Cuesta imaginar que en el teatro Staatsoper de Viena, ante una interpretación de la orquesta residente, un tipo vestido de bonito, con su frac y monóculo, lance un pollo al escenario. Al mismo tiempo, es improbable que en la actuación de Paquirrín la gente escuche y vea en silencio o al menos con orden los derroteros del andaluz para, una vez terminado el acto, levantarse, aplaudir suavemente y susurrar a sus acompañantes palabras como «sublime» o «wunderbar». Estas escenas son imposibles y sin embargo la persona que acude a ambos lugares puede ser la misma. ¿Qué ocurre?
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Cosas de madera brillante, calvos peludos, estatuas... eso tiene que ser algo cultural. |
En los dos lugares tenemos un grupo de gente y una actuación en un escenario, sin embargo la actitud que esperamos encontrar es completamente distinta. Paquirrín es un pobre diablo contra el que vale todo, pero la Ópera Estatal de Viena es una compañía que hay que ir a ver y a escuchar con un aura sagrada, bajo la mirada de Dios. No es esta una cuestión de buenos modales (moral), sino una que tiene que ver con la elevación hacia los cielos, con ser iluminados por la Gracia Divina.
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Mirad, unas teteras detrás de una vitrina. Sin duda, estamos ante Cultura. |
Un museo de estas disciplinas debe tener una labor divulgadora por una parte y académica por la otra. No imagino algo más alejado del culto que estas labores. Está claro que a la hora de levantar un edificio debe haber una estética agradable, pero de ahí a hacer al museo protagonista de sí mismo, media un mundo. La autoridad china se toma esto justo al revés: hacemos un bonito edificio y lo rellenamos con basura. Siempre y cuando haya un cartel a la entrada que ponga "museo del pueblo" y no "tonterías para engañar al pueblo idiota", la gente entrará y mirará embelesada pañales desechables de la dinastía Yuan o los pelos rubios del escroto de Mao. Cuando el chino de infantería pasea por esas salas, le rodea un aura de Gracia, está en sintonía con ciertos espíritus, se vuelve por momentos mejor persona y más lista. Poco importa que no esté aprendiendo nada o que lo que aprenda sea mentira.
«Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho»
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Premios Planeta. Ahí está la Cultura. La Cultura es eso. |
Una vez sustituyes a Dios por la Cultura, puedes hacer exactamente lo mismo que antes sin que nadie te llame la atención. Levantar templos, imponer liturgias, establecer el camino a la Gracia, salvar almas... Basta con que un indocumentado cualquiera, o mejor aún, un catedrático de reconocido prestigio (un sacerdote cultural) señale cualquier mojón y diga que eso es Cultura, para que eso sea Cultura. Extender el brazo, dirigir el dedo índice, abrir la boca, emitir sonidos y quizás publicar en alguna revista universitaria algo relativo al tema, sirve para que algo pase a ser un objeto que redimirá al pueblo. Aquellos que alaben ese nuevo objeto cultural, recibirán la Gracia y sus almas serán salvadas.
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Pikachu, vuelve a tu pokeball, tú no eres Cultura. |
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Como tantas otras cosas, Marilyn comenzó no siendo Cultura, pero después pasó a serlo. |
Una vez que tenemos templos, sacerdotes, ritos, liturgia y fieles (todo ello tan laico como santificado), es cuestión de tiempo que aparezca la herejía. Quienes viven a expensas de la Cultura de Estado, se tornarán, ante nuevas interpretaciones de lo que es Cultura, en el Jorge de Burgos de Umberto Eco. Ese libro no es Cultura, esa exposición no es Cultura, ese programa es telebasura (ergo no es Cultura), llevar ese peinado no es Cultura, etc. Como sucede con la Religión, muchos fenómenos candidatos a ser Cultura se quedarán por el camino, pero otros alcanzarán el estatus de Cultura. La movida de los ochenta comenzó al margen de la Cultura para llegar a ser y quedarse como Gran Cultura alabada por todo el mundo: entrevistas, programas, conciertos, dominicales, exposiciones, etc. El reguetón está en proceso de ser Cultura, la cultura punk parece que también está en ese proceso (lo que no deja de ser paradójico debido a la contradicción que generaría eso).
