrada de competencias susceptibles de ser transferidas. Esto le quitaría flexibilidad a la Constitución y a la política futura, pero que del futuro se encarguen otros.

Naturalmente la consagración de la igualdad entre todos los ciudadanos (uno de los preciosos regalos que el liberalismo le hizo a la humanidad) exige que la calidad de las competencias transferibles sea la misma en todos los territorios autónomos (con las limitaciones consabidas de por ejemplo tener salvamento marítimo en Extremadura). Esta igualdad de competencias puede recibir el nombre de Carmelita o de Principio Federal. Elegid el que más os guste.

Un primer rechazo argumentado al Principio Federal se nos aparece por la definición aceptada de federalismo. En efecto, como dicen sus detractores, el federalismo es una forma de organización política que apunta a la unión de lo que previamente está desunido. En España no existen partes desunidas que se puedan unir (salvo quizás Gibraltar). La nación política de la que hablamos está ya existiendo y está ya unida por lo que para adquirir la forma federativa habría que fragmentarla. Como es estúpido romper un jarrón para pegarlo (estúpido pero entretenido, ojo), en puridad el federalismo es imposible para España. Otro tema es ir más allá y hablar de la federación con otra nación política como puede ser Portugal o Malasia.

¿Qué es federalismo?, dices mientras clavas en mi pupila tu cruz de hierro.
De todo esto resulta que el federalismo es imposible en España. Pero no así el Principio Federal, es decir, el principio que garantiza la igualdad y el fin de los privilegios (llamados "derechos históricos" en algunas partes). Un Estado de las Autonomías con iguales competencias para todas e igual sistema de financiación sería esencialmente un sistema federal aunque su origen no sería federativo. Dándole una patada al diccionario podríamos llamar a esta cosa Estado Federal. Cosas peores se han visto, como llamar intelectual a Juan Manuel de Prada, periódico a El País, democracia a Venezuela o liberal al PP.

Hasta aquí tan solo van los cimientos y la estética de trazo grueso. Lo más básico es asegurar la igualdad entre todos: que un señor de murcia pueda ejercer la coyunda en cualquier parte del país con una señorita francesa igual que si estuviera en pleno centro de Alcantarilla. Que en todas partes se sienta como en casa y que sea tratado tan bien o tan mal como entre los vecinos de los que huye con su amante.

La chicha de este tema no es cómo llamarle al sistema sino cómo pagar pensiones, libros de texto, sillas de ruedas y residencias de ancianos (pongo ejemplos gráficos en aras de explicarme, no voy a entrar en posicionarme sobre cómo pagar estas cosas). Como en toda zona económica compartida, dentro de España existen notables diferencias de rentas, precios y nivel de vida. El Principio Federal no puede marcarse como objetivo una igualación de estos medidores (eso sería cosa de la izquierda el día que deje de hablar de osos polares y de homeopatía), sino tan solo garantizar la misma asistencia por parte de la administración. El ejemplo básico es la tarjeta sanitaria, pero también cursos de adaptación al idioma local en caso de haber varios idiomas en un sitio (por ejemplo, el alemán en Mallorca). Los territorios deberían contar con los recursos para garantizar la igualdad de trato de la que hablamos.

Cambiar de perspectiva aporta otro punto de vista al problema (en la imagen, los idiomas más hablados de China).
¿Y cómo poder costear estos servicios que difieren de un sitio a otro? Lo más inmediato que se me ocurre es que haya un conjunto mínimo de servicios garantizados por el estado central. Por lo tanto inmediatamente tenemos la necesidad de que haya tasas o impuestos que recaude el estado central. A partir de ahí, y sin desbordar el marco competencial, tus vicios te los pagas tú... ay mamita, en el momento en que el lendacari gallego tenga que elegir entre pagar unos nuevos herderianos Premios Castelao o subvencionar el alquiler de sillas de ruedas, dejaremos de aguantar lagrimones y hablaremos de política. Porque la política, el debate político, amigos, es inexistente en los actuales parlamentos autonómicos. Las actuales autonomías son como jugar al Sim City con el truco del dinero infinito (con la horrible salvedad de que existen consecuencias: les estamos pidiendo dinero prestado a nuestros nietos, lo que en cualquier hogar que se digne de cristiano es una absoluta y total guarrada).

