martes, 22 de noviembre de 2011

Crónica: el 20N visto desde una mesa

Muchos sabéis que me tocó ser primer vocal de mi mesa electoral, aquí va la consabida reseña.

Ocho de la mañana: oscuridad, frío y resquemor. Un cartel en la puerta del colegio electoral -un centro de salud-, avisa que una mesa ha sido trasladada a otro local. Preveo lío. Voy a mi mesa y veo al presidente -que llamaré Buf-Buf- sentado leyendo la guía de las elecciones. Un apoderado del PP por ahí y dos interventoras del PP también. En la mesa de al lado hay una interventora del PP también y uno del BNG. Nadie del PSOE por ningún lado.

No aparece el segundo vocal de mi mesa y cazamos al suplente con la guardia baja -al que llamaré Silencio-. Constituimos la mesa. Alguien comenta "no hay nadie del PSOE, ¿esperamos un poco?". No, no esperamos, si no están a la hora, que se fastidien, vengo a decir. Las interventoras del PP están de acuerdo. Nadie opina nada más. Realmente no apareció nadie del PSOE hasta las ocho de la tarde.

Me llamó la atención que las dos interventoras de mi mesa fueran madre e hija. Muy simpáticas. El apoderado del PP, nos explica que si hay algún problema o duda, todo se puede resolver "con sentido común". Estoy de acuerdo.

Por la mañana vota gente mayor a cuentagotas. Buf-buf sale a fumar cada veinte minutos. A la hora del vermut aparecen familias con niños y carritos. En todo el día votaron dos negros y dos personas en silla de ruedas. Nos correspondían 702 electores en nuestra mesa -al parecer son muchos-. Cuando fui vocal en las autonómicas gallegas de 2005, nos correspondieron menos de 500. Llega mucha gente que no puede votar porque les habían trasladado la mesa, muchos -sobre todo personas mayores- dicen que entonces no votan. Yo les suelo decir que vayan a votar, que es un paseo (el otro colegio está a unos doscientos metros).

Lo del Senado

Varias señoras mayores quieren votar y no saben cómo. No les pueden ayudar las interventoras así que una mano fiable tiene que acompañarlas a coger las papeletas. Yo soy esa mano amiga. Una señora de 91 años a la que no se le entendía ni en castellano ni en gallego forma un tapón: no sabe votar y no oye bien.

-¿A quen quere votar usted? -le hablo en castrapo para que me entienda.
-A Rajoy.
Vale. Le meto la papeleta del PP en el sobre y le pregunto:

-¿Al Senado a quen quere votar? -sigo con el castrapo.
-...
-As papeletas naranjas, señora, ten que marcar hasta tres nomes se usted quere -me doy cuenta que la gente mayor entiende mejor el castrapo que otra cosa. Una interventora del PP ya le va colocando la papeleta en el sobre.
-A ninguén máis, só quero votar a Rajoy.
-Perfecto, entonces usted non quere votar ó Senado.
-A ninguén máis, meu fillo -insiste como un eco que cruza el espacio-tiempo.

Le digo a la interventora: "deja ese sobre ahí, no va a votar al Senado". No hay queja. Se acerca a la urna y le enseño mi DNI: "¿trae vostede o carné?". La señora empieza a confundirse el DNI con el sobre blanco. La picha democrática hecha un lio. Le cojo la cartera y le sacó el carnet. Comprobamos que está en el censo y vota. Por fin.

A mediodía aparece un apoderado de UPyD para "saludar". No vuelve a aparecer. Después llegan algunos periodistas de la telegaita y La Coz de Galicia. El cabeza de lista del PP vota aquí. Vota, nos saluda y se va.

Después de comer, el pueblo se echa la siesta. Hastío hasta media tarde en que llegan rezagados en masa. En la mesa de al lado, el interventor del BNG -un chico joven y motivado- explica a una pareja que el voto nulo significa que "no estás de acuerdo con el sistema". Se me escucha demasiado cuando digo en voz alta: "eso es mentira". Se acaba ahí la cosa.

A las ocho cerramos el chiringo y empezamos a contar el Congreso. Aparece un apoderado del PSOE. Recibe un poquito de puteo. Se lo toma con filosofía: "en dos años ya veremos qué pasa. La crisis puede con todos". Buf-buf va sacando una a una las papeletas (es lo que dice la normativa, pero es un método de mierda). La hija del PP y yo vamos contando. No salen las cuentas. A la segunda sí. Vale. Ahora contamos las del Senado. Mucho listo vota a tres partidos distintos lo que hace un poco más difícil la cuenta. Aparecen muchos votos nulos: papeles en los que se lee:

NO VALÉIS NI PARA TOMAR POR CULO

y

CHORIZOS

y

O SENADO NON SERVE PARA NADA

Comentan que la cantidad de nulos al Senado es muy alta.

Mientras contamos, la hija del PP y yo, convenimos en que la cuenta salga "a la primera". Sale a la primera. Los de la otra mesa con 200 electores menos acaban, recogen y se van. Silencio se va. Buf-buf se desespera porque hay que rellenar actas. Manda las actas a tomar viento y confía en el poder mágico de salir a fumar un pitillo como método para que las actas se rellenen solas. Al final acabamos con todo casi a las dos de la mañana. Aparece la policía local para llevarse a Buf-buf al juzgado. Yo le doy el sobre nº3 al cartero -quien iba y volvía de una famosa cervecería coruñesa para "hacer tiempo", al final yo creo que iba un poco calzado-.

Dejamos el colegio electoral hecho unos cirios con papeles por el suelo y todo hecho un desastre.

Una de las cosas que saqué en claro viendo el lío de la gente mayor con el Senado y lo fácil que es hacer trampas en los resultados, es que el voto electrónico es una quimera. Sería mucho mejor un sistema con código de barras que cuente en el momento de introducir la papeleta. Pero quién soy yo para hacer una recomendación así.

Y eso es todo. Paso de contaros una cosa extraña que sucedía con las papeletas de la cabina. Cada hora me levantaba y comprobaba que hubiera papeletas de todos los partidos porque alguien "reordenaba" los papeles.

4 comentarios:

Diego Carpintero Pallarés dijo...

Pableras, protagonista de la fiesta de la democracia... pero porqué nos oculta lo fundamental???

¿¿Estaba buenorrilla la del PP??

Elentir dijo...

Menudo día que te has pasado, Pablo. En fin, yo toco madera, porque estoy a punto de multiplicar 18 por dos en lo que se refiere a soplar las velas, y en estos casi 18 años que llevo votando nunca me ha tocado ser presidente ni vocal de una mesa. Leyéndote no echo de menos la experiencia...

No a todo dijo...

A mí me tocó ser presidente dos veces y en los dos casos a las 9,30 estaba de vuelta en mi casa. A las seis se empiezan a rellenar los papelitos con los datos que no van a cambiar (nombres, apellidos, DNIs, ...), a las ocho en puntisísimo se cierra el chiringuito y se empiezan a contar los papeles, a las nueve recuento hecho y se empieza a firmar apurando a la gente (firme aquí, aquí y aquí), a las 9,15 en el juzgado y a las 9,30 en el sofá. Me toca un presidente como el tuyo y me lío a garrotazos. ¿Ya te gastaste los 60 euros que te pagó la democracia? :P

Pablo Otero dijo...

@Abraxas, sí tenía un meneo, para qué engañar a nadie.

@Elentir, en 2005 me tocó con gente proactiva y fue mucho más llevadero todo. Con vivir la experiencia una vez, llega.

@Noatodo, pues veamos: juego de Xbox 19,90 más Camino de servidumbre 11,50. Todavía me queda xD