lunes, 30 de diciembre de 2013

El país de la marmota

Hay que aceptar la parte de culpa que tenemos cada uno de nosotros. Si el nivel del debate público está por los suelos, si el nivel de exigencia de este debate está lejos de ser aceptable, no se debe a la acción de oscuros conciábulos ni de confusos intereses sombríos. Hemos asumido como sociedad política que el debate debe darse entre ciertos individuos que por mérito, función o carácter están en ciertos puestos y hemos olvidado —si es que alguna vez lo supimos— que el debate nos pertenece a todos.
El futuro iba a molar, pero lo habéis estropeado todo.
Identificamos problemas y en lugar de solucionarlos, quienes se llaman a sí mismos líderes y el resto de la sociedad por pura imitación, en lugar de solucionarlos busca a alguien a quien culpar. Luego aparece otro problema y se culpa a otros. Problema tras problema y culpa tras culpa, al final tenemos una sociedad amedrentada y en retirada. Y ningún problema resuelto.

Trato de entender por qué quienes vivimos ahora en mi país nos parecemos más a un perro con pulgas tirado en la puerta de un bar que a un brioso perro brioso (no tengo ni idea de perros ¿se nota?). El caso es que veo horas de debates parlamentarios y de debates televisivos de hace treinta y veinte años y leo las hemerotecas y es un no parar. Exactamente los mismos tipos que hoy aparecen en los titulares eran los que hace veinticinco años aparecían en los titulares. Las declaraciones son clavadas. Se puede comprobar perfectamente cómo un tipo que no tiene ni idea de qué está diciendo, lo sigue diciendo y nadie le para. Nadie aparece delante para exigirle. Dejamos hacer.

El día de la marmota.
En este dejar hacer está nuestro pecado como sociedad política. Si es cierto que tenemos un sistema representativo ¿cómo es posible que dejemos que nos representen personas que hablan en términos abstractos utilizando un lenguaje pedante? La insistencia en usar términos como identidad, cultura, futuro, democracia y consenso; sin tener la menor idea de lo que se está diciendo. La confusión constante entre tolerancia y respeto. El uso torticero del concepto de moderación.

Se puede pensar que una causa del bajo nivel de exigencia reside en un bajo nivel educativo. Pero esto no lo explica todo cuando todos podemos señalar a personas que no actúan de esta forma. Dicen que si pagas con cacahuetes a tus congresistas, acabas teniendo un parlamento lleno de simios. Un bajo nivel formativo de la población no explica toda la historia. Ningún gran cambio en la historia viene de la mano de una votación democrática. Una sociedad en su conjunto no promueve ningún cambio, son élites las que promueven los cambios. El truco está en tener las élites adecuadas en el momento adecuado.

Niiiños, niiiños, futuuuro, futuuuro.
Y no es que ahora lo estemos haciendo mal. Es que hace veinticinco años lo hicimos fatal y hemos mirado a otro lado. Dicen que la definición de locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes. Pues como país no debemos estar muy bien de la cabeza. A cualquier paisano le preguntas sobre conceptos para los que la filosofía política no tiene una conclusión y te puede dar un discurso muy minucioso de majaderías inconexas y acabar con cara de satisfacción. Sin embargo, le preguntas por convergencia de niveles de renta y no será capaz de darte ni un mísero dato. No hablo ya de discursos sino de datos concretos.

Pensiones contributivas de autónomos, empleadas de hogar y régimen agrario están por debajo del salario mínimo. En los últimos años, el régimen de empleadas del hogar y el agrario se introdujeron en el régimen general. Dentro de este régimen general hay pensiones contributivas que quintuplican a otras. Cuéntame una vez más cómo la identidad andaluza se enmarca en la realidad andaluza y mientras lo haces olvídate de que en tu provincia tienes a la mitad de tu población activa en la subsistencia o el subempleo.

Mapas en los que ningún color te hace decir "no está mal". No, todo está mal.
También se puede hablar de cómo los hogares con ingresos mensuales medios de menos de 900 euros han pasado de gastar mensualmente en el recibo de la luz 35 euros hace cinco años a estar gastando hoy cerca de 60 euros. O cómo es posible que queramos tener movilidad geográfica para dinamizar el mercado laboral y hallar más oportunidades de trabajo, cuando cerca del 70% de los hogares necesitan ayuda de los abuelos para cuidar a los niños.

Yo me pregunto qué sociedad democrática es la nuestra cuando los servicios y bienes que se anuncian están enfocados a una parte muy minoritaria de la población. Por la calle preguntas a cualquiera y no sabrá que la renta anual neta por miembro de cada hogar está en torno a los 9.000 euros. Entiendo que el problema es que la gente no sabe qué es una media aritmética, y entiendo que si hablara de mediana la cantidad seria incluso inferior. Y si me fuera a renta neta mediana en ciertos barrios y en ciertos pueblos, la cantidad podría ser perfectamente la mitad. Explicadme cómo se puede vivir con los precios que manejamos con rentas de 5.000 euros al año. Podéis explicármelo después de los horóscopos y echadores de cartas de la televisión. Aunque fuera a las cinco de la madrugada, si sois capaces de explicármelo os lo agradecería.

No tengo ningún problema en vivir en un país donde la inmensa mayoría de la población tiene problemas económicos muy importantes. Mi problema es que la gente sabe que en su casa no hay dinero, pero no sabe que sus vecinos del bloque están igual o peor. Mi problema es que cuando esto sale en televisión, aparece el paternalista de turno explicando cómo su programa de subsidio público que copió a Fantasilandia —donde tuvo excelentes resultados imaginarios—, va a resolver la situación. Y el telediario consultará a tres expertos en el tema que me explicarán que el gobierno del PP es facha y que cuando el paternalista llegue a la Moncloa entonando La Internacional hará exactamente lo mismo que el PP pero no será facha. Qué bien.

«Ph´nglui mglw´nafh Cthulhu R´lyeh wgah´nagl fhtagn».
Ah, pero no todos los políticos son iguales. Hay quienes tienen una posición sobre el aborto y quienes tienen otra distinta. Y aparece en la tele una menopáusica que aborrece a los hombres porque Juanito le dio calabazas hace trescientos años en el cole, y echa la bronca a alguien porque ella no podrá tener hijos cuando le de la gana. Y delante, un tipo que cree que ponerse corbata es serio, se reirá y dirá que hay que proteger la vida del ser humano en el vientre de la mujer pero si ese ser humano nace y no es hijo del marqués de Griñón, ya le pueden ir dando por saco.

No sé en qué momento pasó a ser noticia de la prensa rosa que Tristán de Soto y Falcó, hijo de Fernando de Soto y Colón de Carvajal y de Mercedes Falcó, duquesa de Anchorena, es consejero de Credit Suisse y de JP Morgan. No sé en qué momento pasa esto a ser prensa rosa porque la verdad, si alguien se tomara cinco minutos para repasar la composición de los consejos de los grandes bancos y de las grandes empresas del IBEX 35, vería exactamente los mismos apellidos y títulos nobiliarios que mandaron en este país toda la puñetera vida.

«Jóvenes representantes de la nobleza europea y española estrechan lazos en Segovia».
Ahora que los liberales parece que queremos defraudar a Hacienda y jugar al poker con monedas virtuales como si tuviéramos ciertas carencias cognitivas y fuésemos unos delincuentes, resulta que no hablamos de esto y nos metemos en el juego de fachas y progres. Es que precisamente si se inventa el liberalismo en España es para poner fin a los abusos de la nobleza, del Rey y para defender las libertades civiles y la igualdad ante la ley. ¿Y qué igualdad ante la ley tenemos en este país cuando a una hija del Rey se le trata de forma privilegiada por ser quien es? ¿Qué igualdad ante la ley podemos esperar si la prerrogativa del indulto parte del gobierno? Gol de Messi.

Cuando un discurso que denuncia las colas en los comedores sociales y el número de personas que duermen al raso es interpretado desde la óptica de la ternura y la empatía y no como una denuncia de un problema de carácter político, no me preocupo. Cuando veo a un político, a un pseudo-empresario, a un pseudo-sindicalista o a un botarate revolucionario que quiere prenderle fuego al parlamento tomándome por imbécil, no me preocupo. Cuando veo a un nazi mixto de primera clase hablando de los mixtos de segunda clase como si fueran idiotas, no me preocupo. No me preocupan ni el miedo ni la culpa —católica España, al fin y al cabo—, lo que me preocupa es que no se busquen soluciones a los problemas. Oiga, es que España siempre tuvo mucho paro, oiga es que en el pueblo siempre se hicieron así las cosas, oiga es que debe haber un "respeto democrático", oiga es que si el nieto del conde del Floripondio está en ese consejo de administración es porque "vale". Ya.