A su vez, que una autonomía tenga que pagarse sus vicios y por tanto tenga mayor libertad en establecer una política fiscal lleva aparejada otra cosa que a no pocos liberales nos gusta que es la competencia fiscal. Si en un sitio pago más impuestos que en otro, pero es donde están enterrados mis antepasados, no me moveré, pero otras personas puede que valoren el trasladarse. Libertad.

Evidentemente para que la competencia fiscal funcione (y que la gente vote con los pies), no puede haber ningún tipo de freno ni cortapisa al traslado. Fronteras abiertas, unidad de mercado (hum, esto mola, nuevamente huele a libertad). Esto es parte de lo que ahora hace la Unión Europea y que no tenemos garantizado dentro de España. No es de recibo que nos sea más fácil establecernos en Roma que en Bilbao. Hay un problema ahí que con este Principio Federal pretendo cuestionar.

¿Derechos histyóricos, anyone?

Resistencias al cambio

Hay dos posiciones políticas que ofrecen resistencias a este cambio federalista. Una es la que tiene que ver con las ansias centralistas (sigue pareciéndome curioso que más gente quiera acabar con las autonomías que con los ayuntamientos) y otra es la que tiene que ver con las reinas del baile.

Tengo una buena noticia para los centralistas: el federalismo, tal como lo expongo, no choca contra su interés principal de mantener unido al país y además resuelve una de sus preocupaciones clave: la igualdad ante la ley (ejemplo: trasladas tu fábrica de chorizos de Cataluña a Andalucía y en 5 minutos debes estar ya produciendo: los permisos aprobados en una autonomía tienen efecto inmediato en otra). Otra de sus preocupaciones tiene que ver con el "gasto suntuario": banderas y parlamentos. Ese gasto es inevitable pero limitable: cada uno se lo paga de su bolsillo. Si hay una autonomía que gasta en eso cinco euros y su gobierno se reúne en un garaje, bienvenido sea.

Lo de las reinas del baile es más complicado. Hay gente que sufre mucho si pasan dos minutos sin que se hable de ellos. Los monotemáticos pesados que están todo el día con la bandera, la boina, la historia inventada, la raza, la identidad, la lengua, la Kultur y que acentúan en todo momento y lugar la diferencia de las pequeñas cosas.

—Es que en mi pueblo sacamos la procesión el Jueves Santo y en el de al lado el Viernes Santo y eso es IM-POR-TAN-TÍ-SI-MO.
—Mira que eres pesado.

Creo que estas reinonas, cuyas aspiraciones estarían colmadas por un pase en los carnavales de Las Palmas, son a quienes más les perjudicaría una reforma de carácter federalista en los términos aquí presentados. Si vienen de un lugar "rico", una mayor autonomía fiscal les quitaría argumentos para decir que gnomos malvados de la calle Alcalá les roban (?). Si vienen de un lugar "pobre", la autonomía fiscal les quitaría el argumento de que viven en una colonia (?). Si vienen de Castilla y León, que se lo hagan mirar.

Nacionalismo en plena acción: «miradme, miradme, miradmeee».
Sí, ya sé. Non me lo digáis. Sé que son impenetrables a cualquier argumento razonable. Pero al menos la gente podría observar por qué en un lugar se tarda veinte años en hacer un metro y en otro cuatro: o sillas de ruedas o festivales herderianos, o bajadas de impuestos o tricentenari. Y tienes que elegir porque las transferencias del estado central se limitarían a poco más que lograr que los ancianos no mueran de frío en su casas y a pagar los sueldos de la Guardia Civil. Ya sabéis, Estado Mínimo: impedir que la gente muera en la calle y tener bonitos cazas de combate.

