Intervenir en Siria no es como golpear un avispero, las avispas ya estaban allí antes de que localizáramos Damasco en un mapa. Lo de que no se nos pierde nada —a nosotros, a Occidente, a la civilización única existente, a la parte del planeta que no es barbarie—, merece que nos detengamos un poco. Desde los tiempos de la Escuela de Salamanca tratamos de saber qué significa la guerra justa. La guerra siempre es mala. La guerra es horrible. Es el fracaso total en el que todos pierden algo. ¿Cómo puede existir una guerra justa? ¿Cómo se puede justificar una guerra? ¿Justificar una guerra no es acaso justificar un crimen? Sí, pero.
Ojalá no existiera la barbarie. Ojalá Marco Aurelio viera cumplido su sueño de un mundo sin limes ni fuertes. Lamentablemente el sueño del emperador se truncó y quienes creen que el precio de la agresión es bajo se ven crecidos. Tientan a ver hasta dónde pueden llegar.
Comparto la idea de que cualquier instrumento que provoque daños humanos indiscriminados es un arma de destrucción masiva (aviones, tanques, ametralladoras, granadas...). Su uso por lo tanto debe tener una respuesta brutal para quitar las ganas de repetir. Y no sólo su uso. La simple fabricación o adquisición de estos instrumentos debe recibir una respuesta contundente. Uno no produce gas VX para obtener gominolas. Uno no almacena gas sarín para regar las plantas. Antes de que los criminales del régimen sirio usaran las armas químicas en Damasco, Occidente ya había fracasado.
Πολιτεία
La idea de una policía del mundo surge durante la expansión española en América. En los textos del XVI ya aparece la palabra «policía» como sinónimo de hacer cumplir la ley y velar por la seguridad de los inocentes. Nada que ver con los tipos que te ponen multas hoy. «Policía», del griego politeia (πολιτεία) es el buen gobierno y su mención recuerda a la construcción de un orden público, un arreglo para la convivencia, una serie de códigos de conducta. Sin πολιτεία estamos perdidos, nos convertimos en bárbaros, en salvajes, volvemos a las cavernas.
La civilización occidental es la cosa más alejada de la barbarie que hoy conocemos. Que no llame a error el adjetivo «occidental»: el imperio nipón, por ejemplo, forma parte de esta civilización que es tan suya como nuestra. De Nueva York a La Coruña pasando por Tokio existe la certeza de una suerte de πολιτεία: el crimen se castiga, los niños estudian matemáticas y literatura, en general, el mundo público, civil, funciona. Hay normas que tienen en cuenta la dignidad del ser humano, la defensa de los inocentes y el deber de socorro.
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Campo de Oncupinar, en Kilis, frontera sirio-turca. |
El horror, la barbarie, como los diablos de los mitos, adquiere formas. Durante décadas nos sentimos seguros dentro de nuestros limes. Apoyar a sátrapas más allá de nuestras fronteras es un método tan viejo como el mear. Dictadores que oprimen a naciones enteras con puño de hierro bajo un falso disfraz de modernidad y apariencia de formas occidentales no es, en principio, una mala idea. La esponjosidad de esos regímenes provocó muchas veces lentas pero inexorables transiciones a formas más amables de convivencia. Ni siquiera se puede afirmar que la civilización dependa de un único tipo de gobierno. No se pueden pasar por alto las viejas tradiciones ni las tristes historias de persecuciones. En Europa la gente se estaba arrancando los ojos por un mendrugo de pan hasta ayer por la tarde. Pero también es verdad que hasta ayer por la tarde no existían los medios para poner fin a las disputas por mendrugos de pan. Hoy existen no sólo los medios, sino también la oportunidad de defender una doctrina de intervención universal.
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Los 150.000 sirios del campo de refugiados de Za'atari, lo convierten en la cuarta ciudad más poblada de Jordania. |
Si hablamos de medios, debemos reconocer que la capacidad económica y militar de occidente es incomparablemente superior a la capacidad combinada del resto del planeta. Cuando el presidente sirio dice que Oriente Medio se convertirá en un polvorín si intervenimos, está ejerciendo de gallito. Cuando los generales rusos de rostros impertérritos parecen ser un gran impedimento para mandar al hamponato de Damasco al otro barrio, uno diría que están demasiado borrachos. Y si los criminales de Pekín no se avienen a razones, deseémosles buena suerte colocando sus productos en el maravilloso mercado siberiano.
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250.000 refugiados en el valle de la Becá, Líbano. |
Opinión pública
Dicho esto, no se puede ignorar que existen farragosos procedimientos diplomáticos que hay que cumplir. Aparentar que la ONU sirve para algo más que para infectar a los haitianos con cólera es una representación teatral necesaria. La población y los países que no tienen capacidad de actuar contra Siria tienen que albergar la ilusión de que existe un orden internacional que comparte fines comunes. Aunque también es cierto que la ONU suele llegar tarde y a nadie le preocupa demasiado eso.
