viernes, 1 de julio de 2011

De la importancia de Castilla en España

Una vez hemos hablado de la imposibilidad de Castilla de dominar a España y que este hecho fue la clave de la configuración del juego de poder en nuestra piel de toro. Pasamos a hablar del "triunfo" en España de la concepción castellana del universo.

Cuando se trata de definir a un pueblo, es necesario que lo hagan extranjeros: ¿cuáles son las señas de identidad del español desde la Edad Media? ¿Qué características destacan sobre otras? ¿Cómo nos han visto desde fuera desde hace siglos? El buscar respuesta a estas y otras preguntas, convenientemente formuladas a extranjeros a lo largo de tanto tiempo, nos lleva sin duda a ver cuáles eran las características de Castilla durante la época de la formación de la Monarquía (esto es, a inicio de la Edad Moderna).

Castilla tuvo no pocas particularidades frente a otras naciones europeas e incluso frente a otros reinos que conformarán la Monarquía española (como Aragón, Cerdeña o Portugal). Si vemos la organización social de los pueblos con sus formas jerárquicas, en Castilla destacaría la "democracia frailuna" que indica Menéndez Pelayo. En Castilla nos constan mayores transferencias entre estratos sociales que en reinos precedentes o coetáneos.

La propia falta de un feudalismo clásico (o el hecho de existir ese feudalismo particular español, con primacía del rey y la Iglesia frente a pequeños señores), hace que haya una mayor idea de ciertas libertades sobre todo en las ciudades realengas. La existencia de una extensa baja nobleza -usualmente ascendida por méritos en combate-, junto a ese mando difuso que suponen las órdenes de caballería, hace que no haya grandes señores que puedan retar a otros sus iguales, ni, por supuesto, al rey. Gráficamente lo contrario se puede observar en la conformación de los estados alemanes, con una nobleza muy extendida cuyos feudos acabarían siendo estados completamente independientes hasta antes de ayer.

¡Qué lío!

En las ciudades realengas, no importaba tanto la condición económica de los afectados en un proceso, por cuanto eran juzgados de acuerdo a la misma tradición y al mismo código. Esta es una forma arcaica de igualitarismo que se daba por sabida en Castilla mientras que en Inglaterra -por ejemplo- llegó bajo la Carta Magna, no sin ciertas dosis de drama.


Alfonso X

Un ejemplo muy claro de la visión castellana que triunfó en España lo tenemos por ejemplo en las llamadas Guerras Irmandiñas. En esta revuelta de la burguesía y el campesinado frente a la nobleza gallega local no era poco frecuente marcar las zonas "libres" con señales como la que se colocó a las puertas de Betanzos: "Esta ciudad es de las del Rey", indicando a paseantes despistados que allí apoyaban las pretensiones al trono de Enrique IV de Castilla. (Jamás entenderé por qué estas batallas gallegas de la guerra civil castellana entre Alfonso y Enrique, son jaleadas por los independentistas galaicos).

En resumen: una enorme masa campesina, una enorme masa de clero trapense, pocos señores (laicos o religiosos) con un poder muy limitado, y arriba el rey. Y los campesinos pudiendo apelar a la justicia del rey frente a los abusos de los señores. El triunfo "social" de "lo castellano" lo vemos hasta en épocas tan recientes como la expulsión de los ingleses de La Coruña o Santa Cruz de Tenerife, o la defensa de Gerona frente al francés.

Catedral de Lima

Frente a las casi-oligarquías aragonesas o frente al poder muy limitado de los reyes portugueses, en Castilla la configuración social es altamente democrática, popular y porosa. Este será el ingrediente fundamental sobre el que se construirá el primer gran Estado-Nación del mundo. Asimismo, el modelo social será trasladado en barco a América, siendo Castilla la que lleve el peso de la colonización del Nuevo Mundo. En este punto conviene recordar el nexo de unión histórico que se produce entre la Reconquista y la conquista de América: a terreno ganado, se levantan iglesias, posteriormente universidades e imprentas; todo en conjunto supone una "visión castellana" que se confunde con la española por el triunfo del modelo castellano en España.

Catedral de Jaén

Abundando en la idea de la democracia frailuna, no podemos ignorar que existieron élites dirigentes. A diferencia de otros lugares, la característica distintiva de Castilla -heredada por España-, radica en que estas élites surgían de la propia masa popular. Cuando no surgían de esa masa, sus costumbres y la tradición, las obligaba a mezclarse de forma tal que salvo por la ropa, a un observador foráneo les costaría distinguir al campesino del señor. Como ejemplo de esto, ahí tenemos los corrales de comedias, los toros y las iglesias: actos sociales compartidos por señores y vasallos en una mezcla que resultaría incomprensible -y repugnante- para la nobleza alemana o francesa.

En el viaje por el tiempo que supone la historia de España, vemos, sin duda alguna, paisajes similares. Supongo que cuando ocurre eso, podemos hablar de un espacio común cultural, tradicional y social. Una suerte de memoria común sobre la que existen gestos y manejos que no están ahí porque sí.

