lunes, 30 de junio de 2014

La lealtad de la clase media en 1914

Nos habíamos quedado en que fue en las clases medias donde con más fuerza arraigó ese nacionalismo separado de la institucionalidad estatal. Un nacionalismo que surge como vía de escape ante un mundo que cambia muy rápidamente y como contención ante amenazas reales o impostadas que en última instancia están relacionadas con el miedo a no tener un plato que llevarse a la boca. Un nacionalismo además, que en aquellos lugares donde hay una importante minoría judía —sobre todo Europa central—, tendrá un poso antisemita no poco irrelevante.

"El germen-huno".
El gran cambio tiene que ver con el complejo proceso de transición del patriotismo de estado —todos somos iguales en una república de ciudadanos— al nacionalismo chauvinista —solamente algunos somos los verdaderos miembros de la nación—. La apología de la diferencia de la que hacen gala los nacionalistas tendrá fuertes componentes reaccionarios frente al carácter internacionalista del movimiento obrero y fuertes componentes conservadores frente al carácter ateo de esos movimientos de clase. En los imprecisos términos políticos habituales, podríamos decir que el nacionalismo se "derechiza".

La lealtad nacional precisa de una continua propaganda.
Eran los tiempos de la Segunda Internacional. Los comunistas, a través de los partidos llamados socialdemócratas, tratan de alcanzar el poder participando en elecciones y volcándose en el juego de los parlamentos burgueses que querían hacer desaparecer. Esto por un lado. Por otro lado, los gobiernos ante las veleidades revolucionarias de las organizaciones de clase, veían con mejores ojos el discurso nacionalista de grupos organizados que al fin y al cabo deseaban lo mejor para el país. Unos y otros trataban de ganarse a ese estrato social en alza formado por la clase media urbana.

¡Que somos enemigos de la patria! Sí; queremos sustituir el mezquino sentimiento de la patria con el inmenso amor a la humanidad, las estrechas y artificiales fronteras por la gran patria del trabajo, por el mundo. No hay otro medio de evitar guerras como la de Francia y Prusia, aunque nos privemos así de héroes como Daoiz y Velarde.

Manifiesto del Consejo Federal de la F.R.E.-A.I.T. de Madrid (17-X-1871)

Pese a que en aquel momento ser comunista y ser nacionalista eran cosas que no se mezclaban (el comunismo era internacionalista), la gente no lleva un libro en la cabeza. Las personas se adscriben a múltiples lealtades al mismo tiempo y así uno podía ser comunista de misa diaria, o militar en un sindicato revolucionario pero odiar con fuerza la "amenaza extranjera".

La charla leal no vencerá al Káiser, a Krupp ni a la cultura, hombres entrenados lo harán. Alístate ahora. (Cartel canadiense de la PMG). Quiero camisetas con este póster.
El estallido de la Primera Guerra Mundial evidencia el fracaso de la idea internacionalista en Europa. Son obreros y miembros de sindicatos los que corren en Francia, Alemania, Austria, Reino Unido e Italia a la llamada a las armas para defender su país. Pese a los continuos llamamientos de los partidos socialdemócratas a no participar en una guerra "burguesa" y pese a los llamamientos de los sindicatos a hacer huelgas en la industria de guerra, estos no obtienen el éxito esperado. No sorprende que para los ideólogos comunistas el choque entre la cuestión social y la cuestión nacional fuera un asunto capital.

Se puede decir que en la guerra del 14 los comunistas fracasan al centrarse en la cuestión social y dejar a un lado la cuestión nacional. Sin embargo, los nacionalistas que pretendían crecer montando movimientos de masa a imitación de los comunistas, sí incorporarán la cuestión social a su programa. Y tienen mayor éxito. La cuestión nacional será resuelta en muchos países de Europa a través de los partidos nacionalistas que incorporaban la agenda social a sus programas. Así, tenemos la Polonia de Józef Pilsduski, líder del Partido Socialista Polaco, que liga la independencia de Polonia al voto de la mujer y la jornada de ocho horas. ERC lo funda Jaime Aguadé, que venía de una escisión del PSOE. Pieter Troelstra, líder del Partido Socialdemócrata de los Trabajadores de Holanda, que falló un poquito al llamar a la revolución socialista en Rotterdam en 1918, venía del movimiento nacionalista frisio.

Mapa de 1914 editado por la Cruz Roja alemana para recaudar fondos.
Para el partido comunista más importante de Europa en 1914, el Partido Socialdemócrata alemán, la guerra era una oportunidad para resolver la cuestión social. El partido, que llevaba años siendo el más votado —aunque por la ley electoral nunca pudo aspirar a mayorías en el Reichstag— controlaba la industria alemana a través de los sindicatos. Sin su apoyo en lo que se conocería como Burgfriedenspolitik, el Imperio Alemán no podría haber participado en la guerra. August Bebel, la figura más destacada en los primeros años del SPD llegó a decir más o menos que estaba en contra de todas las guerras, excepto de la guerra contra Rusia, ya que el Imperio Ruso representaba la peor cara de la explotación al trabajador y de las viejas costumbres (Bebel era un revolucionario en el sentido clásico del término: pionero en la defensa de los hotentotes de las colonias e incluso estaba en contra del matrimonio). Cuando el SPD dio la orden de no hacer huelgas y aprobó en el parlamento la emisión de deuda de guerra —«en este momento de necesidad no podemos dejar a la patria de lado», diría Hugo Haase, líder de una facción del SPD—, el emperador Guillermo II comentaría: «ya no veo partidos políticos, sólo alemanes».

El problema para los comunistas europeos vino con el "triunfo" de la revolución bolchevique. Pongo "triunfo" entre comillas, por que los bolcheviques tan solo aprovecharon el vacío dejado por la pérdida de poder del gobierno sobre el ejército. Es más, hasta bien entrada la década de 1920, no existió en Rusia algo parecido a un gobierno. Digo que esto supuso un problema porque ahora la revolución parecía que podía hacerse. Las consecuencias se vieron en toda Europa, con proclamaciones de repúblicas soviéticas por toda la geografía, pero de forma más importante en Alemania, con el cambio de parecer del SPD y el triunfo de las tesis espartaquistas (contra la guerra y a favor de la revolución). ¿Por qué esto es importante en el tema que nos ocupa? Porque quiero destacar que los comunistas no proclamaban la revolución internacional, sino estados revolucionarios en cada nación.

La "Europa de Wilson" trató de hacer coincidir las fronteras de las lenguas con las fronteras de los nuevos estados. Es decir, el mayor triunfo del nacionalismo se alcanzó con los 14 puntos de Wilson. Los 50 millones de muertos de la Segunda Guerra Mundial apuntan a que tal vez el nacionalismo no sirva para resolver los problemas políticos.
Ah, pero estas proclamaciones no se dieron en todas partes, sino solamente en los estados que perdieron la guerra. Los ganadores de la guerra dividieron los imperios perdedores y trazaron nuevas fronteras que coincidían con las reivindicaciones de las minorías nacionales (Polonia, Checoslovaquia, países balcánicos, países bálticos, etc). Estas minorías nacionalistas, al ver colmadas sus aspiraciones, crearon un muro de contención frente a la revolución. Sin embargo la revolución apareció (principalmente) en Alemania, Austria, Hungría e Italia. Países que no vieron resueltas ni la cuestión social, ni la cuestión nacional y donde esa clase media perdedora fue más perdedora que nunca (reparaciones de guerra, crisis del 29, etc).

Pero del re-dibujo de las fronteras hablaré en otra ocasión.

Vaya, tenemos un muchachito nuevo en el vecindario (Munich, 2-VIII-1914).
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domingo, 29 de junio de 2014

Nacionalismo en Europa hacia 1900

De la segunda mitad del XIX hasta la Primera Guerra Mundial va tomando forma el nacionalismo político que más o menos conocemos hoy. Qué tendrá el agua para que la bendigan, qué tendrá el nacionalismo para sobrevivir, pese a causar las dos guerras mundiales, más de un siglo.

Mapa "étnico" de Europa central de 1900.
Del primer nacionalismo, digamos, liberal, de los estados nación que cumplían con el principio del umbral y que nadie ponía en cuestión su justificación, se va pasando a nacionalismos basados en costumbres, lenguas y razas. Del "patriotismo de estado" o "patriotismo constitucional", plasmado en las banderitas que ondeaban en la inauguración de una estación de tren, se pasa a un nacionalismo no estatal que en un primer momento no apelaba a la lengua, sino a una nebulosa teórica de coincidencias en grupos de población. Evidentemente, construcciones teóricas como las tesis nacionalistas, requerían el esfuerzo de una élite.

Se puede trazar una línea de pensamiento perfectamente definida desde los idealistas alemanes hasta todos los movimientos nacionalistas que en Europa había y hay (y algunos que Europa ha exportado por imitación, nacionalismo indio por ejemplo). A ningún campesino que no habla la lengua mayoritaria de su país se le ocurre pensar que está siendo afectado por el centralismo propio de la burocracia decimonónica. Son las élites en pugna por el poder quienes instrumentalizarán lo que a finales del XIX se conocerá como nacionalismo.

"Carnicería pangermana".
Este nacionalismo rudimentario no tenía nada que ver con la política al principio. Ninguna élite "no estatal" podía tener ambiciones políticas muy diferentes a las de la élite estatal. Es más, a mediados del XIX, sólo había una élite. Esta idea sería desarrollada posteriormente por autores marxistas: tienen más en común un burgués irlandés y un burgués inglés, que un burgués irlandés y un obrero irlandés. La cuestión a plantear es por qué aparece el nacionalismo no estatal como agenda política organizada. Algo tenía que estar ocurriendo para que diversas élites tan opacas como reducidas se tomaran la molestia de inventar comunidades "nacionales" y todo el aparataje que ellos veían necesario para sus fines: historia, lengua, costumbres, raza, etc.

