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Oh, Woodrow. |
El resultado tenía que ser un mapa de estados que coincidiera con las "naciones" y además incluir algunas exigencias políticas (como las salidas al mar de Polonia y Yugoslavia). Sobre el papel funcionaba porque el papel lo aguanta todo. Cualquier tipo de dificultad que podía surgir en zonas fronterizas, se resolvía mediante plebsicito. Todo fue estupendamente, se firmó el Tratado de Versalles (y otros tratados menores) y nuestros amigos yanquis empacaron y regresaron a su casa. Hala, ya hemos arreglado el mundo ¿a qué hora se cena en esta casa?
Fue el horror.
Llevar el nacionalismo a su última consecuencia política (o sea, hacer coincidir "estado" y "personas que tienen en común un rasgo arbitrario") hace aparecer una cosa como la República de la Austria Alemana, cuyas fronteras tienen esta pinta:
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Parece un charco. |
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"Madre, si votas por Yugoslavia tendré que ir a la guerra por el rey Pedro". Cartel austríaco-alemán en el plebiscito de Carintia. Nótense el campanario y la Biblia. |
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"En Yugoslavia un granjero es un príncipe. En la Austria alemana los judíos son barones". Cartel yugoslavo en el plebiscito de Carintia. Nótese la mano negra. |
Desde nuestra perspectiva actual diríamos que si el problema lo causaba la economía nacionalista, la solución no podía ser más nacionalismo, sino la apertura comercial. Pero este escenario de apertura resultaba impensable cuando salías a la calle y antes de comprar el pan te cruzabas con cuatro amputados pidiendo en la acera.
Aparte del problema económico que el nacionalismo no resolvió, estaba el problema militar. La Europa de Entreguerras no fue una Europa de paz. En ningún momento las nuevas fronteras impidieron el conflicto armado. Así tenemos la guerra de independencia turca, que comenzó como respuesta de los nacionalistas turcos ante el expansionismo de los nacionalistas griegos. Más de un millón de griegos tuvieron que abandonar Asia Menor. De los casi dos millones de Armenios masacrados en genocidio no hace falta que hable.
También tenemos escondida por la historiografía soviética la guerra polaco-soviética. Es más, la situación de interinidad de los despojos del imperio ruso que se quedaron los bolcheviques (gracias a la imprescindible ayuda de oficiales veteranos de guerra zaristas con ganas de medrar) propició la aparición de las tres repúblicas bálticas y de Finlandia.
Estos países que nacen de los escombros de los viejos imperios en su mayoría derivarán hacia regímenes autoritarios con los consabidos desplazamientos poblacionales, discriminación y nacionalismo exacerbado (Polonia, Yugoslavia, Hungría, Austria, Bulgaria, etc.). Recordemos que en cuanto se empezaron a organizar plebiscitos para saber democráticamente a quién pertenecía tal o cual provincia o ciudad, las cosas no salieron como aquellos científicos sociales se esperaban: había lugares en la nueva Polonia en los que la gente quería seguir siendo alemana, en Checoslovaquia otro tanto, en Eslovenia había eslovenos lingüísticos que querían seguir formando parte de Austria.
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En líneas verticales Alta Silesia y Prusia Oriental. En líneas diagonales pérdidas territoriales alemanas que ganan Bélgica, Francia y la nueva Polonia. |
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Referendum de autodeterminación en el sur de Prusia Oriental. Más alemanes que los bávaros. |
El impulso wilsoniano de la Sociedad de Naciones no se limitó a los derrotados de la Gran Guerra. Las islas Åland, de población de habla sueca, pidieron un referendum viendo que Finlandia podía caer en manos de los bolcheviques. Suecia ocupó las islas y la Liga de Naciones obligó a Helsinki a conceder un estatuto de autonomía al archipiélago y su desmilitarización. A día de hoy el ejército finlandés continúa sin tener presencia en esas islas, que disfrutan de una amplia autonomía en términos europeos y una autonomía horrible en términos españoles ya que los alandeses sólo pueden enviar un delegado al parlamento estatal.
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¡Quitadles los cuchillos! |
Aunque el papel —insisto— lo aguante todo, la realidad es mucho más compleja. Otro ejemplo de por qué este mundo nacionalista era una imagen irreal lo tenemos en Irlanda. En 1921 los ingleses crean el Estado Libre de Irlanda. De acuerdo con el tratado angloirlandés la isla sería un dominio británico y podría elegir formar parte del Reino Unido. Inmediatamente tras fundarse el Estado Libre, el Ulster renunció a compartir estado con el resto de los irlandeses y se sumó a la corona como parte constituyente del Reino Unido. Cuando era pequeño estuve en Belfast y todavía había soldados en las calles porque unos tipos ponían bombas en cafeterías porque su mundo no coincidía con su idea del mundo.
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Un melón que no voy a abrir es el tema del "dominio" británico. |
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Sin Sociedad de Naciones Pakistán nunca tendría la bomba atómica. ¡Gracias Woodrow Wilson! |
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Disfraz de niña evacuada en la SGM. La gente que no conoce la historia está condenada a comprar disfraces incomprensibles. |
2 comentarios:
La continuación de la serie sobre el nacionalismo no ha defraudado. Muy interesante.
Precisamente andaba esta semana leyendo cosas sobre el Frente Oriental en la Gran Guerra. Una historia apasionante, hablando estrictamente de historia militar, con grandes movimientos, ofensivas y mucho sobre lo que aprender. La historiografía tradicional, al centrarse únicamente en la pesadilla del Frente Occidental, ha cometido el error de infravalorar lo sucedido en el resto de frentes. Dándose además la circunstancia, de que las mas graves consecuencias de la Gran Guerra tuvieron como escenario Europa Central y Oriental.
PS. ¿De dónde ha sacado, hombre de Dios, la foto del disfraz de "niña evacuada"?.....lo que hay que ver.....
Lo encontré en Google imágenes.
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