Cri cri.
¿Achacamos nuestros problemas sociales y económicos a la crisis de la última década? Dije antes que repasaba hemerotecas. Tanto en la crisis de finales de los 70, como en la de mediados de los 80 (a la de los 90 no llegué todavía), los mismos tipos decían las mismas cosas. Pero más grave todavía es que si lees periódicos del XIX (busca en la Biblioteca Nacional), te encuentras nuevamente los mismos apellidos y los mismos problemas: problemas crónicos que tienen que ver con la desigualdad y con la protección a gremios e industria. Durante el tercio central del siglo XX tuvimos una dictadura, tras su fin plácido en la cama de un hospital, todos los problemas se achacan a ese periodo. Ciertamente la dictadura cambió muchas cosas en este país, pero casi lo único que no cambió fue lo más importante: quién toma las decisiones. No, el régimen republicano previo tampoco cambió una miserable coma de quién escribe la historia. Y ahí seguimos, con la coartada del franquismo.

Insisto en que hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes es la definición de locura.


viernes, 27 de diciembre de 2013

Negociaciones cualitativas y polarización impostada

Hacer propuestas de máximos y no dejar a los demás un espacio en el que moverse, hace fracasar toda negociación. En primer lugar porque las otras partes no tendrán ningún terreno en el que operar. En segundo lugar, porque tú ya pones todas tus cartas sobre la mesa sin conocer el nivel de exigencia del adversario (nunca sabrás si eres capaz de obtener más del otro). Es decir, en una negociación, plantear exigencias de máximos agota el recorrido propio y ajeno.


Más allá de que la gente proponga cosas que nos parezcan muy tontas/malvadas, contraproducentes o francamente mejorables, es decir, más allá de la cuestión que se debate, el propio debate necesita un mecanismo o protocolo. Ignorar este mecanismo puede hacer caer en saco roto tus magníficas propuestas. Igualmente ignorar que el adversario tiene una inclinación por su propuesta similar a la que tienes por la tuya, lo desdibuja a tus ojos y esa ignorancia tan solo puede aumentar la confusión (restar información).

Dicho esto, las negociaciones básicamente las podemos dividir en dos grandes grupos. Las de carácter cualitativo y las de carácter cuantitativo. En las de carácter cuantitativo se suele llegar a un punto medio. Si Paco pide 4 cosas y María 8 cosas, solemos pensar que 6 cosas es el punto medio ideal en el que los dos no están de acuerdo pero podrán ceder (los dos tienen la sensación de que el otro "pierde" lo mismo). Si María es espabilada y realmente lo que quería eran 7 cosas pero se sienta en la reunión y pide 8, entonces ella habrá "ganado" (si es muy espabilada no dejará que Paco piense que ella ha ganado, para dejar abierta la posibilidad de futuras negociaciones). Es decir, aquí la clave es la información que cada parte tenga.

Luego están las negociaciones de carácter cualitativo. Éstas no las entiendo porque en ellas no hay campo de juego común. Si Paco y María negocian sobre si su fábrica debe producir cocacola o hebillas no hay cocacolahebillas capaces de más o menos contentar a las dos partes y no dar la sensación de que nadie pierde más que el otro. En el mundo de los negocios o en el mundo de las decisiones técnicas, estos debates son menos frecuentes que en el mundo de la política (o de lo que entendemos en España por política). En los debates políticos veo más veces de las que me gustaría cómo cada uno habla de su libro. Creo que este diálogo de besugos es el responsable de tener al país produciendo como loco cocacolahebillas.


Bien, por una parte tenemos la dialéctica de estados (los estados no se comportan como personas) y por otra los debates cualitativos. En conjunto, estas cuestiones metapolíticas vienen a explicar por qué suceden cosas horribles en el mundo (también suceden cosas horribles por desastres naturales y porque la gente está pirada, pero me centro en la cuestión política). ¿No es acaso más sencillo y da menos dolores de cabeza dejar a un lado el debate cualitativo? El debate cualitativo, en política, suele implicar el uso de términos opacos, no manejables, metafísicos y de significado cambiante, que impiden cualquier debate. Supongo que porque aquí todos somos muy demócratas no podemos rechazar un debate, pero el caso es que estos debates no son debates. Bueno, debates a lo mejor sí, pero seguro que no son negociaciones. ¿Esperamos que el más guapo o quien mejor emplee la retórica venza? ¿Qué esperamos de este tipo de debates?

Pues lo que esperamos es reafirmar nuestras posiciones de partida. En el camino, derribamos puentes y atrincheramos las posiciones.

Apariencia de polarización


Muchos dimes y diretes sobre la polarización ideológica en España. Llevamos con esto desde que les dimos zapatilla a los franceses. Lo escrito anteriormente parece que puede causar polarización y enconamiento. Sin embargo, yo lo que veo es una polarización impostada, una apariencia de polarización. Nunca jamás en la historia hemos estado de acuerdo tantos en tantas cosas. Hoy existen enormes consensos en temas fundamentales. Puede que en parte sea porque se nos hurtan debates y en parte porque los temas fundamentales, críticos, vienen escritos desde Bruselas.

Entonces ¿a qué se debe la apariencia de polarización? A debates sobre asuntos cualitativos. En concreto a debates sobre asuntos cualitativos que afectan de forma directa a partes minoritarias de la población. Deshaucios, aborto, drogas, matrimonio entre personas del mismo sexo, inmigración, secesionismo, el IBI de la Iglesia... es en estos temas en los que la gente asume polos opuestos y atribuye sus posiciones a una u otra ideología siguiendo criterios arbitrarios (!). Sin embargo, en los temas que afectan a partes más grandes de la población, que sí pueden responder a tradiciones ideológicas diferentes, no hay polarización porque no hay debate: paro, pensiones, modelo energético, modelo de transportes, política fiscal, política europea...


Sin menospreciar que haya asuntos extremadamente importantes para unas pocas personas y sin negar que se pueda hablar de esos temas (todos formamos parte de varias minorías), llama la atención la cantidad de portadas que dedican a unos en detrimento de otros y el esfuerzo que dedican los partidos a establecer minuciosamente sus posiciones sobre los temas minoritarios. Dicen en Politikon que una minoría organizada suele ganar a una mayoría desorganizada, cosa que explicaría esto. Pero también ocurre que los debates enconados responden a infructuosas negociaciones de carácter cualitativo (un feto es una persona, un inmigrante no es un ciudadano, un canario no es un castellano, etc). Negociaciones en las que cada cual maneja los significados de las palabras que más le convienen.

De acuerdo, por mi podemos seguir hasta el fin de los días gastando tinta, bits y saliva, pero al menos ¿podemos hablar también de lo otro?

Hubo una época en que las prostitutas tenían que aprender poesía:


Por cierto, no sé quien es más burro, si el prostituto o quienes le responden.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Mercado eléctrico y reino de la mentira

Queréis tener energías renovables por un tubo y que el coste no os repercuta en la factura y las dos cosas no pueden ser. Ok, esto sería una simplificación del problema y además puede ser confundido con un ataque a las energías renovables. Sería muy tonto hacer una valoración moral de una fuente energética.


El tema energético también se trata de una cuestión política. Liberalizar un mercado como ese y permitir que se convierta en un cartel es poner en manos de los latin king cosas que van desde factores fundamentales de competitividad industrial hasta el poder adquisitivo de quienes tienen menos ingresos. Si a esto le añadimos el modo en que el gobierno de Aznar decidió llevar a cabo en España la política energética marcada por la UE, nos resulta un buen lío. En concreto me refiero al Real Decreto 436/2004 que marca las primas y subvenciones a las renovables. Este Real Decreto es la herramienta con la que España alcanzará las cotas de producción de energías renovables marcadas por la UE. Cabe preguntarnos si este era el único modo de hacerlo. E incluso cabe preguntarnos si nos convenía aceptar las cuotas de producción renovable establecidas por el buró político de Bruselas. Nunca lo sabremos.  Ni hubo debate público ni lo habrá. Bruselas es Camelot y aquí aceptamos todo lo que venga de Bruselas porque los eurócratas de alguna manera están imbuidos por un halo de santidad y sapiencia.