Para acercarnos a la respuesta a esta complejísima pregunta —os aviso que aquí no encontraréis una respuesta concreta ni una fórmula mágica, sino ideas que orbitan en torno a la respuesta—, es deseable conocer en qué se puede diferenciar este nuevo nacionalismo no estatal, del nacionalismo liberal o patriotismo de estado.

  1. La primera diferencia tiene que ver con el principio del umbral: el nuevo nacionalismo no establece razones objetivas para definir al estado y por lo tanto diferencia estado y nación. El nacionalista paraestatal dirá que cualquier comunidad que se reivindica como nación es una nación y por lo tanto "tiene derecho" a constituir un estado soberano. En otras palabras, ya no es necesario ser una comunidad de un imperio "condenado por la historia" ni una comunidad política surgida de la crisis del Antiguo Régimen en estados previamente constituidos y definidos políticamente.
  2. La segunda diferencia es que al contrario de lo que sucedía con el nacionalismo liberal, que se basaba en la ley compartida para definir a la comunidad política, el nuevo nacionalismo se basará en criterios definidos de forma arbitraria: lengua, raza, etnia… En función del interés de cada grupo, los nacionalismos irán escogiendo aquellos criterios que más les interesen.
  3. La tercera diferencia es el cambio sufrido por el "patriotismo de estado". A partir de 1848 surgen movimientos políticos que relacionan al estado con un poder de clase y por lo tanto se va extendiendo la idea de que la nación política no significa lo mismo para todos. Se erosiona la idea liberal de nación —el pueblo en armas— cuando la gente ve que la policía carga contra huelguistas de su ciudad.

Es evidente que hay cuestiones de carácter técnico que explican por qué este nacionalismo aparece a finales del XIX. Frente a las explicaciones un tanto cogidas por los pelos sobre la subyugación de las nuevas naciones por parte del malvado estado central que muy tardíamente se pondrán de moda, hay explicaciones prosaicas que tienen que ver con la tasa de alfabetización. En ausencia de un estado que vaya cumpliendo sus objetivos de nacionalizar o civilizar a una población principalmente rural y analfabeta, no puede surgir competencia que reclame un estado dentro de ese estado. Paradójicamente los nacionalismos paraestatales nacen en Europa como consecuencia del éxito del estado-nación. En aquellos lugares donde ese éxito es más tardío, esos nacionalismos surgirán de forma más tardía (Albania, Macedonia, países bálticos, etc).

Normalmente se escucha que estos nacionalismos tienen su origen en la aplicación de la filosofía alemana en cada comunidad inventada: no sólo se produce la extensión de los términos e ideas del idealismo, sino que estos los casan con estudios folclóricos, lingüísticos que tienen su lejano origen en la labor de los ilustrados del XVIII. Sorprende que incluso en ausencia de esta tradición intelectual también aparezcan nacionalismos paraestatales. Ahí está el caso vasco, por ejemplo, cuya razón fundamental de existir es el trabajo de propaganda que se puede atribuir en exclusiva a Sabino Arana. Este nacionalismo comparte con el resto su racismo, su historia inventada, sus costumbres imitadas y la reivindicación de una lengua no estatal; pero en ausencia de símbolos nacionales y de incluso nombre para definir a esa comunidad imaginada, este autor se los inventa (ikurriña, Euzkadi). Para el aficionado al estudio del nacionalismo, Sabino Arana es oro puro. Trágica figura que, como Simón Bolívar, en su lecho de muerte acabaría rechazando sus propios postulados.

1894, boceto de bandera de Vizcaya.
Al no existir un conjunto objetivo de normas que establecen la aparición del nacionalismo, su surgimiento es tan plural como movimientos nacionalistas hubo en Europa. Así por ejemplo, el nacionalismo finlandés comienza a ser defendido por la Sociedad de Literatura Finlandesa, grupo formado por una élite sueca que publica en 1835 el Kalevala, que es una antología de la tradición oral de algunas aldeas finlandesas que sus autores consiguieron reunir y adaptar y que hoy pasa por testimonio de una larga tradición lírica que se pierde en la noche de los tiempos.

En las décadas anteriores a 1914, el nacionalismo como fenómeno político tiene carácter explosivo. Según nos vamos acercando al siglo XX, van surgiendo cada vez más y más movimientos de carácter nacionalista. En el Cáucaso, en el Báltico, en los Balcanes, en la costa dálmata… pero también en Francia, en España, en Bélgica, en Arabia y Reino Unido. Sorprende que pese a tratarse de un fenómeno que "mira hacia dentro", sea visto desde fuera como una moda profundamente internacional. Una moda que ni siquiera requería de una élite mayoritaria en un territorio: por esta época también nace el nacionalismo hebreo o sionismo. El sionismo en su evolución no se distinguirá de otros movimientos nacionalistas europeos: así, inventan su bandera, crean un idioma  moderno pese a que los judíos europeos utilizaban mayoritariamente el yidish, etc.


Cualquier repaso a las fuentes primarias de los ideólogos nacionalistas de finales del XIX y comienzos del XX llamará la atención al lector por sus continuas referencias a la cuestión racial. Y no hablo de alemanes, ingleses o escandinavos malvados, los nacionalistas paraestatales españoles que hoy ponen su nombre a institutos de secundaria, a premios literarios y a "centros culturales" dedican páginas y páginas a tratar sobre la peliaguda cuestión del perímetro craneal y el color del pelo. Con esto no quiero decir que quienes hoy reivindiquen aquella herencia política sean nazis. De hecho, el nacionalismo racial aparece antes que los nazis. En la Primera Guerra Mundial eran comunes las apelaciones del gobierno francés para defender la raza francesa de los bárbaros alemanes. Había científicos raciales que incluso explicaban que los alemanes desprendían un olor corporal característico, diferente al de los franceses.

Índice cefálico en "Las razas de Europa" de William Ripley.
La división racial de la humanidad, que nunca fue un tema importante para los ilustrados del XVIII, fue adquiriendo mayor relevancia según avanzaba el siglo XIX. Se trataba de buscar una explicación "natural" de las diferencias entre los pueblos. Incluso entre gente con el mismo tono de piel se desarrollaron complejas jerarquías y categorizaciones de grupos y subgrupos humanos. A partir de la década de los 60, el pobre Darwin llegó para ser usado por estos científicos locos. El nacionalismo pasó así a tener una excusa "científica" de por qué en nuestra aldea somos más guapos y más listos.

Razas europeas en "Las razas del hombre" de Joseph Deniker.
El nacionalismo encontró en el racismo presuntamente científico la excusa perfecta para hacer su triste, lamentable y malvada apología de la diferencia. Hay que decir que seguía habiendo gente seria que rechazaba estas ideas. Pero para la gente menos brillante estas ideas daban una "explicación total" que casaba con los prejuicios que traían de casa. No se tardó nada en aplicar la correlación entre lengua y raza. Y de ahí entre nación y raza. Incluso podemos ver similitudes entre la búsqueda de la pureza racial y la búsqueda de una lengua "nacional" libre de extranjerismos.

Es ésta una época de grandes migraciones, de competencia entre grandes potencias (Triple Alianza en 1882, Entente Cordiale en 1904) y de grandes cambios sociales que se encuentran con la resistencia de grupos tradicionales. Es ésta también una época en que los estados se van democratizando y en que la política se abre paso en la vida de la gente. Todos estos cambios van dejando perdedores en las cunetas, que verán en el nacionalismo la explicación cómoda y total de todo cuanto malo les pasa. Aquí es curiosa una diferencia de España frente a Europa. Los movimientos nacionalistas europeos no estatales adquieren más fuerza en lugares pobres, menos desarrollados, "olvidados" por el gobierno central (fijaos en Austria-Hungría o el Imperio Otomano), sin embargo en España el nacionalismo paraestatal se radica con fuerza en los lugares más industrializados y con mayor renta. Esto se debe a que —en el caso catalán al menos— eran lugares donde había otra lengua (mejor dicho: un conjunto dialectal amorfo, diferente de la lengua mayoritaria del país o nacional, en este caso, del español).

Poder coger un conjunto de dialectos y estandarizarlos para transformarlos en una lengua consistente es uno de los pasos más importantes a la hora de construir una comunidad nacional. Por eso el nacionalismo instrumentaliza el idioma desde el principio: se trata de convertir algo tan íntimo y cotidiano como la lengua en una herramienta que haga apología de la diferencia, que construya un "nosotros" frente a un "ellos". Reivindicar el uso de esa lengua para poder estandarizarla y que se enseñe en las escuelas es lo mismo que reivindicar un estado soberano que pueda administrarse en esa lengua. Es fácil ver que no se trata aquí de un problema de comunicación, sino de una agenda política. En España y en Europa se empezó incluso a inventar topónimos nuevos en lenguas minoritarias para lugares que jamás habían tenido esos topónimos.

