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El eje del chichinabo. |
El último episodio de quiebra soberana se está produciendo en estos momentos. Este episodio tiene su origen en la anterior quiebra, la quiebra famosa del corralito, que hizo desaparecer 150.000 millones de dólares de un plumazo. Aquella deuda impagable de 2001 pudo ser renegociada bajo los gobiernos de los señores Kirchner. La deuda soberana argentina se reestructuró en dos ocasiones, el 92% de los tenedores de deuda aceptaron una quita —cobrar una fracción de lo que habían pagado— y el país siguió funcionando con sus cotidianos guiños al tercermundismo, su estructura corrupta de gobierno y con la demanda democrática de perpetuar esa estructura de robo nacional que algunos llaman peronismo pero que bien podríamos denominar cleptocracia. Argentinazo.
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Cuando en tu país hacen estas cosas, es que ya has llegado tarde. |
Como vemos, este señor ni es un buitre, ni roba a nadie (como sí hace el gobierno argentino, aunque lo de llamarle "gobierno" a eso es hacerle un favor). La manera de actuar del gobierno argentino es definitoria de su proceder independientemente del color del que gobierne. Todo gobierno argentino desde 1920, cada vez que mete la pata, echa la culpa a otros. La estrategia les sirvió hasta la década de los 50. Cuando Europa se empezó a recuperar en la posguerra, Argentina se despidió del primer mundo y abandonó la sala.
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Esta imagen del Congreso Nacional es ridícula. |
Por complejos mecanismos jurídico-financieros Argentina todavía puede salvarse: tiene la opción de pagar a Paul Singer lo suyo y confiar en que ningún otro tenedor de deuda exija el pago de la deuda en su totalidad. Otra opción es lograr que otros actores —se habla de la banca privada nacional— renegocien esa deuda y adelante los fondos. Acabe como acabe este episodio, Argentina continuará mostrando una imagen de país poco fiable.
Y es que es complicado salvar a Argentina. El ofuscamiento nacionalista que tiene capturado a la población incide en una pésima calidad democrática. Los mecanismos de rendición de cuentas, de contrapoderes y equilibrios son tan solo papel mojado. La función gubernamental se ha convertido en una mera carrera por el enriquecimiento personal: cada oficina, cada negociado tiene su estructura paralela en la que nada se mueve sin sobornos. Da igual quién gobierne: la capa administrativa que intermedia entre el ciudadano y el político es disfuncional.
Cambiar eso significa cambiar la concepción política del estado desde su papel de mal reparto de la riqueza hasta su papel de actuación en casos puntuales. El problema es que los mecanismos de elección democrática allá se parecen más a los centroafricanos que a los de Europa occidental. Ojo, que en Europa también tenemos problemones: en el nuevo aeropuerto de Berlín metió la mano en la saca todo cristo, los diputados británicos no tienen precisamente fama de honorabilidad, media Italia se la podríamos vender a Al Qaeda y sin ir más lejos, en España tenemos unas cosas que se llaman Junta de Andalucía y Generalitat de Cataluña, que son como la casa de Vito Corleone los domingos por la tarde.
En el problema argentino también hay una cuestión estética. Más allá de la herencia artística y literaria del país, nos llega la imagen que nos transmite la televisión y la prensa: el fútbol. Lo del fútbol es enfermizo pero me parece bien. Lo que no veo tan bien es que la protesta política callejera se parezca tanto a las celebraciones de fútbol. ¿Qué anda mal en la educación argentina?
Un país empieza a funcionar en el momento en que la gente puede confiar en que su gobierno no es tan trucho como la media peatonal. Y un gobierno empieza a funcionar en el momento en que acepta su responsabilidad y deja de culpar a otros. Tampoco olvidemos lo que ayuda que en lugar de repartir pan, promueva que la gente monte sus propias panaderías. Ah, pero en el momento en que la gente monte sus panaderías se acabó el negocio para esa "Argentina paralela" que tiene secuestrado el país.
En fin, este problema sólo lo pueden resolver los propios argentinos. Les deseo suerte.
Más:
- The Economist - Cristina Fernández argues that her country’s latest default is different. She is missing the point
- La Nación - Default técnico: qué significa para la economía argentina
- El Mundo - Argentina no logra un acuerdo con los 'fondos buitre' pero niega la suspensión de pagos