Otra resistencia que no tengo bien identificada podría venir del propio Estado central. El Estado central es hoy una cosa que está funcionando y que se mueve en un medioambiente de decisiones políticas. ¿Cómo lograr que un gobierno central decida deshacerse de competencias o asumir nuevas competencias? También ahí se formaría toda una nueva serie de resistencias. Por sí mismo el Principio Federal no dice a qué se debe de dedicar el Estado. Yo en mi ejemplo lo trato como un Estado Mínimo (teniendo en cuenta que estamos donde estamos y no en Singapur), pero el tiro me podría salir por la culata. Es lo que tiene pensar como republicano y aceptar decisiones con las que no estoy de acuerdo (y al mismo tiempo que otros acepten decisiones con las que sí estoy de acuerdo, cosa que mola. Ganar mola).

En fin, esto es parte de un debate más largo. Un debate transversal que seguirá en la política española durante al menos esta generación. Pero un debate que creo que puede terminarse. Si queremos que termine, claro, porque no hay cosa que más guste al demonio que entretener, repetir y vuelta a empezar.

«Aquí a nuestro alcance están los siglos dorados de la paz»:



martes, 14 de octubre de 2014

El señor de las consultas

Os pongo en antecedentes: Artur Mas bla, bla, consulta bla, bla, retrete bla, bla. Ahora que ya sabéis todo lo que hace falta saber, incido en alguno de los detalles graciosos de la jornada. Según se van sucediendo las reacciones el nivel lisérgico del debate público se dispara y esto es gracioso siempre y cuando no seas dueño en Cataluña de una farmacia. O de un cerebro.


Por ejemplo, una frase de la rueda de prensa de Artur Mas en la que informa de la consulta famosa con la que lleva dando la vara dos años y gastando dinero de los contribuyentes en ferias, amigotes y días históricos:

Les quiero advertir, en las próximas semanas entramos en un terreno en el que no podemos explicar todos los detalles del 9N. Lo tenemos que hacer así para no dar más pistas al Estado español, que actúa como actúa.

Mola. Un representante público afirmando que no puede decir lo que va a hacer porque lo que va a hacer puede que sea ilegal. Esto es como una rueda de prensa de Al Capone:

—Señor Capone, para el Inquirer, ¿cuál será el siguiente banco que atraquen sus esbirros?
—Ese es un terreno en el que no puedo explicar todos los detalles. Lo tengo que hacer así para no dar más pistas a los federales, que actúan como actúan —contestó el señor del crimen de Chicago guiñando un ojo de forma divertida.

Otra de las frases épicas:

El objetivo es el mismo, hacer la consulta del 9N, pero de diferente manera.

Esto es como hacer pastel de manzana, pero sin manzana. Y sin pastel.

—Abuelita, no tenemos manzanas, ni azúcar, ni huevos, ni harina... —se lamentó Jaimito el día de su cumpleaños.
—El objetivo es el mismo, Jaimito, hacer el pastel de manzana pero de diferente manera.
—Pero abuelita, aquí sólo hay ladrillo, plumas de cuervo y el espíritu de Lennon que te sale por los poros.
—¡He dicho que el objetivo es el mismo! ¡Devuélveme a mi bebé!

Luego hay otra serie de cosas en las que Mas se desenvuelve como un mustélido. Como cuando dice que la consulta del 9N no se puede hacer por falta de consenso. No, presidente, no es la falta de consenso lo que impide hacer la consulta, es una medida cautelar del Tribunal Constitucional. Yo me quito el sombrero ante el espíritu que anima a Artur Mas a seguir construyendo un mundo de mentiras.

Jan Krejci.
Aquí el término de Benedict Anderson de "comunidad imaginada" adquiere toda su actualidad. No se trata tan solo de inventar una comunidad por parte de una reducida élite por motivos muy prosaicos como obtener mejoras arancelarias, proteccionistas y ganar dinero y como intento de recuperar sus privilegios perdidos por el cambio tecnológico y la alfabetización universal. Aquí el término "imaginado" revela toda su potencia. Se trata, de verdad, de utilizar la imaginación y de crear una realidad paralela. Como paralela es la nueva consulta alternativa a la consulta.

El gobierno regional pretende utilizar sus locales para una consulta sin cobertura legal y sin ser vinculante en la que van a votar los socios de la ANC, un gato, tres nigromantes y nuestros amables vecinos de la comunidad paquistaní de Barcelona. Vamos, un cuerpo electoral que me provoca los mejores sentimientos de amor y que me sugiere la misma seguridad que ver a Rambo pidiendo cubiertos en un restaurante chino.