Lenguas de Austria-Hungría. Obsérvense las fronteras post-1918.
No era un problema que la gente en su día a día empleara una lengua y no otra. El problema estaba en la oficialidad de la lengua y en la promesa de ascenso social que daba usar una lengua antes que otra. Así, Lloyd George, primer ministro británico, hablaba galés fuera de Westminster y los venecianos seguían usando el véneto en el mercado. Pero para ascender había que usar la lengua relacionada con el poder. Los galeses el inglés, los venecianos el italiano y los finlandeses el sueco. Es más, la interminable masa de analfabetos que poblaba Europa a finales del XIX usaba docenas de idiomas y dialectos diferentes de las  lenguas nacionales. Cuando sus hijos que empezaban a ir a la escuela aprendían el único idioma estandarizado que había en el país, solía ser además la lengua a la que se traducían obras en otras lenguas. El servicio militar obligatorio operó también en este sentido. Era la gente sin medios económicos para poder librarse de ir a filas la que menos alfabetizada estaba y a la que el cuartel le servía de escuela. Las ventajas de aprender la lengua nacional eran obvias para todo el mundo. La gente no sentía un conflicto entre emplear una lengua familiar en casa y en la taberna y emplear una lengua nacional en el ayuntamiento o la comisaría. La lengua nacional daba mayor capacidad de movimiento y por tanto de encontrar trabajo en la ciudad. Podemos descartar que el nacionalismo lingüístico sea algo que "surja del pueblo".

No hace falta rascar mucho para descartar también que ese nacionalismo lingüístico estuviera en la agenda de la alta burguesía. Tanto los industriales polacos que hacían sus negocios en alemán, como los escoceses que los hacían en inglés, podían ver en las lenguas minoritarias una curiosidad sin importancia. ¿En qué estrato social fue entonces donde se acogió el nacionalismo lingüístico con mayor receptividad? Una pista la tenemos en Austria-Hungría. Cuando el conde Badeni le otorgó al checo la misma consideración que al alemán en el gobierno bohemio (1897), las rotativas comenzaron a echar humo. El Casino Alemán de Praga apuntó que hablar checo era cosa de traidores. Y mola que dijeran eso pues en Praga el checo era empleado por el 93% de los ciudadanos. Es decir, los alemanes de Praga —los germanófonos de Praga— se volvieron más alemanes que el bigote de Bismarck. A partir de 1907 se produce la magiarización del reino de Hungría por un decreto educativo que pedía a los alumnos de secundaria dominar el húngaro. Innumerables escuelas eslovacas, serbias, rutenas y rumanas tuvieron que cerrar. Cosa que no agradó a una parte considerable de las clases menestrales de aquellos lugares afectados por la medida.

"Vers la paix universelle". Uh.
Fueron los oficinistas, los abogados, los maestros de escuela, los editores de periódicos provinciales, los telegrafistas y los encargados de las oficinas de correos los que de pronto sintieron como muy importante la lengua de sus padres. Es decir, gente alfabetizada en su lengua minoritaria. Gente que no necesitaba de la lengua nacional para ascender socialmente pues sus relaciones, su mundo de experiencias ya estaba construido en su lengua materna. Entre estas clases medias podía existir un sentimiento de inseguridad o inferioridad pues podían perder su posición ante otros funcionarios foráneos que sabiendo únicamente la lengua nacional realizaran igualmente su labor. Era necesario para estos operarios provinciales proteger de algún modo su medio de vida. En aquellas provincias donde la lengua nacional era minoritaria (Silesia, Rumanía, Croacia, Eslovaquia, Carintia, etc.) el nacionalismo lingüístico prosperó. Todavía no podían saber que esos lugares fueron precisamente los que más movimientos forzosos de población tuvieron que sufrir tras la Primera Guerra Mundial.

¿Qué ocurrió en aquellos lugares donde la lengua minoritaria era tan minoritaria que ni existía una franja demográfica relevante alfabetizada en esa lengua? Las motivaciones de los maestros, telegrafistas y abogados vascos y flamencos no podían ser muy distintas de las de los eslovacos y croatas. Sin embargo, las lenguas que vascos y flamencos empleaban eran las nacionales (español y francés). Entonces, ¿cómo es posible que arraigue el nacionalismo vasco y flamenco? Aquí entra el concepto de resistencia al cambio. En un mundo cambiante, inseguro y poco claro, es reconfortante que algunas cosas no cambien y permanezcan puras y robustas. Como nuestra fe católica.


Ante la inexistencia de un idioma minoritario, la religión puede ser el instrumento que mejor defina a una comunidad nacional. El flujo migratorio se une al proceso de industrialización y al incipiente poder obrero que lleva ligado ideas ateas. Por lo tanto, existe una relación íntima entre que yo pierda el trabajo, que la gente vaya menos a misa y que haya gente venida de fuera (¡el paquete completo, amigos!). Es más, religión, xenofobia e inseguridad en el trabajo serán características de un nacionalismo transversal europeo que empezará a hablar con fuerza de los judíos. Los judíos eran fáciles de culpar de los males de la clase media baja: se les suponía manejando los hilos del nuevo capitalismo internacional, habían matado a Cristo y además, no acababan de "integrarse" (seguían siendo vistos como extranjeros en muchas capitales europeas pese a llevar siglos radicados ahí).

Esto ya es demasiado largo, paro aquí y sigo otro día.

viernes, 27 de junio de 2014

Transcendence (2014)

Si fuera solamente una película mala, no me tomaría la molestia de comentarla. Pero Transcendence no es solamente una película mala, es una película que nos quiere vender la moto. Es una especie de experimento de Chris Nolan sin Chris Nolan. Están los actores de Batman, su director de fotografía favorito (un Oscar por Inception) y el planteamiento es estupendo... pero al final del día te quedas como estabas. Una película con pretensiones que no pasa de serie B.

Johnny Depp después de un finde loco en Ibiza.
La cosa

La película comienza con Paul Bettany en un mundo sin electricidad, que va a una casa y se encuentra con unas flores o algo así, y después la acción comienza siete años antes. Esta introducción es totalmente prescindible.

En el segundo comienzo de la película tenemos a Johnny Depp —de los cien millones de pavos de presupuesto, veinte fueron para Depp, el amigo de los niños— casado con Rebecca Hall. Los dos son científicos de ordenadores muy reputados. Hay que decir que mientras en España la informática se cataloga de ingeniería, en Estados Unidos entra en el campo de las ciencias. Por eso Depp y Hall son científicos, dan charlas de TED Talk y pueden ir despeinados.

Bien, pues tras dar una charla de TED Talk para público de las facultades de psicología, derecho, filología y sociología, que tragan con cualquier cosa porque tienen fe en las ciencias y por ello esperan respuestas absolutas, a Depp un fulano le pega un tiro en el pasillo. Resulta que hay un grupo ludita que se dedica a atentar contra científicos y que quiere cerrar Internet, como el gobierno turco, el PSOE o la NSA. Terroristas que para "salvar a la humanidad" matan a personas, y para "acabar con la tecnología" hacen gran uso de ella. Todo muy coherente, como los pailanes de ETA que pasan las tardes embobados mirando a las vacas.

Entre los dos suman cuatro líneas de diálogo.
En el hospital nos comentan que la bala tenía "un isótopo llamado polonio". Me quedé con este detalle concreto porque el polonio no es un isótopo, sino un elemento químico. Ciertamente el polonio tiene un isótopo muy famoso que es el polonio-210, pero si pretendes convencer a la audiencia de que Johnny Depp y Rebecca Hall son listísimos, no puedes colar una confusión así porque quedan en evidencia.

Total, que Depp va enfermando poco a poco, le quedan unas semanas de vida y un día Rebecca Hall recuerda que un científico de su laboratorio había investigado cómo subir la conciencia de un mono a un ordenador y dice "¡venga, vamos a subir la conciencia de mi marido a un ordenador!". Maldita chiflada. Paul Bettany, amigo de la pareja, plantea sus dudas pero colabora con ella. Y es curioso que lo haga porque luego nos explicarán que había escrito un artículo contra los riesgos de la tecnología, ese mismo artículo que sirvió como biblia al grupo terrorista ludita porque en ese pueblo todos se conocen o algo así.

¿Por qué poner tu cara como interfaz? Es más eficiente poner una carita sonriente o triste, como acertadamente hace el ordenador de Moon.
Johnny Depp se pasa sus últimos días de vida grabando su voz en el ordenador (¿?) y haciendo escáneres 3D de su cabeza. Es como si todo el mundo ya tuviera diseñado el software necesario para la interfaz hombre-máquina de una conciencia humana ejecutada en una máquina. El día que Johnny Depp muere, los luditas secuestran a Paul Bettany para que les diga dónde está escondido el ordenador al que van a subir la mente de Johnny Depp. No me acuerdo muy bien lo que ocurría pero cuando Depp muere su conciencia se sube al ordenador, los luditas atacan y para proteger a Depp, su mujer lo sube a la nube.

No son monitores CRT pero muestran interferencias. ¿Por qué? ¿Acaso alguien programa imágenes de interferencias? ¿Es un salvapantallas?
Ahora Johnny Depp es Johnny Internet y Rebecca Hall está casada con Internet. La tarada lleva a su marido-red distribuida en su iPad y su marido lo que hace es apostar en Wall Street para hacerla millonaria. La película no explota por ningún lado la duda de si el programa de su marido es realmente su marido. Por ahí se podía rascar bastante, pero simplemente pasan de explotar esa línea argumental porque esta película no siente el mínimo respeto por el espectador.

