sábado, 31 de mayo de 2014

Liberalismo y negación de la política

Si crees que la política tiene algo que ver con una preferencia ética de límites estrictamente individuales, siempre te frustrarán los resultados electorales. Dicho de otro modo, concebir la política como el consenso racional en el que todos los individuos atómicos coinciden en unos mínimos morales deseables es concebirla como algo que simplemente no es.


No puede haber dentro de la política la negación de la política. Concebir la política como una mera agregación de elementos individuales es negar la evidencia de que en el ámbito de lo público y concretamente en el ámbito de la acción política existen diversidad de preferencias morales y de identidades de grupo. La política no se puede concebir fuera de la dimensión de relaciones entre grupos. Grupos que defienden intereses materiales o morales que pueden coincidir —raramente— con los de un individuo, pero grupos al fin y al cabo. Y cada cuestión a debatir tiene vencedores y vencidos, o en otras palabras, amigos y enemigos. Yo soy incapaz de comprender a quien no entiende así la política, pero comprendo muy bien su frustración, su sorpresa, su "la gente no sabe votar" e incluso su infantil reacción de defensa propia del gato panza arriba.

A veces este problema es de partida. Hay personas que dicen que las armas o la heroína no matan a nadie y es verdad (son las personas quienes matan a personas). Sin embargo curiosamente no utilizan el mismo argumento cuando se trata del Estado. Para estos, el mal gobierno no depende del uso que se haga del Estado, sino del Estado en sí. Si el Estado, de partida, siempre es un elemento malvado en la ecuación, la negación de la política es inmediata. ¿Por qué? Pues porque desde Sumeria no hay política sin Estado. Es más, porque hoy en día el Estado es una cosa que realmente existe y está ahí, no la puedes negar. El Estado requiere un gobierno y dependiendo de cómo gobierne este gobierno te supondrá un mayor coste o beneficio. Si la acción de gobierno te sale a deber, lo que tienes que hacer —si no estás loco—, es procurar el cambio en la política del gobierno. Y esto lo haces participando más o menos en el debate público (hablar de los baches de la calle a la salida de misa es parte de esta participación).

Otras personas se frustran partiendo de otra premisa. Ven el mundo con las lentes de una época que ya no existe o simplemente atienden a enrevesadas conspiraciones de élites en el poder que siempre machacan al personal con el que se identifican (conciencia de eterna derrota grupal). No me interesa tanto hablar de estas personas como de las anteriores.


Mientras escribes ladrillos sobre lo liberal que era Robinson Crusoe al no tener Estado (y ojo, que en sentido intelectual sí veo útil ese ladrillo) o mientras te quejas amargamente de que la gente es imbécil porque vota sin leerse todos los programas (?)... te están comiendo la merienda. Y te la comen en dos sentidos: por una parte, adversarios políticos decidirán donde tú no decides y por la otra, gente con la que no sientes ningún tipo de vínculo, hablará en tu nombre. No diré que luego no te puedas quejar, pero tu frustración no sorprenderá a nadie.

El ideal de la sociedad en buen orden es una flecha que señala un camino, pero no es un fin real e inmediato. Ningún ideal lo es (hay muchos ideales y además, se llaman ideales por alguna razón). Y en concreto, el "buen orden social" no se alcanza ignorando la política. Y la política aquí y ahora son las urnas, los micrófonos, el análisis estadístico, la telegenia, los sobornos, etc. Fuera de esto está el vacío. De hecho, si quieres ver una sociedad exenta de política vete a Cuba.


Hay un viejo debate entre liberalismo y democracia. Si tu idea filosófica de buen orden social contempla como base fundamental la libertad individual, procurarás que el Estado o el gobierno sea estrictamente neutral. Pero aquí aparece una contradicción: la acción de gobierno neutral no existe. Siempre hay vencedores y vencidos, con cada decisión (o no decisión). Tratar de quitar del gobierno las posiciones filosóficas, morales, de interés de grupo; las bajas pasiones, los errores intelectuales, etc., es concebir a las personas como pequeños dioses omnipotentes y omniscientes. Y las personas, el 90% de las veces fallamos más que una escopeta de feria (menos la gente que me lee, vosotros sólo falláis un 80% y además sois muy guapos).

Simón del desierto, Luis Buñuel (1965).
Es muy dificil —por no decir imposible—, obtener un Estado —es decir, una política— absolutamente imparcial de cualquier tipo de veleidad o inclinación de grupo. De hecho, eliminar las distorsiones del debate público y quedarnos ante una política reducida a un mero cálculo contable, implica el uso de la coerción estatal en su vertiente más antiliberal. Hay intereses, hay identidades, hay preferencias y por mucho que un émulo de Simón del desierto niegue cualquier categorización y rechace cualquier etiqueta, otros lo catalogarán y lo etiquetarán. La política implica un nosotros y un ellos, unos amigos y unos enemigos, unos compañeros y unos adversarios, en cada tema, pero también a nivel general cuando las coincidencias intragrupo son más grandes.

Pongo un ejemplo. Hay quienes defienden que te puedan intervenir las comunicaciones mediante mandato administrativo. Otros defienden que bajo ningún concepto se puede intervenir ninguna comunicación privada. Nada nos obliga que ante un tema deba haber sólo dos opciones: yo creo preferible que se puedan intervenir las comunicaciones mediante orden judicial motivada. Ahora bien, mi elección tiene consecuencias: si quiero darle ese poder a un juez, también quiero que a ese juez no lo nombre un mero acto administrativo o un oficial del gobierno. La política implica un compromiso y cierta coherencia. Si lo que se discute es solamente la intervención de las comunicaciones, yo en principio estoy en contra. Pero si cambia el método de elección del juez, puedo estar a favor. Con esto quiero decir que las más de las veces en los debates la gente parte de posiciones absolutas y niega al enemigo la voz simplemente por tener un concepto de la política decimonónico. Es más, resulta que en España tenemos grandes pseudodebates sobre posiciones cualitativas en las que no es que sea dificil llegar a consensos, sino que por definición es imposible. Si en política no se asumen las pequeñas derrotas, se comete un error y se cae en el descrédito de la política, tan caro en la piel de toro.


Puede que sea cosa mía y que tenga un espíritu de contradicción innato, pero yo defiendo una cosa que a nadie más veo defender: el liberalismo está ganando el debate público. Nadie en España dice que su familia política "gana". Si uno va a los foros de los rojeras, allí dicen que el malvado neoliberalismo lo domina todo, si uno va a los foros de los socialistas, allí dicen que los peperos son unos fascistas represores, si uno va a foros de peperos, allí dicen que la izquierda (?) domina todos los medios de comunicación. Todo el mundo se ve contra las cuerdas, como en una especie de western épico de John Ford, con el amanecer a lo lejos. Hay que restar emotividad al debate público. Yo no sé si el victimismo es una pose para dar pena y crear una mayor cohesión grupal o identitaria. Lo que sé es que hay un modelo de política que a día de hoy hace aguas y ese modelo es la socialdemocracia europea (un modelo que evidentemente también defiende la derecha socialista europea, no es solo cosa de progres).

Frente a ese gran modelo conceptual que ya no puede existir porque ya no vivimos en un mundo keynesiano, proteccionista y con sana pirámide demográfica; el único modelo que se le opone es el modelo liberal (una mini-introducción a ese modelo se encuentra en el último capítulo de Camino de Servidumbre, de Hayek): estados pequeños, eficientes, con acción limitada, descentralizados, corresponsables internacionalmente y con libertad de movimiento de personas y capitales. Hoy España es más liberal que nunca. No sólo en sentido económico, sino también en lo que a derechos de minorías, integración y no discriminación se refiere. Y por favor, que nadie me venga diciendo que la pensión de una paisaniña es una vuelta a la Unión Soviética, porque las boutades, más allá de su función sentimental o estética no valen para nada (e históricamente en los países socialistas las pensiones eran infinitamente inferiores a las de los países capitalistas). Evidentemente que en Europa un partido liberal tiene que defender que a la paisana no le falte una pensión pública. No, tampoco el bolivariano no es un modelo para ningún estado europeo ni tiene ningún futuro. La gente tiene bastante sentido común. Es más, es muy triste que decir que la gente tiene sentido común sea considerado una provocación.

Marcha por los derechos civiles en Memphis, 29 de marzo de 1968.
Teniendo en cuenta que el 70% de la población vive a expensas directa o indirectamente del otro 30% a través de lo que les recauda el Estado, no puedes vender eso como un simple robo. No puedes banalizar la acción del Estado de esa forma, ya que la libertad de ese 30% depende en gran medida de que el 70% también tenga ciertas condiciones de libertad. No vas a ninguna parte llamando parásitos al 70% de tus conciudadanos, te protestarán. Sin embargo, nadie protestará si se lo llamas al Instituto Internacional León Trotski para el Fomento de la Cultura de la Diputación de Soria..

A la pregunta qué debe defender el liberal en España, la respuesta no puede ser "reducir el gasto público" o "bajar el déficit", eso en política es el equivalente a hacerle el amor a un maniquí. Te deja frío. La gente se une a una causa a través de las emociones. Y a los que dicen que el liberalismo político es incapaz de transmitir emociones yo les puedo hacer una lista con todos los motivos de discriminación de grupo que no están siendo observados por las rancias autoridades. Existen hoy, dentro de lo que pueden defender los partidarios de la libertad, un sinnúmero de causas románticas y emotivas. Y una vez más, recuerdo que en cada debate no solamente hay dos posiciones. ¿Alguien ha sugerido reducir el gasto en personal educativo utilizando a estudiantes universitarios? Lo que quiero decir con este párrafo es que parecemos tener claros los fines, pero nada claras las medidas concretas, los medios para llevar a cabo esos fines.

Señora con paraguas cortando el paso a un guardia civil (Xosé Castro, As Encrobas, 1977).
Así que en lugar de pintarlo todo negro, los demócratas liberales bien podrían enviar mensajes positivos o al menos no muy desconectados de la realidad. Es evidente que los diagnósticos políticos encienden luces rojas pero eso en lugar de provocar queja y antipolítica, debería provocar una reacción positiva. ¿Dónde están las propuestas liberales? Pues más o menos entremezcladas por diversos partidos. Sin embargo, es dificil encontrar uno que aúne lo que defienden en la región ultrapirenáica quienes se llaman liberal-demócratas. Es más, quienes pueden defender cosas similares en España rehuyen la etiqueta del liberalismo. Precisamente por eso los partidarios de la libertad, pese al triunfo del liberalismo, carecemos de un "nosotros". Y el "nosotros" es la condición de la política que ayuda a identificar el "ellos".

Más:

¿Cómo se fuma desvergonzadamente, a ver?



miércoles, 28 de mayo de 2014

Principio de la nacionalidad durante el XIX

Según los libros de texto, la principal causa del cambio de mentalidad entre finales del XVIII y la primera mitad del XIX es el ascenso de la burguesía. Un estamento que acumula capital debido a la revolución tecnológica. La configuración política del Antiguo Régimen ya no podía continuar ignorando este estamento, que con su capital saca a la calle y a la imprenta sus intereses de mayor participación en los asuntos públicos. No es la bondad del librero la que vende libros de Voltaire.

Desde Octavio Augusto hasta la mecanización, poco varió la vida de la mayoría de la población.
Hay una cuestión fundamental sobre cómo la Revolución, como asalto del Tercer Estado a la dirección de los asuntos públicos en Francia y fuera de Francia, crea la nación. Y otra cuestión igualmente valiosa es la que surge al analizar paralelamente la eclosión de los estados-nación con el triunfo de la economía clásica. Se diría que los economistas liberales de la primera mitad del XIX no concedieron una gran importancia a esa cosa nueva que habían inventado los revolucionarios franceses (la nación). Tal vez por ello el pensamiento económico y el político tomaron distintos derroteros.

Frente a los economistas que planteaban sus propuestas tomando como objeto de estudio al individuo y a la empresa; el pensamiento político observaba el fenómeno nacional y el problema de las nacionalidades. Puedo derrapar mucho, pero creo que la perspectiva de un Smith o de un Say, no era la misma que la de un Stuart Mill o la de un Mazzini.

Guillotinas y pasaportes

Luis XVI despidiéndose de María Antonieta. Un cromo de escena. Fijaos en la cara de malos de los guardias.
La gran diferencia entre Antiguo Régimen y naciente estado nacional es que la propiedad del país y su gestión dejan de pertenecer a personas concretas y pasan a ser compartidas por "la nación". En el proceso, "nación" pasa a tener por primera vez un significado político y no meramente geográfico. La nación la constituyen los habitantes del país que además pasan a tener derechos y obligaciones por haber nacido ahí o bien, si son extranjeros, por pedir ahí la ciudadanía (Thomas Paine, era angloamericano y pudo ser elegido diputado en la Convención francesa).

Convertir a los paisanos en ciudadanos era una idea tan novedosa como complicada de llevar a cabo. El estado del Antiguo Régimen conocido como Reino de Francia estaba poblado por gente que ni era libre, ni estaba hermanada ni, por supuesto, era igual. Lo de la Fraternité era relativamente sencillo de solucionar: Francia era un país cristiano y había un "paisaje mental" entre la población de que al fin y al cabo somos todos iguales ante Dios. Lo de la Liberté no era tan sencillo, pero al menos se trataba de una cuestión de levantar alfombras en el sistema judicial y en el cobro de impuestos. Lo que realmente fue chanante y tuvo las consecuencias más impredecibles fue arreglar el asunto de la Egalité.


Todos los procesos de construcción nacional en Europa occidental se encontraron el mismo problema: la gente era de su pueblo. Y cuando digo "de su pueblo" no caigo en el error presentista de considerar "pueblo" como sinónimo de "minoría nacional" de Woodrow Wilson, sino pueblo como pueblo: ahí vive el Colorao, en este río lavan la ropa las mujeres, en esta piedra le cortamos las manos a una bruja, etc. Una de las primeras cuestiones que inician un amplio debate en la Convención Nacional es el de igualar a la población.

La lectura manipuladora y presentista de la historia nos dice que pese a la tiranía de los reyes, diferentes lenguas regionales lograron sobrevivir durante siglos el embate centralizador. Y pintan esto como un triunfo progresista. Pues bien, lo que decían los jacobinos en la Convención era que la multitud de lenguas en Francia beneficiaba al rey y a la Iglesia. Que el pueblo no pudiera leer la lengua en la que se publicaban las leyes era una herramienta de control y dominación. Esto choca con el discurso presentista que nos dice que la política centralista era poco menos que acabar con la libertad de las minorías nacionales (concepto inexistente e inoperante para la época, por lo demás). Así, en la Convención se decía:

La monarchie avait des raisons de ressembler à la tour de Babel; dans la démocratie, laisser les citoyens ignorants de la langue nationale, incapables de contrôler le pouvoir, c’est trahir la patrie. Chez un peuple libre, la langue doit étre une et la même pour tous. (Barère). [La monarquía tenía razones de parecerse a la torre de Babel; en la democracia, dejar a los ciudadanos que desconozcan de la lengua nacional, incapaces de controlar el poder, es traicionar a la patria. En un pueblo libre, la lengua debe ser una y la misma para todos].

Y uno de sus Decretos (8 de pluvioso de 1794):

L'établissement dans un délai de dix jours, d'un instituteur de langue française dans chaque commune de campagne des départements où les habitants ont l'habitude de s'exprimer en bas-breton, italien, basque et allemand. (R. Anthony Lodge, French: from dialect to standard, p. 215. Ed. Routledge).

Estos revolucionarios pueden ser considerados nacionalistas en referencia a una construcción nacional sobre el cimiento de un estado del Antiguo Régimen. Su nacionalismo original suena más a conceptos como republicanismo, democratismo o estatismo que a los de etnia, comunidad lingüística o raza (que posteriormente se pusieron de moda). Surge en este punto un dilema: al crear una percepción de identidad (la nación) se provoca una reacción identitaria en sentido opuesto (la lengua e incluso la fe: no olvidemos que los primeros revolucionarios querían sustituir a la Iglesia por la República, el cristianismo por el republicanismo, la Biblia por la Enciclopedia, etc). Tras el intento napoleónico de dotar a Europa de un nuevo orden político, algunos como Mazzini (¿y los liberales españoles?) pasan a relacionar íntimamente la libertad nacional con la independencia nacional. Es decir, aparece la pregunta que los revolucionarios americanos nunca tuvieron que hacerse y la que los revolucionarios franceses daban por respondida: ¿cuál es el límite de la nación?

Europa 1815.
Tras el Congreso de Viena y el paso de Napoleón por Europa, aparecen nuevos estados nacionales incluso donde antes no existían estados del Antiguo Régimen. También aparecen las naciones hispanoamericanas en lo que antes eran partes constituyentes de España (de hecho, aquí la Revolución llega antes de la fragmentación del Imperio: por un tiempo hubo un "Imperio de ciudadanos libres e iguales"). El proceso de descomposición del Imperio Otomano también da a luz a nuevos países en los Cárpatos y en los Balcanes. Paradójicamente, en Italia y Alemania, el proceso de construcción nacional tiende a agrupar lo que estaba dividido. No yerro mucho el tiro si digo que el Imperio Alemán aparece como la unión aduanera. Puede que de ahí surja la fobia prusiana por el Kleinstaaterei (fragmentación política, balcanización), palabra que hoy en día continúa teniendo connotaciones negativas en la patria de Schiller.

Frente al Kleinstaaterei a mí me gusta colocar el Grossstaaten (no sé alemán, pero quiero decir "Gran Estado"): la idea de que existe un conjunto de características medibles óptimas para las naciones. Tamaño, población y recursos (recordemos que hablamos de un mundo proteccionista). Aquí es cuando llaman a la puerta a los economistas (que andaban a lo suyo) y les preguntan qué hace que una nación sea viable.

El umbral nacional

No es la bondad del esclavista la que le hace comprar un telar mecánico.
Para averiguar qué hace a una nación viable, los pensadores de la época se fijaron en las naciones que ya eran viables. Básicamente Reino Unido y Francia. Ergo un requisito era que la nación fuera grande y estuviera muy poblada. Esta idea gustó a la Europa posterior al Congreso de Viena pues confirmaba más o menos el regreso al dominio político de las grandes dinastías reales. El plan para la "reacción" (disculpad mi economía del lenguaje) europea caía de cajón: una docena de Grossstaaten que guardaran un equilibrio político, económico e incluso militar en Europa. Solamente podrían sobrevivir aquellas naciones que pasado un umbral fueran viables.

La idea de la construcción nacional, esto es, el nacionalismo, tendría que ser una fuerza política aglutinadora y expansiva. La identidad nacional debía usarse para unir lo que estaba desunido. Este era el cierre de la idea nacional que comenzó con la Revolución. Sobra decir que las cosas no tomaron este camino, pero es importante señalar que esta idea de "umbral" y "viabilidad" perduró en el tiempo: hoy no hay ciudades-estado en Europa. Hoy no hay Fiume ni Danzig. Hoy no hay Liga Hanseática.

Desahucio en Irlanda.
Esta idea liberal de nación chocó posteriormente con la idea que vinculaba no la ley, sino algún aspecto circunstancial como fundamento de la nación. Así en Francia, por ejemplo, donde a mediados del XIX hablaba francés menos de la mitad de la población, existirían múltiples "nacionalidades" (bretones, alsacianos, galós, etc). En Irlanda, donde se hablaba otra lengua y tenían otra religión diferente de la de la reina Victoria, había quien defendía su nacionalidad irlandesa.

Nadie puede negar que en todos los estados nacionales de Europa se hablaban varias lenguas y que en algunos incluso coexistían varias religiones. Es más, la norma en el este es que se hablaran lenguas no vinculadas mayoritariamente con un territorio (sin ir más lejos, los germanoparlantes se repartían por una docena de países). Esto no era visto como una debilidad del nacionalismo liberal, sino más bien como una oportunidad de culminar la labor emancipadora de la nación. Lo común era que quienes no hablaban la lengua de la capital, fueran precisamente aquellas comunidades más atrasadas. Nacionalizarles se convirtió en un procedimiento civilizador (si me permitís la expresión). En palabras de Stuart Mill:

John Stuart Mill (1806-1873).
Nadie puede suponer que no es más beneficioso para un bretón o un vasco de la Navarra francesa ser miembro de la nacionalidad francesa, participando en igualdad de condiciones de todos los privilegios de la ciudadanía francesa... que estar enfurruñado en sus propios peñascos, reliquia semisalvaje de tiempos pasados, dando vueltas en su propia y pequeña órbita mental, sin participación ni interés en el movimiento general del mundo. El  mismo comentario es aplicable al galés o a un escocés de las Highlands como miembros de la nación británica (John Stuart Mill, Utilitarianism, Liberty, Representative Government).

De forma más sofisticada —«participar en el movimiento general del mundo»— pero manteniendo el fondo del discurso de aquel diputado de la Convención (Barère), Stuart Mill muestra las bondades de la nacionalización ciudadana. En aquella época todos asumían que la mayoría de las lenguas de Europa estaban abocadas a desaparecer (y durante ese siglo efectivamente desapareció la mayoría). Incluso aquellos liberales defensores del principio de las nacionalidades como Mazzini, no le veían mucho futuro a una "nación irlandesa" independiente. Los había que hasta no entendían la "viabilidad" de Portugal (el "iberismo" sería una idea defendida por algunos liberales españoles y portugueses. Véase al respecto: J. A. Rocamora, Un nacionalismo fracasado: el iberismo, Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, Hª Contemporánea, n.° 2, 1989, págs. 29-56 [PDF]). Para el europeo culto de mediados del XIX algunas naciones tenían futuro y otras no. Teniendo presente lo dicho, ¿cuáles serían los requisitos que garantizaran la existencia y viabilidad de una nación? Dicho de otro modo, ¿cuándo la aspiración nacional estaba justificada?

Naciones justificables
¿Por qué no existe un nacionalismo ostrogodo? Pues por causa de la Revolución.
  1. En primer lugar, la asociación con un estado del Antiguo Régimen. No con cualquiera, claro: en el XVIII el Sacro Imperio llegó a tener 1.800 estados. Debía ser un estado del Antiguo Régimen que superara el umbral de viabilidad. Pero tampoco con eso solo valía, si no podría salir alguien defendiendo la nacionalidad ostrogoda. Debía ser un estado del Antiguo Régimen reciente. Es más, las naciones más justificadas eran las que surgieron inmediatamente tras la crisis del Antiguo Régimen: franceses, españoles, ingleses, etc.
  2. En segundo lugar, poseer una élite nacional. Esto es, artistas, burócratas, oficiales del gobierno que sirvieran de referencia y elevaran una lengua al rango de estudio. Es el caso de los italianos y alemanes. Pese a no provenir de estados del Antiguo Régimen, había una cierta élite que funcionaba como referencia agregadora. Nótese que en el momento de la unificación, sólo hablaban italiano el 2,5% de los nuevos "ciudadanos italianos" (sospecho que en 1789 la proporción de nuevos "ciudadanos franceses" que hablaban francés no iba mucho más allá, pero no tengo el dato).
  3. En tercer lugar, una característica en negativo: formar parte de un estado condenado a desaparecer por ley histórica, por fuerza del progreso. Aquí estaría por ejemplo la justificación de la condición nacional para las naciones balcánicas (el Imperio Otomano era «el hombre enfermo de Europa») que por umbral nacional tendrían que constituir algún tipo de mancomunidad (y así fue).

En lo que va de la fundación del Imperio Alemán en 1871 hasta el comienzo de la Gran Guerra en 1914, sólo apareció un nuevo país en la Europa de las naciones, Noruega, y además por separación amistosa de Suecia. Ambos, países atrasados y poco poblados. Así que dejando al margen a los polacos y su país-Guadiana, a los siempre revoltosos balcánicos, y el poco publicitado hecho de que los británicos tuvieran que enviar cada año a más niños-soldado a Irlanda, parecía que Europa había alcanzado diplomáticamente el fin de la historia. ¿Qué podía salir mal?



lunes, 26 de mayo de 2014

Con la picha democrática hecha un lío

Quienes llevamos dos años haciendo campaña contra el turnismo estamos de enhorabuena. No vale ahora lamentar que esta fractura del bipartidismo haya robustecido a la izquierda antioccidental, cuando estaba cantado que el voto a la alternancia iba a robustecer este espectro político porque son los únicos que comunican un mensaje contra el establishment. Los resultados de estas elecciones europeas se merecen análisis en distintas perspectivas.

Abstención en las elecciones europeas.
En clave europea vuelven a ganar los de siempre, pero con un gran ascenso del llamado euroescepticismo. Los elementos anómalos ya no vienen del este de Europa (países donde sencillamente la gente se quedó en casa, con Eslovaquia y su 13% de participación a la cabeza). Ahora los elementos anómalos vienen de los países sistémicos como Francia y Reino Unido (con Dinamarca y Grecia en menor medida). En particular es el resultado del Frente Nacional en Francia lo que más se parece a un avisito. En clave nacional francesa hoy al gobierno lo sostiene un 14% de apoyo popular y esto hará que mucha gente se ponga nerviosa.

Los partidos


Es evidente que la lectura en clave nacional española es la que más nos interesa. Lo primero a tener en cuenta, como dije antes, es que se ha roto la dinámica bipartidista y que incluso con este bofetón en los morros no se han enterado: tras conocerse los resultados, Cospedal apareció para decir que habían ganado (perdieron nueve eurodiputados) igual que Pirro apareció en su día para decir que había ganado la batalla de Asculum («otra victoria como esta y estamos perdidos»). Pero la guinda la puso la señora esa que presentó el PSOE (¿alguien recuerda cómo se llamaba?), quien dijo que había una "desafección entre la ciudadanía y las instituciones". Ya. Fijo que es eso. En primer lugar la desafección no es con las instituciones (a no ser que el subconsciente le traicionara y considere a los partidos turnistas instituciones del estado) sino con vosotros. Es más, no hubo una gran abstención para poner de excusa. Se votó más que en 2009 cuando sacasteis el 80% de los votos y acabáis de sacar un 49% de los votos.


Eso que hicieron Cañete y esta señora en la televisión y que llamaron debate fue como un gran programa para pedir que nadie les votara. No se puede insultar así a tanta gente, no se puede dar tal torta a la inteligencia del personal. Después con el jijí y jajá del "Cañete es machista" lo acabaron de arreglar. ¿En serio pensáis que la gente va a decidir su voto en función del número de vaginas del candidato? Salid de vuestra burbuja de una vez. ¿A quién le importan vuestras cuitas internas cuando tenemos a los colegios dando desayunos a los críos por necesidad? ¿En serio el PP pensaba que haciendo una campaña entre malacatones iba a animar al voto? Nadie trabaja en el campo (no, en Galicia tampoco: escuché muchas barbaridades sobre el peso del "voto rural" en la campaña y ponían de ejemplo a Galicia, en cuya estructura económica priman los servicios, la industria química, metalúrgica y la fabricación de automóviles).

¿Qué podía salir mal?
Ciertamente aun con todo es relevante que el PP haya ganado estando en el gobierno. Y parece que no hay vida inteligente a la derecha del PP. En otras circunstancias, los 250.000 votos de Vox podían ser relevantes y si consiguen no disolverse y hasta las próximas elecciones no mueren muchas viudas del barrio de Salamanca, puede que se coman algo. En el ámbito de la derecha merece la pena destacar el ascenso de Ciudadanos con medio millón de votos en todo el país: si aumentan su apoyo en Cataluña (y todo apunta a que en unas autonómicas lo aumentarían) parece que ese partido se consolida. Como consolidado y establecido se queda UPyD con su millón de votantes. Tengo la duda de si UPyD ha tocado techo. No la tengo sobre el porqué de su nuevo fracaso en las comunidades bilingües: es fácil ser partido contra el nacionalismo en Madrid, Andalucía y la Meseta.


En lo que conocemos como izquierda echada al monte o la izquierda divagante de los unicornios, hay que hablar de un éxito rotundo. No sé si hay vida inteligente a la izquierda del PSOE, lo que sé es que es gratis prometer y explicar cuando no se tienen responsabilidades de gobierno. Y esto lo aprovecharon los chavistas y Willy Meyer, que es un señor que lleva cuatro mil quinientos años en política y ahora se ha dejado barbita de malo de Star Trek.

Casi tres millones de votos para la gente que defiende una idea muy guay: no pagar la deuda y a continuación aumentar el gasto público. Paradoja conceptual que resuelven diciendo que se recaudaría más combatiendo el fraude y haciendo que los ricos paguen más impuestos. No son idiotas y saben que están propugnando algo que defiende todo el mundo —el fraude es delito y todos queremos combatirlo— y al mismo tiempo hacen que sea complicado explicar por qué defienden un unicornio mágico: en España la economía sumergida se calcula en un 23% pero es que en Suecia está en torno al 20%. Y en España el capital ya tributa más que en Suecia (no así las rentas del trabajo). Así que mienten cuando dicen que combatiendo el fraude y subiendo impuestos "a los ricos" van a conseguir pagar su pretendido aumento del gasto público. En realidad, España solamente tiene margen para subir impuestos a las rentas del trabajo, es decir, a la clase media asalariada. Pero esto no lo dicen: es muy jugoso señalar a "los ricos" y recordemos que a la extrema izquierda la vota la clase media y media-alta.

En particular, esos tres millones de votos que ha ganado el comunismo infinito se dividen en dos marcas comerciales. El votante es el mismo, pero las marcas no. Por un lado Izquierda Unida que para sobrevivir se ha juntado con un mini-Frente Popular (en Galicia por ejemplo no se comerían nada sin usar la imagen de Beiras. En Cataluña les pasa algo parecido). Es más, la necesidad de este mini-Frente Popular es indicativa de cierta alarma en IU: tienen pies de barro y no sé qué recorrido más allá del 10% pueden tener sobre todo teniendo en cuenta que les ha salido competencia.

Y la competencia a Izquierda Unida es Podemos, nuestro particular Front National. Un partido creado hace dos días con el apoyo de Mediaset y Atresmedia. Un partido en el que iba a ir de número dos Jorge Verstrynge hasta que alguien encontró en SU canal de youtube una tertulia en la que decía que los moros venían a robar puestos de trabajo a los españoles. Ups, el polvo de la dehesa.

España, hazte así, que tienes un poco de chavismo en el hombro

Toma dos tazas.
Reconozco malvadamente un poco de auto-satisfacción intelectual cuando los analistos decían en la tele que estos chavales no se iban a comer nada y tanto en este blog como en otros, venimos avisando de lo que se mueve a nivel de calle: Podemos gana la batalla estética frente a la ranciedad y esto no lo han tenido en cuenta. El 15M y las mareas iban a desembocar en una suerte de organización política que era imposible que la absorbiera IU. Y quiero destacar algo que siempre clamo en el desierto: Podemos viene a hacerle la competencia a PSOE e IU. Podemos no le hace competencia al PP ni es solamente un mero voto extremista, pero tanto se han empeñado estos partidos en atacar al PP que al descuidar su flanco izquierdo les han crecido los enanos. Pero bueno, podemos seguir hasta el infinito haciendo como que la pugna es entre izquierda y derecha: recordemos que el suelo de votos para cualquier partido está en 0 votos.

Nuestra Sicilia

Eljueves.
Lo de Andalucía se merece una reflexión aparte. De los tres millones y medio de votos del PSOE (mínimo histórico) un millón son votos andaluces. La comunidad más deprimida por cuarenta años de régimen fosilizado, la comunidad con más paro, pobreza y desnutrición, la comunidad con más dinero robado por la corrupción, premia a los principales responsables de que sean una excepción en el mundo occidental y se parezcan más a una aristocracia haitiana. ¿Este resultado lo explica sólo el carretaxe y el voto cautivo o lo explica también la falta de oposición? Sin duda el resultado en Andalucía es malo para los partidarios de la libertad y para quienes creemos que el crimen no debe compensar. Pero también hay que ver esto como una oportunidad: hay un voto urbano, civilizado y occidental en Andalucía que pide a gritos que alguien lo movilice.

Nuestra otra Sicilia

En la Cleptocracia se ha producido el esperado sorpasso. ERC obtiene un resultado con el que jamás habría soñado y lo hace con un índice de participación cercano a la media española (tradicionalmente el voto en Cataluña para las elecciones europeas suele ser más bajo que la media). Se trata de otra victoria para el Front National, pero de carácter más limitado. Los separatistas de la pureza racial se quedan en el 45%, un apoyo muy inferior al preconizado por la turba premoderna.

Pureza de sangre y normalitat democràtica.
El Partido Popular de Cataluña sigue su carrera hacia el olvido (9,8%). UPyD simplemente tiene a C's delante. Vox que llevaba un candidato catalán con una gran tasa de conocimiento no existe en Cataluña. Y todo esto me hace pensar que tal vez el discurso constitucional deba variar un poquillo.

Galifornia

En la comunidad con las mejores playas de España, conocida por sus campeonatos de surf, por exportar automóviles y por aportar una catedral católica a las monedas europeas; han ganado los de siempre desde tiempos de Fernando VII. Pero la descomposición de las izquierdas en banderías de partido hacen que los escenarios autonómicos sean simplemente impracticables.

Con el 35% de los votos, el partido-régimen (PPdeG) se queda a las puertas de la mayoría absoluta y tiene delante un tetrapartito chanante. Me temo que los peperos galaicos van a estar todo el día con la monserga de "nosotros o el caos". Nuevamente no comprenderán que su enemigo no es el Frente Popular sino el prosaico hecho biológico. El PPdeG se empeña en correr una carrera suicida contra la demografía. La oposición solamente tiene que sentarse a esperar a que vayan muriendo los ancianos y se vayan vaciando las aldeas.

Praza.com
Por otra parte, los independentistas (recordemos que tanto IU como Podemos defienden el llamado "derecho a decidir") ya suman más que el PSOE (que ha perdido la mitad de apoyos). Con un lastimero 20% el PSOE tendrá en sus manos decidir si apoya al PP o se pone al frente de cierto Kobayashi Maru. Es que ni con la reducción de escaños en el Parlamento salen las cuentas. Y ojo, porque el PSOE no ha encontrado su suelo (que está en 0 votos).

País Vasco

A la lista de Bildu fueron en fila india a votar sus 180.000 votantes. Cloc, cloc. Al paso de la oca. Al PNV le votaron también exactamente sus 208.000 votantes, también al paso de la oca. Cloc, cloc. En el País Vasco sin duda se trata de una victoria para la pureza racial y el Antiguo Régimen. Lo que ha habido en esta región es un descalabro absoluto de PSOE y PP. Los socialistas pierden la mitad de sus votos (con una participación similar a las últimas elecciones), y el PP se queda en el 10%. Genial. Un aplauso. Con el ascenso de Podemos e Izquierda Unida, al País Vasco sólo lo mantienen unido al resto de España Fagor Eroski y los mimitos fiscales. So long and thanks for all the fish.

Conclusión

El desguace del bipartidismo provoca dolor. Pero el ascenso de los enemigos de occidente, de las vacunas y de comer carne no deja de estar sostenido por chicles y alambres. Si pensabais que UPyD es personalista, ahí tenemos a Podemos, que se basa únicamente en la popularidad televisiva de su cabeza de lista. En cuanto tengan que organizarse para enfrentar las municipales otro gallo cantará. De momento lo interesante será ver si el PP es capaz de aprender la lección (recordatorio: no hacer nada, justificar la corrupción y mentir constantemente pasa factura). También será interesante ver volar cuchillos en la sede del PSOE. Ya se está moviendo Carmen de España:
Si el relevo en el PSOE lo hacen estos zapateros chiflados, al PSOE puede pasarle lo que al PASOK. Habrá que ver si el populismo de los altermundistas arrastra en su discurso a la izquierda, en cuyo caso la gente no aceptará la mala copia y elegirá a los chiflados originales.

Ahí tenéis el discurso de Pablemos.
En fin, acaba de comenzar la campaña para las municipales y generales y hay mucho tertuliano todavía por descubrir. Felicitémonos por el fin del bipartidismo y por tener una izquierda divagante que todavía no sabe cómo funciona la ley electoral.

Nuestro Front National:



viernes, 23 de mayo de 2014

Contra el centralismo y el separatismo al mismo tiempo

A la mayoría de la población, partidaria de cierto liberalismo político, siempre le ha preocupado tener un estado fuerte, funcional y que protegiera la libertad de los ciudadanos en la forma que más éxito tiene: limitando el poder de quien ordena, dicta y ejecuta las leyes. De ahí que no sorprendan los postulados federalistas de los partidos liberales europeos, que pueden ser interpretados de dos formas.


De arriba a abajo, el federalismo propugna una descentralización competencial y política. Municipios, departamentos, provincias, etc. Este es un federalismo no estricto, pues no habla de la unión de estados, sino de la división del poder estatal. Una distribución del poder que sin embargo guarda el principio del orden jerárquico, pues no se trata de una vía para la fragmentación del estado. De hecho, la fragmentación del estado impediría la segunda forma del federalismo que espera al lector en el siguiente párrafo.

De abajo a arriba, el federalismo propugna el agrupamiento de los estados en comunidades más amplias, de varios estados. Esto también implica una división del poder por el método de la cesión. Sobra decir que cada compartimento estanco debe guardar su impermeabilidad para evitar la acumulación de poder.

El problema federal viene precisamente de la tendencia a la acumulación de poder. Y no hablo de poder malvado y oculto, sino de un poder a la luz del día que puede significar extraer recursos económicos, propiciar la cortesanía de una bulímica capìtal o sencillamente la imposibilidad de ofrecer los mismos servicios y oportunidades a todos los ciudadanos independientemente de donde residan.

¿Cómo evitar la inflación orgánica en una federación?

Pobre Lois Lane :(
Los detractores del federalismo argumentan el mayor coste que las diversas estructuras orgánicas tienen frente al vaciamiento institucional. Sin embargo, el vaciamiento institucional es una fantasía cuando vemos que el estado centralizado también se aqueja de esta inflación. No es la forma de distribución y división del poder político origen del mayor gasto, sino las políticas que se lleven a cabo. Un estado centralizado puede costar más que uno federal y viceversa. En España, el ayuntamiento de Madrid es la administración pública con mayor deuda y curiosamente nadie pide su disolución ni que las farolas de Chamberí pasen a ser un asunto que decida el Congreso de los Diputados o un delegado real con una carta otorgada en Bayona por Su Majestad.

La acumulación de poder en el sistema federal puede venir por dos vías. Una vía es la degeneración del principio de jerarquía. El órgano que toma decisiones comunes que afectan a varios sub-miembros corre el riesgo de convertirse en un insaciable paquidermo orgánico extractor de recursos. Otra vía de acumulación de poder se produciría al romperse la isonomía si en el mismo rango federal unos miembros están privilegiados frente a otros (por ejemplo, el País Vasco en nuestro estado de las autonomías).

Sede del ministerio de Defensa de EE.UU., el edificio de oficinas más grande del mundo.
Si un objetivo del federalismo es evitar o dificultar la acumulación de poder deberá buscar las cautelas con las que combatir la degeneración de la jerarquía y la rotura de la isonomía. Tiendo a pensar que esto se consigue haciendo que la jerarquía responda más a la participación que a la subordinación. Ejemplo gráfico: imaginemos una comarca formada por varios ayuntamientos. Si la comarca es un elemento ajeno a los ayuntamientos, el principio jerárquico podría hacer que privilegiara a un ayuntamiento. También se podría correr el riesgo de que la comarca cobrara vida propia y aplastara a los ayuntamientos con sus delegados del Gran Visir y sus recomendados. Para evitar esto, sería necesario que esos ayuntamientos participaran del gobierno de la comarca mediante una representación no popular o no sólo popular con prerrogativas de veto, etc. Podéis cambiar "comarca" por "UE" si queréis, el principio es el mismo.

Federalismo no es secesionismo

No sólo el federalismo no significa secesionismo, sino que a mi entender es antónimo de éste. El federalismo implica la participación de las entidades federadas en el gobierno del órgano superior. Por lo tanto, este gobierno conjunto (con el que paralelamente es imprescindible una representación de la soberanía nacional, si es que hablamos de las entidades inmediatamente inferiores al estado-nación) estaría legitimado por las partes constituyentes. Partes constituyentes que co-gobernarían la nación, con lo que no cabe el "España nos roba", ya que "España" no sería un ente ajeno, lejano y malvado que se acaba en Buitrago del Lozoya (topónimo que mola mucho, por cierto), sino que España eres tú también, con lo que si eres secesionista, no se te enfrentaría sólo un poder capitalino, sino ese poder capitalino con el concurso del resto del país. El federalismo, insisto, o mantiene la unidad o no es federalismo.

Anuncio electoral de CiU.
Es sorprendente que una de las vías posibles de hacer prevalecer la unidad nacional sea atacada por aquellos que dicen defender esta unidad. Yo me pregunto si acaso confunden unidad con uniformidad o si simplemente no confían en sus compatriotas. Quizás haya motivos más viscerales y antiguos, como que la gente de provincias es medio lela y no sabe gobernarse. Aún tendré que sacar la interminable lista de presidentes del gobierno con orígenes gallego y andaluz.

Anuncio electoral de UKIP, pero podría ser de CiU.
Sobre esto oía hace poco en la radio a un indocumentado diciendo que regionalismo, federalismo, nacionalismo y separatismo son la misma cosa «porque ellos siempre quieren más». Ciertamente la actual construcción constitucional autonómica da pie a que suceda un mercadeo persa con los recursos conjuntos a repartir, pero no es menos cierto que esto no es un argumento para el centralismo. Es más, el federalismo exige un reparto competencial cerrado y una clarificación de los ingresos propios. Y si los recursos propios no son suficientes y por cuestiones de convergencia en el acceso a las oportunidades hace falta dar más a alguien, ese dinero deberá ser supervisado. Esto ya sucede a nivel UE: si te dan dinero para hacer una línea de tren y te lo gastas en mojitos, te lo piden de vuelta. No encuentro razones para no encontrar esto en España. Será que los españoles «no sabemos gobernarnos y hace falta que nos dirijan». Pues no señor. No hay razones para pensar que no puedan cambiar las cosas.




jueves, 22 de mayo de 2014

Vota a otros

Fíjense en esta contradicción cotidiana, tabernaria y peatonal: los políticos son malísimos, son todos iguales: ladrones y mentirosos. Sin embargo, si al compañero de barra de bar le pregunta si él es un ladrón y un mentiroso, sacará pecho palomo y dirá que no, que es un modelo de civismo. ¿Cómo es posible que exista esta disonancia? Es más: si la política es uno de los problemas del país por culpa de los políticos que tenemos, ¿por qué en lugar de ponerle remedio la gente pasa de ir a votar, pasa de afiliarse, pasa de todo?

El futuro.
Intuyo varias razones que explican esta disonancia: participar en política requiere un tiempo del que la gente común carece. Los cuadros políticos están llenos de rentistas y funcionarios. Gente que desde lo que en España se conoce como sociedad civil organizada —clubs de tenis, sindicatos, colegios profesionales y asociaciones gremiales— lleva metida desde la adolescencia en algo parecido a un cursus honorum. Por otro lado, hay quien dispone de tiempo para dedicarlo a la política pero obtiene más incentivos en su carrera profesional. A partir de cierto nivel de responsabilidad, los cargos públicos están muy mal pagados en comparación con el sector privado. Si pagas con cacahuetes, tendrás monos trabajando.

Pero aún así hay otros factores a tener en cuenta: la gente rechaza la política porque se le hurta el debate público. El ciudadano carece de los instrumentos de juicio para decantarse políticamente. Si los medios de comunicación ejercen de altavoces partidistas tan solo servirán para emitir argumentarios partidistas y no para crear un debate. En un país en el que los chavales dicen "me han suspendido" y al mismo tiempo dicen "he aprobado", es normal ver con suspicacia la responsabilidad de los medios en esta antipolítica. Pero como sucede con la educación, los medios son también responsables, en parte, de esto. La gente actúa por imitación. Si un crío ve que sus padres leen, el niño acaba leyendo. Si un fulano ve tertulias políticas que reproducen conversaciones de bar, el tipo pensará que la política es eso y no la elegía de Pericles en la Historia de la guerra del Peloponeso (ahí me he pasado).

A mí me hace gracia cuando la gente no vota como forma de protesta. Si quieres protestar, te organizas y propones tu alternativa. Ah, pero no. Volvemos al "que inventen ellos". Siento parecer maleducado pero a mi esta gente me parece estúpida y malvada. Estúpida porque si algo les perjudica no le ponen remedio. Y malvada porque están perjudicando a los demás.

:)
En una reciente encuesta del CIS, se pregunta por las razones para no ir a votar. Tan solo un 7% dice que no votará "como forma de protesta". A un 39% ninguna opción le satisface y a un 38% simplemente no le gusta el sistema democrático. Con los datos en la mano resulta desolador que los partidos hagan campaña para no votar a otros partidos en lugar de hacer campaña para que la gente vaya a votar. Y no hablo de una simple campaña publicitaria de psicología de la conducta para que la gente actúe de una manera concreta, sino de una campaña donde se expliquen los motivos del proceso político.

Es como si diéramos por sentado lo que tenemos. Pero dar por sentado lo que tenemos no funciona ni con el congelador de casa, ni con las relaciones de pareja, ni con un sistema político basado en la participación popular. Las cosas acaban podridas cuando las damos por sentado. Es complicado convencer al que sale de casa pensando que la política no vale para nada, pero con quienes piensan que la política es necesaria y lamentan no encontrar ninguna opción que les satisfaga, hay esperanza. No creo que este último grupo sea aficionado a la antipolítica, simplemente mucha gente les está fallando.

Antipolítica y ventajistas

Pardillo razonable.
No ignoro que parte del triunfo de la antipolítica tiene su origen en las complicadas situaciones personales derivadas de la crisis. Pero pasar por alto la influencia de la política a la hora de enfrentar la crisis dudo que sea buena idea. ¿O acaso queremos parecernos a esos países donde el deje autoritario está ocupando la esfera política? Frente Nacional en Francia, Syriza en Grecia. El triunfo de la antipolítica es el triunfo de las opciones ventajistas. Opciones ventajistas que quienes conocemos un poquito la historia europea no deseamos que tengan éxito. Y para que los ventajistas no obtengan éxito hay que hacer de tripas corazón y elegir. Si no votas no solo no te expresas, sino que fastidias a los demás.

El ventajismo populista y caribeño que viene y que se oculta tras estrellitas rojas y banderas de colorines constituirá el gran triunfo de la antipolítica en Europa. La Italia fascista no surge mediante patadas a las puertas, sino repartiendo pan blanco en los barrios obreros. El soviet no aparece con tipos armados secuestrando a plena luz del día a la gente, sino ofreciendo "una alternativa" a las miserables condiciones de vida de los trabajadores. En un lugar arruinado pero civilizado como la Alemania de los años 20, el partido nazi no obtiene apoyos entre los más miserables, sino entre la clase media urbana que fue la gran perdedora de la crisis económica. En todos estos lugares triunfó el ventajismo, es decir, la antipolítica. Ir dejando que las rémoras vayan ocupando espacios públicos hasta que forman parte del paisaje. Dejar pudrir el sistema.

Partidos turnistas

CALDO GORDO (Cánovas y Sagasta).
Quien me lee habitualmente ya sabe cuál es mi posición respecto a los partidos turnistas de la Segunda Restauración. El problema de estos no es que gobiernen mal, ni que sus campañas sean un insulto a la inteligencia, ni sus poses de competición cuando luego tienen una relación simbiótica. El problema —aquí me la juego— no son tampoco sus casos de corrupción. En España en general no hay mucha corrupción: aunque ciertos casos sean abrumadores, las instituciones funcionan, los tribunales funcionan, la policía funciona. Mejor o peor, de acuerdo, pero no somos Albania como los titulares de la prensa nos dan a entender. Hay corrupción (y la hay gorda) y el sistema propicia esta corrupción. Pero aún así, con las dificultades que todos tenemos presentes, existe una rendición de cuentas.

El mayor problema de los turnistas, a mi juicio, es la actitud ante la corrupción. Esa sensación amarga de impunidad. Eso es para mi imperdonable y me ayuda a formar un criterio de rechazo previo a los dos partidos turnistas. Luego hay otros partidos de la Restauración como IU, CiU o PNV que simplemente suelo pasar por alto porque a los comunistas sencillamente no les pienso votar y a los otros no tengo oportunidad. Pero vamos, tal para cual.

A quién votar

«No huyáis, somos vuestros amigos».
Podría hablar de cómo funciona el Parlamento Europeo, de qué candidato a presidir la Comisión defiende cada partido y de qué cuestiones parece que se debatirá en la UE durante los próximos cinco años. Pero no me dirijo a quienes consideran esto importante, sino a quienes carecen de un criterio chiripitifláutico para elegir una lista u otra. Yo os propongo un ejercicio que sé que no haréis.

Coged la lista de partidos que se presentan a las elecciones europeas, descartad a los turnistas y a quienes os dan repelús por su coleta o por la razón que sea. A continuación valorad con -1,0 y +1 los siguientes criterios: proximidad ideológica intuitiva, competencia (aptitud), liderazgo (actitud) y aquellas cuestiones que os puedan interesar (cambio climático, Israel, Turquía, Eurobonos, gas ruso, inmigración, rescate financiero, ser ETA, etc.). Al final obtendréis un sumatorio que puede que no os guste. Bien, pues votad al segundo con más puntos.

Tendréis muchas pegas que poner a esa lista, pero al menos me podréis echar a mi la culpa. Ahora en serio, dejad de preguntarme a quién votar. Ya os he dado una pista de a quién no votar, el resto es cosa vuestra.

Otra paradoja oculta

No puedo evitar que se pueda pensar que al castigar al turnismo se hace el juego a la antipolítica. Yo creo que descartadas las opciones más adolescentes, irreales y bocachanclas ("hay que salir del euro", "la culpa es de los demás", "los derechos son infinitos", "votar es democracia", "salvemos a las ballenas recurriendo a la pobreza", "nos gobiernan los mercados", "mi número de vaginas es superior al tuyo"), elegir opciones no turnistas es precisamente evitar la antipolítica. Creo necesario aprovechar estas elecciones europeas para enviar un mensaje a los grandes partidos y eso solamente se puede hacer votando otras opciones. Máxime cuando vamos a ir a votar cuatro gatos y cada voto cuenta más.

Y por último, si esto no os sirve de argumento, pensad en los abertzales que van a ir a votar en fila india y al paso de la oca.


martes, 20 de mayo de 2014

Del colectivismo malvado y el nacionalismo liberal

Tratar un tema tan complejo como la relación entre nacionalismo y liberalismo en setecientas palabras es imposible. Soy el primero en saber cómo influye el medio en la limitación de la presentación de las ideas (me pasa constantemente) y por ello disculpo que se pueda tratar con tanta ligereza este tema como lo hace el señor Chinchetru en su columna del Juan de Mariana.

Carga de los húsares de la princesa en la batalla de los Castillejos (Ferrer-Dalmau).
La conclusión del artículo citado viene a decir que el nacionalismo es colectivista y por tanto siempre será no liberal. Para contraargumentar esta hipótesis sería necesario buscar un nacionalismo no colectivista, pero dada la definición de colectivismo que maneja ese autor, esto resulta imposible. Efectivamente, si se entiende por colectivismo toda política cuyo objeto sea el colectivo, el nacionalismo es irremediablemente colectivista.

El problema es que esa definición de colectivismo sirve para cualquier opción política. Con esta definición toda la política es colectivista y siguiendo el silogismo, el liberalismo sería... la carencia de política. Así, los corzos que pastan por el monte son liberales, al igual que las amebas de la sopa primordial. Como vemos, este manejo del término "colectivismo" nos resulta inútil, pues es bien sabido que el liberalismo es una familia de opciones políticas. Y en concreto, una familia de opciones políticas que tienen en común la igualdad ante la ley, la defensa de las libertades individuales, la protección de la propiedad privada, las soluciones de mercado, la participación política, etc. Y para llevar a cabo este conjunto de políticas se hace necesario el Estado, que es la forma de organización colectiva necesaria para defender estas cosas.

Sin malvado colectivismo hoy estaríamos chapurreando alemán.
Mi punto es que liberalismo y colectivismo no son opuestos, cosa que resultará incorrecta para quienes defiendan la utopía anarquista. Si el liberalismo tiene un opuesto ese es el absolutismo (en origen el liberalismo político surge como respuesta al absolutismo). En época más moderna los opuestos al liberalismo serían el totalitarismo y el autoritarismo (que no dejan de ser formas modernas del viejo absolutismo que no termina de morir). Nuevamente sorprendente para el liberal anarquista (curiosa antítesis, por cierto) decir que ni la socialdemocracia ni la democracia confuciana ni el conservadurismo ni otras familias políticas son opuestas al liberalismo, sino alternativas. Así hay lugares con democracia confuciana donde los gobiernos hacen políticas liberales, lo mismo pasa en estados de tendencia socialdemócrata, etc. Sé que es complicado de aceptar, pero asumir que otras personas tengan ideas políticas diferentes —dentro del terreno de juego del estado liberal—, es una actitud política que refleja profundas convicciones liberales. Convicciones que comparte la mayoría de la población.

Volviendo al mencionado artículo, se pone como ejemplo de antiliberalismo el nacionalismo catalán. Está fuera de toda de duda que ese ejemplo es certero: el nacionalismo catalán ni busca la igualdad ante la ley, ni protege la propiedad privada, ni defiende las libertades individuales, etc. En ese caso estamos hablando de un nacionalismo de carácter autoritario.

Podíamos tender líneas de telégrafo o partirnos la cara. Elegimos partirnos la cara, claro.
La pregunta es ¿puede haber un nacionalismo de carácter liberal? El lector atento ya dispone con lo dicho previamente de elementos de juicio. Sí puede haber un nacionalismo liberal si lo que se busca es crear una alternativa al autoritarismo. La aparición del estado liberal en Europa lleva de la mano el proceso de construcción nacional. Hasta tal punto está entremezclado liberalismo y nacionalismo en aquella época que no se podía dar el uno sin el otro. De hecho es la defensa de la soberanía nacional en detrimento de la soberanía de una persona lo primero que caracteriza al liberalismo: crear una nación en lo que antes era la finca de un fulano.

Art. 2. La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona.
Constitución política de la Monarquía española (1812).

El problema aquí es la calificación de lo que es autoritarismo. Construir una nación conlleva inocular una identidad a la población. En el estado liberal, el paisano pasa a ser ciudadano y su ámbito de experiencias alcanzará más allá del campanario de la iglesia de su pueblo. Esto no sé si es autoritario o no, lo que sí sé es que es imprescindible: sin ciudadanos no tienes estado liberal. La aparición del cuartelillo de la Guardia Civil puede ser calificada de acción colectivista pero nadie pone en duda que una docena de agentes del FBI reventando una reunión del Ku Klux Klan es una bonita estampa liberal. Defender que el FBI "no tiene derecho" a reventar una reunión del Klan porque "la sociedad se autorregula sin estado", es un pensamiento tan lisérgico que ni merece la pena rebatir.

Valldemosa, Mallorca.
La pregunta más concreta —que sospecho es donde quería ir el señor Chinchetru— es si el secesionismo que procura la fragmentación del estado puede ser liberal. Si el estado que tratamos es autoritario, su fragmentación puede tener carácter liberal (aunque no necesariamente, pues la secesión puede implicar la aparición de otro estado autoritario). Chinchetru pone de ejemplo la independencia de los Estados Unidos: una independencia basada en la búsqueda de una mayor libertad (y de mayores beneficios comerciales para las oligarquías coloniales, añado yo de paso).

En el caso concreto de España —para qué andarnos por las ramas— ningún secesionismo actual tiene carácter liberal pues el estado ya es liberal porque todos los ciudadanos somos iguales ante la ley, podemos participar en política y nuestras libertades civiles (o banales) están más o menos garantizadas. Es más, en España se da el curioso caso de que el secesionismo es una opción política legal, con lo que la fragmentación del estado no puede tener como excusa una aspiración de mayor libertad. Y si nos vamos al chapapote cotidiano de las políticas que llevan a cabo nuestros gobiernos secesionistas, poco liberalismo vemos (tan poco como el de las comunidades gobernadas por no secesionistas).

¡Fiesta!
Otro tema es si puede haber un nacionalismo o regionalismo no secesionista y de carácter liberal. En este caso, ese nacionalismo no podría llevar a cabo un programa de construcción nacional que entrara en competencia con la nación política existente. Como no somos tan modernos, a esto no lo llamaríamos nacionalismo (aunque su ámbito de actuación fuera una nación lingüística) y sería un regionalismo que recibiría sopapos de los nacionalistas y de los antinacionalistas (¡buena suerte con eso!). Una alternativa con más posibilidades de existir sería en una comunidad autónoma sin veleidades nacionalistas ni otra lengua que no fuera la española. Yo qué sé: Extremadura. Ahí podría haber un partido regionalista liberal cuyo programa se centrara en la convergencia de renta con la media española, en facilitar la atracción de empresas, en pinchar la burbuja autonómica y en procurar que todos los extremeños reciban los mismos servicios con independencia de las condiciones geográficas y demográficas de cada aldea.

Esto último sería imposible en España tal como se financian las autonomías: si las comunidades autónomas sólo deciden en qué gastar, los partidos liberales autonómicos están condenados a la inexistencia ante la apisonadora del gasto de los partidos turnistas socialdemócratas y de sus votos cautivos.

«España está hecha pero habría que empezar por hacer a los españoles»:


lunes, 19 de mayo de 2014

La Vanguardia: 27 de marzo de 1937

Tribunales y juzgados

Tribunal popular especial. (...)Terminó diciendo que siempre ha sido adicto a la República y que nunca ha tomado parte en conspiraciones de carácter militar. La prueba testifical fue bastante favorable al procesado, declarando varios testigos a su favor. La documental le fue también favorable, presentando su defensor los documentos acreditativos de su presentación a la Guardia civil en los primeros momentos de la subversión. El fiscal elevó a definitivas sus conclusiones provisionales y el Tribunal, después de deliberar, dictó sentencia condenando al procesado a la pena de dos años de privación de libertad.

Distribución de alimentos requisados por las Patrullas de Control. Barrio de Sants, enero de 1937.
Tribunal popular número 1. Ante este Tribunal compareció Pedro Closa Montserrat, acusado de haber pertenecido al Partido Tradicionalista y de ser elemento peligroso para el régimen. La prueba testifical fue contradictoria. Se comprobó su filiación tradicionalista, poniéndose además de manifiesto que después del 19 de julio sus actividades no habían sido contrarias al régimen. El fiscal en sus conclusiones, que elevó a definitivas, pidió para el acusado la pena de cuatro años de trabajos a favor de la colectvidad. El Tribunal dictó sentencia, condenándole al pago de una multa de mil pesetas.

Tribunal popular durante la celebración de un proceso (Archivo General de la Administración, Sección Cultura). Vía Almendrón: La justicia penal durante la Guerra Civil.

Señalamientos para hoy: Tribunal Popular número 1. — Vista de la causa contra Esteban Caus Testagorda, por sabotaje a la nueva economía. Tribunal Popular número 2. — Vista de la causa contra José Paisal Paz y Domingo Saludes Tur, por actividades contra el régimen. Tribunal Popular numero 3. — Vista de la causa contra Bartolomé Lizalla Castillo, por robo.

Robo a mano armada

Ayer, al mediodía, tres individuos que habían descendido de un coche marca «Opel», penetraron en la tienda instalada en la calle de París, número 10, y pistola en mano conminaron al dueño a que les entregara todo el dinero que tuviera en el cajón, apoderándose de unas 250 pesetas en billetes del Banco de España y 150 pesetas en plata, dejando en cambio el dinero que había en billetes de la Generalidad. Cometido el hecho, los tres desconocidos se dieron a la fuga.

Tomado de Cosas de Absenta.
Las incautaciones

Nuevos lotes de objetos artísticos y cantidades en metálico para engrosar el patrimonio de la Generalidad. Nuevamente los agentes del Cuerpo de Investigación y Vigilancia de la Generalidad de Cataluña, bajo el control directo del jefe superior de Servicios, Dionisio Eroles, han hecho libramiento al Patrimonio Artístico y a la Tesorería de la Generalidad, de varias cantidades y objetos hallados en varios domicilios de gente facciosa.

La carestía de la vida

El precio actual del pan es de 0'90 pesetas el kilogramo, en piezas de 0'25 pesetas, y el coste de la harina es de 63'50 pesetas, más los gastos de transporte, carga y descarga, y estarnos dispuestos a comprobarlo ante quien sea y tenga la responsabilidad que precise, como hemos dicho siempre. No queremos entablar polémica con personajes que no entienden de harina, ni de pan, ni de nada de lo que va estrechamente ligado a su elaboración.—Comité Económico de la industria del Pan.


Plus suprimido

La Consejería de Defensa ha publicado un decreto disponiendo que los milicianos militarizados armados, destinados a unidades destacadas en las costas, dejarán de cobrar el plus de una peseta diaria, otorgado por decreto del 12 de octubre de 1936, pero seguirán percibiendo las 2'25 pesetas diarias que aquel decreto les otorga.

Comité local del POUM en la Plaza del Teatro.
VARIOS
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  • DESÉANSE dos o tres señoras o señoritas. Solo dormir. Escrib. Vanguardia 1396.
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jueves, 15 de mayo de 2014

Un repaso a la campaña en Europa

Tras enseñar la lista de partidos que se presentan en España a las próximas elecciones europeas, la gente comentó lo horrible que pintaba el panorama. Hasta ahí estamos de acuerdo, pero tampoco podemos perder de vista que los partidos anómalos, estúpidos y absurdos no son patrimonio exclusivo de los españoles. Por tener visión global —y esto sorprenderá a los incautos— la media española de partidos tontos del capirote no es muy diferente de lo que ocurre en esa finca que va de los Pirineos hasta los Cárpatos.


Echemos un vistazo al paisaje de partidos políticos que se presentan por esa zona que el Imperio Romano dejó a medio conquistar por no encontrar nada interesante ni de valor.

Alemania

Sin sorpresa en el frente alemán. La mamá Merkel va a ganar de calle seguida (a distancia) de los socialdemócratas. Seguramente Los Verdes queden en tercer lugar y Die Linke (La Izquierda, ex-RDA) de cuartos soplándoles en la nuca a las sandías. Hay partidos regionalistas como la Unión Socialcristiana de Baviera (que van en coalición con Merkel) y el Partido Bávaro, también conservador. También se presentan el Partido de los Cristianos fieles a la Biblia, Centro Cristiano-Por una Alemania que cumpla los Mandamientos de Dios, los nazis del Partido Nacional-Demócrata y los del Movimiento Popular de Renania del Norte-Westfalia. A mi los que más me gustan son los de Die PARTEI, que es un partido satírico en cuyo programa está la reconstrucción del Muro de Berlín y llevar la democracia al Principado de Liechtenstein.

Austria

Hans Peter-Martin, eurodiputado socialdemócrata en las anteriores europeas se presentó con una lista anticorrupción. Resulta que en estas nuevas elecciones, los tres que se habían ido con él del SPO han fundado cada uno su partido. Uno va con "Una Europa diferente" (junto a piratas y comunistas), otro va con los Reformistas Conservadores y la restante acusó a su partido de comprar votos en un congreso y ya no se quiere presentar. El partido de Haider sufrió una escisión que le quitará un eurodiputado, pero parece que acabará tercero tras socialdemócratas y populares. También se presenta una lista minoritaria con el nombre EU-STOP que quiere salir de la UE, volver al chelín y poner controles en las fronteras.


Bélgica

Sorprende que Bélgica todavía exista. En estas elecciones, el país de los belgas se divide en tres circunscripciones según la lengua mayoritaria: germanófonos, francófonos y holandés-fonos (flamencos). En cada circunscripción se presentan diferentes partidos. En la parte germanófona parece que ganarán los cristiano-demócratas, en la parte valona los socialistas y en la flamenca, que es la graciosa, también los cristiano-demócratas, seguidos a mucha distancia por los liberal-demócratas de Guy Verhofstadt que están empatados con la Nueva Alianza Flamenca que pide la independencia para Flandes.

Bulgaria

De lugares horribles está el mundo lleno y aquí tenemos a Bulgaria donde los populares se espera que ganen. Los nazis de Ataka pueden perder representación y hay una lista que se llama Basta que se opone al totalitarismo, a la pobreza y a la apatía (?).

Croacia

En Croacia serán las segundas elecciones europeas. Hay dos grandes coaliciones: la patriota (PPE) y la Cocorico (S&D). Después hay un millón de partiditos extremos y representantes de minorías nacionales.


Dinamarca

En Dinamarca hay tres partidos que pueden ganar: populares, socialdemócratas y liberales. Está por ver si el Movimiento Popular Contra la Unión Europea revalida su euroescaño. Es curioso que este partido que aparece pidiendo el voto negativo en el referendum de adhesión a la CEE y que quiere sacar a Dinamarca de la UE, no sea calificado de eurófobo ni euroescéptico por la feliz coincidencia de estar adscrito al Partido de la Izquierda Unida Europea. Ups.

Francia

Las encuestas dan la victoria al Frente Nacional, que se presenta con el lema "Sí a Francia, no a Bruselas". También se presentan el Partido del Idioma Esperanto, Nueva Mujer, dos partidos bretones, uno occitano y uno que tiene un nombre muy guay: "100.000 votos contestatarios y constructivos de Ultramar en Europa".



Grecia

Está por ver si los eurófobos de Syriza ganan a los populares de Nueva Democracia. Los nazis de Amanecer Dorado tienen a su cúpula en los calabozos de un juzgado y han presentado dos listas, como suelen hacer siempre los etarras.

Hungría

Fidesz ganará de calle. De hecho, cuando hay elecciones en Hungría los resultados se suelen saber con dos meses de antelación. Está por ver si "Otra política es posible" obtiene representación ya que empata en las encuestas con su escisión "Partido del Diálogo".


Italia

En Italia se presenta un partido llamado Die Freiheitlichen Südtirol que va en coalición con los amigos de Artur Mas y que está en contra del euro y de que lleguen negros a Italia. El PD (S&D) parece que lleva las de ganar y queda la duda de si Pepito Grillo o el partido de Telecinco quedan en segundo lugar.



Holanda

En la desagradecida Holanda son tan modernos que hay siete partidos empatados en las encuestas y cualquiera puede ganar. Destaca un poco entre estos el Partido de la Libertad de Geert Wilders, un fulano que cuando va de vacaciones a Pakistán le dan muchos besos en la boca.

Polonia

Derecho y Justicia le va a dar el sorpasso a la Plataforma Cívica (PPE). Libertarios y Partido Pirata se presentan juntos. No hay un Partido del Cannabis porque Polonia sigue siendo Polonia.


Portugal

De los tres principales partidos portugueses, dos van en coalición. De hecho, es muy frecuente que en las municipales PSD y CDS-PP se presenten juntos. Gobernar bajo la supervisión de la Oficina Alemana de Gestión de Deuda le va a pasar factura a la coalición de gobierno y no sorprenderá que el PS gane estas elecciones. En Azores y Madeira se presenta el Partido Democrático del Atlántico.

República Checa

Tras las últimas legislativas de 2013, el primer partido checo (Partido Demócrata Cívico) se fue a tomar viento: sus apoyos bajaron del 30% al 8%. Su lugar como principal partido de la derecha y del país lo ocupa TOP09, que es un nombre muy poco top para un partido. En estas elecciones se presenta el Partido del Sentido Común bajo el lema "No queremos euro". Hay dos partidos moravos, dos bohemios y uno silesio. Otro se llama Antibursik y se presenta bajo el lema "Stop al ecoterrorismo", por lo que sé tendrán menos votos que yo lectores de esto.


Rumanía

En este lugar que gracias al emperador Trajano y a las telenovelas venezolanas la gente no tiene mucha dificultad para aprender español, los socialdemócratas le dieron el sorpasso a los demoliberales. Es curioso que la coalición socialdemócrata, primera en las encuestas, esté el Partido Conservador. Vote a Gundisalvo, ¡qué más le dará, hombre! Está por ver si el partido de la minoría húngara puede lograr ser el tercero en votos.

Reino Unido

Aunque Cameron haya planteado el referendum para la permanencia en la UE, el UKIP lidera las encuestas. El sistema electoral británico logrará que probablemente salga ganador el Partido Conservador. Los laboristas por su parte ganarán en Gales y está por ver si logran arrebatar el primer puesto a los nacionalistas escoceses (Partido Verde Europeo) en Escocia que es un lugar muy frío donde los ingleses guardan sus submarinos nucleares. Otros partidos que se presentan son: Queremos un referendum, No2EU, Libertad GB, Partido Gitano, Alianza Cristiana y Yorkshire Lo Primero, que busca la autonomía para Yorkshire. Tanto conservadores como liberales y laboristas se esfuerzan en evitar el voto al UKIP, con la publicidad gratuita que eso supone para un partido que de otra forma no podría pagarse la campaña.



Suecia

Suecia es un país en el que hay encuestas que dan a los feministas casi un 5%. Y su gobierno asombrosamente se libró de los juicios de Nuremberg. Eso es todo lo que diré de Suecia, señoría.

Conclusión

Me he saltado algunos países porque hay países que no son países, sino concesiones del Derecho Internacional. La conclusión importante que me llevo de este viaje por la Europa de la libertad y la democracia es que si hace cinco años mirábamos a los países del este como pozos de barro de los que surge el fantasma nazi, hoy los occidentales hemos dado un paso adelante para meternos en ese pozo. Excepción, por cierto, que se da en España y Portugal donde la extrema derecha no se comerá nada.

Más allá de la extrema derecha, que no deja de defender lo mismo que Izquierda Unida o el Coletas en política económica, está el euroescepticismo. De continuar la tendencia, en 2019 la eurofilia será mal vista y el euroescepticismo será lo normal en Europa. Así que me sale cierta sensación de transición en la política europea.