La izquierda madrileña afianza a la derecha en el poder

"Me dijeron: manda PRIVI-NO al 4556 si quieres que no privaticen la Puerta de Alcalá"

La política madrileña resulta paradójica: en principio debería ser aburrida: gobierno de mayoría absoluta revalidada brutalmente y oposición inane. Izquierda Hundida me cae bien, al menos sus líderes me caen bien. Y el PSOE, realista, coloca a suicidas de candidatos en las regionales y al ayuntamiento de Madrid. Siempre con caras largas, mohínas y tristes.

Sin embargo hay salseo. Ese salseo lo proporciona un sector social que no debería formar parte de la primera línea de la política en una situación normal. Los sindicatos mayoritarios madrileños funcionan como los perros de presa de la oposición. Azuzando, montando algaradas, llevando al extremo las consignas metafísicas, etc.

La última es para mear y no echar gota. No les basta con sabotear el metro, el aeropuerto, los hospitales y la televisión, ahora directamente la emprenden contra la Asamblea. "La próxima visita será con dinamita", coreaban ufanos mientras lanzaban tuercas, petardos y piedras contra una institución democrática que "les sobra" porque no mandan "los suyos".

Es tan perjudicial esta estrategia, que una mente malvada podría pensar que los sindicatos están dominados por gente del PP que quiere que el PSOE jamás gobierne en Madrid.

Porque es exactamente lo que van a lograr. Y todavía no se han dado cuenta.