Empieza el segundo acto y vemos cómo la chiflada compra un pueblo en el desierto porque Johnny Depp absorbió la quinta parte del presupuesto de la película y tenemos que conformarnos con decorados cutres. Debajo de ese pueblo, Rebecca Hall y Johnny Internet construyen un laboratorio informático del copón donde investigar tecnologías revolucionarias. Paul Bettany pasa dos años secuestrado por el círculo Podemos Homeopatía y se convierte en su líder (¿?). Durante ese tiempo, el laboratorio de Rebecca y Johnny ha desarrollado avances impresionantes en todos los campos, avances que no comparten con nadie porque si no, no habría película.

Para demostrar lo guays que son la loca de Rebecca y su marido-protocolo de red, invitan a su mejor amigo a ver las instalaciones. Su mejor amigo es Morgan Freeman, que llega al laboratorio con un papel en el bolsillo que pone "Sal de aquí". Hacen una visita por las instalaciones y todo es muy guay, pero al despedirse de Rebecca, Morgan le da el papelito (que ya tenía que tener todo sudado) y Rebecca se da a la bebida #truestory.

Siguiente acto. Los ecoterroristas le dan una paliza a un obrero del laboratorio y Johnny Internet lo cura inyectándole nanobots. La movida es que no sólo lo cura, sino que lo hace más fuerte. Oh, pero pagando el pequeño precio de "estar conectado" con Johnny Internet y "ser usado" cuando Johnny desee. A mi no me parece un mal trato, por el momento, Johnny Internet se ha dedicado a investigar tecnología y a lograr el pleno empleo en un pueblecito. Además, el primer uso que Johnny le da al obrero es intentar la coyunda con su mujer. Vamos, que al obrero le ha tocado la lotería.

Tratar de usar otro cuerpo para acostarte con tu mujer ¿es ponerle los tarros?
Su mujer, que está chalada, rechaza a Johnny y aquí Johnny se comporta como un caballero. No parece en ningún momento que se vuelva muy loco ni intente implantar el tecnosocialismo. Aún así, Morgan Freeman, que casualmente trabaja para el FBI, une el FBI a los terroristas para atacar el laboratorio de Johnny porque ya sabemos que al gobierno no le gusta la competencia. Aquí ya deja uno de tratar de entender la motivación de la película.

Al final hay una escena de acción muy cutre entre los agentes del FBI (junto al grupo terrorista (que son tres fulanos que cateaban ciencias naturales en la EGB)) y los obreros-súperfuertes esbirros de Johnny Internet. En el curso del cutre-combate, hieren a Rebecca Hall y para salvarle la vida, Johnny la sube a la nube. Ah, pero Rebecca tenía en su sangre nanobots con un virus anti-Internet. Total, que al final se apaga Internet y se va la luz del planeta. El planeta se llama Estados Unidos, por cierto.

El epílogo es la escena introductoria de la película. Paul Bettany en lugar de estar en Guantánamo por colaborar con terroristas, llega a casa de Johnny Depp y ve en el jardín las flores con el rocío de la mañana que... bah, me aburro.

La súper-inteligencia más tonta del mundo

1337 5p34k, really?
Cuando Johnny Depp es Internet, se vuelve muy listo e incluso evoluciona rápidamente gracias a su granja de procesadores cuánticos. Cuando la fuente de tu poder es el procesamiento de información, tu primer objetivo es asegurar esa información. El almacenamiento seguro consiste en reproducir la misma información en lugares separados por si se te cae uno, que puedas usar otro. Johnny pasa del tema. Es más, Johnny desarrolla nanobots que vuelan y lo impregnan todo pero no se le ocurre hacer un agujero en el polo sur y usar los nanobots para construir allí un sistema redundante. Es más, ni si quiera se le ocurre tras averiguar cómo construirse un cuerpo, fabricar cuarenta millones de cuerpos iguales y mandar alguno en avión a Honolulu, Murcia o Nepal por seguridad. No, él lo tiene todo en el mismo sitio porque es así de imbécil.

Y diablos, cuando te atacan no lleves a tus esbirros paletos con los brazos en jarras a mirar mal a tus atacantes, eso no parece funcionar. Envía a tus nanobots mágicos voladores y méteselos por los agujeros de la nariz a tus atacantes. Ya está, fin de la película.

El mensaje ecologista

No falla. Pese a que la evidencia empírica demuestra que el desarrollo tecnológico hace que cada vez no sólo contaminemos menos, sino que necesitemos menos espacio para vivir más personas (dejando por tanto más espacio a la Pachamama con su tetrodotoxina, su ébola, sus serpientes y sus avispas), la película lanza el mensaje de que el desarrollo es malo porque contamina pero a la vez, si es "bien usado" puede emplearse para limpiar el planeta.

Esta idea es disparatada en extremo en esta película. Hay terroristas-ecologistas-luditas-homeópatas-vegetarianos que matan a gente para que el mundo sea un lugar mejor para la gente (!). ¡Y son los buenos de la película! Ellos y el afable agente Morgan Freeman del FBI. Eco-terroristas y gobierno contra el genio inventor. Parecería el reverso tenebroso de una historia de Ayn Rand, sino fuera porque Ayn Rand al menos desarrolla las emociones de sus personajes.

¿Una historia de sentimientos?

¿Quién le saca el polvo a todo eso?
En la Edad de Oro de la ciencia ficción, los protagonistas eran científicos, todos sabían lo que había que hacer a cada momento y el futuro iba a ser maravilloso. No había tiempo para desarrollar los personajes, para que fueran al baño, ni para que se besaran. Si aparecía una mujer, era para causar problemas (motor argumental) que los científicos resolvían. La ciencia ficción evolucionó y los autores saben que las mujeres son la mitad de los posibles compradores de libros. Por eso para que las historias de ciencia ficción enganchen deben tener cierto desarrollo emocional detrás. Algo más que la compañera sexual de Charlton Heston en El planeta de los simios, aunque sin llegar a Orgullo y Prejuicio.

Bien, pues en Transcendence la relación entre Depp y Hall es el motor argumental principal de la película. La loca sube la mente de Johnny a Internet "por amor" y Johnny intenta hacer un mundo mejor porque es el sueño de Rebecca Hall. Sin embargo, esos dos transmiten tanta emoción como una patata en un charco. Se te acaba de ir la película por la alcantarilla. Bang.

Flaco favor a la ciencia ficción

Hola,, soy Mariano y vengo a deciros que el 98% del Internecs es pr0n.
Subir la mente de alguien a un ordenador es un tema ya clásico en la ciencia ficción. Es un tema que plantea preguntas muy jugosas acerca de lo que hace a alguien ser un ser humano, de los límites éticos, del poder absoluto. Ninguno de estos grandes temas lo desarrolla la película. Coitus interruptus. Otro tema secundario de la película es el del ludismo, la tecnofobia, la robofobia.

Solamente tirando del tema de la tecnofobia se podrían hacer varias películas. Pero aquí todo lo que tiene que ver con los ecoterroristas se deja de trasfondo. Solamente vemos a un grupo de fulanetes que tiene mucha suerte con sus atentados.

Hay otra cosa que aparece de lejos en la película y es el experimento de subir la conciencia de un mono a un ordenador. Yo quiero ver la película de un monete conectado a Internet. Podría convertirse en un planteamiento original para un reboot del planeta de los simios. O para una película sobre monos astronautas conectados a inteligencias artificiales. No, mejor: delfines. Delfines astronautas en misiones de exploración espacial que se pierden en un agujero de gusano y regresan a la Tierra siglos después ya evolucionados y con agenda propia. Yo quiero ver esa película, no este mojón de Johnny Depp. ¿Dónde está mi maldita película de delfines astronautas?

Lo bueno
  • El planteamiento de subir a Depp a Internet. Que alguien tenga a su marido o a su novio en Internet podría dar para una serie tontorrona de adolescentes.
  • Hay imágenes bien hechas, así que la fotografía supongo que está bien.
Lo malo
  • La película no da respuesta a ninguna pregunta planteada.
  • Morgan Freeman y el Espantapájaros sobran.
  • No es una película de Johnny Depp haciendo el payaso. Cualquier otro podía valer para su papel. Por cierto, Johnny sólo aparece 8 minutos de las dos horas que dura la película.
  • Paul Bettany es el único que hace un personaje que parece tener algún conflicto, pero enseguida se desinfla por su extraño síndrome de Estocolmo.
  • Kate Mara.
  • La película dura dos horas porque una hora se la pasa el director haciendo zoom a gotas de agua.
  • La eterna imagen de los paneles solares que se reconstruyen mágicamente. El director es un pesado.
  • Poner muchos actores en el cartel para engañar al público.
  • No tiene ritmo, es aburrida.

jueves, 26 de junio de 2014

La Sicav que surgió del frío

Al concebir la política como la destrucción del adversario, lo más efectivo siempre es exponer al adversario ante sus contradicciones. "Tú defiendes tal cosa y haces la contraria". Por eso es efectivo atacar al PP por su programa: el problema no es que no lo cumpla —es tontorrón esperar que los partidos cumplan sus programas—, sino que haga lo contrario.


En medio del ambiente del "99% frente al 1%", en medio de este populismo que se reduce a culpar a una nube de colores llamada "los ricos" o "los mercados" del precio del pan, en medio de la vorágine de culpar al protagonismo que adquirió la economía financiera en la última década de la extinción de la lechuza; surge el tema de la SICAV en la que invierten dinero los europarlamentarios.