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La influencia de la estética punk en la moda fue una exposición en el Museo Metropolitano de Nueva York. |
Cuando se hacen las obras de un aparcamiento y se descubren restos arqueológicos, las obras paran y los restos son estudiados. Bien, eso es conocimiento. Pero después las obras continúan y son modificadas, así, el aparcamiento futuro tendrá una parte de suelo de metacrilato para poder ver los restos excavados. Poco importa que ese suelo trasparente sea pisado por las ruedas de los coches sin que nadie se detenga a mirar nada. El ayuntamiento ha hecho su labor de promover la Cultura. En este caso, el chico de mantenimiento y el encargado de la limpieza serán los únicos tocados por la Gracia en ese oscuro subterráneo.
Cultura por ósmosis
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La diputación de Málaga patrocina algo llamado "Noches creativas" y aparece una individua con dos limones en la cara. Cultura. |
Serán muy pocos los asistentes que por formación tengan criterio como para objetar las bondades de la interpretación. Ah, pero eso da igual, eso se queda para cuatro frikis: lo importante es que el pueblo, democráticamente, ha tenido la oportunidad de asistir a la ópera. ¡A la ópera nada menos! ¡Eso es Cultura! ¡Cultura promovida democráticamente! ¡Dios salve al conselleiro!
Lo mismo se da en la pintura. Han sido numerosos los experimentos en los museos de arte contemporáneo a este respecto: se cuela una obra hecha por un simio en mitad de una exposición y la mayoría de la gente la alaba, esto está muy demostrado.
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Max, estás hecho una pena, comes comida para perros y no eres Cultura. |
Hay otro criterio que no es el académico. Cuando aquellas viejas reseñas hablaban de «éxito de crítica y público», tenían en mente la opinión de la crítica (pongamos por caso que fueran expertos), pero también la del público. Si algo era aclamado por el gran público, accedía al estatus de Cultura por esa vía, la de la aclamación. Cuando el estado pasa a decidir qué es la Cultura, la aclamación pública pasa a un segundo plano: cosas sin interés son Cultura y cosas con interés no son Cultura, porque ya sabemos que la democracia funciona en horario de tarde.
En resumen: existe una Cultura de Estado igual que existió una Religión de Estado. Identifican religiosidad con subdesarrollo o incultura aquellos talibanes culturales que viven y prosperan de este estado de las cosas. Cuando el poder público promueve y tutela la Cultura (¡por mandato constitucional!) nadie sabe de qué demonios están hablando, pero todo el mundo queda contento. La masa democrática accede al estado de Gracia acudiendo a una ópera que no entiende, visitando un museo del que no aprende nada y deleitándose con la última cagarruta del diseñador "enfant terrible de la moda", esperando que el próximo dominical le diga cuál es ahora el nuevo "enfant terrible de la moda".
Para ser, la Cultura ha de ser pública (es decir, ocupar la esfera pública, independientemente de su financiación), democrática, presentista y recibir el nihil obstat de una casta sacerdotal. Si no, no es (hoy) Cultura.
Philip Max, autor teatral:
2 comentarios:
Bueno, hubo una época en la que algunos queríamos ir a los conciertos con el mismo ánimo y para realizar la misma liturgia que los domingos en el campo de fútbol. El director es el árbitro y el del bombo es el portero, pero no es lo mismo.
A Pollock inspirado se le caen unas gotitas de pintura en un papel mientras repara unos desperfectos en la pared con un pincel, pones el papel en un marco y eso es cultura. Intentas hacer lo mismo y, bueno, ya no te dejan ni intentar ponerle un marco al papel.
La primera persona que comió marisco o huevas de pescado tuvo que pasar un hambre terrible. Además no hay forma de roerlo, con esa concha tan dura.
Sí, pasó un hambre atroz. Y es muy curioso que lo que pasa por chanza no se investigue más: en otros lugares, quien pasaba mucha hambre se comía a sus vecinos o a sus hijos. Lugares bárbaros y sin cristianizar que son origen de relatos de vampiros.
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