Para tratar del Edicto de Granada que supone la expulsión de
los judíos de España, tengo que retrotraerme muy atrás, a la historia medieval
de los judíos europeos (con hincapié en los españoles, cuya situación siempre
fue un poco diferente a la del resto del continente: la península tenía mucho
de "isla"). Por cuestiones de formato, oportunidad, medios y tiempo,
el trazo será de brocha gorda (en todo caso animo a quien le interese el tema a
consultar la bibliografía y por supuesto a compartir sus hallazgos).
Bajo Imperio
Lo que en su origen fue una secta judía más,
logra expandirse entre los paganos de tal modo que llega a ser religión
oficial. Que los señores que pintaban graffitis con peces llegaran a tener el
poder religioso y político del Imperio no surge por casualidad. Los judíos
ortodoxos continuaron relacionando su fe con la Tierra Prometida y por lo tanto
no veían necesidad de evangelizar a los paganos. Los que pintaban peces las
pasaron canutas, pero según la Nueva Alianza, ya no tenía sentido quedarse en
Palestina, así que prosperaron. Entre una nueva religión pujante que los
romanos ayudaron a dar forma y unos judíos levantiscos que no se conformaron
con la destrucción del Segundo Templo (70) sino que hubo que aplastar
militarmente (revuelta de Bar Kojba, 135), estuvo claro quién llevó las de
ganar. Bajo Imperio
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Arco de Tito. |
Las palabras que San Agustín y San Gregorio I dedican a los
judíos resumirán la forma en que los cristianos verán a los judíos durante la
primera mitad de la Edad Media. El Derecho Romano será la plasmación de la
forma de convivencia fundamental entre judíos y cristianos. La figura de la hospitalitas garantiza a los judíos
autonomía para vivir entre cristianos pagando un impuesto, sí, pero con la
suficiente libertad de culto, de propiedad y de cátedra como para que durante
el Bajo Imperio la convivencia no tenga mayor problema que la habitual entre
vecinos. La Iglesia tenía claro que aspiraba a convertir a los judíos pero
estos eran especiales y debían ser persuadidos. No se conocen campañas de evangelización
de judíos como las que tuvieron lugar
con los montunos del norte (la excepción que confirma la regla son los jázaros,
pueblo búlgaro que se convirtió al judaísmo y le dio leña al califato que debió
de dar gusto verlo).
Carísimos, ya escuchen esto los judíos con gusto o con indignación, nosotros, sin embargo, y hasta donde podamos, prediquémoslo con amor hacia ellos. De ninguna manera nos vayamos a gloriar soberbiamente contra las ramas desgajadas, sino más bien tenemos que pensar por gracia de quién, con cuánta misericordia y en qué raíz hemos sido injertados, para que no por saber altas cosas, sino por acercarnos a los humildes, les digamos, sin insultarlos con presunción, sino saltando de gozo con temblor: Venid, caminemos a la luz del Señor, porque su nombre es grande entre los pueblos.
San Agustín. Tratado contra los judíos. (Aquí San Agustín hace referencia al capítulo 11 de la carta de San Pablo a los Romanos).
Alta Edad Media
Entre los siglos VII y VIII aparecen los chicos de Mahoma
cortando cabezas en Oriente Próximo. El Corán dice que los cristianos están
equivocados, pero que se puede vivir con ellos siempre y cuando acepten un status inferior, sin embargo, los judíos no tienen remedio y hay que exterminarlos.
Claro, esto no sienta muy bien a los judíos que emigrarán en considerable
cantidad desde Palestina a occidente.
Los siglos de la Alta Edad Media ven prosperar comunidades
judías en Europa. Se tiene una imagen muy estereotipada del judío medieval:
personaje relacionado con asuntos de dinero y siempre al lado de los reyes. Sí
es cierto que la prohibición de tener cristianos a su cargo hizo que entre los
judíos hubiera mayor proporción de lo que hoy llamamos «profesiones liberales»,
sin embargo la gran mayoría vivía en el mismo charco de barro que los
cristianos. Sobre el asunto del dinero, que fueran prestamistas no surge de una
elección propia ni de algo escondido en el Talmud. Si unos pocos judíos fueron
prestamistas se debió más a la forma de ver la economía del cristianismo
medieval: el préstamo con intereses estaba prohibido.