La maldición de lo efímero e inmediato que responde a un relativismo de última hora no es razón ni excusa para no comprobar -ahí están los libros, ahí las iglesias con sus tumbas- que la memoria está en la plaza del pueblo. Y esa plaza del pueblo es la misma en Reus, en Alicante, en Villaconejos o en Guecho. Contra eso no se puede luchar, porque está ahí, como los campanarios, como el mar. La memoria de un pueblo forma parte del paisaje o de la naturaleza de una forma tal que no se puede extirpar de la tierra.

5 comentarios:

socialesmoriles dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Lino Moinelo dijo...

Como te decía en la otra entrada, si el modelo Castellano hubiera triunfado por si mismo se hubiera trasladado a toda España, y no ocurrió así. No voluntariamente, salvo que esté completamente confundido. Las diferencias todavía son notorias al pasar de Castilla a Aragón: lonjas, minifundios, alquerías, regadíos. Del cielo a la tierra.

Por otro lado, me llama la atención lo que dices del poder. Es cierto que los reinos de Castilla y León estaban organizados por concejos de forma aparentemente democrática en un principio. Pero por unos motivos u otros, el resultado es que la Corona de Castilla acabó teniendo un poder centralizado que no tenía ni de lejos su homólogo aragonés. De hecho, hasta que no se unieron las coronas tras la guerra de sucesión, las leyes y normas fueron sensiblemente distintas, aboliendo finalmente los fueros de los reinos aragoneses, leyes propias locales, por imposición del modelo castellano. Las oligarquías locales aragonesas (sobre todo catalanas) es cierto que gobernaban en sus feudos de forma autoritaria equilibrando el poder de la corona, pero esto no era así en el resto de la Corona de Aragón. En realidad, antes del descubrimiento de América el modelo que realmente triunfaba en el mundo (en Europa, claro) era el valenciano. Y no es por que sea de allí. :-)

Lo de la mezcla de clases entre las nuevas aristocracias y el pueblo llano, en realidad es más un defecto que una virtud, como intentas hacer parecer. En primer lugar, puede que ciertos meritos militares sean aceptables para pasar de una clase llana a otra aristocrática. El problema es que el caciquismo acabó imponiendose, y con ella la ausencia de democracia. El paso de una clase a otra no era por méritos, sino por ecnhufe, peloteo y amiguismo. En las sociedades anglosajonas, mucho más clasistas, le condeden a cada clase su importancia y por ello se mezclan menos. Se esmeran sin embargo en que cada clase tenga realmente su valor, que merezcan de verdad estan donde están. Lo intentan al menos. Si esto lo hubieramos manejado mejor no tendríamos la clase política que tenemos con personajes como Pepiño Blanco o el mismo ZP.

Estimado Pablo, estoy de acuerdo en que es necesario acabar con esa demonización de lo castellano, pero no hasta el punto de ignorar ciertos errores históricos que nos han llevado a la situación actual.

Saludos cordiales.

Pablo Otero dijo...

La centralización del poder en la corona de Castilla ciertamente es consecuencia de los años precedentes: no podía existir ninguna gran casa que pudiera poner en jaque el poder real. Las guerras civiles castellanas siempre fueron por cuestión de herencia de la corona. El rey de Castilla era un rey mucho más poderoso que sus homólogos europeos <- esta es la raíz de lo que explico. Y simplemente trae una serie de consecuencias: por ejemplo, aquí aparece el Estado moderno antes que en otros sitios, etc.

-+-+-+-

La porosidad del cambio de clase social, no es que sea un defecto o una virtud, sino un hecho que arrastramos hasta nuestros días. Una forma social castellana que se expandió a toda España y sus posesiones.

Hasta que aparece la burocracia moderna no estoy seguro de que se reconozca a la meritocracia como forma de avance social en la cosa pública: en Inglaterra había enchufes, y en Francia, etc.

Un saludo.

Lino Moinelo dijo...

Ciertamente, en aquellos momentos el resto de reinos europeos no eran mejores que ninguno de los españoles. Lo que quiero decir es que, aunque fuera espoleados por el deseo de superar al Imperio Español que surgió, tuvieron que optar por caminos alternativos que a la postre fueron mejores. Aquí pensamos demasiado en glorias pasadas y parece que nos obstinamos en repetir los mismos errores una y otra vez para convencernos de que «era lo correcto» y nos obcecamos en pensar que los demás ganaron «haciendo trampas». El buen ganador lo es con o sin ellas. También ha de saber contrarestarlas o tener las suyas propias. El caso es que pocas veces en España han estado los más indicados donde tocaba, mientras que en otros sitios han aprovechado mejor su capital humano.
Saludos.

Pablo Otero dijo...

Hubo luces y sombras como ocurrió en todos los países. Ciertamente aquí hay mucho individuo que vive de glorias pasadas y mucho otro que vive de la leyenda negra. Debemos diferenciar el desapasionado estudio científico de la historia de lo que es literatura de entretenimiento. Yo mezclo ambas cosas y no lo oculto (por lo tanto estoy en el segundo grupo).

Personalmente creo que en los últimos cinco siglos España ofrece un saldo histórico positivo. A años luz de Albania o Mali. Similar al inglés o americano.

Un saludo.