Natacha Ivanova.
Hay además otra movida: lo de que Artur Mas pretenda que haya unas elecciones plebiscitarias (que es lo mismo que decir "elecciones cuchufletarias", porque no existe el concepto de "elección plebiscitaria" en la ley). En esas elecciones de fantasía el presidente que camina entre los vivos dice que hay que hacer una lista única entre aquellos que apoyan la independencia para así forzar la mayoría absoluta.

Al tío gordo que preside ERC seguro que eso le hizo mucha gracia. Es decir, te estás suicidando en directo y quieres que yo acerque mi cabeza a tu pistola. Sí, espera que ahora voy. En todo este tiempo la estrategia de ERC fue de un simple que te rilas: no interrumpir a Mas mientras se pegaba el leñazo. Sin desgaste de gobierno y por tanto con la libertad que da poder opinar sin responsabilidad, ERC participó a tope en todo lo relativo al #prucés. Los sondeos iban bien porque quien seguía cavando el pozo era CiU y ellos no se manchaban las botas. Ahora Artur Mas es radiactivo y nadie puede acercarse a menos de dos kilómetros de él sin morir derretido como el malo de En busca del Arca perdida. En ERC lo saben y lo único a lo que se dedicarán será a construir un nuevo horizonte de sucesos. Debido a que este #prucés se ha parado, los de ERC tienen la excusa de replantear nuevamente y con otros plazos una nueva estrategia. Y por el camino chupar de la teta pública que es lo importante.

Lo importante para el estamento cleptócrata claro, porque lo importante para los ciudadanos son los presupuestos del año que viene. En todas las administraciones del primer mundo, la ley anual más importante es la ley de presupuestos, ¿y qué dice el presidente Mas de los presupuestos de Cataluña del año que viene? Dentro tripi:

no tengo respuesta para contestarle si tenemos presupuestos en 2015

Ole.

No tengo palabras así que me expresaré de forma visual:





Artur Mas me recuerda a un Retrospecter de La hora Chanante en el que uno decía "soy tonto y eso me hace invulnerable". El tío siempre tuvo la oportunidad de seguir con su #prucés todo lo que quisiera sin dejar de lado una ley de presupuestos para hacer política. Sobre todo porque Cataluña no vive al margen de una de las peores crisis económicas que sufre España. Pero eligió la casilla del "no".

—Elijo no hacer política.
—Pero, pero,... amo, usted es el presidente —repárese en que le llama "amo".
—He dicho que no y que no y que no. Y ahora tráeme un yogur.

Artur Mas —y Artur Mas es la metáfora que cubre a todos los que contribuyen a este delirio— no admite su propia responsabilidad en los eventos presentados y echa culpas a otro:


Aunque se haya agrietado el consenso, el adversario real es el Estado español, no está en Cataluña.


Es decir, la entidad para la que trabajas es el adversario. Vale. La otra movida aquí es lo del "consenso agrietado". Mas compara el consenso con una pieza de porcelana que se agrieta. ¿Qué consenso es ese? No lo sabemos. Se inventa consensos que apelan a posiciones no conocidas para continuar con su festival de brindis al sol. (Por cierto, revelador en la frase que considere que el Estado no está en Cataluña. La manida estrategia de negar la existencia de España en Cataluña adquiere nuevas interpretaciones cuando él, presidente de la Generalitat, es el representante del Estado en Cataluña, pequeño detalle).

En caso de que por consenso se refiera a la posición común de CDC, ERC y CUP a favor de la independencia es como decir que en el apartheid había un consenso entre los blancos del partido afrikaner acerca del alcantarillado inexistente de Soweto. Es tan básico explicar que eso no es un consenso que duele sólo de pensarlo.

What's this i don't even (h/t Noatodo)

Luego están otros que no son tan graciosos porque no dicen cosas locas, sólo estúpidas. Los tontos útiles del PSOE con su "queremos votar para votar que no". Son como los que pagan la gasolina de un viaje al que no van. Rematadamente tontos. Así están en los sondeos. La segunda bolsa de votos del PSOE tras Andalucía ha desaparecido. Eh, bienvenido sea. No seré yo quien interrumpa al enemigo mientras comete un error tras otro.