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Campo de refugiados de Domiz, Irak. 35.000 personas. |
¿Cómo saber que no estás en el bando equivocado?
Esta pregunta es clave ya que de ella se infiere que existen bandos y que los bárbaros pueden pensar que ellos son los civilizados. El bando correcto, en mi opinión, suele ser aquél que se preocupa más de quién marca más goles en un partido de fútbol que de cuántas veces va a misa el vecino de grada. Tampoco ignoro que el bando correcto siempre es el que a la larga gana.
Hay quien se informa por Russia Today y cree que los rebeldes sirios también usaron armamento químico. En caso de ser cierto —yo no tengo ningún motivo para creerme nada de lo que diga Rusia—, sobre ellos también debe caer un severo castigo. El enemigo de mi enemigo no es mi amigo. El mundo se ha vuelto muy complicado, pero esta idea del mundo complicado lleva repitiéndose desde tiempos de Darío, así que no nos coge por sorpresa. En todo caso, que se investigue después de actuar contra quienes no se tienen dudas de su implicación en los gaseamientos.
En ningún momento olvidemos que una intervención occidental iría encaminada a impedir que los dudosos rebeldes obtuvieran la legitimidad que da la victoria. Arrebatarles la victoria a los rebeldes también es un objetivo.
El día después
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Redibujando el mapa de Oriente Medio. |
Todo esto tiene un coste, con lo que supongo que se concederán licencias comerciales y concesiones de gasoductos. Actualmente, el gas que viene del Pérsico acaba en Ceyhan (Turquía) dando un bonito rodeo. Disponer de los puertos sirios para embarcar este gas natural de los emiratos del golfo, acabaría pagando el coste de la intervención si el dinero no acaba en manos de los cuatro listos de siempre.
Más:
- BBC - Syria chemical attacks: What we know
- The Indian Express - Syria refugees top two million, UN sees worst crisis since Vietnam
- The Sun - Saddam's WMD Moved to Syria
5 comentarios:
Respecto de la ONU, un profesor bastante sensato (lo cual es sorprendente) de Derecho Internacional que tuve, sostenía que el problema eran las expectativas de la gente, creadas por una publicidad demasiado optimista. La ONU es muy útil, pero sirve para lo que sirve: que tus cartas lleguen a Japón, que las señales de tráfico en Argelia sean parecidas a las de casa, o que casi todo el mundo actúe de forma similar ante las legaciones diplomáticas (es decir, para que los Estados se sienten y se pongan de acuerdo en cosas importantes pero pequeñitas y poco espectaculares).
Y además, lo más importante, para que todos los países, incluso los que están peleados y no "se juntan", tengan un embajador permanente en el mismo sitio por si acaso les da por decirse algo, aunque sea en privado.
Todo lo demás (lo de la seguridad universal, la justicia y demás pamplinas) es obviamente imposible.
El asunto de Siria lo veo yo desde otra óptica, es decir, decidirse a castigar a un bando es ayudar al otro, y ninguno es un amigo. Por otra parte, es cierto que los crímenes de guerra no pueden quedar sin respuesta. Aunque sólo sea por lo que en Derecho Penal se llama prevención general: "Eh tú, chorizo, que como se te ocurra hacer lo mismo ya sabes lo que ocurre..."
Hay dos formas de intervenir en Damasco: a favor del oculista o en contra. Supongo que estas un poco en contra.
¿Obligarles a negociar sentados en una mesa (bueno en una silla delante de una mesa)? Nooo... eso es de mariquitas.
Miguel Ángel:
La clave del asunto es que el bando rebelde no parece virtuoso así que la ayuda que reciban debe ser controlada. No podemos descartar que en un futuro cercano parte de sus combatientes sean nuestros enemigos, por lo que lo que están haciendo ahora en Siria también debe ser investigado.
Castigar los crímenes de guerra EEUU lo tiene bastante claro, afortunadamente.
Teseo:
El oculista nunca pidió ser dictador, pero le tocó y pronto se acostumbró al cargo ("es bueno ser rey"). Aunque él no tome las decisiones, es el responsable político visible.
¿Negociar? No hay nada que negociar.
Hay que negociar como mínimo el Dia Despues... o dejarlo todo al sorteo, a ver si sale una transición normalita con un gobierno decente. Pero me temo que después de las bombas americanas quedará un pais dividido, una república democrática islámica del Norte y una república siria federal del Sur, o algo asi.
Hey, el oculista SI pidió ser dictador e hizo muchos méritos. Su padre ya era dictador y para heredar se cargó al hermano tonto (ups) y después puso en el gobierno al listo. Si no quisiera ser dictador ya hace rato que lo hubiera dejado (por ejemplo cuando lo se jubiló Gadaffi) y se habría marchado de vacaciones a Arabia (como Idi Amin).
Un país dividido sería una buena noticia.
Continuar o no como dictador, dudo que dependa de él.
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