Tras tantos años de nacionalismo, desde aquellos profesores progres en los institutos catalanes, gallegos y vascos en los setenta y ochenta, hasta el día en que el presidente andaluz del PSOE del gobierno regional catalán llama a incumplir la ley; los que no somos nacionalistas y venimos de una de estas comunidades, nos vemos obligados a emplear cierto lenguaje propio del nacionalismo. Pasa algo parecido debido a feministas, ecolojetas, progres y demás ralea.
Esto es molesto, pero casi obligado para que te puedan entender. Y este es su mayor triunfo. Fijaos: hasta empleo el plural, cuando sólo hablo por mi mismo.
Ahora llegan unos tipos -el TC- y les ponen -a los nacionalistas- los puntos sobre las íes (con la añadida inseguridad de no derogar y solo interpretar). El drama. El apocalipsis.
En general es una buena noticia que alguien les diga que hay un límite a sus pretensiones políticas. A pesar que la CE "abre la puerta" a una descentralización ilimitada, sigue siendo la norma fundamental de este país. El conjunto tiene más peso que una de sus partes. El elefante en la sala era evidente hasta para el último limpiababuchas del reino: un país, en su norma fundamental, no puede llevar la semilla de su desaparición. Ahora se hacen los divinos, los "heridos" y arrastran, nuevamente, su discurso victimista.
La pena, es que las debidas explicaciones no están a la altura del problema creado y una parte muy importante de los catalanes, sigue pensando en términos mitológicos. Contra este pensamiento no vale la lógica, ni la evangelización. Cualquier tipo de movimiento que tienda a revertir el estado alterado de conciencia de esa parte de los catalanes será infructuoso. Lo más útil para todos es que se produjera un debate sosegado en la sociedad catalana. Hay que esperar que estén lo suficientemente maduros como para que se acepte la realidad tal como es y no como algunos pocos quieren que sea.
Flaco favor hacen quienes desde Madrid quieren corregir pensamientos y comportamientos. El camino abierto no es la tertulia de café ni artículos de desprecio, sino la sentencia judicial. Es el lenguaje universal, lo entiende todo el mundo. Una pena, pero ya no quedan alternativas conciliadoras.
Ellos se lo han buscado.
En fin, si podemos pasar a otro tema, por mi encantado.
3 comentarios:
Discrepo, Pablo, y como siempre, cordialmente. En primer lugar, el PSC no es "el PSOE catalán", sino un partido completamente autónomo que, a ojos de muchos -entre ellos, los míos- debería romper con Zapatero y dejarlo con el culo al aire. No recuerdo exactamente cuántos son los diputados del PSC, pero créeme, son unos cuantos.
Lo de la sentencia judicial me parece muy bien, pero por mucho respeto que se tenga a la judicatura -que debo tenérsela, más que nada porque es mi oficio-, veo más que poco estético que la voluntad de unos cuantos magistrados prevalga sobre la de todo el pueblo catalán en referéndum.
Sólo te pongo -por poner- un ejemplo: imagina que ERC se atreviera a propugnar la inconstitucionalidad de una ley estatal. ¿Qué se diría en ciertos foros?
Y por último, ya me voy a la filosofía jurídico-política: que tengan que ser unos jueces -humanos, al fin y al cabo- quienes digan que Catalunya es o deja de ser una nación...no comment.
La pancarta que enarbola la manifestación y que escolta nada menos que el presidente de la Generalidad, es toda una declaración de hasta donde ha llegado al deriva: "Nosotros decidimos", el lema independentista de los partidos nacionalistas más radicales, y que el propio PSC,(o se,el PSOE, cómplice absoluto de esta situación), ha hecho suyo.
Estamos sumidos en un proceso disgregador que no tiene otro objeto que acabar en una reforma constitucional por la vía de los hechos consumados, que desemboque en un nuevo Estado federalista para aquellos que opten por quedarse dentro, y por la independencia para aquellos que tomen la vía soberanista.
Le poinçonneur:
El PSC está federado al PSOE, me refiero a él como "PSOE catalán" para evidenciar la hipocresía de sus dirigentes que maniobran un discurso ambiguo (cuando no, contradictorio).
Que la decisión de unos magistrados prevalga sobre el resultado de un referendum es algo que llama la atención y no es nada bueno, pero es así como funciona un país cuyas leyes tienen un coto marcado por una Constitución. Yo defiendo la idea de que una decisión no tiene por qué ser correcta por mucha gente que la apoye.
Si ERC propugna una ley estatal, recibiría críticas descarnadas. Pero lo importante es lo que dirían los jueces.
Lo de "nación" creo que solo interesa a fines políticos concretos. Los ciudadanos puden pensar y sentir lo que quieran y en sentimientos y pensamientos no se legisla.
Natalia:
Hay quien piensa que ese escenario es deseable: unos para cumplir sus aspiraciones, otros, para soltar lastre político.
Los cambios drásticos son imposibles de llevar a cabo en España sin romper la Constitución y un proceso legal de reforma es algo a lo que dudo que los dos partidos que dirigen el cotarro estén dispuestos.
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