Luego están los partidos Schrödinger como ICV y UDC. ¿Alguien tiene idea de a qué se han dedicado durante el último lustro? Están y no están en un juego de ambivalencias insólito.

La patria era esto (h/t Naroh).
Por último, una tacita de manzanilla a todos aquellos que creen en la hora del "diálogo" y de la "política". Mira, si alguien quiere cometer un delito y se le para, eso no significa que tengas que sentarte a hablar con él. ¿Te resulta insoportable España? Ahí tienes la puerta. ¿Quieres llevarte contigo un cachito? Convence a los extremeños y a los asturianos y deja de llorar y de tratar de imponer tus reglas. Madura: ya hay unas reglas y hay que cumplirlas. No se puede recompensar al niño que se porta mal porque no aprenderá nunca.

Ah, pero la política es el arte de lo posible y si se constata una cantidad importante de ciudadanos a favor de la separación, lo que hay que hacer es... dejar que se expresen y se organicen como les de la gana siempre y cuando no incumplan la ley.  El mismo trato que deben de recibir quienes están en contra de la separación. Y garantizar ese mismo trato significa que debe parar cualquier intento de utilizar los medios públicos, los colegios y las asociaciones subvencionadas a favor de su agenda. Entonces sí habrá la libertad mínima para abrir debates sobre el sexo de los ángeles. Mientras tanto no.

El encantador de perros:



jueves, 9 de octubre de 2014

El salvador de las madres

Una vez tocado el descubrimiento de la anestesia, les toca el turno a la antisepsia y a la asepsia. El número de nombres, fechas y datos es tan grande que desborda el formato de tu pantalla, tu tiempo, mis ganas y mi tiempo así que dividiré este tema en tres actos.

El primero es el que estás leyendo ahora y tratará sobre lo dificil que es romper un paradigma. El segundo supongo que tratará de Lister y el tercero y último acerca de Pasteur y Koch.

Semmelweis

Cuando se trata la historia de Ignacio Felipe Semmelweis (1818-1865) veo algunas cosas que no me cuadran. Por una parte se le da mucha importancia cuando sólo a posteriori fue una persona cuyo descubrimiento fue reconocido. Por otra parte, en las biografías habituales de este médico se tiene como detalle menor su origen húngaro cuando el descubrimiento lo hace en Viena. Precisamente uno de los delitos de Semmelweis fue su origen húngaro. Lo trágico de esta historia es que de haber nacido austríaco se podrían haber salvado más vidas, porque la historia que os voy a contar, como en una novela de Jane Austen, habla de prejuicio y orgullo.

Hospital General de Viena en 1784 (posteriormente se le añadió la "torre de los locos" o Narrenturm).
Ignacio Felipe había comenzado a estudiar Derecho pero decidió hacer algo productivo con su vida y se cambió a Medicina. Una vez licenciado trató de especializarse en Medicina Interna y nuevamente decidió hacer algo todavía más productivo con su vida y finalmente se doctoró en Obstetricia.

Comenzó a trabajar como asistente del famoso nacionalista austríaco, el doctor Klein, y pese a sus roces con su jefe logró entablar amistad con algunos de los médicos más reconocidos de Viena: Fernado von Hebra (padre de la dermatología), Carlos von Rokitansky y José Skoda (inventor de la diagnosis por percusión). Nota curiosa: ninguno de estos amigos suyos era austríaco. Seguimos.

A mediados del XIX los servicios de maternidad de los hospitales servían para impedir que las madres de pocos recursos mataran a sus niños en oscuros callejones. Debemos tener en cuenta que las familias con recursos tenían a sus hijos en sus casas y eran visitadas por médicos. Los hospitales no tenían exactamente un fin médico sino más bien un fin educativo y de lo que hoy llamaríamos asistencia social.

A treatise on the epidemic puerperal fever of Aberdeen (1795).
En el ala de maternidad del Hospital General de Viena había dos clínicas. La "primera clínica" era en la que los doctores acompañados por sus alumnos hacían sus rondas. en la "segunda clínica" se entrenaban las comadronas. Ambas clínicas eran independientes y estaban incomunicadas.