Con estos bártulos, España, bajo distintos gobiernos (cuyos ministros acaban en las mismas empresas energéticas o bancarias) decide primar mucho la producción de renovables. Estas primas no repercuten en la factura y se pretende que las pague la señora que viaja en el tiempo para traernos lejía. En el momento en que un productor instala una central de energía renovable, las distribuidoras eléctricas están obligadas a comprarle esa producción. Pero no a comprársela al precio de mercado sino un 575% más caro en el caso de las fotovoltaicas y un 50% más caro en el caso de las eólicas (creo recordar que hubo una reforma reciente de esto en concreto, pero la idea está ahí).

El típico ecologista.
Imaginaos que tan solo una fracción de ese dineral se hubiera invertido en investigación. ¡Dejad ya de imaginar!, en lugar de desarrollar tecnología, miles de Poceros eléctricos plantaron su granja energética y a vivir. ¿Otro mercado superintervenido con altísimas barreras de entrada? Perfecto. En España eso siempre estuvo de moda. Queremos capitalismo, pero clientelar, no vaya a ser que exista competencia real y nuevas tecnologías y que los precios caigan. España, ese país que en lugar de Google y el iPhone inventa Lycos y Terra. España, ese país donde los primeros que se oponen al fracking no son precisamente los ecologistas hippies. País en el que para hacer de taxista te tienes que hipotecar durante décadas. El reino de la barrera de entrada en el que todo el mundo se queja pero en el que al final del día nadie quiere que desprotejan su cortijo.

Poco hubiera importado nada de esto si esos sobrecostes en forma de primas hubieran repercutido en la factura del consumidor final. La gente no es tan tonta y si puede tener lo mismo más barato, se cambiaría de compañía. Varios problemas: como dije, el gobierno hizo la regulación de tal forma que el sobrecoste no repercutiera en la factura y además, aunque te cambies de compañía las fuentes energéticas serían las mismas. Todas las compañías eléctricas que operan en España sacan la electricidad de los mismos sitios. Tampoco en esto hay competencia real. Acabemos con la tiranía y la opresión del viejo faraón, el nuevo faraón nos promete una nueva era de tiranía y opresión más modernas. Con esto quiero decir que cambiarte de compañía no tiene efectos en la factura que pagas. (Puedo añadir aquí que también estamos ciegos ante los distintos costes de distintas formas de producir energía. El precio que aparece en tu factura es universal para todo mix energético).

Desengañémonos, cuando hablamos de energías renovables en España, hablamos de señores como este.
Durante la primera década de este siglo, el argumento para defender la sostenibilidad de la deuda eléctrica (déficit de tarifa) se apoyaba en una creciente demanda por la parte del consumo. Se suponía que iba a llegar un momento en que el precio de la electricidad superara los costes. Mecachis, vino la crisis (que como todo el mundo sabe es un fenómeno atmosférico que a veces viene y no se puede hacer nada y nadie es responsable de nada y tú tienes que rescatar a los bancos porque que te calles de una vez) y la demanda cayó. Vale, la demanda cayó, pero aún así, ciertas fuentes energéticas están vendiendo la luz a un precio superior a su coste de producción. Es decir, hay beneficios. Por ejemplo, la energía nuclear es más barata de producir que el precio que marca el "mercado". ¿Este beneficio acaso no puede valer para repercutir el déficit de tarifa en las propias compañías? Parece que sí, pero va a ser que no. En primer lugar porque a la producción del megavatio-hora hay que sumarle los costes fijos. Estos costes fijos para las centrales nucleares son muy grandes. Principalmente la inversión inicial para poner a andar una central nuclear es una inversión muy elevada. La amortización se suma a los costes fijos que incluyen seguridad, trabajo especializado, etc. En segundo lugar, ¿para qué repercutir el déficit de tarifa en las compañías cuando lo puedes pagar tú? Ah, ¿que no lo puedes pagar? Pues entonces deja de vivir por encima de tus posibilidades. Eres un irresponsable. Con esa actitud sólo conseguirás que cuando a tu hijo se le caiga un diente de leche, venga Montoro y le quite diez euros de la hucha del cerdito. Hay que arrimar el hombro. Esto lo arreglamos entre todos, etc.

Regresemos por un momento a los Poceros eléctricos. Quiero cambiar la imagen mental que nos evoca hablar de energías renovables. Insisto en que no se trata de hippies idealistas que pelean contra las megacorporaciones malvadas. Quienes se han forrado con las subvenciones a las renovables son precisamente esas megacorporaciones malvadas y sus imitadores. La forma de primar estas fuentes energéticas es un incentivo para que la instalación de estas centrales sea un reclamo monetario que no tenga nada que ver ni con la demanda real de energía eléctrica, ni con las necesidades de potencia instalada del país. Con las energías renovables, tienes que construir además algún tipo de sistema redundante. Cada megavatio que instales honrando a la Pachamama, significa otro megavatio en una central de ciclo combinado escondida detrás de los árboles. Estas centrales de ciclo combinado funcionan con un gas natural que importamos a precio de nuevo rico.

País de nuevos ricos.
Y la movida es que en la última década se dobló la potencia instalada en España (de unos 55.000 megavatios en 2002 a unos 110.000 en 2012). El pico de demanda energética en España ocurrió en 2007 y fueron unos 45.000 megavatios. Calculen. Todo esto significa inversiones multimillonarias en centrales apagadas que sin embargo están generando dinero (que pagas tú y seguirán pagando tus hijos) para el que hizo la inversión. En el mercado eléctrico español no hay un capítulo que sea ni medio decente. No os voy a sorprender en el siguiente párrafo con una solución mágica ni con un mensaje de esperanza. Esto no tiene parte buena.

¿Y cuánto vino a costar ese disparate de incremento de potencia instalada en la primera década de nuestro siglo? Se calcula que unos 70.000 millones de euros (el PIB de Ecuador o Marruecos). Imaginen por un momento que la mitad de los aerogeneradores que levantamos los hubiéramos vendido al extranjero. Dejen ya de imaginar, es una orden, o viene Montoro con la chirimoya.

Sísifo, de Ernesto Blanco.
Una persona mentalmente equilibrada se puede imaginar que con la caída de la demanda por la crisis, al menos se ha dejado de instalar más potencia. Error. En este último lustro se ha seguido instalando más potencia a un ritmo de unos 3.000 megavatios al año. Estamos en la Champions League de tirar un dinero que no tenemos. España concentra el 70% de la potencia de centrales termosolares del mundo. Y si somos los mejores bueno y qué. Pon otra ronda, que paga nini.

Todo este drama nos cuesta un riñón que no tenemos (el precio de la factura de la luz se ha doblado en los últimos años y deberá seguir subiendo si queremos dejar de vivir en el mundo de la mentira). La guinda final del pastel es que la naturaleza volátil de las centrales de régimen especial —que suponen casi la mitad de nuestra potencia instalada porque semos uropeos— implica que sólo sean responsables de una tercera parte de la producción eléctrica. Napalm.


Europesadilla:




martes, 24 de diciembre de 2013

Feliz Navidad

Feliz Navidad para algunos, pero a pesar de ello, hay que felicitarla. Pasen felices fiestas y recuerden a la gente en vanguardia. Hoy el frente lo forma un heterogéneo grupo de héroes con críos y con abueletes que sobreviven bajo la artillería enemiga. Tengámosles en nuestras oraciones.


Recuerden, amigos, que en el frente se siguen necesitando ropa de abrigo, leche caliente y mantas. Toda ayuda es necesaria. Todo el mundo con su aportación puede contribuir al esfuerzo de guerra. La guerra se libra en muchos frentes pero nuestros hombres y mujeres en vanguardia son los que más necesitan de nuestro apoyo. Sépase que sin el sacrificio de nuestros héroes nuestra libertad y nuestro modo de vida desaparecerían. Este sacrificio no lo podemos delegar en unos pocos.

Saludemos a nuestros héroes cotidianos. Saludemos a quienes guardan el frente para que el ejército de la oscuridad no rebase nuestras líneas. Tengamos presentes a los héroes que día a día superan lo insuperable y dan ejemplo de entrega. Ellos son la luz que ilumina el camino de la victoria. Ayudemos todos a aliviar el peso que nuestros héroes cotidianos llevan sobre los hombros, contribuyamos al esfuerzo de guerra. La línea del frente está marcada pero esta guerra se libra en todas partes. Preguntémonos qué podemos hacer cada uno en nuestra vida diaria para contribuir a la victoria final sobre la oscuridad. Y si en un momento nos encontramos solos sin un camarada al lado, bayoneta calada, apretar los dientes y avanzar. Siempre avanzar.


