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S. M. Juan Carlos I. |
La ciencia ficción admite estirar la ciencia. Se pueden explorar las implicaciones de ciertas alteraciones de nuestro conocimiento científico para dibujar una trama y ganar dinero. De ahí a disfrazar la fantasía de ciencia, hay un trecho largo.
Es que desde el punto de vista científico, a esta película solo le faltan los unicornios y las rubias inteligentes.
De qué va la cosa
Dennis Quaid es un paleoclimatólogo que saca muestras de hielo de la Antártida. El tipo sabe mucho de hielo, pero lo miró un tuerto, porque la Antártida se rompe justo por donde colocó la tienda de campaña. Es decir, fueron él y sus dos colegas los que rompieron la Tierra. Romper un planeta, pensad en ello.
El primer highlight de la película es mostrarnos a los paleoclimatólogos como tipos audaces, que gustan de las emociones y pasan aventuras todos los días con piratas, setas gigantes y animales que hablan. En realidad, si un paleoclimatólogo quiere vivir de lo suyo (y no limitarse a dar clases en una universidad española de provincias), se pasa media vida buscando subvenciones, arrastrando el culo por departamentos de investigación de universidades y enviando cartas a todo el mundo. Si tiene suerte de que le financien un proyecto, se pasará el siguiente año encerrado en una caja, sobreviviendo a base de radiación de la pantalla de un ordenador y de un líquido oscuro al que llamaremos café porque hay niños delante. ¡Pero esto es Hollywood, amigos!
De trasfondo tenemos la vida familiar de Dennis Quaid, que no nos importa nada. Tan solo diré que su hijo viaja a Nueva York por una excursión y que él tiene muchas conversaciones con la parienta del tipo:
-¿Arreglaste ya la persiana del salón?
-¿Qué persiana?
Total, que el crío, que está en una edad difícil -después protagonizaría Brockeback Mountain junto al Joker-, va a Nueva York y Dennis va a la India. En la India da una conferencia ante representantes de la ONU en la que nos explica cómo vamos a morir todos sin remisión.
Como a la conferencia sólo asisten árabes que odian a los Estados Unidos y Dick Cheney, nadie hace caso del pobre Dennis. Aquí hago una pequeña parada. Roland, ¿es realmente necesario que los asistentes a la conferencia lleven cada uno el sombrerito típico de su país? Sigamos.
Bilbo Bolsón, que estaba al fondo de la sala, escondido detrás de los abrigos porque no tenía invitación, escucha el desmotivador discurso de Dennis. Le explica que lo que dijo sobre la última era glaciar coincide exactamente con la medida de temperatura de algunas boyas del Atlántico Norte que él está investigando junto a un negro limpito y a un hincha del Manchester United. Lingotazo.
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A mí plin. |
Los astronautas de la EEI se asoman por los ojos de buey y ven que en la Tierra se está liando pardísima en cuanto al tema de las tormentas y huracanes. Tanto es así que hasta los helicópteros de la RAF que van a buscar a la reina de Inglaterra a Balmoral se quedan ultracongelados en cuestión de segundos. Cierto paréntesis a las leyes de la termodinámica que no nos importa. Lo que queremos es ver morir a ingleses (en las películas, no en la vida real, no somos tan gaznápiros).
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Gente huyendo de la sala de cine, el día del estreno. |
Total, que el chaval llama a su casa desde una cabina pública porque los móviles están colapsados. Algo parecido a lo que sucedió en La Coruña con Orange en Nochevieja. ¿Pago para esto? Diablos. Sorbito. Dennis y la parienta están juntos en el Sitio Indefinido Donde Hay Científicos. Nuestro paleoclimatólogo favorito decide arriesgar su vida para ir a buscar a su hijo a Nueva York. Sus colegas aventureros (uno está defendiendo la tesis y al otro le quedan dos asignaturas de libre configuración para que le den el título) deciden acompañarle porque al fin y al cabo son colegas y qué diablos, el único paleoclimatólogo que conocemos con novia o mujer es Dennis, a ellos no les espera nadie en casa.
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Típicos espectadores de esta película. |
A los protagonistas les suceden cosas que no nos importan porque no hacen avanzar la trama, hasta que Dennis llega a Nueva York. Paralelamente, el presidente Al Gore muere y Dick Cheney pasa a ser el nuevo presidente que se vuelve bueno (progre) y sale en la tele diciendo que la muerte de docenas de millones de personas es una cura de humildad por ser tan imperialistas malvados hasta ese momento. Bien, será cosa mía, pero si soy presidente en esas circunstancias, probablemente conquistaría México y todo el Caribe para realojar a mi población. Conquista, como en los buenos viejos tiempos. ¿Qué es eso de pedir permiso? Cuando una hiperpotencia está en apuros, no pide las cosas por favor.
Lo mejor
- Ni siquiera los efectos especiales son lo mejor de la época. Supongo que en cine funcionan, en casa no es lo mismo. Además, las secuencias de destrucción son interrumpidas por chistecitos que no vienen a cuento.
- La parodia que hicieron en South Park.
Lo peor
- Lo poco creíble que resultan todas las escenas en las que aparece algún personaje. Nadie se comporta como debería. Oh, vaya, presenciamos el fin de la civilización, ¿otra taza de té Mrs. Peabody?
- El exceso de magia que emplea Roland para hacer avanzar el guión. Cuatro niños sobreviven durante un mes en una salita. Esa ambulancia que llega justo a tiempo.
- Las escasas mujeres que aparecen en la película, se comportan como hombres.
2 comentarios:
La peli la vi hace muchisisimo. Un detalle: el cambio climático y el calentamiento global, ¿se detiene exactamente en la frontera de Mejico? (me refiero al calentamiento global de Gore, nop a ninguna marranada).
Es muy bonito que sean los espaldas mojadas los que van a ayudar a los gringos con los helicópteros. Lo copiaron en otra película catastrófica en la que son los chinos los que construyen un par de arcas de Noe y al final los supervivientes se escapan a África que es la única zona del mundo no afectada por el tsunami.
El calentamiento global que provoca el avión privado del apóstol anticalentamiento global no se detiene exactamente en el río Grande. Los seguidores de esa secta dicen que afecta a todo el mundo por igual, porque piensan que todo el mundo es igual.
Cosa que no tiene mucho sentido: Siberia se convertiría en el nuevo Amazonas. Y el Amazonas en una nueva sabana fértil.
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