miércoles, 10 de junio de 2009

El deber de la Iglesia ante los abusos a menores

Me ha costado encontrar un artículo que hable de las declaraciones de Cañizares -entre tanta repetición de la opinión de José Bono-.

Un gran fallo de la Iglesia -y una vergüenza para todos los que somos iglesia-, es el tema de los abusos a menores. Aquí no valen medias tintas. Hay que preguntar sobre ciertos actos de la Iglesia Católica, no ya pagar fianzas a sacerdotes procesados por abusos. También está lo de que no se le puede restar importancia a la "causa general" abierta en Irlanda. ¿Que tiene mucho de alarmismo y amarillismo? Nadie lo duda, pero lo que es evidente es que esos abusos existieron. Y también en España y en otros muchos sitios, qué duda cabe.

Ante todo esto, la Iglesia no puede limitarse a tratar de lavar su imagen. El Vaticano podría tomar la decisión de decir: "todo miembro de la Iglesia cuya participación en abusos a menores haya sido demostrada ante un tribunal eclesiástico queda inmediatamente excomulgado". Esto en el plano religioso. En el civil, la colaboración con las autoridades debe ser plena y total. Nada de decir "es una trama contra nosotros". Aunque haya motivos para pensar así. ¿Quieren investigar? Investiguen. ¿Quieren seguir investigando? Sigan investigando. Ésta debería ser la postura de la Iglesia en este tema tan asqueroso y anticatólico. Abrir las puertas.

Si no se hace así, si continúa el goteo de declaraciones atropelladas -como la de Cañizares-, si continúa el tapadillo, la Iglesia perderá fuerza moral. Y entonces uno de los pilares que sostienen nuestras sociedades occidentales puede resquebrajarse. Eso sería gravísimo para la libertad frente a la autoridad pública. Ante la debilidad de la sociedad, la única organización que puede hacer frente a los abusos del Estado -a día de hoy- es la Iglesia.

Esto desde el punto de vista de la protección de la Iglesia. Otro motivo para ser transparentes es la justicia debida a las víctimas de los abusos. Que se sepa todo y que los criminales paguen.
Para finalizar, -emulando a aquel juez de Cazafantasmas 2-, si de mi dependiera homenajearía nuestras más sagradas tradiciones y mandaría levantar pilas de maderos en las plazas públicas a las que atar a los pederastas. Que el fuego hable por nosotros, que las llamas sean nuestro mensaje a todos aquellos enfermos que se han atrevido alguna vez a cometer tales crímenes.

5 comentarios:

José Manuel Guerrero C. dijo...

Todos a la hogera, y que busquen las causas por la que la pederastia aumentan en las sociedades enfermas. Relativismo puro y duro. Ya sabes. Y que empiezen a decir el gremio de trabajadores que cuentan con más pederasta, ya puestos, no sólo van a caer los curas pederastas, o es que no hay profesores pederastas?., y porque se denuncia sólo a la iglesia? Porque es lo suyo. Y ya digo, que estoy en que tienen que pagar sus crimenes, sean curas o guadiamarinas. Sólo que quien más ahinco ponen en denunciar a la iglesia, son los que no tienen claro lo que es un ser humano. Paro ya.
Un saludo.

Pablo Otero dijo...

Son evidentes las relaciones entre la prensa que interpreta las denuncias como acusaciones contra todos los curas, y los políticos cuya agenda anticlerical está a la orden del día.

La Iglesia debe demostrar que está por encima de esto y que no podrán por ella.

José Manuel Guerrero C. dijo...

Of course.

Sr. IA dijo...

En estas cosas hay abundante demagogia… Ponte el caso de Irlanda (Y España) La iglesia era, por su faceta asistencial, la encargada de redimir putas, golfillos, huérfanos etc… Os aseguro que hasta no hace mucho la disciplina grupal en tales colectivos, fuera el Estado, la iglesia o la Pepsi Cola era: Palo, palo y más palo. Esto daba pie a puntuales situaciones dominador/dominado de lo más insanas… Pura y dura naturaleza humana… En cuanto a la pederastia, hay más ruido que nueces, las condenas reales por este tema son pocas. No por ello menos sangrantes y abyectos los culpables. Y sí, Cañizares, poco acertado.

Teseo dijo...

¡¡¡Teniente Uhura!!!