No será fácil y la victoria no significará no tener sacrificios y pérdidas, pero al final la victoria llegará y nos abrazaremos, festejaremos otras navidades y recordaremos a los caídos. Que el mejor homenaje para nuestros caídos sea celebrar la victoria, honrar el sacrificio y aprender del ejemplo de todos esos héroes que vemos día a día avanzar sobre el enemigo sin hacer preguntas y sin dudar.


Déjenme insistir una vez más sobre la importancia de guardar también el frente interior, lleven ayuda a las parroquias, no pongan mala cara a sus vecinos, tengan presente que sin la lucha de retaguardia el sacrificio de nuestros héroes será en vano. No basta con vencer al enemigo, también hay que merecer la victoria.

Tu trabajo en Alemania:



sábado, 21 de diciembre de 2013

Elefantes que abortan en la sala

Como nadie tiene ni puñetera idea de cómo funciona el mercado eléctrico español, por mucho que nos lo expliquen partes interesadas a uno y otro lado del Rubicón, las tabernas virtuales y analógicas se vuelcan con la reforma de la ley del aborto. Parece ser que en este tema todo el mundo lo tiene todo muy claro.

El debate del aborto forma parte del debate sobre la definición de ser humano. Hasta no hace mucho tiempo este debate estaba bastante claro: si se parece a un ser humano, esa cosa será un ser humano. Pero alguien en algún momento inventó el microscopio (¿Leeuwenhoek?), desarrolló la teoría de la embriogénesis humana (¿Hans Spemann?) y a partir de ahí la cosa se complicó. Algo que no se parece a un ser humano resulta que es un ser humano.

Típico ser humano.
¿Un cigoto o un blastocisto es un ser humano? No es un ser humano (no se parece a uno), pero probablemente llegará a ser un ser humano. Algún griego listillo distinguía entre acto y potencia. El huevo no es acto de gallina pero sí potencia de ser gallina. Desde el instante de la fecundación hasta el parto, existe la potencia de ser humano. ¿La potencia de ser humano es lo mismo que ser humano? No, porque si fuera así no necesitaríamos añadir lo de la potencia. El conocimiento sobre la embriogénesis humana no hace esta distinción griega: en el momento en que un embrión desarrolla su propio código genético y está en condiciones de continuar su desarrollo, eso es un ser humano.

Entre los griegos antiguos y los médicos actuales, aparecieron unos tipos afeminados con pelucas que se inventaron el concepto de persona o ciudadano (probablemente eran abogados). Mientras comían bombones y azotaban a sus criados, estos abogados distinguieron entre ser humano, persona y ciudadano. Si quieres complicar algo, llama a un abogado.

El típico abogado.
No todos los seres humanos eran personas ni todas las personas eran ciudadanos. Un ser humano amental no era una persona, aquí los abogados con pelucas podían incluir a sordomudos, niños o a tribus de aborígenes. Veían que estos eran seres humanos, pero no podían ser personas, porque o no conocían a Dios o no iban vestidos o no podían relacionarse con los demás. Una persona se distinguía de un ciudadano por ser extraño. La extrañeza podía venir por ser extranjero o estar loco (o ser mujer, ejem). Los abogados zampa-bombones identificaban a estos como personas, sí, pero no llegaban a ciudadanos, con lo que las leyes no les protegían tanto. No tenían los mismos derechos y obligaciones. El punto álgido de la condición humana, dentro de la república, era la ciudadanía.

Luego la cosa se acabó de complicar porque llegó mucha gente con ganas de opinar sobre el asunto. Abolicionistas, evolucionistas, naturalistas, sufragistas y zascandiles varios lograron que ser humano y ciudadano fueran la misma cosa. Alumbrar a un bebé con mofletes era dotar a la república de un ciudadano más. A este ciudadano que chupaba cosas y cagaba de forma irresponsable, lo protegían sesudos derechos constitucionales elaborados tras una larga historia de conflictos y consumo de bombones. Estaba claro que el bebé era un ser humano. Ahora bien, antes del alumbramiento también había un bebé dentro de la madre que ya era ser humano. La cosa se complicó mucho porque la gente estudió y leyó. Moraleja: no leáis, prendamos fuego a las bibliotecas. Mueran la modernidad y los derechos positivos.

Fiesta.
El problema de la consideración del embrión como ser humano, lo resolvieron los soviéticos de forma muy sencilla: el aborto se convirtió en un derecho sin cortapisas en la nueva Unión Soviética. Excepto cuando lo prohibió Stalin, en la URSS sumaron 400 millones de abortos. Hoy Rusia tendría mil millones de habitantes. Claro que esto no nos es útil: en la URSS se podía abortar una vida en cualquier fase de su desarrollo. Incluso vidas capaces de encender el samovar y quejarse de que no existía la prensa libre. A esos especialmente.

Otros lugares tuvieron más miramientos: la Iglesia influenció en políticas de familia y por los mismos motivos que denunciaba el trabajo infantil y daba sopa a los ancianos miserables, condenaba los abortos como pecados. Estos pecados se convirtieron en crímenes. Y entonces se popularizaron los métodos anticonceptivos. La planificación familiar conllevó la reducción del número de hijos en las familias y esto ocurrió paralelamente a la subida del nivel de vida.

La familia Dalton.
Pese a los métodos anticonceptivos, que finalmente aceptó la Iglesia (preguntad en Uganda), siguen ocurriendo abortos. Hay abortos naturales y otros inducidos. La cuestión es en qué casos está justificada la inducción al aborto. Como la mayoría de la población esto no lo tiene claro, no toman partido. El debate acaba, pues, en los sectores más movilizados. En cualquier tema, los sectores más movilizados son siempre los más radicales o maximalistas (por diversos motivos, ahí no entro).
  • Unos dicen que el aborto es un derecho de la mujer. Esta posición no tiene en cuenta la potencia de ser humano que tiene el embrión. Ni concede al humano en formación ningún derecho. Ni al padre, por supuesto.
  • Otros dicen que el embrión es sujeto de derechos (un ciudadano de la república) y por tanto un aborto es un asesinato. Esta posición puede justificar el aborto en caso de que la vida de la madre corra peligro (lo que sería un asesinato en defensa propia). No oculto que me inclino por este grupo, aunque sé que por mucho que se prohíba el aborto, lo seguirá habiendo. El consumo y tráfico de drogas está prohibido y mira a tu hijo.
Sólo un borracho o un inconsciente puede creer que estos dos grupos pueden ponerse de acuerdo. Pero sorprendentemente existe un debate sobre el tema. Tras décadas de discusión unos siguen tratando de convencer a otros de forma muy refinada: fascistas y asesinos son los epítetos más suaves del debate sesudo sobre la definición de ser humano y el alcance de las leyes.

Gente educada que felicita la Navidad.
Interesante aportación al debate.
Que de la bandera partidista hasta el drama de salón de casa haya cierta distancia, parece no importar. Que en última instancia, sea cual sea la ley, hay cuatro implicados que son los que toman las decisiones, tampoco importa (te recuerdo que en tu embarazo no decides tú sola, amiga). Que la gente focalice la atención sobre el aborto (prohibirlo o permitirlo sin cortapisas) y no sobre los motivos del aborto, tampoco le importa a nadie.

Yo me pregunto si comparando legislaciones se pueden sacar conclusiones sobre decisiones que disminuyen o aumentan el número de abortos. No tengo ese dato. En algún momento a la prensa le pareció mejor vender periódicos como si fueran merluzas que informar a la gente. A mi personalmente me gustaría una legislación que no solo redujera el número de abortos, sino que aumentara un poquito el número de hijos por mujer. Es decir, antes de entrar en prohibir o permitir el aborto, a mi me preocupa que la decisión del aborto se tome por problemas que puedan ser resueltos. Sí, resueltos con el dinero de los demás. Por si alguien preguntaba. Cosas como "no voy a poder dar de comer a mi hijo", "me van a despedir", "soy demasiado joven para criar al niño"... para esos casos apoyaría medidas similares a la movilización para una economía de guerra. Esto no me convierte necesariamente en comunista porque defiendo las soluciones de mercado y la iniciativa ciudadana para resolver estos problemas, pero entiendo también que en una aldea en medio del monte, la oportunidad de mercado pueda ser escasa y alguien se tenga que rascar el bolsillo. Tengo claro que hay que pagar impuestos para tener un ejército como también hay que pagarlos para proporcionar la mejor cobertura posible para las madres con problemas. Y por los mismos motivos.

