De la gente mayor poca cosa hay que decir: una vez que ya no estás obligado a estudiar, seguir formándote sin ningún motivo concreto es una estupidez, al menos según el canon oficial. O simplemente la triada fútbol-cervezas-parienta no te deja tiempo. Yo soy de los que piensan que saber más cosas no te quita tiempo, pero de todo hay en la viña del Señor. Que nadie se equivoque pensando que defiendo que todo el mundo tiene la obligación de formarse continuamente porque eso eleva el alma y zarandajas varias. No. Yo defiendo que la gente elija con libertad ser burra.
Ahora bien, de los críos sí que se debe hablar. Por motivos sanamente egoístas, muy parecidos a los que empleo para defender la vacunación obligatoria, defiendo que se trate de garantizar cierto nivel mínimo de educación: conocer las cuatro cuentas, saber leer y escribir y lo justo para no provocar accidentes de tráfico ni defecar en la vía pública. Yo firmo ahora mismo por un sistema educativo que me garantice eso. Como veis, pongo el listón muy alto.
Carezco de una fórmula mágica para solucionar el problema de la educación. Es más, cada vez estoy más convencido de que esa fórmula no existe pues la educación no es un problema homogéneo. Hay por lo menos mil tipos de niños diferentes, así que habrá por lo menos doscientas formas distintas de educarlos. Primer obstáculo: existe un empeño en educar a todos los chavales de la misma manera. A partir de este principio se produce una caída libre en el nivel posible a alcanzar. De partida, el listón ya lo colocamos bajo.
En algún momento de la historia de las ideas horribles, a alguien se le ocurrió que era buena idea que chavales de dieciséis años muy aplicados en el tema de los porros, compartieran clase con otros chavales interesados en otras cosas. Posteriormente, un pariente de ese Einstein de la pedagogía, decidió que era buena idea experimentar con hijos de inmigrantes recién llegados para promover la integración y la multiculturalidad. Las aulas dejaron de ser aulas, para convertirse en celdas de castigo súper-motivadoras para el aprendizaje de los octetos y los logaritmos. A este cóctel le sumas unos incentivos a los profesores basados en reclamaciones sindicales y no en sus resultados, convirtiendo por el camino a los maestros en funcionarios de prisiones. Súmale emplear medios de comunicación para envilecer a las masas y obtienes el ganado habitual. Si entre ese ganado alguien destaca, la prensa ya se encargará de presentar el caso como un bicho raro, con suerte, ese bicho raro escapará del país en cuanto pueda. También, con algo de suerte, algún animal de bellota que a veces juegue a los videojuegos o a juegos de rol, cometerá un crimen horrible y la tele tendrá carnaza para culpar a los videojuegos o a los juegos de rol, desviando así la atención del origen del problema.
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Ah, Finlandia, siempre dando por c*lo a sitios que molan más que Finlandia. |
En España, la renta mediana de una familia con dos hijos es inferior a la renta media. Esto quiere decir que vivimos en un país pobre con algunas bolsas de riqueza. Quienes controlan la educación manejan un montón de datos, pero desconfío de hasta qué punto perciben las condiciones de almacenamiento y la calidad de origen del producto que manejan. Igualar por abajo no ha dado resultado, puede que sea hora de probar otras cosas.
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Challenge accepted. |
Más:
- No se debate sobre educación, sino sobre poder
- Entrenados para no pensar
- Reforma educativa: no te metas con mi aldea de mierda
- La enseñanza de Historia como deporte de riesgo
- El imperio de la necedad
- Que vean un horizonte
- Y en ComposTimes: Adoctrinamiento y auge del pensamiento único
- Campbell, F. A. and Ramey, C. T. (1994), Effects of Early Intervention on Intellectual and Academic Achievement: A Follow-up Study of Children from Low-Income Families. Child Development, 65: 684–698.
- Paul Glewwe, Hanan G Jacoby, Elizabeth M King. Early childhood nutrition and academic achievement: a longitudinal analysis. Journal of Public Economics, Volume 81, Issue 3, September 2001, Pages 345–368
4 comentarios:
Ya sabes que nos pasamos el día hablando de corrupción e identidades nacionales.
Sobre todo en esto último, hay muchos países que nos llevan ventaja, no gastan la mitad de su esfuerzo en discutir sobre un tema respecto al que además nunca se hace nada. Debatir por debatir.
Como en Bizancio.
La solución no es fácil, porque quienes tienen que ponerla en marcha (los legisladores y su hueste de reconocidos expertos habituales), tienen una idea muy firme y clara, una teoría en la que creen absolutamente. Y si la realidad les da continuas patadas en los hocicos, no puede ser que les falle la teoría (faltaría más). La teoría es perfecta. Debe de ser culpa de la falta de dinero, o de los malvados de turno, o de los padres que no se implican, o de los alienígenas...
Si la chavalada aprende ¿dónde quedan los mass media?
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