Criticar el gasto público en infraestructuras, me parece algo muy sano. Pero el caso es que no se pueden dejar las cosas a medias. Ni tampoco criticar de forma aleatoria o basándose casi exclusivamente en el punto de vista de los afectados por las expropiaciones (que evidentemente habrá que compensar todo lo que buenamente se pueda). Todo esto viene por el artículo que escribe Díaz Villanueva en Libertad Digital.
Una de las modernas reclamaciones del nacionalismo gallego (caracterizado por un anticoruñesismo que nace de cierto localismo coruñés frente al gobierno autonómico), es la desaparición de los aeropuertos de Alvedro y Peinador para transformar Lavacolla en "el gran aeropuerto gallego". La cosa tiene su gracia pues cualquiera de las áreas metropolitanas al norte y al sur, multiplican varias veces a la comarca compostelana en población. Las conexiones interiores por ferrocarril no son mucho mejores que hace cincuenta años, y la conexión por el Eje Atlántico conlleva el pago de varios peajes. Es por tanto antieconómico basar las comunicaciones aéreas de La Coruña y Vigo en el aeropuerto de Santiago (Santiago está a casi 70 kilómetros de La Coruña -no a 50, como dice FDV- y a 100 de Vigo). Aparte que hay un tipo de pasajero empresarial que vuela con muchísima frecuencia a Madrid que quizás no se pueda permitir el lujo de perder tres horas entre viajar y esperar en Santiago cada día. (Esto último tampoco lo considero importante, pero que conste).
Playa del Orzán. La Coruña |
También es verdad que los aeropuertos gallegos compiten con el de Sá Carneiro, que en los últimos años -también con dinero público (portugués)- hasta pone transporte gratuito desde el centro de La Coruña (+300 km). Competencia lealísima donde las haya. Libre mercado, creo.
No menos cierto es que se ha reducido el número de pasajeros en los dos últimos años. ¿Hace falta explicar por qué? Factoide.
Por último, se queja Díaz Villanueva del electoralismo de estas inversiones. Está claro que lo ideal sería que el sector privado se encargara de arreglar estos asuntos o que, al menos, no se subvencionaran de forma tan bestia a ciertas compañías estabuladoras de pasajeros y a ciertos aeropuertos que también resultan antieconómicos. Pero de momento así están las cosas y el sistema obliga a Pepiño a vender esto como un triunfo en la misma medida que lo hace Esperanza Aguirre cada vez que inaugura un nuevo hospital. O tantos otros personajes.
7 comentarios:
El problema es que no tienen grandes ideas.
Cuando le pusieron luces al aeropuerto de Alvedro, se cargaron una especie de Pazo modernista cerca de Vilaboa. El resultado es digno de una postal.
Yo construria un super aeropuerto en Mesia o en A Laracha. Y un super ferry transatlantico entre Muxia y Nova Iorque.
Afortunadamente tú no tienes competencias en Fomento.
Si tuviera competencias en el MOPU, los niños irian al colegio en helicoptero en vez de autobus.
El hijo de la gran puta que ha escrito este artículo no tiene ni puta idea de lo que es Culleredo, me gustaría quedar contigo para reventarte la cara.
El hijo de la gran puta que ha escrito este artículo no tiene ni puta idea de lo que es Culleredo, me gustaría quedar contigo para reventarte la cara.
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