Ésta es la idea.
La política implica prioridades. Para mi la prioridad de fomentar la cultura (?) es cero y la prioridad de que la gente tenga hijos (e incluso que vengan de fuera a tenerlos y criarlos aquí) es absoluta. Que en las maternidades se escuche a Vivaldi y que las guarderías sean palacios. Después de esto, hablamos del aborto si queréis.

Érase una vez la vida:





viernes, 20 de diciembre de 2013

Unsere Mütter, Unsere Väter (2013)

Unsere Mütter, Unsere Väter es el título de una miniserie producida por la UFA que cuenta la historia de cinco amigos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. La producción ha tenido un gran éxito de crítica en tierras de teutones. En Polonia sin embargo (por lo que leo en Internet) su recepción no ha sido tan buena. El semanario polaco Uwazam Rze llevó a portada a colación de la miniserie el titular "Falsificación de la historia: Cómo los alemanes se quieren convertir en víctimas de la Segunda Guerra Mundial". Tela. A su vez también recibió críticas de la Sociedad de Historia Militar de Rusia.


En Capitán América, el inventor del suero del supersoldado es un científico alemán que escapó a Estados Unidos y le dice a Steve Rogers que no olvide que el primer país que cayó bajo la bota nazi fue Alemania. Es cierto. Se habla mucho de las elecciones que ganaron los nazis (las últimas que hubo bajo el sistema de la República de Weimar). Pocos añaden a continuación que los nazis estaban lejos de la mayoría absoluta (tenían 288 diputados de un total de 647 que había en el Reichstag). Será en noviembre del 33 cuando los nazis ya organizan ellos las elecciones y ganan con un 92% de los votos (los votos en contra del NSDAP serían contados como "no válidos").

Uno de los grandes misterios de la historia para el que existen numerosas hipótesis es cómo fue posible el ascenso del nazismo precisamente en Alemania. A nadie le sorprende lo de Salazar, Franco o Dolfuss, pero lo de Hitler sí es alucinante. ¿Cómo es posible que el país más cosmopolita, apasionado de la modernidad, con grandes centros industriales en los que los obreros tenían menos problemas que en otras partes, con numerosas universidades que atraían cerebros de toda Europa y tras la lección de lo malo del militarismo tras la rendición de la Gran Guerra, dejara a una banda de analfabetos interesados hacerse con el poder? ¿Cómo es posible que precisamente las capas más informadas, moderadas y normales de la sociedad alemana ingresaran en masa en el partido nazi? Recordemos que el partido nazi era un partido formado principalmente por clases menestrales, pequeños comerciantes, administrativos, burócratas... ¿Cómo es posible que en ciudades como Berlín, Frankfurt, Munich, Konigsberg, Leipzig, Colonia (no, en Colonia no ganaron los nazis), con sus cafés, sus teatros, sus docenas de periódicos que seguían publicando a pesar de la escasez, su vida intelectual, sus universidades, prosperara una monstruosidad como el NSDAP?

Bromas sobre nazis y autocensura. Un melón que no abriré aquí.
¿De qué forma opera la mente humana para que con formación, con criterio, uno aún así se vea volcado a seguir a un pusilánime como Hitler que sólo dice memeces? He aquí el misterio.

Mientras Adolfo no llegó al poder, la gente lo veía como un iluminado cuyo movimiento político encajaba dentro de los choques habituales que vivió la República de Weimar. Eran muchos los grupos políticos exaltados que chocaban en las calles. Alemania era una sombra de lo que había sido debido a la hiperinflación y a las deudas de guerra. Gente normal se vio arrastrada a la miseria en relativamente poco tiempo. Se suele decir que el discurso nazi populista era exactamente lo que las clases perdedoras (las clases medias) querían oír. Y es que los nazis no sólo decían que había que robar a los ricos para dárselo a los pobres y que la democracia no servía para Alemania (en esto no se distinguían de otros grupos comunistas), sino que añadían el componente antisemita.


En el museo judío de Berlín (recomiendo encarecidamente su visita), te explican la historia de los judíos alemanes. El antisemitismo no es un invento de la modernidad. El antisemitismo que estaba de moda en toda Europa en la Belle Epoque, mostraba su peor cara en Alemania. La Primera Guerra Mundial supuso la reordenación de fronteras en Europa, el Imperio Alemán fue uno de los grandes perdedores, echar la culpa a los judíos era una solución no muy fácil al principio. Los judíos alemanes eran tan alemanes y tan patriotas como los demás, pero el antisemitismo en la época de desarrollo de la eugenesia, tuvo la idea de considerarlos una minoría racial diferente. Una vez que no reconocen a los judíos alemanes como alemanes, las leyes de Nuremberg son cuestión de tiempo.

En "Vencedores o vencidos", el alegato de la defensa incluye repartir las culpas del Holocausto a los aliados por contemporizar con Hitler y a los soviéticos por el pacto Molotov-Ribbentrop («cada uno de nosotros es culpable por no haber hecho nada»). La Segunda Guerra Mundial lleva incorporada la Shoa y no es posible separar una cosa de la otra. Sin el antisemitismo y la política racial, no hubiera sido posible la expansión hacia el este.

La Shoa, el Holocausto es "la verdad del siglo XX" dice Gabriel Albiac. Si la música barroca alemana nos pone los vellos de punta por representar una cúspide de la belleza que puede crear el ser humano, Auschwitz nos pone los vellos de punta por representar la cúspide del horror que puede crear el ser humano. La generación de nuestros abuelos necesitó inventar un lenguaje nuevo, nuevas palabras y expresiones para describir lo inconcebible. Este horror —y la palabra "horror" se queda muy lejos de lo que deseo expresar— cae sobre una losa no sólo sobre el pueblo alemán sino sobre toda la humanidad. Se diría que tras Auschwitz ya no queda nada. No hay redención posible. Nada cura tamaña herida.

Y en Alemania esto lo saben. Es Alemania la que pone las vías de tren, el acero Krupp de los hornos y las máquinas de escribir de las SS. Dedicar la mayor potencia industrial europea de la época al exterminio metódico de personas que no son consideradas legalmente personas. Elaboran minuciosas leyes para controlar la intimidad y las relaciones de la gente. Se empieza por obligar a bajarse de la acera a algunos y se termina como polvo de ceniza.

Existe una culpa inmediata y directa para quienes sabían lo que pasaba, colaboraban con lo que pasaba y aceptaban lo que pasaba. La combinación de estos tres verbos nos da ocho tipos de actitudes ante el Holocausto. Ocho representaciones de los alemanes. Una de ellas es la que a mi me deja el culo torcido: aquellos que no participan en el extermino, que tampoco lo aceptan pero que sí sabían qué estaba pasando.

De qué va

Os dije que Unsere Mütter, Unsere Väter es la historia de cinco amigos. Pero hay un personaje que aparece tres minutos que para mi es el verdadero protagonista de esta historia: una señora alemana no judía que pasa a vivir con sus hijas en el que había sido el piso de una familia de alemanes judíos. Cada vez que alguien llama a la puerta suelta ese pequeño nazismo cotidiano, esa pequeña expresión que pasa desapercibida, esa valoración rápida de la situación general. La señora no es una criminal, simplemente tiene una casa mejor donde criar a sus hijas. Eso era Alemania.


Y en esta Alemania comienza la historia de cinco amigos. Es el verano de 1941. Nada frena a la Wehrmacht que se prepara para tomar Moscú el día de Navidad. Los amigos se reúnen en su bar favorito para despedirse con un botellón. Dos de ellos, hermanos, irán al frente del este. Charlotte acaba de aprobar su examen como enfermera repitiendo de carrerilla las respuestas nazis del examen. Ella quiere ser enfermera y tiene que hacer un poco el paripé. Viktor, hijo de un famoso sastre de Berlín, es judío y trata de pasar desapercibido a la Gestapo que entra en el bar "porque los vecinos han denunciado que se escucha música swing". Greta, novia de Viktor, quiere emular a la Dietrich y convertirse en cantante. Juntos se despiden y prometen reunirse en el mismo sitio en Navidad.


