domingo, 4 de noviembre de 2012

Mas, el fundamentalista democrático

Internet sirve para dos cosas. La primera, comprobar cómo Iberia da cada día más asco y aumentar las ganas que te entran de que cierren definitivamente esa empresa y manden a todos los inútiles que viven de ella al paro. La segunda, ver la última cafrada de Artur Mas.

Por LD colijo que Artur Mas lleva puesto un gigantesco sombrero de vaquero y cabalga sobre una bomba atómica mientras grita y dispara al aire sus revólveres. Yiiiha! El presidente catalán parece haber dicho que se la sudan las constituciones (¿incluirá la Carta Magna de Juan Sin Tierra?) y los tribunales. Así, a lo bestia. En plan: "estoy tan tarado que paso de todo y todo me la refanfinfla". Este relato es poco creíble, así que me voy a un órgano oficial de la Generalitat a informarme (no sin antes detenerme un poquito en los comentarios de la noticia. Hay gente que cree que el Ejército es como Telepizza: los martes locos hay 2x1 y "se llama al Ejército" para "arreglar lo de Cataluña". Me cae muy mal esta gente).

Así, como tema para el desayuno, me parece regulero. ¿A esas horas ya hay que estar dando caña? Bueno, y qué decir de lo de nació + estat. La de vueltas que le dan a las cosas. El cansinismo como modelo vital.
En La Vanguardia, dicen que Mas comparó la democracia con las constituciones y los tribunales. Que a él se la suda todo, efectivamente, pero que reconoce que por encima de él está la masa. Esto me parece más real porque concuerda con el fundamentalismo democrático de muchos: creen que la democracia es votar cosas. No llegan a percibir que la democracia es votar cosas y que haya leyes que, entre otras funciones, limiten las cosas a votar. ¿Por qué? Porque si no, la democracia se transformaría en una simple dictadura de la mayoría. Que a estas alturas haya que explicar esto, me parece un gran fracaso, con lo que hay que buscar responsabilidades para enmendarnos y evitar que se repita en el futuro. Empezando por ese señor mayor que vive en un palacio porque una larga sucesión de señores dejaron el grumo en un sitio y no en otro, hasta llegar al momento en que un dictadorzuelo de un país subdesarrollado quiso defender la continuidad dinástica. Et cétera.

La descentralización no sólo puede funcionar, sino que hasta es recomendable (crea focos de estabilidad y contrapoderes). Ahora bien, para evaluar si una descentralización tiene éxito o no, hay que fijar antes los objetivos e ir hacia ellos: ¿reducir la desigualdad en el nivel de renta? ¿crear una liga de fútbol muy competitiva? ¿especializar clústers productivos por regiones? ¿que el equipo de la capital gane la Shempìons? Objetivos, política, acuerdos. De eso aquí hay más bien poco, ¿por qué? Pues porque tenemos a una clase política lamentable (pagan justos por pecadores, puede ser, pero eso refleja que tampoco los buenos políticos saben comunicar sus éxitos, luego son malos políticos) y a una clase ciudadana que más que ciudadana es clase vasalla. Vamos, que estamos como en el siglo XII, pero sin amor cortés ni justas. Afortunadamente tenemos vacunas y la mitad de la gente se lava al menos una vez a la semana. Nimio consuelo que logra alargar la esperanza de vida y los pies de foto.


8 comentarios:

Diego Carpintero Pallarés dijo...

El pie de foto es genial, se come al artículo en sí... ;)

Enrique dijo...

Hombre, además de clase política lamentable nuestro sistema de descentralización está "mal parido". Tenemos competencias descentralizadas que no nos dan ningún beneficio. Por ejemplo, la sanidad. Resulta más difícil hacer inversiones y enfrentarte a tensiones de tesorería con 17 cajas pequeñas que con una grande. Y, sin embargo, nadie ha podido explicarme aún que diferencias fisiológicas hay entre un leonés y un almeriense para que necesiten tener a gestores distintos que se encarguen de su tratamiento.

Irónicamente, en cosas donde sí sería deseable una descentralización, aparece la mano centralizadora de los partidos políticos. Por ejemplo, cualquier alcalde que tiene que firmar un contrato de suministro de agua para su ciudad y desde Ferraz ó Génova le dicen que tiene que contratar a la compañía controlada por catalanes ó vascos para pactar ellos en Madrid.

Jodidos estamos.

Pablo Otero dijo...

Así es. Yo no tengo muchos motivos para ser optimista.

Por una parte no veo que se hagan cambios visibles y con resultados rápidos. Creo que para mejorar el ánimo de la población hace falta ver algo. Aunque las reformas de más calado lleven más tiempo, siempre hay algún tipo de medida que se puede hacer. Sin embargo ¿qué tipo de medidas vemos en este sentido? Pues sin ir más lejos, la última es hacer más dificil el carnet de conducir, claro, las autoescuelas han saltado a apoyar la medida. Es como si los políticos austrohúngaros que padecemos sólo supieran legislar para reforzar pequeños cotos de privilegios.