Hasta 2009 no existía un Estatuto del parlamentario europeo y por lo tanto, sus sueldos y sus planes de pensiones venían dados por la legislación particular de cada estado de origen. Así, a los europarlamentarios españoles les pagaba el Reino de España, a los italianos, Italia, etc. A partir de 2009 el Parlamento Europeo pasa a incorporar los salarios y las —extraordinarias— pensiones de sus señorías en sus presupuestos. El tema es que en los 90, a alguien le pareció buena idea que los diputados ahorraran en un plan de pensiones a través de una SICAV. La SICAV es una sociedad de inversión colectiva que exige un gran capital inicial y mediante la que los inversores tributan poco o nada por sus plusvalías. Cosa distinta es retirar el dinero de ahí, que eso ya sí tributa. Para entendernos, funciona como un plan de pensiones pero en lugar de ser un mecanismo financiero individual es colectivo. Socialismo.

Willy Meyer con el modo Ho Chi Minh activado ¡danger!
El caso es que desde hace un tiempo ganar dinero sin pasar dieciocho horas en una mina está mal visto. Por eso algunos partidos inmersos en esa nube de colores de "ganar dinero es malo y rentabilizarlo es peor", incluyeron en sus programas acabar con las SICAV y elevar mucho la tributación de las rentas del capital. Ahí se encuentran todos los Uruk-Hai de la izquierda extravagante y la gente de Rosa Díez que un día vieron en una encuesta que la gente estaba en contra de las SICAV e incorporaron a su programa acabar con las SICAV. También el PSOE se posicionó más o menos en contra, aunque con la boquita pequeña: el PSOE fue quien inventó las SICAV en España (¡Boyer, que te pego leche!"). Muy grandes los del PSOE: inventan las SICAV, el contrato temporal, las reconversiones industriales y siguen siendo el partido "obrero" y "de los trabajadores", jijiji.

#lol
Total, que sale a la luz ese fondo que usaban los eurodiputados para ahorrarse unos miles de euros en impuestos y los partidos que estaban en contra de las SICAV se encuentran con un problema de imagen pública. Su reacción va desde la dimisión de la encarnación de la hipocresía comunista, hasta unas explicaciones un tanto locas de Rosa Díez, pasando por el «yo no sabía lo que firmaba» de la señora que reparte abrazos. Los únicos que no tenían entre sus objetivos finiquitar las SICAV, los peperos, son los únicos que han podido tomarse a cachondeo el tema. Más o menos los del PP vinieron a decir que sí, que sus eurodiputados aportaban a una SICAV y qué.

Yo debo de ser un tipo muy raro porque no me importa demasiado lo que la gente haga con su dinero. Lo que sí podría comentar es el mecanismo por el que la Mesa del Parlamento Europeo doblaba las aportaciones de cada europarlamentario al fondo (ese era nuestro dinero). Hasta 2009, por cada 1.200 euros mensuales de aportación particular, el Europarlamento les metía 2.400. Otra cosa que sí me puede molestar más —aparte de que ahora se hagan los locos, eso me pone de los nervios— es que este fondo algunos congresistas no lo declaraban públicamente y, en algunos casos, tampoco se lo comunicaban a Hacienda. Eso ya huele que apesta, sobre todo porque la labor de estos políticos es exprimir a la gente a impuestos y si el político no paga impuestos, no se merece otra cosa que brea y plumas.

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miércoles, 25 de junio de 2014

El Aufbau Ost avanzado

Tras las palabras Aufbau Ost (en alemán, más o menos «desarrollo del este») se esconde el más ambicioso proyecto de ingeniería política, económica y social que haya conocido la humanidad. El planteamiento parece sencillo: coger a los 16 millones de alemanes del este y lograr que dejen atrás la miseria y el horror del comunismo para que alcancen las cotas de desarrollo del primer mundo.

"Sub-regiones" del Almanaque Mundial de la CIA.
16 millones no son muchos millones de personas y además, la existencia de electricidad en las ciudades parece que facilita la tarea. Los europeos hemos pagado en los últimos 25 años unos dos billones de euros para llevar a buen puerto la reunificación alemana y aún así, tras 25 años, las regiones orientales de Alemania siguen siendo objetivo prioritario en la aplicación de los fondos de desarrollo europeos. Pero no quiero hablar aquí de lo que nos cuesta a nosotros ayudar a Alemania. Por estas latitudes somos católicos y entendemos la necesidad de ayudar al descalzo. Tampoco quiero hablar aquí de que aunque todos los europeos todavía estamos pagando la reunificación alemana, son los propios alemanes los que más esfuerzos dedican a esta gigantesca labor. Ahí están las medidas de austeridad y el impuesto especial de "solidaridad" sobre la renta y sociedades que todavía pagan nuestros vecinos alemanes occidentales.

The depopulation of the former East Germany has reached a crucial stage, say experts. For the first time it is recognised that communities expected to become economically successful after German reunification are 'not going to make it'.

De lo que quiero hablar es de lo que aparece detrás del Aufbau Ost. Si alejamos el zoom, los europeos tenemos un reto todavía mayor que el de las miserables regiones de Alemania del este: la incorporación de toda Europa oriental al primer mundo. Incorporación no solamente en términos de convergencia de renta, acceso a servicios públicos, seguridad e infraestructuras, sino también en términos de mentalidad del primer mundo, de mentalidad occidental. Lejos de mi afán la pretensión de establecer explicaciones culturalistas, todas las medidas de corrupción, transparencia, libertad de expresión y el conjunto de lo que conocemos como «libertades banales» siguen evidenciando una brecha entre occidente y oriente. Y en este caso no hablamos de 16 millones de personas que comparten lengua con 70 millones de europeos (alemanes occidentales y austríacos), hablamos de 90 millones de personas cuyos padres y abuelos jamás conocieron otra cosa que la barbarie, la carencia y el miedo y que además hablan una docena de idiomas diferentes que no se prodigan en occidente.

Un telón de acero sigue dividiendo Europa.
Más allá de las mediciones demoscópicas y de los estudios económicos y estadísticos sobre calidad de vida, está el tema de si esta «evangelización del este» nos la debemos tomar como un proyecto político compartido que tal vez salve a la Unión Europea de su implosión. Sé que el tema no tiene partidarios en la península Ibérica: ni creemos que nos toca de cerca, ni nunca nos importó demasiado en los últimos doscientos años lo que ocurría en el oscuro pozo ultrapirenaico. Pero el mundo ha cambiado. Vaya si ha cambiado.


No sé si es adanismo el decir que el mundo no es cómo lo conocieron nuestros padres: al fin y al cabo eso lo podían decir ellos del mundo de nuestros abuelos. Pero lo cierto es que podemos ver más similitudes entre el mundo de 1970 y el de 1930 que entre el mundo de 1970 y el de 2010. Para empezar, estamos inmersos en la transición del estado-nación a «otra cosa». Esto es acaso lo más importante del tema que nos ocupa. El estado es el terreno de juego de la política y la política es la expresión de la voluntad de cambio de la población. La política que podemos hacer se ve determinada por la capacidad del estado en el que se inserta. Si el estado cambia, las políticas serán otras.

Ahora viene lo de la «aldea global», así que tomaos un chupito. Una cosa de la que no hablo mucho porque no sé cómo expresarla es esa sensación de irrealidad que me sorprende cuando alguien habla de la globalización. Innumerables conferencias, seminarios, cursos, libros y debates sobre la globalización como «fenómeno». Yo, sinceramente, no sé de qué diablos están hablando. Mi generación no ha conocido otro mundo más que el mundo «globalizado». No tenemos nada con qué comparar nuestro mundo. No hemos vivido la transición que va del fin del siglo XX  al inicio del siglo XXI. Esa transición que de forma imprecisa abarca desde los cascotes del muro de Berlín hasta el ataque a las Torres Gemelas o la quiebra de Lehman Brothers (banco que en su día se lucró con la esclavitud del siglo XIX. Aprovecho para recordarlo de forma gratuita).

Portada de Time (28-III-1990).
No es que mi generación se volviera medio tonta con el cambio de modelo mundial, es que el mundo ya había cambiado cuando nosotros llegamos. Los padres entran en casa y se encuentran a Jaimito de pie al lado de los restos de un jarrón roto y el niño dice «ya estaba así cuando llegué». El mundo ya estaba así cuando llegamos. Y alguien dirá que es hora de que una nueva generación pase a relevar a la generación saliente, pero quienes dicen eso continúan pegados a sus sillones, mientras la generación más cuidada, la que más oportunidades tuvo en la historia, la más mermada por causas no bélicas sigue esperando en el andén un tren que no llega nunca.

Hoy, veinticinco años después de la caída del muro, hay una nueva generación en Europa oriental que se sentirá profundamente defraudada por Occidente. Y ellos no son como nosotros. Ellos no son los nietos celados del boom económico de la posguerra. Son más bien hijos de una súbita modernidad que conducen coches como los nuestros y usan teléfonos como los nuestros, sin embargo no han tenido que pagar el coste del aprendizaje. Es más, no sólo no pueden valorar lo que ha costado llegar hasta aquí, sino que fueron educados en un triste y gris sistema de orden servil.

(Exploring the Soviet-era Abandoned Buildings of Chemnitz, Former East Germany)
Podemos estar de acuerdo en que nuestro petróleo se oculta bajo la arena de desiertos peligrosos. Podemos estar de acuerdo en que no podemos competir con el sudeste asiático a la hora de producir objetos baratos de plástico. Pero no veo por ningún lado que la gente se ponga de acuerdo con que tenemos un problema en casa. Un cálculo impreciso pero gráfico: 16 millones de alemanes nos cuestan 2 billones de euros, 90 millones de europeos del este nos costarán más de 11 billones de euros. ¿Alguien está haciendo las cuentas? La «evangelización del este» o el Aufbau Ost avanzado nos sale por la friolera de toda la riqueza que produce la UE en un año. Toda. Actualmente la UE dedica a los fondos de cohesión unos 60.000 millones al año y eso incluyendo objetivos regionales en países como Reino Unido, España, Alemania, Francia o Italia, es decir, los países "ricos". Y si en 25 años todavía Alemania Oriental renquea en términos de convergencia de renta, desempleo y calidad de vida, este Aufbau Ost bien puede ser un proyecto cuyas consecuencias no estarán claras hasta el siglo XXII.