En lo que concierne a España, los judíos fueron sólo un poco
más perseguidos que los cristianos por los moros. Nada más lejos de la realidad
que esa imagen bucólica de las «tres religiones conviviendo». Almohades,
almorávides e intermitentes señores de la guerra dan testimonio de pogromos,
esclavitud y persecución que tan solo aplacó un poder regio cristiano en
aumento. Insisto en este punto que el tratamiento a los judíos estaba dictado
desde Roma y era más o menos el mismo en toda Europa: los judíos eran
legalmente siervos pero se autogobernaban y vivían en paz las más de las veces
(al menos en mayor paz que la que les daban en Oriente: por alguna razón muchos
huían de territorio musulmán y se refugiaban en el cristiano).
Sobre el siglo X y sobre todo a partir del XI, se culmina la
evangelización cristiana de Europa, pero en España tienen lugar campañas
militares que conllevan la colonización de nuevos terrenos. Siempre digo que el
siglo XI es el siglo del «far west» español. Los reyes españoles se cansan de
firmar cartas puebla y fueros todo el día. En ellas, los judíos aparecen con
los mismos derechos que los cristianos.
A finales del siglo XI al Papa le parece buena idea
conquistar Tierra Santa. Este fervor religioso, la proliferación de charlatanes
milenaristas (condenados insistentemente por la Iglesia, por cierto) y que los
judíos son judíos y los cristianos beben vino, hacen que en el curso de la
efervescencia cruzadista comience el antijudaísmo. Un antijudaísmo social, la
mayor parte de las veces provocado por el vil metal, la envidia… la historia de
siempre. Cualquier excusa es válida para el animal de bellota. Y no nos
confundamos: en la Edad Media la gente no era «más bruta» ni «más tonta» que
hoy. En Inglaterra, los estados alemanes y Francia, comienza a haber leyes en
las ciudades sobre un tratamiento (todavía más) especial de los judíos: aparte
de los impuestos, los judíos pagarán a un policía para que les acompañe por el
interior de las ciudades. Se pone de moda, según llegan noticias de Tierra
Santa, el concepto de «judío deicida». Un concepto que se sumará a la retahíla
de estereotipos con los que tendrán que lidiar los judíos.
Siglo XI, ejércitos para ir a Tierra Santa atraviesan Europa
y por el camino asaltan juderías. El punto culminante de esta primera ola de
antijudaísmo tiene lugar en 1099 con la toma de Jerusalén. Si los judíos en
Oriente vivían machacados bajo la media luna, la llegada de los cruzados no
supuso para ellos ningún alivio. Es como si a las cruzadas fueran los
caballeros más cafres de Europa. Los canis del siglo XI. Cada nueva llamada a
las Cruzadas venía acompañada por una ola de antijudaísmo, así lo atestiguan
los pogromos en los estados alemanes, Francia e Inglaterra. Hay que decir que
tanto Roma como los reyes no toleraban este comportamiento, pero imaginaos que
si hoy la policía no puede entrar en ciertos suburbios, en aquella época la
situación era de mayor descontrol. Figuras como Bernardo de Claraval y Alberto
de Aquisgrán dejaron constancia de la condena a los ataques contra los judíos.
Con la aparición de esta fea costumbre de asaltar juderías,
surgió la manida acusación de que los judíos sacrificaban niños cristianos en
ceremonias malignas. Aunque estas acusaciones llegarían tardíamente a España,
por el resto de Europa serán excusa común para pogromos en Inglaterra (Norwich
1144, Gloucester 1168, Lincoln 1255), Francia (Blois 1171, Troyes 1288, Valreas
1247) y estados alemanes (Würtzburg 1147, Fulda 1236, Munich 1268, Berna 1294).
No es casualidad que en España haya que esperar hasta el siglo XIV para ver
este tipo de asaltos y acusaciones: los judíos eran siervos del rey y no podían
ser tocados por las autoridades municipales. Los atentados en su contra eran
atentados contra el interés del rey. En el fuero de Nájera, se equipara la pena
por muerte de un judío a la de un infanzón o monje, por ejemplo.
Aunque la percepción social del judío estaba cambiando a
peor, la Iglesia no cambia de forma sustantiva su posición. Inocencio III
repite en 1199 lo dicho por San Gregorio I: la presencia de judíos es deseable,
su conversión también, pero ésta no puede ser forzada. Nuevamente para la
Iglesia, el judío no es un enemigo (el moro sí, al moro hay que zurrarle). Los
judíos pueden practicar su religión, tienen garantías sobre su propiedad y, en
sus asuntos, se autogobiernan. Además, que se ande con ojo el que les insulte o
agreda, pues los judíos cuentan con el "escudo del Papa" (SicutIudaeis). En el XII, los fueros de Salamanca, Cuenca, Calatayud y otros contienen
disposiciones que dejan claro que las aljamas se autogobiernan de acuerdo a lo
expresado por Roma. Al mismo tiempo, y ya que el fin era su conversión, también
aparecen disposiciones prohibiendo matrimonios mixtos, pertenencia a gremios y
proselitismo religioso. Se trataba de hacerles presión para que abrazaran la
verdadera fe.
Los judíos españoles tampoco formaban un grupo
compacto y homogéneo. A partir del siglo XIII, aparecen tendencias averroístas
que provocan conflictos dentro de la comunidad judía. Estos conflictos
propiciarán conversiones. Los conversos tendrán una parte esencial en el
aumento de la conflictividad social contra las juderías. Bajo el papado de
Inocencio IV tiene lugar la condena por herejía del Talmud. La posición de la
Iglesia se endurece y la autoridad civil no tiene más remedio que amoldarse a
la nueva situación. Entre la contumacia de resistirse a la conversión y la
nueva consideración herética del Talmud, aparecen las primeras expulsiones
masivas de judíos.
Así, tenemos a Eduardo I Plantagenet revocando el permiso de
residencia de los judíos ingleses en 1290 y Felipe IV de Navarra y Francia
haciendo lo propio en 1306 (este rey es el mismo que se carga a los templarios).
Diversos estados alemanes e italianos tomarán medidas similares (curiosamente
en los Estados Pontificios se ordena su expulsión excepto de la ciudad de Roma).
En España todavía no se ven medidas de este cariz, el enfrentamiento es más
doctrinal y teológico que otra cosa, supongo que esto se debe a la cantidad de
moriscos que había, quienes por comparación, caerían todavía peor que los
judíos.
Siglo XIV. Hostilidad abierta
En el siglo XIV, los mayores ataques contra los judíos
españoles vendrán de la mano de incursiones francesas que pretenden poner fin a
la presencia musulmana en España. Así, hay incursiones desde los Pirineos hacia
el sur de gentes (pastoreaux) que aprovechan la situación para atacar las
aljamas del norte de España. A estos episodios violentos les pone fin Jaime II
de Aragón con el efectivo y tradicional método de repartir estopa. Hacia mediados
del siglo, aparece la Peste Negra y ya podéis adivinar a quiénes se acusaban de
diseminarla. Famoso es el pogromo de 1348 en casi toda Europa. En la segunda
mitad del XIV, los lugares más
tolerantes con los judíos serán los reinos de Portugal y Castilla, pero lejos
de caer en generalizaciones, es evidente que los judíos las pasan canutas en todas
partes. Por esa época ya es evidente que tan solo el apoyo económico a la
hacienda real les libra de mayores persecuciones, persecuciones que en un
contexto de guerras civiles castellanas y peste dan lugar a un aumento de
asaltos (el rabino Samuel Ibn Zarza en su comentario a la Torah, relata las
persecuciones de los años 1366-68).
El annus horribilis de los judíos españoles será 1391, en el
que se generalizan los pogromos, linchamientos multitudinarios, conversiones
forzadas y una primera ola emigratoria masiva de los judíos, primero hacia
Portugal y después hacia el norte de África. A partir de aquí ya nada será
igual. En la práctica desaparecen las juderías de Sevilla, Toledo, Burgos,
Valladolid, Valencia… y aparece un nuevo grupo social, el de los
judeoconversos. Parte del viejo odio contra los judíos se traslada ahora contra
los conversos. Los cronistas de la época manifiestan dudas sobre la presunta
devoción de los antijudíos, pues parece ser que lo primero que quemaban en los asaltos eran
las promesas de pago y letras de cambio de los prestamistas.
La postura oficial de la Iglesia era que los judeoconversos
eran plenamente cristianos pero socialmente esto no era aceptado. El judío,
tras su bautismo, continuaba siendo judío y conspirando. Alonso de Cartagena,
Lope de Barrientos y Juan de Torquemada entre otros, publicaron por aquellos
años innumerables cartas y tratados defendiendo a los «cristianos nuevos». La
cosa no debió ser como para tomarla a broma, ya que hubo enfrentamientos muy
serios entre viejos y nuevos (Toledo 1467, Córdoba 1473). En este contexto de
conflicto con los judeoconversos, publica el Papa Sixto IV su bula Exigit
sincerae devotionis, que viene a establecer el procedimiento inquisitorial en
Castilla (como ya estaba funcionando en Aragón desde mucho antes). Será la
Inquisición la primera institución en no verse afectada por las fronteras
internas de los reinos españoles.
Los Reyes Católicos aceptarán las demandas de los
procuradores de las ciudades y de la Inquisición para asegurar la separación entre
conversos y judíos. Las ciudades usarán este
"apartamiento" a su favor expulsando a los judíos a los peores
barrios. En 1483 tienen lugar las primeras expulsiones de las diócesis
andaluzas. En 1484, la expulsión será de algunas diócesis aragonesas. Muchos
judíos españoles llegarán a Granada, reino vasallo de Castilla, donde se
quedarán menos de diez años antes de su definitiva anexión. Cuando llega ésta
mediante una victoria militar, los Reyes Católicos dictan la expulsión
definitiva de los judíos españoles que no se conviertan. Estos
españoles dejarán su país y se irán a vivir al norte de África y a Europa
Oriental, lugares a donde llevarán nuestra lengua, nuestras costumbres, nuestra
música y nuestra gastronomía. A partir de entonces, la expulsión de españoles de España será una constante en nuestra historia.
Yasmin Levy - Adio Kerida
Referencias:
Yasmin Levy - Adio Kerida
Referencias:
- Capítulo dedicado a los judíos medievales escrito por Enrique Cantera Montenegro en el libro Tópicos y realidades de la Edad Media.
- Manuel Vallecillo Ávila, Los judíos de Castilla en la Alta Edad Media.
- Pilar León Tello, Disposiciones sobre los judíos en los fueros de Castilla y León [PDF].
2 comentarios:
El siglo XI es el del far west: los cristianos son los vaqueros, los moros son los indios y el Cid era clavadiso a Buffalo Bill.
Te haré notar que mas de un obispo arriesgi su vida por intentar proteger a los judios durante los pogromos. Durante la llamada cruzada de los pobres varios de ellos tuvieron que salir a galope tendido de su palacio episcopal en llamas. No se puede decir lo mismo de los dignatarios musulmanes.
En el Islam en teoria judios y cristianos estan sometidos al mismo estatuto. Ahora bién si lees el Coran por una imprecacion contra los cristianos hay cinco contra los judios. Ademas de que Mahoma se pasa la vida matando judios, pretendidamente tras una traicion de ellos, de la que Ala le avisa en un oportuno sueñ (no que se le ocurriria inventarselo para poder apoderarse de los bienes de los judios, no que va);. Por ello hay mas "hostilidad natural" hacia los judios. Pero por otra parte como la totalidad de la Cristiandad no ha sido sometida e incluzso contrataca los Cristianos sufren de la hostilidad de ser una quinta columna potencial.
La toma de Jerusalem es un caso especial. Para empezar en los dias anteriores a su toma los musulmanes multplican las provocaciones. Creo recordar que eran escarnios particularmente graves a los simbolos del cristianismo perpetrados a la vista de los sitiadores. Por ello cuando Jerusalen cae los Cruzados estan "calientes". Tambien hay el hecho de que en la guerra mediaval cuando una ciudad es tomada por asalto lo normal era que que no hubiese cuartel. Como la toma por asalto era muy costosa para los atacantes ello permitia, hacer que las ciudades se lo pensasen dos veces y que o bien se rindiesen espontanemente o bien que se rindiesen tras unos cuantos dias o csemanas de asedio (para cubrirse respecto a su soberano en caso de que este retomase la ciudad). Sin embargo en le caso de Jersualen los jefes de la Cruzada inetentaron impedir la matanza pero para cuando lograron controlar a la tropa miles de personas ya habian sido asesinadas.
Si lees el Poema del Mio Cid lo unico malo que hace contra los judios es engañar a dos de ellos para que le presten dinero dando una piedra por garantia. Después cuando le sobra y podria devolverlo con facilidad vuelve a engañarlos y no devuelve lo que le habian prestado. Quizas era una forma de decir "Mirad si el Cid era listo que logra engañar a los mismisimos judios". O quizas refleja hostilidad hacia ellos "No merecen que se sea honrado con ellos" pero tido caso es un antisemitismo mas bien leve.
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