Charlotte es destinada a un hospital del frente oriental. Hay que decir que para nosotros que vemos muchas películas americanas, el tema del frente ruso nos queda un tanto lejano y nebuloso, pero hay que saber que para los alemanes es el frente que más explica la guerra. El avance rápido de la Wehrmacht sin apenas oposición soviética (política de "tierra quemada") parece vislumbrar que efectivamente la guerra acabará en navidades. Wilhelm y Friedhelm forman parte de la misma compañía. Los alemanes son recibidos en Ucrania (y en las repúblicas bálticas) como libertadores.


Wilhelm es el hijo favorito de su padre. Es un oficial competente y un ejemplo para sus soldados. Por la contra Friedhelm es visto como un cobarde por sus compañeros: nunca se presenta voluntario para los asaltos. Según avanza la guerra se pone de manifiesto la actitud derrotista de Friedhelm, lo que lleva a Wilhelm a replantearse protegerle de sus compañeros.


Mientras tanto, en Berlín, se van aprobando pequeñas nuevas leyes especiales para los judíos. Viktor no entiende la actitud de su padre («cuando venzamos a los bolcheviques las cosas volverán a la normalidad. El gobierno se dará cuenta de que somos buenos alemanes») y busca un salvoconducto en la embajada americana. Ya no se conceden más pases y le pide ayuda a Greta. Greta conoce a un nazi que le ofrece cantar en la radio a cambio de sexo. Greta pasa a tener una relación con el nazi y finalmente le consigue los papeles a su novio, Viktor. Pero el nazi a parte de ser nazi es un tipo celoso y manda arrestar a Viktor.


En el hospital del frente Charlotte conoce a una ucraniana y hace buenas migas con ella. Pero descubre que es judía y al día siguiente desaparece. Friedhelm tras una ofensiva queda tras las líneas enemigas, de las que escapa disfrazándose de soldado rojo. Cuando llega a sus líneas, un soldado lo ve de esa guisa y le mete un tiro. Afortunadamente no lo mata y es enviado al hospital de Charlotte, donde se ponen al día.

Mientras tanto Viktor las está pasando canutas. Lo vemos en un vagón de ganado yendo hacia un campo. En el vagón una chica polaca comienza a romper el suelo para escaparse. Se escapan juntos y contactan con los partisanos polacos. Con reticencias estos aceptan al alemán. «Al menos no es judío». Viktor se calla como una perra. Autoconservación.

Es este antisemitismo de los partisanos polacos lo que denuncian en Polonia. Pero el caso es que se ajusta muy bien a la realidad. Por supuesto que no todos los partisanos eran antisemitas. Aunque haberlos haylos. En el gueto de Varsovia, bastantes polacos "patrullan" el muro para cazar a los judíos que intentan escapar. La resistencia polaca, tampoco lo olvidemos, se niega a proporcionar armas a los judíos del gueto. Al final de La lista de Schindler, Ghandi le pregunta al ruso hacia dónde pueden ir los judíos y este les contesta que al este no vayan que allí no les quieren... y que tampoco les recomienda ir hacia el oeste.


Friedhelm vuelve al frente y se reincorpora a la unidad de su hermano. El otoño es frío y los soldados alemanes las pasan canutas. Llegan a las puertas de Moscú y son repelidos por las divisiones siberianas de Zhukov, que llegan justo a tiempo para salvarle el culo al tío Joe. La guerra no acabará en Navidad.


Mientras tanto Greta está forjando su carrera musical y va al este a cantarle a los soldados como Carmen Sevilla en la guerra de Ifni o Marta Sánchez en la primera guerra del Golfo. Los cuatro amigos se reúnen, pero han cambiado. Greta se va de diva, Charlotte ha visto morir a demasiados soldados y los hermanos soldados son testigos de los crímenes de las SS contra la población civil.

En el 43, tras la batalla de Kursk, Wilhelm cae herido y se arrastra hasta una pequeña cabaña en un lago. El otrora voluntarioso oficial está hasta el moño de una guerra que sabe que no se puede ganar. Su hermano Friedhelm, derrotista y de vuelta de todo, visita a sus padres y no soporta que su padre se sienta defraudado "porque no regresó el hermano correcto". Regresa al frente de una guerra que también sabe perdida.

Invierno del 44. Unos boches encuentran a Wilhelm, lo degradan y le meten en un "batallón disciplinario" donde las pasa canutas. Por su parte, Greta llama a casa de su mecenas nazi para decirle que está embarazada y es arrestada. En marzo el frente se desmorona. El ejército de borrachos violadores rusos (bueno, probablemente kazajos. Los rusos ponían en primera línea a carne de cañón de ojos rasgados) entra en el hospital de Charlotte y le dan para el pelo. Finalmente su supuesta amiga ucraniana aparece como oficial soviética y le salva la vida («no lo hago por ti, sino porque esto en algún momento tiene que parar»).

La escena de la violación (no se ve nada, esto lo pueden ver niños sin problema) es la que critican los rusos. Lo llaman "falsificación de la historia" y tienen razón. En la miniserie sólo hay una violación y en relación al metraje debería de haber cuarenta. El Ejército Rojo en su avance hacia occidente era una máquina de violar a todo lo que se le pusiera por delante. Al mismo tiempo hay que reconocer que era el único bando con mujeres soldado en primera línea, quienes de vez en cuando sugerían que violar diez veces a una anciana no estaba del todo bien.

Greta se niega a proporcionarle una coartada antinazi a su amante nazi y este ordena que la fusilen. Wilhelm mata a su sádico oficial y se va caminando a casa. Los partisanos expulsan a Viktor al descubrir que es judío y se va caminando a casa. Friedhelm queda solo con un par de soldados y unos Volksstrum fanáticos que el día de la capitulación quieren seguir luchando. Son críos y sabe que morirán en vano cuando se topan con una patrulla soviética. En un último acto de valor y sacrificio, Friedhelm avanza con su mauser Gewehr 43 (nota friki), los rojos se lo cepillan y los críos del Volksstrum se rinden. Su sacrificio en última instancia salva un puñado de vidas.

Hay que reconocer que los rusos haciendo desfiles no tienen rival. (En la foto, 24 de junio del 45, desfile de la Victoria en la Plaza Roja de Moscú).
Verano del 45. Viktor, Charlotte y Wilhelm se reúnen en las ruinas del bar y brindan por sus amigos fallecidos. Están hasta el moño de la guerra y de las muertes en vano y no parecen con ganas de librar ninguna otra guerra al menos en los próximos setenta años.

El alemán como víctima

Alemania, año cero (Rossellini, 1948).
Cada personaje desde su posición va tomando decisiones inmediatas. Estas decisiones van teniendo consecuencias. Desde luego que había fanáticos en las filas alemanas, pero también gente que sabía que lo que hacía estaba mal. ¿Qué podían hacer? Es fácil juzgar desde la lejanía del tiempo y el espacio. Sin embargo, muchas de las decisiones responden a la realidad del momento.

El narrador, Wilhelm, comenta que al principio lucha por su país, después por su camarada de trinchera y finalmente por la puritita supervivencia. Luego al final ya ni le quedan ganas de vivir y se deja llevar.

Unsere Mütter, Unsere Väter es una historia que viene a destacar algo en lo que yo suelo insistir cuando escribo de historia: es un error atribuir características del bando a todos los que lo forman. Reconozco que es más fácil hablar de masas humanas uniformes, pero si queremos una mirada más próxima y real, habrá que entrar en las microhistorias particulares. A lo mejor un soldado no lucha por fanatismo político sino porque lo ha dejado su novia y ya no tiene ganas de vivir. Puede que un judío acepte las leyes de Nuremberg porque simplemente no es anarquista y los cambios legales paulatinos le impiden ver lo que nosotros al final vemos como un proceso de exterminio. Es decir, que es muy complicado hacer valoraciones rápidas y superficiales de cosas tan difíciles como las acciones humanas.

Tras la guerra, Viktor se encuentra al nazi amante de su novia de funcionario de la nueva administración aliada. Trata de explicar al oficial americano que está presente que ese hombre es un criminal. Pero el americano eso ya lo sabe. Viktor no puede hacer nada y se te quedan unas ganas locas de que aparezca alguien del Haganá y reclute a Viktor, pero eso no pasa.

Valoración técnica

La miniserie no repara en gastos. Aparte del interés por ver cómo cuentan estas cosas los alemanes, hay que reconocer una factura excelente que suscita mayor interés. Ambientación y ritmo no defraudan en absoluto. Sí es cierto que en cuanto al argumento hay giros que son muy sospechosos (encuentros fortuitos de los amigos en el frente). Bien se pueden pasar por alto porque al fin y al cabo tiene que haber un motor argumental. En cuanto a las escenas de acción, sin llegar al nivelón de Hermanos de Sangre, son mucho más que meritorias.