Es muy entretenido darle vueltas una y otra vez a los viejos problemas, pero ante nosotros tenemos una serie de nuevos problemas para los que las viejas soluciones ya no son útiles. Tras el Aufbau Ost avanzado que nos costará un dinero que hoy no tenemos y que exigirá varias décadas sin resultados apreciables, hay un runrún detrás de mayores proporciones: la migración sur norte estimada por la división de población del departamento de asuntos económicos y sociales de Naciones Unidas. Cuanto más se reduzca la miseria en el mundo, esta migración irá a más. Nuestros nuevos convecinos serán un sencillo objeto de discriminación por quienes en el primer mundo no disfrutan de una posición cómoda. El clásico juego de identificar quién va a pagar los platos rotos. No son los socios del club de golf los más interesados en golpear el avispero, sino la legión de perdedores tradicionales que se encuentran en las sociedades opulentas.


No es posible predecir el futuro, pero sí es posible prever tendencias en función de la historia conocida y de las estimaciones estadísticas. No quiero parecer agorero pero sospecho que no voy muy desencaminado si digo que un objeto de grandes dimensiones se aproxima hacia nosotros a gran velocidad y no queremos verlo.

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lunes, 23 de junio de 2014

X-Men: Días del futuro pasado (2014)

Tengo que volver al cine con una libreta y un lápiz porque creo que no me he enterado bien de la movida. Cuanto más pienso en la película, menos entiendo las licencias que se han tomado y la necesidad de dejarlo todo patas arriba. Estamos ante una película genial, pero eso no implica necesariamente que los espectadores tengamos que tragar con cualquier cosa.

Sabemos que la crisis de Hollywood ha popularizado no solamente el cine de superhéroes, sino también las secuelas, precuelas, reboots y remakes hasta extremos insanos. Bien, pues X-Men Días del futuro pasado inaugura una nueva categoría de películas que podríamos llamar "inter-secuelas" por situarse cronológicamente entre dos sagas. Aunque por otra parte en los dos últimos minutos se convierte en un reboot. Por la cara.

En esta película Bestia se dedica a pilotar un avión. De metal. Con Magneto dentro. Ugh.
Primero os contaré de qué va —con pocos detalles— y a continuación os presentaré alguno de los problemas que deja en el aire.

De qué va

Estamos en "el futuro". Se libra una batalla entre centinelas (robots gigantes cazadores de mutantes y de humanos que pueden transmitir el gen mutante) y mutantes. Los mutantes van perdiendo. La guerra es tan calamitosa que tanto la patrulla X como la Hermandad Mutante de Magneto unen sus fuerzas para combatir al enemigo común. Y ahí está el profesor Xavier, que había sido desintegrado en X-Men 3, en su silla de ruedas, tan pichi. ¿Cómo es posible que esté vivo? Cállate.

Afortunadamente nuestros héroes mutantes tienen una oportunidad de ganar la guerra. Kitty Pryde, la chica que era capaz de atravesar paredes la última vez que la vimos en X3, en algún momento de su vida fue a un campamento de verano en Irlanda y aprendió un nuevo poder: enviar la mente de alguien a su cuerpo en el pasado. El sueño de todo mal estudiante.

Aparecen poco. Coloso tiene sólo una frase.
Cuando nuestros héroes se reúnen en una especie de templo nepalí que nos recuerda a los escenarios de peleas del Mortal Kombat o del Dead or Alive, al profesor Xavier se le ocurre la idea de mandar la mente de alguien al pasado para evitar que la administración Nixon apruebe el presupuesto del programa Centinela. Sí, ese mismo programa del que no hemos oído hablar en las otras películas. Para acabar con la fabricación de los centinelas antes de que se vuelvan un problema, el profesor Xavier —que es muy listo y está vivo—, dice que hay que impedir que Mística en 1973 mate a Bolivar Trask (el empresario malvado que inventa los centinelas). La movida es que:
  1. A Bolívar Trask lo hemos visto vivo en X-Men 3. Es decir, Mística no lo mata en 1973.
  2. Ninguna película entre 1973 y X-Men 3 enseña a ningún centinela.
Como el único capaz de resistir el dolor de la transferencia mental es Lobezno, envían a la mente de Lobezno a 1973 para avisar a los mutantes de la amenaza de los centinelas y tratar de detener a Mística.

Solamente se puede enviar la mente de Lobezno a través del tiempo, excepto cuando el profesor Xavier envía también la suya. Sin ayuda de Kitty Pryde. Uh.
Tras un par de escenas de "Lobezno en los 70 siendo gracioso", Lobezno, Bestia y el profesor Xavier deciden liberar a Magneto de su prisión de plástico (lo encerraron por matar a JFK), porque como aprendimos en X-Men Primera Generación, Magneto no es un mutante traicionero. No qué va.

Jennifer Lawrence en las películas de X Men cumple. Pero cuando no está haciendo X Men se dedica a hacer mamarrachadas para quinceañeras.
Con ayuda de Cerebro, el profesor Xavier localiza a Mística en París y van allí muy rápido. Mística está a punto de matar a Trask y los mutantes logran detenerla. Bueno, más o menos. Una bala con la sangre de Mística es recogida por los humanos y temen que su ADN sirva para perfeccionar a los centinelas. Tras montar un buen pifostio en las calles de París (agradezco a la película que la lucha no sea en la Torre Eiffel), Magneto se va a buscar los prototipos de los centinelas, los encuentra muy fácilmente y les mete metal entre sus circuitos para poder controlarlos.

Esa manía de presentar a robots gigantes en público.
Cuando Nixon organiza la presentación en sociedad de los centinelas en el jardín de la Casa Blanca, Xavier ya sabe gracias a Cerebro que Mística está allí para tratar de matar a Trask una vez más. Se reúnen todos allí entre el público cuando de pronto Magneto ataca la Casa Blanca... con un estadio de béisbol. Al mismo tiempo, controla a los centinelas. Magneto es tan jefe que se deshace de Lobezno, de Bestia y de Xavier muy fácilmente. Pero Mística, que se hace pasar por Nixon, logra dispararle una bala de plástico. Total, que las cámaras de televisión que estaban grabando la escena, prueban que los mutantes al detener a Magneto no son mala gente, como esos que aparcan en doble fila y te dicen "dos minutitos". Peste de tíos.

En el futuro, la línea temporal se autocorrige. Lobezno no se despierta en el templo nepalí, sino en la Escuela de Jóvenes Talentos. Allí comprueba que todo va fenomenal. Ve a Jean Grey, a Cíclope, a Tormenta y él se queda como único ser vivo que sabe que la historia ha cambiado.

Bryan Singer, pasa a mi despacho

—¿Por qué no hay centinelas en la trilogía original?
—Porque cállate la boca.
—¿Por qué Bolivar Trask es negro en X3 y luego es Tyrion Lannister en Días del futuro pasado?
—Jaja, cállate.
—¿Cómo es posible que esa relación tan cercana entre Mística y Xavier no trascienda otras películas?
—Lalala, no te escucho.
—En el teaser final de X3, escuchamos la voz de Xavier llamando a Moira. Pongamos que con un poquito de magia logran reconstruir a Xavier en un hospital de la Seguridad Social, ¿por qué lo vuelven a dejar en una silla de ruedas?
—Porque sí, neno.
—¿Por qué liberan a Magneto de la cárcel? Todo hubiera ido muy bien sin Magneto.
—Porque Magneto es top.
—Bryan Singer, ¿sabes que eres la peor persona de Eurasia?
—Sí, pero la película te ha gustado ¿no?
—Claro que me ha gustado, pero me siento usado.

Bolivar Trask en X-Men 3.
Bolivar Trask en X-Men: Días del futuro pasado.
Volvamos al año pasado. ¿Os acordáis cuando os comenté el teaser final de Lobezno inmortal? Aquel teaser planteaba dudas, pero tenía sentido como cuarta parte de la saga: los centinelas podían ser un nuevo proyecto de defensa iniciado tras la destrucción del Golden Gate y Alcatraz. Tenía sentido. Podía funcionar. Sin Cíclope ni Jean Grey la patrulla X podía funcionar con los alumnos más chapones de la Escuela de Jóvenes Talentos, Tormenta y Lobezno. Esa película que nos prometieron podía funcionar perfectamente:


Pero no. Cogieron el camino del medio, se inventaron un nuevo e inexplicable futuro y al final de la película lo borraron todo para empezar de cero. Por cierto, para empezar de cero con la continuidad de la Primera Generación ya alterada. El teaser final de Días del futuro pasado nos presenta a Apocalipsis y en mayo de 2016, está previsto que se estrene X-Men: Apocalipsis con protagonismo de los X-Men jóvenes.