Una extraña diferencia

Un hecho conocido por todos (y sobre todo por las madres de pocos recursos) era que la tasa de mortalidad en la primera clínica era muy superior a la tasa de mortalidad de la segunda clínica. Ambas clínicas admitían mujeres en días alternos y sólo se formaban colas en la puerta los días de admisión a la segunda clínica.

De acuerdo a las ideas generalmente aceptadas en la década de 1840 —Teoría miasmática de la enfermedad—, en las dos clínicas tenía que producirse el mismo número de muertes. Ya desde finales del XVIII existía cierta noción de la relación que había entre sepsis, contaminación, infección, fiebre y muerte. Pero eran palos de ciego. Los lugares infectados eran limpiados con fuego y la gente que sufría fiebres era sangrada de acuerdo a la vieja tradición de la teoría de los humores. Por lo que sabemos, no pocos médicos sin comunicarse con sus colegas utilizaban métodos diferentes. El problema es que las revistas médicas eran un invento relativamente reciente y el prestigio de los grandes médicos, como sucedía en otras facetas de la ciencia, no podía ser discutido.

Semmelweis se preguntó por las causas de la diferencia en la tasa de mortalidad entre las dos clínicas y se puso a hacer algo loquísimo: ir al archivo del hospital y calcular una serie histórica de las tasas de mortalidad. Su investigación descubrió que de 1841 a 1846 la mortalidad de la primera clínica estaba entre el 15% y el 7%, mientras que la mortalidad en la segunda clínica estaba entre el 2% y el 6%. Con razón algunas mujeres imploraban no ser ingresadas en la primera clínica.


Con los datos en la mano entro en el despacho del doctor Klein. Si esto fuera una película de Disney Klein reconocería inmediatamente los datos, y trataría de ver qué diferencia existe entre las dos clínicas. Pero esto no es una película de Disney —y aviso que no tiene final feliz—, el doctor simplemente le recuerda a Ignacio que las enfermedades tienen un origen epidémico y que los datos que se observan en la primera clínica vienen y van como siempre sucedió en todas las epidemias conocidas.

Pero Semmelweis no se quedó contento con la respuesta: hasta las mujeres que parían en la calle sobrevivían más que las de la primera clínica. Al principio pensó que tal vez la cantidad de personas que realizaban exploraciones a las mujeres era la causa de la enfermedad, pero en la segunda clínica había más matronas que estudiantes en la primera. Después pensó que quizá el clima tenía algo que ver, pero al temperatura en los dos pabellones era la misma. Incluso hizo que las embarazadas parieran en posición lateral igual que hacían con las matronas. Tampoco eso funcionó.

Ante su insistencia el doctor Klein llegó a culpar a los estudiantes no austríacos de causar las infecciones responsables de las fiebres y finalmente de las muertes de mujeres. Pero tenía que haber otra causa.

La luz

De manera fortuita se enteró de la desgraciada muerte de su colega el doctor Jakob Kolletschka. Al parecer, Kolletschka fue cortado por el bisturí de un estudiante mientras realizaba una autopsia. El resultado de la autopsia del doctor Kolletschka mostraba que la causa de la muerte era exactamente la misma que la de las mujeres de la maternidad. ¿Cómo era posible que embarazadas con fiebre puerperal murieran por la misma razón que un médico cortado durante una autopsia?

...la noción de identidad de este mal con la infección puerperal de la que morían las parturientas se impuso tan bruscamente en mi espíritu, con una claridad tan deslumbradora, que desde entonces dejé de buscar por otros sitios.

Y es que Semmelweis había pasado por alto un detalle. Los estudiantes que observaban a las mujeres de la primera clínica, lo hacían después de ir a clase de anatomía forense. Nuestro héroe de infeliz final, sin saber lo que es el estreptococo y en ausencia de una teoría microbiana de la enfermedad, simplemente por observación llegó a la correcta —y mal explicada— conclusión de que la materia cadavérica que se transportaba en las manos era causa de contaminación y fiebre en las mujeres. Desde luego que daba palos de ciego, pero por pura observación se iba acercando a algo. Un día, antes de las rondas en la primera clínica, colocó un cartel en la puerta advirtiendo que nadie pasara sin lavarse antes las manos en la palangana dispuesta al efecto. Semmelweis dispuso de una jarra de agua clorada (el primer antiséptico útil de la medicina moderna) y ante los desplantes de los alumnos se tuvo que asegurar personalmente de que todos ellos se lavaran a conciencia.