Por otra parte, la gente, obviamente cansada y machacada, está hasta las narices de los políticos, quienes cada vez son vistos más como el enemigo (el bipartidismo está en mínimo histórico y todo hace parecer que la tendencia continuará). Este pequeño triunfo de la antipolítica eleva las posiciones extremas, lo que no conviene mucho en una época crítica. Entre estas posiciones extremas, están las relacionadas con la cuestión territorial. No es bueno mezclar entrañas y política. Tanto quienes abogan por una independencia desde las entrañas, como quienes abogan por la construcción de una España centralizada desde las entrañas; expulsan del debate a quienes podemos defender que haya un análisis previo de la situación. Es decir, probablemente, antes de dictar sentencias, haya que ver los números. Y después de ver los números, ver las implicaciones políticas (estabilidad institucional, economía a largo plazo, etc). Puede que en algunos asuntos nos convenga "tirar el dinero" a cambio de una mayor estabilidad, y en otros asuntos no.

Bueno, claro, y antes que nada, hay que sacar la tarjeta roja a cualquiera que justifique políticamente algo basándose en la Edad Media ("es que la frontera de mi pueblo pasa por este río desde tiempos de Sisebuto"). Esa gente no es que no haya que hacerle caso, es que hay que ponerles el capirote de burro.

migueltesorillo dijo...

Si se viola con la independencia derechos de la mayorias. ¨¿Por qué no de las minorias?

migueltesorillo dijo...

Durante nuestra ingloriosa Guerra Incivil. Hubo pueblos dentro de Cataluña=Catalucia, que se declararon independientes y funcionaron como pueblos independientes de facto por lo menos hasta los sucesos de mayo de 1937.

Pablo Otero dijo...

«Si se viola con la independencia derechos de la mayorías. ¿Por qué no de las minorías?»

Buena pregunta. Cabe a su vez preguntarnos si los ciudadanos de una parte de un país constituyen una minoría. Si no la constituyen, no se viola ningún derecho de ninguna minoría. Si sí que la constituyen, habría que ver, al mismo nivel, si el resto de partes del país también son a su vez minorías. Con lo que la independencia de Cataluña habría de ser votada de forma independiente por todas y cada una de las comunidades autónomas para así no vulnerar ningún derecho.

Si no se hace algo parecido a eso, estaríamos hablando no de vulneración de una minoría sino de otorgar privilegios a una minoría.

Tiendo a pensar que los catalanes no son una minoría pues en nada se diferencian ante la ley del resto de ciudadanos del país.

Ahora bien, si la minoría es constituida por los independentistas (grupo que tiene en común una aspiración concreta), sus derechos se salvaguardan en la propia Constitución (pueden hacer presión para cambiar las leyes). A la hora de votar, no se estaría oprimiendo a nadie ya que irían en igualdad de condiciones todas las ideas políticas permitidas. Luego no habría violación de derechos.

Es más, pregunto: ¿una idea política crea una minoría?

Enrique dijo...

Por poder, claro que una idea política puede crear una minoría, pero, ¿es eso relevante desde el punto de vista político y social?

Es que esa palabra está actualmente viciada hasta la médula.
Primero, porque se utiliza con connotaciones de víctima, como si las minorías estuviesen irremediablemente discriminadas por las mayorías. Algo que, como bien dices, es un absurdo en sistemas que protegen los derechos individuales.
Si la ley no discrimina a una persona por hablar catalán, tampoco discriminará al conjunto de catalanoparlantes, aunque sean mayoría los que hablan castellano.

Y segundo, porque también parece que se utiliza para dar imagen de "debilidad" que cree simpatías entre el resto.
No será la primera vez que habré visto a alguna feminista decir que las mujeres son una minoría. Curiosa forma de calificar al conjunto del 50% de la población. Sin embargo, el conjunto de personas que gana más de 100mil euros al año en España sí que es una minoría (y además "silenciosa", porque no he visto que monten muchas manifestaciones reivindicativas). Y no creo que haya nadie que considere que tienen poco poder.

Lino Moinelo dijo...

Buen artículo y mejor pie de foto.

En España no se defienden derechos individuales, si en teoría pero no en la práctica. O al menos, en la práctica se hace de fomra muy deficiente y alejada de lo que debería entenderse por igualdad ante la ley.

Por tanto, las mayorías, o minorías políticas que han obtenido una "legitimidad democratica" al ganar las elecciones, cometen dichos abusos merced al apoyo que dicha mayoría, supuestamente, les ha concedido.

Un absurdo.