jueves, 11 de agosto de 2011

Qué causa los disturbios

A estas alturas ya todos hemos leído chispeantes diagnósticos de psicólogos sociales y ambientales. Catedráticos y etólogos que alzan sus plumas y empiezan a desbardallar como si no hubiera mañana. Se ponen en fila india delante de la redacción de cualquier periódico y la colapsan por el método de columnas de opinión y colaboraciones especiales.

No les culpo, todos tenemos que pagar la hipoteca.

Después están los chusqueros que ni tienen la decencia de colar en sus textos-basura conceptos como "conductismo", "neoasociacionismo cognitivo", "territorialidad"... No, estos van directamente a intentar colarnos el cuento de la desigualdad social, el desempleo, el desarraigo, etc. Curiosamente, quienes culpan a "la sociedad" de que un fulano entre en una tienda y robe catorce iPods porque nunca le abrazaron o el Estado no le proporciona un empleo, nunca nos hablan de las innumerables ocasiones en las que barrios enteros azotados por la miseria y la ignorancia no dan lugar a estos estallidos de violencia. Ni de esos municipios con escalofriantes niveles de desempleo e índices de criminalidad bajísimos.


Las batallas campales contra la policía y los saqueos masivos no ocurren por carencia de abrazos o de paga estatal. Ocurren porque hay gente que es así.

Basta con darse un paseo por las innumerables discotecas de España, por ejemplo. Por esas discotecas donde día tras día se producen enfrentamientos. Hay gente que sale a liarla y si se juntan doce cuatro, pues te revientan una tienda. Eso es así. Máxime cuando entran y salen de la comisaría continuamente. Hay individuos que tienen expedientes policiales que parecen una antología del pequeño delito.

La coerción de la policía se debilita entre quienes creen que tienen poco que perder y entre quienes han comprobado que lo máximo que les puede pasar por reventarle la cara a un paisano es que una trabajadora social les dé la chapa durante diez minutos.

Falta les haría a algunos opinadores darse cuenta que la "gente normal" de 12 a 25 años bebe los fines de semana hasta caerse de culo y que a no pocos se les va la almendra y causan estropicios y disturbios varios. Eso es lo normal hoy en día, sin distinción de clase social, ni nivel de ingresos o estudios, ni de número de abrazos recibidos.

Así que yo personalmente creo que el debate es otro. Pero bueno. Continúen hablando de quimeras.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cierto. Es que algunos periodistas desbarran de lo lindo. Ojo a lo que escribe una tipa llamada Begoña Huertas en Púbico:

"Los individuos que en las revueltas de Inglaterra recogieron al herido del suelo y aprovecharon para robarle lo que llevaba en la mochila están enfermos, sí, como ha afirmado Cameron, enfermos por tener cosas, ansiosos por poseer lo que quiera que sea que pueda caer en sus manos, un portátil, un móvil de última generación, unas gafas de marca. Enfermos por aumentar sus posesiones, sus beneficios, igual de enfermos que las grandes corporaciones, movidas únicamente por el afán de lucro."

Yo flipo. ¿Esta gente se cree lo que dice? ¡¡Si parecen curas de pueblo de hace décadas, coño!! Y mira que son anticlericales hasta la médula, pero luego resulta que han heredado los mismos tics anti-liberales de la curia más casposa. "Hijos míos, no ansiéis la pecaminosa vida material...." Lo del camello, el ojo de la aguja, los ricos y el reino de los cielos y tal. "El liberalismo es pecado", como dijo un meapilas hace mucho. Vaya tela perrofláutica.

Pablo Otero dijo...

Ya sabes: el consumismo malvado, etc.

The Doll dijo...

Añadamos una degradacion de la educación que deriva ineludiblemente en la falta de ella, de etica, de humanidad.
saludos