Lo bueno
  • Pese a los tropezones de la primera de Lobezno y de la segunda de X-Men. X-Men: Días del futuro pasado, no baja el nivel y es una película que no defrauda. Dedica más tiempo a los mutantes de la primera generación, pero el espectador ya se siente cómodo con ellos. 
  • Mercurio, sobre todo la escena en que libera a Magneto.
Lo malo
Mientras Mercurio se mueve rápido, sigue escuchando la música a ritmo normal. En su walkman. Por cierto, el walkman se inventaría seis años después. Pero EH, magia.
  • Mística se convierte en la mutante fundamental alrededor de la que gira el destino del planeta... pero en X-Men 3 la detiene la Guardia Civil sin mucho problema.
  • Problemas de continuidad por todos lados: Xavier vivo, aparición de los centinelas,... Bryan Singer comentó que esperaba que los espectadores se olvidaran de estos problemas. Pero yo no me los saco de la cabeza.
  • Hay que impedir que Mística mate a Trask, ok, y para ello envían la mente de Lobezno a su cuerpo del pasado... ¿por qué no la envían un poco más al pasado para impedir que los padres de Trask se conozcan?
  • Lobezno ya no es el antihéroe oficial. Ahora es un osito de peluche que solamente piensa en seguir órdenes y hacer el BIEN.
  • En lugar de liberar a Magneto podían llevar a Mercurio a París. Fin de la película.
  • En Vengadores: La era de Ultrón aparecerán Mercurio y la Bruja Escarlata... vamos a tener un pequeño problema con personajes repetidos en varias sagas.
  • Lo de William Stryker raptando mutantes en Vietnam no lo acabo de pillar. Creo que toda la parte de William Stryker es prescindible.
  • El profesor Xavier del pasado se echa a la droga porque está muy afectado por la guerra de Vietnam... bien se podía meter en la cabeza de Nixon y acabar la guerra en treinta segundos. Pero no, prefiere la droga.
  • La droga que retrae el efecto del gen mutante la podían meter en una jeringuilla de metal y a doscientos metros Magneto se la clava a Mística, fin de la película.
  • No me puedo quejar de que no llamen a los Vengadores porque en 1973 todavía no existían.

viernes, 20 de junio de 2014

¿Y si el cristianismo nunca hubiera existido?

Esta ucronía tiene su punto de divergencia no sólo en la no existencia de Jesús de Nazaret, sino en la no existencia del proselitismo de ninguna secta judía. Así, no hay Jesús, no hay Pablo de Tarso, no hay apóstoles, etc. ¿Cómo habría cambiado el mundo sin cristianismo? ¿Cómo sería nuestro sistema de pensamiento? ¿Cómo sería la moral occidental? Esta ucronía es de las más complicadas de plantear ya que si hay algo que define el mundo que nos rodea, ese algo —con permiso de Roma— es el cristianismo. El mundo del año 2767 a.u.c. sería un mundo tan diferente que nos parecería alienígena.

El pez fue el símbolo de los primeros cristianos. La palabra "pez",  en griego "ichthys", se consideraba además el acrónimo de  "Iēsoûs CHristós THeoû hYiós Sōtér", esto es: "Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador".
Comencemos en el siglo I de nuestra era. Nerón plantea un nuevo plan de urbanismo para construir su Domus Aurea en el centro de Roma. Para eso hay que prender fuego a la ciudad (o no enviar a los bomberos a alguno de los cotidianos incendios de la ciudad). La gente no puede saber esto así que culpa a un grupo sedicioso y peligroso. En ausencia de cristianos, y descartando a los judíos (en nuestro tiempo pudo haberlos acusado y no lo hizo), tan solo una minoría podía pagar el pato, los mitraístas. Lamentablemente para Nerón, el culto a Mitra estaba muy extendido entre el ejército y en Roma había seguidores de esa religión bien relacionados con altos cargos del ejército y de la administración. Sería mala idea atacarles. Probablemente Nerón podía haber optado por culpar del incendio a alguna familia senatorial en horas bajas: alguien bien colocado que tuviera muchos competidores dispuestos a lo que sea por repartirse el botín. Por lo tanto, este episodio del incendio de Roma nos pasaría desapercibido en el 2767 a.u.c.. O bien no le concederíamos mayor importancia.

Peter Ustinov es Nerón en Quo Vadis (1965).
No hay motivos para pensar que sin cristianismo otra secta ocuparía exactamente su nicho ecológico en el Imperio. La religión romana se caracterizaba por absorber cultos menores. Había una religión de estado y el estado entre sus trámites administrativos incluía ceremonias religiosas. En las causas de la crisis del siglo III dudo que se pueda incluir al cristianismo como factor desestabilizador. Los historiadores defienden que la causa más importante de la crisis del siglo III es la inflación: cae el precio del dinero debido a que se dispara el gasto público. Es la época en la que varios generales se postulan a emperador y para recabar lealtad han de pagar a sus tropas. La moneda se envilece, los precios suben, el comercio se ve afectado por una mayor inseguridad en el transporte. La obtención de riqueza de la clase alta funcionarial comienza a evolucionar paulatinamente de obtener réditos por administrar servicios públicos de las ciudades a obtenerlos de las haciendas rurales. Comienza un feudalismo rudimentario y la primera gran migración ciudad-campo, lo que para un imperio basado en el concepto de ciudad, resulta un veneno que lo irá consumiendo poco a poco.

Diocleciano.
Esta situación se ve frenada por la aparición de Diocleciano, que tuvo la suerte de contar con más lealtades en el momento adecuado. El éxito militar de Diocleciano y la firma de un tratado de paz con los sasánidas devolvió un fuerte liderazgo al imperio. Estamos en el siglo IV, en nuestra época el cristianismo ya es una religión notable y por ello perseguida. Las religiones provocan un conflicto de lealtades y por eso deben ser perseguidas por la autoridad. Pero en nuestra ucronía no tenemos cristianismo. Podemos pensar en que hay un culto a Mitra que prospera en ausencia de competencia cristiana. Este culto a Mitra, aunque diferente de la religión pagana oficial, era aceptado por la autoridad religiosa estatal e incluso se puede relacionar con el culto al Sol Invicto.

Aquí tengo que introducir una idea extraña. Supongamos que las religiones siguen un proceso de cambio similar al ciclo de desarrollo de la ingeniería del software. Así, al principio de los tiempos, las sociedades de cazadores-recolectores rendían un culto supersticioso a lo que les rodeaba: el sol, la lluvia, el árbol, la vaca… Esto va evolucionando hacia el culto animista y de la superstición se pasa a la primera forma de religión. Tras esta primera forma de religión animista (la lluvia y la vaca albergan espíritus, voluntades en su seno, son "algo más" que cosas), la sociedad sedentaria organizada traslada estas deidades a algo más útil para la clase sacerdotal. Aparecen los cultos politeístas y las estatuas de vacas y cocodrilos pasan a tener características humanas: ya sea ropas de sacerdotes o cabezas de reyes. Pero cuando los reinos antiguos se expanden, la gente tiene la manía de preferir el culto local.

Libro de los muertos.
El buen gobierno requiere entonces la unificación de las distintas preferencias religiosas que alberga. Aparecen entonces las primeras formas de monoteísmo: ya sea un monoteísmo puro o uno que tan solo signifique la primacía de un dios sobre el resto del panteón (el hinduismo tiene mucho de esto y Alá no olvidemos que viene de la unificación del culto politeísta árabe).

En nuestra ucronía voy a hacer un poquito de trampa y voy a suponer que el culto a Mitra o al Sol Invicto es esta forma de monoteísmo que tiene éxito sobre el politeísmo pagano romano. Todo el trastorno religioso y social que causa el cristianismo desaparece. Y de paso ya tenemos navidades, hogueras de San Juan y domingos festivos (tres grandes inventos).

Yeah!
Hulk Hogan y El Último Guerrero agotan las entradas de los anfiteatros que rodean el mar Mediterráneo en el siglo V, pero hordas del este ponen al límite un imperio que no está dividido en dos porque no hay un cristianismo de éxito en oriente. Es más, en las provincias orientales no existe el impulso al griego como lingua franca porque no hay la necesidad de evangelizar. Así, aunque el griego continúa siendo lengua de estudio y lugares como Atenas y Alejandría son ciudades donde se reúne la élite filosófica, el latín se va abriendo paso por Grecia, Asia y Siria.

Nope.
Las hordas del este, azuzadas por pueblos de extremo oriente que no han podido con el Imperio Chino, llegan a los limes del Danubio. Carne de cañón barata para aliviar el peso del gasto militar romano. Roma o Rávena pactan con estas hordas la cesión de terreno a cambio de alianzas militares. Con la derrota de los hunos bajo el estandarte del Sol Invicto ya no hay un enemigo común que una a romanos y bárbaros. Los bárbaros se vuelven un problema porque tienen fuerza militar y suponen una legitimidad de poder en disputa con el poder central romano. Podemos especular con que hay varias guerras internas en el Imperio. E incluso por momentos algunos grupos bárbaros obtienen cierta independencia de Roma. Pero sin cristianismo ocurre algo distinto a lo que podíamos imaginar.

El éxito del cristianismo en nuestra época se basó en la formación de una estructura orgánica a imitación de la estructura imperial. Patriarcas de la Iglesia sobre obispos provinciales. El poder que estos obispos podían alcanzar les hacía proclives a pactar con bárbaros de su provincia, para, una vez convertidos al cristianismo, transformarse en el instrumento de independencia de esa provincia. Cristianismo y barbarismo significaba cierta garantía de quebrar el poder de Roma. Pero aquí no tenemos cristianismo, no hay obispos que actúen defendiendo intereses de la Iglesia, sino funcionarios romanos (nobles locales) que no van a permitir que los come-espinacas con trenzas les quiten lo que es suyo.