Hay un elefante en la sala que es que el Holocausto no aparece por ningún lado (excepto la mención de que los trenes de judíos van llenos y regresan vacíos), cosa que coincide con la versión alemana de que nadie se enteraba de lo que pasaba. Como la historia se centra en la vida de los personajes, hasta cierto punto puede estar justificado, pero que los boches no vayan por ahí demasiado. Que no insistan con que el extermino de los judíos de Europa (junto al de los gitanos y a la persecución de disidentes políticos y homosexuales) no va con ellos, que era cosa de cuatro fanáticos. Por cada fanático con poder hay cien indiferentes no fanáticos que le otorgan ese poder.


miércoles, 18 de diciembre de 2013

¿A un nacionalismo siempre se le opone otro nacionalismo?

¿Toda respuesta al nacionalismo crea a su vez otro nacionalismo? No. Una vez dicho esto ya puedo hablar de otras cosas... que no, que os he engañado, que pienso daros la murga con el monotema. Pienso estar dando la murga con el monotema hasta que os sangre la nariz. ¿Por qué? ¿Por qué no?

Dice Gregorio Luri que la comunidad política existe en tanto se trasciende a sí misma y que por lo tanto toda política es metafísica o teología. Luego todo antinacionalismo será al fin y al cabo otro nacionalismo «que rinda culto a otros dioses». El barroquismo del señor Luri nos viene a decir algo que ya hemos visto en otras partes: existe una disputa de nacionalismos. Centro y periferia se disputan fuerzas tensionales políticas y al fin y al cabo quien lleva una bandera a quien más se parece es a otro que lleva otra bandera. Que tanto da pez que pescado. Que si por un lado tenemos a los pesados nacionalistas periféricos, en el otro lado del ring tenemos a los pesados nacionalistas centralistas.

¿Qué dices Hamás? No te escucho sobre el sonido de mis impresionantes F-15.
Niego la mayor. Una comunidad política no existe necesariamente en tanto se trasciende a sí misma. Esto, de hecho, es un pensamiento esencialista. Es lo que podrían pensar los nacionalistas de todo color o los mulás afganos. Yo defiendo que la comunidad política —la sociedad política— se puede determinar con construcciones legales y jurídicas de caracter no trascendental.

Pongamos de ejemplo a Portugal. Tras el pronunciamiento de Cabezas de San Juan que dará inicio al Trienio Liberal en España, se produce en Oporto un golpe de estado contra el regente inglés que estaba en Brasil entrevistándose con el rey. A este levantamiento en Oporto le siguen otros en otras ciudades. Cuando el regente inglés quiere desembarcar en Lisboa le dicen que no. Un par de años después, las Cortes portuguesas proclaman la primera constitución de ese país e incorporan las conocidas novedades de los doceañistas españoles. Aparece Portugal como sociedad política sin ánimo de ser trascendente. No hay un mandato divino ni un objetivo esplendoroso en el horizonte. Lo que hay es una Constitución, unas leyes y un montón de aburridos burócratas. Punto.

1822, los portugueses aprueban su Constitución. Los portugueses, no los portugueses a quienes les gusta el fado.
Y es aquí cuando desaparece el sentido trascendente y el esencialismo. Aburridas leyes aprobadas por diputados van dando forma a la sociedad política bajo el paraguas constitucional. No hay teología ni metafísica.

¿Niega esto que a un nacionalismo se le enfrente otro nacionalismo? No. ¿Niega esto que a un nacionalismo secesionista se le enfrente otro de caracter centralista? Tampoco. Lo que esto niega es que delante del secesionismo se sitúe necesariamente otro nacionalismo. Bien puede estar lo que se conoce como patriotismo constitucional o constitucionalismo. Hay que recordar que si hablamos de constitución y si hablamos de soberanía nacional, esta soberanía incluye a los elementos secesionistas. Ellos tienen la misma condición de ciudadanos que los demás y por tanto los mismos derechos y deberes. Aquí está parte de la clave del asunto: si por un lado tenemos a constitucionalistas que defienden lo mismo para todos, por otro lado tenemos a quienes no defienden lo mismo para todos. Unos creen que tienen un derecho trascendental que les confiere el poder de arrebatar parte del país a la nación. Otros no creen en ningún poder trascendental sino en la representación política de sus inquietudes en señores calvos y bajitos que se reúnen en un parlamento. La diferencia es abismal. Los nacionalistas son de Marte, los constitucionalistas de Venus.

¡Diablos!
Es evidente que sí existe un nacionalismo español. Sí hay gente que cree que el sentimiento de pertenencia a España debe producir leyes. Esa gente piensa que la identidad española es algo que los hace especiales frente a otros (especiales=superiores. Nadie que se crea especial reconoce inferioridad. Nadie dice "soy especial, soy una mierda"). ¿Tiene algo que ver esto con el constitucionalismo? No. Al constitucionalista se la suda que te sientas del Betis, que te sientas español y que tu color favorito sea el azul. Al nacionalista español, por contra, le emociona que te sientas español y quiere que ese sentimiento cree la comunidad política y la mantenga unida. Pero sus razones también se podrían aplicar para que los aficionados del Betis se constituyan en nación.

Yo entiendo que haya interés y confusión en mezclar nacionalismo español y constitucionalismo. Primero porque al secesionista le es fácil desarmar los argumentos del adversario si su contrincante "también" es nacionalista. Pintar el conflicto político como un choque de nacionalismos, iguala a los bandos. En segundo lugar porque los constitucionalistas no se esfuerzan por explicar su posición. Un constitucionalista no está en contra del secesionismo porque le gusten la fabada, Felipe II y los goles de Xavi. Un constitucionalista está en contra del secesionismo porque hay unas leyes que si dejamos de cumplir nos convertimos en Latin Kings. Y es que al fin y al cabo el nacionalista (secesionista o antisecesionista) no se diferencia mucho del Latin King. Fuertes lazos de unidad basados en un sentimiento de pertenencia.

Choque de nacionalismos

Lo de poner fronteras según los idiomas me suscita una pregunta: ¿la gente que habla varios idiomas puede elegir a qué nación pertenece? ¿Tendrán que desplazarse? ¿Echarse al monte? ¿Cómo funciona esta movida?
Hay un fenómeno que a mi me llama poderosamente la atención. Los secesionistas de todas partes del país se unen en lazos de solidaridad. Una vez identificado el enemigo en el nacionalismo español (lugar en el que incluyen a los constitucionalistas porque les da la gana), hacen pìña juntos. El nacionalismo catalán y el gallego no entran en conflicto, no compiten, no chocan. Y eso es asombroso.

No veo a ningún iluminado del BNG dando un discurso explicando cómo afectará a las pensiones de los gallegos la secesión catalana (os lo adelanto yo: afectará negativamente). No veo a ningún secesionista catalán dejando de apoyar el proceso de ruptura vasco basado en el asesinato y la tortura, con lo que eso a la hora de dar imagen de normalidad y de respeto a los Derechos Humanos puede significar.


El cálculo que hacen es que frente a un enemigo común, se fortifica la posición propia mediante la alianza. Cara a las elecciones europeas esto se ve muy bien. Tienen la idea de una Europa étnica (lingüística), que represente a las naciones étnicas (lingüísticas). Los estados de los que forman parte quedarían como "residuos" o si acaso ellos mismos delimitarían y establecerían otras naciones residuales ("Castilla", "Mezzogiorno", "Serbia y Montenegro"). Es decir, ellos no sólo iluminados en la fantasía de llevar la voz cantante sobre "sus" naciones decidirían el futuro de éstas, sino del resto que ni pincha ni corta en sus planes. Si el mundo real fuera como la partida del Civilization de Sid Meier que tienen en la cabeza, Cataluña y Córcega chocarían en algún punto de esa bella isla. ¿Alguien se cree que este choque se solventaría con soluciones democráticas y amables? ¿Alguien es tan inocente? En el momento en que tienes una visión esencialista de las sociedades políticas, el espacio para no comportarte como un Latin King desaparece.

Y ahora es cuando podría hablar del Tercer Reich. Los alemanes eran unos Latin Kings que se apropiaron de los Sudetes porque allí había gente que hablaba alemán. Claro, el Tercer Reich podía "arreglar" las fronteras de los demás a su gusto porque tenía ejército y unos rivales que buscaban la pacificación. No caeré en la comparación facilona de nuestros secesionistas circenses con la máquina de matar alemana. Son cosas que no se parecen: nuestros secesionistas no tienen ejército.