Después de las primeras semanas, la tasa de mortalidad se igualó con la segunda clínica. Pero durante el tiempo en que obligaba a la gente asquerosa a lavarse recibió numerosas presiones. Simplemente era inaudito e inaceptable que un caballero honorable pudiera contagiar ninguna enfermedad. Hubo una ocasión en la que después de lavarse todo el mundo, la primera mujer a explorar estaba infectada y después el resto también se infectó y murió.

Ahí fue donde Semmelweis aprendió que no se trataba tan solo de que los muertos podían infectar a los vivos, sino que entre los vivos también se producían infecciones. Mediante prueba y error llegó a esta conclusión y se propuso hacer que entre exploración y exploración todo el mundo se lavara las manos. En cuestión de meses se llegó a alcanzar una mortalidad del 0%. Lo había logrado. Una nueva era de luz iluminaba el sombrío destino de miles de mujeres.

El amargo final

Y entonces, el 20 de marzo de 1849, lo despidieron por pesado. Y es que en el contexto de las revoluciones de 1848, la corte vienesa no podía seguir soportando que un médico húngaro diera mala fama a las prácticas médicas tradicionales austríacas. Doctores de todo el mundo se quejaban de las insinuaciones de Semmelweis y sólo sus amigos más cercanos (médicos bohemios y moravos) le apoyaron. Había algo más en juego que la supervivencia de unas mujeres de baja extracción social: era el renombre de las sociedades médicas austríacas el que estaba en entredicho.

Exiliado en Budapest, malvive como médico de fortuna hasta que es contratado por la Maternidad de San Roque. El choque que le produce ver que siguiendo sus consejos de higiene se elimina buena parte de la muerte que condenaba los centros médicos, pero que estos consejos no eran seguidos, acaba con su cordura. Aún le dará tiempo a escribir su famosa obra De la etiología, el concepto y la profilaxis de la fiebre puerperal. Que será ignorada por sus contemporáneos. Dicen que en sus últimos años pegaba carteles por las calles de Budapest recomendando a las embarazadas que no fueran a los hospitales a dar a luz. También empleó parte de su tiempo en escribir una serie de cartas a los médicos que le negaban su descubrimiento llamándoles asesinos.

¡Asesinos! Llamo yo a todos los que se oponen a las normas que he prescrito para evitar la fiebre puerperal. Contra ellos, me levanto como resuelto adversario, tal como debe uno alzarse contra los partidarios de un crimen. Para mí, no hay otra forma de tratarles que como asesinos. ¡Y todos los que tengan el corazón en su sitio pensarán como yo! No es necesario cerrar las salas de maternidad para que cesen los desastres que deploramos, sino que conviene echar a los tocólogos, ya que son ellos los que se comportan como auténticas epidemias.
Semmelweis, Carta abierta a todos los profesores de obstetricia (1862)

En un último acto de llamar la atención, durante una clase de anatomía se corta a propósito con el mismo bisturí con que cortaba un cadáver. Moriría a los pocos días de la misma septicemia que mató a millones de personas desde el origen del hombre hasta el descubrimiento de la asepsia.

Más:
  • Siglo XVIII:
    • A treatise on the epidemic puerperal fever of Aberdeen (1795) [PDF]
    • A treatise on the management of pregnant and lying in women: and the means of curing, but more especially of preventing the principal disorders to which they are liable; together with some new directions concerning the delivery of the child and placenta in natural births; illustrated with cases (1793) [PDF]
  • Contemporáneo a Semmelweis: Holmes, The Contagiousness of Puerperal Fever (1843).
  • Hoy "efecto Semmelweis" es sinónimo de la tendencia a rechazar la evidencia científica porque contradice las normas establecidas o los paradigmas comúnmente aceptados.
  • En alemán, la "Carta abierta" en la que pone a parir el paradigma de su época.