Laoforium tardatur!
Ya sabéis que soy fan de Mayoriano por lograr victorias militares contra todos los pueblos bárbaros en 451. Esta especie de Belisario de Occidente estuvo a puntito de cambiarlo todo. No voy a hacer trampas y decir que en esta ucronía Ricimero no le corta la cabeza, pero sí usaré el tema del poder militar romano. ¿Y si el diezmo para los pobres y enfermos no lo cobrara la Iglesia, sino la Hacienda Pública? ¿Y si las donaciones y herencias que recibió la Iglesia del siglo V van en nuestra ucronía a los templos al Sol Invicto, al Estado Romano? Quizás, sólo quizás, las arcas romanas estarían en una posición marginalmente mejor para poder pagar soldadas a los legionarios. Los nobles romanos locales tendrían un poder marginal mejor para hacer frente a las bandas de germanos. Puede que en el año 2767 a.u.c. no conociéramos la palabra "guerra" y en su lugar, del latín bellum, diríamos belo, o algo así. Ya sabéis a qué me refiero.

Típico mapa inútil que aparece en los libros de texto.
Aunque en esta ucronía propongo motivos económicos que favorecen una mayor duración del Imperio, no olvido que el Imperio Romano de Occidente no cae por culpa del cristianismo. Así, el que no haya cristianismo no impedirá que finalmente Roma caiga ante bárbaros que chapurreaban latín y adoraban al mismo dios que el emperador. Y como en nuestra ucronía el Imperio no se dividió, estos bárbaros también aposentan sus traseros en Grecia, Asia, Siria y Egipto. El caso de estas dos últimas provincias será distinto y hablaré después de ellas. Por ahora incluyamos a Grecia y Asia en el paquete de Hispania, Italia, Britania y Galia.

Ya sea por el ascenso del poder de los nobles locales, ya sea por el poder de los caudillos bárbaros, Roma desaparece como entidad política. Aquí no sé si hacer trampa y decir que el título de Sumo Pontífice permanece como figura de referencia. Para hacerlo complicado diré que no. Si la religión usaba la misma jerarquía del Imperio, al desaparecer ésta, desaparece la organización de la religión. Esto no impide que la gente romana siga con su culto al Sol Invicto, con sus hogueras de San Juan y con su día de difuntos. Aparecen de forma rudimentaria ciertos reinos con la economía feudal que comenzó con la crisis del siglo III.

Meh.
Mientras tanto, en Arabia, poblada (por aquella época de división en Roma en nuestra ucronía) por beduinos y nómadas, con escasas ciudades conectadas por el comercio de caravanas, aparece un caudillo que dice tener una visión de Ahura Mazda. Esta visión le impele a expandir la verdadera religión, una que mezcle mitraísmo y zoroastrismo. El zoroastrismo era la religión mayoritaria entre los persas sasánidas y el mitraísmo era seguido en las antiguas provincias romanas, en la época ya divididas bajo diversos caudillajes. Nuestro caudillo unirá al culto al Sol Invicto, el concepto de resurrección de los muertos de los zoroastras. Y escribirá un libro en árabe, el Corán, que será una reescritura del Avesta.

Los pueblos politeístas de Arabia encuentran un motivo de unidad en la nueva religión monoteísta y un momento propicio en la decadencia del norte. Pero el Corán, al estar basado en el Avesta zoroastra, empuja a los árabes a oriente para luchar contra los daevas (dioses hindúes, demonios para los persas). Como la religión no es el único motivo de expansión, también conquistan Siria y Egipto, al fin y al cabo hay que pagar el jornal a los muchachos. Pero no van mucho más allá, los romanos rezan al mismo dios. Pueden esperar.

El Imperio Sasánida cae y pese a lo complicado de cruzar Afganistán y Pakistán, el sultanato de Delhi se establece algunos siglos antes que en nuestra época. Esta nueva religión que llamaremos islam por ahorrarnos dolor de cabeza, tendrá mucha más importancia y seguidores en la India que en nuestra época. ¿Y qué está pasando en occidente? Pues que en España al no haber invasión no hay Reconquista y en Alemania al no haber sumo Pontífice no hay Sacro Imperio. Las luchas por el poder se suceden en el reino de los francos. Irlanda nunca se evangeliza y por tanto no habrá monjes irlandeses en Escocia que civilicen Gran Bretaña. Lo que conocemos como Inglaterra tendrá que esperar sumida en guerras de caudillos a la llegada de los normandos.

Abadía de Iona.
Problema: sin cristianismo los normandos no son esos vikingos cristianizados que aunque traviesos no dejan de ser buenos chicos. Las invasiones vikingas cesaron en nuestra época tras un heterogéneo proceso de fatiga militar, conversión al cristianismo y obtención de buenas tierras agrícolas (Normandía por ejemplo). Si el culto al Sol Invicto ocupa el lugar del cristianismo, podemos especular con que los vikingos finalmente se conviertan. El problema es que esta religión no es evangelizadora. Las villas occidentales siguen teniendo cosos de madera donde hay exhibiciones de combates y corridas de toros. Estas villas, sobre todo las costeras, levantan defensas ante las incursiones de los hijos de Odín. Pero la historia de los vikingos, que es necesaria para comprender el origen del reino de Inglaterra, carece de relevancia en nuestra ucronía. Sí, algún caudillo normando puede que tenga éxito aplastando los reinos sajones, pero carece de interés en esta época.

Lo que nos interesa es qué ocurre con los monasterios. No hay monasterios. No hay códices iluminados y mucho menos el primer libro impreso será una biblia. Aunque el cristianismo haya sido crucial en nuestra época para la aparición de la Escuela de Traductores de Toledo. Esto no quiere decir que los motivos de crear esa escuela, de hacer mecenazgo para copiar textos de Aristóteles y de otros filósofos, no permanezcan. En el Imperio Bizantino se siguió filosofando siglos después de la caída de Roma. En nuestra ucronía Roma aguanta unos siglos más, los reinos feudales tienen más reciente esa herencia filosófica del pasado e incluso esa herencia forma parte de su acervo intelectual. La unidad tardía del Imperio propicia una mayor comunicación en el momento álgido de la escuela neoplatónica. No hay motivos para pensar que no haya escuelas de filosofía en la costa del Mediterráneo. Probablemente la escolástica pueda encontrar su sitio no de la mano de monjes filósofos sino de la mano de tutores filósofos. Tutores que educan a los hijos de los reyes a modo de lo que hacían los pedagogos griegos con los hijos de los nobles romanos. No habrá Fe, Esperanza y Caridad, pero sí Templanza, Justicia, Fortaleza y Prudencia.

Porque no olvidemos que en el ámbito de lo moral, sin cristianismo la cosa habría cambiado mucho. Si en nuestra época relacionamos "lo bueno" con ayudar al desvalido, proteger al inocente y demás directrices de Robocop, no es por casualidad. El concepto de "bondad" nos parece natural después de dos milenios de matraca de la Iglesia. Que luego por otras vías se llegue a las mismas conclusiones de "bondad" es otro tema. En nuestra ucronía la sociedad puede que sea un poquito más violenta, un poquito más lujuriosa y un poquito más urbana. Y por "poquito" quiero decir "muchito". Mientras el tutor de un noble de Hispania llega a Alejandría en busca de novedades literarias (novedades, no antiguos textos) observa cómo unos tipos en camello entran en la biblioteca y le prenden fuego. Hora de volver a casa, capitán, no sin antes recoger el lote de esclavas númidas que nos encargaron. Al menos no haremos el viaje en vano.

Alejandría (fuente).
¿Sin cristianismo habría Reconquista? Como ya ocurrió en cuestiones precedentes, la religión no es siempre la causa más importante de los conflictos. Botín, honra y poder son también causas válidas para explicar por qué la gente va a la guerra. Podría exponer un paralelismo burdo entre el papel unificador de los reinos cristianos que desempeñó la religión y simplemente trasladarlo al culto al Sol Invicto. Pero como aquí no estamos para cosas (tan) burdas, paso directamente a lo que nosotros conocemos como Renacimiento.

Tengo que dar por hecho que existe algo parecido a la Reconquista, porque si no, no podría haber Renacimiento. La competición de Aragón con Castilla, llevó a esa Corona a expandirse por el Mediterráneo. Y como respuesta, no sólo apareció la Leyenda Negra sino un incipiente capitalismo mercantilista en las ciudades italianas. Por otra parte, suponiendo que existiera Portugal (al fin y al cabo no hubo motivos religiosos para su independencia), en ausencia de Reconquista difícilmente tendría motivos para expandirse hacia Cabo Verde y África. Es más, el gran problema que impide el Renacimiento no es la falta o no de Reconquista en la península Ibérica, sino la falta del Gran Turco en Estambul. La Era de los Descubrimientos que cambiaría la concepción del hombre y el mundo tiene una importante causa en la necesidad de Castilla de evitar al Turco y llegar a Oriente por otra ruta.

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Por otro lado tenemos que no hay Reforma Protestante porque no hay contra qué protestar. Tampoco hay Iglesia Anglicana porque Enrique VIII puede divorciarse con quien le dé la gana. El matrimonio fue sacramentado por el cristianismo. En ausencia de este, continúa teniendo el carácter mercantil y social  que tenía en la época del Alto Imperio.

Así que con la dificultad planteada por la Reconquista y el Renacimiento, esta ucronía llega a su fin. Sabemos que las ucronías cuanto más se alejan del punto de divergencia más factores precisan tener en cuenta y menos relacionadas con la historia se vuelven.