Los desastres de la guerra (1985, Mario Camus):




lunes, 16 de diciembre de 2013

La belleza como elemento político

No diré aquí que los guapos lo tenemos más fácil sino que trataré de la belleza como factor importante a la hora de marcar preferencias. En todos los aspectos vitales, e incluyo la esfera política, la gente siente inclinación por la gente atractiva. Si fuéramos una polis de griegos barbudos, con un sistema democrático basado en tratar a todos los ciudadanos por igual y con elección de cargos por elección aleatoria, daría igual lo guapo que fuera el personal. Pero no estamos en ese sistema ni tampoco la gente deja que el azar elija sus cargos.

Inés Arrimadas, diputada en el parlamento catalán. Recientemente apareció en una lista de desafectos ideológicos con el régimen.
En las inclinaciones políticas del personal operan los mismos mecanismos que en otras elecciones de las relaciones humanas. Compartimos una tendencia natural por escuchar opiniones que coinciden con las nuestras y a partir de ahí reforzarlas, levantando barreras a ideas nuevas o contradictorias con aquellas con las que nos sentimos conformes. Esto es importante a la hora de elaborar un discurso político (o a la hora de vender un coche) porque sabemos así que la seguridad de nuestra trinchera supone un muro para atraer al pagano a tu cuerda. De ahí podemos sacar la figura del "moderado": alguien que sirva no tanto para replantear las convicciones de tu grupo como para atraer a quienes tienen dudas en otros grupos.

Pero quería hablar aquí de la belleza como factor de atracción política. Puede que este sea el tema político que menos se trate. Se habla mucho de programas, de medidas, de opiniones de gente desinformada, de sondeos y demás, pero no de la belleza como factor que a la hora de establecer preferencias influye en la decisión.

Por lo dicho antes, una vez formado un criterio superficial, si te sientes cómodo con el discurso de alguien que consideras guapo, se produce un refuerzo positivo muy difícil de vencer. Este mismo refuerzo positivo es el mismo que opera con el linkbaiting. Tendemos a pinchar en aquello que nos parece bonito. Existen numerosas técnicas para atraer esos clics —que son visitas, impresiones de publicidad y finalmente dinero—, las más básicas comprenden decorar el contenido con gente guapa.
Le hacen una entrevista en la radio y ponen en portada una galería de fotos de la entrevista (fuente: Libertad digital).
La decoración con gente guapa para atraer visitantes es algo muy extendido. En The other McCain hacen una recopilación semanal de blogs que decoran sus entradas con fotos atractivas. Nótese que ese blog y esas referencias se mueven en el ámbito de los constitucionalistas, paleoconservadores, republicanos y libertarios. Es decir, hablan de política pero un día a la semana ponen fotos de modelos, actrices o actores para atraer visitas. Treta legítima. Más aún: treta legítima que cierta coordenada ideológica puede hacer más que la otra. (Hilando fino se podría deducir que menos católicos forman parte de los pundits americanos conservadores y libertarios. Idea que parece coincidir con los datos).

Votamos más a los candidatos guapos

César Cabo. La verdad es que no sé qué le veis.
Exactamente igual que ocurre en otros campos, en política los guapos atraen más que los feos. Y esto tiene consecuencias evidenciables empíricamente. No es casualidad que los guapos reciban más votos que los feos ("simpáticos" en el idioma de los feos). Según Berggren, Jordhal y Poutvaara un aumento de un punto en la desviación estándar de la puntuación de belleza significa un incremento del 20% de los votos en el candidato.

Sabiendo esto, no sorprende conocer que las preferencias que otras personas tienen sobre el atractivo ajeno tienen una correlación positiva con el salario medio (Gvozdenodic). También la tienen ser hombre, blanco y mayor educación; pero esto último no es importante para el tema que nos ocupa. Nos interesa que en condiciones de igualdad la belleza puntúe más. Y parece que es así.

¿Por qué?

La ex-primera ministra de Ucrania Yulia Timoshenko. Tal vez la presa política más famosa del continente.
La opinión tabernaria desinformada apuntará a una sociedad víctima del estándar de la publicidad. Lo cierto es que las preferencias por los guapos (recuérdese que no hablamos de apareamiento sino tan sólo de inclinación a coincidir en opinión) tiene más que ver con la biología que con el capitalismo malvado que denuncian los comunistas tabernarios y sus feministas instrumentalizadas.

Nos atraen los rostros atractivos (simétricos) porque nos hace pensar en que esas personas son más saludables. Existe una correlación negativa entre asimetría facial y salud percibida (Rhodes et al.). Es curioso que esta correlación es mucho más fuerte que la que existe entre belleza y salud.

Juzgar un libro por las tapas no parece tan mala idea

Hablamos de políticos y de belleza. Parece frívolo y contradictorio que nos sintamos inclinados a favorecer al candidato guapo. ¿Cómo es posible que alguien guapo pueda ser mejor para un cargo? No estamos eligiendo a Miss España o Mister España (casos en los que sí hay que tener el criterio de la belleza y dejarnos influir plácidamente por él). Se supone que un político debe utilizar la cabeza, ser espabilado, tener dotes comunicativas y de liderazgo, etc. Todo esto no lo garantiza la belleza ¿verdad?

Verónica Hernández, secretaria del presidente de Islas Baleares.
Verdad a medias. Feos del mundo, tengo malas noticias para vosotros: la belleza no garantiza un desempeño inteligente, pero sí existe una correlación positiva entre belleza e inteligencia. Kanazawa y Kovar sostienen que no se trata de que los guapos os parezcamos más inteligentes sino que realmente lo somos. Para ello demuestran que los inteligentes son más propensos a alcanzar un alto status, este alto status hace que puedan elegir parejas más atractivas y si a estas dos cosas les unimos que belleza e inteligencia son hereditarias, nos sale que los guapos somos inteligentes. Esto habría que reforzarlo con cuestiones de movilidad social: por qué los hijos de los ricos tienen más probabilidades de ser ricos.

Prokosch et al. tienen una aproximación diferente para llegar a las mismas conclusiones. Para ellos, la simetría corporal está relacionada con un desarrollo morfológico estable. Dentro de este desarrollo se incluye el cerebro y las facultades cognitivas. Por lo tanto, un desarrollo morfológico estable y simétrico tiene consecuencias en el desarrollo estable del cerebro y por tanto en la capacidad cognitiva y mental de los individuos.

Los guapos comunicamos mejor

Revistas para hombres y para mujeres tienen una cosa en común: aparecen mujeres atractivas en portada.
Debo dejar de emplear la primera persona porque aquí escribo con la imagen de un muñequito de pelo naranja, pero se entiende la idea. Los guapos comunican mejor que los feos. Chaiken midió el grado de persuasión de varios grupos ante el mensaje de gente fea y de gente guapa y resultó que los guapos conseguían persuadir más al público. El atractivo físico opera como una herramienta más de persuasión en la habilidad comunicativa. Digamos que se trata de una herramienta natural para lograr una mayor persuasión.

A la hora de comunicar mejor hay una parte muy importante de confianza en el mensaje y en la persona que lo emite. Según Etcoff et al. las mujeres maquilladas aparentan ser más competentes que las no maquilladas. E incluso dentro del mundo del maquillaje, un maquillaje natural puntúa mejor que uno recargado en el aspecto de la confianza (al mismo tiempo, acentuar el dimorfismo sexual sólo tiene una gran diferencia a la hora del apareamiento).

Conclusión

Ceteris paribus una persona guapa ante la masa atrae más, vende más, conquista más. No se trata de una conspiración de las modernas técnicas de publicidad sino de algo que tiene más que ver con nuestro instinto de supervivencia, con nuestra elección y preferencia innata. La publicidad tan solo explota y saca partido a este instinto que todos compartimos. Esta publicidad trasladada a la política significa más partidarios, trasladada a la tele significa más televidentes y trasladada a la decoración de un sitio web significa más clics.

Mélissa Theuriau, periodista francesa. Editora y presentadora de Zone interdite de M6.
Sorprende que se hable abiertamente del tema cuando se trata de audiencias de televisión y visitas a páginas web, pero no cuando se trata de política. Es un error ya que este es un factor más que entra en el juego. Aprovecharás una pequeña ventaja con un candidato guapo.


Referencias: