Bichos, tiros, naves espaciales y tías buenas: el cóctel para una gran película. Pero esto lo puede conseguir cualquier película. Lo que hace especial a esta cinta es una de las mejores escenas del cine: dos tías buenas de rodillas rezando el Padrenuestro, mientras soldados en exoesqueletos robóticos -los que no aparecieron en la primera parte, pero sí se muestran en el libro "Brigadas del Espacio" de Heinlein- matan cientos de bichos. ¡Es genial!
Y el final, cuando la Federación oficializa el Cristianismo y el canal federal informa: "la Federación ha decidido que A: Dios existe, B: Está de nuestra parte y C: Quiere que ganemos la guerra". Impagable.
A la testosterona y el patriotismo de la primera parte se le une la Fe. Además, una Fe bastante guapa en plan: "creer en Dios es bueno, la paz no". O "Dios también es un ciudadano". O "¿Dios es un bicho? ¡Eso es blasfemia!".
Si esta película no consigue que vayas a misa, no sé qué lo hará.
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